Señorías, si me permiten, voy a empezar diciendo al señor Martínez Oblanca —defendiendo a mi
tierra— que no hay decadencia en Asturias, en todo caso en Álvarez-Cascos dentro incluso de su propio
partido. (Aplausos).
Señorías, esta Cámara, cada uno de ustedes, representa a todos los españoles y españolas. Cada
uno de nosotros recoge el caudal de confianza que los ciudadanos depositan en nuestra democracia y en
nuestras instituciones. (Rumores). Cálmense, que no he empezado todavía. (Rumores). Cálmense.
Y esa palabra, confianza, es la clave de todo lo que hacemos y de todo lo que somos, de lo que somos
los diputados y de lo que somos y podemos ser como sociedad.
Cada paso que damos como personas y
como colectivo es una declaración de confianza en los demás, en la doctora que nos atiende, en el
profesor que vela por los más jóvenes o en el político que nos representa. Eso, confiar en que cada uno
cumplirá su tarea con dedicación y responsabilidad, es lo que mantiene en pie y unida a nuestra sociedad.
Estamos aquí en nombre de todos los españoles y la primera responsabilidad que han depositado en
nosotros es dar un Gobierno a España.
Lo que nos hemos encontrado es con unas derechas que traicionan
esa confianza, que no aceptan el resultado de las elecciones (rumores), que intentan impedir —y no les
importan los medios— que la mayoría democrática, el partido que ha ganado las elecciones y el candidato
designado por el jefe del Estado forme Gobierno. (Aplausos). En estos días hemos escuchado a las
derechas llamar traidor a quien ha ganado las elecciones, han hablado de Gobierno ilegítimo y han llamado
a frenarlo por todos los medios. Representantes políticos de las derechas han dicho que no se sienten
aludidos por las leyes y han amenazado de forma implícita y hasta explícita con un golpe de Estado.
(Protestas).
Señorías, señorías (rumores y protestas), la democracia… (El señor García Egea: ¡¿Qué
dices?!—Rumores.—Aplausos). Señorías, la democracia se abre paso y las derechas no podrán
impedir que se forme el Gobierno que han elegido los ciudadanos. (Aplausos). Tampoco les voy a ocultar
mi preocupación por unas derechas extremas, desmesuradas y radicalizadas —y hoy lo estamos viendo—,
a las que solo les vale la democracia cuando ganan y que están dispuestas a todo cuando pierden.
El daño que hacen a las instituciones es difícil de exagerar y si queda alguien con sentido democrático en
las derechas —que empezamos a dudarlo—, les llamo a la sensatez, les exijo respeto a las decisiones de
los ciudadanos, les exijo respeto a esta Cámara y les exijo respeto por la democracia. (Aplausos).
Señoras y señores diputados, el domingo 10 de noviembre, en cuanto las urnas se abrieron y
confirmaron otra victoria del Partido Socialista, nos pusimos manos a la obra para negociar el acuerdo de
coalición entre el PSOE y Unidas Podemos, y lo hicimos con celeridad, pero sobre todo con lealtad y con
discreción, porque ambas formaciones sabíamos que el Gobierno es una responsabilidad y una necesidad,
y con la misma lealtad y la misma responsabilidad hemos alcanzado acuerdos con otras fuerzas políticas.
Pertenezco a un partido centenario cuya historia está tejida con el hilo de la libertad en nuestro país,
y por eso sé que la democracia no ha sido nunca imponer y hacer callar, aun menos el resultado de las
elecciones, es escuchar y dialogar, especialmente con aquellos que piensan de manera diferente a
nosotros.
Negociar no es ni ha sido nunca renunciar a tus principios, al contrario, es darles la fuerza de convertirlos en realidad, y quien no comprenda esto no comprenderá el tiempo en el que nos ha tocado
vivir. Tenemos el Parlamento más fragmentado de la historia reciente de nuestra democracia. El diálogo,
la responsabilidad no son solo una exigencia política, es partir de la realidad.
Los españoles han votado
pluralidad, no bloqueo; han votado diálogo, responsabilidad y entendimiento. Ninguna comunidad, ningún
país, ningún futuro se pueden construir desde la confrontación y la paralización, aun menos desde el
temor y la amenaza. El extremismo y el bloqueo, que proponen en este caso las derechas, no son un
proyecto de país, ni un programa de Gobierno, son la constatación estéril de su falta de propuestas, son
la plasmación de la impotencia de unas derechas derrotadas que solo respetan la voluntad de los
ciudadanos cuando les votan a ellos. (Aplausos).
Siempre ha sido así en nuestra historia, siempre ha sido
así en nuestra historia. Las derechas siempre han llegado tarde y a remolque a los acuerdos democráticos:
llegaron a regañadientes a la Constitución; llegaron tarde al Estado de las autonomías y ya quieren
destrozarlo; a la igualdad entre hombres y mujeres ni han llegado ni se les espera, ni a los derechos de
los trabajadores ni a los derechos del colectivo LGTBI, y al Estado del bienestar cada vez que llegan es
para recortarlo.
Ustedes, señor Casado, siempre van a remolque de la sociedad y no se puede liderar
nada yendo dos, tres o cuatro pasos por detrás y cuestionando la voluntad de los ciudadanos.
Decía —porque hemos escuchado muchas barbaridades en los últimos meses y a alguna me voy a
referir— la señora Ayuso cuando exhumamos al dictador que las parroquias iban a arder como en el 36.
Pues, mire, aquí lo único que se ha incendiado es una derecha que cuarenta años después sigue sin
rechazar el franquismo y casi comportándose como él. (Rumores.—Aplausos).
O se defiende la
democracia o se honra a dictadores asesinos, pero no se pueden hacer las dos cosas a la vez; o se acepta
el resultado de las elecciones o se ataca la democracia, no hay más opciones. (El señor Casado Blanco:
¿Felipe González?). Tanta vuelta, señor Casado, tanto ir y venir durante décadas, que si la derecha
moderada, que si el centro, que si el centro reformista, tanto esfuerzo para convencer a los españoles de
que ustedes son verdaderamente demócratas, para acabar donde empezaron hace cuarenta años, de la
mano de la extrema derecha, de la mano de la extrema derecha. (Aplausos).
Su único proyecto es
devolver España al pasado. (Rumores). Nuestro proyecto es un Gobierno para seguir avanzando, un
Gobierno progresista para luchar contra la precariedad garantizando empleos dignos y de calidad; un
Gobierno ecologista, porque la lucha contra el cambio climático ya es una emergencia; un Gobierno que
garantice el derecho a una muerte digna —sí, a la eutanasia—; un Gobierno feminista que garantice la
seguridad, la libertad y la independencia de las mujeres; un Gobierno con orgullo por la libertad con la que
se vive la diversidad sexual en nuestro país; un Gobierno que haga de la cohesión social y territorial su
piedra angular, porque, señorías, los socialistas no queremos vivir de la crisis territorial: queremos
resolverla. (Aplausos).
No queremos una España uniformizada, sino diversa, unida y cohesionada.
Cohesión como horizonte, responsabilidad como principio y, como herramienta de trabajo, primero diálogo,
después diálogo y siempre diálogo. Y a quienes auguran todos los males solo les diré una cosa: que ya
hemos hecho lo más difícil; hemos abierto el camino y el éxito de esta investidura será la prueba de que
podemos entendernos. (Aplausos).
Este programa de Gobierno es, como saben, fruto del acuerdo con nuestro socio de coalición, con
Unidas Podemos, pero no únicamente con ellos.
En su creación también han participado otros partidos
políticos que han sabido actuar desde la responsabilidad política y arrimar el hombro cuando ha hecho
falta. Por eso, se lo quiero agradecer personalmente: gracias, señor Quevedo; gracias, señor Baldoví;
gracias, señor Errejón y señora Sabanés; gracias, señor Rego; gracias, especialmente, señor Guitarte,
sobre todo por las presiones que está sufriendo; gracias, señor Esteban. (Aplausos).
Y me van a permitir… (Rumores).
Tranquilos, que llego, tranquilos; Teodoro, tranquilo. Me van a
permitir que me detenga en Esquerra Republicana de Catalunya. (Rumores). Ayer decía el señor Rufián, parafraseando a Borges: «No nos unió
el amor, nos unió el espanto». Y es una parte de la verdad; pero también nos unieron —y me lo va a
permitir, señor Rufián— las convicciones en la grandeza de la política y en que tenemos que devolver la
política al eje central de este país, porque la política resuelve problemas, no los genera. (Aplausos).
Vivimos tiempos difíciles pero nuestras grandes diferencias no podían ser la excusa para impedir un
gobierno social ni tampoco la coartada de una derecha echada al monte del extremismo. Es el momento
de dar un paso adelante y de asumir compromisos, y lo hemos hecho. Es el momento de ser valientes y
de afrontar la superación de un conflicto enquistado desde hace años y que lo paraliza todo.
No va a ser fácil y lo estamos viendo, lo estamos comprobando. Va a costar tiempo, lo sabemos, pero podemos
hacerlo. Tenemos la obligación de dar certidumbres a los ciudadanos de Cataluña y del resto de España
y acabar con un conflicto que, como les decía, nos paraliza, nos divide y nos enfrenta. Y quiero agradecerle
especialmente a usted, señor Rufián, su valentía y su compromiso. (Aplausos). Es el momento de la
democracia y es el momento de la izquierda porque así lo han querido los ciudadanos y nadie habla más
alto que los ciudadanos: diálogo, diálogo, diálogo.
Señor Iglesias, aquí estamos. (Rumores).
Hacemos historia, sí: el primer Gobierno de coalición de
nuestra etapa democrática; el primer Gobierno en el que estaremos dos partidos de izquierda. A ver si la
próxima vez hacemos historia un poquito más rápido (Risas). Siempre he defendido que la izquierda
sabe, puede y debe entenderse. Ahora nos toca demostrarlo y predicar con el ejemplo. Tenemos mucho
por hacer y vamos hacer que merezca la pena. (Aplausos).
El Partido Socialista es un socio leal y sé que
Unidas Podemos también será un socio leal. (El señor García Egea: No te fíes). Gracias, señor Iglesias,
por encontrar «las palabras nuevas», que diría Ángel González. (Aplausos).
Señorías, lamento no poder contar en esta lista de agradecimientos con algunos grupos parlamentarios.
Obviamente, no esperaba nada de una ultraderecha que solo ha venido a esta Cámara —y hacen prueba
de ello cada día— a dinamitar nuestra democracia, cuando no a alentar directamente prácticas golpistas
despreciables. (Rumores).
De quien creo que todos esperábamos algo más es de quienes se autodefinen
como constitucionalistas pero rehúyen la labor constitucional de dar a este país el único Gobierno posible
y se dedican exclusivamente a boicotear de cualquiera manera posible la formación del Gobierno
democrático. (Aplausos).
Señora Arrimadas, hemos visto a la derecha hacer cosas desesperadas, pero nada semejante al
ridículo que ha hecho usted alentando tamayazos. (Aplausos.—La señora Arrimadas García muestra
un cartel en el que está escrito «CV Adriana Lastra PSOE» y se ve el anagrama del Partido Socialista
Obrero Español).
Mire, yo no sé a qué tipo de diputados está acostumbrada a tratar usted, pero los
diputados de esta Cámara ni son arribistas ni son tránsfugas. (Un señor diputado: ¡Ya lo veremos!). Así
que si lo siguiente que tenía pensado era traer una bolsa con dinero, se lo vamos a ahorrar; se lo vamos
a ahorrar. (Aplausos.—La señora Arrimadas García vuelve a mostrar el cartel en el que está escrito
«CV Adriana Lastra PSOE» y se ve el anagrama del Partido Socialista Obrero Español).
En política
hay algo peor que estar en la oposición y es estar en la irrelevancia. (Aplausos).
Señor Casado, lo decía hace un momento y es que ustedes se han instalado en la negación del
resultado electoral pero han ido mucho más allá. Negaron el resultado de las elecciones la misma noche
electoral pidiendo la dimisión de quien había ganado las elecciones. Así que vamos a poner las cosas en
su sitio y a cada uno en su lugar, señor Casado. Mire, desde que usted llegó a la presidencia del Partido
Popular en menos de dieciocho meses el PP ha perdido cinco elecciones, dos de ellas generales.
(Rumores).
El PSOE las ha ganado todas, ¿seguimos hablando de dimisiones, señor Casado? (Continúan
los rumores). Y es verdad que otros dirigentes del PP también perdieron
elecciones, es verdad. (El señor Rojas García: ¡Tiempo al tiempo!). Pero usted es el primero que
celebra las derrotas y cuestiona a quien ha ganado las elecciones. Esta es su forma de entender la
responsabilidad política: pierde las elecciones y exige que dimita quien las ha ganado, el señor Sánchez.
(Aplausos).
Y usted solo, sin que nadie le obligue, se echa en manos de la ultraderecha neofranquista y
viene aquí a darnos lecciones de constitucionalismo, a llamarse constitucionalista. Le voy a decir lo que
defiende la Constitución y lo que no. Defender la Constitución es combatir la violencia de género, no
cuestionarla. Defender la Constitución es proteger a todas las personas por igual, no atacar al
colectivo LGTB. Defender la Constitución es reconocer y proteger, sí, a las víctimas del terrorismo y a sus
familias, no insultarlas y utilizarlas para vergonzosos fines partidistas. (Protestas.—Varios señores
diputados señalan a la bancada de EH Bildu.—Aplausos).
¿Pero qué podemos esperar de un partido
político que dice que los militantes del Partido Popular vasco estaban cruzados de brazos frente al
terrorismo o que estamos ahora peor que cuando ETA mataba? Eso lo han dicho ustedes y es indigno; es
indigno. (Aplausos.—Protestas.—Varios señores diputados señalan los escaños de EH Bildu.—La
señora Álvarez de Toledo Peralta-Ramos: Esa es la prueba). Son palabras indignas de un partido de
Gobierno; son injustas con el sacrificio de quienes, como sus militantes en el País Vasco —y también los
míos, los del PSOE— lo han dado todo por alcanzar la paz y derrotar al terrorismo y no merecen sus insultos sino todo nuestro respeto y nuestro mayor homenaje. (Aplausos).
Entre el interés de España o
el de su partido, usted siempre elige lo segundo, siempre. Y, si cree que el interés de su partido es pactar
con la ultraderecha y contra los españoles, lo hace sin problema. (Protestas.—El señor García Egea:
¡Pero diga algo de Bildu!—Varios señores diputados: ¡Hable de Bildu!). Sí, señor Casado, contra los españoles y contra las españolas. En
un país en el que una mujer denuncia una violación cada cinco horas, ustedes ridiculizan el consentimiento
expreso y la lucha contra la violencia machista. (Aplausos).
Sus deudas con VOX las están pagando con
la seguridad y la libertad de las mujeres (rumores.—El señor García Egea: ¿Qué deuda con VOX?),
y las mujeres sabremos recordarlo. Ustedes no quieren ayudar a las víctimas de violencia machista,
quieren que no se hable de ellas, quieren ocultarlas, invisibilizarlas. (Protestas). Por eso lo llaman de
muchas maneras… (Rumores.—El señor García Egea: ¿Y lo de Bildu cómo se llama?).
Por eso lo llaman de muchas maneras, pero no por su nombre. Se
lo repito: es violencia machista y mata. (Varias señoras y señores diputados: ¡Muy bien!—Aplausos).
Y reitero, por si no les ha quedado claro, ustedes y sus socios son un peligro y una amenaza para la
libertad y la seguridad de las mujeres. (Aplausos.—Protestas.—La señora Beltrán Villalba: ¡Que no
insulte a las mujeres!).
Defender la Constitución también es proteger los derechos de los
trabajadores, y hablan ustedes de la economía y de su gestión de la crisis. ¿De verdad creen que los
mayores recortes de la historia de España son para sacar pecho? Miren, se lo voy a recordar porque se
les olvida el dato muchas veces: con su gestión de la crisis, el 1% más pobre perdió más de un tercio de
su renta y el 1% más rico ganó un 20%.
Eso fue su gestión de la crisis. (Aplausos). Ustedes han
conseguido lo que nunca se había visto en España: trabajadores pobres, gente que trabaja y echa horas
y horas y no consiguen llegar a fin de mes. (Protestas.—El señor De Olano Vela: ¡Fuisteis vosotros,
que tenéis mucha cara!). Eso sí lo han hecho ustedes, ustedes solos.
Si creen que me van a amedrentar con gritos están muy equivocados
y me conocen muy poquito, muy poquito, muy poco. (Aplausos de las señoras y los señores diputados
del Grupo Parlamentario Socialista y del Grupo Parlamentario Confederal de Unidas Podemos-En
Comú Podem-Galicia en Común, puestos en pie.—Aplausos de los miembros del Gobiernos en
funciones, algunos de ellos puestos en pie).
Pues por todo esto hace falta un Gobierno de izquierdas, porque la economía también puede y tiene
que ser justa. Y defender la Constitución, señor Casado, es también dialogar con quienes tienen diferencias.
(Un señor diputado: ¡Con Bildu!). Claro que sí, incluso grandes diferencias. (Un señor diputado:
¡Con ETA!).
Y para que este país avance hemos tenido que hablar con mucha gente de la que nos
separaba mucho, incluso con quienes nos han perseguido. (Un señor diputado: ¡Con los etarras!). Sí,
incluso con quienes nos han perseguido. (El señor García Egea: ¡Eso se llama perder la dignidad!).
Algunos de ellos, por cierto, fundaron su partido. Ya está bien, ya está bien. (Aplausos de las señoras y
los señores diputados del Grupo Parlamentario Socialista y del Grupo Parlamentario Confederal
de Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en Común, puestos en pie.—Aplausos de los
miembros del Gobierno en funciones, algunos de ellos puestos en pie).
Usted se ha extendido sobre el conflicto en Cataluña en su intervención; la ha basado casi íntegramente
en el conflicto en Cataluña. El problema es que no está en condiciones de dar lecciones a nadie. Y le
recordaré un dato que le hemos repetido varias veces. En las elecciones catalanas de 2010, antes de que ustedes llegasen a La Moncloa, 320000 catalanes votaron opciones independentistas; en las elecciones
de 2017, tras su paso por La Moncloa, ya eran 2 millones. Son ustedes una fábrica de independentistas,
señor Casado. (Aplausos).
Pero, fíjese, lo más significativo de su intervención es que no ha aportado ni una sola idea, ni una
propuesta, ni absolutamente nada para Cataluña. ¿Sabe la diferencia? Que nosotros sí creemos en el
poder transformador de la política; sí creemos en el poder transformador de la política. (Aplausos). Le
escuché ayer y toda esta mañana decir muy indignado que pactamos con partidos independentistas y hoy
le escuchaba insultar gravemente a muchos diputados de esta Cámara, también, por supuesto, a los
socialistas, cuando intervenía la señora Aizpurua. (La señora Beltrán Villalba: ¡La señora!—Un señor
diputado: La de Bildu).
A usted le llamo señor Casado, piense lo que piense de usted (aplausos), yo
trato con decoro a todos los diputados de esta Cámara. Ya está bien, porque su partido y UPN, por cierto,
no tenían ningún problema en hablar, negociar y buscar el acuerdo con HB cuando les hacía falta (varios
señores diputados: ¡Mentira!), como hicieron en Navarra. Y yo no les voy a hablar del año 1991, como hizo el señor presidente
del Gobierno y candidato... (El señor García Egea: ¿Y dónde estaba?). … pero sí les voy a hablar del año 1993. Ya no estábamos
negociando una investidura, estaban ustedes negociando presupuestos, en el año 1993, cuando ETA
existía y mataba hasta veinte personas al año. (Aplausos).
Y esto lo hizo UPN y el Partido Popular
(Muestra una fotocopia). ¡Miren la foto, miren la foto! (Varios señores diputados: ¡Mentira! ¡Mentira!—
Aplausos). Por cierto, ¿sabe cuántas veces votaron ustedes con los grupos independentistas en la
pasada legislatura? (El señor Casado Blanco: ¿El qué, el qué?). Yo se lo digo: en esta Cámara, 225
veces. Ya basta de hipocresía; basta de hipocresía. (Aplausos).
Y le digo todo esto porque ya está bien
de tanta irresponsabilidad y de tanta hipocresía, como les decía ahora, pero también para intentar llamarles
a la sensatez, porque, verá, si usted habla como VOX, dice lo mismo que VOX, propone lo que VOX, se
comporta como VOX y hace política como VOX, no es que usted se convierta en VOX, es que sus
votantes acabarán votando a VOX. (Aplausos).
Señorías, la extrema derecha se alimenta de la incertidumbre y del temor, se alimenta de agitar
espantajos de un pasado fracasado y engañar a quienes buscan asideros, y por eso es muy importante
tener las prioridades claras. Defender a Europa hoy es defender a la Europa social; defender la democracia
en España hoy es defender la España social, defender el Estado del bienestar.
Esto es algo que siempre
ha sabido la izquierda y que hoy debe comprender la derecha democrática, si es que queda algo de ella.
La mayor amenaza a la democracia en todo el mundo es la ultraderecha, y ya la tenemos en esta Cámara,
y conviene, por ello, que todos tengamos muy claro quiénes somos y dónde nos situamos. (Rumores).
Señor Abascal —o señores de VOX, ya que el señor Abascal no está—, ustedes no quieren construir
una España mejor ni, tal y como dicen, devolver a España su grandeza; ustedes quieren destruir
precisamente todo aquello que nos hace grandes: la libertad, la igualdad, la justicia social. Eso es lo que
quieren destruir. Ustedes hablan mucho de España, pero dedican cada una de sus palabras y de sus
hechos a atacar a los españoles y las españolas, y vamos a desvelar sus mentiras, una tras otra, hasta
que los ciudadanos conozcan su verdadera cara.
Miente cuando dice que la Ley contra la violencia de
género no funciona; funciona y cada día salva vidas desde su aprobación, y voy a darles datos: casi 2
millones de denuncias de violencia de género, 477000 órdenes de protección, 870000 llamadas al 016,
30000 mujeres con protección policial. No son cifras, señores de VOX, son millones de mujeres a las que
esta ley ha sido útil. (Aplausos). Detrás de cada cifra una mujer ha iniciado una nueva vida; detrás de
cada cifra hay una sociedad más libre y más justa.
Ustedes no paran de hablar de la anti-España mientras
atacan a todos los españoles y españolas. Atacan e intentan ridiculizar a las mujeres diciendo que el
feminismo es un cáncer o que coser un botón empodera. Ayer les escuchaba atónita decir que en el PSOE
somos responsables de la violencia sexual; lo dijo aquí su portavoz. Les voy a hacer una pregunta:
¿saben lo que es el caso Arandina? Es el caso de una violación múltiple a una menor. ¿Saben lo que se
dijo desde sus filas sobre la chica, la adolescente violada después de conocer la sentencia? Que era una
arpía y una fulana. Eso se dijo desde sus filas; su número nueve al Congreso.
Así es como defienden ustedes a las víctimas de agresiones sexuales. (Los señores Ortega Smith-Molina y Espinosa de los
Monteros de Simón y la señora Olona Choclán hacen signos negativos.—Varios señores diputados
del Grupo Parlamentario Socialista: ¡Sí!—Aplausos). Miren, atacan a los más vulnerables llamando
chiringuitos a las organizaciones que los protegen. ¡Hombre!, chiringuito es lo que le creó Esperanza
Aguirre a Abascal para que se fuera enriqueciendo con el dinero de todos; eso es un chiringuito. (Aplausos).
Atacan a los más mayores y a los más jóvenes diciendo que las pensiones o que la educación es para
quien pueda pagarlo, como dice su gurú económico. Por cierto, los niños son niños vengan de donde
vengan y necesitan protección, no criminalización. A ustedes les gusta mucho señalar, como hicieron con
el centro de Hortaleza y como están haciendo en el día de ayer y en el día de hoy con distintos diputados.
¿Saben lo que les digo? Que yo me he levantado hoy, me he subido a esta tribuna, estoy haciendo este
discurso y voy a votar que sí para defender la democracia de gente como ustedes; de gente como ustedes.
(El señor Espinosa de los Monteros de Simón: ¿Y con Bildu?—Aplausos de las señoras y los
señores diputados del Grupo Parlamentario Socialista y del Grupo Parlamentario Confederal de
Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en Común, puestos en pie).
Y luego nos sorprenden con
ese giro hacia el chovinismo social hablando de trabajadores. Pero, ¿saben lo que les ocurre? Que la
única conciencia de clase que conocen es la de los explotadores; las tienen en sus filas también.
(Aplausos). Miren, atacan la libertad cuando piden que se oculte al colectivo LGTB... (Protestas y
rumores.—La señora Arrimadas García vuelve a mostrar un cartel en el que está escrito «CV
Adriana Lastra PSOE» y se ve el anagrama del Partido Socialista Obrero Español).
Atacan la libertad cuando piden que se oculte al colectivo LGTB.
El colectivo LGTB en estos cuarenta años de democracia ha hecho mucho más por el avance en este país
que todos ustedes juntos, señor Ortega Smith. (Aplausos). Y atacan nuestra democracia anunciando,
como hace su dirigente en Ceuta, que van a depurara España de socialistas. Depurar España del Partido
Socialista, señor Ortega Smith. Otros de la misma ralea que ustedes lo intentaron antes y están donde va
a acabar su partido político: en el vertedero de la historia. Ahí están. (Aplausos).
En este país no se
toleran amenazas a la libertad y a la democracia ni explícitas ni veladas. Lo que no entiendo es en qué
clase de país creen ustedes que viven, qué clase de país creen ustedes que es España. Atacan a las
mujeres, al colectivo LGTB, a los trabajadores, a los niños, a los mayores, a los diputados de esta Cámara.
No sigan buscando más: la anti-España son ustedes. Son ustedes el partido del odio. (Aplausos). Y, mire,
en el PSOE amamos todo lo que ustedes detestan… (Rumores.—El señor Sánchez García pronuncia
palabras que no se perciben). el feminismo, el ecologismo, la diversidad y la justicia social.
Amamos la democracia y amamos la libertad y siempre vamos a estar enfrente de un partido neofranquista
como el suyo. (Aplausos.—La señora Olona Choclán: ¡Pero con Bildu sí!). Por eso, viene muy bien
que todos en esta Cámara tengamos muy claro quiénes somos y dónde nos situamos. No se puede ser
europeísta y pactar con quienes quieren destruir la Unión Europea. No se puede defender que el PP es
un partido de centro moderado, reformista o como hayan decidido llamarse esa mañana, y pactar con
quienes alimentan el discurso más extremista.
No se puede ser demócrata negando la voluntad de los
ciudadanos y el derecho de la mayoría a formar Gobierno.
Mire, señor Casado, usted dijo que venía a rearmar ideológicamente al PP y hasta el momento solo
ha rearmado a la ultraderecha, a la que abierto todas las puertas en instituciones, comunidades y
ayuntamientos. (El señor García Egea: ¡Las puertas las has abierto tú a Podemos y a Bildu!).
Todo lo
que es VOX a nivel institucional se lo debe a ustedes; a ustedes. (Aplausos). Tiene una enorme
responsabilidad, señor Casado, y ya no le hablo de apoyar la formación de Gobierno, obviamente. Tiene
dos opciones: llevar a su partido a la centralidad de la democracia constitucional o situarse en el mismo
espacio de la extrema derecha. Eso es algo que solo usted puede decidir, pero las consecuencias de lo
que haga nos afectará a todos, a todo el país.
Señorías, empezaba esta intervención hablando de confianza y quiero cerrarla con esa misma idea,
porque hoy es más importante que nunca que los demócratas sepamos reconocernos por encima de lo que nos separa. Es cierto que hay doctrinas e ideologías de la división y el rencor, pero no son la mayoría.
Es cierto que hay políticos que viven de la confrontación, incluso del odio, pero no somos la mayoría y esta
investidura lo demostrará. Es verdad que hay ciudadanos que en tiempos de incertidumbre caen atraídos
por esos cantos de sirena y es nuestra obligación sacarles de su engaño. La inmensa mayoría de la gente
lo que queremos es vivir en paz, con seguridad vital, con un empleo digno y con confianza en el futuro, y
el extremismo se alimenta de la incertidumbre, del temor y también de la división entre nosotros.
Por eso
estoy convencida de que no hay mejor antídoto contra la extrema derecha que un Gobierno de izquierdas,
un Gobierno que diga a nuestros mayores que no teman por sus pensiones (rumores) y a nuestros
jóvenes que es posible un futuro mejor; un Gobierno que sepa que la competencia no está reñida con la
justicia social, que los beneficios de la mundialización no pueden ir solo a unos pocos, tienen que llegar a
todos, que la Unión Europea no nos quita soberanía, sino que nos hace más fuertes, que nuestra
democracia la levantamos sobre el diálogo y la responsabilidad, que es una historia de éxito de la que
sentirnos orgullosos, muy orgullosos.
Pero, sobre todo, es un proyecto por construir, y ahí tendremos que
estar todos y cabemos todos. (Rumores.—Un señor diputado: ¡Otra mentira!).
Compañeros y compañeras del Partido Socialista, muchas gracias a todos por vuestro trabajo, por
vuestro apoyo y por vuestra confianza, especialmente a mi secretario general, Rafa Simancas. (Aplausos).
Siempre digo que solamente hay una cosa que pueda compararse al orgullo de ser presidente del Gobierno
y es dirigir el Grupo Parlamentario Socialista, y para mí es un orgullo y es un honor. Decía nuestro
fundador que somos socialistas no para amar en silencio nuestras ideas ni para recrearnos con su
grandeza y con el espíritu de justicia que las anima, sino para llevarlas a todas partes.
Para eso estamos,
compañeros, para llevar nuestras ideas, nuestros valores y nuestras propuestas a todas partes;
especialmente, señor presidente, llevémoslas al BOE.
Muchísimas gracias. (Varias señoras y señores diputados: ¡Bravo, bravo!—Varias señoras y
señores diputados: ¡Fuera, fuera, fuera!—Prolongados aplausos de las señoras y los señores
diputados del Grupo Parlamentario Socialista, del Grupo Parlamentario Confederal Unidas
Podemos-En Comú Podem-Galicia en Común y de los miembros del Gobierno en funciones,
puestos en pie.—
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