REAL DECRETO-LEY 3/2016, DE 2 DE DICIEMBRE, POR EL QUE SE ADOPTAN MEDIDAS EN EL
ÁMBITO TRIBUTARIO DIRIGIDAS A LA CONSOLIDACIÓN DE LAS FINANZAS PÚBLICAS Y
OTRAS MEDIDAS URGENTES EN MATERIA SOCIAL. (Número de expediente 130/000002).
La señora PRESIDENTA: Pasamos a debatir el Real Decreto-ley 3/2016, de 2 de diciembre, por el que
se adoptan medidas en el ámbito tributario dirigidas a la consolidación de las finanzas públicas y otras
medidas urgentes en materia social. Para presentar el real decreto-ley tiene la palabra en nombre del
Gobierno el señor ministro de Hacienda y Función Pública.
El señor MINISTRO DE HACIENDA Y FUNCIÓN PÚBLICA (Montoro Romero): Señora presidenta,
señorías, ocupo la tribuna para explicar y defender en nombre del Gobierno el Real Decreto-ley 3/2016,
de 2 de diciembre, por el que se adoptan medidas en el ámbito tributario dirigidas a la consolidación de
las finanzas públicas y otras medidas urgentes en materia social. He de decir que la causa de las medidas
que adoptó el Consejo de Ministros, que hoy pide su refrendo a la Cámara, es allegar los recursos
tributarios suficientes para cumplir con los objetivos de déficit que tenemos comprometidos, acordados
con las instituciones europeas para el año 2017.
Con esta formulación —y ya tendremos ocasión de
hablar de ello en el punto siguiente del orden del día esta mañana en el Congreso de los Diputados—
quiero recordar que estamos urgidos a reducir el déficit público en 16.000 millones de euros, desde el
déficit con el que vamos a cerrar este ejercicio 2016, un 4,6 %, hasta el 3,1 %, lo que significa realizar un
gran esfuerzo de ponderación.
El hecho de acometer ese esfuerzo con la mesura correspondiente nos
lleva a solicitar el refrendo a medidas de este calibre como las que traemos aquí, que son medidas, insisto,
necesarias para cumplir con ese objetivo de déficit, que es la mejor forma también de consolidar la
recuperación económica y la creación de empleo en nuestro país.
Las medidas en el ámbito tributario —que aunque tampoco es necesario que ocupe demasiado tiempo
en la descripción voy a relatarlas lo más brevemente posible— afectan a los ingresos del Estado, y se
refieren a la reforma del impuesto sobre sociedades y de los impuestos especiales para lograr un
incremento estructural de la recaudación, que entendemos que es la menos perjudicial para la continuidad
del crecimiento y de la creación de empleo.
Siempre modificar impuestos tiene un efecto sobre la economía
y la opción del Gobierno —hablada y acordada con otros grupos políticos y ahora me referiré a ello—, que
trae a la Cámara, es la más neutral de las formas de recabar ingresos tributarios en una situación
económica como la que estamos atravesando; aun así estaríamos promoviendo un ingreso estructural,
que es el que nos pide también nuestro compromiso europeo equivalente al 0,5 % de nuestro producto
interior bruto. Repito que las medidas se refieren al impuesto sobre sociedades y a los impuestos
especiales.
La primera de las medidas sobre el impuesto sobre sociedades significa que, sin modificar la estructura
del impuesto —que fue objeto de reducción su tipo impositivo y hoy está vigente en España el 25 %—, sin
modificar otros elementos sustanciales del impuesto —hoy están en España vigentes la reserva de
capitalización y la reserva de nivelación, cuya aplicación hace que todavía ese tipo nominal en vez del 25 %
en el caso de las pymes pueda quedar en el 20 %— sí limita la deducibilidad de la base imponible o las
pérdidas acumuladas en ejercicios anteriores o determinados motivos de tributación, como son la reversión
de la pérdida del deterioro de los valores representativos de las participaciones en la capital con fondo
propio, o modificar el régimen de exención de dividendos y rentas derivadas de la transmisión de fondos
propios de entidades residentes y no residentes.
Es decir, estamos partiendo de que los beneficios se han
incrementado en nuestro país, y lo que estamos limitando es la deducibilidad de la base imponible de esos
beneficios, pero afortunadamente los beneficios empresariales aumentan en España, y es lo que necesita
España, que aumenten esos beneficios empresariales, y obviamente de esos beneficios empresariales,
que están reflejando la recuperación económica, también procede buena parte de la reinversión de esos
beneficios en la estructura del impuesto sobre sociedades, que insisto en que queda intacta.
Por tanto
cambio en el impuesto sobre sociedades.
La siguiente es una subida moderada de los impuestos especiales relativos al alcohol y al tabaco, el
segundo de ellos claramente por motivos sanitarios, es decir, desestimular el consumo de aquellos
productos que tienen efectos negativos no solo sobre quien lo practica, sino para el conjunto de la
sociedad.
Esto se llama en economía que tributen las externalidades negativas y da justificación a la
existencia misma de los impuestos especiales. Por tanto gravamos esos impuestos, pero aun así con la
subida que proponemos a la Cámara, que es una subida muy moderada, queda claramente por debajo de
los gravámenes que soportan en el ámbito europeo.
El conjunto de estas dos subidas permitiría recaudar 4.800 millones de euros adicionales en 2017; por
cierto, en la modificación del impuesto sobre sociedades también hemos seguido la recomendación de
otros grupos políticos que vienen insistiendo en que había capacidad de deducir de la base imponible en
el impuesto sobre sociedades.
Por tanto estamos atendiendo a esas demandas, que es como sanear el
impuesto sobre sociedades y dejarlo de manera que los tipos efectivos de gravamen se acerquen y vayan
subiendo también a los tipos nominales, algo que solo podremos conseguir progresivamente, pero
entiendo que es muy favorable.
Al impacto de incremento de recaudación de 4.800 millones de euros —que decía que se completan
de esta manera— también se propone en el decreto-ley la reforma de la Ley General Tributaria, para
ampliar los supuestos de deudas tributarias que no pueden ser objeto de aplazamiento o fraccionamiento,
con un impacto importante que estimamos de 1.500 millones de euros adicionales, y que tienen su
fundamento en que realmente hoy hay un acceso mucho más asequible a la financiación exterior de las
empresas, por lo que no debemos convertir a la Hacienda pública, a la Agencia Tributaria en responsable
de las financiaciones, sobre todo en el caso de los IVA que ya han sido cobrados, porque las retenciones
de los trabajadores ya fueron objeto de limitación.
Fíjense que en su momento elaboramos esa medida de
limitar, de acotar muchísimo, cuando no de negar, las retenciones y sin embargo hoy se están creando en
España 540.000 empleos, por tanto mucho daño no hicimos. Cuando ya se han cobrado las facturas
del IVA lo lógico es que las empresas las reserven para ingresarlas en la Hacienda pública y no las
reserven para su liquidez o tesorería. Parece un principio bastante elemental, porque las empresas no son
las últimas contribuyentes del IVA, son unas intermediarias del IVA, y por tanto el IVA está en su cliente.
Ahí es donde vemos también la capacidad de reducir lo que hoy son deudas tributarias, y que alcanzan
unas proporciones en España completamente excesivas.
Todo ello se completa igualmente con las medidas que también hemos introducido —y no son objeto
del decreto-ley— en relación con el conocido DBP, que son las siglas en ingles del Plan Presupuestario
Provisional que hemos enviado a la Comisión Europea y por el que vemos que, junto con una medida que
no es necesaria y no tiene rango de ley, el real decreto vigente constituye el suministro inmediato de
información de IVA, permitiendo todo esto completar la recaudación en nuestro país hasta 7.500 millones
de euros; es decir, que prácticamente la mitad del recorrido de la reducción del objetivo de déficit para el
próximo año —que insisto en que será objeto de debate en el siguiente punto del orden del día— se
llevará a ese cometido.
Junto con todo esto el decreto-ley también tiene medidas significativas como las relativas a los ingresos
potenciales de las comunidades autónomas, que es una medida de prórroga de lo que ya existe, que es el
gravamen del impuesto sobre el patrimonio. Son medidas que afectan fundamentalmente a los ingresos de
las entidades locales, y por las que se aprueban los coeficientes de actualización de los valores catastrales
para 2017.
Esta medida había sido solicitada por 2.452 municipios al catastro, y por tanto hemos dado
cumplida cuenta de esa actualización. La compensación por supresión del IGTE de Canarias realmente es
una medida que corresponde adoptar no solo ya en cumplimiento del acuerdo de la Comisión Mixta de
Transferencias Administración del Estado-Comunidad Autónoma de Canarias, celebrada el 16 de noviembre
del año 2015, sino también por dar por finalizado un período de compensación entre la Hacienda canaria y
la Hacienda del Estado, transcurridos ya veinticinco ejercicios largos desde la supresión de este IGTE.
En el ámbito social hay medidas relativas al incremento del tope máximo y bases máximas de
cotización del orden del 3 %, y programando, en una previsión legal, incrementos del tipo máximo y de las
bases máximas de cotización del sistema de Seguridad Social.
También está la medida del salario mínimo
interpersonal, que será objeto de un incremento, que corresponde al Gobierno, del 8 % en este ejercicio,
que viene a suponer una subida de 52,4 euros sobre su valor actual, también aquí con la prevención de
que no se traslada a convenios colectivos. Este es el contenido.
Acabo esta exposición del contenido diciendo que estas medidas que trae el Gobierno a la Cámara
para su refrendo no son únicamente a propuesta del Gobierno, sino que son propuestas de otros grupos
políticos, fruto del diálogo y del entendimiento con esos grupos políticos. Debemos resaltar ese valor.
Es el valor del concepto de estabilidad política que deriva de la actual situación de representación
parlamentaria en esta Cámara, que lo hace ineludible y positivo, e insisto en ello porque hay muchas
cuestiones que pueden ser ineludibles y perjudicar en lo esencial. Pero ahora estamos en una situación
política con un Gobierno apoyado en el Grupo Parlamentario Popular, en minoría, y tenemos la necesidad,
la obligación y la oportunidad de traer estas medidas a las Cámaras no solo —insisto— acordadas, sino
también propuestas por otros grupos parlamentarios con el fin de aportar soluciones a lo que debe ser un objetivo común: la consecución de la reducción del déficit público para el próximo ejercicio.
Obviamente
la valoración de estas medidas tiene todo que ver con el límite del techo de gasto del Estado y la fijación
de los objetivos de déficit para los diferentes niveles de administraciones públicas en España.
Por tanto
tiene todo el sentido que procedamos en el orden del día del Pleno de esta Cámara a proponer la
convalidación de este decreto-ley, y a partir de ahí pasar al siguiente punto, donde las medidas se
incorporarían como base fundamental, no única —insisto—, para alcanzar los objetivos de déficit público.
Muchas gracias, señora presidenta. (Aplausos).
La señora PRESIDENTA: Muchas gracias.
Por el Grupo Parlamentario Ciudadanos, tiene la palabra el señor Girauta Vidal.
El señor GIRAUTA VIDAL: Gracias, señora presidenta.
Señor Montoro, ha conseguido un decreto que es un verdadero cajón de sastre. La mezcla de asuntos
es tan variopinta que a mí me ha venido a la cabeza la definición de arte que daba André Breton, líder del
movimiento surrealista.
Decía que el arte es el encuentro fortuito entre una máquina de coser y un paraguas
sobre una mesa de disección. Pues a eso me recuerda este decreto, a una verdadera obra de arte
surrealista.
Hablemos en serio, y no porque no sea serio André Breton. Cuánta prisa para algunas cosas y qué
poca prisa para otras.
Qué poca prisa para las medidas de lucha contra el fraude, que se echan en falta,
algunas tan urgentes como el suministro inmediato de información de las grandes empresas, que creía
que todos coincidíamos en que era sumamente urgente, o la auditoría del sector público, que también se
echa en falta. Para esto no hay prisa; solo hay prisa para subir impuestos.
Por variopinto que sea, hay cosas de su decreto con las que estamos de acuerdo; claro, cómo no se
va a estar de acuerdo en algunas cosas con esa mezcla. En algunas estamos de acuerdo, pero en otras
no; ya le adelanto que nuestra posición será la abstención y que nosotros pediremos que el Real
Decreto 3/2016 se tramite como proyecto de ley.
En ese sentido, le doy la bienvenida al señor Bel, porque
aunque me haya precedido en el uso de la palabra en esta tribuna, quienes se suman a la petición de
tramitarlo como proyecto de ley son ustedes a nosotros. Por suerte tenemos una prueba, y es que ese
gran divulgador de la árida materia tributaria que tenemos en nuestras filas, Francisco de la Torre, tenía
publicada esa intención antes de que usted hablara. (Aplausos).
Empezaré por algo grave.
Han incrementado los máximos de cotización —esa fea palabra del
destopado o del destopar—, han aumentado las cotizaciones de las empresas y de los empleados. Si se
trata de abrir el Pacto de Toledo, hagámoslo para llegar a un acuerdo, no lo abramos unilateralmente,
porque entonces nos pone muy difícil —como se ve— que lo podamos convalidar. Además le han filtrado
a la prensa que terminarán ustedes por facilitar los aplazamientos de IVA a los autónomos.
Es una
información más o menos informal, más o menos oficiosa que creo que se dio ayer por parte de su
secretario de Estado en un acto organizado por Deloitte; es una información tan detallada que incluso
explica hasta qué punto van ustedes a dar instrucciones para incumplir lo que ahora piden que convalidemos.
Dicen que será hasta los 30.000 euros y por doce meses. Si lo tienen tan claro, ¿por qué no lo incluyen
ya en el decreto-ley? No tiene mucho sentido. Salvo que vuelva a cambiar su posición hoy mismo, ahora
o dentro de media hora, lo que sabemos es que lo que nos trae aquí para pedir la convalidación endurece
los aplazamientos, los endurece mucho.
He sido autónomo muchos años, y eso de que no hay problema porque ya en un banco te lo arreglan
depende, depende de los problemas por los que uno haya pasado. Venimos de años en los que a los
autónomos se les han retirado las líneas de crédito, su idea de que en el IVA el autónomo no es más que
un intermediario porque está haciendo de recaudador es cierto sobre el papel y en la realidad diaria lo que
es cierto es que muchísimos autónomos viven como pueden y con lo que tienen en el banco van haciendo
su gestión de tesorería mal que mal, de mala manera.
Esa es la verdad y la realidad del autónomo encaja
muy mal —y usted lo sabe porque paralelamente están negociando con sus representantes— con
endurecer los aplazamientos. Le pido que sea claro. ¿Los endurecemos o no los endurecemos? Porque
si se endurecen no se puede convalidar y el hecho es que en el decreto-ley se endurecen y usted nos
explicará —espero— cómo es posible que se esté comunicando a la vez que vía instrucción eso se dejará
sin efecto.
Personalmente no lo entiendo y desde el punto de vista jurídico me parece incomprensible. Así
que, incluso en ese anuncio que hacen ustedes para tranquilizar a las organizaciones de autónomos, me
muestro muy escéptico y me tengo que manifestar escéptico con sus promesas, con sus compromisos,
con los pactos que ustedes suscriben también me manifiesto escéptico.
Las promesas de su Gobierno no son muy de fiar cuando pasan por el cedazo de su departamento,
señor Montoro. Su departamento tiene un cedazo como el de los buscadores de oro, en cuanto ve, intuye
o columbra que hay una pepita, que alguien puede llegar a tener la expectativa remota de generar riqueza
está usted allí para llevársela. (Aplausos).
Discúlpeme, señor Montoro, la materia tributaria es árida y la
política tiene algo más de retórica, pero lo que le estoy diciendo es cierto, está algo decorado pero es
verdad. La verdad es que usted es un buen gestor de lo suyo, pero representa en este momento un
problema y una amenaza para aquellos que se quieren recuperar después de una etapa muy dura porque
ustedes y también ustedes (Señalando los escaños del Grupo Parlamentario Socialista) llevan en
elADN el ansia recaudatoria, entonces no conciben otra forma de conseguir ingresos para la Administración
y esa ansia recaudatoria —insisto— está ya en su ADN.
Porque si en su ADN, señores del Partido Popular hubo alguna vez la idea de que lo virtuoso era bajar los impuestos ese ADN ha mutado ya, ustedes ya son
lo mismo. (Aplausos). La verdad de su intención sobre los aplazamientos se la han contado a Bruselas,
a quien es difícil disfrazarle las cosas y le han explicado que piensan recaudar con ese endurecimiento 1.500
millones de euros.
No sé si usted a don Lorenzo Amor le explica lo de los 1.500 millones de euros o se lo
explica solo a Bruselas.
En su voracidad insaciable, señor Montoro, ha habido excepciones, se lo reconozco. Pero esas
excepciones coinciden con los años electorales. El año pasado, que curiosamente culminaba en elecciones
generales, ustedes hicieron eso, bajaron impuestos.
Fue algo insólito en el historial del Partido Popular del
señor Rajoy —no del señor Aznar—, que a usted en concreto le debió doler, y le admito y le reconozco el
sacrificio que debió hacer para bajar impuestos. Pero, como el único cálculo que había detrás de ese bello
gesto era de tipo electoralista, el gasto también se les descontroló a la vez y la rebaja del impuesto sobre
sociedades afectó a las cuentas de 2016.
Ustedes están ahora obligados a un ajuste enorme, estamos
todos obligados, España está obligada a un ajuste enorme y ustedes lo gestionan, es un tema muy serio.
Ahora, que no hay elecciones a la vista —espero, salvo que el lapsus de ayer del presidente sea más que
eso—, entiendo que haya que hacer esas cosas, pero ustedes lo hacen sin contemplaciones.
Ustedes han aumentado recientemente los pagos fraccionados del impuesto sobre sociedades; 9.000
millones de euros, nada menos, en adelantos el próximo año.
Pero ¿de dónde venimos? Venimos de la
Ley 27/2014, que condujo a que las grandes empresas en España pagaran el tipo efectivo más bajo de la
historia. De ahí venimos; son ciertos bandazos que venimos dando. Desde luego, la reforma del impuesto
sobre sociedades es necesaria, eso está claro, pero en su decreto, aparte de las reformas necesarias, se
trasluce esa cosa de la recaudación fácil, ese 5 %, por ejemplo, en las bebidas de alta graduación y
productos intermedios, y sobre todo —y esto me preocupa mucho— un gran misterio o no tanto, que es
que ustedes aquí solo nos traen los impuestos especiales, pero a Bruselas les explican que se trata de
impuestos especiales y medioambientales, y que su cálculo es recaudar 850 millones de euros, 600 de los
cuales se prevé que se recauden vía aumento de la fiscalidad de los carburantes.
Esto, lógicamente, es
algo que afectará a la clase media y en ese punto llegamos al meollo. ¿Hasta cuándo creen que se puede
exprimir, succionar, explotar, ordeñar a la clase media española, señor Montoro?
En resumen, no podemos apoyar esto por su contumaz procrastinación de la lucha contra el fraude en
las grandes empresas, por la forma en que aplaza usted una y otra vez —usted sí que aplaza— la
necesaria auditoría del sector público.
No le podemos apoyar aquí por destopar las cotizaciones y por
abrir el Pacto de Toledo unilateralmente. No le podemos apoyar por endurecer los aplazamientos del pago
del IVA de los autónomos ni por acompañar esto de mensajes contradictorios con la normativa. No le
podemos apoyar por su acreditada tendencia a descontrolar el gasto público y a reducir impuestos solo
en año electoral, ni por su compulsión recaudatoria… Sí, acabo.
Así que, por favor, le pido contención, le pido que deje respirar a la clase media, le pido que nos deje
respirar.
Muchas gracias. (Aplausos).
La señora VICEPRESIDENTA (Navarro Garzón): Por el Grupo Parlamentario Socialista tiene la palabra el señor López Milla.
El señor LÓPEZ MILLA: Muchas gracias, señora presidenta.
Señoras y señores diputados, señor ministro, nos ha hecho usted esta mañana una exposición muy
poco entusiasmada, creo yo, e incluso un tanto deslavazada y con un punto de desgana, si me permite.
Y yo lo que creo es que hay que empezar por lo más evidente y lo más evidente es que se vuelve a repetir
la historia de hace cinco años, de aquella campaña electoral que ustedes hicieron prometiendo rebajas
fiscales para que después una de las primeras medidas del nuevo Gobierno fuese el aumento de los
impuestos, como ha ocurrido ahora.
Imagino que esta vez no le va a echar la culpa a ninguna herencia
recibida, señor Montoro, porque en este caso, después de cinco años en el Gobierno, toda la herencia es
suya. Suya es la herencia de tener que afrontar un ajuste, suya es la herencia de no haber sido capaz de
cumplir con los compromisos que adquirió con la Comisión Europea, suya es la herencia de haberse
desviado en 2015 en más de 9.000 millones de euros del objetivo de déficit y suya es también la herencia
de haberse arriesgado a esa desviación en el cumplimiento del objetivo de déficit por haber hecho un
regalo fiscal a las rentas altas y a las grandes empresas.
Además, sus responsabilidades no acaban ahí porque usted pudo utilizar los presupuestos de 2016
para encarrilar la situación, pero prefirió convertirlos en un mero instrumento de la campaña electoral del
Partido Popular, hinchando los ingresos con el objetivo de esconder la pérdida de recaudación que era
necesario ocultar para llevar a cabo esa mal llamada reforma fiscal, una artimaña electoral que, como ha
puesto de manifiesto la Comisión Europea, por ejemplo, en el caso del impuesto sobre la renta de las
personas físicas, beneficia a cada contribuyente del decil con más renta exactamente lo mismo que a
veintiún contribuyentes del decil con menos renta y que, por supuesto, no ayuda en nada a quienes menos
ingresan porque no pagan IRPF pero sí están pagando tasas, sí están pagando copagos, sí están pagando
impuestos y sí están soportando recortes en los servicios públicos y en las políticas públicas que son más
necesarias precisamente para las personas que tienen menos renta.
De hecho, hoy nos trae usted aquí,
en este real decreto-ley una reforma del impuesto sobre sociedades, que va justamente en la dirección
contraria de la que se aprobó en 2014. En 2014 eliminó usted pagos a cuenta y modificó el impuesto para
rebajar el tipo efectivo de las grandes empresas. Luego ha comprobado que la recaudación se venía al
suelo y ha tenido que recuperar los pagos fraccionados y ahora tiene que eliminar reducciones y ensanchar
bases imponibles.
Esta reforma, a juicio del Grupo Socialista, va en la dirección correcta, por fin va en la dirección
correcta, y por eso vamos a apoyarla, pero esto no significa que hayamos dejado de pensar que está
pendiente una revisión integral en profundidad del impuesto sobre sociedades; eso sí, una revisión que
debe hacerse procurando evitar la inestabilidad que han provocado los cambios de criterio del Gobierno
en los dos últimos años.
En este sentido podría recordarle, señor ministro, que, por ejemplo, la Comisión
de Hacienda del Congreso aprobó recientemente una proposición no de ley en la que le insta a usted a
poner en marcha algún tipo de mecanismo para gravar los beneficios desviados a través de las operaciones
de ingeniería fiscal transfronteriza, eso que en algunos lugares se conoce como la tasa Google, que
contribuye a que los impuestos que una empresa paga en nuestro país reflejen siquiera parcialmente el
volumen de actividad que lleva a cabo en el mismo.
Es verdad que esto tiene que hacerse respetando los
convenios internacionales, tiene que hacerse en el marco de las decisiones que se adopten en las
instituciones europeas —somos conscientes de ello—, pero no debería usted descartar la posibilidad de
adoptar algún tipo de medida unilateral, como ya han hecho otros países, si encallan las negociaciones
para aprobar las directivas contenidas en el pack package propuesto por la Comisión Europea.
En la pasada campaña electoral los socialistas le dijimos a la ciudadanía que no iba a ser posible
rebajar los impuestos, que incluso sería probable que fuera necesario aumentar algún impuesto, pero que lo importante era que los aumentos de impuestos no recayeran sobre las rentas medias y sobre los
trabajadores.
Hubo otras personas, entre ellas un candidato como el señor Rajoy, que decía hace unos
meses que subir impuestos sería un enorme error y una gran equivocación. Incluso la secretaria general
de su partido afirmó que un Gobierno del Partido Popular no solo no subiría los impuestos, sino que los
bajaría.
Y en la primera semana de junio usted mismo cayó en la tentación de anunciar que en 2017
habría margen para bajar el IRPF, cuando estaba claro que ya no iba a ser posible ni bajar el IRPF ni bajar
ningún otro impuesto. Además, ayer mismo, en el Congreso, en respuesta al control parlamentario dijo
usted que no pensaba subir el IVA ni ningún otro impuesto. Lo dijo ayer, señor ministro, y hoy ha venido
aquí con un real decreto y en la exposición que ha hecho ha hablado de modificar impuestos, de recabar
más ingresos públicos, y en un momento dado se le ha colado la expresión «subida». Sí, ha hablado de
subir impuestos.
En cualquier caso, más allá de recursos retóricos, mi grupo prefiere que queden en
evidencia sus palabras y que, al final, los ajustes, los que hay que hacer, los que usted tiene que hacer
por su propia herencia, se realicen a través de los ingresos, recurriendo fundamentalmente al impuesto
sobre sociedades; mejor así que hacerlo sometiendo a más recortes y a más sacrificios a la inmensa
mayoría de la ciudadanía.
Desde luego, si hubiera sido de otra manera, mi grupo no lo hubiera podido
respaldar y habría tenido que buscar apoyos parlamentarios en otro lugar.
Quiero también poner de manifiesto que una de las razones que nos lleva a votar a favor de este real
decreto es que incluye una disposición muy importante que va a permitir que las comunidades autónomas
puedan continuar cobrando el impuesto sobre el patrimonio el próximo año.
Es una figura tributaria que
está gravando a un porcentaje muy pequeño de los contribuyentes, a un porcentaje muy pequeño de la
población, a los propietarios de grandes patrimonios, y que es fundamental para que algunas comunidades
autónomas puedan cumplir, incluso acercarse, al objetivo de déficit, como, por ejemplo, Cataluña.
Pero
tengo que recordarle también que se trata de un impuesto que necesita desde hace años una reforma en
profundidad, y aquí no tengo ningún problema en hacer autocrítica. Tiene que ser un impuesto capaz de
gravar correctamente todas las formas de tenencia de riqueza y un impuesto que evite que se produzca
competencia fiscal a la baja entre las diferentes autonomías, porque esa competencia no solo está
quebrando el espacio tributario español, sino que acaba favoreciendo básicamente a las grandes fortunas.
Una medida de este real decreto que también saludamos es la que tiene que ver con la Seguridad
Social. Saludamos que, tras cinco años sin hacer prácticamente nada, de haber permanecido ustedes
prácticamente impasibles viendo cómo se vaciaba la hucha de las pensiones, el Gobierno acepte una
propuesta del Partido Socialista que va en la dirección adecuada, como es la de eliminar los topes máximos
y la base máxima de cotización.
Entendemos que la urgencia de la situación en la que se encuentra el
sistema de pensiones, esa a la que ustedes básicamente no habían hecho referencia hasta ahora, obliga
a que quede abierto ese camino a través de este real decreto para poder elevar los topes máximos.
Pero
queremos insistir en que todas las decisiones que tengan que ver con este asunto se adopten, a partir de
ahora, en la Comisión parlamentaria de Seguimiento y Evaluación de los Acuerdos del Pacto de Toledo y
también en el marco del diálogo social, que son dos espacios de acuerdo muy abandonados por el
Gobierno del Partido Popular durante sus años de mayoría absoluta.
Y no solo abandonaron ustedes el diálogo social y la Comisión de acuerdos del Pacto de Toledo, sino
que otra de las consecuencias de la mayoría absoluta del Partido Popular ha sido la práctica congelación
del salario mínimo interprofesional durante los últimos cinco años. Solo creció en 14 euros durante esos
últimos cinco años, por debajo incluso de lo necesario para que los trabajadores pudieran conservar su
poder adquisitivo.
El decreto que vamos a convalidar hoy contempla, en virtud de una propuesta de
Partido Socialista al Gobierno, un aumento de 52 euros al mes, 731 euros al año, que será el más elevado
de las tres últimas décadas y comparable solo a las subidas que se llevaban a cabo en los años de
Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero.
Este incremento va a ser suficiente para compensar la pérdida
de poder adquisitivo que han sufrido las personas que lo cobran desde el estallido de la crisis, incluso les
permitirá ganar alrededor de 3 puntos porcentuales de capacidad de compra.
Para el Grupo Socialista es
fundamental el hecho de que esta subida vaya a tener efectos inmediatos y que no quede al albur de la
tramitación de un proyecto de ley o de que el Gobierno pueda eventualmente vetarla.
Es un alivio inmediato,
urgente, para centenares de miles de trabajadores que han soportado todas las subidas de tasas, de
impuestos y los copagos del Gobierno de Rajoy en los últimos cinco años y que no se han beneficiado,
desde luego, de la amnistía fiscal ni de sus rebajas fiscales para las rentas altas y las grandes corporaciones.
Son trabajadores que padecen la precariedad generada por la reforma laboral del Partido Popular y los
principales damnificados por los recortes en los servicios públicos.
Señorías, el Partido Socialista no renuncia, claro que no, a que el salario mínimo interprofesional
alcance el 60 % del salario medio neto en los próximos años. Lo que ocurre es que parece que hay
algunas de sus señorías que piensan que esta medida que se aprueba hoy es una especie de obstáculo
para conseguir ese objetivo.
Nosotros pensamos que no, que al contrario, que la medida que contiene el
presente real decreto es la forma de conseguir que, en el breve plazo transcurrido desde la constitución
del Gobierno, se reduzca significativamente en más de 52 euros la diferencia que hay entre el salario
mínimo actual y el que establece la Carta Social Europea.
Señorías, en estas semanas transcurridas
desde la formación del nuevo Gobierno se habrá logrado una subida del salario mínimo interprofesional
que multiplica por cuatro las que se llevaron a cabo en los cinco años previos del Gobierno de Mariano
Rajoy.
Este es el resultado.
Para el Partido Socialista no hay mejor manera de llegar al final del camino que empezar a recorrerlo,
y aunque todavía nos queda un buen trecho en lo que se refiere al salario mínimo interprofesional, hoy
hemos dejado a nuestras espaldas, afortunadamente, una parte de ese camino que había que recorrer.
Nada más y muchas gracias. (Aplausos).
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