lunes, 30 de noviembre de 2015

ERRORES DEBATE ELECTORAL

Pedro Sánchez (PSOE), Albert Rivera (Ciudadanos) y Pablo Iglesias (Podemos) han confrontado durante casi dos horas sus propuestasen el debate organizado por el EL PAÍS, el primero en Internet entre líderes con posibilidad de llegar a La Moncloa. Los tres han expuesto una batería de propuestas en todos los bloques analizados, pero también han mantenido agrios enfrentamientos cruzados, aunque dentro de un tono y un estilo nuevos con gestos como, por ejemplo, el tuteo entre los tres. Hubo enfrentamiento entre Sánchez y Rivera cuando el primero ha identificado a Ciudadanos con la derecha y el PP, y entre el socialista e Iglesias cuando este ha insistido en la presencia de exaltos cargos del PSOE en consejos de administración de grandes empresas. Todo ello en un debate ágil y sin el encorsetamiento de los anteriores y ante el atril vacío de Mariano Rajoy, candidato del PP, que se negó a participar.

Iglesias y Rivera se han esforzado en intentar identificar al PSOE con el PP y atribuir a los socialistas muchos de las disfunciones del sistema. Sánchez ha procurado presentarse como el líder del partido que más tiempo ha gobernado en España y que levantó el Estado de bienestar. "Los socialistas somos los arquitectos del Estado de bienestar", ha asegurado el candidato socialista.
La primera discrepancia se ha producido en el bloque referido al yihadismo y la posibilidad de que España tenga que intervenir en un conflicto bélico en Siria y Libia. Rivera ha explicado que con consenso y con respaldo de la legalidad internacional de la ONU es preciso ayudar a Francia. Sánchez también ha defendido el apoyo a Francia y ha recordado que el PSOE cambió la ley para que sea necesaria la autorización del Parlamento. Iglesias se ha desmarcado de los dos, explicando que los bombardeos no sirvieron para nada en Afganistán, Siria, Yemen o Irak y comprometiéndose a celebrar un referéndum antes de actuar.
En este punto llegó el primer ataque directo de Iglesias a sus dos oponentes al identificar a Rivera con Aznar y la Guerra de Irak y al contraponer la posición de Sánchez con la de José Luis Rodríguez Zapatero, reacia a las intervenciones militares.
En el siguiente bloque, el de las propuestas económicas, el principal punto de disconformidad ha sido el compromiso de Rivera para establecer un contrato único. Tanto los líderes del PSOE como el de Podemos rechazaron esta idea con el argumento de que se trata de una propuesta de derechas. Las propuestas económicas del líder de Ciudadanos fueron el complemento salarial, el contrato único, la reforma del régimen de los autónomos, la rebaja del IRPF y el cambio del modelo laboral". Las de Iglesias la lucha contra el fraude fiscal, la bajada del IVA, impuestos a transacciones financieras y la renovación del modelo productivo, con uso de energía limpia y renovable.
Sánchez se ha comprometido de nuevo a derogar toda la reforma laboral del PP y ha hablado de un "proyecto claro, progresista y realista" y la protección de los desempleados sin prestaciones, además de exponer lo que calificó de logros del PSOE en el estado de bienestar.
El cruce de reproches en este caso vino del rechazo al contrato único propuesto por Ciudadanos y el intercambio entre Iglesias y Sánchez. El líder de Podemos puso en duda las propuestas de Sánchez y acusó al PSOE de hacer propuestas en campaña que luego no cumple en el Gobierno. Y el socialista respondió con ironía: "Pablo quiere hacer lo que hicimos nosotros hace cuatro años".
"¿Con consejos y puertas giratorias o sin ellas?", le contestó el líder de Podemos en un primer asalto entre ambos sobre la salida de los socialistas de la actividad pública. El choque siguió cuando Iglesiasreprochó a Sánchez que la exministra Trinidad Jiménez vaya al Consejo de Administración de Telefónica y el socialista lo negara. Y mucho más adelante cuando el líder del PSOE recordó al de Ciudadanos que fue a unas elecciones con la formación ultraderechista Libertas. "Rivera no es de derechas, es de lo que haga falta", ha rematado Iglesias.
Han coincidido en proponer acabar con el voto rogado de los emigrantes y en un plan de retorno de los jóvenes que han tenido que irse a trabajar al extranjero. El líder de Ciudadanos ha aprovechadosu propuesta de acuerdo nacional para la educación para reprochar al PP y al PSOE las sucesivas leyes. "No basta con derogar lo que ha hecho mal el PP", le ha dicho Rivera a Sánchez. El socialista también ha atacado a Rivera por proponer en su programa copagos.
Otro de los puntos de enfrentamiento ha sido el de la política territorial. Rivera ha expuesto su idea de España en la que se aplica la ley frente al independentismo; Sánchez su oferta de reforma constitucional e Iglesias su compromiso de referéndum en Cataluña. "Ciudadanos tiene que ganar las elecciones el 20 de diciembre para decirle a Mas que hasta aquí hemos llegado", ha asegurado Rivera. Sánchez ha aprovechado para arremeter contra Iglesias: "Ninguna constitución recoge el derecho de autodeterminación, salvo el de la URSS, tu modelo, Pablo". "Ese es argumento de la caverna mediática", ha respondido el líder de Podemos, utilizando como referencia el referéndum de Escocia aprobado por el británico conservador David Cameron.
El capítulo de regeneración democrática terminó con un duro cruce entre los tres, arrojándose a la cabeza casos y actuaciones de cada uno. Ha abierto Rivera con propuestas como el fin de los aforamientos o listas abiertas, entre otras, que se recogerían en un pacto contra la corrupción. Sánchez se ha comprometido a que se persiga toda la corrupción "afecte a quien afecte" 
Iglesias ha insistido en la crítica a las puertas giratorias y el proceso revocatorio de altos cargos, entre otros, y ha incluido un reproche al PSOE: "Los que nos han metido en casos como la Púnica o los ERE no pueden librarnos de la corrupción". Y el socialista ha atacado a Rivera por apoyar al PP en la Comunidad de Madrid, donde se han producido numerosos casos de corrupción. También por tener como asesor a Luis Garicano que estaba en el consejo de administración de un banco intervenido.
Rivera contestó también con la referencia a los ERE; Iglesias con el apoyo de Ciudadanos al PSOE en Andalucía; Sánchez al de Podemos por tener por cabeza de lista por Jaén a alguien condenado por pegar a un concejal e Iglesias al primero por tener a un diputado autonómico en Madrid acusado de falsificar su currículum.
En el cierre, en el llamado minuto de oro, Rivera ha apelado a "recuperar el orgullo de ser español con un nuevo proyecto común para España"; Iglesias ha pedido que se lean los programas y se diferencie entre "inmovilistas y los que quieren cambio" y Sánchez ha reivindicado los "avances logrados juntos con gobiernos socialistas para liderar la España de las oportunidades, porque sabemos hacerlo y vamos a volver a hacerlo".

El líder del PSOE presumió de que la Administración Zapatero registrase una tasa de paro del 8%. De entrada, llama poderosamente la atención que los socialistas esgriman este tipo de argumentos, pues su último paso por La Moncloa se zanjó con un desempleo cercano al 25%.

También se equivocó Pedro Sánchez cuando afirmó que la reforma laboral del PP ha generado "más paro, más desigualdad y más precariedad". Ninguna de estas acusaciones se sustenta con los datos:
El candidato del partido del puño y la rosa fue más allá y afirmó que "es una obligación derogar la reforma laboral". En realidad, las condiciones del "rescate" que evitó la quiebra de España en 2012 nos obligan a mantener en pie la reforma laboral aprobada por la Administración Rajoy.

Pero la mala noche de Sánchez no solamente no remontó, sino que fue a peor conforme avanzó el bloque del debate dedicado a la economía. Por ejemplo, el líder socialista afirmó que España es el segundo país más desigual de Europa. En realidad, hay 18 países con un Coeficiente Gini más alto, de acuerdo con los estudios oficiales de las instituciones europeas.
El dirigente de la formación de izquierdas también se equivocó cuando subrayó la "desigualdad de riqueza en España" como un problema. En realidad, somos el tercer país desarrollado con menores diferencias en el patrimonio de sus ciudadanos.

Por si no fuese suficiente, el mandatario socialista criticó que "hay una derecha que quiere que el despido sea más barato", olvidando que fue el gobierno de Rodríguez Zapatero el que redujo la indemnización por despido de 45 a 33 días por año trabajado.

Otro punto bajo de la noche para Sánchez fue la interpelación que le hizo Albert Rivera cuando el debate se centró en las pensiones. El líder de Ciudadanos le pidió que concretase qué tipo de impuesto quiere introducir para financiar las prestaciones que cobran los jubilados, pero Sánchez fue incapaz de responder y solamente pudo reconocer que el PSOE quiere "buscar financiación complementaria".
Pero hubo un punto más en el que Sánchez quedó en evidencia. Hablaba entonces el candidato socialista de cómo su partido ha ayudado a "frenar los desahucios"... pero olvidaba el "Plan Chacón" del gobierno de Zapatero para agilizar los lanzamientos.

Rivera apela a los nórdicos de manera selectiva

El líder de Ciudadanos volvió a afirmar que el 90% de los trabajadores españoles tienen un contrato basura: en realidad, el empleo indefinido tiene una cuota del 75%, diez puntos porcentuales por encima de la cifra alcanzada en los peores momentos de la crisis.
Rivera también se mostró partidario de que "los autónomos sean el motor del país". Sin embargo, su programa fiscal para estos profesionales coincide con el de PP, PSOE y Podemos en este punto, lo que se traduce en una subida impositiva para el 85% de los trabajadores por cuenta propia.
Tampoco estuvo muy acertado el dirigente de la formación naranja cuando apuntó que su propuesta de reforma del IRPF permitirá incrementar el consumo y acelerar la actividad económica. Evidentemente, toda rebaja impositiva suma... pero la que han propuesto desde Ciudadanos tiene un alcance muy limitado: el trabajador medio apenas pagará 8 euros menos al mes. Un recorte demasiado tímido como para tener un impacto tan significativo como el que pregona Rivera.
Finalmente, Rivera también dijo que "hay que hacer como los países nórdicos, que tienen menos paro". Cierto es que dicho modelo laboral funciona mucho mejor que el español, pero también es importante señalar que Ciudadanos no ha propuesto prácticamente ninguna de las medidas que han garantizado el éxito de un mercado de trabajo donde la flexibilidad es tan pronunciada que cobrar un subsidio de paro es toda una odisea.

Pablo Iglesias ignora las lecciones del Plan E

Dijo Pablo Iglesias a la largo del debate que "si se invierte en crear empleo, se crea empleo". El problema con esta afirmación es que el Plan E ya demostró que, cuando el Estado es el eje de esa inversión, el resultado no tiene por qué ser tan bueno como apunta el líder de Podemos. Y es quecada empleo financiado por aquella iniciativa pública tuvo un coste de un millón de euros...
El dirigente de Podemos también se equivocó cuando apeló a la Constitución Española para defender "una fiscalidad más progresiva" en la que el IRPF podría llegar al 55%. Iglesias se refería así al artículo 31 de la Carta Magna, según el cual los deberes tributarios de los ciudadanos deben ajustarse a criterios de "igualdad y progresividad". Lo que no dice Iglesias es que dicho artículo también apunta que los impuestos deben ser "no confiscatorios" y "ajustados a la capacidad económica".
Hubo más fallos en las intervenciones del candidato comunista. Aquí van tres:
El candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, ha defendido este lunes que su partido es el único que ofrece a los españoles un proyecto de cambio "claro, conciso y realista".
Mientras tanto, los líderes de Ciudadanos, Albert Rivera, y de Podemos, Pablo Iglesias, le han acusado de ser lo mismo que el PP y, por eso, han defendido, respectivamente, que sólo ellos pueden garantizar que en España se gobierne de manera diferente.
Durante el debate que, organizado por El País, protagonizan los tres aspirantes a la Presidencia del Gobierno, el líder de los socialistas ha comenzado desviándose del tema central de este primer asalto --centrado en la economía-- para hacer un alegato en el que ha sacado pecho de los gobiernos anteriores socialistas y defender que es su partido el que puede ofrecer un cambio realista a los españoles.
Sin embargo, el líder de Ciudadanos ha atacado directamente a Sánchez al asegurar que su partido no tiene proyecto y ha defendido que sólo puede ofrecer a los españoles "lo mismo que el PP". Esta identificación también la ha hecho Iglesias, que ha ido un paso más allá al decir que una cosa es el PSOE en campaña y otra en el Gobierno.
Rivera también ha sido blanco de los ataques de los otros dos candidatos. Así, el líder de Podemos le ha identificado con el expresidente del Gobierno José María Aznar, mientras que el secretario general del PSOE le ha situado en la derecha y le ha acusado de "mentir" como, ha dicho, hace el PP, al prometer rebajas de impuestos.
La primera parte del debate ha comenzado con el enfrentamiento de Rivera y Sánchez, hasta el punto que el líder de Podemos ha llamado a "rebajar el tono". Eso sí, ha coincidido con el líder del PSOE en que hay propuestas de Ciudadanos que "se parecen" a las del PP.
Albert_Rivera "No proponemos fusion de ayuntamientos, proponemos fusion de sus servicios.
Albert_Rivera "Supresión de las diputaciones y fusión de los servicios municipales para garantizar aytos fuertes".
"Hay que garantizar servicios dotando de financiación a los ayuntamientos".
Albert_Rivera "Hay que preguntarse los motivos por los que España ha superado 3 veces el 20% de paro.
Albert_Rivera "Lo españoles están hartos del y tu mas. Lo que quieren son propuestas, regeneracion y cambio sensato".
Albert_Rivera "El 2º problema de los españoles es la corrupción. Proponemos un Pacto Nacional contra la corrupción".
Albert_Rivera "Proponemos un complemento salarial que permita a las rentas mas bajas llegar al final de mes".
Albert_Rivera "Proponemos una rebaja del 3% del IRPF a la clase media trabajadora para fomentar el consumo".
Albert_Rivera "El modelo dual laboral está obsoleto. Hay que dar estabilidad laboral".
Albert_Rivera "El complemento salarial ayudará a las familias a llegar a final de mes".
"Es necesario un pacto por la educación. Y si gobernamos dialogaremos con todos para alcanzarlo".
Albert_Rivera "Hay que generar riqueza para que aquellos que se han ido puedan volver a su país.
Albert_Rivera "Ciudadanos reforzará la Agencia Tributaria para recaudar un 60% más en la lucha contra el fraude".
Albert_Rivera "España tiene que cambiar su modelo económico porque claramente no ha funcionado.
Albert_Rivera "Es compatible ser feliz con ser productivo, conciliar la vida familiar y laboral es primordial.

La OCDE ha publicado la lista de páises con mayor desigualdad salarial,y España –donde el 10 % más favorecido acumula el 43 % de la riqueza total– está entre los países con mayor desigualdad salarial de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un problema que se ha incrementado durante la crisis económica, aunque se apunta una reciente mejoría. Esta la principal conclusión del informe "Juntos en ello. Por qué una menor desigualdad nos beneficia a todos", que sitúa a España en términos de diferencia salarial en el puesto 24 de la lista de 34 estados representados en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
"La desigualdad de ingresos netos disminuyó desde mediados de los años 80 pero aumentó fuertemente entre el 2007 y el 2011, aunque ha experimentado un retroceso desde 2012", resume el informe la OCDE. Esa organización, con sede en París, destaca que los salarios de los más pobres en España cayeron un 13 % al año entre 2007 y 2011, mientras que los ingresos del 10% más rico de la población solo se moderaron un 1,4% anualmente en el mismo período. Esto provoca que, por ejemplo, las capas más bajas de la sociedad en España tengan menos ingresos que sus equivalentes en la República Eslovaca, mientras que los ingresos medios son "bastante más altos en España", señaló la OCDE.
A pesar de que la pobreza disminuyó en 2012 respecto a lo anteriores años alcistas, si se consideran "los ingresos anteriores a la crisis, esta ha aumentado de forma considerable y España se sitúa aún muy por encima de la OCDE". "Las reformas fiscales introducidas entre el 2007 y el 2012 han reducido las prestaciones sociales de manera considerable y han incrementado los impuestos. Los resultados de la simulación muestran que la consecuencia ha sido una reducción de los ingresos netos para los hogares cuyas personas trabajan y para los no trabajadores", apunta la OCDE.

El desempleo, la principal causa

El desempleo, las precariedad laboral y el paro juvenil son los problemas que la OCDE recomienda corregir para mejorar la calidad del mercado de trabajo en España. Desde el estallido de la crisis económica, España ha sufrido la caída más importante del empleo en la OCDE, después de Grecia, con un descenso del 16 %. Las turbulencias económicas han afectado "en particular a los trabajadores atípicos o con un contrato no estándar ya que un 60 % de las pérdidas de empleo entre 2007 y 2013 han sido empleos temporales y ha afectado a los trabajadores con salarios bajos".
Si bien es cierto que "el año 2014 marcó una recuperación del empleo", el 60% de los jóvenes entre 15 y 29 años aún tiene un contrato parcial o temporal, apuntó la OCDE. El llamado "club de los países ricos" pide a los responsables políticos españoles que desarrollen "medidas para reducir las disparidades en los resultados educativos y reducir el abandono el escolar" y que mejoren "laentrada de los jóvenes en el mercado del trabajo". Para ello, se recomienda a España que, basándose en la reforma laboral de 2012, avance "en la creación de puestos de trabajo más estables" y en "reducir la dualidad del mercado de trabajo".
La OCDE también aconseja que se mejore la coordinación entre los esfuerzos del Gobierno central y de los autonómicos en políticas de empleo y que se refuerce la oferta de "servicios para grupos de menores ingresos, especialmente familias con menores o personas dependientes". Por último, y "una vez que mejoren las condiciones fiscales", la OCDE ve necesario que España implemente "medidas para revertir la tendencia a la baja en la redistribución, tanto por el lado fiscal como las prestaciones sociales". "Hemos alcanzado un punto de inflexión. La desigualdad en los países de la OCDE está en su nivel más alto desde que existen registros. Las pruebas muestran que la alta desigualdad es mala para el crecimiento", declaró en un comunicado el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría.

El estudio señala a Chile, México, Turquía, Estados Unidos e Israel como lospaíses desarrollados con más desigualdad, frente a la mayor armonización salarial de Dinamarca, Eslovenia, República Checa y Noruega. "Al no atacar las desigualdades, los gobiernos cortan el tejido social de sus países y dañan el crecimiento económico a largo plazo", subrayó Gurría.
Mucho se ha escrito en este blog sobre la precariedad laboral, sirva como ejemplo este post de Floren donde identifico a 11 millones de trabajadores en precario. O este de Marcel sobre la temporalidad asociada a la parcialidad.  El objetivo de este post es analizar la precariedad utilizando los distintos indicadores relevantes de los que disponemos.
Los últimos datos de la EPA del cuarto trimestre de 2014 son positivos, principalmente si nos fijamos en la creación de empleo, donde la tasa de crecimiento interanual se acelera hasta el 2,5%. Así en el año 2014 el empleo según EPA ha crecido un 2,5% mientras que el PIB, según el dato adelantado,  ha crecido tan solo un 1,4%. ¿Cómo es posible que el PIB haya crecido mucho menos que el empleo? La simple comparación de estas dos cifras ya nos dice casi todo sobre la calidad del empleo creado.
Empezamos con la tasa de temporalidad que mide el porcentaje de contratos temporales sobre el total de asalariados. Por desgracia, como se puede ver en el siguiente gráfico la alta tasa de temporalidad es algo que nos acompaña durante décadas. Las múltiples reformas laborales no han sido capaces de atajar este problema (ver estos artículos para un análisis de las últimas reformas laborales, aquí o aquí y este post para una primera valoración de la reforma laboral de 2012). En todos estos documentos vemos cómo, tras múltiples reformas, la lucha decidida contra la dualidad laboral es la gran ausente.
En el gráfico 1 se ve cómo, a diferencia de la crisis del 92 donde la destrucción del empleo vino acompañada del aumento de la temporalidad, en la crisis actual la temporalidad laboral cayó cuando se destruyó empleo y vuelve a subir tan pronto como se recupera. Dichas crisis son distintas, la del 92 vino acompañada de reconversiones industriales y reestructuraciones de plantillas donde se sustituyeron trabajos indefinidos por temporales. Por el contrario, la crisis actual afectó principalmente al sector de la construcción, donde la gran mayoría tienen contratos temporales, y además en un momento en el cual las empresas estaban habituadas al uso abusivo de la contratación temporal para adaptarse a los cambios en la demanda.
Una primera radiográfica de los contratos temporales resumida en el gráfico 2, nos hace ver que el 40% de todos los contratos temporales, tiene una duración inferior a 3 meses, ¿tiene esto algún sentido?. Y el 55% menos de 6 meses. Es lamentable que un 8% no dure ni una semana. Y un 15,7% menos de un mes.
¿Pero a qué tipo de trabajadores afecta la temporalidad? Como podemos ver en el gráfico 3, afecta principalmente a los jóvenes, con tasas cerca del 70%. Una primera interpretación del gráfico 3 nos puede hacer pensar que la temporalidad cae con la edad. Hay otra interpretación que, por desgracia, creemos más probable. Para tener un contrato temporal hay que ser contratado, y por desgracia el paro de larga duración aumenta con la edad, siendo superior al 70% para los trabajadores mayores de 40 años. Además, tal como mostraron Floren y Marcel en el gráfico 2 de este magnífico post: cuanto mayor es la duración en el desempleo menor es la probabilidad de encontrar un empleo.
En el gráfico 4 vemos la tasa de temporalidad por nivel educativo. Y nos muestra cómo la temporalidad es mayor entre los trabajadores jóvenes y aumenta a medida que baja el nivel de cualificación (salvo para los jóvenes universitarios).
Cuando hablamos de precariedad en nuestro país, también es importante analizar la Tasa de Parcialidad definida como el porcentaje de trabajadores con contrato a tiempo parcial sobre el total de asalariados. En primer lugar, como vemos en el gráfico 5, más de un 40% de los contratos a tiempo parcial son también temporales. Esto significa que de los 2,5 millones contratos parciales que tenemos en el cuarto trimestre de 2014, 1 millón son también temporales.
En segundo lugar, como podemos ver en el gráfico 6, el 60% de todos los trabajadores con contrato a tiempo parcial no están satisfechos con la jornada y desearían trabajar más horas.
También merece la pena analizar las horas extra no remuneradas. La EPA tiene estas cosas, como es una encuesta pues pregunta a los trabajadores por esta situación que a todas luces es ilegal. Pues bien, como podemos ver en el gráfico 6, el porcentaje de horas extra no remuneradas es cercano al 60%. Y esto, ¿cómo puede ser? ¿cómo es posible que la inspección de trabajo no sea capaz de acabar con esta explotación?. La verdad que tiene una difícil explicación. Pero lo cierto es que parece que la política de inspección ha destinado más recursos a controlar el fraude en el uso de prestaciones que en luchar contra dicha explotación ilegal. Así, según se desprende de la información de la Unión Progresista de Inspectores de trabajo (ver la sección 3 de este informe): en el año 2013 se realizaron 1.247.092 actuaciones, de las cuales el 44,32 % de las mismas (552.776) se dirige al control de empleo (básicamente ver si el trabajador está de alta o está cobrando una prestación) y tan solo el 14.097 (el 1,13%) se dedican a comprobar el tiempo de trabajo. Si la probabilidad de que te pillen es baja, ya que parece que no se destinan recursos suficientes a controlarlo,  no es difícil entender qué puede pasar.
Como complemento, para entender mejor la precariedad con la que vive un trabajador con contrato temporal es útil analizar la información que nos aportan las transiciones calculadas con la EPA de flujos y resumidas en la Tabla 1. Pues bien, si un trabajador tiene un contrato temporal este trimestre, lo más probable es que también lo tenga en el próximo trimestre. En concreto el 67% de los trabajadores con contrato temporal vuelve a tener un contrato temporal, el 20% estará en paro y tan solo el 4,5% conseguirá un contrato indefinido. Pero además, si en el anterior trimestre estaba en una situación de desempleo, lo más probable es que siga en desempleo y parece que la única vía para salir de allí es con un contrato temporal.En concreto, el 68,5% de los parados continuará en paro (sube al 75% si es un parado de larga duración), el 15% conseguirá salir del desempleo con un contrato temporal y tan solo el 2% lo hará con un con un contrato indefinido. Si analizamos nuestro mercado de trabajo con una visión dinámica vemos como todo se mueve a través de los contratos temporales.
A la luz de la evidencia mostrada en este post, creemos que nadie pondrá en duda la relación entre la precariedad y la desigualdad. También hemos hablado de desigualdad en este blog, sirva como ejemplo estos dos post de Samuel al respecto (un análisis con la Encuesta de Financiera de las Familias o un análisis en perspectiva histórica). Siguiendo la idea de Floren en su post sobre “11 millones de trabajadores en precario”, en el gráfico 8, vemos representada la relación entre un indicador de precariedad (ratio entre desempleados más temporales sobre el total de la población activa) y un indicador de desigualdad (Coeficiente de Gini).
Alguien podrá decir que lo importante es encontrar trabajo y que es mejor un contrato temporal a estar en paro. Pero esto sería resignarse a tener un mercado de trabajo con un uso racional de la contratación sin abusar de la temporaliad. Y la pregunta es, ¿para qué sirve un contrato temporal? A estas alturas no se nos ocurren argumentos para defender la temporalidad (ver aquíun post sobre por qué han divergido tanto las tasas de paro en España y Francia en la Gran Recesión o ésta sobre por qué esta crisis la están pagando los jóvenes). La temporalidad es mala para los trabajadores porque la alta precariedad y vulnerabilidad contractual les impide poder desarrollar una vida con normalidad. Pero también es mala para la economía en su conjunto. La alta rotación laboral asociada a las altas tasas de temporalidad hace menos atractiva inversión en capital humano de los trabajadores tanto por parte del trabajador como por parte del empresario. Además, altas tasas de temporalidad dificulta los ajustes de plantilla, retrasa los cambios tecnológicos y dificulta la supervivencia de la empresa en una crisis. Si no hacemos nada, veremos cómo crece el empleo al mismo tiempo que aumenta la precariedad vía contratación temporal. También veremos cómo cae el desempleo al mismo tiempo que aumenta el paro de larga duración. Soluciones hay, sólo falta valentía para aplicarlas…
Práctica y teoría confluyen: salarios más bajos, mayor temporalidad, más parcialidad en la contratación y menor cobertura de la negociación colectiva. Los expertos coinciden a la hora de definir elpanorama laboral que empieza a intuirse en España.
El paro se ha reducido en los últimos meses (en marzo hubo 60.214 desempleados menos inscritos en los servicios públicos de empleo, un total de 4.451.3939) y la afiliación a la Seguridad Social creció en ese mismo mes en 160.579 personas respecto al mes anterior, elevando la cifra total de adscritos al sistema a los 16.832.801 trabajadores.
Pero estos datos no son suficiente. "La recuperación se está dando a costa de la precariedad de los trabajadores", valora Toni Ferrer, Secretario de Acción Sindical de UGT.
El Gobierno de Mariano Rajoy apostó por la reducción de los costes laborales como vía para aumentar la competitividad de las empresas españolas y esa reducción se ha hecho con cargo al salario y las condiciones de los empleados.
Los trabajadores ganan menos -un 0,2%, según los datos del INE correspondientes a 2014- y se enfrentan a una mayor temporalidad: de los 1.441.775 contratos que se firmaron en marzo, sólo un 10% (144.291) fueron indefinidos, frente al 90% (1.297.484) que fueron temporales. Pese a todo, desde el ministerio de Trabajo señalan también el aumento en los contratos indefinidos, al anotar en marzo una subida del 27,2% respecto al año anterior, frente a la subida del 21% que se dio en los temporales.
También ha crecido la parcialidad. Miguel Coque apunta, por ejemplo, que sólo en Extremadura, este tipo de contratación había aumentado un 60% hasta finales de diciembre. Algunas voces defienden que esta es una de las vías a las que debe aferrarse España para generar empleo y ponen de ejemplo a países como Holanda, donde la tasa de trabajo parcial ronda el 50%. "La diferencia con los Países Bajos es la voluntariedad. Allí, gran parte de los trabajadores prefieren una jornada más reducida para favorecer la conciliación; en España, la parcialidad es algo involuntario, impuesto por las condiciones económicas" y tiene como consecuencia que muchas personas busquen una segunda ocupación para aumentar sus ingresos. "Hay más pluriempleados y el grado de estabilidad ha desaparecido", explica Toni Ferrer.
Para los sindicatos, la reforma laboral aprobada por el Ejecutivo en 2012 y las sucesivas modificaciones que han introducido son las principales responsables de esta situación.
"La reforma impuso un nuevo marco en la relación entre empresario y trabajador que dificulta la denuncia de éstos últimos. Se cargó la negociación colectiva", opina el responsable de CCOO en Extremadura.
"O se deroga la norma y se vuelve al acuerdo anterior a ella, o no habrá cambio. En ningún otro país ocurre que la ley permita a la empresa empeorar las condiciones de sus trabajadores y además los despidan", apunta Ferrer.
En primer lugar, cabe señalar que la acentuación en el proceso de terciarización que se está modelando en la economía española puede incrementar los desequilibrios de la misma. Esta dinámica, que podemos denominar de terciarización sesgada, está claramente orientada a incrementar la especialización vinculada al turismo y las actividades afines, profundizando en los problemas de debilidad asociados al monocultivo (particularmente en algunos territorios) y en el carácter periférico y subsidiario que esta actividad confiere dentro de la división internacional del trabajo. 
Conviene recordar la elevada volatilidad de esta actividad, más aún cuando descansa sobre los bajos precios, y su elevada dependencia de grandes grupos operadores internacionales. Cabe remarcar, en este sentido, que las actividades en las que más ha crecido el empleo entre 2013 y 2014 son, además del sector primario, hostelería, transporte, actividades financieras, inmobiliarias y actividades recreativas, junto a la sanidad y los servicios sociales, mientras que la industria manufacturera ha seguido perdiendo empleo. 
Dinámica que confirma una vez más que “gran parte de los problemas de la economía española provienen de su posicionamiento en la estructura económica mundial. Ni tiene un lugar entre las economías de bajos salarios ni tiene una posición tecno-productiva que permita situarse entre las naciones de vanguardia. Las repetidas reformas laborales y la política de moderación salarial, orientadas en parte a mantener posiciones frente a los países de bajos salarios no han resuelto los problemas. (Recio 2009a: 142). 
En segundo lugar, la acentuación de la pérdida de peso del sector industrial, que ya viene de lejos, lleva consigo efectos importantes: a) una reducción del peso de la industria en la estructura productiva hasta niveles no deseables; b) la consiguiente reducción en los servicios de alta productividad vinculados a la industria; c) de continuar la política de reducción del gasto público y de recortes en los servicios públicos se agravaría la situación sumando al sector público a la dinámica regresiva en términos de empleo y de servicios de alta productividad comentada para el sector privado. 
La desindustrialización de la economía española aparece vinculada también al infradesarrollo de las actividades profesionales, científicas y técnicas y en general de las actividades de I+D. La crisis no ha hecho más que acentuar este proceso.
En tercer lugar, la intensa expansión de los empleos a tiempo parcial. Esta figura está ganando un protagonismo creciente sobre todo por el impulso que se le está dando desde la política económica a partir de la opción por la extensión de los ‘minijobs’ como vía para reducir la tasa de desempleo, cambiando éste por subempleo. No debe olvidarse que se trata de una figura atípica y mayoritariamente precaria (Lorente, 2003) por su combinación con la temporalidad, concentración en sectores de bajos salarios, discontinuidad e irregularidad de las jornadas, etc. También destaca su carácter mayoritariamente involuntario, ya que según la EPA el 62,4% de estos trabajadores declara que trabaja a tiempo parcial por no haber podido encontrar un trabajo de jornada completa.
La evolución del empleo a tiempo parcial ha continuado incrementándose a un ritmo considerable, experimentando sólo ligeras reducciones los años con mayor incidencia de la crisis. 
Esta evolución ha situado la tasa de parcialidad de los asalariados en un considerable 16,2% en 2014 –aumentando casi cinco puntos desde 2008- siendo la de los indefinidos un 13,2% en 2014 y la de los temporales un 31,3%. En total casi dos millones y medio de trabajadores asalariados tienen una jornada parcial en 2014 y todo apunta a que el volumen irá en aumento. 
Ello sugiere que la flexibilidad cuantitativa que habitualmente obtenían los empresarios mediante la gestión de la fuerza de trabajo bajo contratación temporal puede estar mutando o combinándose hacia la que obtienen mediante la figura del tiempo parcial. En cuarto lugar, el nuevo repunte de la temporalidad evidencia claramente que el descenso de los últimos años era transitorio y que la tendencia histórica de precarización del trabajo vuelve a intensificarse hacia el futuro. 
Los datos más recientes muestran bien a las claras este proceso. En el último año, mientras los asalariados con contrato indefinido han caído un 1,9% (210.000 empleos) los temporales han aumentado un 5% (152.500 ocupados más). El resultado de esta dinámica es bien claro: con datos del primer trimestre de cada año, la tasa de temporalidad que en 2008, al inicio de la crisis era del 30%, había alcanzado un mínimo del 21,9% en 2013 y ha vuelto a crecer hasta un 23,1% en 2014. 
En quinto lugar, la devaluación salarial, que ya venía de los años previos a la crisis – en el ciclo expansivo los salarios vieron reducida su participación en el PIB- y que se ha intensificado con ésta, convirtiéndose en el eje vertebrador de la estrategia de salida a la misma que pretenden imponer los poderes económicos y políticos. El coste salarial por trabajador ha disminuido un 1,96% entre 2012 y 2014 (un 0,19% en el último año). Algunas de las actividades que han mostrado en los últimos meses saldos ligeramente positivos en la contratación, figuran entre aquellas con menores niveles salariales. 
Este es el caso, señaladamente, de la hostelería con un coste salarial medio (1.455 euros) que representa un 60% del coste medio de todas las actividades (2.474 euros), de acuerdo con la Encuesta Trimestral de Coste Laboral del INE. Bajos niveles salariales que también se dan, entre otras, en las actividades inmobiliarias o las artísticas y recreativas. 
Los efectos de estas políticas resultan demoledores: cae aún más la ya baja participación de los salarios en el PIB - entre 2009 y 2012 han perdido 3,2 puntos- y aumenta fuertemente el porcentaje de trabajadores pobres, que pasa de un 10,7% de los asalariados en 2007 a un 18,9% en 2011, de acuerdo con los datos de la Encuesta Anual de Estructura salarial del INE. 
Finalmente, la reducción del peso del sector público, como resultado de las políticas de privatizaciones y recortes que, con la excusa de la estabilidad presupuestaria, se han intensificado en los años de crisis. El proceso de privatizaciones, vivido desde la década de los noventa, explica que en esta primera crisis del siglo XXI la lógica privada haya ganado terreno también en los sectores en los que había predominado la iniciativa pública.
A esto se une el creciente recurso a externalización y subcontrataciones en las actividades más propias del sector público, así como drásticas reducciones en la intensidad y calidad de estos servicios y el predominio en su gestión de la lógica privada del beneficio contable y la eficiencia a corto plazo, incidiendo particularmente en la gestión de la fuerza de trabajo (reducciones de plantilla, precarización, degradación de las condiciones de trabajo, etc.).
No es difícil, por tanto, prever que la tasa de temporalidad volverá previsiblemente a sus niveles anteriores cuando se recupere el empleo, el sistema productivo periférico español se reactive y la clase empresarial española aplique las estrategias habituales cortoplacistas y miopes, centradas en la consideración de las costes laborales como un gasto a minimizar en lugar de una inversión, como se contempla en buena parte de las industrias de los países centrales de la UE. 
Este escenario de previsible crecimiento futuro de la tasa de temporalidad en España se puede atajar de dos formas: la primera, combatiendo exclusivamente los síntomas, profundizando en la línea de las reformas que vienen aplicándose en los últimos tiempos al mercado laboral y no abordando la raíz del problema situada en la debilidad y el carácter periférico del sistema productivo español, sino solamente en su reflejo en el mercado laboral. Esta vía encuentra su plasmación más clara en los debates actuales en la que podemos sintetizar como la solución del “contrato único”, que pretende acabar en el límite con la temporalidad haciendo a todos los asalariados temporales, es decir sin ninguna garantía contractual de continuidad. 
Es una cuestión de etiquetas, si ya no se llaman eventuales, no aparecen diferenciados, no se recogen aparte en las estadísticas, y desaparece la visibilización del problema que a fin de cuentas es lo que parece importar al establishment, independientemente de que esos trabajadores no tengan continuidad y no puedan planificar un escenario de estabilidad laboral lo que remite a una situación de igual precariedad laboral. 
Es una situación similar a la pretendida solución al desempleo por medio de “minijobs”. La filosofía que la inspira es similar: no es la solución al desempleo creando empleo, sino ocultando el desempleo. Más aún, la precariedad ya no es una señal de identidad de los contratos temporales únicamente, sino que se puede afirmar ya respecto de los contratos indefinidos, sometidos a periodos de prueba de un año, a modificaciones salariales o de condiciones de trabajo con pocas garantías o a despidos con costes económicos y procedimentales reducidos. 
La salida de esta crisis requiere, por tanto, una urgente recomposición de la relación de empleo estable y digno, de los equilibrios de fuerzas entre empresarios y trabajadores así como del respeto estricto a los marcos normativos internacionales respecto de los principios de trabajo digno y estabilidad en el empleo. 
Son necesarios, por tanto, cambios urgentes en el marco normativo que desincentiven la temporalidad y que contemplen, entre otros, los siguientes aspectos: asegurar el estricto respeto del principio de causalidad en la contratación temporal; impedir el uso del contrato de obra en contratas y subcontratas; prohibir el uso del encadenamiento de contratos no sólo respecto al mismo trabajador sino respecto al mismo puesto de trabajo; promover la utilización de los contratos fijo periódico y fijo discontinuo para la cobertura de las actividades intermitentes y de temporada; recuperar el contrato indefinido como única modalidad contractual sin término final (eliminación del contrato indefinido de apoyo a los emprendedores); desincentivar realmente el recurso a la contratación temporal mediante el aumento de las sanciones en la cotización y el aumento de las indemnizaciones por finalización de contrato; reforzar la exigencia del principio de igualdad entre temporales e indefinidos (el trabajador temporal debe dejar de ser más barato a diario); establecer sanciones contractuales realmente disuasorias al uso del fraude de ley; reforzar la actuación contra el fraude, aumentando los medios y los instrumentos jurídicos de la Inspección de Trabajo e incrementando los medios de control sindical sobre el recurso a la temporalidad en cada una de las empresas.
Las reformas que propician la temporalidad actúan como elemento facilitador de la extensión del problema. Pero este problema obedece a unas causas subyacentes vinculadas al modelo productivo y a una insuficiente presencia y actividad sindicales. 
En sintonía con la propuesta de Rubery (1989), el marco de análisis considerado ha explicitado la interacción de varios factores para explicar la elevada temporalidad -y en general la precariedad laboral- existente en el mercado laboral español: el sistema de regulación del mercado de trabajo, el modelo productivo, la cultura empresarial y el sistema de reproducción social.
 Los cuatro conjuntos de instituciones sociales abarcan aspectos tales como la demanda de trabajo, en cantidad y calidad del empleo generado; la regulación bajo la cual el trabajador es empleado; las vías de acceso al empleo y a la capacitación profesional; la mano de obra disponible para los distintos puestos de trabajo; y los sistemas de distribución de la renta. Aspectos todos ellos que se han mostrado relevantes. 
Sin entrar a detallar todos sus ingredientes, es evidente que el grueso de la estrategia para combatir la precariedad laboral debe descansar en adoptar las medidas necesarias para contribuir al cambio de modelo productivo y de cultura empresarial. A su vez, una cierta presión institucional, derivada de una mayor presencia y acción sindicales y de un marco institucional que apueste por la estabilidad laboral, parecen el complemento ideal para alcanzar el cambio deseado. 
Un cambio que reduciría la importancia relativa del segmento secundario en el mercado de trabajo español. Esta vía debería centrarse en el fortalecimiento del sistema productivo, estrategia que aunque lenta y progresiva supone reorientarse en el camino correcto. Supone poner las bases para reindustrializar el país y desarrollar un sector de servicios avanzados para esta industria. El objetivo es que el grueso del entramado productivo del país reoriente su estrategia de competitividad, abandonando la vía centrada en el bajo precio y bajos salarios para apostar por la innovación y el desarrollo de productos y servicios de mayor valor añadido. 
Supone un cambio en las prioridades de inversión tanto públicas cono sobre todo privadas donde la educación, la ciencia, la formación de los trabajadores, y la famosa -por reiterada en los discursos de forma retórica- I+D, incrementen su presupuesto en línea con los países más avanzados. Para avanzar en este objetivo los mayores esfuerzos de cambio se tienen que hacer en el modelo productivo, y en un conjunto de áreas que fomenten la transformación de éste en el sentido indicado como son el sistema educativo y de formación, el sistema de ciencia y tecnología, la política fiscal, etc., pero en lo relativo al mercado laboral creemos necesario recomponer la “relación de empleo estándar” como fórmula laboral que otorga valor al trabajo asalariado, que permite la inversión en éste, mediante una mayor formación de la fuerza de trabajo y que le dota de los derechos laborales que fomentan su desarrollo y estabilidad.
Esta relación de empleo estándar se muestra así la figura laboral acorde a un modelo productivo más avanzado y que centre su vía de competitividad en la calidad y en la innovación. En este sentido debería también reinstaurarse la causalidad en la contratación temporal, de forma que las figuras temporales quedaran circunscritas exclusivamente a tareas discontinuas en el tiempo, bien estacionales o por tener una duración limitada.
La transformación de la legislación laboral se muestra así como un ingrediente que potenciaría esta transformación del modelo económico aunque obviamente no sería el prioritario, y lo que es más importante debería producirse en sentido contrario al que viene desarrollándose en las últimas décadas, reformas laborales que la evidencia se encarga de mostrar su efecto desastroso y trágico. 
En cualquier caso, no se trata sólo de cambiar la normativa, sino sobre todo de conseguir también su cumplimiento real en el mundo de la empresa, lo que exige una acción más decidida de la Inspección de Trabajo, dotada de mayores medios, y la existencia de un contrapoder sindical efectivo a nivel empresarial. 
A todo lo anterior cabe añadir una acción decidida para reducir las desigualdades sociales, que se hallan en la base de la generación de unas bolsas importantes de mano de obra forzada a aceptar con resignación los empleos de muy baja calidad. Los ámbitos de actuación en esta área son múltiples. En primer lugar, requiere actuar en el reparto de las tareas reproductivas avanzando hacia un modelo más equitativo que supere definitivamente el modelo patriarcal que condena a las mujeres a una posición subsidiaria de los varones tanto dentro como fuera del hogar. 
El sistema educativo en nuestro país constituye otro gran ámbito generador de desigualdades sociales en lugar de corrector de las mismas, como evidencian claramente las enormes bolsas de fracaso escolar que constituyen una cantera de mano de obra idónea para el desarrollo de la precariedad laboral. A su vez, la importación de mano de obra constituye otro mecanismo que garantiza una provisión de mano de obra funcional con las estrategias empresariales precarizadoras. 
Con todo, buena parte de las desigualdades sociales encuentran su origen en una distribución de la renta fuerte y crecientemente desequilibrada. La reducción salarial y las políticas públicas escasamente distributivas son los determinantes fundamentales de estas desigualdades. Resulta urgente por tanto actuar en los ámbitos de la reorientación del modelo productivo, de la redefinición de la normativa laboral, de la necesaria mayor presencia de los representantes de los trabajadores a nivel de empresa y en la concertación social y de la corrección de las desigualdades sociales. Las enormes resistencias que se vislumbran frente a los cambios necesarios no deben constituir sin embargo un obstáculo para empezar a avanzar en la dirección correcta para reducir la precariedad laboral en España.