martes, 26 de junio de 2018

TERCER EJERCICIO TALLER ESCRITURA ADJETIVOS Y FAMILIA PALABRAS

DESVANECIMIENTO

Tenía sus ilusiones de cara al futuro, como si fuera el cuento clásico de la lechera, el curso próximo (porque en la enseñanza el orden va por cursos académicos y no por años naturales) trabajaría cerca de casa y con su equipo iniciaría alguna experiencia de innovación que permitiera aprendizajes más perdurables y sostenibles en el tiempo, era un objetivo primordial para él, mejorar los procesos de evaluación del alumnado y dar pasos para proyectos de innovación que permitieran acercar la realidad a la mente del alumno e interiorizar respuestas a situaciones que se pudieran dar en el futuro. 

Y con la vida resuelta tras aprobar la oposición y la tranquilidad que da el disponer de unos ingresos fijos y un plan de vida estable compraría ese apartamento soñado en la costa, en la Costa Blanca, en Benidorm, donde refugiarse en la jubilación viendo el mar Mediterráneo, la gente que puebla la bahía en diferentes épocas del año, extendiendo la experiencia veraniega de esas chicas con escasa ropa que hacen dilatar  las pupilas observando las formas de los senos bajo el tejido escaso de los bikinis, y en muchos casos observando senos en riguroso directo con diferente configuración anatómica, sin sostén que deje la mínima invitación a la imaginación; o  la belleza escultural de tantas mujeres de diferentes nacionalidades que pasean por el Paseo Marítimo en horario nocturno, con ropa ligera y dejando entrever piernas y escotes sugerentes, que hacen levantar el ánimo y espíritu a cualquier observador, pero consciente del amor entre su esposa y él, que es el que da sentido a la vida y el que le hace vibrar en cada minuto de la jornada, planificando proyectos conjuntos para la pareja y la niña que pronto cumpliría los cuatro años.

La pequeña Sonia, en cuanto cumpliera los 12 años, iría los veranos a Londres o Irlanda para aprender Inglés, como competencia necesaria para triunfar en la vida, de hecho mientras el padre hablaba en castellano, Esther, su esposa hablaba un perfecto Inglés que aprendió cuando estuvo de aup-air en Escocia hace varios años. Mientras llega la adolescencia iría a clases y campamentos de inglés, y se apuntarían como familia al club de tenis de la localidad vecina para rellenar tiempo de ocio, practicar deporte y mantener relaciones sociales con familias con ciertas afinidades.

Pero el día 7 de mayo recibió la calificación de su oposición, 2,1256, se sorprendió porque sabía del tema y no creyó hacer mal ejercicio, en principio dudó que esa nota le correspondiera y dudó de la profesionalidad del tribunal, de que entre los criterios de evaluación se hubiera colado alguna afinidad o actividad no satisfactoria para los miembros del tribunal o quien los nombró, o quien nombró a quien los nombró.  Fue pasando el tiempo y observaba como los días languidecían mientras se aproximaba el final de una etapa. Tras las vacaciones anuales en Benidorm todo habría terminado, los paseos por las playas, los bikinis, los senos sin bikini, la práctica del tenis, los viajes de Sonia a Londres. Habría que empezar a construir otros sueños, porque toda realidad parte de los sueños previos, y los que sustentaban su felicidad pasajera se habían desvanecido.

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