Gracias, presidenta. Señorías, buenos días,
Señor candidato,
Seré claro y directo.
El grupo parlamentario socialista votará en contra de su candidatura a la
presidencia del Gobierno. Y lo vamos a hacer con total y absoluto
convencimiento, por coherencia con nuestro ideario político, por el compromiso
adquirido con nuestros votantes y por el bien de nuestro país.
Porque España
necesita con urgencia un Gobierno; no un mal Gobierno.
España necesita con urgencia un Gobierno que haga posible una recuperación
económica que sea justa, y acabe con el mal Gobierno de los continuados
incumplimientos presupuestarios y en el agotamiento de los recursos
acumulados durante años de esfuerzo por todos los españoles.
España necesita un Gobierno que recupere el derecho a un trabajo digno y
acabe con el mal Gobierno que ha promulgado una reforma laboral, que ha
condenado el presente y el futuro de millones de españoles.
España necesita un Gobierno que devuelva a la sanidad pública, a la educación,
a las pensiones, a la dependencia el indispensable compromiso público que su
mal Gobierno ha despreciado durante estos años.
España necesita un Gobierno que persiga, castigue e impida la extendida
corrupción política instaurada en torno suyo, señor candidato, y que su mal
Gobierno con evidente alevosía ha amparado y protegido durante años.
España necesita un Gobierno que resuelva la crisis territorial que sufrimos, un
Gobierno que crea en las instituciones públicas, que les dote de los medios
necesarios para desarrollar sus funciones y les garantice la necesaria
independencia que su mal Gobierno ha eliminado como práctica cotidiana.
En definitiva, señorías, España
necesita un Gobierno que
recupere los derechos y libertades cercenados por el mal Gobierno que ha
impuesto durante estos últimos años un recorte y una amputación de derechos
y libertades.
España necesita un Gobierno, sí, por eso votaremos en contra a la continuidad
de su mal Gobierno, señor candidato.
Señorías,
Ocho meses después, el señor Rajoy ha cumplido con su responsabilidad de
exponer su programa político y solicitar la confianza de la Cámara.
Ocho meses
durante los cuales el señor Rajoy, el hoy candidato, ha mantenido un
comportamiento a nuestro juicio irresponsable para con la democracia y sus
instituciones.
- Primero, negándose a presentar su candidatura a la investidura durante la pasada legislatura.
- Segundo, sembrando dudas sobre si acudiría o no al Parlamento, tras haber dicho sí a la propuesta del Jefe del Estado.
- Tercero, ocho meses después, subiendo a la Tribuna del Congreso sin los apoyos suficientes para ser investido, convirtiendo en consecuencia este debate en la “crónica de una derrota anunciada”.
- Miren, para conseguir la presidencia de esta Cámara, el Grupo Parlamentario Popular no tuvo problema en alcanzar un acuerdo con otras fuerzas parlamentarias de este Congreso. Sin embargo, ni siquiera ha intentado repetir ese pacto para mantener su continuidad como presidente del Gobierno. Porque ese es su único interés real, señor Rajoy, tratar de mantenerse usted, como sea, en la presidencia del Gobierno.
- Y para esa pretensión, lo cierto, lo real, lo serio, es que usted no cuenta usted con el apoyo suficiente. Permítame decírselo con sus propias palabras: “El señor candidato, en lugar de intentar articular una mayoría suficiente, ha preferido no hacerlo por razones que nada tienen que ver con el Gobierno de España o con los intereses de los españoles, sino exclusivamente con los planes particulares del señor candidato”. Son sus palabras, aunque le parezca insólito, señor candidato.
- Y siguiendo con sus propias palabras, señor candidato: “Ha venido usted, sin que nadie le hiciera sombra, a presentar una candidatura para formar Gobierno cuando, en realidad, no ha movido un dedo para formarlo. A lo mejor usted pretende que alguien se lo regale hoy”. Estos, señorías, son los propios argumentos del señor candidato, del señor Rajoy.
- Todavía no he empezado con los nuestros. Si usted fuera coherente con sus palabras y con sus actuaciones, debería ser el primero en votar en contra de su candidatura, señor Rajoy. Pero tal y como cree el señor candidato, el problema en España es de quien interpreta la política como una farsa y, según sus propias palabras, hoy perfectamente trasladables a este debate, la “farsa no sería genuina si faltaran en ella buenos y malos.
- En efecto, lo que pretende hacernos creer el señor candidato es que, si hoy España no tiene gobierno, si no se completa esa mayoría, si él no es elegido presidente, será por culpa de todos los demás, que somos los malos”. El señor candidato trae bajo el brazo un acuerdo con otra fuerza parlamentaria, insuficiente para sacar adelante su candidatura.
- Un acuerdo del que, supongo, usted estará avergonzado. Le recuerdo cómo calificó el pacto que se presentó en esta Cámara hace unos meses. Decía usted, señor Rajoy, que aquel acuerdo no era más que “una representación teatral y altisonante. Me refiero a la solemnísima firma de un acuerdo de limitada relevancia -continuaba usted diciendo- que nos hacía pensar que estábamos ante una página histórica de dimensiones solo comparables al Pacto de los Toros de Guisando”.
- Y, en cuarto lugar, irresponsabilidad, señorías; irresponsabilidad, sí, por parte del señor candidato al fijar este debate en una fecha tal que una eventual repetición electoral se produciría el 25 de diciembre.
Señora Pastor,
señora presidenta, aceptando la malintencionada fecha impuesta por el señor
candidato, usted ha dejado al Congreso por los suelos.
Aunque, señorías, a estas alturas, no sé de qué nos sorprendemos. Apropiarse
de las instituciones públicas para sus fines particulares, es la forma de hacer
política del señor Rajoy.
Recordemos:
- Primero, un Gobierno en funciones que niega el control del Parlamento.
- Segundo, un presidente que durante cuatro años ha gobernado a golpe de Decreto Ley, en 76 ocasiones, una media de 1 cada 19 días, y 100 solicitudes de comparecencia ante las Cámaras rechazadas.
- Tercero, la politización del Poder Judicial, la instrumentalización del Tribunal Constitucional, la manipulación de la Agencia Tributaria… O de la propia Radio Televisión Española promoviendo a golpe de talón a periodistas afines al Gobierno mientras se despide a los trabajadores de la casa.
- Cuarto, un ministro del Interior que ocupa su tiempo entre reunirse a escondidas con investigados como Rodrigo Rato y perseguir a adversarios políticos, usando todos los resortes del Estado. Cosa que según el propio ministro, y esto no lo digo yo, lo dice el propio ministro porque lo he escuchado en las grabaciones famosas que se conocen por parte de algunos medios de comunicación, usted, señor candidato, sabía. ¿No será esa la razón de la injustificada permanencia del ministro del interior en funciones?
- Como usted también sabía, señor Rajoy, que su ex tesorero, Luis Bárcenas, tenía más de 40 millones de euros en Suiza y eso no fue impedimento para enviarle un mensaje de apoyo, señor candidato.
- Dice usted que le preocupa la imagen que dé España fuera de nuestras fronteras, que le preocupa a usted la imagen que dé España en Europa. Estoy de acuerdo. Le recuerdo que, en alemán, Correa se dice Gürtel.
- Quizá porque ante un caso así, en Alemania hubiera habido dimisiones. No en su Gobierno. Su negativa a asumir responsabilidades explica en buena medida la desconfianza que hacia usted se respira en esta Cámara. Señorías,
Les recuerdo lo que dice el artículo
99 de la Constitución española: el candidato “solicitará la confianza de la
Cámara”.
Y, señor Rajoy, su comportamiento reciente y lejano, su uso y abuso de las
instituciones, sus mentiras de ayer y de hoy, su no asunción de
responsabilidades políticas ante los graves casos de corrupción que le afectan,
avalan nuestra absoluta desconfianza hacia usted, y por ello votaremos en
contra de su candidatura.
Señorías, una investidura no
puede sobreseer la corrupción
política, otorgando una suerte
de injustificable perdón respecto a la misma. Si asumiéramos lo contrario, bajo
cualquier pretexto o pretendida responsabilidad, estaríamos dañando
seriamente la democracia y nuestro Estado de Derecho, que es el patrimonio de
todos los españoles y las españolas.
Y nuestro “no” contiene muchos “síes”, señorías.
El sí a un país libre de la
correa de la corrupción, el sí a jueces y fiscales independientes con recursos
para luchar contra la corrupción, el sí a que corruptor y corrompido entren en
prisión y devuelvan lo robado, el sí a medios de comunicación públicos
independientes, sí a convertir el Parlamento en el centro de la vida pública, sí a
políticos con bolsillos de cristal, sin sobresueldos ni tampoco sueldos en sobres,
sí a la ejemplaridad pública, sí al diálogo y sí a la reconciliación de los españoles
con la política digna y con sus instituciones.
Señorías,
En estos días se hace uso y abuso del término responsabilidad. Vamos a hablar
de responsabilidades.
Sobre la responsabilidad de mi grupo parlamentario. El Partido Socialista es la
segunda fuerza política del país y, a la vez, la primera fuerza que representa a
los ciudadanos que se oponen a cuatro años más de usted, señor Rajoy, al
frente del Gobierno.
Tenemos una primera y principal obligación institucional. La de representar de
forma constructiva y leal a millones de españoles que no desean que el señor
Rajoy y el Partido Popular sigan gobernando este país.
Somos conscientes de lo que representamos. Trabajamos limpia y abiertamente
para dar voz en el Parlamento a los millones de ciudadanos que nos votaron el
pasado 26 de junio.
El PSOE no ha realizado un solo acto, ni ha lanzado una
sola iniciativa para pudiera obstaculizar el que el señor Rajoy lograra los apoyos
para sacar adelante su investidura.
Hemos mantenido un escrupuloso respeto institucional: en el tiempo dado al
candidato –cuando a quien les habla ustedes le dieron solamente un mes para
poder forjar una alternativa-, en el formato del debate –que en el mes de
febrero les parecía que era una tropelía y hoy en cambio les parece el método
más adecuado- y también ante las reuniones mantenidas por el candidato con
los distintos grupos parlamentarios.
Con todos. Hemos mantenido un respeto
escrupuloso. Ahora bien, lo que nadie puede
pedirnos es que apoyemos
aquello que aspiramos a
cambiar, que reforcemos aquello a lo que nos enfrentamos, que utilicemos la
fuerza que millones de ciudadanos nos han dado para ir en contra de lo que
creen.
Nosotros, señorías, señor Rajoy, nunca pedimos su voto en la investidura a la
que yo me presenté en el mes de marzo, ni criticamos su voto contrario en la
pasada legislatura.
Entendimos su desconfianza, a fin de cuentas nuestro
programa, como bien usted dijo en el debate, era una enmienda a la totalidad
de sus políticas. Por ello, no puede contar con la confianza de los socialistas.
Pero ahora hablemos señorías, señor Rajoy, sobre su responsabilidad, de la
responsabilidad del candidato.
Me permitirán que haga esta pequeña reflexión. A lo largo de la historia de
nuestra democracia la primera fuerza política en votos y escaños siempre ha
sido capaz de lograr los apoyos necesarios para poder formar Gobierno. La
mayoría de gobiernos a lo largo de nuestra historia, señorías, han sido
gobiernos en minoría. Gobiernos ya fueran de izquierdas o de derechas que han
necesitado el apoyo de otras fuerzas parlamentarias.
La novedad, no desde el 26 de junio, sino desde el 20 de diciembre, es que por
primera vez en la historia de nuestra democracia, el candidato de la primera
fuerza política es incapaz de lograr los apoyos que le permitan ganar la
investidura y garantizar la gobernabilidad del país. Y esa incapacidad, señor
Rajoy, es en exclusiva, suya. Y nadie más es responsable de ello.
Señorías, en España han pasado muchas cosas durante estos últimos cuatro años para
no olvidarlas, para no pensar que no hubieran sucedido. No es defendible que
un presidente de Gobierno que ha aplicado políticas antisociales y que al mismo
tiempo es presidente de un partido, el primer partido político en la historia de
nuestra democracia imputado por corrupción, pueda ser el orientador de la
regeneración democrática que nuestro sistema político e institucional necesita.
Y mucho menos la persona que quebró el Pacto de Toledo, que impuso una
contrarreforma educativa, quien encabece un Gobierno que reconstruya esos
acuerdos. Sencillamente, señor Rajoy, usted no tiene ninguna credibilidad. Y de
eso estamos hablando en el debate de investidura.
Señor candidato, no tiene credibilidad, no está
en condiciones de hacer lo que
proclama. Le recuerdo que no
es un recién llegado.
Lleva cuatro años gobernando, confundiendo mayoría
absoluta con absolutismo.
Cuatro años donde usted ha generado más problemas de los que usted ha
resuelto. Usted no ha demostrado ser un buen gestor del dinero público, por
mucho que usted ayer nos lanzara esas proclamas: ni ha sido eficaz ni tampoco
solidario con los ciudadanos.
- Les recuerdo: ustedes han consumido el 85% del dinero de la hucha de las pensiones que había en 2011. El déficit de la Seguridad Social no ha bajado de los 10.000 millones de euros durante los cuatro años de gobierno, como consecuencia sobre todo de la caída en la recaudación provocada por su reforma laboral.
- Y el único remedio que han encontrado es recortar las pensiones, congelándolas de por vida a nuestros mayores, y recortar las prestaciones por desempleo: sólo 5 de cada 10 parados cobra prestación cuando hace cuatro años eran 7 de cada 10, en una España – les recuerdo, señorías - con 2.600.000 parados de larga duración.
- La deuda pública se ha disparado en más de 300.000 millones de euros en cuatro años. Y usted va ayer y dice que no podemos gastar lo que no tenemos. Si con usted, por primera vez, señor Rajoy, en 100 años en nuestro país la deuda pública ha superado el 100% del PIB. Un aumento de 7.400 euros más al mes por cada ciudadano desde que usted es presidente.
- España sufre el mayor déficit público de toda la Unión Europea, solamente superado por Grecia. A España se le ha abierto un proceso sancionador, señor candidato, en Bruselas, no por ausencia de gobierno, sino por su mal gobierno.
- Es el resultado, y además en el mes de agosto del pasado año así lo planteamos desde el Grupo Parlamentario Socialista, en la anterior legislatura, es el resultado de haber convertido, también, los PGE en un instrumento electoral. Empezaron ustedes retrasando la aprobación de sus primeros Presupuestos, terminaron la legislatura en 2015 anticipando la aprobación de las cuentas públicas más cortas de la democracia, liquidadas en el mes de julio, como consecuencia de ver superadas con creces sus previsiones de déficit público.
- Ninguno de sus años de gobierno, señor Rajoy, ustedes han cumplido con sus predicciones de déficit público ni de deuda pública. Lo único cierto de sus PGE son los recortes, las subidas masivas de impuestos, la devaluación salarial para ganar competitividad y que sean otros, en este caso las Comunidades y los ayuntamientos quienes paguen los incumplimientos presupuestarios del señor candidato. En materia de impuestos, el sr. candidato vuelve a tratar de engañar a los españoles.
- La mentira de ayer, ya la conocemos, la de quien se presentó hace cuatro años diciendo que no iba a subir los impuestos a los españoles, y acabó subiendo más de 50 tasas e impuestos.
- La mentira de hoy es que ustedes habrían bajado los impuestos en su legislatura de su mayoría absoluta: al contrario, subieron en más de 17.500 millones de euros los impuestos a las clases medias y trabajadoras, según datos de la Agencia tributaria, mientras aprobaba una amnistía fiscal a excompañeros del PP.
- Y la mentira de mañana es su promesa de nuevas bajadas de impuestos. Eso sí, señorías, lo que van a hacer es bajar los impuestos, subir el gasto social y además cuadrar las cuentas y cumplir con Bruselas.
Señor Rajoy,
Usted no está en condiciones de hacer lo que proclama. La suma letal de
corrupción, de mala gestión económica y desigualdad a la que su Gobierno ha
arrastrado a España, no desaparece tras un proceso electoral, ni se sobresee en
una investidura, sino que requiere de nuevas políticas y de nuevos actores. Los
causantes de los problemas no pueden exigir ser los mismos que los resuelven
con las mismas recetas.
No podemos esperar de ellos un cambio de conducta,
un cambio de políticas. Usted sólo es el continuador de su obra, una obra a la
que, por cierto, le recuerdo a toda la cámara que los socialistas nos hemos
opuesto los socialistas durante estos años.
La hemeroteca, la memoria, es su peor enemiga, señor candidato.
¿Qué
confianza se puede tener en usted? A nuestro juicio, ninguna.
Hace cuatro años, el hoy señor candidato, en su discurso de investidura
prometió no recortar ni la sanidad, ni la dependencia, ni las pensiones, ni la
educación… ¿Se acuerdan?
Pero su gestión se resume en una palabra: recortes.
Recortes del Estado del
Bienestar, recortes en
derechos, recortes en
libertades, recortes en democracia.
Recortes en las políticas de igualdad. Recortes en el presupuesto de lucha
contra la violencia de género. Abandono de la ley de igualdad entre hombres y
mujeres.
Recortes en cultura, con la subida del IVA cultural, sin una ley de mecenazgo
(aunque ustedes vuelven a proponerla) pero sí una ley de propiedad intelectual
que desampara la creación cultural. Recortes en Ciencia e innovación.
Recortes
en las políticas de agricultura, pesca y desarrollo rural.
Recortes en la protección ambiental. Con su ley de costas, su ley de evaluación
ambiental, su ley de montes, su persecución a las energías limpias mientras
aumenta la factura de la luz.
Desprecian ustedes la pobreza energética, a la
cual usted no hizo referencia en su discurso. Desprecio a la lucha contra el
cambio climático, una ventana de oportunidad para construir un futuro
sostenible, crear empleo, empresa y riqueza en nuestro país.
Recortes en infraestructuras, en la política de cooperación internacional de la
que ya ni hablan. Recortes en las políticas de inmigración, integración del
inmigrante y emigración.
Recortes en nuestro sistema educativo, que hoy cuenta con 34.000 profesores
menos, con 130.000 alumnos más al año, lo que nos coloca a la cola de Europa
y la imposición de una ley, la LOMCE, rechazada por todos dentro y fuera del
Congreso, salvo por ustedes, y que se empeñan en seguir imponiendo con su
Decreto de reválidas del pasado mes de julio.
Recortes en becas y subidas de las tasas universitarias.
Recortes en nuestro sistema nacional de dependencia, a la cual no mencionó en
su intervención, dejando a 375.000 españoles con derecho a la prestación por
dependencia en lista de espera, 170.000 personas, en su mayoría mujeres,
fueron expulsadas de la Seguridad Social como cuidadoras no profesionales del
sistema.
Recortes en Sanidad con la quiebra, en un solo día, de la universalidad de
nuestro sistema de salud. Con un solo decreto, expulsaron a 870.000
ciudadanos de la cobertura sanitaria, introdujeron el copago farmacéutico a los
pensionistas, subieron ese copago farmacéutico más que la pensión, recortaron
a 90 días la tarjeta sanitaria a los jóvenes emigrantes, recortaron 7.000
millones de euros de la Sanidad Pública, y expulsaron a 30.000 profesionales del sistema.
Recortes y recortes, señorías,
cuya consecuencia, en el mejor de los casos, es la desigualdad, y en el peor la
pobreza.
El 28% de los españoles vive en riesgo de pobreza o exclusión social.
Más de 13 millones de españoles. Según UNICEF, dos millones y medio de
niños son pobres.
Recortes en la seguridad de los ciudadanos. Recortes en derechos y en
libertades. En el caso del aborto, las mujeres hicieron frente, en la legislatura
de su mayoría absoluta, a la mayor agresión que se recuerda a su propia
libertad.
Y ganaron esa batalla contra el gobierno. Y lo seguirán haciendo
contra su recurso ante el Tribunal Constitucional. Si cree en la libertad de las
mujeres, retírelo, señor Rajoy.
Recortes como la ley mordaza, el abandono de la ley de memoria histórica, la
incriminación penal de los huelguistas, la ley de enjuiciamiento criminal que ha
abierto la puerta a mayor impunidad, recortes como la supresión de la sanción
de los crímenes contra la comunidad internacional según los principios de la
justicia universal...
Recortes que en la mayoría de los casos no se explican por la crisis, sino por la
ideología conservadora de quien gobierna este país. Habla usted de
moderación, de gobierno moderado, señor Rajoy, mire la LOMCE, la reforma
laboral, el recorte de la justicia universal, la ley de Enjuiciamiento Criminal es
todo menos moderado, señor Rajoy.
Durante cuatro años, el señor Rajoy solo ha tenido un compañero de viaje: su
propio ideario político, el más conservador de Europa.
Por todo ello, no cuenta con nuestra confianza.
Nuestra propuesta es una enmienda a la totalidad de su programa de Gobierno.
La nuestra es un SÍ a una nueva fiscalidad que garantice la suficiencia, la
estabilidad y la progresividad del sistema, un sí a la fiscalidad verde y un no a
la energía nuclear y el fracking, un sí a la lucha contra el fraude y un no a sus
amnistías fiscales.
Es un sí a la universalidad de la sanidad pública y un no a los
copagos farmacéuticos, es un sí a la educación pública, gratuita, universal, laica
y de calidad, y un no a la LOMCE. Es un sí a la viabilidad del sistema nacional
de dependencia, y un no la supresión de la cotización para los cuidadores no
profesionales. Es un sí al Pacto de Toledo y un no a los desahucios. Es un sí a
la negociación colectiva y un no a la ley mordaza, un sí al acceso a la justicia
para quienes menos tienen y un no a su ley de enjuiciamiento criminal.
España necesita un Gobierno,
sí, un gobierno que sea limpio,
social y que sea creíble. Y el
suyo no lo es, ni lo sería.
Señorías,
En 2011, el señor Rajoy prometió en su discurso de investidura trabajar en la
creación de empleo y por la estabilidad del empleo. Meses después, una vez
ganadas las elecciones, recordarán ustedes que uno de los ministros de este
Gobierno en funciones dijo textualmente en Bruselas –y cito- que iban a hacer
una reforma laboral “extremadamente agresiva”.
Y lo fue, bien que lo sufren los
trabajadores:
- Debilitaron la negociación colectiva, dejando a 2 millones de trabajadores fuera de los convenios. Devaluaron los salarios de los empleados, que hoy cobran 20.000 millones de euros menos que hace cuatro años.
- Facilitaron los despidos, debilitaron la causalidad en los despidos, lo que ha precarizado el empleo.
- Permitieron la imposición unilateral de modificaciones contractuales por parte del empresario al trabajador, y los empleados saben a qué hora entran pero no cuando terminan la jornada laboral. Congelaron el SMI.
- El número de jornadas extraordinarias no pagadas alcanza las 3,5 millones de horas semanales. Muchos ciudadanos, sobre todo mujeres, son contratadas a tiempo parcial pero trabajan a jornada completa.
- La desigualdad salarial no solo es, y cada vez, por cierto, más grande, entre trabajadores y directivos, también la desigualdad es entre trabajadores y trabajadoras. Según los sindicatos las mujeres deberían trabajar 79 días más al año para cobrar el mismo sueldo que los hombres. Esa desigualdad es la consecuencia de que muchas mujeres que se retiran tengan una jubilación inferior a la de los hombres.
- Y se trabaja con menor protección. El número de muertes en accidente laboral ascendió a 629 personas, en 2015. No lo podemos permitir. Tenemos que poner remedio a esta situación. La pregunta sería, ¿y todo este destrozo para qué? Si la tasa de paro se reduce es porque la población activa bajó en 565.000 personas, muchos de ellos desempleados, en su mayoría mujeres, son parados de larga duración que desisten de buscar empleo.
- Parados que necesitan una protección que usted les niega y una formación que su gobierno recorta, con el abandono de las políticas activas de empleo. Su política laboral se resume en paro, en desprotección a los desempleados, en precariedad y en pobreza laboral del 14% de trabajadores que no llega a fin de mes.
Votaremos en contra de su candidatura, porque en relación con el modelo de
Estado, su actuación, lejos de atajar la crisis territorial ha contribuido a
agudizarla. Lo ha hecho porque ha prolongado en el tiempo errores de fondo
que usted protagonizó cuando era líder de la oposición, se ha negado a la
cooperación con las instituciones catalanas, ha practicado políticas
recentralizadoras que demuestran su concepción centralista y uniformizadora
del Estado, y ha acreditado que ni entiende la diversidad de España, ni sabe
cómo reflejarla en nuestro ordenamiento, ni está en condiciones de tratarla.
Revertir la dinámica de relaciones conflictivas entre los gobiernos catalán y
central, derogar leyes, como la LOMCE, que plantea una injerencia en la
política educativa y lingüística de la Generalitat, que por cierto ustedes
refuerzan cuestionando el modelo de inmersión lingüística en su acuerdo de
investidura, abordar sin demora un nuevo marco de financiación para todas las
Comunidades y revisar la política inversora del Estado, son algunas de las
cuestiones que quedan pendientes y que usted en los últimos cuatro años,
señor Rajoy, ha despreciado.
Su permanente rechazo a atender la reclamación creciente desde todos los
ámbitos, ya no voy a decir solamente político también empresarial, social,
académico para una reforma parcial de la Constitución que, además de
actualizar nuestras normas de convivencia a la España del siglo XXI, culmine,
por fin, la organización federal de nuestra convivencia, es la mejor
demostración de que usted, señor Rajoy, no está capacitado para liderar
España durante los próximos cuatro años.
Señor candidato,
Su Gobierno tiene para España una política exterior que parece la de un satélite
o la de un cliente que asume la que otras potencias deciden conforme a sus
intereses particulares.
Su Gobierno nada propone
para ayudar a estabilizar los
conflictos en Oriente Próximo y
el Norte de África. Nada para continuar siendo protagonista en Latinoamérica.
Nada, salvo el seguidismo a las posiciones conservadoras, para construir una
Europa federal, una Unión que evite las tentaciones del Brexit cuando no las
posibles repeticiones, sin limitar la capacidad democrática lógicamente de los
pueblos que la forman.
Una Unión que exige contar con el compromiso solidario
para acoger y resolver el drama de los refugiados que usted, señor candidato,
ha desoído en los últimos cuatro años. Políticas económicas, políticas
financieras, políticas monetarias y políticas sociales que la Unión Europea debe
revisar si queremos construir una Europa de oportunidades para todos y evitar
el alejamiento de la integración.
Y, señor Rajoy,
Ni en su programa de Gobierno, ni en el acuerdo de investidura que presenta
hay propósito de enmienda alguna. Hay más de lo mismo, atenuado,
maquillado, disimulado, y desde luego forzado por las circunstancias. Una
semana para estudiar seis condiciones duras de lucha contra la corrupción, otra
para firmar un centenar de puntos, y todo ello para prometer cuatro años de
continuismo.
Pretenden ahora explicarnos que no tenemos más remedio que apoyar su
Gobierno, puesto que el programa que nos proponen es un acuerdo
básicamente idéntico al que alcanzamos con Ciudadanos hace unos meses.
Miren, el pacto que el PSOE suscribió con Ciudadanos y para el que pedimos el
apoyo del conjunto de la Cámara solo tenía una dirección: el cambio de
Gobierno, el cambio de políticas y el cambio de quien preside ese Gobierno. El
pacto suscrito por el PP y Ciudadanos tiene un sentido contrario: que es
preservar al señor Rajoy como presidente del Gobierno y perseverar con sus
políticas. Hay poco más que hablar.
Nosotros defendemos cambiar al señor
Rajoy y estamos en contra de su continuidad. Así de sencillo. Por eso vamos a
votar en contra de su candidatura.
Usted no quiere derogar las leyes estrella aprobadas unilateralmente durante su
mandato. Leyes que no han hecho otra cosa que traer desigualdad,
precariedad, paro encubierto, pérdida de derechos y libertades, grandes
recortes en nuestro Estado del Bienestar, la fractura territorial.
Es decir, usted
lo único que ofrece, promete o propone a esta cámara es continuismo.
Tras la lectura del acuerdo, queda claro que para el señor Rajoy el cambio es
que todos cambien, menos él. Como es evidente que con sus votos no puede
mantener de ninguna manera la posición de la que ha disfrutado estos años, ha decidido que solo hay
una alternativa: que sean los
votos de quienes abiertamente
nos hemos enfrentado a él, los que sostengamos ahora esas políticas y también
a usted como presidente de gobierno. Mire, no cuente usted con los socialistas.
Usted no sólo tiene un problema de aritmética parlamentaria, tiene un
problema de aritmética parlamentaria derivado del problema de sus políticas y
de su credibilidad.
Señor Rajoy,
Desde las elecciones, usted y su partido han dedicado buena parte de sus
intervenciones públicas, al Partido Socialista y a mi persona. Ni mi Partido ni yo
somos el objeto de este debate, sino lo que dice la Constitución, lo recuerdo: el
candidato, su programa y el otorgamiento o no de confianza de la mayoría del
Congreso.
Pero desde que perdiera su mayoría absoluta hace ya ocho meses, ha insistido
usted, primero, en la formación de una gran coalición entre su partido y el mío
y, más tarde, en que los socialistas nos teníamos que abstener ante sus
políticas para dejarle gobernar. Lo ha hecho a pesar de nuestras públicas y
reiteradas negativas.
Ha llegado usted a decir “necesito a Ciudadanos para la investidura y al PSOE
para poder gobernar”.
En tan sencilla fórmula, lo que usted está planteando va más allá del rodillo de
la mayoría absoluta de hace 4 años. Lo que usted está queriendo decir a los
españoles y a esta Cámara es que quiere es gobernar sin oposición.
Si la legislatura en la que gobernó con mayoría absoluta fue la legislatura del
absolutismo, ésta, en el caso de que cediéramos a sus presiones, sería la
legislatura del chantaje.
Si por una supuesta mal entendida responsabilidad de Estado tuviéramos que
apoyar su candidatura a la presidencia, esa sería la misma razón por la que
más tarde tendríamos que aprobar los PGE.
Por la que tendríamos también que mantener una legislación laboral
desaprensiva. Por esa misma razón, tendríamos que aceptar sus recortes
sociales. Siempre por el bien de España. Claro está: el bien de España
entendido conforme a sus criterios.
Señor Rajoy, Podemos y lo hemos
demostrado a lo largo de
nuestra historia, entendernos
en determinados asuntos, lo hemos hecho en materia antiterrorista; pero en lo
referido a derechos, libertades, igualdad, progreso, reformas y regeneración el
programa de los socialistas es una enmienda a la totalidad de su programa de
gobierno.
Por eso, la respuesta del grupo parlamentario socialista a su candidatura es un
no. Un no rotundo, señor Rajoy.
El PSOE y su grupo parlamentario son coherentes con su historia, con su
memoria, con su programa, con la palabra dada a los españoles.
El PSOE nació
para construir una alternativa al sistema económico dominante y sus secuelas
de explotación, exclusión social, pobreza y dominación. La libertad, la
democracia, la igualdad, la solidaridad y la paz, son valores y principios
irrenunciables en el mundo de hoy. Y los socialistas no vamos a claudicar en su
defensa.
Señor Rajoy, no solo no podemos secundar su chantaje, sino que lo
denunciamos. Lo que usted ha pretendido con la demora de su decisión, es
trasladar a los ciudadanos la falsa idea de que o usted gobierna o los españoles
estamos condenados a ir a votar el día de Navidad.
Ese planteamiento solo provoca rechazo, desafección en la política y abundan
en los motivos para plantear que su no continuidad al frente del Gobierno de
España sea una necesidad para la regeneración, ética, política e institucional de
nuestro país.
Un Gobierno presidido por usted, lejos de ser un Gobierno de la estabilidad
democrática, lo sería de la frustración con el cambio de las políticas que en
nuestro país y en Europa, son necesarias ante los graves desafíos que
afrontamos.
Señor Rajoy, somos la alternativa a su Gobierno porque tenemos alternativas a
sus políticas. Tenemos un programa político diferente al suyo. Y no estamos
dispuestos a colaborar con las políticas por usted practicadas
Los socialistas decimos sí a otra forma de hacer política, a otra forma de
entender las instituciones y dirigirlas, a otra forma de crear y distribuir la
riqueza de la nación, a otra forma distinta de entender España, de construir
Europa, y de estar presentes como país en el mundo.
Señorías, Algunos piden el voto por
patriotismo, otros incluso
aseguran estar dispuestos a
perder toda su credibilidad por la patria. No caigan en ese error, recuerden las
palabras de Azaña: “Ningún problema político tiene escrita su solución en el
código del patriotismo… Nadie tiene el derecho de monopolizar el patriotismo,
nadie tiene el derecho, en una polémica, de decir que su solución es la mejor
porque es la más patriótica; se necesita que, además de ser patriótica, sea
acertada”. Y su propuesta señor, candidato, no lo es.
El señor candidato pide comprensión e incluso apoyos sin ningún aval de
gestión, ni propuestas que merezcan ese aval.
Usted solo sería merecedor de comprensión si deshiciera todas sus políticas
más perniciosas y que más daño han hecho a los españoles en los últimos
cuatro años: la reforma laboral, la amnistía fiscal, la ley mordaza, la LOMCE, la
ley de enjuiciamiento criminal dirigida a amparar la impunidad, y muchas otras
más. Y eso ni puede hacerlo, ni quiere hacerlo, ni aquellos a cuyos intereses
sirve se lo permitirían.
Así que, reiteramos la conclusión: lo que España realmente necesita no son
cuatro años más de Mariano Rajoy al frente del Gobierno. Y colaborar a ello es
uno de los actos de más responsabilidad que un político pueda hacer en
nuestros días.
Muchas gracias