jueves, 14 de febrero de 2019

INTERVENCIÓN ADRIANA LASTRA Y MINISTRA HACIENDA 13 FEBRERO

La señora LASTRA FERNÁNDEZ: Gracias, señora presidenta. Señor presidente, señora ministra de Hacienda, señorías, la verdad es que nos encontramos en un Pleno decisivo como pocos, pero no para el Gobierno, no para el presidente, no para este partido, sino para las personas de este país, porque ahí fuera, aunque a veces parece que hablamos solo para nosotros mismos, hay millones de personas que están pendientes de lo que hacemos aquí. 

Hay jóvenes, mujeres, mayores, desempleados, dependientes, trabajadores que están pendientes de si decidimos mejorarles la vida o no. Algo tenemos que agradecer a los grupos que han promovido este debate con sus enmiendas a la totalidad y es que va a resultar esclarecedor respecto a la concepción que tenemos unos y otros sobre nuestro modelo de sociedad. 

Según las derechas, o mejor la derecha —porque siempre hablamos de tres derechas pero no es verdad, es solo una porque se comportan siempre de la misma manera; (aplausos) Vox, PP y Ciudadanos son la derecha, dividida en tres, pero la derecha—, para que la economía vaya bien la gente trabajadora tiene que pasarlo mal, y se lo voy a explicar: ajustar plantillas, precarizar empleos, reducir salarios, recortar Estado del bienestar; para las derechas la desigualdad es consustancial a la economía de mercado, es lo que hay y punto, no hay nada más. 

Unos ganan mucho y otros ganan muy poco. Para que a algunos les vaya bien a la mayoría le tiene que ir mal. Los socialistas creemos que es posible desarrollar una economía justa. No valen parches para soportar el dolor de la injusticia, la desigualdad y la precariedad. Nosotros luchamos para que la economía crezca redistribuyendo la riqueza de manera equilibrada. Para los socialistas, la economía debe estar basada en la justicia social, como en esa justicia social están basados estos Presupuestos Generales del Estado. 

Este es un debate esclarecedor, decía, porque después están aquellos que nos dicen que sí, que estos son unos buenos presupuestos, que sí, que desde luego mejoran la vida de los trabajadores, de las mujeres, de los dependientes, de los mayores, de los parados, de los jóvenes, pero que los van a tumbar, que los van a rechazar porque ahora están en otras cosas. Que sí, que estos presupuestos son buenos para España y para Cataluña, pero ahora vienen mal porque ahora estamos en el procés, ahora estamos en otra cosa, ahora esto de mejorar la vida de la gente…, bueno si acaso esos detalles los dejamos para más adelante. 

Pues, verán, para los socialistas la vida de la gente, de los pensionistas, de los parados, de los dependientes, de las mujeres, de los jóvenes, nunca será moneda de cambio en ningún proceso. (Aplausos). Esa es la prioridad, esa es nuestra responsabilidad, esa es nuestra obligación: ahora y siempre mejorar la vida de la gente. 

Tumbar estos presupuestos, rechazarlos, no mejora la vida de la gente, la de nadie, señorías, la de nadie. Lo saben ustedes y eso es lo peor, eso es lo incomprensible, lo imperdonable. Que los presupuestos dejen de tramitarse no es una buena noticia para nadie, no estamos ante una cuestión de política partidista, esta es una cuestión de interés general. Quienes rechazan estos presupuestos no tienen ni una sola propuesta alternativa en positivo. 

Estamos ante la derecha de siempre, la del cuanto peor mejor. Es una constante histórica porque cada vez que España se la ha jugado de verdad como país, la derecha sí ha traicionado a los españoles. Ha sucedido así siempre, además bajo Gobierno socialista, y está ocurriendo nuevamente en esos días. 

Ha ocurrido siempre: el primer Gobierno socialista, el de Felipe González, se enfrentó al reto de convencer al país sobre la conveniencia de mantenernos en la Alianza Atlántica y la derecha traicionó a España llamando a la abstención en aquel referéndum. Ayer escuchaba al señor Casado —es una lástima que no esté hoy— hacer referencia a una frase de Alfredo Pérez Rubalcaba. ¿Se acuerdan de la frase, la de no nos merecemos un Gobierno que nos mienta o no merecemos un Gobierno que mienta a los españoles? La mayor traición que sufrió este país fue la mentira, la gestión y el engaño que hizo el Partido Popular durante el 11-M, que fue cuando Alfredo Pérez Rubalcaba hizo esas declaraciones. (Aplausos.—La señora Blanco Garrido: Eso no se puede permitir). 

Eso sí que fue traición a España. (Protestas.—La señora Blanco Garrido: ¡Qué vergüenza!—Aplausos). Y, miren, con 191 muertos encima de la mesa… (Rumores y protestas). Sí, con 191 muertos encima de la mesa, con 1.857 heridos, esa mañana el Partido Popular todavía se dedicó a blanquear dinero. Ese es el Partido Popular, para que luego me hablen a mí de traición a España. (Aplausos). 

Tras el 11-M, tras el triunfo socialista, promovieron una teoría de la conspiración en la que poco menos acusaba a este partido de complicidad con la matanza. Por cierto, la nueva derecha mantiene hoy como portavoz parlamentario a uno de aquellos peones negros que alimentó esa teoría de la conspiración. (Rumores). Miren cómo se parecen todos ustedes. Años después, cuando el Gobierno de Zapatero peleaba por erradicar el terrorismo de ETA, la derecha traicionó nuevamente a España haciendo uso electoral de la política antiterrorista, mintiendo, mintiendo, acusando a este partido, que dio tributo de sangre por defender la libertad y la democracia en este país, acusándonos de traicionar a los muertos. (Aplausos). 

También con convocatorias infames en la plaza madrileña de Colón, otra vez, otra vez. (Rumores). En plena crisis financiera, con el país en riesgo de quiebra, la gran aportación del Partido Popular se resume en aquella frase que el señor Montoro le dijo a la señora Oramas de que caiga España que ya la levantaremos nosotros. Ya en el Gobierno, y mientras imponía los recortes más brutales en materia de empleo, pensiones, educación, sanidad y dependencia con la excusa de la crisis, la derecha se entregó a la corrupción sistémica que tuvo que sentenciar la justicia en el famoso caso Gürtel. 

Se lo voy a explicar para que lo entienda. Mientras recortaban en sanidad, en educación, en pensiones, en Estado del bienestar, 121 .000 millones de euros Paquí Pallá (aplausos), 121 .000 millones de euros Paquí Pallá. Eso es traición a España, eso es traicionar a los españoles. Pero seguimos; cuarenta años después de poner en pie nuestra democracia, las derechas de PP y Ciudadanos se abrazaban y pactaban con una fuerza política anticonstitucional, antieuropea, xenófoba y machista, con la extrema derecha, para desalojar al PSOE de la Junta de Andalucía. 

Y ocurrió nuevamente apenas cuarenta y ocho horas antes del comienzo de este Pleno; las derechas del Partido Popular y de Ciudadanos, con la inestimable colaboración de Vox, Hogar Social, España 2000 y la Falange convocaron concentraciones sobre la base de mentiras, infundios y calumnias contra el presidente del Gobierno. Y luego el señor Rivera se me hace el ofendidito porque yo dije ‘mani facha’. Oiga, cómo quiere que lo llame, ¿’mani progre’, un amor en pos del amor y la concordia? (Aplausos). 

¿Eso era esta manifestación? De la manita de los nazis de Hogar Social, de la manita de la Falange, de la manita de Vox. Esos son ustedes, ya no engañan a nadie, se retrataron el domingo todos, todos. Y está ocurriendo hoy, cuando los españoles tienen la oportunidad de revertir los recortes de los últimos años recuperando bienestar y dignidad, las derechas anteponen sus intereses electorales y traicionan al país, porque traicionar la mejor oportunidad para que los españoles mejoren sus condiciones de vida es traicionar a España. 

Señorías, será con un Gobierno socialista en España con el que los españoles disfruten de un presupuesto que pueda recuperar los derechos y la dignidad que les arrebató siete años de Gobiernos de derechas. Y será con un Gobierno socialista con el que pueda abrirse paso al fin una esperanza de solución para el problema de convivencia que tenemos en Cataluña. Será con un Gobierno socialista o no será, como siempre que España se la juega. 

Señorías, ni las derechas ni el independentismo están actuando hoy en defensa de los intereses de aquellos a los que representamos en esta casa, de aquellos que tienen sus mejores esperanzas depositadas en nuestro trabajo, de aquellos a los que nos debemos. Ustedes tienen motivos para rechazar estos presupuestos, por supuesto, sin duda, pero no son motivos relacionados con estos presupuestos, son otros muy distintos, son motivos partidistas, electoralistas, espurios y tendrán que dar cuenta a sus electores por este comportamiento. 

Señorías de Esquerra y del PDeCAT, en esta Cámara hay una mayoría suficiente para apoyar estos presupuestos, pero los vetan con demandas inadmisibles en un Estado de derecho, porque inadmisible es exigir la injerencia política en un proceso judicial o negociar sobre un supuesto derecho de autodeterminación que no recoge nuestra Constitución. Ustedes lo saben, lo han sabido siempre, han sabido siempre cuáles eran los límites del diálogo y aun así los ponen encima de la mesa con la única intención de dinamitar ese diálogo. 

La enmienda a la totalidad que han defendido en este debate no nos debe hacer reflexionar a nosotros, les debe hacer reflexionar a ustedes. Es momento de que reflexionen porque, si estamos en este punto, no es por la falta de voluntad de diálogo de los socialistas, sino por su intransigencia y por la falta de capacidad de muchos de los suyos para comprender el momento político que vive Cataluña. 

Ustedes se han dedicado a asfaltar un callejón sin salida. Con su decisión de rechazar estos presupuestos, persisten en su error. Nosotros queremos salir de esta vía muerta y queremos hacerlo por el conjunto de los catalanes, que sufren una crisis de convivencia y que quieren soluciones. ¿Realmente ustedes dicen representar a Cataluña? ¿Están seguros de que lo hacen? ¿A toda Cataluña? 

Ustedes machacan a Cataluña y si rechazan la tramitación de estos presupuestos, tendrán que explicar el sentido de su voto a sus votantes, a aquellos que en Cataluña esperan soluciones a la crisis social. En diciembre mantuvimos un debate sobre la situación en Cataluña y yo les dije en esta tribuna lo mismo que hoy: Escuchen las calles de Cataluña, escuchen no solo a quienes quieren la independencia, también a quienes reclaman salarios y pensiones dignas, mejores hospitales y mejores escuelas públicas. 

Escuchen a la Cataluña más vulnerable porque, aunque no sea la que más apoya al independentismo, tienen la obligación de gobernar también para ella. Nuestro Gobierno sí trabaja para toda Cataluña y para el conjunto de los españoles. Llegará el día en que las futuras generaciones estudiarán lo que está pasando hoy en Cataluña y se preguntarán si era necesario todo esto; se preguntarán qué sentido tenía tanto enfrentamiento y tanta crispación, si la democracia plena de la que hoy disfruta Cataluña justificaba este camino hacia ninguna parte. 

Aprendan del president Tarradellas cuando decía: Es urgente que Cataluña recupere la unidad y que se olvide todo lo que nos separa, porque nuestro país es demasiado pequeño para que se desprecie a ninguno de sus hijos y lo bastante grande para que quepamos todos. Ustedes antes tenían la excusa de un presidente inmovilista, que utilizaba a Cataluña como arma política, que hacía del conflicto en Cataluña su arma arrojadiza. 

El Gobierno de España es ahora un Gobierno que dialoga y que, a pesar de las dificultades, ha conseguido normalizar las relaciones. Hoy votarán con esta derecha, con la derecha que este fin de semana gritaba en las calles contra un presidente que quiere resolver la crisis en Cataluña; votarán con esa derecha que pide aplicar un 155 perpetuo, con esa derecha que quiere ilegalizar los partidos políticos independentistas. 

Señorías de la derecha —de la derecha aquí representada y de la que no está pero que les marca el paso—, en los últimos meses han traspasado ustedes todas las líneas rojas. La última fue este domingo con el fracaso de una concentración contra el presidente, que fue la escenificación de una estrategia de crispación en la que llevan trabajando desde el primer día que llegamos al Gobierno. (El señor De Olano Vela: Ya, ya). 

No, mire, ¿sabe lo que pasa? Que es que yo he ido a muchas manifestaciones —pero por los derechos de los ciudadanos—, entonces sé cuándo una manifestación es un éxito o no. Esa es la diferencia. Sabe que algunos tenemos cultura de salir a la calle a manifestarnos. (El señor De Olano Vela: Por la Constitución). 

Yo entiendo que ustedes no la tengan. Señor Casado —me gustaría que estuviera aquí; señora Montserrat, por favor, ¿se lo traslada?—, su actitud incendiaria y faltona no tiene otro nombre, no tiene precedente en democracia. En una misma rueda de prensa llamó al presidente del Gobierno —voy a beber y coger aire porque…—: traidor, felón, ilegítimo, chantajeado, deslegitimado, rehén, okupa, incompetente, mediocre, adalid de la ruptura, ridículo, irresponsable, incapaz, chovinista del poder, ególatra, desleal, traidor, mentiroso compulsivo y catastrófico. 

En una misma rueda de prensa. (Un señor diputado: Es que lo es). Y después preguntó si eso era crispar. No hay Diario de Sesiones que soporte tanta irresponsabilidad, no hay desvergüenza que justifique estos descalificativos. El señor Casado miente, descalifica, crispa, y por tanto esta portavoz parlamentaria le hace responsable de la fractura social que se está provocando en este país, porque lo están haciendo ustedes. (Aplausos.—Varios señores diputados: ¡Oh, oh!). 

Ayer el señor Rivera y el señor Tardà relataban experiencias personales que les están sucediendo en Cataluña a sus familias sobre la crispación y la fractura social. Y yo les digo que en los últimos meses la mayor parte de las sedes de mi partido han sido atacadas y la última ha sido la profanación de la tumba de Pablo Iglesias y de la Pasionaria. (Aplausos). 

Señores de Ciudadanos, ya sabemos que ustedes lo que tienen son asesores —lo hemos podido oír todos— que dicen que lo importante no es lo que se diga, que lo importante es caer bien, que lo de los datos y eso —como la gente no lo entiende-…, que aquí lo importante es caer bien porque los demás no se enteran de nada. 

Pero ayer el señor Rivera llenó el Diario de Sesiones de mentiras, como ya es habitual, habló de cesiones falsas, dio datos falsos —por ejemplo de empleo o del IVA de las comunidades autónomas-. ¿Verdad, ministra? Manipula cada vez que abre la boca y vuelve a venir aquí además como adalid de la igualdad entre españoles, pero se dedica a confrontarlos porque tiene un discurso que lo único que hace es enfrentar unos territorios con otros, al resto de España con Cataluña, al resto de España con Euskadi, a ciudadanos entre unos y otros. 

Habla de igualdad entre españoles pero luego pacta con la extrema derecha que quiere acabar con los derechos de las mujeres, con los derechos de los colectivos LGTBI, que quiere acabar con lo que hemos construido en cuarenta años de democracia y que no cree, por ejemplo, en la violencia de género o que quiere acabar con el matrimonio igualitario. 

Todo ello después de un periplo ideológico, porque hay que recordar que el señor Rivera empezó diciendo que era socialdemócrata pero ayer nos decía que era liberal. ¿Saben quién es liberal? El Gobierno de Macron. ¿Saben lo que le dijo la ministra de Asuntos Europeos al señor Rivera? Que no se pactaba con la extrema derecha; eso fue lo que le dijo. ¿Saben lo que hizo el señor Rivera? Abrazarse con Vox, primero en Andalucía y el domingo en la plaza de Colón. (Aplausos). 

Luego hace un discurso completamente obsesivo contra algunos de nosotros, pero sobre todo —lo siento mucho, presidente— contra el presidente del Gobierno. Lo que les digo es que el señor Rivera no debería pretender engañar a nadie, a él no le molesta el presidente del Gobierno —no le molesta el señor Sánchez—, lo que le molesta es el Partido Socialista Obrero Español, porque cada vez que ha tenido oportunidad ha pactado con la derecha y con la extrema derecha para desalojarnos del poder. (Rumores). 

Lo ha hecho en Andalucía la última vez, lo hizo en Murcia, lo hizo en Madrid, lo hizo en Castilla y León y cada vez que tenga oportunidad lo va a volver a hacer porque ya lo han dicho públicamente, así que ya no engañan a nadie, no vengan ustedes de centristas. (Aplausos). Y luego les escucho gritar: ¡Somos el centro!, ¡somos el centro! 

Ustedes hace mucho que perdieron el centro y ahora ya han perdido el norte definitivamente, como les dijo muy bien la vicepresidenta. Señorías de la derecha, llevan meses haciendo una oposición irresponsable porque mantienen una competición descarnada por ocupar el mejor escaño de la derecha. 

El interés del país no les importa absolutamente nada pero, como les decía antes, ya no engañan a nadie. Por eso ustedes en estos ocho meses —voy a hacer un pequeño relato de estos ocho meses— han denigrado la Ley de la Memoria Histórica; han acusado a un Gobierno socialista de ceder ante ETA por cumplir con el Estatuto de Guernica y por tanto con la Constitución; han sacado autobuses a las calles llamando ilegítimo y okupa al presidente  del Gobierno, atacando por tanto la Constitución; han votado en contra del salario mínimo; han votado en contra de un decreto que facilitaba el acceso al alquiler; han votado en contra de despolitizar la televisión pública; se han abstenido en la exhumación del dictador Franco —quizá ya tenían por ahí medio hecho el pactito con Vox—; han pactado con la extrema derecha en Andalucía para desalojar a la izquierda; han vuelto a cuestionar el derecho al aborto; han hecho un discurso falso y alarmista contra la inmigración; han hecho oposición al Gobierno mientras coordinaba una política europea común sobre Venezuela; han criminalizado la agenda ambiciosa del presidente en política exterior, y bloquean una larga lista de leyes de las que solamente voy a decirles dos o tres. 

Por ejemplo, están bloqueando el derecho a huelga de los trabajadores de este país; están bloqueando la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que para que me entienda la ciudadanía supone que no pase lo que consintieron ustedes que le pasara al expresidente de Murcia, que ya no está imputado porque pasó el plazo —¡hombre!— y entonces ya no se puede actuar contra él, a pesar de ser supuestamente un corrupto porque ustedes están bloqueando esta ley. 

Además, están ustedes bloqueando el registro de jornada, que no es otra cosa que luchar contra la explotación laboral y lo que es más triste es que están bloqueando, como veíamos esta semana, la ley de eutanasia. (Aplausos). Dieron su palabra para desbloquearla, dieron su palabra para que miles de personas en este país tuvieran ese derecho, señor Igea, y usted y el señor Rivera por puro electoralismo y estrategia política están bloqueando esta ley. 

Y no lo dice esta portavoz, lo dicen los familiares de esas personas después de reunirse con ustedes. Se les tenía que caer la cara de vergüenza. (Aplausos). Su desorientación política es desoladora y no hay banderas que puedan tapar sus vergüenzas. Ustedes se han instalado en una exageración continua que está muy lejos de la política, porque lo que ustedes hacen no es política, es solamente ruido. 

Dice una letra de Víctor Manuel: «Cuando hablen de la patria / no me hablen del valor / ni jueguen con el sable / ni tachen de traidor / al que la lleva dentro / pegada al corazón / y no anda por la calle / con ella en procesión». Los socialistas les esperamos en las instituciones y cuando decidan volver aquí nos encontraremos. 

Voy concluyendo, señora presidenta. Señorías, solo hay dos maneras de concluir este debate: una, tramitando unos buenos presupuestos para mejorar la vida de millones de españoles y de españolas —este es el camino de la normalidad institucional, del interés general, del mejor presente y el mejor futuro para los españoles— o, dos, frustrando unos buenos presupuestos y afrontando cada cual sus razones ante los ciudadanos. 

Agradecemos el apoyo a todos los grupos parlamentarios —a Unidos Podemos, a Compromís, al Partido Nacionalista Vasco— que respaldan estos Presupuestos Generales del Estado. Estos presupuestos encarnan el ADN socialista. Por tanto, vamos a defenderlos hasta el último minuto de este Pleno. Aquellos que los rechacen, como decía antes, tendrán que explicarlo muy bien. A los ochenta y cuatro diputados del Grupo Socialista me quiero dirigir ahora, y a los miembros del Gobierno y a la ministra de Hacienda especialmente, que han recorrido… 

Concluyo, señora presidenta. … sus provincias explicando los presupuestos, que se han reunido con la sociedad civil para hacerlos mejores. Si estos presupuestos son rechazados hoy, no será por nuestra irresponsabilidad sino por la irresponsabilidad de otros. Compañeros, nosotros sí podremos mirar a la cara a los pensionistas, a las mujeres, a los estudiantes y a los parados. Podemos estar muy orgullosos de nuestro trabajo. Esta portavoz parlamentaria desde luego lo está. Muchas gracias. (Prolongados aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Socialista y de los miembros del Gobierno, puestos en pie.

La señora MINISTRA DE HACIENDA (Montero Cuadrado): Como quiero que quede claramente expresado: muchas gracias, señora Lastra por su intervención, agradecimiento que hago extensivo al conjunto del Grupo Socialista por su trabajo desde que asumimos el Gobierno, un trabajo que hemos desarrollado tras la moción de censura que, como hemos recordado a lo largo de este Pleno, propició la salida del Ejecutivo del PP hace ocho meses. 

Quiero dar las gracias a todas y a todos los compañeros del grupo que sustenta al Gobierno por entender que hoy más que nunca la política significa altura de miras, compromiso, cercanía, lealtad, generosidad, diálogo y acuerdo. Esta es la única forma de cumplir con la mayor de las tareas que aquí nos ocupan y que dan razón de ser al Grupo Socialista: mejorar la vida de la gente. 

Señorías, la política es compleja, como lo es el mundo en el que vivimos. Está atravesada de dificultades, de contradicciones, que a menudo son difíciles de salvar y obliga a decisiones que llevan también una carga de contradicción importante. Lo bueno —ya lo sabemos— es en muchas ocasiones enemigo de lo mejor. 

Sin embargo, hay algo elemental, transversal y básico en la labor de un Gobierno, una guía irrenunciable y que además es exigible en todo momento, algo sencillo de explicar y aún más fácil de encender: la obligación de un Gobierno es siempre, siempre, y bajo cualquier circunstancia, que las cosas vayan mejor para su país y que vayan mucho mejor para los ciudadanos y para las ciudadanas. A esa tarea se está dedicando con ahínco este Gobierno desde hace ocho meses. 

Llegamos a este Gobierno con la inmensa tarea de recuperar la confianza de la ciudadanía en la utilidad de la política. Espero que los ciudadanos hayan visto a aquellos grupos políticos que nos ponemos manos a la obra y que, por tanto, empezamos a trabajar y a profundizar con bastante insistencia e intensidad en los problemas que tienen planteados, y también para recuperar el prestigio de las instituciones; que los ciudadanos sientan que aquellos entornos que les representan realmente permiten ocuparse de ello, permiten expresar su voz y permiten que sus necesidades estén presentes. 

Y creo que durante todo este período hemos conseguido que años de deterioro y de desapego realmente empiecen un punto de inflexión, un punto de reversión, y que, por tanto, sean una ventana de esperanza para todos los ciudadanos. De otro lado, también fijamos nuestro compromiso con la estabilidad macroeconómica y presupuestaria para garantizar —como no puede ser de otra manera— la gobernanza del país y la sostenibilidad de las cuentas públicas. 

Me estoy refiriendo a estabilidad laboral, social o medioambiental para hacer frente a los grandes retos —de los que hemos hablado a lo largo de estos dos días— que tenemos como sociedad del siglo XXI, una sociedad globalizada y una sociedad que está cambiando parte de sus paradigmas, ante los que tenemos que tener la capacidad de anticiparnos y la capacidad de reacción. Y, por supuesto, señorías, estamos comprometidos con la estabilidad territorial, dada la complejidad y la gravedad de la situación en la que se encontraba el conflicto de Cataluña, tras dos años de desidia por parte de los Gobiernos del Partido Popular.

En este tiempo corto de Gobierno creo que hemos podido dar respuesta a los ejes fundamentales que inspiraron esta moción de censura y este grupo parlamentario —tengo que decirlo, señorías, en un lenguaje coloquial— se ha ‘fajao’ para conseguir que los proyectos que han llegado a esta Cámara hayan podido ver la luz en una tarea compleja, en una tarea ardua, en una tarea que ha requerido horas de esfuerzo, horas de dedicación y también de actitud de acuerdo y de actitud de diálogo. 

Algunas de ellas son tan importantes como la subida a 900 euros del salario mínimo interprofesional, donde la mayoría de las personas son mujeres y son mujeres pobres; con la revalorización de las pensiones al 1,6 y de las pensiones mínimas al 3 %. Hemos recuperado en este período algo a lo que nos comprometimos, como el derecho a la asistencia sanitaria universal. 

Hemos garantizado la reproducción asistida en el sistema sanitario a mujeres que estaban solas, o que eran mujeres lesbianas, y que querían asumir la maternidad en soledad. Hemos adoptado medidas contra la pobreza energética. Hemos ampliado el bono social eléctrico. Hemos recuperado el diálogo social, abordando reformas muy necesarias con los agentes sociales; pongo en valor el acuerdo de protección de los autónomos y el plan de empleo digno, que creo que nos permiten dar dos herramientas muy útiles al conjunto de la sociedad para poder combatir esa precariedad. Hemos puesto en funcionamiento el Pacto de Estado contra la violencia de género. 

El proyecto de reforma de la Constitución también ha llegado a este Parlamento. Podríamos así hablar de todas las iniciativas que en este momento están presentes y me consta que muchas de sus señorías están trabajando intensamente con todos los grupos políticos para que vean la luz. Yo tengo la esperanza de que así va a ser, van a ver la luz y vamos a poder también aportar en esos entornos sectoriales el granito de arena a la recuperación de esos derechos. 

Hemos elaborado, presentado y defendido unos Presupuestos Generales del Estado con los que hemos querido demostrar que otras políticas económicas y presupuestarias son posibles, que la austeridad a ultranza, que la política de recorte aplicada por el Partido Popular conjuntamente con Ciudadanos no era el único camino posible y que es hora de que la recuperación económica llegue a la familia y a las clases medias, a aquellos que han soportado la dureza de la crisis a sus espaldas. 

Como usted decía, señora Lastra, para ellos trabajamos todos los días desde el Gobierno y desde el Grupo Socialista y seguimos reafirmando nuestro compromiso con la gente de este país, con la justicia social, con la recuperación de derechos y libertades y con la defensa de la democracia y con ella el diálogo, el intercambio de ideas, la negociación y el consenso. 

El diálogo, el diálogo y el diálogo, señorías, ha sido nuestra seña de identidad, seguirá siendo nuestra seña de identidad y la practicaremos allí donde estemos presentes. Llevamos mucho tiempo escuchando insultos y acusaciones sin fundamento que la señora Lastra ha resumido perfectamente. Hemos asistido a aspavientos y a sobreactuaciones por parte de algunos de los grupos de la oposición. 

Creo que detrás de ello hay un interés muy claro y es que no se haga política, que los ciudadanos y ciudadanas de este país profundicen en ese desapego y en la desafección, un camino, señorías, muy peligroso que solo abre las puertas a los extremismos y a los populismos como ya hemos visto en otros países. 

Por eso hay grupos políticos que creen que tenemos que compartir toda la simbología que representa a este país, que nadie puede dar el carné de españolidad y que no solo se puede vestir de patriotismo aquellas cuestiones que hacen referencia expresa a la patria sino que, por supuesto, reconocer la patria también es reconocer la diversidad de un país como España y, por tanto, poner en marcha actuaciones de diálogo político que permitan el progreso y que permitan la confianza. 

Y no les quepa ninguna duda, señorías, de dónde se encuentra este Gobierno y de dónde está el Partido Socialista. Vamos a estar y estaremos siempre al lado de aquellos que entienden la política y el diálogo como la única forma de defender el bien común, aquellos que buscan corregir injusticias y desigualdades. 

Porque mientras que la derecha se atribuye la verdad absoluta sobre los preceptos económicos, dando a entender que ellos son capaces de gestionar de forma eficiente, cosa que es rigurosamente falsa, nosotros tenemos claro que una economía que da la espalda a las personas es ineficiente desde el punto de vista del crecimiento de un país, además de ser una tremenda injusticia social. 

Pondremos y seguiremos poniendo la economía al servicio de los ciudadanos y en el lugar de donde nunca tuvo que ser arrancada. Y, señorías, estas cuentas son la muestra de cuál es la hoja de ruta que este Gobierno tiene: devolver los derechos y la dignidad a las personas y revertir el castigo sistemático que han sufrido durante la crisis. Estas cuentas buscan achicar la brecha social y evitar las desigualdades. Estas cuentas buscan llamar al talento y ofrecer un auténtico puente entre las generaciones. 

Estos presupuestos tienen como objetivo decir a nuestros jóvenes que comprendemos lo duro que es dejar su casa, a su familia y a los que nos tienen a su lado. Estos presupuestos miran a las personas trabajadoras, devolviendo dignidad y sacándolas del precariado y orientando un cambio de modelo económico que se fundamenta en la innovación, en el conocimiento, en la generación de valor añadido y no en las devaluaciones de las condiciones de vida. 

Señorías, no nos preocupan los alarmismos de la derecha porque da la casualidad de que siempre, siempre y siempre que se han propuesto o se han conseguido avances para los trabajadores y las trabajadoras de este país, ustedes, señorías de la derecha, han estado de frente y lo han calificado como locura, como irrealidad o como irresponsabilidad. Y siempre que se han propuesto avances en derechos y en libertades, ustedes se han opuesto y lo hicieron en su día con el divorcio, con el aborto o con el matrimonio homosexual. 

Algunos siempre llegan tarde a lo que la sociedad española requiere y viven con normalidad. Llegan cuarenta años tarde, incluso algunos una vez que están allí quieren retroceder, pero esta sociedad, señoría, por mucho que algunos se empeñen, no va a retroceder en materia de derechos ni en materia de libertades. (Aplausos). 

Hemos podido comprobar a lo largo de estos dos días quiénes no están en absoluto están interesados, no les preocupa el debate a propósito de la mejora de la vida de las personas de este país y desean que estos presupuestos no continúen su tramitación en esta Cámara. Unos porque creen que la justicia social no es su modelo y, de hecho, piensan que esto solo busca favorecer a aquellas personas que no se esfuerzan lo suficiente. 

Lo hemos escuchado a lo largo de la sesión de ayer y no lo voy a repetir, pero sí decirles que se utiliza permanentemente la crispación de la sociedad con un rédito electoral que no se va a obtener porque los ciudadanos saben perfectamente quién construye y quién destruye, sin importarles si con esa actitud destruyen también la convivencia. Y otros, señorías, porque piden cosas que son imposibles y que saben de antemano que ni este Gobierno ni este partido quieren ni pueden permitir. 

Les diré que me duele como progresista que se vote en contra de unos presupuestos que contienen todo lo que entendemos que encamina una sociedad hacia un sendero de mayor justicia. Nos pueden llamar inocentes, pero seguimos creyendo en nuestra manera de hacer política, eso sí que es nueva política, que no echa mano de los gritos y de los insultos porque tenemos otras herramientas como son respeto al otro, bien común, diálogo y libertad en toda la extensión de su término. 

Señorías, hoy como ayer y como mañana seguimos trabajando con las herramientas en las que creemos, en la sociedad en la que creemos y también siendo capaces de poner en valor las raíces democráticas del Partido Socialista, las raíces democráticas de la izquierda, que son profundas, y a veces, a pesar de la dificultad de hacerlo entre tanto ruido y tanto vocerío, nos fijamos en la responsabilidad de seguir defendiendo y haciendo lo que creemos, y hay que cuidar de la libertad porque la verdad se cuidará sola. 

Sé que este partido que sustenta al Gobierno cuida como oro en paño ese tarro de nuestras esencias, de nuestros valores, que muchos —algunos aquí permiten cuestionarlo— han demostrarlo a lo largo de su historia que se aporta al bien común, que se aporta al progreso de este país, que se aporta a la democracia y a la convivencia entre todos los españoles. 

Permítanme también por último que agradezca al equipo del Ministerio de Hacienda el trabajo que ha desarrollado durante todo este periodo, a las mujeres que capitanean el ministerio, a los hombres y mujeres funcionarios, técnicos y asesores que han permitido presentar en este Parlamento unas cuentas rigurosas, que cuentan con el aval de nuestros compromisos de estabilidad, unas cuentas que contienen toda la política que hemos intentado y que seguiremos intentando desarrollar durante todo este periodo en el que estamos gobernando. 

Por eso, señorías, son unos presupuestos que se han hecho con rigor, con compromiso, y por tanto desde aquí quiero agradecerles de forma inmensa su trabajo. Decía que todo eso implica talento e ilusión y no tengo duda de que estas políticas que se recogen en estos presupuestos, señor presidente, se harán realidad antes o después y antes o después llegarán a la vida de las personas, antes o después devolverán la dignidad a la ciudadanía, porque es de justicia, porque toca, porque la patria al final es la igualdad, porque los insultos y las confrontaciones no devuelven oportunidades perdidas y sí lo hace la política cuando es de verdad, cuando se ejerce con honestidad y cuando se hace con vocación pública. 

La esperanza es algo muy poderoso, señorías, y este grupo hasta el último minuto mantiene la esperanza de poder sacar adelante estos presupuestos. Como decía el investigador y médico Jonas Salk, la esperanza reside en los sueños, en la imaginación y en el coraje de aquellos que se atreven a convertir su sueño en realidad. Esa esperanza es nuestro motor y nuestra guía y con esos valores siempre, siempre, siempre nos encontrarán trabajando. Muchas gracias. (Prolongados aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Socialista y de los miembros del Gobierno, puestos en pie). 

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