jueves, 15 de octubre de 2015

HABLANDO EN NEOLENGUA, LUIS GARICANO

Negroblanco: “Referida a un miembro del Partido, significa disposición a decir que negro es blanco cuando lo requiere la disciplina del Partido. También quiere decir capacidad para creer que negro es blanco, y para olvidar que alguna vez en el pasado uno creyó lo contrario. Esto requiere la alteración continua del pasado, posibilitada por el sistema de pensamiento que lo abarca todo, y que es conocido, en neolengua, como doblepensamiento” George Orwell, 1984
En su libro 1984 George Orwell inventó un nuevo idioma, la “Neolengua”, que trataba de condicionar el pensamiento de los ciudadanos para alejarlo de la realidad y acomodarlo a la visión del Partido dominante. Durante los últimos años, los españoles hemos tenido que acostumbrarnos a una dieta diaria de “Negroblanco” en el que los leales servidores del Gobierno nos invitan a compartir una realidad que solo existe en su imaginación, en la que la economía se recupera mientras el paro y la miseria son insoportables, en la que los impuestos bajan y las pensiones suben cuando hacen lo contrario. Tres ejemplos recientes, todos de la última semana ilustran esta contradicción.
1) Recientemente participé en un debate con Carolina Bescansa (Podemos), María González (PSOE) y Pablo Casado (PP) sobre el futuro de la Universidad española. Casado hizo un buen análisis de los problemas de esta institución, empezando por la endogamia universitaria. En mi respuesta tuve que recordar al Sr. Casado que el reciente decreto 11/2015 había permitido la provisión de plazas de Catedrático por promoción interna a las universidades españolas. Es decir, plazas a las que sólo se podrían presentar titulares de la propia universidad.
Por tanto, lo que en el pasado, cuando un catedrático decía a un titular “te sacaremos una plaza,” era algo ilegal, un chanchullo, se ha convertido en lo legal. Los “opositores” no tendrán que enfrentarse a ninguna competencia en absoluto, porque la plaza saldrá (bueno, ¡más bien no saldrá!) por promoción interna. Vamos a dejarnos de farsas, legalizar la endogamia, y así por lo menos nos ahorramos el bochorno de que aparezca un candidato mejor. Eso sí, todo ello mientras clamamos, en un ejemplo perfecto de Blanconegro, contra la endogamia endémica en nuestro sistema universitario.
2) El Ministro de Industria aprobó finalmente el Real Decreto conocido popularmente como el “impuesto al sol”. Esta medida supone la introducción de una tarifa complementaria para las instalaciones dirigidas al autoconsumo. Podríamos discutir largamente los errores de estos importes adicionales en el contexto de una tarifa eléctrica demencial, distorsionada por multitud de costes que los consumidores no deberían estar sufriendo. Lo que no podemos de ninguna manera es justificarla, como hizo el ministro en impecable Neolengua, como un “impulso a las renovables”.
3) El pasado lunes, la Comisión Europea confirmó su dictamen inicial sobre los Presupuestos Generales del Estado que con tanta prisa tramita el Gobierno: el Ejecutivo incumplirá sus objetivos de déficit. La Comisión Europea no hace sino confirmar la crítica del equipo económico de Ciudadanos, luego ratificada por la Autoridad independiente de Responsabilidad Fiscal. Les doy un simple dato para que vean lo absurdo de las cuentas: la previsión de ingresos de la Seguridad Social. En 2014 se recaudaron por cotizaciones 98 mil millones de euros (por debajo de los 103 mil millones previstos). Los presupuestos prevén para 2016 117 mil millones de euros de ingresos, lo que requiere que la recaudación aumente un 10% en 2015 y un 10% en 2016. Pues bien, en los siete primeros meses de 2015, este incremento ha sido del 1,23%. A este ritmo cerraríamos 2015 con una recaudación por debajo de 100 mil millones y 2016 ligeramente por encima de 100 millones: 17.000 millones menos que la previsión oficial. La respuesta del Presidente desde Nueva York es simplemente negar la realidad: España cumplirá sus objetivos de déficit.
Los últimos cuatro años han estado marcados por la sistemática contradicción entre los mensajes oficiales y la realidad. El Gobierno trata a los ciudadanos como si fueran infantes incapaces de comprender lo que les muestran sus ojos. Rajoy ha negado sistemáticamente que España pidió un rescate, cuando sí lo hizo, creó un banco malo, y firmó un Memorandum (MOU) con la Troika en Julio de 2012 a raíz de la catastrófica gestión de los políticos del Partido Popular de las Cajas valencianas y madrileña, fusionadas en Bankia. El gobierno afirmó repetidamente que el rescate no costaría ni un euro a los votantes, cuando terminará costando más de 1000 por español. La campaña de 2011 se basó en una promesa de bajada de impuestos cuando era perfectamente sabido por todos que España estaba en una situación límite.
El descrédito de la política, la aparición de movimientos bolivarianos y secesionistas durante los cuatro años de gobierno reciente no son coincidencia. Son la consecuencia de una gestión que insiste en repetir sin pausa mensajes falsos en la esperanza de que los ciudadanos prefieran creer aquello que escuchan en vez de lo que sus ojos les muestran a simple vista.
Es mi deseo, y el de muchos españoles, que la aparición de EL ESPAÑOL sirva como un revulsivo para acabar con la mendacidad imperante y para estimular un debate honesto y vigoroso, basado en la realidad y en las ideas y en el que se pueda llamar a las cosas por su nombre. Este debate es imprescindible para fortalecer la democracia española.
Os deseo mucha suerte en esta aventura.
Luis Garicano es Catedrático de Economía y Estrategia en la London School of Economics y Coordinador del Programa Económico y Social de Ciudadanos.

Del periódico digital El Español, 14/10/2015

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