jueves, 26 de octubre de 2017

SESIÓN PLENO PARLAMENT 26 OCTUBRE CIUDADANOS



Inés Arrimadas García 

Gracias, señora presidenta. Señor presidente, señores diputados, señoras diputadas. Ni El Proceso de Kafka era tan kafkiano como el proceso del señor Puigdemont. Esto ya es kafkiano, esto es un ridículo espantoso. Ja n’hi ha prou, president, ja n’hi ha prou. Yo creo que hay millones de personas, millones de catalanes, que están mirando hoy la televisión y que dicen «Ya se nos ha agotado la paciencia.» ¿Hasta dónde se creen ustedes que van a aguantar los catalanes? 

¿A usted le parece normal lo que han hecho en el día de hoy? ¿A usted le parece normal la vergüenza que hemos tenido que pasar todos los que queremos a esta institución, los que defendemos a esta institución, los que defendemos la autonomía de Cataluña? (Veus de fons.) Ha sido realmente, señor Puigdemont, lamentable. 

Y para pararlo de rematar, o sea, para acabarlo de rematar, ¿ni siquiera tiene la decencia de venir aquí y hablarle a los representantes de los catalanes? (Alguns aplaudiments.) Pero, ¿cómo puede ser esto? Miren, el otro día, el lunes pasado, hice una rueda de prensa, y al acabar, todos los periodistas, que no había pocos, me preguntaron: «¿Tú crees que el presidente Puigdemont irá al Senado?» Y yo les dije: «Mire, no lo sé, no suelo hablar mucho, últimamente, con el presidente Puigdemont, pero yo creo que no va a ir al Senado.» 

Me dicen: «Cómo no va a ir, pero si tiene que presentar las alegaciones?» Digo: «el presidente Puigdemont es el presidente al que menos le gusta dar la cara del mundo» Usted no quiere debatir nunca, señor president. Usted no fue al Senado, cuando tuvo la oportunidad ¿por qué? porque es que el resto de presidentes iban a poder hablar; usted no fue a la conferencia de presidentes ¿por qué? porque es que el resto de presidentes iban a poder hablar. Usted no fue al Congreso cuando se le invitó ¿por qué? porque no le gusta debatir. 

A nosotros nunca nos hace réplica, el otro día que vino usted a hacer esa declaración de independencia, que luego la suspendió, ni nos hizo la réplica. Le hemos pedido quince veces comparecencia en este Parlament, quince, los grupos de la oposición, para que venga a hablar de diferentes temas, durante esta legislatura. ¿Sabe cuántas veces ha venido? cero, a usted no le gusta dar la cara, señor president, no le gusta dialogar, no le gusta debatir, no le gusta negociar con quién no sea como usted, con quién no piense como usted. 

Usted sale, en una rueda de prensa, sin preguntas, lee un texto escrito, como el otro día y aquí se acabó. O sí, le gusta mucho ir a los mítines de la ANC, de Òmnium, a cuando usted lo tiene todo muy controlado, entonces sí que va usted. Yo le digo de verdad que, si le quedaba alguna legitimidad para ser presidente de la Generalitat, hoy la ha perdido. Pero le juro que incluso a mí me ha sorprendido que ni siquiera hoy haya salido usted a dar la cara, a explicarle a los catalanes, no a nosotros, a los cientos de miles de catalanes a los que representamos, para explicarnos qué es lo que ha pasado hoy, president. 

Bueno, hoy, podría explicarnos años, pero con que nos explicara lo que ha pasado hoy, nos conformaríamos. Y me hicieron otra pregunta, el lunes, me dijeron: «¿Tú crees que el presidente Puigdemont convocará elecciones y volverá a la legalidad para, bueno, para parar todo esto ya? Y le dije: «Mire, no lo sé, pero yo creo que no.» ¿Sabe por qué? Porque usted es el presidente de la Generalitat que más oportunidades ha perdido, ha tenido oportunidades de parar todo esto y las ha ido perdiendo, una por una. 

¿Usted se cree que un presidente de una comunidad autónoma, o de un Land o de un departamento o de alguna región de algún país de Europa, hubiera tenido las oportunidades que ha tenido usted de rectificar después de lo que ha hecho? ¿después del desafío a la democracia que usted ha cometido, usted se cree que la señora Merkel le habría mandado una cartita para preguntarle: «usted realmente declaró la independencia, sí o no?» ¿usted se cree que la señora Merkel o el señor Macron le hubiera dado a usted esa oportunidad? 

Yo creo que no y creo que hay millones de catalanes que piensan que tampoco. Las oportunidades que usted ha tenido de dialogar, de ir a defender los intereses de los catalanes, de explicar lo que estaba pasando, de intentar buscar una solución, las ha dejado pasar una por una y la última es la de hoy, de las elecciones. 

Ha sido un clamor en las últimas horas, president, se lo estaban diciendo muchísima gente, medios afines, editoriales de medios afines: «president, posi les urnes» La única manera de parar todo lo que estaba pasando y usted lo sabía, era volver a la legalidad, volver al Estatuto de Autonomía, devolver la legitimidad a este Parlament y a la legalidad, y convocar elecciones autonómicas. Y usted, de nuevo, ha evitado el diálogo, porque no quiere dialogar, no sabe dialogar, president Puigdemont, si no, nos haría réplicas; si no, vendría hoy a dar la cara; si no, habría ido al Senado; si no, habría ido a la conferencia de presidentes. 

Y ha dejado de nuevo una oportunidad fantástica de acabar con esto. Nos está haciendo mucho daño el procés a Catalunya, president, usted utiliza mucho el nombre de Cataluña y a los que más está afectando es a los catalanes. Y le vuelvo a decir una cosa, que le he dicho muchas veces, no puede hablar de que el pueblo de Cataluña está unido en una causa, no es verdad. El pueblo de Cataluña está dividido. 

Y hoy usted ha percibido, durante unas horas, lo que es recibir algunas críticas de esa parte de la población que tenía puestas tantas esperanzas en usted, no sé si eso le ha hecho cambiar de idea en el último momento, han sentido el aliento de lo que es el nacionalismo, por una vez, en sus nucas. Pero es que, presidente, no deje –de verdad– de pasar más oportunidades, todavía está a tiempo, todavía está a tiempo de volver a la legalidad y de convocar elecciones. 

A mí me volverán a preguntar, periodistas, y yo diré: «tiene tiempo, pero no creo que lo haga» porque entonces, usted dejaría de ser el president Puigdemont para ser otra persona, para ser otro tipo de presidente. Hoy, lo que hemos visto ya es la gota que ha colmado el... Fitxer 2 el vaso. Estamos perdiendo legitimidad y credibilidad a nivel internacional. No se puede hacer esto con la imagen de Cataluña, presidente Puigdemont. No hay derecho a hacerle esto a los catalanes. 

Y le digo más: incluso a los suyos. Usted ha ilusionado a una parte importante de la población de Cataluña a la que no le va a poder dar lo que usted le está pidiendo..., lo que usted le está prometiendo. Yo no sé si se acuerda hace unos meses, de esos tiempos en los que pudimos hacer un debate sin réplicas, como usted hace siempre, y yo le dije: «President Puigdemont, a mí no me van a venir los catalanes a mirarme a los ojos a decirme que les hemos engañado y que les hemos prometido una cosa que no se podía hacer y que les hemos prometido la arcadia feliz de la independencia y que al final ha quedado en nada.» 

Pero a usted sí que le van a venir a pedirle explicaciones. Se lo dije hace meses y creo que hoy ha intuido un poquito de lo que se le viene encima, señor Puigdemont, porque por mucho que usted siga prometiendo cosas, nada de lo que usted ha prometido a toda esa gente que se ha ilusionado legítimamente va a poder llevarse a cabo. Y lo que es peor, usted se ha cargado la autonomía de Cataluña. Es que queremos recuperarla. 

Usted no respeta el Parlament de Catalunya, ¡si no quiere ni hablar con los representantes legítimos de la oposición, que representamos a más catalanes que ustedes! Usted ni siquiera defiende a los catalanes en aquellos ámbitos de diálogo y de negociación, como son la Conferencia de Presidentes. Qué pena que nuestro presidente no pueda ir a hablar de mejorar las infraestructuras para Cataluña o de mejorar un sistema de financiación. Si es que usted no ha querido ir, no le gusta debatir, no le gusta dialogar. 

Es el presidente que más ha hablado de diálogo y que menos lo ha ejercido. A usted le gusta el monólogo. Leer un discurso, un monólogo, y que no le hagan preguntas. No debatir. No puede apelar al diálogo el presidente que menos ha dialogado de la historia democrática de Cataluña. Y ustedes han ido contra el Estatuto de Cataluña, contra el Consell de Garanties Estatutàries, contra el reglamento de este Parlament, contra los letrados de este Parlament... Ha ido contra las bases de la democracia, señor Puigdemont. 

Por cierto, este Parlament, que se vuelve a abrir únicamente para hablar del monotema. ¿Sabe cuántas semanas lleva usted sin someterse a control, señor president?, que eso es otra muestra de que le gusta muy poquito dar la cara. Ocho semanas. Siete semanas y algo. No hay ningún presidente que no esté en funciones, porque cuando hay..., cuando un gobierno está en funciones es normal que no haya sesiones de control, pero que se supone que esté trabajando..., que se suponga que esté trabajando, que lleve dos meses sin someterse a una sesión de control. 

Es que ya, por dignidad, usted debería pedirle a la presidenta que le deje someterse a una sesión de control, president, por dignidad personal. ¿Pero qué pasa? Que a usted no le gusta dialogar, a usted no le gusta debatir, a usted no le gusta dar la cara. Y por eso en este Parlamento le digo que no nos han permitido debatir sobre la Ley de presupuestos, que ya deberían haberla llevado al Parlament, el proyecto de ley. No nos han permitido hacer un debate de política general. ¿Por qué? Porque a usted no le gusta dialogar, señor Puigdemont. No nos han permitido hacer comisiones... Mire, le voy a comentar una anécdota. 

El otro día estábamos en una carpa de Cornellà y se nos acercó un señor muy mayor que había visto que había allí una carpa de un partido, yo creo que ni sabría de qué partido éramos. Se nos acercó a preguntar que cuándo iba a acabar todo esto ya, que todo el día estaban hablando en la tele de independencia; que llevaba cinco meses esperando a que le pusieran un marcapasos; que lo que quería es que le llamaran para ver cuándo le iban a intervenir para ponerle el marcapasos. 

¿Sabe lo que pasó, señor Puigdemont? Que le podría haber dicho que la Comisión de Salud del Parlament lleva sin reunirse desde julio pasado porque la presidenta de esta comisión es una diputada de Esquerra Republicana que no ha tenido la decencia de querer convocar la Comisión de Salud desde julio. (Aplaudiments.) 

Pero no se lo dije porque se me caía la cara de vergüenza de tener que explicarle a ese hombre que en el Parlament de Catalunya lleva sin hablarse de salud en la comisión desde julio porque es que están ustedes muy preocupados, muy preocupados con el monotema. 

Yo..., a mí se me caía la cara de vergüenza, y eso que tengo al único grupo parlamentario que tiene un médico de la salud pública en la Comisión de Salud y que tenemos propuestas de resolución desde hace muchísimos meses colgadas, y que somos el grupo de la oposición que más propuestas sociales presentamos. Imagínese, si a mí se me cae la cara de vergüenza, no me quiero ni imaginar lo que me pasaría si yo estuviera en su lugar, señor Puigdemont. 

Me parece que la situación social es muy grave. Yo no sé si usted es consciente..., espero que no sea consciente de lo que está provocando en la sociedad catalana, porque sería todavía más grave que lo hiciera a conciencia. Pero ustedes no quieren hablar de otro tema que no sea el monotema; que no sea el monotema en el que ustedes llevan viviendo años –años. 

No dejan hablar, no nos dejan trabajar sobre otras cuestiones. Y no tienen nada más que ofrecer a los catalanes que hablar de esto. El victimismo. Hoy hacemos un pleno que se podría titular «victimismo». ¿Cómo gestionamos? No. ¿Cuáles son los errores que también cometido ustedes? No. ¿Cómo podemos rectificar esta situación? ¿Cómo podemos intentar buscar una solución entre todos? Porque, presidente Puigdemont, todavía estamos a tiempo de buscar una solución, pero eso, a usted, no le interesa. Usted quiere el conflicto, el victimismo, la treta, la artimaña, el teatro; pero, le digo, con eso no se construye un futuro de una sociedad. 

Porque el victimismo puede dar muchas cosas pero nunca –nunca– puede dar una estrategia de victoria, una estrategia ganadora. Hoy estamos haciendo un pleno sobre algo que ustedes querían, señores de Esquerra Republicana; ustedes están encantados con el artículo 155. Le leo literalmente lo que dijo el señor Tardà en el año 2012: «L’aplicació del 155 ens aniria de conya.» ¿Por qué? Pues, porque, así, el victimismo, que es de lo único de lo que ustedes se alimentan, evidentemente crecería. Nosotros hemos puesto una condición muy clara y es dar la voz a los catalanes. 

Dar la oportunidad a los catalanes de elegir, de nuevo, un nuevo gobierno con unas nuevas mayorías y un nuevo proyecto para Cataluña. Creemos sinceramente que es la única salida: las elecciones. Y nos encantaría que las convocara usted, presidente Puigdemont. 

Pero, si le vuelvo a decir la verdad, no tengo ninguna esperanza de que usted vuelva a la legalidad, reconozca que se ha equivocado – no pasa nada en la vida por reconocer que se ha equivocado, incluso cuando se ha equivocado tanto durante tanto tiempo y de manera tan grave como usted– y convocar elecciones autonómicas. 

Pero no lo va a hacer; porque antes de pensar en Cataluña y en los catalanes, está pensando..., bueno, o en su casa o en su partido –su casa política, quiero decir–, en su proyecto, en su idea..., pero eso no es pensar en los catalanes. Usted ha dividido en dos a la sociedad catalana y va a conseguir defraudar, mentir y enfadar a las dos mitades. 

Y eso va a tener mucho mérito pero va a ser muy peligroso. Yo le digo, señor Puigdemont, necesitamos urnas en Cataluña para solucionar esto. Necesitamos urnas de las elecciones; pero con garantías, no esas urnas que ponen ustedes y que se puede votar tres o cuatro veces. Y estamos a tiempo todavía de hacerlo pero usted, lamentablemente, volverá a ser el mismo señor Puigdemont que no quiere dialogar y volverá a ser el mismo señor Puigdemont que no quiere aprovechar las oportunidades. 

Nunca un gobierno de la Generalitat hizo tanto daño a Cataluña como le han hecho ustedes. En el ámbito económico, me parece que es que no hay discusión, por mucho negacionismo que ustedes intenten vender en medios catalanes: más de mil quinientas empresas se han marchado en las últimas semanas, la creación de empresas en Cataluña ha bajado un 34 por ciento en el mes de septiembre y el capital invertido baja un 70 por ciento. Las bajadas en turismo..., los datos de los grandes turoperadores– han bajado de manera estrepitosa, como no se recuerda en un mes de septiembre.

Podemos seguir hablando de la pérdida de oportunidades, pero para mí lo más grave es la fractura social y la factura que esto va a tener para la sociedad catalana, porque esas son menos tangibles, pero los enfrentamientos entre familiares, entre amigos y entre compañeros de trabajo que ustedes han generado va a tardarse años en revertir. 

Pero ustedes..., quizás a ustedes no les importa, porque cuando ustedes hablan de «pueblo de Cataluña» solo hablan de una parte del pueblo de Cataluña que también –también– sufre las consecuencias económicas de sus políticas, por cierto. 

Hay muchos funcionarios de la función pública que empiezan a pedir traslados al resto de España, sobre todo de cuerpos estatales. Hay muchísimas personas –muchísimas personas– que no pueden conciliar el sueño, señor Puigdemont. No sé si a usted le pasa –no sé si a usted le pasa–, si le paran por la calle y le explican cómo hay mucha gente que está muy preocupada con lo que está pasando en Cataluña. Usted está robando el sueño, la tranquilidad y la felicidad a millones de catalanes. 

Y lo negará, porque saldrá aquí y negará..., usted ha negado la realidad, el señor Junqueras dijo el otro día que no pasaba nada porque se han ido solo el 1 por ciento de las empresas, como si el quiosco de la esquina fuera lo mismo «la Caixa»; no pasa nada, ustedes seguirán en su negacionismo. Pero me parece, sinceramente, que cada vez convencen a menos personas –cada vez convencen a menos personas. 

Y a nivel internacional, ¿qué decirles? No tienen ni un solo apoyo internacional, a pesar de todo lo que ha trabajado el pobre señor Romeva y a pesar todo lo que hemos puesto los catalanes de nuestro bolsillo, ¿eh?, para pagarles a ustedes la fiesta internacional; no han conseguido ningún apoyo internacional. ¿No les hace eso..., no les hace reflexionar? 

¿No les da que pensar de que puede ser que se estén equivocando, presidente Puigdemont?, que todos los sentimientos, las ideologías son legítimas, todos los proyectos son válidos en democracia, caben en una democracia plural como la nuestra, pero quizás se están equivocando ustedes. ¿No lo ha pensado, señor Puigdemont? ¿No escucha el clamor de las últimas semanas en Cataluña para que usted no lleve a Cataluña a un abismo?, para que usted intente buscar una salida razonable. 

Y le digo más, señor Puigdemont, volver a la legalidad y convocar elecciones en Cataluña era una salida digna, era una salida digna para usted, era una salida democrática, era una salida limpia. Y usted la ha dejado pasar. Insisto: todavía le quedan algunas horas para hacerlo, pero pocas esperanzas tenemos de que pueda recapacitar. 

Usted se presentó en las elecciones..., bueno, por cierto, no encabezaba ningunas elecciones, por tanto, cuando el señor Corominas decía «un gobierno elegido por las urnas», sí, bueno, el presidente no mucho, porque iba de número tres por Girona, si no recuerdo mal, o cuatro, no me acuerdo, pero yo creo que es hora de tener un presidente o presidenta que sí que hayan votado los catalanes, que sí que se presente para liderar una lista electoral. 

Creo yo que ha llegado también la hora en Cataluña de que volvamos también en eso a la normalidad, no digo que usted no sea un presidente legítimamente elegido por este Parlament, pero usted no se presentó como candidato a una lista electoral, usted fue elegido digitalmente, es decir, a dedo –a dedo–, por el presidente Mas. 

Cataluña no será independiente, señor Puigdemont, pero será menos rica gracias a ustedes; Cataluña no será independiente, pero será menos abierta gracias a sus políticas; Cataluña no será independiente, pero será menos segura gracias a sus locuras, y Cataluña no será independiente, pero será menos cohesionada gracias a la fractura social que ustedes han generado. Yo le digo: la sociedad catalana se enfrenta en los próximos años a problemas y a retos muy importantes a los que ustedes no saben cómo reaccionar. 

Tenemos la precariedad laboral; tenemos contaminación, que ni siquiera se sabe cómo se va a gestionar y hemos trabajado mucho en estos temas en la Comisión de Territorio; tenemos una lista en dependencia más larga de toda España después de las islas Canarias; tenemos listas de espera en sanidad que podrían hacer enrojecerse a cualquiera que está trabajando en la salud pública, señor Puigdemont; tenemos una de las natalidades más bajas del mundo que nos hacen preguntarnos cómo vamos a sostener nuestro sistema social.

Y a ustedes estos problemas no les importan. O peor, dicen: «No, la culpa de todo es de los murcianos, de los andaluces, de los gallegos...» Porque... (Remor de veus.) Sí, sí, ese es su proyecto, sí. Su solución...  mágica consiste en decirle a los catalanes que si dejamos de vivir en el mismo país con los murcianos y con los madrileños, vamos a poder solucionar de golpe todas estas situaciones y todos estos problemas. 

Sí, la desigualdad entre hombres y mujeres: hombre, si nos quitamos de medio a los onubenses, seguro que lo conseguimos. Sí, hombre, la innovación en las universidades y la transferencia tecnológica, que es el talón de Aquiles de la innovación en Cataluña, hombre, si nos separamos de los valencianos, dónde va a parar, va a ir como un tiro, eso de la transferencia tecnológica. ¿La epidemia de obesidad infantil? 

Hombre, si dejamos de vivir en el mismo país con los gallegos, seguro –seguro– que eso mejora. Parece cómico –parece cómico– y lo es, pero es que su proyecto es así de cómico, su proyecto de futuro supone ofrecer que la solución a todo es dejar de ser españoles y dejar de vivir con el resto de España en el mismo proyecto y, por supuesto, salir de la Unión Europea, que dónde va a parar, las herramientas que tiene un gobierno para luchar contra todos estos retos fuera de la Unión Europea que dentro. 

O la seguridad con el terrorismo yihadista internacional, hombre, fuera de la Unión Europea y fuera de España seguro que estamos más protegidos para luchar contra una amenaza global, real en la que está inmersa toda Europa y todo el mundo occidental. Bueno, en realidad todo el mundo donde se sufren terrorismo, donde se sufren atentados terroristas. La única opción realmente es cambiarles en el Gobierno, y le digo más: ustedes vienen aquí con una falsa unanimidad que no tienen. 

Ustedes intentan aquí vendernos una moto de que esto es lo único que podían hacer, de que esto..., en esto está todo el Gobierno unido y todo el grupo parlamentario unido y permítame que diga que no es así. Y usted quizás es el primero que lo sabe. Por tanto, no venda unanimidad porque no tiene ni siquiera unanimidad en su gobierno y en su grupo parlamentario. 

Cómo no va a haber –cómo no va a haber– fractura social en la calle si ni siquiera ustedes tienen cohesión dentro de su propio gobierno y de su propio grupo parlamentario para declarar la independencia o para seguir en este sin sentido sin tener una salida digna, democrática, que es convocar elecciones autonómicas en Cataluña y dar la voz a los catalanes.

Pero eso sí: estas elecciones tienen que convocarse con garantías, tienen que convocarse según la normativa aplicable, no una que aprueben ustedes por la noche, aquí, con nocturnidad y alevosía. Una ley electoral como la que está vigente en Cataluña, que es la que a ustedes les gusta mucho aplicar Fitxer 3 porque ya saben que les da una sobrerrepresentación parlamentaria que no tienen después en votos en la calle. 

Las elecciones, señor Puigdemont, no sé si las convocará usted o las tendrá que convocar a partir de la Constitución española, pero le digo que las urnas van a llegar le guste a usted o no. Las urnas, a lo que usted tiene mucho miedo porque no se atreve, quizás, a ponerlas, que son las urnas con garantías, las urnas en las que ustedes no saben el resultado antes de que se produzca, las urnas con una junta electoral de verdad independiente, y no que nombran ustedes a dedo aquí a las dos de mañana, esas urnas, les dan mucho miedo – mucho miedo. 

Y le digo ya: si tuviéramos una ley electoral que los ciudadanos de Hospitalet o de Cornellà tuvieran el mismo peso que los ciudadanos de otros pueblos de Cataluña, ya no le digo yo el miedo que les darían las elecciones en Cataluña. (Aplaudiments.) No le digo ya el miedo que les darían, las elecciones. (Aplaudiments.) Ustedes ya no tienen nada más que ofrecer a los catalanes, ni siquiera a la gente que legítimamente ha apostado por la independencia, señor Puigdemont. 

Y yo se lo he dicho muchas veces: nosotros respetamos a todos los catalanes, respetamos a todas las opciones políticas. Por cierto, me gustaría saber, no sé si usted hablará hoy o mañana, qué piensa de que se empiece a declarar persona non grata a la gente por sus ideas en Cataluña, señor Puigdemont. ¿Qué le parece a usted esto? (Remor de veus i aplaudiments.) ¿Qué le parece? (Aplaudiments.) Le voy a dar un ejemplo. (Aplaudiments.) 

Me encantaría, no sé si ahora en el Parlament o mañana en una rueda de prensa, que usted dijera qué le parece que sus concejales, de su partido, en Llavaneres, señor Puigdemont, los concejales de sus partidos en Llavaneres y los concejales del señor Junqueras, los que apuestan tanto por el diálogo y son tan pacíficos... (Veus de fons.) 

No se ponga nervioso, señor Romeva... 

No se ponga nervioso. Es que quiero que me conteste el señor president, aunque sea con un gesto: ¿le parece bien que sus concejales en Llavaneres me declaren persona non grata por cómo pienso? ¿Le parece bien? (Veus de fons.) ¿Eh? (Aplaudiments.) 

¿Le parece bien? La presidenta Silenci, si us plau. Inés Arrimadas García ¿Esa es la Cataluña –esa es la Cataluña– que usted quiere construir, señor Puigdemont, en la que sus concejales –no le digo de otros partidos, ni siquiera le digo lo que hacen sus socios de Gobierno ahora– nos han declarado persona non grata por nuestras ideas? 

No porque yo haya dicho nada malo de Llavaneres o porque yo le haya hecho nada malo a Llavaneres: porque pienso como pienso. ¿Usted sabe lo que significa eso, señor Puigdemont? Que no me están declarando a mi persona non grata, están declarando persona non grata a 730.000 personas que nos han votado en las elecciones. (Aplaudiments.) 

Si no le parece bien –si no le parece bien– que en esta Cataluña abierta al diálogo se declare, su partido declare, persona non grata a la gente por sus ideologías, tiene una oportunidad magnífica para salir aquí y decir: «Mire, no estoy de acuerdo. (Remor de veus.) No estoy de acuerdo con lo que están haciendo mis concejales en Llavaneres y tomaremos medidas.» 

Pero, ¿sabe qué pasa, señor Puigdemont?, que usted tampoco va a hacer eso. Porque a usted ya le parece bien que se nos declare persona non grata. ¿Sabe qué pasó en Llavaneres? Que la segunda fuerza política –la segunda fuerza política– en las elecciones autonómicas fue Ciudadanos. ¿Qué mensaje cree que ustedes mandan a la ciudadanía? Que los que votaron a Ciudadanos, ¿qué?: ¿que son menos ciudadanos de Llavaneres? 

¿Qué es lo que hay detrás de todo esto? Si no le parece bien, dígalo. Esa es la Cataluña que ustedes están construyendo, la Cataluña del nacionalismo. Pero, por suerte, vamos a poder dar una alternativa con urnas; vamos a poder dar una alternativa con urnas, no tenga miedo a poner las urnas, señor Puigdemont. President posi les urnes: les de veritat, les que tenen garanties, les que no poden dir, vostè, quants vots hi haurà. Aquestes urnes a mi em sembla que a vostè li fan molta –molta– por. 

Y yo creo sinceramente que vamos a conseguir una nueva Cataluña. Una nueva etapa. Su etapa en Cataluña ha acabado. El procés ha acabado. Y lo peor es que usted no lo va a parar. El procés va a acabar porque va a acabar por sí mismo, no porque usted haya tenido la valentía, la inteligencia y la dignidad de pararlo. Insisto: todavía está a tiempo, señor Puigdemont. 

Todavía está a tiempo de convocar elecciones, de volver a la legalidad, de reconocer que se ha equivocado y de cumplir con las sentencias de los tribunales. Todavía está a tiempo, pero no lo va a hacer, probablemente. ¿Por qué? Pues porque no tienen nada más que ofrecer. El victimismo nunca es una estrategia ganadora. 

Nosotros vamos a conseguir una nueva Cataluña y la vamos a conseguir ganando en las urnas. Porque no sé si usted pondrá las urnas, yo creo que no, pero tarde o temprano van a llegar las urnas a Cataluña, las urnas de las elecciones. 

Y le digo una cosa: vamos a salir a ganar –vamos a salir a ganar–, porque hay una mayoría social en Cataluña que está preocupada, harta del procés, está hastiada, está indignada con todo lo que está pasando, de ver cómo se están cargando ustedes la autonomía de Cataluña. Presidente, nunca nadie ha puesto en peligro la autonomía de Cataluña como usted, nunca nadie. 

Nunca nadie ha respetado tan poco la oposición de este Parlamento como ha hecho usted, ni a los letrados de la cámara, ni al Estatuto de autonomía, ni al Consell de Garanties Estatutàries, ni a las resoluciones judiciales, ni a nada. Si usted no viene ni a someterse a las sesiones de control. Qué poco respeto tiene usted por el Parlament. 

Queremos un president o presidenta que no tenga miedo a dar la cara y a hacer debates parlamentarios. (Aplaudiments.) Que no tenga miedo. Vamos a abrir una nueva etapa política en Cataluña, pero esta vez sin corrupción, esta vez sin 3 por cientos. Por cierto, de las convocatorias de las comparecencias que le hemos pedido al señor Puigdemont, la mayoría de ellas se refieren a ese tema del que usted no quiere hablar nunca, que es la corrupción. Pues, en esa nueva Cataluña para todos que saldrá de las urnas espero que no sigan gobernando ustedes y espero que se pueda luchar de una vez por todas contra la corrupción. 

Vamos a conseguir que en esa nueva Cataluña no se lo repartan todo entre cien familias muy cercanas al poder. Vamos a conseguir que las empresas quieran volver a esta Cataluña, no que tengan que huir despavoridas cuando ven las políticas del vicepresidente Junqueras. 

Queremos una Cataluña donde no se declare a nadie persona non grata por sus ideas. Señor Puigdemont, yo no quiero que a usted le declaren persona non grata, ni a usted ni a ninguno de sus diputados ni a ninguno de sus concejales en ningún pueblo de Cataluña ni en ningún pueblo de España. Yo quiero que ustedes puedan ir libremente por cualquier lugar como catalanes que son. 

Y ustedes no quieren eso para los que representamos a una mayoría de catalanes. Esa es la imagen y esa es la idea que tienen ustedes de su Cataluña. La nuestra es todo lo contario; la nuestra es una Cataluña donde los amigos, los familiares, los compañeros de trabajo vuelvan a darse la mano, y dejen la tensión que tienen insoportable, y la fractura social que ustedes han provocado con todo esto. Queremos una Cataluña donde la educación bata récords de calidad y no se enseñe a los niños qué pensar, sino a pensar. 

Queremos unos medios de comunicación que respeten a todos los catalanes, que respeten la pluralidad política de Cataluña, que sean reflejo de la pluralidad política de Cataluña. Queremos, en definitiva, un gobierno que tenga un proyecto para todos, un proyecto de futuro, un proyecto que hable de empleo, de innovación, de empresas, de servicios sociales, de salud, de infraestructuras, de cómo luchamos contra todos estos retos que les decía antes. 

Cataluña siempre ha sido una tierra admirada, se lo he dicho muchas veces. Yo he vivido Cataluña desde fuera y desde dentro y le digo que Cataluña va a volver a ser una tierra admirada. Pero para eso tenemos que cambiar de gobierno. Y les vamos a echar del gobierno con las urnas, señor Puigdemont. (Aplaudiments.) Espero que las ponga usted – espero que las ponga usted. 

Si no las pone usted, evidentemente vamos a exigir urnas con garantías, urnas donde se pueda votar con tranquilidad, con serenidad, con seguridad, con paz social; unas urnas con una junta electoral imparcial; unas urnas que nos permitan ganar el futuro de nuevo para Cataluña. Y en estos segundos que me quedan le digo que Cataluña va a salir de esta. 

Y me dirijo directamente a todos los catalanes que están hartos del procés: vamos a salir de esta; vamos a volver a estar unidos todos los catalanes; vamos a volver a ser admirados en el resto de España; vamos a volver a ser noticia a nivel internacional, no por las decisiones de la última hora, de si declara la independencia o no el presidente de la Generalitat, sino por los grandes proyectos económicos, sociales, empresariales y de innovación que van a volver a estar presentes en Cataluña. 

Y vamos a volver a conseguir que las empresas quieran volver a Cataluña, no que tengan que huir, gracias a las políticas de nuestro maravilloso conseller de Economía. Vamos a conseguir esto y vamos a conseguirlo sin ustedes y, sobre todo, a pesar de ustedes. 

Muchas gracias. (Aplaudiments perllongats.) 

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