Buenos días,
Gracias José Luis por permitirme inaugurar el 2018 en este prestigioso foro y
ante esta distinguida audiencia.
A todos y todas ustedes, les deseo que tengan en lo personal, familiar y laboral
el mejor de los años.
En pocos días se cumplirán dos años desde que recibí el encargo del Rey de
intentar formar gobierno. Hoy, pocos dudan de que de haber prosperado esa
investidura, la política se habría visto al menos renovada en cuatro ámbitos:
- El de la regeneración democrática. Cuya demanda inició el 15-M y que continua insatisfecha.
- El de la cohesión social, en un combate sin cuartel contra la desigualdad. Somos según la OCDE el quinto país con peor distribución de renta disponible.
- El de la recuperación justa. Gracias a la aprobación de un nuevo Estatuto de los Trabajadores que hubiera elevado los salarios y reducido la legión de trabajadores pobres: hoy superior a los 2 millones y medio de personas, y cuya causa situamos en la reforma laboral del gobierno.
- El de la cohesión territorial, anticipándose al desafío secesionista que ha crecido ante la pasividad del actual gobierno.
Si el cambio de orientación de la propuesta política fue importante, también lo
fue el cambio que ofrecíamos en la forma de hacer política. Entendimos que
había una mayoría social favorable al cambio, que ese cambio no podía ser
monopolizado por un solo partido y que la gobernanza de España debía
descansar entre el Ejecutivo y el Legislativo.
Idea que denominé entonces:
gobierno parlamentario.
Señoras y señores,
Al hacer referencia a mi investidura fallida, no pretendo hacer un ejercicio de
nostalgia ni caer en el reproche ni tampoco recordar al por entonces
compañero de viaje, hoy sostén de un conservadurismo que atenaza el cambio
en la política española.
Si lo hago es para reivindicar, primero, que la izquierda de gobierno que
encarna el nuevo PSOE propuso un proyecto de país con las respuestas
adecuadas a las demandas de la ciudadanía y, segundo, que los presupuestos
que me animaron a intentar presidir el gobierno siguen vigentes porque:
- En lugar de regeneración, hoy soportamos al primer presidente de la historia de la democracia que ha comparecido ante los tribunales por la corrupción de su partido, y vemos cómo España sufre el tirón de orejas del Consejo de Europa por el incumplimiento de su gobierno de sus compromisos en materia de lucha contra la corrupción.
- En lugar de una recuperación justa que alcance a la mayoría social, hoy esa mayoría social se siente de una clase inferior a antes del inicio de la crisis. Hay más trabajadores pobres y menos clase media.
- En lugar de cohesión social, vemos cómo la mitad de las familias monoparentales (el 80% de ellas encabezadas por mujeres) están en riesgo de pobreza.
- En vez de cohesión territorial, España ha sufrido el mayor ataque de la historia democrática a su integridad territorial.
- En lugar de hacer descansar la gobernabilidad de España en el Ejecutivo y el Legislativo, el tándem Rajoy-Rivera bloquea todo intento de cambio en el ámbito social, político, económico, laboral y medioambiental, utilizando, por ejemplo, el veto parlamentario y, en consecuencia devaluando la calidad democrática de nuestro Congreso de los Diputados y también de nuestro país.
Si hoy tuviéramos que definir el momento político que atravesamos sería el de la legislatura de las oportunidades perdidas. Con un gobierno con tres características fundamentales:
- Un proyecto agotado.
- Un gobierno dividido internamente, a la espera de ver a Rajoy deshojar la margarita de su sucesión.
- Un gobierno en estado de shock por el auge de su socio competidor conservador
El presidente Rajoy no es la clase de líder que necesite de grandes incentivos para no tomar ninguna decisión. El último ejemplo lo hemos visto este pasado fin de semana, con miles de vehículos atrapados en las carreteras por el temporal de nieve.
El gobierno se
limitó a predecir el temporal, pero no a poner los recursos necesarios para
evitar sus consecuencias. El PSOE ha exigido no solo las comparecencias del
ministro de Interior y del ministro de Fomento, sino que como consecuencia de
esas comparecencias exigiremos las responsabilidades políticas que merece
esta situación.
Fue Kissinger el que habló del “problema de la conjetura”, una disyuntiva a la
que se enfrenta todo responsable político. O bien anticiparse al problema
tomando medidas aún a riesgo de no ser entendidas por la sociedad, porque
desconoce el alcance de problemas potenciales, o no tomar decisión alguna,
con la esperanza de que dar la espalda al problema desaparece.
Rajoy siempre opta por la opción más cómoda que es no hacer nada. Pero las
consecuencias no son inocuas para la ciudadanía: ahí está el deterioro del
sistema público de pensiones, (ayer vimos cómo el Gobierno solicitaba un
nuevo crédito, en este caso al Tesoro del Estado, para poder financiar las
pensiones el próximo año), el deterioro de la financiación de nuestro Estado del
Bienestar, es decir, la financiación autonómica, con una Sanidad y Educación
Públicas en retroceso, y el deterioro de la convivencia entre los pueblos de
España, con la ya conocida crisis catalana.
Ciertamente, la parálisis que advertimos en su primer mandato se ha
agudizado en el segundo, e intensificado tras las pasadas elecciones
catalanas.
Sobre la política catalana apuntaré tres reflexiones:
Hay que recordar al bloque independentistas de que puede tener una mayoría
parlamentaria, pero no tiene la mayoría social. Si logran formar gobierno, que
está por ver, deberán hacerlo para gobernar al 100% de los catalanes no para
gobernar el 47%. Estaremos dispuestos a dialogar siempre, pero para unirnos
no para rompernos.
De hecho, esta semana comienzan los trabajos parlamentarios de la Comisión
en el Congreso. Esperamos que esas fuerzas nacionalistas participen.
Y advierto: ante cualquier intento de quebrantamiento de nuestro orden
constitucional, el PSOE defenderá siempre al Estado y su integridad territorial,
nuestra Constitución y el Estatuto de autonomía catalán.
Segunda: no se puede ser un partido grande a nivel nacional si se es una
anécdota electoral en Cataluña, como es el PP. Este es una de las grandes
paradojas y de los lastres de nuestro sistema político actual.
Tercera: el tándem Rajoy-Rivera debe comprometerse en los trabajos de la
Comisión parlamentaria. Todos debemos contribuir a levantar un proyecto de
país que combata la raíz del secesionismo, y ello pasa por avanzar hacia una
nueva España autonómica.
Fortalecer lo mucho y lo bueno de nuestra
arquitectura autonómica y corregir sus déficits. Federalizar es la solución y no
recentralizar. La igualdad y la diversidad son objetivos compatibles.
En mi opinión, varias son las consecuencias para la política española del
pasado 21 de diciembre:
- La guerra fría abierta entre el PP y Ciudadanos. Una guerra fría de poder, de reparto de escaños, no es una guerra ideológica, en la ideología PP y Ciudadanos comparten 100% el ideario.
- La única esperanza de cambio en España está en el nuevo PSOE. La contienda política resulta clara: la izquierda de gobierno que representa el nuevo PSOE o doble ración de lo mismo que representa el PP y Ciudadanos. La otra izquierda quedó desbordada por su error histórico de no defender la soberanía nacional.
- Finalmente: con ser importante la crisis catalana, los ciudadanos tienen urgencias que atender. La política no puede quedar varada por la irresponsabilidad del secesionismo ni por la incapacidad del gobierno. No propongo mirar hacia otro lado, no, propongo dedicar los mismos esfuerzos a resolver la crisis territorial que a responder a los desafíos sociales, ambientales, económicos y democráticos del país. Al hacerlo, también estaremos dando la batalla al secesionismo en Cataluña.
Y aquí, es donde entra el nuevo PSOE. Muchos pensamos que sin haber llegado a su ecuador, esta legislatura no da más de sí. Como buen conservador, Rajoy ha demostrado ser un maestro en conservar el poder, en mantenerse o en guardar la posición -como decimos en baloncesto-, pero no en liderar las grandes transformaciones que exige el país.
La disyuntiva a la que se enfrenta el nuevo PSOE es la siguiente: o esperar a
que termine la legislatura y proponer las transformaciones para la siguiente, o
liderar desde la oposición (y desde nuestros gobiernos municipales y
autonómicos) las transformaciones que exige nuestro país.
Entre esperar y emprender, el nuevo PSOE elige emprender las grandes
transformaciones del país desde la oposición.
Porque ejercemos una oposición de Estado y ante la falta de liderazgo de un
gobierno en tiempo de descuento, lideraremos el país desde la oposición hasta
que las urnas nos den la mayoría que necesitamos para poder alcanzarlo
desde el gobierno.
Por tanto, les anuncio que el trabajo que desplegará el nuevo PSOE durante el
año será el de proponer diez acuerdos de país.
Diez acuerdos de país que responderán a los tres principales retos de España:
el del combate contra la desigualdad, la regeneración democrática y propiciar
una recuperación económica justa.
Antes de enunciarles cada uno de los acuerdos, me gustaría decirles cómo lo
vamos a hacer, porque la forma es importante para el nuevo PSOE:
Primero: queremos que esos acuerdos de país se construyan en alianza con la
sociedad.
El nuevo PSOE tiene una posición clara sobre cada una de las grandes
transformaciones, pero queremos enriquecerlas con las aportaciones de la
sociedad, porque en ellas encontraremos mayor legitimidad para su puesta en
marcha posteriormente en el parlamento. A ello dedicaremos los próximos
meses. A entablar una conversación con los colectivos sociales, para diseñar
juntos esos acuerdos de país. Acuerdos cuya redacción culminaremos en el
mes de mayo.
El segundo paso será trasladar al ámbito parlamentario esos acuerdos. Desde
el Partido Popular, pasando por Unidos Podemos, Ciudadanos, hasta el grupo
mixto. Buscaremos el mayor número de apoyos parlamentarios para aprobar
los diez acuerdos de país, entre los meses de junio y final de año.
En el peor de los escenarios, esto es, que no encontráramos muchos apoyos
parlamentarios, esos acuerdos formarán parte del contrato que el nuevo PSOE
firmará con la ciudadanía en las próximas contiendas electorales.
Resumo.
- Primero, construir diez acuerdos de país en una conversación con la sociedad desde enero hasta mayo.
- Segundo, de junio a finales de año, traducir esos acuerdos de país en acuerdos parlamentarios que materialicen dichas transformaciones.
Primero, las pensiones.
Saben ustedes que ayer presentamos una campaña sobre la situación tan
preocupante que tienen las pensiones en nuestro país. Son ya seis los
ejercicios de déficit de la Seguridad Social, con un Fondo de Reserva agotado
y con serias incertidumbres que atenazan la sostenibilidad de las pensiones.
El sistema de pensiones es la clave de bóveda sobre la que descansa nuestro
Estado del Bienestar, porque encarna la continuidad entre generaciones.
Subidas testimoniales, como la del 0.25% para este año, quedan neutralizadas
por la inflación que ha crecido de media el 2% durante el año pasado, y la
subida del coste de servicios esenciales, los medicamentos, la luz, el gas, el
agua o el copago sanitario.
Así que hay que tomar decisiones cuanto antes.
Tres son los ejes de nuestra propuesta:
- Derogar la contrarreforma del sistema público de pensiones del gobierno, que condena como han denunciado organismos internacionales, así como los sindicatos, a pérdidas medias de jubilación para las próximas generaciones de entre el 30-40% de su cuantía.
- Abrir una senda de aumento salarial de trabajadores, autónomos, empleados públicos y un incremento del Salario Mínimo para elevar las bases de cotización y la recaudación de la Seguridad Social.
- Buscar nuevas fuentes de financiación complementaria a las cotizaciones. Y en este punto, les anuncio que propondremos la creación de dos nuevos impuestos finalistas:
- El impuesto sobre transacciones financieras.
- Un impuesto extraordinario para que la banca sostenga también el sistema público de pensiones. Si los españoles contribuyeron con el sudor de su frente al rescate de la banca, es justo que ahora sea la banca quien ayude a sostener el sistema de pensiones. Se trata de un gravamen exigido por organismos nada sospechosos de radicalidad, como el FMI o la propia UE, y también puesto en marcha por gobiernos como el británico o el francés.
La mayoría, son prisioneros
de la precariedad e interinidad de muchos de sus contratos.
Necesitamos estabilidad legislativa, haciendo posible un pacto educativo que
pase página a la actual LOMCE. Necesitamos suficiencia presupuestaria,
reducir la ratio alumno profesor -hoy disparada-, luchar contra el fracaso
escolar y apostar decididamente por la formación profesional en nuestro país.
Tercero, un acuerdo de país por la Ciencia y la industria. Necesitamos un marco estable de financiación frente a ciclos políticos y
coyunturas económicas para recuperar las oportunidades y el talento perdidos.
Es preciso incrementar la inversión; promover medidas de retorno e
incorporación de investigadores jóvenes y reforzar la gobernanza del sistema
de I+D+i.
En industria, el objetivo será situar su aportación en el 20% del PIB de la
economía española en el plazo de diez años.
En el centro de esta nueva
política industrial vamos a proponer que haya una la transición ecológica de nuestra economía, es decir, apostar decididamente –como no hace este
gobierno- por las energías renovables.
Cuarto, el agua.
La política de agua no puede reducirse al deseo de que llueva. Mucho menos
ante la evidencia de la drástica reducción de precipitaciones provocada por el
calentamiento global.
El agua es un bien público de extraordinario valor
ambiental, económico, social e incluso emocional para algunos territorios. Y un
imprescindible factor de vertebración territorial.
Vincularé la urgencia de una nueva política de agua con las graves dificultades
que sufre nuestra España interior, nuestro medio rural, que corre el riesgo de
vaciarse aún más si este Gobierno no toma las riendas de hacer del cambio
climático unos de los objetivos fundamentales de su acción de gobierno.
Quinto, por dignidad: la creación de un ingreso mínimo vital.
Un país decente no puede dejar a una gran parte de los suyos en el camino.
Es sintomático que diversos organismos considerasen el término “aporofobia”
la palabra del año 2017. El miedo a los pobres que anula la empatía, que nos
hace insensibles ante el dolor ajeno.
Por eso, frente a la idea imperante de ocultar el dolor ajeno bajo un velo de
silencio, no podemos aceptar que el 30% de los niños y niñas españoles vivan
en hogares con riesgo de exclusión social.
Sexto, el trabajo digno. El pacto de rentas.
Nunca en España ha habido más trabajadores pobres.
Especialmente entre los jóvenes. Si en 2007, un 7,5% podían entrar en esta
categoría, hoy esa tasa es del 24%.
El crecimiento del PIB en términos nominales de 35.000 millones de euros
desde el inicio de la crisis, contrasta con una reducción de 9.500 millones de la
masa salarial en ese mismo periodo. Queda claro dónde se ha hecho el gran
ajuste y quiénes han puesto los medios para que la gran mayoría sufriera sus
consecuencias.
Hemos propuesto situar el salario mínimo en 1.000 euros para el año 2020. Y
reforzar mecanismos de negociación colectiva para elevar los salarios del 3%
de media anual hasta 2021. No nos olvidaremos de los empleados públicos.
Séptimo, rescatar a los jóvenes.
Hay que romper el muro invisible –como decía Politikon- que sufren los
jóvenes. Son ellos los principales pagadores de la crisis: ellos han visto
reducida su renta mediana en un 20% y el número de jóvenes en riesgo de
pobreza escaló hasta alcanzar a uno de cada cuatro de los jóvenes situados en
edades entre 16 y 24 años.
Octavo, la igualdad de género.
El acoso a las mujeres y la violencia machista representan un atentado a
nuestra democracia, porque en el corazón de la democracia se encuentra la
igualdad efectiva entre hombres y mujeres.
Se exige volcar emociones y
empatía hacia las víctimas y sus familiares, se necesita volcar recursos en esta
lucha por nuestra democracia y la dignidad que nos incumbe a todas y a todos.
Y subrayo el “todos”. Porque este combate debemos también darlo los
hombres.
Sin nosotros, acompañando a las mujeres, no será posible vencer
esta lacra producto de la sociedad patriarcal en la que vivimos y crecimos.
En el mes de junio firmamos un pacto de lucha contra la violencia de género.
Entonces la mayoría minoritaria de PP y Ciudadanos se comprometieron a
modificar el presupuesto y aportar 200 millones con carácter urgente que
permitan poner en marcha las medidas de choque en todos los niveles de la
administración.
Han incumplido y les exigimos que cumplan ya de forma
inmediata la modificación presupuestaria para que haya esos 200 millones de
euros.
En paralelo, es urgente aprobar una ley de igualdad laboral que ponga fin a la
discriminación salarial de género, fuente de desigualdades también al llegar a
la edad de retiro, y que conciba y regule la conciliación de la vida laboral,
familiar y personal de los hombres y mujeres, con horarios más racionales en
términos europeos y no ibéricos
Noveno, una nueva financiación autonómica y local.
Ante las declaraciones hechas por el gobierno, le pido al presidente…
- Primero: que haga, aunque sea por una vez, un ejercicio de autocrítica. Al no renovar el sistema de financiación autonómica incumple con la palabra dada a los presidentes de las CCAA, su acuerdo de investidura con Ciudadanos y un mandato legal de renovación del sistema de financiación autonómica de hace ya más de cinco años.
- Segundo: Los tiempos de la mayoría absoluta terminaron. El autoritarismo y los chantajes son malos consejeros si de verdad el Gobierno aspira a alcanzar un acuerdo con el PSOE.
- Tercero: estamos dispuestos a dialogar. Ya. Ahora. Pero es al gobierno a quien le corresponde la facultad de propuesta, pero es al Gobierno al que le corresponde poner encima de la mesa la propuesta, el modelo, no a la oposición.
- Nuestras líneas básicas de negociación son conocidas: queremos un nuevo sistema para garantizar la autosuficiencia económica de las CCAA, para blindar el Estado del Bienestar, y también queremos incorporar nuevos indicadores al modelo como la tasa de paro además de la dispersión, el envejecimiento de la población y la despoblación de los territorios.
- En financiación local, queremos terminar con la regla de gasto que atenaza a los ayuntamientos y aprobar una financiación que dé estabilidad a las corporaciones locales.
Digo bien, presupuestos alternativos.
No hay opción a que apoyemos los presupuestos del tándem Rajoy-Rivera. No
vamos a ser cómplices de los recortes que está practicando la derecha a los
PGE.
Y, finalmente, el décimo acuerdo de país: el nuevo pacto constitucional.
Este año nuestra Constitución cumple 40 años desde su aprobación. No quiero
emplear más tiempo del necesario en describir lo bueno de una norma que nos
ha aportado la estabilidad que tanto ha echado de menos este país en su
historia.
Sin embargo, como bien saben en el mundo de la empresa, réditos pasados no
garantizan retornos futuros.
El mundo se mueve y la foto fija de la España de 1978 corre el riesgo de
quedar desenfocada.
En esencia, todo lo que les he expuesto hasta el momento, todo el catálogo de
reformas pendientes, de grandes transformaciones que estoy dispuesto a
impulsar desde la oposición, se nutre de la misma idea: la necesidad de
actualizar nuestro marco de convivencia.
Con un objetivo esencial: reconectar con la España de hoy.
Hay que enganchar a esta generación, a la nuestra, a la que no pudo votar la
Norma Fundamental de 1978, en un proceso de regeneración democrática que
necesita nuestro país.
Esa es la generación del 15M, la que sufre la avería del ascensor social, el que
garantizaba a una familia con pocos recursos enviar a su hijo a la universidad a
cambio de un futuro mejor. La que puede quedar atrapada en la trampa de la
desigualdad.
No sólo tenemos que constitucionalizar nuevos derechos que en el 78 pudieron
tener la consideración de meros principios rectores en su día, sino abordar
medidas de regeneración como la eliminación de los aforamientos, incluso la
reforma del sistema electoral.
La nueva Constitución debe ser también la Constitución del 15-M.
Por tanto: regeneración democrática, combate contra la desigualdad y que la
recuperación sea justa son los tres objetivos que explican nuestra propuesta de
acuerdos de país.
Señoras y señores,
Una sociedad muere de complacencia cuando los indolentes colonizan el poder
sin pensar en los que han de venir en el futuro. Se lo debemos a esa generación que salió a calles y plazas hace seis años para decirnos eso. Que
querían ser protagonistas de su propio tiempo.
Es nuestro deber examinar el pasado reciente, aprender de los errores
cometidos, no desde una vocación académica, sino desde la perspectiva del
relato de quienes se esconden detrás de las grandes cifras que deshumanizan
el sufrimiento.
Todas las cifras que no pueden ocultar mensajes triunfalistas
sobre los rescoldos de la crisis económica que todavía perciben 7 de cada 10
hogares españoles.
Apelando a la memoria cotidiana de quienes emprendieron el camino del exilio
económico, renunciaron a sus sueños o permanecen atrapados en la paradoja
infame del trabajo pobre.
Con un mensaje de esperanza, basado no tanto en imposibles, sino en la
evidencia de que los españoles merecen y desean un gobierno honesto y
dialogante, que haga del combate contra la desigualdad la mejor inversión de
futuro de un gran país como el nuestro.
Puede que algunos otros se escondan. Yo, como ya hice dos años o hace seis
meses atrás, doy un paso al frente para liderar, si es preciso desde la oposición
y junto a los gobiernos socialistas municipales y autonómicos, la batalla contra
la desigualdad que la derecha, fiel a sus convicciones, ha decidido no librar.
Están en su derecho de rendirse.
Yo, nosotros, los socialistas no nos rendiremos.
Muchas gracias
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