martes, 8 de diciembre de 2015

PROGRAMA ECONÓMICO DE CIUDADANOS




La irrupción de Ciudadanos en el panorama político español ha sido irresistible. En estos tiempos convulsos que vivimos, su crecimiento ha venido parejo a las expectativas que ha generado su equipo joven –en años y en tiempo en política- así como algunos de sus fichajes estrella, que han brillado, particularmente, en el ámbito de la economía.

A lo largo de este año, Ciudadanos ha venido desgranando su programa político por capítulos, adelantando en presentaciones sus contenidos más determinantes, como si de un proyecto por entregas se tratara. De esta manera, han presentado cuatro partes: lucha contra la crisis, empresa e innovación, fiscalidad y lucha contra la corrupción, apartados a los que unen educación como un elemento más de su proyecto económico. Las credenciales de sus autores no podrían ser mejores, comenzando por su asesor económico, Luis Garicano, llamado a jugar un papel fundamental en el desarrollo de la política económica del próximo lustro en España, ya que, de cumplirse las previsiones, cualquier intento de formar un gobierno coherente –escorado a la derecha o escorado a la izquierda- deberá tener en cuenta a Ciudadanos y a sus propuestas, especialmente en el ámbito de la economía.



Garicano es un conocido liberal –que no libertario. Cree firmemente en las fuerzas del mercado y en el mecanismo incentivador que representa la iniciativa privada, pero reconoce el importante papel que debe jugar el Estado en la gestión de una economía moderna. Y esto se refleja en el desarrollo de su programa. Y desde ese punto de vista, su coherencia y su planteamiento son impecables, casi de laboratorio. De ser un trabajo fin de carrera, obtendría el sobresaliente: cumple con todos y cada uno de los elementos considerados “aceptables” por quienes sugieren reformas de la política económica, desde la Comisión Europea hasta el FMI, pasando por la OCDE. De esta manera, sugiere orientar las inversiones públicas desde infraestructuras sobredotadas hacia la I+D, promover el incremento del tamaño de las empresas eliminando límites regulatorios, elaborar leyes de “segunda oportunidad”, bajar impuestos directos e indirectos para recaudar más, mejorar la independencia de los organismos reguladores para acabar con el “capitalismo de amiguetes”, fortalecer la lucha contra la corrupción, mejorar los procedimientos de la contratación pública, “priorizar” el gasto público, mejorar la fiscalidad de los autónomos, o garantizar la independencia de la agencia tributaria.

Poco habría que comentar a estas medidas, ya que buena parte de las mismas no es sino reflejo de una promesa: la de gestionar mejor la política económica estándar. Es decir, no se trata –salvo en aspectos que señalaremos más adelante- de ofrecer una orientación diferente, sino de gestionar mejor la orientación dada por las instituciones europeas. Ciudadanos se compromete a gestionar mejor la lucha contra el fraude, la I+D o a garantizar mejor la independencia de los organismos reguladores. Nada de esto es original: la gran mayoría de los partidos políticos incorporarán medidas o propuesta en esta dirección, y será difícil diferenciar unas propuestas de otras.

La clave diferenciadora del programa de Ciudadanos no se sitúa en estos términos de la gestión, sino en las reformas institucionales que proponen realizar, quizá, la única idea genuinamente propia de su programa económico: la reforma del mercado laboral para incorporar un contrato indefinido con indemnización creciente. Ciudadanos identifica la dualidad como un problema de nuestro mercado laboral, dividido entre insiders –contratos indefinidos o fijos- y outsiders –contratos en precario- y su solución pasa por eliminar el salto institucional existente entre el contrato temporal y el fijo, fundamentado en dos elementos: la causalidad y la indemnización por despido.

En opinión del equipo de Ciudadanos, el salto entre unos y otros tipos de contratos es el que hace que una parte de la población –alrededor del 25% de la fuerza laboral actual- se encuentre atrapada en la temporalidad, y no accedan a contratos indefinidos. Para evitar que este salto suponga un problema en la contratación de indefinidos, proponen suavizar el paso de la indemnización de los contratos temporales -11 días por año trabajado- hasta los 20 días por circunstancias objetivas y los 33 por despido improcedente, de manera que la indemnización sea creciente en el tiempo y no exista el efecto “barrera” que supone el salto actual del temporal al indefinido.

Es difícil identificar qué impacto tendría esta reconfiguración en el mercado de trabajo y en la generación de empleo, ya que se trata de un tipo de contrato que no está establecido en ninguna economía europea y por lo tanto no hay evidencia empírica que nos muestre sus efectos. Las simulaciones modelizadas, así como la evidencia empírica, demuestran que la flexibilización de los mercados de trabajo permite incrementar la tasa de ocupación, especialmente cuando la flexibilidad se aplica en los procedimientos de contratación y despido. Es decir, la reforma laboral que propone Ciudadanos sólo tendrá impacto –y sentido- si su objetivo último es flexibilizar el despido, tanto desde el punto de vista del abaratamiento de la indemnización como de la eliminación de la causalidad que lo acompaña. Pero no creará más empleo fijo, si por tal entendemos aquel que tiene un carácter permanente. Sólo “disfrazará” la precariedad al no permitir distinguir entre contratos temporales e indefinidos.

En efecto, el problema de nuestro mercado laboral puede tener aspectos institucionales, pero el elemento central del mismo es el carácter altamente estacional de algunos de los motores de nuestra economía, como el turismo y los servicios asociados.

Este componente estacional afecta a la creación de empleo, y es difícil que con contratos más flexibles se mantengan como indefinidos trabajadores que sólo atienden a la temporada de navidad o del turismo vacacional en verano. En el gráfico 1 se advierte que el uso de los contratos temporales es mayoritario en trabajos de corta duración y se va reduciendo hasta ser minoritario –pero aun así significativo- en los trabajos con más horizonte temporal. Por lo tanto, atacar la precariedad del empleo debe partir de atacar la estacionalidad en el modelo productivo. Algo en lo que el programa de Ciudadanos prácticamente no entra.

La previsible bajada de indemnizaciones por despido sería “compensada” por la generación de una cuenta de ahorro individual de una parte del salario, modelo conocido como mochila austriaca, en el que una parte del coste salarial sería mantenido en una cuenta de ahorro que estaría a disposición del trabajador una vez fuera despedido. Cuesta ver qué ventaja tendría este modelo de ahorro obligado salvo efectivamente diferir en el tiempo la percepción de una parte del salario.

El tercer aspecto relacionado con el mercado laboral que afronta el programa de Ciudadanos es el complemento salarial. Se trata de un complemento para aquellos trabajadores –trabajadores, no ciudadanos- que tienen un salario por debajo del Salario Mínimo Interprofesional, y que sería cubierto por el estado. Esta medida tiene sin duda un importante componente de lucha contra la pobreza, en un país donde más del 10% de los ocupados están por debajo de la línea de pobreza según el INE, y dinamizaría el segmento más precario y menos productivo de nuestro mercado laboral. Al plantearse sólo para las personas que están trabajando, se supone que incentivaría la búsqueda de trabajo –eliminando así el supuesto “riesgo moral” de las rentas mínimas de inserción- y ayudaría a cubrir y generar empleo que por sus condiciones tendría que tener salarios por debajo del SMI (trabajos por horas, jornadas parciales, etc…). Esta subvención a los puestos más precarios aliviaría sin duda las condiciones sociales de algunos de los trabajadores más pobres y podría servir incluso para aflorar parte de la economía sumergida, aunque el programa no explica en detalle cómo evitaría que se convirtiera en un incentivo para la generación de trabajos mal pagados.

El segundo gran apartado en el que Ciudadanos se define es en la política fiscal. Su propuesta es bajar impuestos directos e indirectos, al tiempo que se lucha contra el fraude fiscal. En un contexto de consolidación fiscal como el que vive España, pendiente todavía de alcanzar los objetivos de déficit público del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Dado que Ciudadanos se compromete con dichos objetivos, una bajada de impuestos sólo puede tener dos vías de consecuencias: una bajada del gasto público equivalente –lo cual dejaría al sector público español como uno de los más pequeños de la eurozona- o fiar el equilibrio fiscal al efecto del crecimiento económico. Ciudadanos recurre a la lucha contra el fraude fiscal y a la eliminación de duplicidades, ineficiencias y gastos superfluos. Es francamente optimista pensar que una combinación de crecimiento, lucha contra el fraude y de eficiencia en el sector público pueda generar el espacio fiscal suficiente para cumplir los objetivos de estabilidad presupuestaria y bajar los impuestos al mismo tiempo. El resultado previsible de esta medida sería una reducción del peso del estado en la economía, algo muy preciado por los economistas que acompañan a Albert Rivera. Como se puede observar en el gráfico, la generación del déficit público en 2008 y 2009 tuvo un importante componente del lado del descenso de los ingresos, de la misma manera que su papel ha sido más limitado desde entonces, y las previsiones existentes sitúan toda la consolidación de 2015 en adelante en la contribución desde el lado del gasto, con un efecto neutral de los ingresos. Poner en práctica una bajada de impuestos llevaría a tener que forzar más la reducción del gasto público.

En conclusión, y asumiendo como propios del “consenso económico mayoritario” los aspectos relacionados con la independencia de las instituciones, el fomento de la I+D, el apoyo al crecimiento de las empresas, o la apuesta por acabar con el “capitalismo de amiguetes” (aspectos todos que estarán, de alguna manera, recogidos en prácticamente todos los programas económicos), los elementos auténticamente diferenciales del modelo económico de Ciudadanos se basan en la flexibilización del mercado laboral y en la reducción del peso del Estado en la economía española. Una situación que nos dejaría con uno de los mercados laborales más flexibilizados de la eurozona y con uno de los sectores públicos más pequeños. Un camino que según ciudadanos, nos debe poner en la senda del crecimiento y la prosperidad a medio plazo, pero que difícilmente puede entenderse como un programa de centro izquierda. La confianza de Garicano en las fuerzas del mercado y su admiración por el modelo anglosajón nos sitúa en una senda de reformas que recuerda más a la política económica de los conservadores británicos que a la de los liberal-demócratas europeos. Todo un elogio para quien se declara admirador del legado de Margaret Thatcher. Queda la duda de saber si este programa económico es aplicable en una economía y una sociedad como la española sin generar un importante coste social. Pronto lo sabremos.

Rivera es el Aznar del 96. La misma cantinela de "centristas" y luego pasó lo que pasó. Ojo con esa gente porque deben favores a empresarios poderosos y a banqueros y dudo mucho que les dejen hacer cambios más allá de retoques estéticos, enseguida les tirarán del collar. Sinceramente, la única opción que puede cambiar este país, y no lo digo por nada más que por el origen de su financiación y la ausencia de ataduras- es Podemos: financiación exclusivamente ciudadana y cuadros políticos muy preparados.

Como los postkeynesianos sabemos que el problema del empleo se debe a la atonía de la demanda agregada las reformas que proponen los Garicano boys no tendrán gran impacto en la creación de empleo, más allá de convertir a todos en precarios (o que ya no se sepa quién lo es y quién no). Encima la mochila austriaca mermará aun más el poder adquisitivo de los trabajadores más pobres. Sabemos que la salida de la crisis requeriría un aumento del gasto y la inversión públicos. Eso no está en el programa de los Garicano Boys así que seguimos por la senda marcada por la UE: devaluación interna, reformas "estructurales" y flexibilización de mercados, sobre todo el de trabajo. Algún día volveremos al crecimiento, pero el reparto de la tarta será inicuo. No hace falta esperar para saber que será así: ya lo estamos viendo. Por mi parte tengo una sensación de profunda orfandad en estas elecciones. ¿No hay nadie que proponga la salida del euro? Porque el euro es ese elefante en la habitación de la crisis del que nadie habla, el "smoking gun" que asesinó nuestra economía al que nadie presta atención. Buen artículo.

En mi opinión, considero que en la cuestión de las medidas supuestamente estándar se equivoca. Ya que si bien, el papel, y más el electoral lo aguanta todo, los dos grandes partidos han demostrado sobradamente a lo largo de estos años que: 1) No han sabido configurar un modelo económico de alto valor añadido (I+D+i), condición indispensable para financiar un Estado del Bienestar fuerte y completo que combata la corrosiva desigualdad; 2) No han sabido establecer los incentivos adecuados para aumentar el tamaño de la pequeña y mediana empresa española (fuertemente vinculada con la productividad, con la innovación y con la capacidad de exportación); 3) No han querido establecer y aplicar reglas justas de competencia para todos (solo hay que recordar la protección dispensada por Montoro a algunas grandes empresas en la dócil CNMC y casi lo mismo vale para el PSOE); 4) No han querido taponar la fuga de impuestos, particularmente flagrante en el caso de las multinacionales del IBEX, por no hablar de las tecnológicas americanas (eso ya es harina de otro costal) y ha quedado sobradamente demostrada la docilidad frente a los grandes bancos (lista Falciani y el rescate bancario, alguien me puede decir dónde están los más de 50.000 millones “prestados" a la banca?) 5) Han permitido todo tipo de desmanes en la contratación pública, el nuevo maná al que se acogen los virtuosos amiguetes capitalistas patrios. Conclusión... 

Por no extenderme, no entraré a analizar la segunda parte de su artículo, las cuestiones sobre mercado laboral y política fiscal, quizá más adelante. Mi opinión por tanto es la siguiente: aunque solamente se implementasen de forma eficaz esas medidas que usted denomina estándar y que considera que todos los partidos llevan (entiendo que usted cree que se van a aplicar de todos modos, lo que no entiendo entonces es por qué en todo este tiempo no se han aplicado por los dos partidos mayoritarios) viviríamos en este país la mayor transformación económica positiva quizá desde los inicios de la democracia (la entrada en el euro, por sus resultados, de momento no me queda más remedio que ponerla en las negativas). Soy consciente de que algunos, imbuidos en el espíritu taumatúrgico actual consideran que esas propuestas son migajas. 

En ese sentido todavía recuerdo como en una charla que tuve sobre política con un amigo afín a Podemos, intentando concretar el modelo socio-económico que deseaba para el país, me soltó de forma displicente, que bueno, que de momento se conformaba con ser como Dinamarca. Entre partir de la utopía o partir de la realidad para conformar las propuestas que conduzcan a la sociedad del futuro, yo debo confesar que me quedo con la menos seductora realidad, la cual tiene la ventaja de permitirte diagnosticar e identificar lo que no funciona y proponer respuestas (incluso creativas) factibles ante esos problemas. Sabemos de la enmienda (en ocasiones a la totalidad) de la izquierda, pero, ¿dónde están las propuestas factibles de la izquierda? Cuando tengan un buen plan, factible y adaptado a la circunstancia, yo le aseguro que la gente volverá a la izquierda. Un saludo y gracias por su periodismo.


ANÁLISIS DEL MODELO FISCAL DE CIUDADANOS

Una de las figuras más reconocidas dentro de la Teoría de los Juegos –algo que un economista metido a político quiere aplicar a todas horas– es la denominada estrategia de palo y zanahoria, consistente en combinar un castigo con una recompensa de forma reiterada en el tiempo. En este sentido, se convierte en un juego repetido varias veces, en el cual los agentes tienen la capacidad de aprender de las acciones pasadas.


Este juego es el que continuamente representa un contribuyente y su Hacienda. Aunque en una amplia mayoría son más palos que zanahorias, los contribuyentes diseñan estrategias para pagar menos impuestos mientras que la Hacienda intenta maximizar la recaudación ejerciendo presión sobre la masa de contribuyentes. Conforme las sociedades avanzan, el nivel de impuestos sobre la población sigue una especie de ley de Wagner: a más crecimiento económico, mayor es el gasto público y, por tanto, mayor tiene que ser la recaudación.


El objetivo de maximizar la recaudación por parte de la Hacienda choca en muchas ocasiones con el discurso político que alude a lo social o al Estado del Bienestar. En este sentido, la Hacienda inventó una serie de descuentos sobre el pago de impuestos, especialmente en el Impuesto sobre la Renta –el IRPF–, para intentar ayudar a una serie de contribuyentes elegidos: individuos con bajos salarios, familias numerosas y personas con discapacidad.


Estas ayudas tienen como objetivo aliviar el pago de impuestos de contribuyentes que cumplan con una serie de requisitos de renta, edad, situación familiar o grado de discapacidad. Aunque todas estas ayudas suelen meterse en un mismo saco, tienen características diferentes que debemos analizar por separado:


1. Reducciones en la base imponible: Se trata de una cantidad determinada que se resta del total de rentas generadas en un año, en el momento de realizar la Declaración de la Renta. La suma de todas las rentas que obtiene un contribuyente es lo que denominamos Base Imponible y de ella se descuentan cosas como las aportaciones a planes de pensiones, discapacidad, los mínimos personales y familiares (las cantidades mínimas que estima Hacienda que se necesitan para subsistir por contribuyente y familiares) o las reducciones generales por obtener rendimientos del trabajo (2.652 euros concretamente en el momento actual). De esta forma, obtenemos la Base Liquidable.


2. Deducciones en la cuota íntegra: En este caso, se trata de una bonificación en la cantidad de impuestos que en teoría tiene que pagar el contribuyente, es decir, una vez que se ha aplicado la tarifa correspondiente del impuesto sobre la Base Liquidable. Aquí encontramos deducciones por maternidad, por donaciones a fundaciones, por compra de vivienda o por vivir de alquiler.


3. Impuestos negativos sobre la Renta: Consiste en aplicar tarifas negativas a contribuyentes que obtienen una renta inferior a un umbral determinado. Los que están por encima pagarían impuestos conforme al escalón de renta donde se encuentren mientras que los que están por debajo de dicho umbral no sólo no tendría que pagar impuestos sino que percibiría dinero de Hacienda. Este concepto lo acuñó el Nobel Milton Friedman como forma de sustituir todos los pagos enmarcados en el Estado del Bienestar por un único pago.


4. Créditos fiscales: A través de este mecanismo, Hacienda paga una compensación a un contribuyente que ha pagado impuestos previamente, cumpliendo unos requisitos previos. Normalmente, esta fórmula se utiliza para compensar a contribuyentes que han pagado impuestos en el pasado soportando pérdidas como es el caso de una empresa o menos ingresos en el caso de una persona física y en un momento puntual del tiempo.


5. Renta básica: El Estado asegura una cantidad mínima a una persona independientemente de los impuestos que haya pagado o si paga o no impuestos. Puede implementarse de forma universal o condicionada a un determinado umbral de renta.


Ante la cercanía de las elecciones generales en España, numerosos partidos políticos han presentado propuestas incidiendo en este tipo de mecanismos de ayuda para combatir la desigualdad, uno de los conceptos de moda en Economía. En este sentido, destacan dos propuestas fundamentales por su cuantía: la renta básica de Podemos y el complemento salarial de Ciudadanos.


Este último ha sido uno de los que más debate ha suscitado, en parte por desconocimiento de en qué consiste y cuáles pueden ser las consecuencias de su aplicación. Hasta incluso se ha llegado a comparar con la figura de tax creditsque existe en Reino Unido y cuyo recorte ha parado la Cámara de los Lores recientemente.


El complemento salarial de Ciudadanos no es un crédito fiscal ni tampoco una renta básica o un impuesto negativo. Es, simplemente, cambiar la reducción en la base que existe en este momento (lo que contamos en el punto 1 y que son 2.652 euros) por una deducción en cuota (el punto 2) que en teoría tendría la misma cuantía. Según el equipo económico de Ciudadanos, la medida serviría para dar más renta a aquellos contribuyentes que tienen sueldos más bajos y bajo características especiales.


Sin embargo, este complemento salarial encierra una trampa que no es evidente para el elector no experto en Economía. El IRPF es un impuesto fuertemente progresivo y dividido en tramos, lo cual supone que a más renta, el pago de impuestos se incrementa de una forma más que proporcional. En este sentido, las reducciones en la base imponible (por ejemplo, esos 2.652€) ayudan a los contribuyentes que se encuentran en el borde de los tramos para que o bien pasen a un tramo de renta más bajo o bien puedan mantenerse en el tramo en el que están. Sin embargo, el problema viene cuando se eliminan este tipo de reducciones. En ese caso, los contribuyentes que se encuentran en los bordes saltan de tramo y provoca un mayor pago de impuestos a pesar de tener la misma renta.


Suele argumentarse que las reducciones en base benefician a los contribuyentes de rentas altas, mientras que las deducciones en cuota benefician a los contribuyentes de rentas más bajas. El problema lo tenemos en los contribuyentes con rentas intermedias, las que están entre entre los 24.000 y los 40.000 euros, donde el número de tramos es mayor. Ahí, el número de contribuyentes que se encuentran en los bordes de los tramos es superior y, por tanto, según los últimos datos de Recaudación Tributaria, una medida de este tipo supone, en el fondo, una subida encubierta de los impuestos.


En suma, las ayudas de la Hacienda a los contribuyentes hay que tomarlas con bastante cautela y siempre echar números. Como todo en la vida, nadie va a pagar más si puede pagar menos. Más aún si estamos hablando de Hacienda y de partidos “nuevos” con propuestas de estas características.





Ciudadanos ya ha cerrado la reforma fiscal que incluirá en su programa electoral para las próximas elecciones generales. La propuesta del partido de Albert Rivera, que hoy avanza Cinco Días, contempla un IRPF con cuatro tramos y con tipos que se mueven entre el 18,4% y el 43,5%. Se trata de una medida menos ambiciosa que la presentada en abril, cuando la formación naranja defendió un IRPFcon tres tramos y con gravámenes entre el 18% y el 42%. Ciudadanos justifica el cambio porque prevén que el déficit público será superior al previsto y porque los Presupuestos presentados por el Gobierno de Mariano Rajoy a Bruselas son, en su opinión, irreales.


El próximo año entra en vigor la segunda fase de la reforma fiscal aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy. Así, el 1 de enero de 2016 el IRPF tendrá cinco tramos y con gravámenes que van del 19% al 45% (ver gráfico). La propuesta de Ciudadanos reduce los escalones a cuatro. El partido naranja propone que los primeros 22.100 euros de renta tributen al 18,4%, entre 22.100 euros y 37.200 euros al 29,10%, hasta los siguientes 62.000 euros al 35,8% y, a partir de ese nivel, el gravamen aplicable sería el 43,5%.


El efecto práctico es una reducción fiscal que se mueve en torno al 3%. Por ejemplo, un contribuyente soltero y sin hijos que cobra el salario medio –que según el INE asciende a 22.698 euros– pagará por IRPF 2.944,6 euros el próximo año. Con la propuesta de Ciudadanos, este mismo trabajador abonaría 2.853,8 euros, un 3,1% menos. Ello equivaldría a un ahorro anual de 91 euros. La rebaja es similar para todos los tramos, aunque, obviamente, en términos absolutos es superior para los tramos más elevados. Para un sueldo de 80.000 euros, la reforma propuesta supone un ahorro del 3,2%, que equivale en este caso a 758,2 euros.



Todos los contribuyentes salen, en mayor o menor medida, ganando con el planteamiento de Ciudadanos (ver gráfico). Ello no ocurría con la anterior propuesta, donde resultaban perjudicados los contribuyentes solteros con rentas entre 16.000 y 19.500 euros. Esta situación, se producía porque Ciudadanos proponía suprimir la reducción por rendimientos del trabajo (que alcanza los 3.700 euros para rentas bajas) y la deducción general de 2.000 euros que actualmente se aplican todos los contribuyentes. El partido de Rivera matiza ese primer planteamiento y propone ahora que la reducción por rendimientos del trabajo se mantenga invariable y establece que la deducción de 2.000 se irá reduciendo paulatinamente a partir de 14.450 euros hasta desaparecer cuando se alcancen los 22.000 euros de renta. En el caso de contribuyentes que presentan la declaración conjunta, la deducción se suprime a partir de 25.000 euros. Ciudadanos, que es la única formación que ofrece con tal grado de detalle su propuesta fiscal, también apuesta por elevar los mínimos personales a partir del tercer hijo.


Fuentes del partido indicaron que la reforma del IRPF supondría un coste estático (sin tener en cuenta el efecto sobre la actividad) de 2.100 millones. Este es el importe que dejaría de recaudar el Estado y que se quedaría en los bolsillos de los contribuyentes.


La rebaja del IRPF de Ciudadanos se acompaña con otra medida de mayor calado económico como es el “complemento salarial anual”. Ciudadanos propone que el Estado abone una paga a los asalariados con nóminas inferiores a 16.000 euros en el caso de contribuyentes sin hijos y a los 28.000 euros para aquellos que tengan tres o más hijos. Así, la ayuda varía en función de la situación familiar y de la renta. Por ejemplo, un trabajador soltero y sin hijos que gana 12.000 euros al año tendría derecho a cobrar 2.500 euros en el momento de presentar su declaración anual. La paga alcanza los 5.000 euros en el caso de que este trabajador tuviera dos descendientes.


Esta medida también beneficia a contribuyentes que hayan trabajado solo unos meses al año. Ciudadanos asegura que ello incentivaría el empleo y el afloramiento de economía sumergida. Además, el primer tramo de la ayuda es creciente. Así, cuantas más horas se trabajen, mayor será la subvención, que podrá solicitarse anualmente o cobrarse como una deducción mensual.


Fuentes del partido señalan que el complemento salarial implica que su propuesta tributaria beneficia especialmente a las rentas más bajas y niegan que pueda incentivar a los empresarios a rebajar el sueldo. El coste estimado de esta medida asciende 7.800 millones y el impacto total, contabilizando la rebaja del IRPF, suma 9.900 millones. El partido naranja indica que una previsión prudente del efecto de ambas medidas sobre el crecimiento económico y la renta declarada reduciría el coste hasta los 5.040 millones. Un importe que prevén financiar con la supresión de deducciones en Sociedades, la reforma de la Administración y la lucha contra el fraude. Además, Ciudadanos señala que, si acaba gobernando, negociará con la UE un plazo más amplio para llevar el déficit público por debajo del 3% que exige el Pacto de Estabilidad. La senda de consolidación fiscal vigente contempla que España rebaje sus números rojos hasta el 2,8% del PIB en 2016, lo que supone un ajuste notable.


La reforma del IVAde Ciudadanos ha generado las principales críticas de sus adversarios. El partido de Rivera propone rebajar el tipo general del IVAdel 21% al 18% y, el reducido, del 10% al 7%. El gravamen superreducido del 4% desaparecería y los productos que lo aplicaban (alimentos frescos, medicamentos o libros) pasarían a tributar al 7%. Ciudadanos asegura que su propuesta es neutral, es de decir, la subida fiscal a unos productos se compensa con la rebaja de otros. Señalan que, con su propuesta, bajaría el IVA que se aplica a bienes como la electricidad o el gas, que tributan al tipo general.




Ciudadanos propone que el impuesto sobre el patrimonio se mantenga, aunque con cambios relevantes. Actualmente, las comunidades tienen amplia competencia sobre este tributo y Ciudadanos propondrá que la gestión pase totalmente a manos del Estado. La idea es explotar el carácter censal del impuesto sobre el patrimonio para que sirva, junto con la declaración de bienes en el exterior, para elevar el control sobre los grandes contribuyentes.




En el impuesto sobre sucesiones y donaciones, Ciudadanos defiende una armonización del tributo para evitar las diferencias que se producen entre autonomías. La formación de Rivera apuesta por establecer un mínimo exento de un millón de euros y fijar una horquilla de tipos entre el 4% y el 10%. Es decir, las comunidades no podrían aprobar tipos inferiores ni superiores a estos umbrales.




El tipo impositivo del impuesto sobre sociedades bajará en 2016 al 25%. Así lo contempla la reforma que aprobó el Gobierno y Ciudadanos propone reducir este gravamen hasta el 20%. La medida se acompañaría con la eliminación de prácticamente todas las deducciones. España recauda menos que la media europea por este tributo y Ciudadanos responsabiliza de ello a los beneficios fiscales.

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