miércoles, 14 de diciembre de 2016

CONGRESO DIPUTADOS 13 DICIEMBRE CAMBIO CLIMÁTICO

La señora PRESIDENTA: Muchas gracias. Por el Grupo Parlamentario Ciudadanos, tiene la palabra el señor Martínez González. 

El señor MARTÍNEZ GONZÁLEZ: Señora presidenta, señores diputados, buenas tardes. En primer lugar, quisiera decir que hemos suscrito la transaccional que la mayoría de esta Cámara ha aceptado y que, por tanto, retiramos la enmienda, porque entendemos que nuestras propuestas quedan reflejadas en esta transaccional que ha alcanzado un gran consenso. Señorías, detener el cambio climático es uno de los mayores retos que tiene ante sí la humanidad, quizá uno de los mayores retos de su historia. 

La amenaza es seria, apremiante y crece conforme pasa el tiempo sin que hagamos nada por cambiar esta tendencia. El futuro de nuestro planeta y el de nuestro país depende de un compromiso mundial basado en dos premisas: reducir los gases de efecto invernadero y mantener por debajo de 2 grados centígrados la temperatura media global con respecto a la época preindustrial. 

Señorías, el cambio climático está sucediendo, ocurre ante nuestros ojos, y aunque paráramos todas las emisiones de gases de efecto invernadero, los ya arrojados a la atmósfera están produciendo los fenómenos climáticos extremos que venimos observando. 

Lo hemos podido comprobar estos días pasados, con funestas consecuencias, en las inundaciones de Málaga. El aumento del nivel de los mares amenaza nuestras costas; sequías y desertificación se unen para arruinar nuestra agricultura; la acidificación de los océanos supone una amenaza para nuestro sector pesquero. Y estos son solo algunos ejemplos. España, nuestro país, por su posición geográfica dentro de la cuenca mediterránea, es uno de los países de Europa más expuestos a las consecuencias del cambio climático. 

Nuestros ecosistemas y nuestra economía, que en gran medida depende de ellos, están en grave riesgo de sufrir daños irreversibles e irreparables. El cambio climático compromete la salud de nuestros ciudadanos, su prosperidad y su seguridad y supone la mayor amenaza a la que nos enfrentamos como nación. 

Algunas comunidades autónomas ya han avanzado en leyes de cambio climático, pero una comunidad por sí sola no puede hacerle frente, como tampoco lo puede hacer un ayuntamiento ni un país. No es un problema de tamaño, de potencia económica o de ejércitos; no se puede afrontar de una manera individualizada un problema planetario que tiene su origen en la actividad humana y en un desarrollo económico basado en los combustibles fósiles como fuente de energía. 

Para ello hemos firmado el Acuerdo de París, para dar una respuesta global, pero también debemos dar una respuesta nacional, sin menoscabo de la autonomía y competencia de las distintas administraciones. El calentamiento global no entiende de divisiones administrativas ni de transferencias ni de países ni de autonomías. Por ello, es necesario un marco normativo que articule, vertebre, dé sentido y dote económicamente las políticas de adaptación y mitigación que necesariamente hay que poner en marcha. 

Necesitamos una ley de cambio climático y transición energética; así lo entiende Ciudadanos y así lo hemos demandado y firmado en el acuerdo de investidura que firmamos con el Partido Popular, concretamente el punto 19. Ha de ser una ley entendida como el principio de lo que debe ser un nuevo modelo de desarrollo social y económico, que apueste por las energías renovables, el autoconsumo y la eficiencia energética. 

Ciudadanos está comprometido con esta causa y así lo ha plasmado en todos los acuerdos que ha firmado tanto en la anterior legislatura, con el Partido Socialista, como en esta. España, por su altísima exposición y riesgo, debe ser un actor comprometido y uno de los líderes dentro de Europa en la lucha contra el cambio climático. 

Debemos liderar la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la promoción de energías limpias, pero para ello debemos ir por el camino correcto. No parece ser un buen camino que España aparezca como el país peor situado de toda Europa en cuanto a desarrollo de energías limpias, según el índice de acción climática. Nuestro país ha bajado nada más y nada menos que doce puestos, pasando del veintinueve al cuarenta y uno el año pasado. 

La razón hay que encontrarla en que se ha revertido el apoyo a las energías renovables. Los países que encabezan estos puestos son Dinamarca, Reino Unido y Suecia. No parece ser tampoco un buen camino que seamos el país de Europa que más ha aumentado la emisión de CO2 en los últimos veinticinco años, concretamente un 18%, incrementándose incluso en 2015 en un 4%, frente a la tendencia generalizada del resto de Europa de una disminución de en torno a un 23%. 

No parecen tampoco un buen camino medidas como el impuesto al sol, que penaliza una energía limpia y barata en la que fuimos líderes y referentes internacionales. Somos el país del sol y, sin embargo, en 2014, países que no se caracterizan precisamente por ser muy soleados, como Alemania y Gran Bretaña, instalaron cada uno de ellos más de 2.000 megavatios de fotovoltaica en red, mientras que en España solo instalamos 7 megavatios, repito, 7 megavatios.  

Señorías, necesitamos convicción, necesitamos decisión, necesitamos valentía, necesitamos liderazgo, en definitiva, necesitamos voluntad política. ¿Están ustedes dispuestos a asumir estos retos? Ciudadanos sí lo está. Sabemos lo que se debe hacer, sabemos que es necesario poner en marcha normas e incentivos adecuados para reducir las emisiones de CO2 , generar nuevos empleos y nuevas empresas. 

El año 2015 ha sido el más cálido para la tierra desde que comenzaron los registros climáticos hace 136 años. El aumento de las temperaturas previsto en los próximos años…  con especial incidencia en el sur de Europa, tendrá consecuencias catastróficas para nuestro país. Me detendré solamente en dos ejemplos. 

El turismo, que aporta el 11% de nuestro PIB nacional y el 13% del empleo, se vería muy afectado por un aumento del nivel del mar, con retroceso de la franja costera, que es la que recibe el 80% del turismo del país y donde reside el 30% de nuestra población. Además, tendría efectos decisivos sobre la salud. La Agencia Europea de Medio Ambiente recoge 30.000 muertes por contaminación en el año 2015. 

La contaminación ha generado gastos a las distintas administraciones por 35.000 millones de euros. Nosotros podemos elegir; las generaciones futuras no tendrán esta opción. Debemos apostar por un modelo de economía y sociedad en el que los países puedan crecer y prosperar sin poner en peligro el planeta. Se trata de poder disociar crecimiento económico y producción de energía del aumento de la emisión de CO2 , y para ello, hay que apostar decididamente por la eficiencia energética y las energías renovables. 

Esperamos que la anunciada ley de cambio climático y transición energética nazca fruto de un gran consenso, que sea valiente y asumible para todos y que sirva para garantizar un planeta mejor y un futuro mejor. Muchas gracias. (Aplausos).

La señora PRESIDENTA: Muchas gracias. Por el Grupo Parlamentario Socialista tiene la palabra el señor García Mira. 

El señor GARCÍA MIRA: Boas tardes. Moitas grazas, presidenta. (Comienza su intervención en gallego). Dicho esto, entro en materia y paso a valorar los muchos motivos por los que es necesaria una ley de cambio climático, una ley que facilite un cambio de modelo hacia una sociedad más sostenible y menos dependiente del carbono. 

España debe realizar una transición energética que suponga dejar atrás el consumo basado en la quema de combustibles fósiles con una apuesta firme por el consumo de energía renovable, acorde con los planteamientos globales contenidos en los acuerdos de París recientemente refrendados en esta Cámara. 

Es, por tanto, necesario disponer de un marco jurídico que favorezca la reducción de la alta dependencia energética del exterior, que permita cumplir con los compromisos internacionales de reducción de emisiones, que facilite la adopción de medidas para adaptarse al cambio climático y para mitigar sus impactos. 

En eso, España necesita hoy situarse seriamente en el compromiso y la responsabilidad de cumplir con las directivas europeas de reducción de emisiones para los horizontes de 2020, 2030 y 2050. Siendo uno de los países más vulnerables al cambio climático, apenas se han puesto en marcha medidas para adaptarnos a un escenario cada vez más probable, caracterizado por una pérdida sensible de los recursos hídricos, un aumento de desertización y una subida del nivel del mar, que requiere un análisis profundo de la complejidad que plantearían estos escenarios y de sus impactos, implementando medidas de adaptación y mitigación. 

Damos por tanto la bienvenida al Partido Popular que hasta no hace mucho asociaba el cambio climático —y, precisamente en este aspecto de la subida del nivel del mar, en palabras de su portavoz el señor Rafael Hernando— a una profecía maya. Pues sí, bienvenida sea esta iniciativa en un contexto en el que ninguna medida ha sido adoptada para cumplir con la directiva de ahorro y eficiencia energética o donde el frenazo de la energía renovable es tan manifiesto como espectacular. 

El cambio climático y los impactos que de él se derivan constituyen uno de los retos globales más importantes que nuestra sociedad debe afrontar. La reducción de estos impactos constituye un objetivo para el que es necesario diseñar procesos adecuados que permitan identificar, por un lado, las trayectorias socioeconómicas y los programas de actuación más apropiados para mitigar el riesgo de nuestros  ecosistemas, identificar las políticas y también la combinación de políticas, dada la transversalidad de los asuntos climáticos, a poner en marcha, así como identificar los estilos de gobernanza para gestionar y afrontar la exposición a la vulnerabilidad. 

El cambio climático es un problema global que afecta transversalmente a la economía, a la salud, a la seguridad, a la gestión, al acceso al agua, a la construcción, a la movilidad o a la alimentación, entre otras, por cuanto se deriva de cambios en variables climáticas como la temperatura, las lluvias, el nivel del mar y el aumento en la frecuencia o intensidad de fenómenos meteorológicos extremos como sequías, inundaciones u olas de calor que ponen en riesgo a las personas y a los ecosistemas. 

En vigor desde hace un mes, el Acuerdo de París supone la aprobación de algunas líneas de actuación que han de servir de guía para la puesta en marcha de políticas públicas de reducción de emisiones y políticas de prevención de estrategias adecuadas en las zonas más vulnerables. 

Reconoce también el acuerdo la importancia de garantizar la integridad de los ecosistemas, los océanos, la protección de la biodiversidad y la justicia climática, que hemos tenido ocasión de ver defender con vehemencia a Francia en la Cumbre de Marrakech de la mano de la señora Ségolène Royal. Tres dimensiones del Acuerdo de París son claves. 

En primer lugar, la educación, la formación, la sensibilización y la participación pública, con acceso público a la información y la cooperación a todos los niveles. En segundo lugar, el compromiso a todos los niveles de gobierno con los diversos actores de acuerdo a la legislación nacional. Finalmente, la necesidad de explorar y adoptar estilos de vida y pautas de consumo y producción sostenibles. 

Este horizonte exige establecer un conjunto de objetivos a alcanzar a nivel nacional en un marco normativo integral que instrumente las acciones y disposiciones a adoptar. Se hace necesario contribuir a la toma de conciencia de la urgencia del cambio ambiental, y en eso España debe dar una respuesta institucional clara. Somos conscientes de las dificultades que entraña un cambio de modelo económico y de un sistema y un estilo de vida consecuente, pero tenemos la responsabilidad y el deber de afrontar este reto con proyectos de innovación social y económica que den respuesta al cambio climático, mediante la facilitación y el impulso de economías sostenibles. 

En conclusión, el Grupo Socialista se suma a la promoción desde esta Cámara de una ley de cambio climático, al igual que ya lo hizo desde la Comisión para el Estudio del Cambio Climático, en un contexto de unanimidad con la propuesta presentada y refrendada por la mayoría de los partidos de esta Cámara, con una ley que cumpla con los compromisos internacionales, que promueva la implementación de políticas reductoras de emisiones de gases de efecto invernadero en todos los sectores de la economía, que mejore la retención natural de carbono con el desarrollo de técnicas de captura en sumideros de CO2, que promueva una política de movilidad en transporte sostenible y que garantice un sistema de gestión de la información de público acceso. 

En definitiva, una ley de cambio climático que promueva un modelo de crecimiento verde, sustentado en un modelo que considere el crecimiento como un modelo fundamental, pero con un nivel incrementado de coeficiencia en nuestros sistemas productivos y de consumo. Muchas gracias. (Aplausos).

No hay comentarios:

Publicar un comentario