Estamos ante la tormenta perfecta. Unas elecciones el 20 de diciembre, han determinado, por decisión de los electores, que en democracia nunca se equivocan que el Partido Popular haya sido el partido más votado, 7.2 millones de españoles han establecido que así sea, con la obtención de 123 diputados y un 28,72%, a la espera de si el señor De la Serna permanece en el Grupo Popular o no. La siguiente fuerza política, el PSOE ha tenido 5,5 millones de votantes, un 22,01% y 90 diputados. El resto del arco parlamentario lo componen 69 diputados de la amalgama de fuerzas que componen Podemos (Podemos, En Comú Podem, Compromís, En Marea), la fuerza de centro Ciudadanos con 40 diputados, y ERC (9 diputados), Democracia y Libertad (8 diputados), PNV (6 diputados. Unidad Popular (2 diputados), Bildu (2 diputados) y Coalición Canaria (1 diputado).
Las coaliciones para formar gobierno no se aproximan a los 176 diputados que corresponden a la mayoría absoluta; PP + Ciudadanos suman 163 diputados; PSOE + Podemos suman 159 diputados. Difícil solución tiene la ecuación, pese a que algunos han propuesto gobiernos tripartitos excluyendo a Podemos, al que todos acusan poco más o menos de querer destruir España como nación, y modificar la estructura económica y social del país.
El 13 de enero se constituyen las nuevas Cortes Generales, en el Senado el PP goza de mayoría absoluta, pero en el Congreso está difícil un acuerdo para formar las Cámaras y sobre todo para investir a un Gobierno. El PP desde el primer momento ya avanzó que nadie esperara grandes reformas, que el PP tiene mayoría en el Senado, además de reclamar para sí el Gobierno de la nación, con el argumento de continuar la estabilidad del país y el crecimiento económico sostenido (menos mal que no dijo sostenible).
Ciudadanos ha recogido el guante y aunque no apoyará a Rajoy, se abstendrá para favorecer la gobernabilidad y que comience la legislatura, en la que pretende abordar reformas del mercado laboral, educación, instituciones, ó financiación de las autonomías.
Pedro Sánchez, secretario general del PSOE ha dicho que no apoyará a Rajoy en ninguna de las dos votaciones de investidura que se celebrarán los días 27 y 29 de enero, y que además votará NO a Rajoy o a cualquier otro dirigente del PP. Y que intentará formar gobierno si Rajoy no lo consigue; lo cual es legítimo y es lo más lógico para un partido político que es la alternativa al PP en España. Un gobierno PP + PSOE sería el fin del Partido Socialista, porque Podemos se convertiría en la única oposición al PP. El PSOE presumiblemente, anunciado un NO de Ciudadanos si en el Gobierno está Podemos, y una abstención si no lo está, sólo podrá contar con el apoyo de Podemos y los partidos nacionalistas, lo cual tiene cierto riesgo de que los votantes moderados del PSOE, rechacen la fórmula.
Todo son slogans y mensajes de unos a otros, pero carecen del mínimo rigor y análisis. Ya hemos hablado en otros artículos, de que el PP ha sido un partido que tiene en su debe que casi el 40% de la población tiene problemas para llegar a fin de mes, habiendo incrementado en su legislatura un 10%, nos hemos alejado de Europa en cuanto a renta per cápita, un 91% de los contratos en 2015 fueron temporales en fraude de ley (porque muchos contratos son para actividades habituales y sostenidas en el tiempo) y uno de cada cuatro duró menos de 7 días, el trabajador ha perdido en la legislatura un 7% de capacidad adquisitiva (y el Gobierno en funciones sube el salario mínimo interprofesional un 1%, 6 euros al año), y hay 700.000 españoles desempleados sin ninguna ayuda.
Estos son los méritos con los que Rajoy intenta renovar como Presidente, y otros conocedores de ellos, comunican que se abstendrán para facilitar que se siga perpetrando otro atraco con los españoles y españolas de buena fe y en situaciones económicas más precarias.
A estos méritos hay que añadir que este Gobierno ha permitido que las grandes eléctricas hayan ganado 56.000 millones de euros (20 millones al día), mientras que el recibo de la luz subía un 52%. Y ahora vemos que siguen sin meter en cintura a las Comunidades Autónomas y para ganar las elecciones incrementó la inversión pública (ya se ha frenado en los presupuestos de 2016) y rebajó el IRPF cuando ya comunicó a Bruselas que se iban a recaudar 3.000 millones de euros menos de lo previsto, lo que ha traído un déficit centrado en la Administración central del Estado y la Seguridad Social, especialmente, desde 2011 un 0,2 y un 0,9 respectivamente, lo que ha esquilmado la hucha de la Seguridad Social poniendo en riesgo las pensiones futuras, y tendrá que seguir recurriendo a la misma, pues si no cambia el mercado laboral, los trabajos precarios y temporales, además de bonificados, traen como consecuencia que los gastos de la Seguridad Social superen con mucho a los ingresos, en este año aproximadamente una divergencia de un 2%.
Ante este panorama es necesario una nueva política económica, y ese cambio sólo puede venir desde el PSOE, desde el diálogo y acuerdo con otras fuerzas, que permitan una reforma del sistema educativo, del sistema fiscal para hacerlo más justo y equitativo que asegure la eficacia y eficiencia de las políticas públicas de sanidad y educación, del mercado laboral para erradicar la precariedad, una reforma de las instituciones para hacerlas más transparentes y eficaces. Por lo tanto, la esperanza de muchos españoles es que Pedro Sánchez llegue a formar Gobierno, no tiene por qué ser con Podemos, podría ser un Gobierno exclusivo del PSOE con apoyos en la investidura de diferentes fuerzas políticas. Ya llegará después el Congreso, mejor en julio que ahora, previo debate en las Agrupaciones, siendo más necesario el debate precongresual que el propio Congreso. Un Congreso donde habrá que prestar especial atención al modelo económico y social que quiere presentar el PSOE a la sociedad, y donde la ocupación del centro izquierda es fundamental, subrayando la posición central que es la que permite ganar elecciones en nuestro país, y alejándose de posiciones extremistas, donde Podemos tendrá ventaja.
Yo no creo que haya odio personales, en política las grandes formaciones se mueven por análisis de la situación política y toma de decisiones de sus órganos colegiados. En el PSOE los militantes están representados por el Comité Federal que es el máximo órgano de representación entre Congresos, y el lunes 28 de diciembre se pronunció mediante una Resolución que indica que el PSOE votará en contra de la investidura de Rajoy, y explorar las posibilidades de liderar un cambio político si Rajoy no es capaz de formar Gobierno lo cual es lógico como decía en mi post, pues el PSOE es la alternativa al PP.
No tiene sentido abstenerse y permitir un Gobierno del PP, para continuar con políticas neoliberales que sólo han creado desigualdad socioeconómica entre los españoles, empobreciendo a los sectores más débiles de la sociedad, algo que la derecha española política y mediática no reconocerán nunca, porque para ellos no existe la precariedad ni la pobreza absoluta en nuestro país, en parte porque no pisan la calle y no comprueban que hay familias que tienen que renunciar a la compra de medicamentos prescrito por el médico, o familias que comen una vez al día porque no se pueden permitir más comidas, ni poner la calefacción en invierno. Esa es la realidad a la que el PP ha condenado a muchos españoles y españolas.
El PSOE debe formular otra propuesta, un cambio de modelo económico y social, basado en la solidaridad, y en la equidad y justicia social, reduciendo la brecha entre sectores de la sociedad. Es legítimo y así debe ser. Para ello, tiene tres alternativas:
- 1.- Gobernar con PP y Ciudadanos, creando un gran pacto.
- 2.- Permitir que gobierne el PP como partido más votado y pasar a la oposición, proponiendo y contribuyendo a diferentes reformas.
- 3.- Intentar formar Gobierno en solitario recabando apoyos de otras fuerzas para la investidura.
La primera alternativa implica diálogo y negociación, un proceso complicado porque el modelo económico y social del PP es radicalmente opuesto al del PSOE, es evidente que el PP como partido más votado lideraría la coalición, y además ideológicamente PP y Ciudadanos están más cerca que PP – PSOE ó Ciudadanos – PSOE, lo cual crearía tensiones que podrían provocar la inestabilidad de ese Gobierno de coalición, o ¿nadie es capaz de pensar que el Comité Federal a lo largo de la legislatura va a permitir que el PSOE forme parte de un Gobierno que desarrolle políticas económicas neoliberales y en el presupuesto anual incluya recortes en los servicios públicos?. ¿Cuál sería la respuesta de los militantes socialistas, y especialmente del electorado socialista?. Habría parte de ellos, muchos que se sentirían traicionados y cambiarían de voto a Podemos, porque los votos para conseguir un cambio político y en las políticas económicas y sociales habrían sido utilizados para acceder a un Gobierno que no va a modificar la estructura económica ni social que ha creado precariedad y desigualdad, de donde proceden buena parte del apoyo electoral. Recordemos que la diferencia de votos entre PSOE y Podemos es de 350.000 votos, por lo que Podemos podría sustituir al PSOE en el liderazgo de izquierda, lo que obligaría prácticamente al PSOE a refundarse.
La segunda posibilidad, permitir un Gobierno del PP y pasar a la oposición, que es la estrategia de Ciudadanos, para el PSOE le deja en una posibilidad más débil que la anterior posibilidad, con lo que con total seguridad el trasvase de votos de PSOE a Podemos estaría asegurado, pudiendo ser de dimensiones colosales.
La tercera opción le deja al PSOE en una situación en el que debe solicitar el apoyo de Podemos, que tampoco es fácil, pues Podemos no es un partido único, sino una amalgama: En Comú, Compromís, la Marea gallega y Podemos, algunos de ellos de corte nacionalista, y lo más complicado, que habría de seguir tendiendo puentes hacia otros partidos nacionalistas (ERC, PNV) además de Unidad Popular (Izquierda Unida para entendernos, a la que la Ley electoral no ha tratado nada bien). Hay elementos que unen, pero otros que representan un peligro para la unidad territorial y fiscal de España. Deberían limarse todos estos aspectos antes de llegar a un acuerdo definitivo. Tendría que luchar contra la derecha española, algunos poderes fácticos, y la prensa mediática, que han decidido demonizar a Podemos, pese a que algunos dicen que apuestan y creen en la democracia y en el diálogo.
Pese a que Ciudadanos ha repetido que votaría NO a cualquier acuerdo con Podemos, habría que presionar para que con el sentido de Estado que forma parte del ADN de la formación de centro liberal, apoyara un Gobierno del PSOE, un Gobierno de cambio, que por otra parte sería la coalición que interesa al país, un Gobierno de centro izquierda y centro liberal, que aúna los intereses de la sociedad española y que permitiría reformas de calado, siguiendo los programas con los que han concurrido a las elecciones Ciudadanos y PSOE. Es la coalición que podría permitir un cambio en el mercado laboral, disminuyendo la precariedad con la aplicación del contrato único indefinido con las matizaciones correspondientes para evitar que se utilice como sustituto del contrato temporal, un cambio de modelo fiscal que estimule el empleo por parte de la oferta de la mano de obra, y la demanda de las empresas, una disminución de la economía sumergida, y una renta suficiente para atender las necesidades sociales.
Esta coalición también permitiría la reforma del sistema educativo, de la formación continua y ocupacional, y la regeneración de las instituciones, dotándolas de más transparencias y favoreciendo la creación de empleo a través de facilitar los trámites a los emprendedores y el crecimiento e internacionalización de nuestras PYMEs. Es posible y necesario en un proceso de diálogo, que Ciudadanos forme parte de un Gobierno de cambio y reformas, o que al menos apoye su investidura y desde la oposición contribuya a llevar a cabo las reformas que el país necesita.
Es ésta la opción que interesa al PSOE, a Ciudadanos y a Podemos, liderar un Gobierno de cambio y progreso en el que estén comprometidas las fuerzas que promueven cambios. No a cualquier precio, es decir si Podemos no renuncia a sus pretensiones nacionalistas y diferenciadoras entre territorios, no habrá más remedio que ir a nuevas elecciones, y en éstas saldrá reforzado el PP, lo cual probablemente deje despejada la vía de gobernabilidad del país, ya que los electores nunca se equivocan. También podrían contribuir a una reubicación de fuerzas políticas, tampoco es malo. Del análisis del resultado de unas nuevas elecciones se podrían sacar muchas conclusiones.
Respecto a la situación del PSOE, el PSOE es un partido centenario, es un partido cuyas federaciones tienen mucha autonomía, pero todas las voluntades se someten al Comité Federal. Es evidente que el PSM (en Madrid) tiene un problema, ha quedado cuarta fuerza, en ello posiblemente tiene mucho que ver los cambios en el liderazgo. Hay que analizar qué ha pasado en Madrid, Andalucía, Cataluña, el resto de federaciones, y en el conjunto de España, y para eso se necesita un Congreso, en el que el debate precongresual en las Agrupaciones sea tranquilo y sosegado.
Por ello es mejor celebrarlo en julio de 2016, con el nuevo Gobierno ya formado, y analizando qué ha pasado y cual es el futuro del PSOE, qué definición ideológica es la más apropiada, cómo recuperar el electorado perdido, a qué electorado quiere y debe atraer, y definir las líneas claras de la política económica, fiscal, laboral, educativa y social que presenta al país para una recuperación justa y equitativa. Cualquier otra decisión podrá cambiar de liderazgo, pero los problemas continuarán y el electorado seguirá buscando coherencia con sus necesidades y respuestas coherentes y viables para España y los españoles.
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