jueves, 3 de marzo de 2016

DEBATE ALBERT RIVERA SESIÓN INVESTIDURA

El señor RIVERA DÍAZ: Gracias, presidente. Señorías, invitados, ciudadanos y ciudadanas que nos siguen desde casa, la verdad es que es un orgullo subir a esta tribuna y representar a tres millones y medio de españoles. Es un honor está aquí, en esta casa donde han pasado tantas cosas de la historia de España, donde se han sentado hombres de Estado, donde ha habido debates importantísimos y donde se forjó el debate, el diálogo, la concordia, durante la transición. 

Eran hombres de Estado que supieron aparcar lo que les diferenciaba y supieron poner en común lo que les unía; hombres de Estado que venían del exilio; hombres de Estado que estuvieron durante la dictadura y supieron que había llegado el momento de la democracia; hombres de Estado que aparcaron todos los conflictos para poner encima de la mesa lo que les unía en una Constitución democrática que ha sido la que nos ha dado los mejores años de nuestra historia, desde el Partido Comunista al Partido Socialista, pasando por la UCD, con el presidente Suárez al frente, y con el señor Fraga en Alianza Popular. 

Aquellos partidos —contando también con los partidos nacionalistas que en aquel momento quisieron formar parte de la democracia española, que en aquel momento fueron incluso, como Roca Junyent, padres de la Constitución— demostraron que había hombres que estaban a la altura de las circunstancias. Pues bien, señorías, lo que nos piden los españoles hoy es que como mínimo nos parezcamos un poquito a aquellos hombres y mujeres que estuvieron a la altura de las circunstancias. 

Yo no sé si con el debate de hoy, algunas intervenciones y algunos gritos, lo estamos consiguiendo. Yo pretendo, sin gritos, sin insultos, sin lecciones morales, sin carnés de demócrata, intentar convencer a los españoles de que tenemos una gran oportunidad al frente. Miren, hay gente que ve en la dificultad una imposibilidad, y hay gente que ve en la dificultad una oportunidad. Yo soy de los segundos y mi equipo también. Estoy orgulloso de representar a 40 mujeres/ hombres que representan a gente con coraje, con valentía, con generosidad; gente que sabe a lo que ha venido: a trabajar por los españoles. 

Yo les digo una cosa: tenemos que rehacer el proyecto común español, pero lo tenemos que hacer los 350 diputados que están aquí por mucho que se griten entre ustedes y por mucho que se falten al respeto. Así que pongámonos las pilas, porque los españoles nos pagan el sueldo; los jefes son los ciudadanos, no nosotros. Así que vamos a ponernos a trabajar por España y menos por nuestros partidos. (Rumores). 

Vamos a abrir una nueva etapa democrática, una nueva etapa para recoger lo mejor de la transición pero renovar nuestro proyecto común. Los retos de la transición eran claros: el miedo a la dictadura, el miedo a la falta de libertades y el sueño por una democracia; el sueño de la convivencia entre distintos pero que eran iguales ante la ley. Hoy nos toca algo parecido. Hoy tenemos que recuperar a la clase media y trabajadora de España, que se ha quebrado con esta crisis durísima que estamos pasando. Hay quien no lo quiere reconocer, quien dice que todo va bien, pero hay millones de españoles que no llegan a final de mes. 

Hay millones de españoles que trabajan y son pobres; hay millones de empresas y empresarios autónomos que han tenido que cerrar su negocio y solo quieren volver a levantarse; hay millones de pensionistas que han sido héroes ayudando a sus nietos y a sus familiares a pasar esta dura crisis. Así que estemos a la altura de todos esos españoles (nuestros funcionarios, nuestros servidores públicos, nuestros mayores, nuestros jóvenes) que quieren una educación —aunque no se demuestre en esta Cámara a veces— evidentemente mejor de la que tenemos. 

Por lo tanto vamos a trabajar todos juntos por esa nueva etapa, que requiere recuperar la clase media y trabajadora, que es el principal objetivo del plan, del acuerdo al que hemos llegado el Partido Socialista y Ciudadanos. Recuperar el éxito de España. El milagro español nunca fue crecer al 2% o al 3% del PIB. El milagro español era tener una clase media y trabajadora fuerte y una democracia consolidada. Así que volvamos a hacer otro milagro, un milagro español que redistribuya la riqueza que tenemos y sobre todo que nos ponga a la cabeza de la innovación, de la educación y de una economía del conocimiento. Por lo tanto necesitamos cambios. 

No hemos venido aquí para que todo siga igual. En ese documento con 200 reformas, hay algunas que nunca se habían escuchado en esta Cámara porque nunca quisieron, algunos de ustedes, que esto llegara a esta Cámara. Hoy, lo que eran anhelos de la sociedad civil, lo que eran manifiestos o pancartas, son cambios en un documento de Gobierno. Estoy orgulloso de todo eso. (Aplausos). Les digo una cosa. Ya sé que algunos de ustedes piensan que los españoles se han equivocado votando. Yo no soy de los que piensan eso. 

Creo que se equivocan los que no saben leer el resultado electoral, esos se equivocan. Se equivocan porque piensan que los españoles han cambiado su voto y hay partidos que han perdido un tercio de sus votantes, otros que han sacado el peor resultado de la historia y algunos piensan que no ha pasado nada. Pues mire, hay 9 millones de españoles que han votado a dos nuevos partidos políticos en esta Cámara. ¿Les parece poco 9 millones de españoles, que son tanto como los que sí han sabido ponerse de acuerdo en ese pacto entre el Partido Socialista y Ciudadanos? Teníamos dos opciones delante: o buscar las diferencias con el Partido Socialista o buscar los puntos que nos unían. 

Claro que hay diferencias, somos dos partidos distintos: un partido socialista europeo, con vocación europeísta y constitucionalista; y un partido demócrata y liberal, europeísta y constitucionalista, lo que en Europa llaman, en definitiva, el centro y la izquierda. Por cierto, de este modo se gobierna en siete países de la Unión Europea. ¿Es algo tan extraño? ¿Es tan raro? Veintiuno de los países de la Unión Europea están gobernados en coalición, gobernados por varios partidos. Les digo una cosa, a los que les dé pereza dialogar, a los que solo sepan gritar les vienen tiempos muy oscuros, tiempos de dificultad de comprensión de lo que pide España. 

A los que se piensan que esto va de blanco o negro, a los que dan lecciones a los demás y se sienten demasiado importantes les vienen tiempos muy difíciles, porque aquí nadie va a ganar, aquí todos vamos a tener que ceder. Aquí nadie puede abanderar la victoria frente a la derrota. Aquí, como en la Transición, no habrá ni vencedores ni vencidos; aquí habrá una mejor democracia, una reforma de nuestro país y una clase media trabajadora que vuelva a sentirse orgullosa de sus instituciones. (Aplausos). Señorías, somos privilegiados, la historia nos ha permitido representar al pueblo español y tenemos una oportunidad de oro delante que no podemos desaprovechar. 

Insisto, hay gente pesimista que lo ve todo negro. Yo soy optimista, como decía Churchill, porque es lo más útil, porque lo contrario no sirve para nada. Por lo tanto, vamos a intentarlo. Ciudadanos podía haber optado por quedarse en un rincón recién llegados a la Cámara, con 40 escaños, sin ninguna experiencia en esta Cámara pero con experiencia política, y decir: oigan, peleen entre ustedes, rojos y azules, y nosotros comemos palomitas desde la tribuna. 

No lo hemos hecho, hemos bajado a la arena porque nos pagan el sueldo para solucionar problemas a los españoles, que bastantes tienen ya con la política en España. Así que yo he venido aquí con mis compañeros y compañeras a solucionar problemas. Me parece que lo mejor que le puede pasar a España es que haya cambio, que haya cambio de políticas y de Gobierno, pero también que haya diálogo, porque nadie puede gobernar solo. 

¿Alguien de ustedes tiene mayoría absoluta? ¿Verdad que no? ¿Alguien de ustedes puede gobernar sin ponerse de acuerdo con los del escaño de al lado o de delante? ¿Verdad que no? ¿Y si somos un poquito más humildes todos juntos y dejamos de hablar desde la arrogancia y desde la superioridad y bajamos a la lección que nos han dado los españoles: cambio, diálogo y trabajo? A eso es a lo que hemos venido Ciudadanos; somos privilegiados, y así lo entendemos. 

Los jefes, los ciudadanos, nos miran esperando soluciones; no esperando reproches, no esperando más problemas, que es lo que han visto en los últimos años. Por tanto, vamos a estar a la altura de las circunstancias y a intentar buscar un acuerdo; un acuerdo que ha sentado las bases de las reformas que España necesita después de treinta años. Señor Rajoy, no hay cinco puntos de acuerdo —esos son los que usted me envió, cinco—; hay 200 reformas, que son las que hemos acordado entre el Partido Socialista y Ciudadanos. ¿Mejorables? Seguro. 

¿Que hay cosas que se pueden añadir? Estamos dispuestos a hablarlo. A lo que no estamos dispuestos es a negarnos por el mero hecho de quién es el presidente o quién es el ministro de turno, que parece que es lo que aquí está en juego. Me importa menos quién es el presidente de España y me importa más España (Aplausos); me importa menos quién es el ministro de Educación y más tener una buena educación. Así que dejen de pelearse por las sillas y peleen por los españoles; dejen de pelear por quién es el ministro de Educación y hagamos un pacto nacional por la educación; dejen de pelear por si el juez es conservador o progresista y tengamos una justicia independiente; dejen de pelear, en definitiva, por sus siglas —yo diría que a veces ni por sus siglas, sino por su entorno y su búnker— y empiecen a pensar en el conjunto de españoles. 

Así que, el fracaso, señores, no es una opción; la única opción es salir de esta con un Gobierno con reformas debajo del brazo y con una legislatura que vuelva a poner a España y a los españoles, que son sus máximos accionistas —los que de verdad defienden y representan la marca España—, en el lugar que corresponde. Hemos hecho una serie de propuestas, contenidas en ese acuerdo, que hablan de los principales problemas de España. 

El primer problema de España, señores, es el paro, pero sabiendo que el 93% de los contratos del último año son temporales. Por tanto, no solo tenemos un problema de un 21% de paro, que acaba de subir, por cierto. Si tan bien vamos, yo no me conformo con un 21% de paro. Yo no me conformo con ser el país de Europa con más paro. ¿Por qué los españoles, junto con Grecia, somos el país con más paro? ¿Hemos hecho algo los españoles o es que nuestras políticas activas de empleo, nuestros modelos de contrato laboral, nuestro modelo laboral no funciona? ¿Hemos hecho algo mal los españoles? Sí, las políticas laborales, un fracaso absoluto en los últimos años. 

¿Por qué Ciudadanos propone un nuevo modelo de relaciones laborales? Primero, para equilibrar la relación entre trabajador y empresa, porque no hay reactivación económica si no hay trabajadores y empresas que se pongan de acuerdo. Segundo, más derechos para aquellos que tienen contratos temporales, para la gente que tiene que tener estabilidad y no entrar y salir del mercado laboral. Tercero, estabilidad, que es lo que queremos, para que la gente pueda organizar su vida en torno a ese nuevo marco laboral. 

Y más derechos: una mochila austriaca que permitirá que los españoles puedan moverse de las empresas teniendo derechos que puedan llevarse consigo. Por tanto, un plan contra el paro y contra la precariedad —no nos podemos conformar con los datos que vemos— pero también un plan contra la pobreza, porque hay españoles (750.000 familias) que no tienen ingresos y tenemos que dar respuesta urgente —un plan de emergencia social—, pero también hay españoles que buscan trabajo o van a trabajar y son pobres. 

Seguro que hay gente que nos está escuchando que no llega a final de mes a pesar de trabajar, ¿nos podemos conformar, señorías, con ese dato? ¿Nos podemos conformar con 7 millones de españoles en situación precaria? ¿Nos podemos conformar con autónomos que no pueden pagar ni la cuota de autónomos o levantar su persiana y tienen que cerrar su negocio? Pues, miren, eso va a cambiar, porque aquí hay un plan contra la pobreza de 7.000 millones de euros, pero también hay por fin un plan de reforma de los autónomos. 

Déjenme que barra para casa: yo soy hijo, nieto y sobrino de autónomos y me siento orgulloso de la medida y de la reforma sobre los autónomos que contiene este acuerdo. Ellos son el motor de este país, porque los autónomos tienen, como diría mi padre, lo peor de ser trabajadores y lo peor de ser empresarios, porque son trabajadores y son empresarios pero con menos derechos que los trabajadores y más dificultades que los empresarios. Así que vamos a hacer una reforma profunda de los autónomos para que esos 3,5 millones de emprendedores, de soñadores, puedan levantarse, si se han caído, y puedan seguir trabajando para no pagar esa cuota de autónomos. 

La de los autónomos es una reforma fundamental para que no paguen los autónomos que no llegan a final de mes, para que solo sea de 45 euros y no de 280 la cuota de autónomos; también lo es la ley de segunda oportunidad, porque quien se ha caído tiene derecho a levantarse, porque también han caído bankias y caixas Catalunya y bien que las hemos rescatado. ¿No tienen derecho a rescatarse? (Rumores). No, no digan ustedes que está porque la principal deuda —los que han trabajado fuera de la política lo saben— es con la Administración pública, con el señor Montoro y con la Seguridad Social. (Aplausos), y en esa ley de segunda oportunidad no está incluido. 

También vamos a hablar de educación, claro que sí; de educación en esta Cámara y de educación en nuestras aulas y para nuestro futuro. Queremos que se acaben las leyes del PP y del PSOE de educación. Vamos a hacer un plan nacional por la educación en toda España, un plan que ponga de acuerdo a los que no se respetan —es difícil, pero respetemos por lo menos a nuestros hijos, a nuestros profesores y a sus padres—, un plan en el que esté todo el mundo; si tardamos un año, pues un año, y, si tardamos un año y medio, un año y medio, pero basta ya de Logse, LOE, Lomce y cada reforma con cada partido que llega. España está a la cola de la OCDE en fracaso escolar y no podemos sentirnos orgullosos de esos datos. 

Nuestras universidades tienen que vincularse, sí o sí, a la empleabilidad y a generar puestos de trabajo y no más paro juvenil. Por tanto, tenemos que reformar profundamente incorporando el inglés como idioma vehicular en toda España, claro que sí. Vamos a darles herramientas, a todos, no solo a los que van a colegios que se pueden permitir, también en la educación pública para que los padres de España puedan ver cómo sus hijos estudian en español pero también en inglés y en las lenguas oficiales. Ese es el modelo que lleva este pacto. 

Pretendemos un MIR para profesores. La profesión de profesor es la más importante de una nación y, a la vez, también tenemos que ser exigentes. Por tanto, derechos y protección a los profesores y también exigencia y nivel para esa profesión, que para mí es, insisto, la más importante de este país. Respecto a la sanidad, ya lo hemos hablado: que los españoles puedan desplazarse por el territorio nacional con una tarjeta sanitaria no con diecisiete. 

Muchos españoles que nos estén viendo saben que tienen dificultades administrativas y burocráticas. Nosotros queremos que un español pueda ir con el DNI a cualquier lugar de España y no tener que presentar nada más que su DNI o su permiso de residencia. Eso es lo que queremos: una sanidad para todos los españoles igual, que es lo que hoy todavía no tenemos. También proponemos un pacto por la igualdad, para luchar contra la violencia de género pero igualmente para luchar contra el bullying, contra el acoso escolar, y contra la violencia intrafamiliar. 

Necesitamos un plan de igualdad verdadero, por eso, por primera vez en España, la baja por maternidad y paternidad va a ser de veintiséis semanas; una buena noticia para mucha gente que tiene dificultades para trabajar y a la vez cuidar a sus hijos, para mucha gente que quiere igualdad. (Aplausos). A lo mejor están muy equivocados en Suecia, pero yo creo que estamos más equivocados nosotros. 

No se puede uno llenar la boca de hablar de natalidad si no toma medidas para que la gente pueda tener hijos y sobre todo para que concilie su vida familiar, porque les digo una cosa, lo más productivo que hay para trabajar en una empresa y conciliar la vida es ser feliz, y ser feliz es una condición necesaria para estar a gusto trabajando en una empresa y para cuidar a tus hijos; por tanto, la felicidad y la productividad van de la mano, y si no somos capaces de compartir el tiempo, de ayudar a nuestros hijos, de dedicarnos a los que más queremos, no seremos capaces de reformar este país, así que vamos a poner la igualdad también de verdad con hechos y no con palabras en la maternidad y en la paternidad. Impuestos. 

El acuerdo de los impuestos lo resumiría en una frase: no vamos a machacar con más impuestos a los españoles. Basta ya. (Aplausos). Los tipos de IRPF, los tipos de IVA, salvo el IVA cultural que bajará, los tipos del impuesto sobre sociedades serán los mismos. Vamos a hacer un sistema fiscal más efectivo, más compacto, que permita recaudar, pero no para hacer amnistías fiscales como le gustan al señor Montoro, sino para que los defraudadores paguen y los que cumplen tengan premio, señor Montoro. 

Vamos a hacer un plan contra el fraude fiscal para que los 2.800 millones que los Bárcenas, los Pujol o los Rodrigo Rato evadieron gracias a la amnistía fiscal del Partido Popular vuelvan a las arcas públicas, porque los que pagaron más IVA y pagaron más IRPF tienen derecho a que se les devuelva su dinero y la dignidad, señor Montoro. (Aplausos). Por tanto, la mejor política fiscal será que los defraudadores paguen y que los que paguen tengan premio. Llámennos revolucionarios, pero yo lo veo así. En consecuencia, vamos a hacer una política fiscal donde el fraude fiscal no se asuma por el ministro de Hacienda, sino que se luche contra él, una revolución absoluta en el actual Gobierno de España.

Economía, sí, economía vinculada a la I+D+i, a la educación y al conocimiento. Nuestra economía no puede seguir dependiendo de la precariedad laboral, no puede seguir dependiendo actualmente, como vemos, de sectores que están a la baja; por tanto, necesitamos diversificar nuestra economía, una economía vinculada a algo que ha despreciado profundamente este Gobierno, que es la innovación y la ciencia, la innovación y la ciencia vinculadas a nuestra economía, porque España no quiere ni puede competir con países subdesarrollados. 

No quiero competir con salarios bajos y con poca productividad. Quiero competir con salarios dignos y con productividad, innovación y ciencia en nuestro modelo económico. Para eso, señor Iglesias —llámeme también revolucionario—, hemos pensado que un economista de la London School of Economics es mejor que el señor Monedero para llevar la economía de España. (Aplausos). Así que llámenme clásico, pero para llevar la economía un economista de prestigio me parece una cosa razonable. 

Ya sé que a usted le gusta más otro tipo de escenario, subir los impuestos, machacar a la clase media, más recortes, salir del euro (El señor Iglesias Turrión hace gestos negativos), pero esa es una política vieja, con aires nuevos pero muy vieja. Eso ya pasó. Más presión fiscal, salida, en definitiva, con la prima de riesgo disparada, más recortes, y luego supongo que usted culpará, como siempre, a los demás. 

Pues no, vamos a hacer una política fiscal económica razonable. Vamos a negociar con Europa el déficit, pero no para incumplirlo como su amigo Tsipras (El señor Iglesias Turrión vuelve a hacer gestos negativos), sino para cumplirlo. Así pues, el modelo de Ciudadanos no es Grecia ni es Venezuela. El modelo de Ciudadanos es Alemania, es Dinamarca, es Suecia, es el centro de Europa, son las políticas más modernas del mundo, no las más casposas del mundo. (Aplausos). Por tanto, llevamos doscientas reformas, para que la clase media se recupere, para tener una economía productiva y también para luchar contra la corrupción y por la transparencia. Sé que en esta Cámara nunca se han escuchado algunas de las cosas que aquí voy a pronunciar: acabar con los aforamientos, sí, acabar con los aforamientos. (Aplausos). 

Nosotros no queremos privilegios ni para nosotros. Queremos que todos vayamos a la justicia como los demás; por ello, supresión de los aforamientos. Limitar a ocho años el mandato del presidente del Gobierno. Primarias, señor Hernando, eso que usted dice que es de películas americanas. Pues mire, yo estoy viendo la tele estos días y no son películas: es verdad. Hay primarias en los partidos políticos, es increíble (Aplausos), así que primarias en los partidos, acabar con los aforamientos, limitar a ocho años los mandatos. 

Una ley electoral, fíjense qué cosa tan extraña, donde los votos valgan igual, una ley electoral donde la gente pueda escoger partidos y personas. ¡Qué cosa tan rara lo que hacen los europeos y los norteamericanos! ¿Verdad, señor Hernando? (Aplausos). Por supuesto, seguir avanzando en la construcción europea. No nos gusta ver cómo algunos partidos de esta Cámara votan para destruir el euro. No nos gusta ver cómo algunos partidos que están en esta Cámara quieren ponerse del lado de aquellos que no quieren que Europa dé pasos adelante. 

Creemos en los Estados unidos de Europa, y el Partido Socialista y Ciudadanos son dos partidos europeístas que se comprometen en ese acuerdo con el avance de la Unión Europea, como, por cierto, estoy convencido de que también lo harán los miembros del Partido Popular, que también lo son, es un partido europeísta, un partido, por cierto, que gobierna en Europa con acuerdos de nuestro grupo y con acuerdos del grupo socialdemócrata. ¡No será tan extraño lo que pasa en Europa! Finalmente, la defensa también de la unión de todos los españoles. (Rumores). 

El artículo 1 de la Constitución, señor Iglesias, no es papel mojado. El artículo 1 de la Constitución dice que usted, que yo y que todos los ciudadanos españoles somos iguales y todos decidimos sobre nuestro país. Eso está recogido explícitamente en el acuerdo y yo sé que a usted, aunque no lo dice, no le gusta este acuerdo básicamente porque no puede cumplir con todos los grupos que están dentro su grupo, como hemos visto. (El señor Errejón Galván pronuncia palabras que no se perciben). 

Ya sé que a la señora Colau, que a las Mareas y a otros grupos les gustaría hacer un referéndum para que Galicia, Cataluña y el País Vasco dejaran de ser parte de España, pero no lo vamos a permitir, no lo vamos a permitir porque está en este acuerdo, y en eso la mayoría de esta Cámara y la mayoría de los españoles estamos de acuerdo. (Aplausos). 

También le digo una cosa: el inmovilismo no nos sirve. Hay que reformar la Constitución, actualizarla a los tiempos que corren, un éxito de Constitución que merece actualización y que merece que estemos de acuerdo la mayoría. Antes preguntaba algún miembro del Partido Popular desde su escaño o el señor Rajoy lo decía: ¿con qué votos van a reformar la Constitución? Yo espero que con los suyos. ¿O van a hacer como en 1978? Yo espero que con los suyos. 

Porque la UCD y el Partido Socialista y algunos miembros de Alianza Popular estaban a favor. Otros se quedaron al margen. Les invito a que participen también esta vez de la reforma de nuestra Constitución. No se queden ustedes como algunos miembros de Alianza Popular al margen de la centralidad política. Súmense, porque la reforma constitucional tiene que contar —y yo cuento también, por supuesto— con los 7 millones de votantes del Partido Popular. 

Así que la reforma constitucional se hará para arreglar España, no para romperla. Se hará contando con todos, con el máximo número de diputados de esta Cámara. De Cataluña también quería hablar, que es mi tierra y es parte de este país. (El señor Rivera Díaz continúa su intervención en catalán.—Rumores.—Un señor diputado. ¡Visca Catalunya lliure!). Libre de corrupción; Visca Catalunya lliure de la corrupción. (Aplausos). Por tanto, vamos a hablar de financiación autonómica, claro que sí, de servicios públicos y de infraestructuras. 

Vamos a hablar de temas concretos, pero les quiero decir también una cosa: diálogo, sí; chantaje, ninguno. Reforma constitucional, por supuesto. Declaración de independencia, nunca, nunca con los partidos que forman parte de este acuerdo y nunca, espero, con el Partido Popular, que va a votar lo mismo que Esquerra Republicana. (Risas). Este es el acuerdo que presentamos. No he pedido la palabra por alusiones, pero es evidente que se han hecho, porque el señor Iglesias ha hablado más de nosotros que del señor Rajoy. Es curioso. Está más preocupado con la «naranja mecánica» que con el PP. Es una cosa muy rara. (Aplausos). 

No pasa nada. Lo entiendo, entiendo la pinza, pero me ha parecido un poco extraño. (Risas). Quería dirigirme al señor Rajoy, presidente en funciones, y hablar de algunas cosas que ha dicho. Señor Rajoy, le quiero reconocer que usted ha hecho cosas bien en su etapa de Gobierno. Le quiero reconocer que usted lleva muchos años en política y que, como todos, habrá hecho cosas bien y cosas no tan bien. Le quiero reconocer el trabajo hecho al frente de este Gobierno en todo aquello que haya hecho bien, pero también le quiero decir que hay cosas que no se han hecho bien. Si no, seguramente, casi 4 millones de votantes no le hubieran abandonado. 

Por tanto, señor Rajoy, si hay que hacer un pacto nacional por la educación, si hay que despolitizar la justicia, si hay que acabar con los aforamientos —usted tiene a Rita Barberá en el Senado—, si hay que reformar la Administración pública y usted dice que de ninguna manera, si hay que reformar el régimen de los autónomos y usted no lo ha hecho, si hay que cambiar la Ley Electoral y usted no quiere, si hay que hacer primarias en los partidos y ustedes las odian, yo me pregunto: ¿me puede dar usted una sola razón, una, para que los españoles confíen en usted para liderar una nueva etapa política? Una razón, deme una. 

Yo no encuentro ninguna. (Aplausos). Le reconozco el trabajo difícil que ha tenido que hace hacer. Se encontró un país con un 9% de déficit público y lo ha dejado en un 5%. Ha tomado decisiones difíciles, seguro, le reconozco el trabajo y también cuento con los votantes y los militantes del Partido Popular para las grandes reformas de este país, porque con nuestra humilde posición siempre tendremos la mano tendida, aunque usted ahora ya no se quiere reunir con nosotros. Señor Rajoy, usted le dijo que no al rey, y esa fue una decisión suya, no de Ciudadanos. 

Usted ha dicho que no a todas estas reformas con mayoría absoluta. Por tanto, ¿por qué nos tenemos que creer los españoles que todo lo que usted no ha querido hacer sin tener que contar con nadie ahora lo va a hacer contando con tres partidos y encabezándolo usted? Señor Rajoy, estoy convencido de que hay gente en el Partido Popular muy válida. Estoy convencido de que sus votantes quieren parte de estas reformas. 

Estoy convencido de que hay gente en su partido que quiere luchar contra la corrupción, cosa que usted no ha hecho, evidentemente. Pero también estoy convencido de que una nueva etapa política merece coraje, merece valentía, merece liderazgo y merece generosidad y yo creo que usted, señor Rajoy, para estos tiempos que corren, con todo lo que no ha hecho y con todo lo que no quiere hacer, demuestra que son otros tiempos. 

Demuestra que se acabó un tiempo donde los temas no se pudren simplemente porque pasa el tiempo. Ahora hay que actuar, ahora hay que abordar los debates, ahora hay que tener liderazgo, ahora hay que tender puentes con la oposición o con el Gobierno, así que para esta nueva etapa, señor Rajoy, como decía antes, creo que los que no estén preparados para reformar España lo van a pasar mal y lo van a tener complicado. Así que, señor Rajoy, creo que usted no es creíble para liderar esta nueva etapa política. 

No sé si el señor Sánchez finalmente sacará apoyos o no hoy o en la siguiente ronda, pero de lo que estoy convencido es de que usted no puede encabezar esa nueva etapa política, porque usted básicamente es coherente, porque no cree en estas reformas. Usted desprecia que España tenga que ser reformada y yo creo que la mejor manera de garantizar la unión de los españoles y de garantizar que esa clase media vuelva a recuperarse es reformando España. Así que no es tiempo de decirle no al rey, no es tiempo de pereza, no es tiempo de pasar palabra, señor Rajoy. 

Es tiempo de acción, de hombres y mujeres de acción, de hombres y mujeres que quieren cambiar su país para que funcione y siga unido. Invito a todos los votantes del Partido Popular y a muchos de sus dirigentes que me consta que también quieren sumarse a esta nueva etapa política, a que tengan coraje y valentía, que hay mucha gente buena, mucha gente preparada y mucha gente con ganas de sumarse a esta nueva etapa. Cuento con ellos, como espero que ustedes cuenten con nosotros y con el Partido Socialista o con Podemos, porque todos nosotros somos los que tenemos que arreglar este país. No van a venir hombres de negro ni nadie a arreglar España. 

Lo vamos a tener que hacer entre todos (Aplausos), así que, señor Rajoy, estoy convencido de que la lectura del resultado es cambio, la lectura del resultado es diálogo... (El señor presidente del Gobierno en funciones, Rajoy Brey, pronuncia palabras que no se perciben). Usted me ha aludido también, señor Rajoy. No pasa nada, es un debate, no pasa nada. Por tanto, es tiempo de cambio, es tiempo de diálogo y es tiempo también de darse la mano para reformar España. 

Aunque usted ya no se quiere reunir con Ciudadanos, porque no le gusta lo que le proponemos, aunque usted no quiere decirle no al rey, yo invito al Partido Popular a que se sume a esta nueva etapa, porque son necesarios, porque tienen mayoría en el Senado, porque tienen que sumarse con nosotros a reformar la Constitución, porque hay gente válida y gente constitucionalista que forma parte de la gran mayoría de españoles. 

Creo que ustedes tienen que formar parte de ello. Por otro lado, he visto indignado al señor Iglesias, pero esta vez le he visto indignado en relación con el CNI, la policía, la televisión pública, el Ministerio de Economía, el de Defensa, el de Interior, todos los temas sociales en definitiva, como usted sabe, de un Gobierno. (Aplausos). Le he visto indignado porque no hay asalto al poder. Es un acuerdo lo que hay. A usted no le gusta. (El señor Errejón Galván: ¡A la mayoría de la Cámara tampoco!).

Entiendo que no le guste, pero acéptelo. Acepte que pedirle a un candidato la vicepresidencia y seis ministerios cuando está reunido con el rey no es la mejor manera —como usted dice, fraternal— de llegar a un acuerdo, digo yo. (Aplausos). Ya sé que usted quiere repartir ministerios. Usted ha repartido la vicepresidencia, se ha quedado carteras. No sé si el Ministerio del Interior se lo va a dar a Otegi, el gran héroe, como usted ha dicho en las redes sociales. (Aplausos). Un hombre de paz para usted sería una buena persona para ministro del Interior. 

Yo no quiero estar nunca en ese Gobierno, ya se lo digo. Señor Iglesias, no hay referéndum. Hay democracia. Hay reforma. No hay división. Hay unión. No hay pulsos a Europa, sino negociación con Europa, que es lo que vamos a hacer desde este Gobierno. Claro que uno tiene derecho a estar indignado, pero tiene que aceptar también que otros no estamos indignados, estamos ilusionados con la nueva etapa política que vive España. 

Por tanto, señores, es tiempo de cambios, pero es tiempo de mojarse votando. Sé que en esta Cámara va a haber gente que va a votar no para que esto no funcione, va a votar no para impedir que España se ponga a trabajar. Yo les invito a que si dicen no al rey o si dicen no a no tener siete carteras ministeriales, por lo menos, aunque se den la mano, permitan que intentemos trabajar otros. No les digo ya a estas alturas que ustedes se sumen, porque ya han dicho que no se suman, pero permítannos que otros trabajemos, permítannos que España empiece a funcionar. 

Solo les digo eso. No les pido que estén de acuerdo en todo ni que se sumen a ese acuerdo. Les pido que nos dejen trabajar por España. Creo que van a tener ustedes que explicar a los españoles por qué España no se pone en marcha y al rey le va a tener que volver a explicar usted por qué le dijo no y le va a volver a decir que no, porque tiene los mismos escaños. (Risas y aplausos). En ese sentido, les pido un respeto por un acuerdo que representa a 9 millones de españoles y que respeta a 7 millones de españoles. 

Tan respetables son, señor Rajoy, los 7 millones de españoles que han votado al Partido Popular como los 9 millones de votantes que hay en este acuerdo. Digo yo que son igual de respetables, por lo menos; son más, pero son igual de respetables. Por lo tanto, respeto. Y, por supuesto, señor Rajoy, ¿usted qué prefiere? ¿Un Gobierno con el señor Iglesias de vicepresidente, un Gobierno con referéndums separatistas o un Gobierno donde Ciudadanos pueda estar incorporado con este acuerdo de Gobierno, un Gobierno constitucionalista, un Gobierno que garantice la estabilidad económica? ¿Qué prefiere usted, cuanto peor, mejor? 

¿Eso es lo que prefiere, cuanto peor, mejor? (El señor Errejón Galván: Eso es). Pues yo no creo en eso, señor Rajoy. Creo que cuanto mejor, mejor, y le invito a que reflexione sobre esa posición que solo lleva a esa pinza extraña entre Podemos y el Partido Popular, que pocos votantes entenderán, y entre los partidos separatistas. Piense, señor Rajoy, que va a votar lo mismo que Esquerra Republicana, Bildu o que el señor don Pablo Iglesias. 

Alguna cosa pueden estar ustedes haciendo mal, digo yo, para que no se ponga en marcha este Gobierno. Voy finalizando la intervención, presidente. Les decía antes que el fracaso no es una opción. Los grandes acuerdos de España han llegado siempre desde el diálogo. La Constitución de Cádiz, la Constitución de 1978, los Pactos de la Moncloa, los Pactos de Toledo, el Pacto contra el terrorismo y por las libertades o el Pacto contra el yihadismo siempre han llegado de la mano de grandes acuerdos de  Estado. 

Yo les pregunto: ¿por qué el acuerdo entre Ciudadanos y el PSOE no es de Estado, pero si el acuerdo es del PP y el PSOE es de Estado? A lo mejor los dos son de Estado. Simplemente es que ustedes no aceptan o no quieren cambiar muchas de las cosas que están aquí incluidas. Por tanto, necesitamos acuerdos de Estado, lo haremos entre partidos razonables, entre partidos moderados, partidos que piden diálogo, y les pedimos que se sumen ustedes a ese acuerdo. Insisto, los acuerdos siempre son éxito y generosidad, éxito y cesión. 

Este acuerdo no es el cien por cien del programa del Partido Socialista ni del de Ciudadanos. Es la conjunción de doscientas reformas necesarias para España que estoy convencido que comparten muchos de los votantes incluso del Partido Popular o de Podemos. Decía Winston Churchill que el problema de nuestra época consiste en que hay hombres que no quieren ser útiles sino importantes. Pues miren, yo prefiero ser útil a ser importante, porque a lo mejor algunos se piensan muy importantes, pero son poco útiles para la democracia española. 

Prefiero ser útil o, como decía el señor Hernando, correveidile, pichón, Naranjito, naranja mecánica, todos esos halagos. Entiendan que soy un catalán constitucionalista y me parecen halagos con todo lo que he tenido que aguantar durante diez años. (Varios señores diputados: ¡Oh!). Ya sé que ustedes desde aquí lo han visto de otra manera y han gobernado con el señor Pujol, ya lo sé, ya, ya. (Aplausos). 

Aquellos acuerdos de Estado en el Majestic con el señor Pujol y su familia. (Rumores). Pero otros vemos en esto —tranquilos, si ya acabo— una oportunidad, una oportunidad ante la dificultad, y, como les decía, yo prefiero ser útil a los españoles que creerme importante. Prefiero ser útil a mis compatriotas que ser muy importante, pero no poner en marcha las reformas que necesita España. Prefiero ser útil, porque en este momento a lo mejor ser útil es lo más importante, así que reflexionen aquellos que se sienten muy importantes, pero que hoy no están siendo útiles a los españoles. 

También quiero decirles que no es tiempo de pesimistas sino de optimistas. No es tiempo de gente que piensa que todo es imposible, sino de gente que piensa en lo que hay que hacer para hacerlo posible. Eso es lo que vamos a hacer nosotros desde Ciudadanos. Hoy tenemos un acuerdo mejor que el que no existía, pero faltan escaños y, sobre todo, falta voluntad política y sentido de Estado, que es lo que falta en esta Cámara ahora mismo. (Un señor diputado: ¡Bienvenido!). 

Vamos a ver si sumamos a más gente a ese sentido de Estado. Por tanto, no podemos fallarles a los españoles, señorías, no podemos decirles que se han equivocado votando, que vuelvan a darle al bombo y que vuelvan a votar. Hay que decirles que vamos a trabajar por ellos. No podemos seguir en la trinchera ideológica, sino que hay que bajar a la arena para llegar a acuerdos, y no podemos permitir que este país se descomponga por la pasividad o la pereza. 

Es tiempo de acción, es tiempo de diálogo y es tiempo de valentía y coraje para cambiar las cosas. Nunca se cambian las cosas desde la pereza ni desde la cobardía. Siempre se cambian desde la valentía y desde el coraje. Para finalizar mi intervención, quiero citar una frase del presidente Suárez, que decía que la vida siempre te da dos opciones, la cómoda y la difícil. Él decía que escogiéramos la difícil para no tener la duda de si la comodidad había elegido por nosotros. 

Pues miren, hace diez años una plataforma civil de valientes que se llamaba Ciutadans de Catalunya escogió el camino difícil, dar la cara y defender la libertad, la igualdad y la unión de todos los españoles allí donde algunos querían quebrarla. Escogimos el camino difícil, pero como se ha visto que lideramos la oposición —algunos no han contado bien los votos—, escogimos el camino correcto y estoy orgulloso de ello. 

Ahora que hemos entrado en el Congreso hace dos meses solo, teníamos las mismas opciones, la comodidad, que es la que algunos han escogido, no hacer nada, dejar pasar el tiempo, o la dificultad, que es bajar a la arena, ponerse a hablar con aquellos que no piensan igual e intentar poner en común aquello que nos une. Lo cómodo hoy, señorías, es quedarse en un rincón, gritar mucho y votar no. Lo difícil hoy y lo valiente es bajar a la arena, hacer renuncias, ponerse de acuerdo y votar sí. Así que, señores, como decía el presidente Suárez, mis compañeros y yo hemos escogido el camino difícil, pero es sin duda el camino correcto. Muchas gracias. (Aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Ciudadanos, puestos en pie.—El señor presidente del Gobierno en funciones, Rajoy Brey, pide la palabra).

El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Rivera. El señor Rajoy ha pedido la palabra, supongo que por alusiones también, y se la voy a dar, cómo no (Rumores), pero permítanme una reflexión general. Estamos en el debate de investidura, posiblemente el debate más importante de cada una de las legislaturas. 

En estos debates se hace evidentemente un repaso de lo que ha sido el pasado, se hace diagnóstico del presente, se hacen proyecciones y apuestas de futuro y se hacen interpelaciones permanentes de unos a otros, porque el debate es vivo, y así tiene que ser, pero esas interpelaciones no pueden dar lugar a un permanente turno de alusiones, porque entonces estaríamos pervirtiendo el sentido del propio debate. (Rumores). Es decir, anuncio que voy a dar ese turno por alusiones, pero no daré muchos más, por no decir ninguno más, porque estaríamos pervirtiendo el debate, a no ser que haya ciertamente falsedades o juicios de valor. Señor Rajoy, tiene la palabra por tres minutos, como corresponde a estos turnos. 

El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO EN FUNCIONES (Rajoy Brey): Señor presidente, creo que tiene usted razón y le agradezco mucho que me haya dado la palabra. He sido aludido, como el señor Rivera no ignora, en sucesivas oportunidades a lo largo de su intervención. Solamente quería decirle dos o tres cosas utilizando el mismo tono que usted ha usado para dirigirse hacia mi persona. Ha utilizado la palabra respeto.

 Ha dicho: Hablo de usted con respeto. Yo también voy a hablarle a usted con respeto. Usted es partidario de que el señor Sánchez sea el presidente del Gobierno. (Rumores). Yo lo respeto, pero usted tiene que respetar que yo entienda que el señor Sánchez no debe ser el presidente del Gobierno. Si usted, sus diputados y sus votantes quieren darle sus votos al Partido Socialista, yo lo respeto, pero el Partido Popular no se ha presentado a las elecciones ni las ha ganado para hacer presidente del Gobierno al señor Sánchez. (Aplausos). Usted está en su pleno derecho a hacerlo. 

El señor PRESIDENTE: Señor Rajoy, sabe perfectamente que esta intervención no entra dentro de las alusiones. (Protestas). Parece evidente que tiene que haber juicio de valor o falsedad, según aparece en el Reglamento. Por tanto, ajústese a ese sentido. 

El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO EN FUNCIONES (Rajoy Brey): Quiero explicarle al señor Rivera que yo no estoy a favor de votar al señor Sánchez porque no estoy a favor de cómo se ha desarrollado la impostura. (Varios señores diputados pronuncian palabras que no se perciben). No estoy a favor, no, y, sobre todo, porque yo no estoy a favor de la derogación de toda la política económica que fue buena para España. Si usted quiere derogar toda la política económica que se ha hecho en estos cuatro años, haga presidente al señor Sánchez. Si usted quiere que se suban los impuestos, si usted quiere suprimir las diputaciones, haga presidente al señor Sánchez,... 

El señor PRESIDENTE: Señor Rajoy. 

El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO EN FUNCIONES (Rajoy Brey): ... pero no me obligue a mí a votar al señor Sánchez. Eso lo hace usted porque quiere. (Aplausos.—Protestas). 

El señor PRESIDENTE: Señor Rajoy, sabe que ha hecho una intervención que para nada se ajusta al artículo 71 del Reglamento. (Rumores). No, y lo saben perfectamente. Continuamos. Señor candidato, tiene la palabra. 

El señor SÁNCHEZ PÉREZ-CASTEJÓN (Candidato a la Presidencia del Gobierno): Gracias, señor presidente, señorías. El señor Rajoy podría estar interviniendo desde esta tribuna si hubiese tenido la valentía y el coraje de presentarse a la investidura. (Aplausos.—Rumores). Así que, a sus señorías del Grupo Parlamentario Popular y en especial a su señoría, el señor Rajoy, lo único que les pido es que no critiquen a aquellos que hemos puesto en marcha otra vez el reloj de la democracia y hemos desbloqueado la situación en la cual usted sumió a España. (La señora vicepresidenta, Villalobos Talero, ocupa la Presidencia). 

Quería también agradecer públicamente de nuevo al Grupo Parlamentario Ciudadanos y a su presidente, Albert Rivera, su predisposición para el acuerdo, para el diálogo. Efectivamente, como él ha dicho, nosotros somos un grupo humilde, porque tenemos 90 escaños únicamente, un grupo ambicioso, porque queremos liderar, junto con otras fuerzas del cambio, ese cambio que quieren los españoles y españolas y por el cual votaron el pasado 20 de diciembre. 

Como bien ha dicho el señor Rivera, es cierto, el acuerdo que traemos a su consideración y a su votación no es el programa electoral del Partido Socialista, ni tampoco es el programa electoral de Ciudadanos. Al contrario. Quedó claro, señorías, en la campaña electoral que el programa socialista no es igual al programa de Ciudadanos, pero lo que hemos hecho en ese diálogo desde hace un mes a esta parte, algo que no ha hecho nadie más en estos dos meses largos de legislatura desde las pasadas elecciones, ha sido dialogar y ponernos de acuerdo en  más de doscientas medidas que van a beneficiar al bienestar de los ciudadanos. 

Por eso, señorías del Grupo Parlamentario Ciudadanos y señor presidente de ese grupo, señor Rivera, les doy las gracias por su valentía, por su coraje y por su arrojo. También les diré, como creo que es el sentir mayoritario de los españoles, que los españoles lo que quieren ya es con urgencia un Gobierno que propicie ese cambio, y aquí lo que hay es un acuerdo para que se propicie ese cambio y para que se construya ese Gobierno. 

Es cierto que hay muchos elementos de fondo que suponen un cambio radical a algunas de las políticas que ha puesto en marcha el actual Gobierno en funciones, por ejemplo en materia laboral. Hoy hemos conocido, señor Rajoy, que han aumentado de nuevo las cifras del paro en la Seguridad Social —por cierto, muy preocupantes los datos, sobre todo, del paro femenino, que representa el 55% de ese paro ahora mismo en nuestro país—; cómo ha aumentado también la tasa de parados que no tienen ningún tipo de prestación, porque ha caído la tasa de cobertura de prestaciones por desempleo. 

En consecuencia, creo que es una buena noticia para muchos de esos parados ahora mismo sin ningún tipo de prestación que una de las conclusiones o principales medidas del acuerdo que hemos firmado el Grupo Parlamentario Ciudadanos y el Grupo Parlamentario Socialista sea recuperar la prestación por subsidio al desempleo a los mayores de cincuenta y dos años. Lo dije ayer en el discurso de investidura, señorías, y lo digo hoy de nuevo. Creciendo al 3% del PIB y tener casi 5 millones de parados y paradas es la viva prueba, señorías, señor Rajoy, de su fracaso en la política laboral y económica. 

Hay algunos, señorías, que dicen que las medidas sociolaborales incluidas en este acuerdo no son de izquierdas, pero yo sí que digo que son medidas de justicia, de justicia social que quieren los autónomos, para los cuales lo que vamos a hacer en este acuerdo, para aquellos que cobren por debajo del salario mínimo interprofesional, es una cotización a la Seguridad Social de 45 euros. Eso se recoge en este acuerdo. 

En este acuerdo se acota también el tiempo de la contratación temporal a dos años, subiéndose en el segundo año el plazo de indemnización a dieciséis días. Si eso —no sé si es de derechas o de izquierdas, lo que creo es que es de justicia social— es una medida, señores del Grupo Parlamentario de Podemos, de derechas, que se lo pregunten a los empresarios, si recortar a dos años la contratación temporal es o no una medida a favor de los empresarios. 

Yo creo que es más bien al contrario, que lo que hace es reequilibrar el poder de negociación entre los empresarios y los trabajadores. En ese acuerdo nos comprometemos a establecer una hoja de ruta, un calendario distinto al marcado por el Gobierno del Partido Popular en el déficit público, en el cumplimiento de los compromisos de déficit público fijados con Bruselas. 

El planteamiento que hace el acuerdo es precisamente cumplir con en torno al 1% de déficit público de nuestras administraciones públicas en el año 2019 y, en consecuencia, revisar los plazos para el cumplimiento de esos objetivos, que implicaría que en el año 2017 estaríamos en el 3% de déficit público y, en consecuencia, fuera del brazo corrector de Bruselas, lo cual creo que sería una buena noticia para todos los españoles y españolas. 

Además, hacemos algo más que me parece muy importante subrayar y es que nos comprometemos todos a dos cosas: una, a que no vamos a recortar más el gasto social en nuestro país —al contrario, lo que vamos a hacer es reconstruir el gasto social— y, en segundo lugar, a implementar una reforma fiscal que tiene como principal objetivo y principal compromiso dos cosas: primero, no tocar el impuesto al trabajo en el impuesto sobre la renta de las personas físicas —es decir, la tributación al trabajo no se va a tocar—; segundo, luchar contra el fraude fiscal y, sobre todo, contra el gran fraude fiscal creando una unidad contra ese gran fraude fiscal dentro de la Agencia Tributaria, y por supuesto vamos a estudiar la posibilidad de crear ese impuesto de grandes fortunas que tienen otros países europeos. 

Señorías, estabilidad presupuestaria, cumplimiento de los objetivos de déficit, negociación con Bruselas para que esos objetivos de déficit sean más acordes a la realidad política, económica y social de nuestro país y acuerdos transversales. Antes lo ha dicho el señor Rivera y me gustaría sumarme a él. Creo que es muy importante que todas las fuerzas políticas aquí presentes hagamos acuerdos transversales que tienen que ver, por ejemplo, con el pacto educativo. Antes el señor Rivera ha hecho explícita mención a ese pacto educativo. 

Me gustaría incorporar a esa apreciación que ha hecho el señor Rivera que vamos a reconocer como derecho las becas en ese pacto educativo y que nos vamos a poner un plazo de seis meses para que entre todos los que estamos aquí presentes y los que están fuera —la comunidad educativa— podamos forjar ese pacto por la educación que necesita nuestro país. Se ha hablado poco, pero a mí me gustaría subrayarlo a colación del déficit —esto es algo que me consta que al señor Rivera le preocupa y mucho y a nosotros también—, de la situación de déficit de la Seguridad Social, es decir, el sistema público de pensiones. 

El planteamiento que hacemos en este acuerdo, no solamente para los jubilados de hoy sino también para los pensionistas de mañana, es que vamos a volver a reconstruir el Pacto de Toledo que el señor Rajoy y su mayoría absoluta durante la pasada legislatura fulminaron. Vamos a hacer también algo muy importante, algo que además alguna de sus señorías del Grupo Parlamentario Popular en la pasada legislatura, como el secretario de Estado de la Seguridad Social en funciones, ya simplemente esbozó, y es la necesidad de financiar el sistema público de pensiones en nuestro país como se hace en otras partes de Europa, es decir, no solamente con cotizaciones a la Seguridad Social sino también con impuestos. 

Nosotros dejamos la puerta abierta a que podamos financiar la Seguridad Social para mantener su carácter público, para mantener el sistema de reparto, para mantener las pensiones dignas de nuestros jubilados de hoy y de los pensionistas de mañana —muchos de ellos están aquí presentes—, pensiones dignas y garantizadas con financiación pública no solamente vía cotización a la Seguridad Social sino también vía impuestos. 

Me gustaría también subrayar algo importante, y es la reforma de la Constitución. Hacemos en este acuerdo un planteamiento de reforma de la Constitución ambicioso, que tiene elementos transversales que creo que la mayoría de los diputados y diputadas aquí presentes podemos compartir. Estamos hablando de cinco cosas con las que creo que muchos de ustedes estarán de acuerdo porque así lo han reflejado en sus programas electorales. 

En primer lugar, acabar con los aforamientos de diputados, diputadas, senadores y senadoras y también diputados y diputadas en los parlamentos autonómicos. En segundo lugar, la limitación del mandato a ocho años de la Presidencia del Gobierno. En tercer lugar, que para la iniciativa legislativa popular se requieran 250.000 firmas. En cuarto lugar, reducir el Consejo General del Poder Judicial a diez miembros. 

Y en quinto lugar, suprimir las diputaciones y crear los consejos de alcaldes. Esto viene a colación de algo que he dicho antes en mi intervención así como el señor Rivera en la suya, y es la racionalización del gasto público en nuestro país. Y para racionalizar el gasto público en nuestro país no solo tenemos que hacer un examen exhaustivo de ese gasto público, dónde está la eficiencia, dónde está la equidad de muchas de esas políticas públicas, sino también lo que tenemos que decirles a los españoles es que los políticos y políticas estamos dispuestos a arriesgar, a ser valientes, a dar un paso al frente, a racionalizar las estructuras administrativas del país para que no se hagan más recortes en el gasto social, que bastante ha habido durante estos últimos cuatro años. 

Esa es la reforma urgente. He escuchado al señor Rajoy decir que no está de acuerdo con esa reforma, que necesita más escaños y además anuncia y amenaza con que en el Senado puede bloquear cualquier tipo de reforma constitucional. No me extraña que venga del señor Rajoy porque siempre instrumentaliza todas las instituciones en beneficio partidista. Lo hizo con la Presidencia del Gobierno renunciando a presentar su candidatura a la investidura y lo vuelve a hacer amenazando para utilizar el Senado en beneficio partidista y no en beneficio de la ciudadanía. 

Porque, señorías del Grupo Parlamentario Popular, dónde está el problema para acabar con los aforamientos, dónde está el problema para limitar a ocho años el mandato de la Presidencia del Gobierno. ¡Pero si lo dijo el señor Aznar cuando era presidente del Gobierno! No incluirlo en la Constitución pero sí aplicárselo en primera persona. ¿Por qué no lo podemos incluir en la Constitución? ¿Dónde está el problema de reducir a 250.000 las firmas de la iniciativa legislativa popular? ¿Dónde está el problema de suprimir las diputaciones provinciales y crear consejos provinciales de alcaldes y alcaldesas? 

¿Dónde está el problema de reducir a diez el Consejo General del Poder Judicial en su órgano de gobierno? (Aplausos). Son cuestiones que pueden aprobar perfectamente ustedes. Estoy convencido, señorías, de que si ustedes explicaran estas medidas a su electorado, en una mayoría amplia votarían que sí. Por cierto, señor Iglesias, pasaría lo mismo con los votantes de Podemos. Usted en su programa plantea suprimir las diputaciones, eliminar los aforamientos, entiendo que estará de acuerdo con la limitación de mandatos y también entiendo que estará de acuerdo con la reducción a 250.000 firmas de la iniciativa legislativa popular.

Por tanto, ¿dónde está el problema para que lo pongamos en marcha, señor Iglesias, desde la próxima semana? (El señor presidente ocupa la Presidencia). Finalmente, señorías, es muy importante porque en algunas ocasiones he escuchado algunos elementos de crítica por parte de algunos grupos parlamentarios diciendo que esta propuesta de acuerdo, esta propuesta de gobierno no recoge ningún elemento sustantivo que resuelva la crisis de convivencia en Cataluña. 

Discrepo en el fondo porque cuando estamos hablando, por ejemplo, de recuperar la Ley de Dependencia, cuando estamos hablando de universalizar la sanidad pública, cuando estamos hablando de recuperar, por ejemplo, los derechos laborales perdidos —reforma laboral aprobada, por cierto, por las derechas, la española y también la derecha catalana—, cuando estamos hablando de recuperar la Seguridad  Social de los cuidadores no profesionales de muchos de esos dependientes, estamos hablando también de muchos catalanes que han sufrido en primera persona esos recortes y esas políticas. 

Pero, además, señorías, en esa reforma constitucional planteamos varios elementos que creo que son compartidos por la mayoría de diputados y diputadas en esta Cámara. En primer lugar, la mayoría de diputados y diputadas creo que compartimos que tenemos que abrir un periodo de reflexión sobre la reforma constitucional en nuestro país. 

Por eso nuestro compromiso —está fijado en el acuerdo— es poner en marcha en el plazo de un mes contando desde hoy una subcomisión en la Comisión Constitucional para empezar a hablar del perímetro de la reforma constitucional. También hablamos, señorías, de que en el plazo de seis meses se ponga en marcha la ponencia de reforma constitucional. Y ahí el Grupo Parlamentario Socialista y el Grupo Parlamentario de Ciudadanos hemos acordado un cierto perímetro, un esbozo de esa reforma constitucional que hace cosas que pueden ser compartidas por la inmensa mayoría de votantes, tanto a la izquierda como a la derecha. 

Es, por ejemplo, blindar los derechos sociales. Es, por ejemplo, reconocer como derechos fundamentales la sanidad pública. Es, por ejemplo, reconocer nuevos derechos y libertades en la Constitución. Es, por ejemplo, señorías, dar salida a la crisis territorial que se está viviendo en Cataluña con una reforma del título VIII de la Constitución y con la aprobación de una reforma que haga del Senado una verdadera Cámara territorial. Y por qué no, señor Domènech —ya le he escuchado a usted que lo critica—, llevar ese Senado, que es una Cámara territorial, a Catalunya, a Barcelona, como propuso Pascual Maragall. ¿Por qué no? (Rumores). Por tanto, señorías, acabo mi intervención agradeciendo públicamente de nuevo al señor Rivera y al Grupo Parlamentario Ciudadanos… (Continúan los rumores). 

El señor PRESIDENTE: Un momento, señor Sánchez. Ruego silencio, por favor. Ruego silencio. 

El señor SÁNCHEZ PÉREZ-CASTEJÓN (Candidato a la Presidencia del Gobierno): Hay diputados y diputadas más pendientes de la confrontación que del acuerdo, pero estos son los tiempos que vivimos, señor Rivera. En todo caso, muchas gracias por su valentía. (Varios señores diputados: ¡Oh!— Aplausos). 

El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Sánchez. Señor Rivera, tiene la palabra. 

El señor RIVERA DÍAZ: Gracias, presidente. Señorías, gracias también al Partido Socialista por intentar ponernos de acuerdo en aquello que nos une y no en lo que nos separa. Creo que es un esfuerzo que hemos hecho todos. Quería aprovechar este turno para dejar clara una cosa a nivel institucional que me parece fundamental. 

El señor Rajoy no está pero seguro que nos escucha desde algún lugar de este mundo. (Risas). Luego dirá que quiere un turno por alusiones pero no está. (Aplausos). En todo caso, aunque no esté el señor Rajoy, voy a hablar de ello, y me refiero a la Jefatura del Estado. Aquí el jefe de Estado tiene una función constitucional, de hecho es la única función con cierta discrecionalidad que tiene el jefe de Estado, que es hacer una ronda de contactos con los diferentes partidos políticos para intentar formar Gobierno. 

El señor Rajoy le dijo que no al jefe de Estado y eso es lo que ha hecho que el señor Rajoy hoy no pueda estar aquí defendiendo su supuesta candidatura. ¿Por qué lo hizo el señor Rajoy? Pues no lo sé, pero desde luego, ¿por qué tengo yo que pensar que al que le da pereza intentar formar Gobierno va a ser valiente para reformar España de arriba abajo? ¿Por qué? (Aplausos). 

Porque, claro, cuando no hay mayoría absoluta hay una cosa tan dramática como el diálogo, una cosa tan difícil en política como hablar y entenderse. Si la actitud que ha tenido el señor Rajoy con el rey de España la hubiera tenido en su día el señor Suárez o aquellos padres de nuestra Constitución, hoy no tendríamos, seguramente, la democracia que tenemos. Hay que estar a la altura de las circunstancias, porque no solo vale tener en este caso legitimidad sino que hay que tener auctoritas también, respeto por los ciudadanos. 

Estoy convencido de que los 7 millones de votantes del PP no han entendido por qué el señor Rajoy pasó palabra ante el jefe de Estado. (La señora Martínez Saiz: ¡Sí, sí, sí!—Rumores). Y estoy convencido de que tampoco han entendido por qué prefieren que el Partido Socialista pacte con Podemos y los independentistas que un acuerdo constitucionalista con Ciudadanos. No lo entiendo, no lo puedo entender. (El señor Bermúdez de Castro Fernández: Traicionas a tus votantes). Y estoy convencido de que muchos votantes del Partido Popular… Dicen por aquí cosas mientras hablamos y no lo escuchan los ciudadanos pero yo sí lo escucho.

Hablan de traiciones. Traición es lo que hicieron ustedes con el señor Pujol, nos traicionaron a muchos catalanes. Eso es lo que hicieron. (Aplausos). Cuando a ustedes les interesa los pactos con los nacionalistas son de Estado y cuando no son el demonio. Mire, es más lo segundo que lo primero, pero desde luego no son de Estado. No son de Estado con los que quieren romper el Estado, básicamente. 

Por tanto, ¿a ustedes les parece que un acuerdo entre un partido socialdemócrata y un partido demócrata-liberal es una amenaza para la convivencia, para la economía? No es creíble, no se lo cree nadie. ¿Por qué? Porque lo que nosotros defendemos seguramente muchos españoles lo comparten. Estoy seguro de que no subir los impuestos del IRPF y del IVA, que es lo que ustedes hicieron, es lo que quieren muchos votantes del Partido Popular. 

Quieren que el señor Montoro y el señor Rajoy no digan una cosa y a los quince días les suban el IRPF, porque aún muchos españoles están esperando que les pidan perdón por ese engaño que les hicieron en 2011. (Rumores). Sí, sí, perdón; una palabra que en política no se usa. (Aplausos). Por tanto, déjennos pensar que en España hay cosas que se han hecho bien pero déjennos soñar con cambiar las cosas que se han hecho mal. 

Porque aquí parece que hay que escoger entre lo malo y lo menos malo. No, hay que escoger entre lo que tenemos —que hay cosas que se han hecho bien y otras mal— y entre ser más inconformistas. ¿Cómo nos podemos conformar con los datos de paro que tenemos? De verdad, cuando veo echar campanas al vuelo y la euforia que tenemos… Espérense a la semana que viene, espérense a que la Unión Europea nos diga que hemos incumplido el déficit de los presupuestos, espérense a que nos digan que los presupuestos electoralistas —que algunos advertimos— tienen un agujero de 10.000 millones de euros.

¿Saben qué significa eso? Más reformas, más ajustes. ¿Y saben quién las tiene que hacer? Seguramente el que no quiere formar Gobierno no las tiene que hacer. Las tendrán que hacer aquellos que sí queremos formar Gobierno, las tendremos que asumir en primera persona aquellos que sí aceptamos el encargo, unos, del rey y, otros, de los ciudadanos de ponernos de acuerdo. Por tanto, las cosas en España pueden ir bien y pueden ir incluso mejor. 

No nos conformamos con el paro que tenemos ni con la precariedad. No nos podemos conformar con ser el país 28.º en fracaso escolar de la OCDE. ¿Por qué tenemos que tener uno de los peores resultados en la educación pública y concertada de Europa? ¿Por qué? ¿Porque nadie quiere hacer un pacto nacional por la educación? Pues se va a hacer y lo va a impulsar este Gobierno y lo va a impulsar la mayoría parlamentaria, si es que se tiene, para tirar adelante. ¿Por qué tenemos que pensar que los jueces tienen que seguir puestos directamente desde las centrales de los partidos políticos? 

¿Por qué no podemos poner en marcha un sistema para que los nombramientos sean entre expertos y así romper los tentáculos con los partidos políticos? ¿Qué es lo que les molesta a ustedes? ¿Que así no pueden colocar a los suyos? ¿Que así no pueden llamar al fiscal y decirle que haga una cosa o la contraria con Rita Barberá? ¿Eso es lo que les preocupa a ustedes? (Aplausos). El señor Rajoy antes hacía referencia a lo bien que va España. En España seguro que ha hecho cosas bien —ya lo dije antes—, pero podemos mejorar mucho, tenemos mucho margen. Les voy a dar un dato. E

l Consejo de Europa, que vela por las libertades y los derechos fundamentales en los países miembro, nos tuvo que llamar la atención por la politización de la Fiscalía y los tribunales españoles. Ustedes, que dijeron que iban a despolitizar la justicia —es lo que decía el programa electoral del Partido Popular en 2011—, han hecho lo contrario, han convertido la justicia en una ventanilla del Ministerio de Justicia en vez de un poder del Estado. Por tanto, vamos a despolitizar la justicia, como decían ustedes en su programa y no hicieron con mayoría absoluta. 

En definitiva, lo que está pasando es que muchos votantes que confiaron en ustedes pensando que iban a cambiar muchas cosas con mayoría absoluta les dieron un mandato de cambio y ustedes no cambiaron nada. Es más, politizaron la justicia, la educación no ha mejorado, hay más precariedad y hay más corrupción. 

No he hablado mucho de corrupción porque ya está en el aire, ya se sabe. Tenemos una situación económica difícil y el segundo problema de España, por delante de la economía, es la corrupción. Ustedes ante la corrupción dicen que son manzanas podridas. No, manzanas podridas no, cestos enteros de manzanas podridas; todo un sistema institucionalizado, con lingotes de oro en algunas sedes de algunos partidos. ¿Pero esto qué es? ¿Pero dónde estamos? 

¿Esto es una democracia avanzada de Europa? ¿Qué hacen partidos comerciando con lingotes de oro? (Rumores). ¿Qué hacen decenas de diputados colaborando para blanquear dinero de mordidas públicas, como se está investigando en Valencia? (Rumores.—El señor Hernando Fraile: ¡Pero qué dices!). ¿Qué hacemos? Sí, sí, señor Hernando, sabe de lo que le hablo, me temo que sabe de lo que le hablo. (Protestas). No pasa nada, calma, tranquilos

El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor. Les ruego silencio y que no establezcan conversaciones con el orador que está en el uso de la palabra. 

El señor RIVERA DÍAZ: Aunque se les haga largo, tengo el mismo tiempo que el señor Rajoy. Les estoy diciendo que la corrupción no es un tema menor. Y yo digo: si España tiene que impulsar un pacto contra la corrupción y por la transparencia, ¿lo va a impulsar el señor Rajoy? ¿Alguien se lo va a creer? ¿Alguien en España cree que el señor Rajoy va a ser el azote contra la corrupción en España? No puede hacerlo porque no ha limpiado ni su casa, ¿cómo va a limpiar España de corrupción? (Aplausos). 

Así que cuando vuelva a la Cámara el señor Rajoy —que luego pedirá el uso de la palabra por alusiones, aunque no ha estado—, díganle de mi parte que no nos creemos que él va a limpiar España de corrupción. (El señor presidente del Gobierno en funciones, Rajoy Brey, se incorpora a su escaño.— Risas y aplausos). ¡Hombre! Le decía, señor Rajoy, que creo que si uno no limpia su casa de corrupción es muy difícil que los españoles crean que va a limpiar la corrupción de toda España. 

Es muy complicado. Yo no digo que sea fácil porque entiendo que ustedes tendrán ahí dificultades y, como dice la Guardia Civil, bandas organizadas, pero… (El señor Hernando Fraile pronuncia palabras que no se perciben). Sí, sí, en sus documentos habla de bandas organizadas. Usted ha dicho lo que los votantes de Ciudadanos piensan, por tanto, déjeme que haga lo mismo que usted ha hecho con mis votantes. 

Usted dice que no sabe si los votantes de Ciudadanos están de acuerdo con un acuerdo constitucionalista y reformista, y yo le pregunto: ¿los votantes del PP están de acuerdo con la corrupción que corroe a su partido? ¿Están de acuerdo? ¿Los votantes del Partido Popular están de acuerdo con que todo siga igual cuando ustedes tienen gente digna, decente y competente? Porque la tienen, la tienen aquí y la han tenido en muchos Gobiernos. 

Ustedes han sido un partido fundamental, como recordaba el señor Sánchez, para la gobernabilidad de España, para las reformas de este país, en el Pacto contra el terrorismo, por eso les pido que hagan una reflexión, les pido que limpien, les pido que se regeneren, les pido que permitan que un partido conservador importante para la democracia española como el suyo, que un partido de centro como Ciudadanos y que un partido de izquierdas como el PSOE pongamos las bases para los grandes acuerdos de Estado. 

Pero también les pido que, por favor, sean valientes, que sean valientes para limpiar, que sean valientes para cortar por lo sano. Si no, lamentablemente los votantes del Partido Popular pensarán que están votando a un partido que no es capaz de liderar la lucha contra la corrupción, que es el segundo problema para los españoles. Para acabar esta intervención quiero mostrar mi agradecimiento a los negociadores de este acuerdo. Algunos de ustedes hacían referencia a algunos de mis compañeros. 

Pues sí, estoy orgulloso de contar con expertos y con profesionales como los que hemos tenido en esos grupos de negociación. También quiero agradecérselo a todos mis compañeros y compañeras y a los 3,5 millones de votantes que me permiten estar en esta tribuna y que por primera vez han confiado en un partido nuevo, en un partido de centro. Asimismo, quiero agradecérselo a los negociadores porque sin muchas ruedas de prensa, sin exigir ministerios ni secretarías de Estado, sin tanto ruido, han sido capaces de llegar a un acuerdo con un partido distinto al que nos une la Constitución, la sociedad del bienestar, la economía de mercado, Europa y la unión de todos los españoles. 

Quiero mostrar mi gratitud a la gente que ha negociado en nombre de Ciudadanos y en nombre del Partido Socialista la valentía, el coraje, las dificultades —que las ha habido y lo sabéis—, pero también el que hoy le presenten a la sociedad española soluciones. Hoy los españoles se van de este debate sabiendo que por lo menos hay dos grupos de la Cámara, dos grupos, que quieren apartar lo que les separa y quieren poner en común lo que les une. 

Ahora solo falta que algunos de ustedes se unan, ya sea Podemos o el Partido Popular, o que por lo menos —ya que a algunos les da pereza la investidura y que a otros solo les importa el asalto al poder— permitan que algunos pongamos en marcha una nueva etapa política, porque si eso es así, también contaremos con ustedes. Muchas gracias. (Aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Ciudadanos, puestos en pie.—El señor Hernando Fraile pide la palabra). 

El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Rivera. ¿Sí, señor Hernando? 

El señor HERNANDO FRAILE: El señor Rivera ha hecho alusiones a mi persona diciendo… (Protestas). Espérense, espérense, escuchen, por favor, que no les iría mal escuchar. Ha hecho alusiones en el sentido de que yo conozco un asunto sobre lingotes de oro en no sé donde… (Rumores).

El señor PRESIDENTE: No, no, no. 

El señor HERNANDO FRAILE: Sí, sí. Ha dicho: El señor Hernando sabe de qué hablo. (Rumores). Sí, señor. Señor López, usted quizá no lo haya podido escuchar porque estaba en otras cosas. 

El señor PRESIDENTE: No, estaba aquí. 

El señor HERNANDO FRAILE: Pues yo lo he escuchado perfectamente. 

El señor PRESIDENTE: No. Estaba aquí. 

El señor HERNANDO FRAILE: Bueno, pues repase el «Diario de Sesiones» y verá cómo ha hecho esas alusiones, alusiones directas. Yo le tengo que decir al señor Rivera que no sé absolutamente nada de lo que me dice. No sé si usted habla porque usted sí conoce de este asunto, pero permítame que le diga una cosa: en cuanto a lucha contra la corrupción, ha sido este Gobierno el que ha hecho setenta medidas de lucha contra la corrupción… (Protestas.—Varios señores diputados: ¡Eso no son alusiones!). 

El señor PRESIDENTE: Ya está, señor Hernando, no tiene la palabra para esto. (El señor Domènech Sampere pide la palabra). ¿Sí, señor Domènech? 

El señor DOMÈNECH SAMPERE: Quería aludir a la referencia que ha hecho el señor Sánchez en relación con... 

El señor PRESIDENTE: No, no. Hasta aquí hemos llegado con las alusiones. Vamos a ver, el artículo 71 del Reglamento es meridianamente claro. Solo se considera alusión, y por lo tanto solo permite abrir un turno por alusión, cuando haya habido juicio de valor o falsedad. Por lo tanto, no ha lugar a pervertir lo que es el debate de investidura jugando a debates cruzados entre diferentes portavoces o grupos políticos. No, no tiene la palabra. Continuamos con el debate. 

El señor DOMÈNECH SAMPERE: ¿Que el señor Sánchez haya indicado que yo no tenía en consideración la tradición del socialismo no es un juicio de valor?

El señor PRESIDENTE: ¡No, no, por favor! No es ni juicio de valor ni falsedad. Es una valoración política y no debemos equivocarnos en los términos en los que se maneja este debate. No, no tiene la palabra. Continuamos. Señor candidato. 

El señor SÁNCHEZ PÉREZ-CASTEJÓN: Señor presidente, gracias. Voy a intervenir desde el escaño para hacer lo mismo que ha hecho el señor Rivera, que es agradecer en nombre del Grupo Parlamentario Socialista a los negociadores durante este mes largo de muchas horas, de muchas renuncias no solamente a las horas de sueño, sino también a las horas familiares y de conciliación, su predisposición a acordar y a encontrar soluciones; soluciones, efectivamente, de dos partidos, señorías, que provienen de ideologías muy distintas, pero hemos antepuesto los intereses generales a los intereses de cada uno de los partidos. 

Esa es la nueva política, señorías, la política que piden los españoles a sus representantes en esta Cámara. La vieja política es el uso de falacias ad hominem. (Rumores). Porque, señorías, lo importante son los acuerdos, no quién negocia esos acuerdos. Y los acuerdos y los contenidos de esas políticas son soluciones progresistas y reformistas para el conjunto de españoles. Así que, señor Rivera, gracias por ser parte de la solución. (Aplausos).

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