La señora PRESIDENTA: Muchas gracias.
Por el Grupo Parlamentario Ciudadanos, tiene la palabra el señor Martínez González.
El señor MARTÍNEZ GONZÁLEZ: Señora presidenta, señores diputados, buenas tardes.
En primer lugar, quisiera decir que hemos suscrito la transaccional que la mayoría de esta Cámara ha
aceptado y que, por tanto, retiramos la enmienda, porque entendemos que nuestras propuestas quedan
reflejadas en esta transaccional que ha alcanzado un gran consenso.
Señorías, detener el cambio climático es uno de los mayores retos que tiene ante sí la humanidad,
quizá uno de los mayores retos de su historia.
La amenaza es seria, apremiante y crece conforme pasa el
tiempo sin que hagamos nada por cambiar esta tendencia. El futuro de nuestro planeta y el de nuestro
país depende de un compromiso mundial basado en dos premisas: reducir los gases de efecto invernadero
y mantener por debajo de 2 grados centígrados la temperatura media global con respecto a la época
preindustrial.
Señorías, el cambio climático está sucediendo, ocurre ante nuestros ojos, y aunque
paráramos todas las emisiones de gases de efecto invernadero, los ya arrojados a la atmósfera están
produciendo los fenómenos climáticos extremos que venimos observando.
Lo hemos podido comprobar
estos días pasados, con funestas consecuencias, en las inundaciones de Málaga. El aumento del nivel de
los mares amenaza nuestras costas; sequías y desertificación se unen para arruinar nuestra agricultura;
la acidificación de los océanos supone una amenaza para nuestro sector pesquero. Y estos son solo
algunos ejemplos. España, nuestro país, por su posición geográfica dentro de la cuenca mediterránea, es
uno de los países de Europa más expuestos a las consecuencias del cambio climático.
Nuestros
ecosistemas y nuestra economía, que en gran medida depende de ellos, están en grave riesgo de sufrir
daños irreversibles e irreparables. El cambio climático compromete la salud de nuestros ciudadanos, su
prosperidad y su seguridad y supone la mayor amenaza a la que nos enfrentamos como nación.
Algunas
comunidades autónomas ya han avanzado en leyes de cambio climático, pero una comunidad por sí sola
no puede hacerle frente, como tampoco lo puede hacer un ayuntamiento ni un país. No es un problema
de tamaño, de potencia económica o de ejércitos; no se puede afrontar de una manera individualizada un
problema planetario que tiene su origen en la actividad humana y en un desarrollo económico basado en
los combustibles fósiles como fuente de energía.
Para ello hemos firmado el Acuerdo de París, para dar
una respuesta global, pero también debemos dar una respuesta nacional, sin menoscabo de la autonomía
y competencia de las distintas administraciones. El calentamiento global no entiende de divisiones
administrativas ni de transferencias ni de países ni de autonomías. Por ello, es necesario un marco
normativo que articule, vertebre, dé sentido y dote económicamente las políticas de adaptación y mitigación
que necesariamente hay que poner en marcha.
Necesitamos una ley de cambio climático y transición
energética; así lo entiende Ciudadanos y así lo hemos demandado y firmado en el acuerdo de investidura
que firmamos con el Partido Popular, concretamente el punto 19. Ha de ser una ley entendida como el
principio de lo que debe ser un nuevo modelo de desarrollo social y económico, que apueste por las
energías renovables, el autoconsumo y la eficiencia energética.
Ciudadanos está comprometido con esta
causa y así lo ha plasmado en todos los acuerdos que ha firmado tanto en la anterior legislatura, con el
Partido Socialista, como en esta. España, por su altísima exposición y riesgo, debe ser un actor
comprometido y uno de los líderes dentro de Europa en la lucha contra el cambio climático.
Debemos
liderar la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la promoción de energías limpias, pero
para ello debemos ir por el camino correcto. No parece ser un buen camino que España aparezca como
el país peor situado de toda Europa en cuanto a desarrollo de energías limpias, según el índice de acción
climática. Nuestro país ha bajado nada más y nada menos que doce puestos, pasando del veintinueve al
cuarenta y uno el año pasado.
La razón hay que encontrarla en que se ha revertido el apoyo a las energías
renovables. Los países que encabezan estos puestos son Dinamarca, Reino Unido y Suecia. No parece
ser tampoco un buen camino que seamos el país de Europa que más ha aumentado la emisión de CO2
en los últimos veinticinco años, concretamente un 18%, incrementándose incluso en 2015 en un 4%,
frente a la tendencia generalizada del resto de Europa de una disminución de en torno a un 23%.
No
parecen tampoco un buen camino medidas como el impuesto al sol, que penaliza una energía limpia y
barata en la que fuimos líderes y referentes internacionales. Somos el país del sol y, sin embargo, en 2014,
países que no se caracterizan precisamente por ser muy soleados, como Alemania y Gran Bretaña,
instalaron cada uno de ellos más de 2.000 megavatios de fotovoltaica en red, mientras que en España
solo instalamos 7 megavatios, repito, 7 megavatios.
Señorías, necesitamos convicción, necesitamos decisión, necesitamos valentía, necesitamos
liderazgo, en definitiva, necesitamos voluntad política. ¿Están ustedes dispuestos a asumir estos retos?
Ciudadanos sí lo está. Sabemos lo que se debe hacer, sabemos que es necesario poner en marcha
normas e incentivos adecuados para reducir las emisiones de CO2
, generar nuevos empleos y nuevas
empresas.
El año 2015 ha sido el más cálido para la tierra desde que comenzaron los registros climáticos
hace 136 años. El aumento de las temperaturas previsto en los próximos años… con especial incidencia en el sur de Europa, tendrá consecuencias
catastróficas para nuestro país. Me detendré solamente en dos ejemplos.
El turismo, que aporta el 11%
de nuestro PIB nacional y el 13% del empleo, se vería muy afectado por un aumento del nivel del mar, con
retroceso de la franja costera, que es la que recibe el 80% del turismo del país y donde reside el 30% de
nuestra población. Además, tendría efectos decisivos sobre la salud. La Agencia Europea de Medio
Ambiente recoge 30.000 muertes por contaminación en el año 2015.
La contaminación ha generado
gastos a las distintas administraciones por 35.000 millones de euros. Nosotros podemos elegir; las
generaciones futuras no tendrán esta opción. Debemos apostar por un modelo de economía y sociedad
en el que los países puedan crecer y prosperar sin poner en peligro el planeta. Se trata de poder disociar
crecimiento económico y producción de energía del aumento de la emisión de CO2
, y para ello, hay que
apostar decididamente por la eficiencia energética y las energías renovables.
Esperamos que la anunciada
ley de cambio climático y transición energética nazca fruto de un gran consenso, que sea valiente y
asumible para todos y que sirva para garantizar un planeta mejor y un futuro mejor.
Muchas gracias. (Aplausos).
La señora PRESIDENTA: Muchas gracias.
Por el Grupo Parlamentario Socialista tiene la palabra el señor García Mira.
El señor GARCÍA MIRA: Boas tardes. Moitas grazas, presidenta.
(Comienza su intervención en gallego). Dicho esto, entro en materia y paso a valorar los muchos
motivos por los que es necesaria una ley de cambio climático, una ley que facilite un cambio de modelo
hacia una sociedad más sostenible y menos dependiente del carbono.
España debe realizar una transición
energética que suponga dejar atrás el consumo basado en la quema de combustibles fósiles con una
apuesta firme por el consumo de energía renovable, acorde con los planteamientos globales contenidos
en los acuerdos de París recientemente refrendados en esta Cámara.
Es, por tanto, necesario disponer
de un marco jurídico que favorezca la reducción de la alta dependencia energética del exterior, que permita
cumplir con los compromisos internacionales de reducción de emisiones, que facilite la adopción de
medidas para adaptarse al cambio climático y para mitigar sus impactos.
En eso, España necesita hoy
situarse seriamente en el compromiso y la responsabilidad de cumplir con las directivas europeas de
reducción de emisiones para los horizontes de 2020, 2030 y 2050.
Siendo uno de los países más vulnerables al cambio climático, apenas se han puesto en marcha
medidas para adaptarnos a un escenario cada vez más probable, caracterizado por una pérdida sensible
de los recursos hídricos, un aumento de desertización y una subida del nivel del mar, que requiere un
análisis profundo de la complejidad que plantearían estos escenarios y de sus impactos, implementando
medidas de adaptación y mitigación.
Damos por tanto la bienvenida al Partido Popular que hasta no hace
mucho asociaba el cambio climático —y, precisamente en este aspecto de la subida del nivel del mar, en
palabras de su portavoz el señor Rafael Hernando— a una profecía maya. Pues sí, bienvenida sea esta
iniciativa en un contexto en el que ninguna medida ha sido adoptada para cumplir con la directiva de
ahorro y eficiencia energética o donde el frenazo de la energía renovable es tan manifiesto como
espectacular.
El cambio climático y los impactos que de él se derivan constituyen uno de los retos globales más
importantes que nuestra sociedad debe afrontar. La reducción de estos impactos constituye un objetivo
para el que es necesario diseñar procesos adecuados que permitan identificar, por un lado, las trayectorias
socioeconómicas y los programas de actuación más apropiados para mitigar el riesgo de nuestros ecosistemas, identificar las políticas y también la combinación de políticas, dada la transversalidad de los
asuntos climáticos, a poner en marcha, así como identificar los estilos de gobernanza para gestionar y
afrontar la exposición a la vulnerabilidad.
El cambio climático es un problema global que afecta
transversalmente a la economía, a la salud, a la seguridad, a la gestión, al acceso al agua, a la construcción,
a la movilidad o a la alimentación, entre otras, por cuanto se deriva de cambios en variables climáticas
como la temperatura, las lluvias, el nivel del mar y el aumento en la frecuencia o intensidad de fenómenos
meteorológicos extremos como sequías, inundaciones u olas de calor que ponen en riesgo a las personas
y a los ecosistemas.
En vigor desde hace un mes, el Acuerdo de París supone la aprobación de algunas líneas de actuación
que han de servir de guía para la puesta en marcha de políticas públicas de reducción de emisiones y
políticas de prevención de estrategias adecuadas en las zonas más vulnerables.
Reconoce también el
acuerdo la importancia de garantizar la integridad de los ecosistemas, los océanos, la protección de la
biodiversidad y la justicia climática, que hemos tenido ocasión de ver defender con vehemencia a Francia
en la Cumbre de Marrakech de la mano de la señora Ségolène Royal. Tres dimensiones del Acuerdo de
París son claves.
En primer lugar, la educación, la formación, la sensibilización y la participación pública,
con acceso público a la información y la cooperación a todos los niveles. En segundo lugar, el compromiso
a todos los niveles de gobierno con los diversos actores de acuerdo a la legislación nacional. Finalmente,
la necesidad de explorar y adoptar estilos de vida y pautas de consumo y producción sostenibles.
Este
horizonte exige establecer un conjunto de objetivos a alcanzar a nivel nacional en un marco normativo
integral que instrumente las acciones y disposiciones a adoptar. Se hace necesario contribuir a la toma de
conciencia de la urgencia del cambio ambiental, y en eso España debe dar una respuesta institucional
clara. Somos conscientes de las dificultades que entraña un cambio de modelo económico y de un sistema
y un estilo de vida consecuente, pero tenemos la responsabilidad y el deber de afrontar este reto con
proyectos de innovación social y económica que den respuesta al cambio climático, mediante la facilitación
y el impulso de economías sostenibles.
En conclusión, el Grupo Socialista se suma a la promoción desde esta Cámara de una ley de cambio
climático, al igual que ya lo hizo desde la Comisión para el Estudio del Cambio Climático, en un contexto
de unanimidad con la propuesta presentada y refrendada por la mayoría de los partidos de esta Cámara,
con una ley que cumpla con los compromisos internacionales, que promueva la implementación de
políticas reductoras de emisiones de gases de efecto invernadero en todos los sectores de la economía,
que mejore la retención natural de carbono con el desarrollo de técnicas de captura en sumideros de CO2,
que promueva una política de movilidad en transporte sostenible y que garantice un sistema de gestión de
la información de público acceso.
En definitiva, una ley de cambio climático que promueva un modelo de
crecimiento verde, sustentado en un modelo que considere el crecimiento como un modelo fundamental,
pero con un nivel incrementado de coeficiencia en nuestros sistemas productivos y de consumo.
Muchas gracias. (Aplausos).
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