viernes, 4 de diciembre de 2015

PETICIONES ECONOMISTAS AL NUEVO GOBIERNO

Obtenido de invertia.com
Los seis economistas que han colaborado en la elaboración del reportaje son:
José Luis Bonet, empresario español, presidente de la Cámara de Comercio de España y de Freixenet.
Emilio Ontiveros, catedrático de Economía de la Empresa de la Universidad Autónoma de Madrid y fundador en 1987 y Presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI).
Ángel Laborda es director de Coyuntura y Estadística de la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas).
Valentí Pich preside el Consejo General de Colegios de Economistas.
Ángel de la Fuente es director de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).
José Luis Feito, presidente del Instituto de Estudios Económicos (IEE).

José Luis Bonet (Cámara de Comercio de España)


1) La prioridad para el próximo Gobierno debe ser la reducción del paro y para que eso sea posible las empresas deben contar con 
2) un marco político y económico estable que les permita llevar a cabo nuevos planes de inversión, crear puestos de trabajo y generar actividad económica.
3) Sería deseable que el nuevo Ejecutivo impulse la consecución de pactos de estado, que impliquen a las principales fuerzas políticas, en cuatro áreas clave para la estabilidad económica: la competitividad e internacionalización de la pyme, la formación y el empleo, la unidad de mercado, y la energía.


Emilio Ontiveros (AFI)


1) La primera de las medidas sería negociar con Bruselas una flexibilidad presupuestaria para que el nuevo Gobierno pueda ir ajustando el déficit en el que ha incurrido el actual Ejecutivo. España podría negociar junto a Francia e Italia, que se encuentran en su misma situación, tener un par de años más para cumplir las exigencias europeas.
2) Priorizar el Plan Juncker, el fondo de inversiones con el que el Ejecutivo comunitario pretende movilizar hasta 315.000 millones en los tres próximos años. A la vista de una política monetaria, ya con recursos agotados, hay que potenciar este paquete de inversiones para relanzar el crecimiento de la economía.
3) Un tercer objetivo prioritario sería el fortalecimiento de la calidad de las instituciones y recuperación del capital perdido (en tecnología e I+D) durante la crisis. Hay que fortalecer las habilidades y los estímulos a las empresas para aumentar su dimensión media. Es importante continuar con las exportaciones pero con empresas de mayor tamaño.

Ángel Laborda (FUNCAS)


1) Financiación del sistema público de pensiones. A pesar de que es uno de los temas sobre el que no se habla, hay que abordarlo. El déficit del sistema no se va a corregir con la mejora de la economía, hay que atajarlo cuanto antes.
2) Mercado laboral. Hay que acabar con la dualidad y segmentación del mercado laboral, aspectos estos que no ha resuelto la reforma laboral. Hay que tocar las contrataciones y los despidos para que los empresarios no tengan incentivos a la hora de contratar temporales frente a indefinidos. Que el sistema sea neutro y con el indefinido como contrato standard. De esa forma se relegaría la modalidad contractual temporal para la causalidad estricta, por ejemplo, una baja maternal, una incapacidad transitoria…
3) Desde el primer momento, y puesto que su elaboración tardaría, habría que plantearse una Reforma Educativa integral, que abarcara desde la etapa de Infantil hasta la Universidad. Una buena formación es la clave para el futuro.

Valentí Pich (Consejo General de Economistas)


1) Hay que conseguir transmitir que las administraciones públicas (que pesan un 40% sobre el PIB) son eficientes. Habría que introducir mejoras pero se necesita la complicidad de los ciudadanos. Por tanto, hay que explicar bien lo que hacen y en qué gastan sus presupuestos ante la visión negativa que tiene la sociedad, y que no se corresponde con la realidad. Por ejemplo, la Justicia actúa a pesar de pensarse que no lo hace. Por tanto, es necesaria esa complicidad para ver que el dinero de todos se gasta correctamente.
2) Se debe encauzar el debate sobre la financiación de la Seguridad Social, pensiones y sistemas de previsión social. No es una cuestión de políticos, sino de números y un tema de Estado. Esa financiación está también muy condicionada con la de las CCAA y Ayuntamientos. Hay que aclarar la fiscalidad autonómica, local y central revisando el marco de los impuestos.
3) En tercer lugar, el nuevo Gobierno debería pensar en la Educación y hacer una buena reforma.

Ángel de la Fuente (FEDEA)


1) Puesta en marcha de los trabajos necesarios para una reforma en profundidad del sistema educativo. Comenzar contactos con otros partidos para explorar la viabilidad de un gran pacto nacional y encargar a una comisión de expertos un libro blanco con el diseño de una reforma que incorpore las mejores prácticas internacionales.
2) Reforma laboral: Adopción del contrato único y evaluación de los efectos de la última reforma para ver qué medidas adicionales pueden ser necesarias para mejorar la estabilidad en el empleo y la flexibilidad interna de las empresas.
3) Iniciar la reforma del sistema de financiación regional buscando corregir sus principales problemas de equidad y eficiencia.
Fuera del terreno económico, habría que poner en marcha una serie de comisiones mixtas ministerios-congreso deracionalización legislativa, para derogar legislación inútil y refundir/armonizar/simplificar la legislación en vigor.

José Luis Feito (IEE)


Más que medidas, creo que hay que profundizar en reformas que ya se han hecho pero que son urgentes porque se mantienen los desequilibrios: Impositiva, Laboral y de Pensiones.
1) Se tienen que bajar los impuestos directos porque tenemos una imposición muy alta en la renta de las empresas en la comparativa internacional. Además, las cargas de la Seguridad Social de las empresas son muy elevadas, de las más altas del mundo. También la carga fiscal sobre el ahorro es muy alta, hay que mejorar el tratamiento fiscal a las plusvalías, intereses de capital y patrimonio.
Todo ello debería ir acompañado de un aumento de la imposición indirecta, de acuerdo al informe Lagares. Hay que poner en marcha una reforma integral o medidas específicas lo antes posible.
2) Reforma de la Seguridad Social, iniciada con el PSOE y seguida por el PP. Hay que seguir avanzando ante el envejecimiento de la población. Habría que aumentar la proporción entre pensiones públicas y años de cotización, para que al final haya un mayor número de años cotizados por unidad de pensión.
Ahora con 16 años cobras el 60% de la pensión, con 35-37 el 100%. La edad de jubilación de facto es de 65 años y cinco meses más o menos en este momento.
3) Una reforma laboral que corrija las disfunciones de la actual. Tras los recursos y sentencias judiciales se tiene más información para asegurar que no se ha logrado flexibilizar el mercado. Siguen trabas en los despidos, sobre todo en los motivados por causas económicas. Deberían existir más recursos en las empresas para acometer ajustes antes de recurrir a la extinción del contrato. La movilidad geográfica, funcional o las rebajas en la remuneración deberían ayudar. En lo que respecta al contrato único, esta figura está sobrevalorada, si bien hay que tender a simplificar la contratación.
La dualidad del mercado de trabajo es otra asignatura pendiente de resolver, pero hay que tener en cuenta que esa dualidad tiene su origen en la formación. Entre un 30% y 35% de los jóvenes abandonan la escuela en Secundaria, por lo que siempre habrá diferencias cuando se incorporen al mercado laboral: con formación baja y poca productividad siempre tendrán salarios bajos frente a quienes sí se hayan formado. Una reforma educativa ayudaría a corregir estas desigualdades.






ANÁLISIS DE EXPERTOS
El número de desempleados registrados en las oficinas de empleo sufrió un descenso muy notable en noviembre, el mayor de la serie histórica. 2015 ha sido un muy buen año en cuanto a reducción del desempleo, si bien el descenso se ha concentrado en los parados de menor duración. De ahí que la tasa de cobertura de las prestaciones por desempleo haya descendido –desde un 55,6% en 2014 a un 52,5% en 2015–.

Aunque en los medios de comunicación se preste mucha atención a las cifras de desempleo, mucho más relevante para el análisis de la coyuntura económica son las cifras de afiliación a la Seguridad Social, que nos proporciona una información más valiosa sobre la evolución del empleo que las cifras de desempleo registrado. El dato de noviembre ha sido también bueno, aunque no tanto como el de desempleo.
El aumento del número de afiliados en noviembre en términos desestacionalizados –según la desestacionalización realizada por FUNCAS– ha sido muy semejante al buen resultado registrado en octubre, y apunta a un ritmo de aumento del empleo en el cuarto trimestre del año –a falta del mes de diciembre– muy parecido al observado en el tercer trimestre. Esto es un buen resultado, teniendo en cuenta que las expectativas eran de una desaceleración del mismo, y podría indicar que el ritmo de crecimiento de la economía se ha mantenido en el cuarto trimestre, en lugar de ralentizarse como se esperaba.
Por otra parte, en la industria y en la construcción se ha producido un incremento bastante relevante del ritmo de creación de empleo en los últimos meses, mientras que en los servicios de mercado este mantiene una tendencia más estable, y en los servicios de no mercado –los predominantemente ligados a las Administraciones Públicas– se ha frenado. Es muy destacable la favorable evolución del empleo en el sector industrial, que lleva casi dos años de incrementos mensuales ininterrumpidos en el número de afiliados, lo cual no había sucedido nunca durante los años de expansión anteriores a la crisis. Este dato se une a otras señales positivas procedentes de otros indicadores del sector, que reflejan un dinamismo que se podría calificar de inédito en el mismo.
La alta estacionalidad de la economía española volvió a marcar el paso al registro de cotizantes a la Seguridad Social durante el pasado mes de octubre. Un par de datos lo ponen de relieve. El mes pasado, el número de afiliados a la hostelería cayó en 59.109 personas, pero, al mismo tiempo, el regreso de la actividad académica explica que la educación incorporara 110.312 nuevos cotizantes.


El resultado, incluyendo otros sectores, es que en octubre el numero de afiliados creció en 31.652, un nivel muy parecido al del año anterior (28.817). En todo caso, muy por debajo de los avances que se producían en los años anteriores a la crisis (siempre por encima de los 60.000 nuevos ocupados).

Los datos de octubre reflejan que el ritmo se creación de empleo se ha estabilizado en el entorno del 3,1% por tercer mes consecutivo. Algo que parece coherente con la tasa de aumento del PIB, que estaría creciendo en torno a ese ritmo y con una ligera tendencia a la desaceleración. Eso se traduce en un aumento de 530.947 cotizantes en los últimos doce meses, hasta los 17.22 millones.
El aumento del empleo tiene que ver, fundamentalmente, con la evolución de la hostelería (más de 1,12 millones de ocupados), que está creciendo a un ritmo del 6,9%. Por lo tanto, más del doble que en el conjunto de los sectores productivos. Las actividades relacionadas con el comercio (el sector con más afiliados a la Seguridad Social) está creciendo a una velocidad del 3,6%, es decir en línea con el conjunto de la economía.
A destacar el hecho de que el avance en las actividades inmobiliarias en términos de ocupación (un sector relativamente pequeño) se dispara muy cerca del 10%, mientras que la construcción crece también a buen ritmo después del dramático recorte que ha sufrido el sector. El incremento se sitúa en el 5,7%, es decir, claramente por encima de la media, lo que no deja de ser significativo.
No es menos significativo el hecho de que la burbuja de trabajadores autónomos que se infló en los años más duros de la crisis, vuelve a pincharse. La afiliación media crece un 1,5%, la mitad que hace menos de un año. Esto se puede explicar por el hecho de que muchas empresas obligaron a sus trabajadores a darse de alta como empleados por cuenta propia antes sus dificultades financieras.
Ese proceso se estaría desinflando al haber mejorado su cuenta de resultados, lo que explica que la tasa de asalarización de la economía esté creciendo. Un hecho habitual durante los periodos de bonanza. El número de autónomos llegó a crecer por encima del 6% en los años más severos de la crisis económica. Hoy existen a la luz de la Seguridad Social 3,16 millones de autónomos, ligeramente por debajo de los que había en el mes de mayo. En octubre del año pasado, el ritmo de nuevos trabajadores por cuenta propia crecía un 2,7, casi el doble que los está haciendo ahora.


La mejora de la afiliación, paradójicamente, no está suponiendo un claro avance en la relación entre cotizantes y pensionistas, que se mantiene en el entorno de las 2,2 veces. Esto se debe a que aunque aumenta el número de ocupados (y por lo tanto el de cotizantes) desciende el número de trabajadores con cobertura de desempleo, por los que cotiza el Estado.
Eso explica que la relación se haya estancado pese a la mejora de la situación económica. La tasa, pese a la creación de empleo, es todavía inferior a la que existía en 2013 y, por supuesto, en años anteriores, lo que da idea del problema de financiación de la Seguridad Social. La relación cotizantes-pensionistas en la clave de bóveda del sistema de reparto, como es el caso español.



Después de una legislatura que ha sido un desastre sin paliativos para una mayoría de españoles, particularmente para la clase media, que es hoy más pobre, paga los impuestos más altos de la historia mientras los oligarcas del Ibex están casi exentos (un 3% efectivo), tienen menos derechos laborales y sociales, que verán drásticamente reducidas sus pensiones y cómo sus hijos por primera vez vivirán peor que sus padres con una deuda impagable que lastrará sus vidas, el hecho de que Rajoy y el PP sean los más votados raya lo demencial, y demuestra el inmenso poder de unos medios que propalan y amplifican sus mentiras. Unos medios que hacen entrevistas que producen sonrojo, a cambio de recibir nuevos canales de televisión o de conseguir refinanciaciones de sus inmensas deudas para evitar su quiebra, una corrupción institucional inimaginable en un Estado de derecho.
Rajoy llegó al poder incumpliendo todas y cada una de sus promesas electorales. Prometió bajar impuestos y los subió el equivalente a 2.100 euros por familia, la mayor presión fiscal sobre los que cobran por una nómina de toda la OCDE, porque según este tramposo no había un solo sitio de un presupuesto de 450.000 millones de euros de donde recortar nada. Prometió reducir a la mitad las más de 3.500 empresas públicas, inútiles en un 80%, pues solo sirven para colocar a familiares y amigos y para ocultar deuda, y no cerró ninguna. Prometió no recortar en educación, sanidad y dependencia, y es lo único que ha recortado: 100.000 dependientes han muerto desde que llegó al poder esperando una ayuda que jamás llegó, algo sencillamente canallesco.
Prometió intervenir las CCAA que no cumplieran el déficit y, en lugar de ello, les ha entregado más de 100.000 millones de nuestro dinero sin intereses ni control alguno. Prometió asegurar una financiación estable a las pensiones (igual que hoy), y los déficits se han disparado a 16.000 millones en 2015, y a 20.000 estimados en 2016. Para poder seguir pagando a los pensionistas, ha tenido que utilizar 44.500 millones de la caja de las pensiones, que se agotará en año y medio. Prometió crear empleo y solo ha creado trabajos basura a tiempo parcial mientras destruía empleos dignos a tiempo completo. Según la Contabilidad Nacional, hoy hay 500.000 empleos menos a tiempo completo equivalente que en 2011, y el número de horas trabajadas en la economía es hoy un 14% inferior al de 2011.
La reforma laboral de Rajoy ha dejado desprotegidos a los trabajadores, facilitando el despido y creando empleo temporal y precario.
A día de hoy, Rajoy sigue en lo mismo, en favorecer como nunca a monopolistas y oligarcas con una fiscalidad irrisoria y regándoles con dinero público (si gana, pretende 'regalar' Bankia a la Caixa con De Guindos, que la rescató con nuestro dinero, como sucesor de Fainé); en negarse a reformar la Constitución; en mantener una ley electoral injusta y antidemocrática; en oponerse a la separación de poderes y a la independencia del poder judicial. ¿Alguna persona decente puede preferir la injusticia y el expolio oligárquico a la justicia y a la democracia? Pues quienes voten PP el 20-D estarán votando por lo primero.
La deuda total de las AA.PP. en 2011 (ZP) era de 911.751 M de euros, en junio de 2015 1.454.018 M de euros; la deuda per cápita ha subido de 20.462 euros a 31.309 euros; el empleo ha bajado de 17,6 M de personas a 17,1 M de personas (septiembre 2015); los parados sin cobertura han subido del 33% al 47%; el salario medio ha bajado de 23.193 euros a 22.392 euros en 2014; el déficit de la Seguridad Social ha subido de 995 M de euros a 16.000 M de euros; la caja de pensiones y accidentes de trabajo se ha reducido de 79.000 M de euros a 34.000 M de euros; la renta disponible para las familias (índice 100 = 2011) ha bajado hasta el 94,1%; la remuneración de los asalariados ha bajado de 531.876 M de euros a 492.905 M de euros; la tasa de ahorro de los hogares ha bajado del 11,6% al 9,9%; la tasa de variación de exportaciones ha caído del 12,2% al 3,2%; y el saldo de intercambios exteriores ha bajado de un saldo positivo de 2.632 M de euros a un saldo negativo de 24.250 M de euros.
¿Es esto la salida de la crisis? ¿Pero cómo osan? ¿Cómo tienen la miseria moral de hablar de recuperación cuando nos han endeudado en 500.000 millones de euros en menos de cuatro años, y en 2015, el gran año de la recuperación, por cada euro de riqueza creada (PIB nominal) nos han endeudado en 4,1 euros? ¿Cómo se atreven a hablar de empleo cuando han llevado el mercado laboral al tercermundismo, y después de cuatro años hay 500.000 empleos equivalentes a tiempo completo menos? ¿Cómo osan cuando han dejado a 700.000 parados sin cobertura tirados en la cuneta? ¿Cómo, cuando han multiplicado por 16 el déficit de la Seguridad Social y saqueado en 45.000 millones la hucha de las pensiones? ¿Y esta plaga bíblica va a ser la opción más votada? ¡Incomprensible!
Pero hay otras cifras que describen con más precisión el proceso de destrucción de la clase media y la demencial política de Rajoy, donde el consumo interno se está financiando a base de deuda pública y del 'desahorro' de las familias.
Estas son las cifras oficiales, pero la realidad es mucho peor. El Banco de España ha denunciado que los salarios en nuestro país han caído el doble de lo que indican las estadísticas oficiales, por la sencilla razón de que la crisis se ha cebado con aquellos trabajadores de sueldos más bajos, por lo que la “evolución salarial agregada” se ha visto hinchada de forma artificial, lo que ha llevado a Montoro a afirmar en el Parlamento que los salarios “no bajaban”. Y finalmente, el otro tema esencial desde el punto de vista económico es el hecho de que no se ha producido cambio alguno en el modelo productivo del país.
Que el modelo productivo estaba obsoleto era algo que se venía denunciando desde mucho antes de que Rajoy llegara al poder, y todos los expertos señalaban la necesidad de reducir el peso de los sectores tradicionales y de baja productividad, como la construcción, por sectores de mayor valor añadido. La clave del cambio es la educación superior politizada y destruida en las universidades públicas por el primer Gobierno socialista de Felipe González, y totalmente olvidada por los gobiernos del PP, tanto de Aznar como de Rajoy. La reforma laboral  ha dejado completamente desprotegidos a los trabajadores, facilitando el despido y creando empleo temporal y precario a costa de destruir trabajos indefinidos a tiempo completo.
La política de Rajoy ha incentivado el modelo tradicional de baja productividad y de 'camareros', alejándonos más todavía del cambio de modelo productivo. La inversión o Formación Bruta de Capital Fijo, absolutamente clave para un nuevo modelo productivo, ha caído a una media anual del 7,7% entre 2011 y 2014, y la industria, que ha pasado del 36% del PIB en 1975 al 15,4% hoy, ha caído con Rajoy una media anual del 2,1. Y en cuanto a las exportaciones, crecen la tercera parte que el último año del presidente Zapatero, y el saldo de intercambios exterior, incluido turismo, se ha desplomado. La parte de las exportaciones en el comercio mundial ha caído de un 1,9% a un 1,7%, somos el quinto país de la UE con un menor crecimiento de las exportaciones.
Como acaba de denunciar la Comisión Europea, España es uno de los países de la UE con más desequilibrios económicos, el que mayor paro tiene doblando el límite impuesto por la Comisión (el 10%) y que esta califica de “alarmante” . Y lo que es peor: "La mejora del paro no se ha traducido en una mejora de los indicadores de pobreza”.
La deuda externa, la mayor del mundo desarrollado con un 94,1% del PIB, es el triple que el límite máximo. Y ya el colmo: en contra de las mentiras del Gobierno, España está perdiendo cuota exportadora a chorros, un 11,5% en los últimos años (del 1,9% del comercio mundial al 1,7% con Rajoy), y es el quinto país con menor crecimiento de las exportaciones de la UE.
La deuda del Estado en circulación a octubre de 2015 ha crecido un 57% desde que Rajoy llegó al poder. Nunca, ni en la historia de España ni de Europa, un Gobierno había incrementado tanto la deuda en un periodo tan corto. En cifras absolutas, la deuda total o pasivos en circulación del conjunto de administraciones públicas (AAPP) a junio de 2015 ascendía a 1,45 billones de euros, ¡500.000 millones de euros más que en 2011! Pero es que, además, durante el mismo periodo, la riqueza destruida en relación al PIB nominal de 2011 ha sido de 96.000 millones de euros.


En 2015, por cada euro de PIB creado nos han endeudado en 4,1, deuda que ha impulsado el consumo interno, único motor del crecimiento porque el sector exterior resta en lugar de sumar. A los únicos que el presidente ha sacado de la crisis ha sido a las cajas y bancos europeos que financiaron la burbuja inmobiliaria, a los oligarcas del Ibex, a los que ha pagado con dinero público todos sus agujeros. Y ahora Rajoy y Susana Díaz pretenden salvar Abengoa, la empresa que más subvenciones ha recibido en España, pagando con dinero público un agujero de 27.000 millones.
A mediados de 2012, Rajoy tuvo la posibilidad de pedir un rescate como haría Grecia, en el que a cambio de una reducción del déficit público habría conseguido una enorme quita de deuda. En el caso de Grecia, la quita fue del 70%, pero aunque en el caso de España, cuya economía es cinco veces la griega, la quita hubiera sido menor, con un 50% habría sido de casi 500.000 millones de euros. Y el insensato de Rajoy la rechazó porque no estaba dispuesto a reducir ni un euro el despilfarro de las AAPP. La razón que dio es que así ha evitado recortar pensiones, sanidad y educación, la mentira más grande jamás contada porque acabaría recortando pensiones de viudedad y orfandad, sanidad y educación, pero sobre todo porque para cumplir con los requisitos del rescate bastaba haber eliminado las duplicidades entre AAPP.
Lo que sucedió en realidad fue algo muy diferente. Merkel pidió a Rajoy que no solicitara el rescate porque el BCE iba a lanzar un programa masivo de expansión monetaria y le prestaría a España todo el dinero que necesitara y, además, iba a reducir drásticamente la prima de riesgo, pero, eso sí, la Sra. Merkel le puso a Rajoy una condición inaudita: devolver a las cajas alemanas, francesas y holandesas que tan irresponsablemente habían financiado la burbuja inmobiliaria hasta el ultimo euro. Esto no ha ocurrido en ningún otro país del planeta, donde todos los bancos han tenido que asumir fuertes pérdidas. 


El rescate habría supuesto una quita de deuda de 470.000 millones de euros más unos 100.000 millones que se devolvieron a las cajas alemanas, francesas y holandesas. En total, 570.000 millones de euros ha costado a las generaciones futuras. Además, con el dinero sin control del BCE, el despilfarro continuó a toda máquina.
En ningún año desde que gobierna Rajoy se han cumplido los objetivos de recorte de déficit. En el primero, 2012, el déficit sería del 10,4%, superior al de 2011, que fue del 9,5%, y casi el doble del que se había fijado como objetivo. En 2013 después de la mayor subida de impuestos de nuestra historia: ¡2.100 euros al año más por familia!, el déficit bajaría al 6,9% porque respecto a recortar gasto público improductivo o duplicidades entre AAPP Rajoy fue contundente: “Eso no se toca” diría. En 2014 el objetivo de déficit era del 5,5% y también fue incumplido.
En 2015, y por muchas trampas que haga Montoro, el déficit será superior y no inferior al de 2014 como consecuencia de los incumplimientos masivos de las CCAA y de la Seguridad Social, cuyos déficits están fuera de control. En 2014, el déficit oficial fue de 60.187 millones de euros, y hoy, a poco más de un mes del final de 2015, el déficit más probable está entre los 63.000 y los 65.000 millones de euros. En 2016, el objetivo de déficit fijado por Bruselas es del 3%. Pura ciencia ficción, a no ser que gane las elecciones Ciudadanos, en cuyo caso el recorte de gasto político y las duplicidades entre AAPP puede ser espectacular.
Y las cosas se van a poner peor. Mientras que en EEUU los tipos de interés están a punto de subir, en la eurozona van a seguir bajando. Se espera que en la reunión del próximo 3 de diciembre el BCE baje de nuevo desde 10 puntos básicos hasta 30 puntos básicos negativos, ¡en vez de cobrar, pagarán por prestarnos dinero! O sea, el paraíso para los gobiernos despilfarradores y corruptos como el nuestro. Además, es también probable que el BCE extienda su expansión monetaria hasta finales de 2017. En el momento actual, están comprando activos por valor de 60.000 millones de euros al mes, en román paladino: barra libre sin control alguno. ¡Viva la fiesta! Ya la pagaran nuestros hijos y nietos.
En términos de balanza comercial, el euro se estima que irá a 0,95 frente al dólar en 12 meses (1,059 hoy), lo que, en contra de lo que muchos piensan, perjudica más que beneficia a nuestra economía porque el grueso de nuestras exportaciones va a la eurozona o a países con monedas que también se depreciarán respecto al dólar. Y, sin embargo, nuestras importaciones de petróleo, gas y otras muchas se encarecerán y, lo que es más grave, el dinero saldrá de Europa en busca de activos que ofrezcan rentabilidades no negativas. Los bancos españoles que recibirán un río de dinero del BCE invertirán el grueso fuera y no en pymes y autónomos. En conjunto, es el disparate nacional, con una deuda que caerá como una losa sobre nuestros hijos y nietos, estamos haciendo de locomotora de Europa comprándoles de todo.
España crecerá más de un 3% en 2015. No alcanzaba un registro así desde 2007. Ahora bien, no todo crece a ese ritmo durante este año. El Banco de España (BdE) ha confirmado este martes que los sueldos de los trabajadores no están creciendo a esa escala, una realidad que alienta la sensación de que la recuperación todavía no se filtra al conjunto de la economía. De hecho, los datos que ofrece hasta la fecha la Central de Balances (CBI) revelan que, tras rebotar con fuerza en el conjunto de 2014, las tasas de crecimiento se están moderando en 2015.
Partiendo de los resultados de las empresas no financieras, el BdE destaca que la mejoría del mercado laboral, manifestada en el descenso del número de parados y el incremento del volumen de empleados, se traduce más en un aumento de los gastos de personal, que crecen a tasas superiores al 2%, que en un aumento de los salarios, que en los tres primeros trimestres de 2015 se expanden menos de un 1%.
Según los datos anuales de la CBI, en 2014 los gastos de personal crecieron un 2,4%, en tanto que las plantillas se ampliaron en un 1,3%. Los gastos no aumentaban tanto desde 2008 y también hay que remontarse hasta ese mismo año para observar un crecimiento neto en las plantillas de las compañías.
¿Y qué pasó con los sueldos? Que también subieron, pero menos. Lo hicieron en un 1%, su mayor ascenso desde 2011. Es decir, la "evolución favorable del empleo" a la que alude el BdE se manifiesta en un mayor coste de personal derivado de que las plantillas crecen, y no tanto del aumento de los salarios, que evolucionan a menor ritmo.
Este escenario es especialmente apreciable en las pequeñas y medianas empresas (pymes). En su caso, en 2014 el gasto de personal subió un 2,8% y el empleo neto de estas sociedades creció un 2,9%, pero los salarios registraron un descenso del 0,1%. 
En 2015, y ya según los datos trimestrales de la Central de Balances, la tendencia está siendo similar. Los gastos de personal y la generación de empleo siguen creciendo a ritmos mayores que los salarios. En el acumulado de los tres primeros trimestres, los gastos aumentan un 2,2%, las plantillas suben un 1,6% y las remuneraciones avanzan un 0,6%.
El Banco de España cree que la moderación salarial propiciada por las últimas reformas laborales, que se mantiene en la última remesa de datos que ha publicado, “era necesaria” en un momento de paro superior al 26%. “Era la única forma de ganar competitividad”, señaló el director general de Economía y Estadística del BdE, Pablo Hernández de Cos, en la presentación de la Central de Balances. Eso sí, considera que dichas reformas, aunque indispensables, no han sido suficientes para mejorar la productividad de las empresas.
Sí admite que el ajuste de los gastos de personal quizá se ha hecho “de forma desmesurada” para ganar competitividad. “Quedan cosas por hacer en el mercado de trabajo”, sobre todo en lo relativo a la productividad de empresas y trabajadores. Hernández de Cos atribuye el crecimiento del empleo temporal a la destrucción que este tipo de contratos sufrieron en plena recesión. “Es algo cíclico” que ahora cambia con la recuperación del empleo, explica.
Los datos de la Central de Balances concuerdan, a su vez, con dos características adicionales de la recuperación. La primera, que la continuidad de la mejoría, tras el primer rebote que sigue a los datos cuando tocan fondo, siempre es más complicada y lenta. Y la segunda, que la creación de empleo se apoya fundamentalmente en el trabajo temporal, algo que repercute en los salarios.
"La recuperación del empleo se caracterizó, tanto en 2014 como durante los nueve primeros meses de 2015, por ser más intensa en el de carácter temporal, que creció un 5% en 2014 y un 13,2% en los tres primeros trimestres de este año", detalla el BdE. Y continúa: "Los empleos fijos también experimentaron una mejoría, que llevó a que en 2014 aumentasen ligeramente, un 0,3%, hecho que no se producía en esta base de datos desde el comienzo de la crisis. Los datos trimestrales, en cambio, siguen reflejando descensos de este tipo de empleo en los tres primeros trimestres de 2015, si bien cada vez menos intensos, siendo en este caso del 0,4%, frente al 1,2% que se había reducido el año previo en las empresas de la Central de Balances".
La secretaria de Empleo, Luz Rodríguez, aseguró hoy, ante los datos del paro del mes de noviembre, que los socialistas “nos alegramos cada vez que una persona encuentra trabajo”, pero denunció que “seguimos hablando de empleo precario y de un aumento de la desprotección de los desempleados, dos de las señas de identidad de la política de empleo del PP”.
Rodríguez señaló que “por desgracia, en enero, con el final de la campaña navideña muchos de estos empleos que se han creado este mes de noviembre se perderán” y, además, consideró “preocupante que, pese a que se crea  empleo, el crecimiento de la afiliación a la Seguridad Social es limitado, 4 veces menor que en noviembre del año pasado”. De hecho, “la afiliación a la Seguridad Social sigue estando por debajo de la que dejo Zapatero”, apuntó.
La responsable de Empleo denunció que “9 de cada 10 contratos firmados este mes de noviembre son temporales (91,72%) y que “de los 132.867 contratos indefinidos hechos en noviembre, 74.936 son a tiempo completo y 57.931 a tiempo parcial”. “Rajoy va a crear este año la friolera de más de 16 millones de contratos temporales, y lo que muchos españoles esperan es que esta vez sea Rajoy el que pierda su trabajo en enero”.
Asimismo, subrayó que “la tasa de cobertura ha descendido casi 16 puntos desde que gobierna Rajoy”, que “el número de personas sin prestación ha aumentado en más de 500 mil personas (512.339), llegando a más de 2 millones de personas” y que “la cuantía media por prestación ha bajado más de 60 euros desde que gobierna Rajoy”.
Las reducciones de cotizaciones para empresarios las pagan los pensionistas
En cuanto a las reducciones de cotizaciones para los empresarios que ha anunciado el Presidente del Gobierno, Luz Rodríguez denunció que estas reducciones “las pagan los pensionistas”, ya que los populares “anuncian este beneficio para los empresarios mientras siguen vaciando la hucha de las pensiones, está vez sacando 7.750 millones de euros”. “Así es como entiende el PP la solidaridad”, concluyó.









1. Pobres y excluidos

El riesgo de pobreza y exclusión social en España, que afecta a una de cada tres personas, se sitúa cerca de 5 puntos porcentuales por encima de la media europea de los veintiocho. En el caso de la zona euro, que tiene una tasa del 23,4%, la diferencia llega casi a los 6 puntos porcentuales.

Como consecuencia de la crisis, pero también por las medidas políticas adoptadas en su contexto, el riesgo de pobreza y exclusión social ha llegado a afectar a una de cada tres personas en España. Este indicador, también conocido como tasa AROPE, está enmarcado en la estrategia EU2020 de la Unión Europea. Según advierte el INE (Instituto Nacional de Estadística), el plan pasa por conseguir que “la UE posea una economía inteligente, sostenible e integradora”, cumpliendo distintos objetivos en materia de empleo, innovación o integración social. Pues bien, desde que se puso en marcha el indicador, el riesgo de pobreza y exclusión social no ha parado de crecer en España.

La tasa AROPE hace referencia a la pobreza combinando factores económicos –relativos a los ingresos– con otros relacionados con la exclusión, como la privación material severa o los hogares con una intensidad de empleo muy baja. En España afecta al 29,2% de la población, pero su desagregación por edades destapa que, exceptuando a los mayores de 65 años, el resto de grupos de edad tienen porcentajes superiores al 30%.

Los menores de 16 años han mantenido el riesgo de pobreza y exclusión social en tasas por encima del 30% desde 2009, siendo especialmente significativo el crecimiento entre los años 2013 y 2014, con un aumento cercano a los 3,5 puntos hasta situarse en el 35,4%.

El ascenso más dramático corresponde a la población de entre 16 y 29 años, que pasó de una tasa de pobreza y exclusión social del 23,6% en 2009 a una del 36,4% en 2014. También es significativo el crecimiento de 8,3 puntos porcentuales en el grupo de edad de 45 a 64 años, pasando del 22,7% al 31% en el mismo periodo.

Por otra parte, las comparativas con el entorno europeo no dejan nada bien a España. Cabe señalarse que la UE tampoco ha demostrado grandes avances en este sentido (está por verse la desagregación por países), pero al menos las tasas de pobreza y exclusión se han mantenido estables y con pocas variaciones en el contexto general. El riesgo de pobreza y exclusión social en España se sitúa cerca de 5 puntos porcentuales por encima de la media europea de los veintiocho. En el caso de la zona euro, que tiene una tasa del 23,4%, la diferencia llega casi a los 6 puntos porcentuales.

Si desagregamos el indicador AROPE y nos centramos en la pobreza monetaria –referenciada en el gráfico como riesgo de pobreza– se observa también un crecimiento importante en el periodo 2013-2014. El riesgo de pobreza afecta a aquellas personas que cuentan con ingresos bajos tras transferencias sociales, siendo precisamente mayor el porcentaje en franjas donde estas más deben actuar: jóvenes–con tasas de desempleo cercanas al 40%–, y niños y adolescentes, sin capacidad para generar ingresos.



2. El problema de llegar a fin de mes

Más de dos tercios de la población tiene dificultades para afrontar los gastos mensuales, un 10% más que 2011. Así lo advierte la Encuesta de Condiciones de Vida del INE, en la que se recoge que el 67,9% de la población sufrió algún tipo de complicación de este tipo durante 2014.

Las dificultades para conseguir llegar a fin de mes se han convertido en una de las constantes de la sociedad española en los últimos años. Así lo advierte la Encuesta de Condiciones de Vida del INE, en la que se recoge que el 67,9% de la población sufrió algún tipo de complicación de este tipo durante 2014. Afrontar los gastos no es sencillo para una parte considerable de la población, más aun cuando la renta media por persona –relativa a los beneficios obtenidos por el trabajo, los rendimientos de las propiedades, las ayudas del Estado, etc.–no ha parado de reducirse desde 2009.

Los más afectados por la bajada de la renta media han sido los grupos entre 16 y 29 años y  entre 30 y 44. Para los primeros, la renta media se ha reducido cerca de 1.800€ entre 2009 y 2014. Para los segundos, la bajada ha supuesto 1.350€ menos durante el mismo periodo. Aun así, los más vulnerables siguen siendo los niños y los adolescentes, cuya renta media anual no supera los 7.700€.

Es precisamente este grupo de edad el que tiene los porcentajes más altos de personas que sufren ‘muchas dificultades’, con tasas cercanas al 22% en lo que se refiere a lo que afecta a los menores de 16 años. La situación fue especialmente significativa entre los años 2012 y 2013, periodo en el que las dificultades serias aumentaron casi cinco puntos porcentuales.

Otros grupos vulnerables que no son capaces de hacer frente a los gastos mensuales son los extranjeros, principalmente aquellos con origen fuera de la Unión Europea. Una de cada cuatro personas de este grupo tiene ‘muchas dificultades’ para llegar a fin de mes.

En el caso de los parados, estas mismas dificultades se reproducen en el 37,7% de los casos, según datos del INE, lo que deja entrever las fallas evidentes en los sistemas de protección por desempleo.



3. La locomotora (parada) de Europa

Desde 2010, la mediana de ingresos de la población Española se ha reducido significativamente, pasando de 14.605€ en ese año a 13.269€ en 2014 según datos de Eurostat. La comparativa con el ámbito europeo es más que significativa. Si en 2010 se partía de niveles de ingresos parecidos, en 2014 existe una diferencia de 2.600€.

Desde 2010, la mediana de ingresos de la población Española se ha reducido significativamente, pasando de 14.605€ en ese año a 13.269€ en 2014, según datos de Eurostat. Este valor se basa en distintos ingresos derivados del trabajo –tanto asalariado como por cuenta propia–, de las pensiones contributivas y no contributivas, de los subsidios y prestaciones, o de las rentas de propiedad o capital. La mediana es el valor que divide los ingresos de forma que la mitad de la población gana menos de esa cantidad y la otra mitad gana más.

El descenso encuentra explicación, entre otras cosas, en los elevadísimos niveles de desempleo –entre los que destaca el paro de larga duración que ya no implica subsidio–, pero también en los recortes en el gasto social (que han golpeado las prestaciones sociales) y en la generación de empleo precario caracterizado por la temporalidad y los sueldos bajos.

La comparativa con el ámbito europeo es más que significativa. Si en 2010 se partía de niveles de ingresos parecidos –la mediana europea solo se situaba 200€ por encima de la española–, en 2014 existe una diferencia de cerca de 2.600€, siendo la mediana de ingresos anual en la Unión Europea de los veintiocho de 15.847€. 

En España, el descenso se ha producido en todos los grupos de edad exceptuando los mayores de 65 años. Como grupo especialmente vulnerable destacan los jóvenes entre 18 y 24 años, que rozan el 50% de paro desde hace varios meses y muchos de los cuales no han podido acceder siquiera a un primer empleo, por lo que tampoco cuentan con subsidios. Para ellos, la mediana de ingresos ha pasado de 13.937€ en 2010 a 11.313€ en 2014.

Para mayores de 65 años, los mediana de ingresos anual aumentó desde 2007 en cerca de 4.000€. Sin embargo, desde 2011 el aumento ha sido solo de 759€, pasando de 12.858€ a 13.617€ en un periodo de 4 años. Esta deceleración del ingreso medio para mayores de 65 años se debe fundamentalmente a que la pensión de jubilación media (principal ingreso del grupo) ha aumentado poco más de 100€ en el periodo 2011-2015, situándose en 1.026,66€ según la Estadística de Pensiones contributivas del Ministerio de Empleo. La insistencia del éxito de las pensiones (maquilladas por la bajada del IPC) se traduce en realidad en un sostenimiento que destaca dentro de la bajada generalizada de los ingresos.



4. Privados de la recuperación

España, que partía de mejores niveles en 2009 que la zona euro, ha igualado o superado las tasas de carencia material. ¿Qué es la privación material?. No poder pagar el alquiler, la hipoteca, los recibos de la vivienda o las compras a plazos; mantener la vivienda con una temperatura adecuada, hacer frente a gastos imprevistos. 

Durante la crisis, y en especial durante la última legislatura, España ha desarrollado niveles de pobreza y exclusión social que la sitúan de forma peligrosamente destacada por encima de los porcentajes europeos. No solo eso. Otros indicadores, en los que se partía con cierta ventaja frente a los países del entorno, también han empeorado hasta igualar o superar las tasas continentales.

Este es el caso de la privación o carencia material, definida en el INE como la proporción de la población que vive en hogares que carecen o no pueden afrontar un determinado número de artículos de la siguiente lista: no tener retrasos en el pago del alquiler, la hipoteca, los recibos relacionados con la vivienda o las compras a plazos; mantener la vivienda con una temperatura adecuada durante los meses fríos; hacer frente a gastos imprevistos; tener una comida de carne, pollo o pescado cada dos días; ir de vacaciones fuera de casa, al menos una semana al año; un coche; una lavadora; una televisión en color; un teléfono.

Una persona sufre carencia material cuando no puede hacer frente o no puede disponer de al menos tres de los conceptos de esta lista. La privación pasará a ser severa cuando la carencia ascienda a al menos cuatro conceptos.

Empeoramiento continuado

La privación material, que afectaba en 2009 al 13,7% de la población en España –en práctica proporción con el 14% de zona euro–, ha ascendido 4,1 puntos porcentuales hasta situarse en el 17,8% en 2014. En este sentido, la tendencia ha sido inversa a la de la zona euro, que arroja ligeros descensos desde 2012 y que ahora se sitúa 1,7 puntos por debajo de los porcentajes nacionales.

En el caso de la privación material severa, España partía con bastante ventaja frente al resto de la zona euro, siendo las tasas en 2009 del 4,5% y el 5,9%, respectivamente. En 2014, y habiéndose registrado subidas en ambas mediciones, los porcentajes se han igualado, siendo la tasa de la zona euro solo un 0,2% superior a la tasa nacional en 2014.

Si se desagregan los conceptos relativos a la carencia material, se observa un importante deterioro en cuestiones como la incapacidad para hacer frente a gastos imprevistos, que ya afecta al 42,6% de la población y que ha registrado un aumento de seis puntos desde 2009.

Los retrasos en los pagos y las dificultades para mantener la casa a una temperatura adecuada también han crecido, y afectan al 11,7% y al 11,1% de la población, respectivamente. Los ascensos son de 2 puntos porcentuales para el primero y de 4 puntos porcentuales para el segundo en los últimos cinco años. Las mayores subidas se registraron en el periodo 2011-2012




5. Crisis, ¿para todos?

En España, el índice de Gini –que mide la desigualdad– ha aumentado en los últimos cuatro años 1,2 puntos hasta situarse en el 34,7%. Esto no solo supone que el país presenta una desigualdad mayor que la media de la UE –31% en 2014–, sino que esta ha crecido a mayor velocidad que la del continente. También ha habido un aumento de la brecha que existe entre el 10% de la población con mayor salario medio mensual y el 10% con menor.

En los últimos meses se ha debatido extensamente sobre el fin de la crisis que ha devastado España en los últimos siete años. Unos insisten en los indicadores macroeconómicos; otros señalan la inestabilidad de la recuperación. Quizás sería interesante insertar en el debate una extensión de la hipótesis: ¿ha afectado a todos por igual?

Analizando los indicadores de pobreza, exclusión o privación material se puede entrever que existen ciertos factores que apuntan a un desigual efecto de la recesión sobre la población. Edad, género, origen o condición laboral son cuestiones determinantes en este sentido.

El índice de Gini mide la desigualdad en función de la concentración de renta que existe en un país. En otras palabras, el indicador calcula hasta qué punto existe equidad en la distribución de los ingresos. En caso de que el valor fuese 0, estaríamos hablando de equidad perfecta; el valor 100 significaría una inequidad perfecta.

Para España, el índice de Gini ha aumentado en los últimos cuatro años 1,2 puntos hasta situarse en el 34,7%. Esto no solo supone que el país presenta una mayor desigualdad que la media de la UE –31% en 2014–, sino que esta ha crecido a mayor velocidad que la del continente. 

Dividir la población por franjas en función del volumen de ingresos también sirve para observar cómo ha aumentado la desigualdad entre los que más tienen y los que menos.

La ratio 20/80 establece una relación entre el 20% de la población que más ingresa y el 20% que menos. Cuanto mayor es el valor, mayor desigualdad existe. Este indicador también se ha disparado en España en los últimos años, pasando de 6,2 puntos en 2010 a 6,8 en 2014.

Si sacamos del indicador a las personas mayores de 65 años, excluyendo el peso de la pensiones de la distribución del ingreso, la desigualdad es aún mayor: 7,5 puntos en 2014 frente a los 5,5 de la Unión Europea de los veintiocho.

Por último, también ha habido un aumento de la brecha que existe entre el 10% de la población con mayor salario medio mensual y el 10% con menor. Si bien no supone un problema que los salarios se revaloricen aumentando los ingresos de la población, la desigualdad se reproduce cuando esto solo ocurre en la franja de mayores ingresos.

Es más, el problema es doble, ya que para el 10% de la población con menores ingresos el salario medio mensual ha descendido 70 euros respecto a 2010




6. Trabajadores pobres, paradoja del bienestar

El 12,6% de la población con empleo sufre pobreza laboral. En el caso de los más jóvenes, la situación afecta a uno de cada cinco. El trabajo temporal y parcial dispara el riesgo.

Trabajar y ser pobre. Quizás una de las máximas expresiones de la exclusión y la desigualdad. En España, estar empleado ya no es una seguridad para poder disfrutar de un mínimo grado de bienestar. La precariedad del empleo que se está generando (o que se mantiene y/o modifica) –caracterizado por la parcialidad, la temporalidad o los salarios bajos– ha llevado a que, según datos de Eurostat, el 12,6% de los trabajadores esté en riesgo del pobreza. Es decir, dispone de menos del 60% de la mediana de ingresos nacional.

La comparativa con Europa, una vez más, es negativa. Y eso que en el grupo de los veintiocho la pobreza laboral también ha aumentado. Sin embargo, lo ha hecho a menor ritmo, y afecta a menos porcentaje de población que en España: el 9,6% de los trabajadores europeos está en riesgo de pobreza, tres puntos por debajo del porcentaje español. 

La situación se torna en dramática cuando se refiere a los más jóvenes. Si en 2008 la población de 18 a 24 años era el grupo menos vulnerable a la pobreza laboral, en 2014 el porcentaje de riesgo de pobreza se ha multiplicado por tres hasta alcanzar el 21,3% de los trabajadores en esa franja de edad. El panorama es desolador: uno de cada dos jóvenes menor de 25 años está desempleado. De los que trabajan, uno de cada cinco es pobre.

El porcentaje de trabajadores que cuenta con un contrato temporal –3,5 millones en la última EPA de 2014– y que se encuentra en riesgo de pobreza asciende al 22,9%. En el caso de los trabajadores con contrato a media jornada –2,8 millones al finalizar 2014–, el porcentaje es idéntico: 22,9% en ese año según datos de Eurostat.

Si se considera el riesgo de pobreza y exclusión social –esto es, si se añaden otras dimensiones de la pobreza como la privación material severa o la baja intensidad de trabajo–, el porcentaje de trabajadores en situación de pobreza y exclusión aumenta hasta el 17,6%, casi 4 puntos más que en 2009



7. Cómo bajar el paro sin crear empleo

Casi medio millón de personas menos trabajan o buscan empleo en España desde 2011. Pese a la bajada del desempleo, la legislatura del PP termina con 104.000 ocupados menos. 

La lucha contra el desempleo se convirtió en una de las prioridades del Partido Popular cuando accedió al Gobierno a finales de 2011. Mariano Rajoy ya lo había dejado claro en la entrevista que concedió a El Mundo dos años antes: “Cuando gobierne bajará el paro”. A punto de terminar su legislatura, el presidente ha cumplido, aparentemente, con lo que prometió.

Lo que no dijo es que lo haría a costa de que hoy en España haya menos población activa que cuando llegó al poder. La población activa hace referencia a todas la personas que están empleadas o que buscan trabajo, y representa de manera significativa la fuerza laboral del país. Pues bien, la fuerza laboral del país se ha mermado en los últimos cuatro años, con menos gente desempleada pero también con menos gente trabajando.

Además, el éxito es aún más aparente cuando se comprueba que España sigue en los primeros puestos de desempleo en Europa. La última tasa anual, de 2014, nos situaba más de 14 puntos por encima de la de los veintiocho. En la última medición, del tercer trimestre de 2015, la diferencia es de 12 puntos –21,2% para España y 9,3% para Unión Europea–, lo que sigue evidenciando los problemas estructurales del país para hacer frente a la crisis.

Algunas de las razones del descenso de la población activa son el envejecimiento de la población –con unas tasas de natalidad muy bajas que no se han conseguido reorientar– y la migración. No hay que olvidarse de que, según el INE, cerca de 1.8 millones de personas abandonaron el país entre 2011 y 2014. Estas personas han desaparecido de cualquier recuento de población activa y ocupada (incluida la del paro). Es la misma situación de los que, en algún momento, deciden dejar de buscar empleo. 

En concreto, la población activa se ha reducido en cerca de 540.000 personas desde que el PP accedió al Gobierno. También hay 104.000 personas menos trabajando. Es decir, la población ocupada también se ha reducido. En definitiva, se podría decir que España cuenta con cerca de medio millón menos de personas en su fuerza laboral, entre los que, eso sí, hay menos desempleo.

De hecho, y como se observa en el gráfico, el descenso en la tasa de paro de los últimos meses coincide casi exactamente con el descenso continuado de población activa desde el primer trimestre de 2013. Si los descensos de la tasa de paro significaran creación de empleo, la población activa no habría variado, ya que esas personas que comienzan a trabajar seguirán en el mismo grupo (población activa) pero en categorías distintas. Sin embargo, y aunque parezca paradójico, es evidente que el empleo no ha sido la única ‘solución’ al desempleo.

El descenso de la población activa y ocupada plantea, además, problemas de sostenibilidad para el país. Es evidente el poco atractivo que desprende España a la hora de atraer y retener fuerza laboral extranjera, la cual representa un importante potencial económico y ayuda a maquillar los déficits en la pirámide poblacional de los últimos años. El número de extranjeros que trabajan en España ha descendido sustancialmente desde el comienzo de la legislatura. En el último trimestre de 2011 el número de población ocupada extranjera ascendía a 2,22 millones. En la última EPA de octubre de 2015 su número ha pasado a 1,94 millones, lo que supone un descenso de cerca de 275.000 personas.

Algo no ha funcionado en el diseño o en la gestión de la nueva ayuda para parados de larga duración con cargas familiares que las comunidades están concediendo desde el pasado 15 de enero. El número de beneficiarios del denominado Programa de Activación para el Empleo ascendía en octubre a 27.776 desempleados. Es más, lejos de aumentar, el colectivo de perceptores de esta ayuda –consistente en 426 euros al mes durante un máximo de seis meses y acompañada de un itinerario de formación individual– está descendiendo desde julio.

Así, desde que la ayuda entró en vigor hace casi un año, el número de concesiones fue aumentando hasta llegar a un máximo de 56.573 beneficiarios en verano, pero desde entonces no ha hecho más que disminuir. Con ello, el número medio de perceptores no llega a 40.000, lo que supone que no están recibiendo esta ayuda ni el 10% de los 400.000 beneficiarios que previeron el Gobierno, los sindicatos y la patronal cuando diseñaron y pactaron este programa.

Desde la Administración aseguran que el motivo de que no haya más beneficiarios es que no hay tanta gente como la que se esperaba que cumpla los requisitos para acceder a esta ayuda.

Para compensar los requisitos exigidos, la ayuda incluía como novedad que sus beneficiarios pudieran compatibilizar hasta cinco meses el cobro de los 426 euros mensuales con un trabajo por cuenta ajena. Y que el empresario descontará de su salario la cuantía de esta ayuda. Tampoco esta posibilidad está ampliando el potencial de participantes.

Por ello, de seguir a este ritmo el programa habrá beneficiado cuando llegue al final de su vigencia en abril de 2016 a poco más de 120.000 trabajadores, frente a los 400.000 previstos.

Igualmente, el gasto definitivo en estas ayudas quedará algo por encima de los 220 millones de euros, muy lejos de los entre 1.000 y 1.200 millones que habían calculado que se iban a gastar en el momento de poner en marcha el programa.

Ante esta situación, los sindicatos solicitaron ya hace meses al Ministerio de Empleo que rebajara los requisitos para acceder a esta ayuda, algo a lo que se negaron desde el Gobierno.

Fuentes sindicales aseguran que una de las cuestiones que podría estar frenando la concesión de más beneficiarios es que muchos de los solicitantes, tras agotar los subsidios vinculados a los servicios públicos de empleo, empiezan a cobrar las rentas mínimas que conceden muchas comunidades a personas sin recursos y estas rentas son incompatibles con esta nueva ayuda. En este punto, aseguran que sería más conveniente para la reinserción laboral del parado que se incorporara al programa de activación, que incluye un itinerario formativo, que el cobro sin más que una renta mínima. Es más, la duración máxima de este programa es de seis meses, pero las acciones de inserción pueden continuar realizándose con posterioridad a este plazo.

Los sindicatos también creen que la gestión que está haciendo cada comunidad de esta ayuda contribuye a su mayor o menor éxito, ya que, por ejemplo, el 60% beneficiarios residen en Andalucía, Valenciana y Baleares, cuando estas tres comunidades solo concentran el 40% de los parados de muy larga duración que perdieron su empleo hace más de dos años.

¿Son los requisitos para ser aceptados en el programa de activación para el empleo demasiado exigentes o es que los técnicos que lo diseñaron calcularon mal de inicio el potencial de beneficiarios? Esta es la pregunta que se hacen algunos expertos del sector laboral consultados.

Entre los principales requisitos exigidos están haber cesado en el último trabajo involuntariamente; haber agotado hace al menos seis meses la tercera Renta Activa de Inserción, u otras ayudas como Prodi o el Prepara o cualquier otra renta de carácter social otorgada por cualquier administración; estar inscritos como demandantes de empleo a fecha del 1 de diciembre de 2014 y haber estado inscrito al menos 12 de los 18 meses previos a la solicitud.

Además, deben tener cargas familiares y no superar los umbrales de renta habituales solicitados para este tipo de ayuda, ni individualmente ni de unidad familiar; y mantener esta bajo nivel de rentas durante los seis meses que dure la ayuda.

Asimismo, los beneficiarios tienen que probar que, durante el mes siguiente a la presentación de la solicitud han realizado, al menos, tres acciones de búsqueda activa de empleo. Esto es, haber enviado currículos a, al menos tres empresas distintas;haber realizado una entrevista de trabajo;estar inscrito en al menos una agencia de colocación y/o en dos portales de empleo;o haberse presentado en, al menos una oferta de trabajo gestionada por los Servicios Públicos de Empleo o realizado alguno de sus cursos.



Dicho esto, fuentes del sector insistieron en que “quizás el cálculo inicial del colectivo potencial que se hizo con los datos de hogares sin rentas de la Encuesta de Población Activa (EPA) no están resultando ser reales y acertados”.

Cuatro años dan para mucho. Empezó Mariano Rajoy su legislatura con España en el disparadero de los mercados y una prima de riesgo en 200 puntos que parecía la madre de todas las catástrofes financieras. Pero todo fue a peor, mucho peor, en el primer año de legislatura: la prima de riesgo escaló a 700 puntos, quebró Bankia, España pidió el rescate bancario y solo unas palabras de Mario Draghi evitaron el rescate total. La vuelta a la peseta nunca estuvo tan cerca como en ese verano de 2012.

Las finanzas se estabilizaron gracias a Draghi y su compromiso de intervenir para evitar la ruptura de la unión. La economía real tardó un poco más, pero a finales de 2013 empezó a remontar y, a cierre de noviembre de 2015, hay en España 25.000 ocupados menos que en noviembre de 2011. Otras variables no han aguantado también los embates de la crisis.

En 13 municipios españoles hay un parado por cada cinco habitantes empadronados. Las cifras, procedentes de cruzar el registro de paro del ministerio de Empleo (septiembre de 2015) con el padrón de 2014 dibujan las notables desigualdades en el reparto del empleo. Los cuatro municipios de España con más parados por habitante son pequeñas localidades en el interior de Huelva (Cumbres de En medio, La Granada de Riotinto, Los Marines y Linares de la Sierra, 280 habitantes el más poblado). Cerca del podio se encuentran también dos pequeñas localidades de Castellón, algunos pueblos de Castilla La Mancha y Extremadura y Paterna de Rivera, en Cádiz, con 5.609 habitantes censados y 1.139 parados en el Inem.

De las seis localidades de mediano tamaño (más de 10.000 habitantes) con más parados hay cinco de la provincia de Cádiz (Arcos de la Frontera, Barbate, Medina Sidonia, Vejer y Sanlúcar), además de La Carolina (Jaén). El Sur, y el sureste de la península, arroja las mayores tasas de paro;

367 pueblos no tienen parados. La mayor parte son localidades de poca población de la mitad Norte; el más grande de esta lista de pueblos sin paro ellos es Escorca, en Baleares, 241 habitantes en 2014. En los pueblos de mayor tamaño el mapa del paro se ajusta más a lo que la sabiduría popular entiende por zonas ricas. Los pueblos mayores de 1.000 habitantes con menos parados son San Vicente de la Sonsierra, en La Rioja, y Viladrau, en Girona, 16 y 18 parados, respectivamente. En Formentera, 11.000 habitantes, hay solo 258 parados en el Inem, y en Sóller (13.842), 321. En Cadaqués, Girona, 67 parados en total.

Un mapa de la crisis en términos de empleo arroja una distribución asimétrica. En términos de EPA (medidor más fiable del empleo) se han perdido algo menos de medio millón de empleos durante la legislatura de Rajoy, un 2,11% del total. Pero en tres provincias los ocupados han bajado en más de un 10%, y en 16 más del 5%. En otras 12 el empleo ha aumentado. Donde peor ha ido el empleo ha sido en el interior: Álava, Ciudad Real, Soria, Ourense, Toledo o León están entre las que más empleo pierden en términos porcentuales. En términos absolutos sale peor parada Barcelona (84.000 ocupados menos, un 3,59%) Madrid (59.000, el ,206%), Bizkaia (40.300, un 8,2%) y Cádiz, que pese a sus altas tasas de paro pierde 37.000 ocupados, el 9%.

Donde se ha creado empleo ha sido en zonas turísticas: En Málaga y Baleares se crean 90.000 empleos, y en Canarias 18.000. Pocas provincias más crean puestos de trabajo de forma significativa. Destacan Guadalajara (gana un 4% de ocupados, probablemente por el traslado de empresas o población desde Madrid) y, en menor medida, Lleida, Granada y Alicante, todas con aumentos menores del 2%.

Pese al “empate” en términos de empleo, las condiciones de vida se han deteriorado, a juzgar por las estadísticas oficiales. La población que no llega a fin de mes o tiene dificultades para ello era del 29% en 2011 y es del 39% ahora. En Extremadura este porcentaje sube en 20 puntos, y ronda los 15 en Asturas, Andalucía y Valencia. Donde menos se ha notado la crisi ha sido en las comunidades más ricas: Madrid (+,1, puntos) o Navarra (+4,2). En Baleares descienden las personas con problemas para llegar a fin de mes.

La tasa de riesgo de pobreza ha crecido del 26,7% al 29,2%, porque se calcula en función de la renta media, que también ha caído. Las personas con carencia material severa han pasado del 4,5% al 7,1%. En Andalucía, Murcia o la Comunidad Valenciana rondan el 10% de la población.

¿Y la economía? El PIB se ha contraído en 0,7% desde septiembre de 2011 hasta septiembre 2015, según el INE. En términos de PIB per cápita, y tomando datos solo hasta finales de 2014 , el descenso ha sido del 1%. Si en 2011 la renta per cápita era de 23.000 euros al año, en 2014 es de 22.780. Solo ha crecido de forma significativa en Cataluña y La Rioja, un 0,98% y 0,96%. Dos regiones que no son las más ricas de España (son Madrid, Navarra y País Vasco) pero sí están cómodamente por encima de la media. Madrid apenas ha sufrido: el recorte es del 0,19% y la renta por cabeza del madrileño es de 31.000 euros, casi el doble de la del extremeño (15.752), que además ha visto cómo se reducía en un 1,73%. Las regiones que más actividad han perdido han sido Andalucía y Asturias, con más del 3%. La comunidad con una renta más cercana a la media general es Castilla y León, con 21.799 euros.

Dado que la inmensa mayoría de la población trabaja a sueldo, el mapa salarial tiene ciertas semejanzas con el del PIB. De media, los costes salariales que soportan las empresas han caído el 4% entre 2011 y 2015: se ha pasado de una media de 2.020 euros a1.941. No obstante, hay fuertes discrepancias entre regiones: donde más se gana es en Madrid, 2.300 euros al mes de media y un 1,3% más que en 2011. Es la única comunidad donde crece. Por el contrario, en Galicia, Baleares, Navarra y Cantabria el coste salarial medio se ha desplomado un 10% en cuatro años. Navarra ha pasado de ser la región donde más se gana (2.692 euros en 2011) a estar solo ligeramente por encima de la media. Extremadura es la comunidad con el coste laboral más ajustado: 1.600 euros al mes.

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