DEL GRUPO PARLAMENTARIO SOCIALISTA, DE MODIFICACIÓN DEL ARTÍCULO 42.1 DEL
ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES PARA GARANTIZAR LA IGUALDAD EN LAS CONDICIONES
LABORALES DE LOS TRABAJADORES SUBCONTRATADOS. (Número de expediente
122/000015).
La señora PRESIDENTA: Continuamos con la toma en consideración de la proposición de ley del
Grupo Parlamentario Socialista de modificación del artículo 42.1 del Estatuto de los Trabajadores para
garantizar la igualdad en las condiciones laborales de los trabajadores subcontratados. Para la presentación
de la iniciativa, tiene la palabra la señora Raya Rodríguez.
La señora RAYA RODRÍGUEZ: Gracias, señora presidenta. Buenas tardes, señorías.
Antes de empezar la presente intervención, permítanme saludar en nombre del Grupo Parlamentario
Socialista a los distintos representantes de las organizaciones sindicales, así como a consejeros de
Empleo y directores generales de Andalucía y Baleares que nos acompañan hoy en esta Cámara.
Esta
salutación, al margen de su carácter sincero y protocolario, resulta de obligado cumplimiento, porque ellos
han sido fundamentales en el impulso y configuración de esta proposición de ley que el Grupo Parlamentario
Socialista trae hoy a esta Cámara. Es una proposición de ley cuyo objetivo es la modificación del
artículo 42.1 del Estatuto de los Trabajadores para garantizar la igualdad en las condiciones laborales de
los trabajadores subcontratados.
Dicho con otras palabras, el objetivo que persigue esta proposición
promovida por el Grupo Parlamentario Socialista es la de evitar que el proceso de externalización que se
está extendiendo en las empresas incida en la mayor precarización de las condiciones laborales de los
trabajadores. La reforma laboral del Partido Popular ha conducido a nuestro país a un modelo de empleo
precario, de desprotección frente al desempleo y de bajos salarios, un modelo autoritario de relaciones
laborales que ha roto los equilibrios de poder entre trabajadores y empresarios y está debilitando la
negociación colectiva.
Todos estos elementos, sumados al creciente proceso de externalización que se
vive en las empresas de nuestro país, agudizan aún más el deterioro de las condiciones laborales de los
trabajadores contratados para la actividad subcontratada o externalizada. Como ustedes bien conocen,
este proceso está muy extendido en el sector de la hostelería.
Señorías, yo vengo de la Comunidad Autónoma de Canarias, en la que el turismo es el principal motor
de la economía, una comunidad que ha batido récords de manera sistemática en la llegada de turistas en
los últimos años.
En el año 2015 Canarias registró más de 13 millones de visitantes, una cifra muy positiva,
sin duda. En consecuencia, esos 13 millones de visitas debieran traducirse en mejoras de las condiciones
laborales y salariales de los trabajadores del sector que nos ocupa, pero no, esa cifra positiva e histórica
en su momento no repercute positivamente en los trabajadores, sino que, al contrario, desemboca en un
dato profundamente negativo, en un dato doloroso —avalado por estudios universitarios— que sitúa a
Canarias en el podio de las regiones europeas con mayor índice de pobreza laboral.
Resulta paradójico
que, creciendo el número de turistas, los trabajadores canarios sean cada vez más pobres.
Uno de los factores que contribuye de manera fundamental a la pobreza de los trabajadores en esta
etapa de bonanza turística es el de la externalización, una práctica cada vez más habitual que propicia
que muchos trabajadores, desempeñando las mismas funciones que otros, lleguen a cobrar hasta un 50%
menos de salario.
Esto ocurre cuando lo hacen a través de empresas de outsourcing. Esto que les estoy
contando lo conocen muy bien las camareras de piso, que nos visitaban ayer en este Congreso para
denunciar precisamente, entre otras, esta situación y que han vivido en primera persona cómo compañeras del hotel de al lado cobran el doble que ellas realizando las mismas funciones.
Pero esto no solo ocurre
en sectores turísticos como el canario o el balear, sino que el fenómeno de la subcontratación se expande
con suma rapidez por otras zonas turísticas de España, una práctica empresarial que también se ha
convertido en usual en sectores como el de la automoción, la logística o los contact center, entre otros.
Sin ir más lejos, cabe recordar que hace escasas semanas precisamente los representantes de los
trabajadores del sector del contact center denunciaban la precariedad laboral que están sufriendo como
consecuencia del abuso de contratos de obra y servicio, jornadas parciales —solo el 33% de las jornadas
son completas—, salarios bajos y que cada vez hay más subcontratación.
El problema, señorías, es que
tenemos un país sembrado de desigualdades. Hoy en día podemos hablar de trabajadores pobres.
El 13,2% de las personas trabajadoras en España, es decir un 28% de la población, se encuentra en
riesgo de pobreza o exclusión social. La cifra de ocupados en riesgo de pobreza en España es tres puntos
superior a la media europea. Precariedad laboral, empleo temporal e inseguridad; esto, señorías del
Grupo Popular, es lo que ha logrado su tan exitosa reforma laboral. (Aplausos).
Tener un trabajo ya no
asegura cubrir las necesidades más básicas; precariedad laboral y pobreza van cogidas de la mano, y lo
hacen alentadas y fortalecidas por el debilitamiento de la equiparación de fuerzas necesaria en la
negociación colectiva, que borró de un plumazo el Partido Popular. Esto ha supuesto una evidente pérdida
de la fuerza y del protagonismo necesario de los sindicatos en la negociación colectiva, lo que a su vez se
ha traducido en un claro descenso de los convenios colectivos registrados, así como de los revisados.
Las
cifras oficiales así lo certifican y demuestran; los trabajadores cubiertos por convenios colectivos han
pasado de 10,66 millones en el año 2011 a poco más de 6,5 millones hoy. Además, con la entrada en vigor
de la reforma laboral comenzaron a aplicarse las nuevas reglas sobre descuelgue de condiciones de
trabajo.
Desde 2012, se han producido más de 5.000 inaplicaciones, que han afectado a cerca de 250.000
trabajadores.
Ante la elocuencia de las cifras apuntadas, salta a la vista la merma de los derechos individuales y
colectivos de los trabajadores, de la que resulta un único responsable, el Partido Popular, cuya reforma
laboral situó la prioridad del convenio de empresa frente al sectorial, lo que ha provocado que muchos
trabajadores subcontratados cobren prácticamente el salario mínimo interprofesional.
El agravio
comparativo queda reflejado en el hecho de que los convenios que mejoran el salario mínimo interprofesional
lo hacen en una media que suma 1.048 euros al año, lo que equivale a un salario anual de 10.082,51
euros, sin duda una cifra muy por debajo de la media del salario nacional.
Estas diferencias salariales han
sido denunciadas por los trabajadores y existen múltiples sentencias que les dan la razón, lo que ha
provocado que algunas de las principales empresas del sector servicios aboguen por dar pasos hacia una
equiparación salarial y así eliminar una inseguridad jurídica que finalmente se traduzca en mayores costes
para las mismas.
Las políticas laborales del Partido Popular quedan en entredicho cuando son las propias
empresas, señorías, las que adoptan medidas correctoras para garantizar la seguridad jurídica.
Pese a la trompetería triunfalista del Gobierno del señor Rajoy, otra consecuencia evidente de sus
políticas en materia de empleo es la pérdida de poder adquisitivo de la clase trabajadora, una situación
que debiera sonrojar a quienes han propiciado el empobrecimiento de las trabajadoras y los trabajadores
de este país, que además desmonta la ridícula idea lanzada por el Partido Popular, que, en su delirio, llega
a afirmar que los socialistas buscamos la destrucción de las empresas.
Señorías, ¿saben quiénes atentan
seria y gravemente contra las empresas? Atentan contra las empresas los que con sus políticas laborales
generan la devaluación de los salarios de los trabajadores, que, en consecuencia, se distancian de la
condición de consumidores potenciales de los productos que ofrecen nuestras empresas. Sin salarios
dignos, con la existencia del fenómeno contrario, es decir, con la devaluación salarial, se frena el
crecimiento del consumo a los niveles deseados.
Señorías, queda demostrado que el Partido Popular es capaz de decir una cosa y hacer la contraria,
porque negando, por ejemplo, la existencia de la precariedad laboral demuestra no estar en la realidad
que viven los españoles y las españolas diariamente.
¿Es que acaso en esta Cámara existe diputado
alguno que no conozca el caso de numerosos trabajadores que suman a diario contratos a tiempo parcial
en distintas empresas para, en el mejor de los casos, sumar unos ingresos que los sitúen a las puertas de
los ingresos mínimos para hacer frente a sus necesidades básicas? No sé la respuesta que darán sus
señorías, lo que sí les aseguro es que las trabajadoras y los trabajadores subcontratados la conocen
perfectamente porque la viven diariamente en sus carnes.
Por eso, en nombre del Grupo Parlamentario
Socialista solicito el respaldo de la Cámara a esta proposición de ley. Oponerse a la misma supone firmar
a favor de la precariedad, de la temporalidad y de la inseguridad laboral. La realidad es tozuda; allá los que quieran vivir en el desconocimiento de la verdadera realidad social de nuestro país. Hoy, sí que les
digo, señorías, que iniciamos la cuenta atrás para devolver la dignidad a miles y miles de trabajadores y
trabajadoras en nuestro país.
Muchas gracias. (Aplausos).
La señora VICEPRESIDENTA (Navarro Garzón): Muchas gracias. Por el Grupo Parlamentario Ciudadanos, tiene la palabra el señor Del Campo Estaún.
El señor DEL CAMPO ESTAÚN: Gracias, señora presidenta.
Señorías, no acostumbro a hacerlo, pero hoy quiero empezar mi exposición hablándoles de una
historia real, una historia que me ocurrió en primera persona, una historia que me ocurrió ya hace quince
años. (El señor vicepresidente, Prendes Prendes, ocupa la Presidencia).
Hace quince años era un
feliz universitario que como muchos de mi generación compaginábamos nuestros estudios universitarios
con distintos trabajos. Había pasado por ETT, por diferentes empresas, y una vez vi un anuncio de una
empresa de servicios que ofrecía empleo de reponedor; en aquella época cogíamos todo tipo de trabajos
y allí que me fui, dejé mi currículum, recuerdo que pasé una entrevista con el responsable de recursos
humanos y a los pocos días empecé a trabajar.
Empecé a trabajar en una superficie comercial, el típico
supermercado y hasta allí todo bien; allí había trabajadores que trabajábamos para esta empresa de
servicios y había otros trabajadores que trabajaban directamente para el supermercado. En principio la
única diferencia era el nombre que llevábamos en la pegatina, la serigrafía de nuestra camiseta, nosotros
teníamos el nombre de la empresa de servicios y ellos tenían el nombre del supermercado; todo bien.
Poco a poco vas cogiendo confianza y cuando llevas unos meses trabajando, en los almuerzos hablas con
unos, hablas con otros y ahí es cuando nos dimos cuenta de que esa no era la única diferencia, sino que
realmente la diferencia llegaba a final de mes con la nómina, cuando nosotros cobrábamos entre la mitad
y dos terceras partes de lo que cobraban los trabajadores del propio supermercado.
¿Con esto qué quiero decir?
El problema no es de ahora, es un problema que viene de hace tiempo,
y cuento esta historia porque lo curioso es que hace poco tiempo, hace meses, me encontré con un
colega, con un amigo que no ha tenido la misma suerte que he podido tener yo o hemos podido tener
otros, perdió su empleo y tras estar un tiempo en desempleo empezó a trabajar para una empresa de servicios, en una situación muy parecida a la que yo trabajé hace quince años.
Yo casi lo tenía olvidado,
pero esta historia de mi amigo me hizo recordar que esta situación es dramática, porque en aquel momento
yo no lo necesitaba para comer, pero mi amigo sí lo necesita para dar de comer a una familia. La paradoja
de esta historia que les cuento hoy aquí es que quince años después nuestro mercado de trabajo sigue
teniendo los mismos problemas de desigualdad y de discriminación entre los trabajadores.
Ya no hablo
solo de la situación de la subcontratación o de la cesión ilegal, sino que hablo también de que tenemos
trabajadores que tienen condiciones laborales diferentes dentro de una misma empresa solo por el hecho
de tener trabajos y contratos temporales o contratos indefinidos, como nos han recordado las sentencias
de septiembre del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que se han nombrado aquí.
Pero no es ese solo el problema de nuestro mercado de trabajo, nuestro mercado de trabajo tiene
muchos más problemas. Tenemos un problema de desempleo estructural. En la actualidad estamos en
torno al 20% de desempleo, pero en los últimos treinta años hemos superado hasta en tres ocasiones
el 20% de desempleo.
Pero si tienes la suerte de salir del desempleo y empezar a trabajar, de conseguir
un trabajo la verdad es que la situación tampoco es mucho más halagüeña, porque según las estadísticas,
más del 90% de los contratos que se celebran en la actualidad son contratos temporales con una tasa de
temporalidad de las más altas, solo superada por Polonia, de todos los países de nuestro entorno.
A eso
tenemos que sumar, como todos ustedes saben y se ha hablado aquí en la Cámara, un problema también
de pobreza laboral, ya que tenemos en torno a 6 millones de trabajadores que aunque trabajan no
consiguen llegar a final de mes, porque sus ingresos no llegan a superar en términos anuales ese salario
mínimo del que se hablaba antes, y para los que subidas de ese salario mínimo interprofesional —como
ha dicho aquí algún orador— no solucionan el problema.
Nosotros tenemos muy claro cuál es el problema.
El problema es que tanto ustedes, señorías del
Partido Socialista, como ustedes, señorías del Partido Popular, se han dedicado durante todo este año a
poner parches, parches como el que traen hoy aquí de la reforma del artículo 42 del Estatuto de los
Trabajadores, cuando los problemas van mucho más allá.
Porque quiero recordarles que ustedes, señorías
del Partido Socialista, que ahora van con las pancartas de defensa de los trabajadores y salen a la calle,
fueron quienes trajeron a la Cámara la reforma del año 2010, fueron ustedes los que ampliaron el colectivo
que podía reducir la indemnización de cuarenta y cinco días a treinta y tres, y fueron ustedes los que
multiplicaron los casos de descuelgue salarial, facilitando ese descoloque salarial. Bien es cierto que
posteriormente llegó el Partido Popular también con una serie de reformas laborales.
Ellos nos dicen que
ha servido para generar empleo, nosotros no dudamos de que ha servido para generar empleo, pero hay
que pensar qué tipo de empleo y que es cierto que esa reforma laboral que ha traído el Partido Popular
ha servido para que estos casos como los que yo les he explicado, el propio o el caso de mi amigo, se
hayan multiplicado exponencialmente.
Por tanto nosotros creemos que es necesaria una reforma laboral
en profundidad, una reforma de nuestro modelo de relaciones laborales, no solo del artículo 42 del Estatuto
de los Trabajadores. Debemos reformar nuestro sistema de contratación para que no tengamos los
problemas que tenemos en la actualidad de los que hemos hablado, problemas de dualidad.
Tendremos
que avanzar hacia un contrato único que evite esos problemas, y tendremos que tocar otro tipo de modelos
de contratos. Es cierto que el contrato a tiempo parcial tiene que ser usado como una herramienta de
flexibilidad para los empresarios, pero en la actualidad —igual que el contrato temporal— está siendo
usado como una herramienta de fraude.
Todos ustedes conocerán a trabajadores que están contratados
cuatro horas y después están trabajando ocho, con el expolio que esto significa para nuestro Sistema de
Seguridad Social. Probablemente también, como se ha dicho aquí, habrá que reformar nuestro modelo de
negociación colectiva, pero igual no es tan importante si vamos a hacer un modelo de negociación colectiva
sectorial o un modelo de negociación colectiva de empresa; lo que creemos que es importante es que
quede clara la legitimación de los trabajadores y la representación de los trabajadores para que no ocurran
cosas como las que están pasando en la actualidad.
Seguramente también tendremos que hacer reformas
a nuestro modelo de relaciones laborales para adaptarnos a las nuevas tecnologías y a la economía
digital, para que no nos encontremos otra vez de nuevo con situaciones de fraude como son esas
relaciones laborales fronterizas que tendremos que delimitar.
En definitiva no queremos más parches, sino un nuevo modelo de relaciones laborales, y ese es el
motivo por el que nos abstendremos en esta votación, porque nosotros creemos que se consiguen muchas
más cosas sentándonos a la mesa, sentándonos a dialogar, y tenemos claros ejemplos como conseguir
aumentar los permisos de paternidad de dos a cuatro semanas a través de la negociación, llegar a un gran
pacto por la conciliación laboral que nos permita pasar más tiempo con nuestras familias e incrementar la natalidad, que falta nos hace.
Sentándonos y negociando se pueden conseguir mejoras en los autónomos
como las que hemos conseguido nosotros en los acuerdos con el Partido Popular —recordemos que los
autónomos son los grandes generadores de empleo neto en nuestro país— o un complemento salarial
para nuestros jóvenes, y esa sí que es una herramienta eficaz para la lucha contra la precariedad o si
hablamos de desempleo un sistema de perfilado que haga que nuestros servicios públicos de empleo
mejoren en su funcionamiento y den ocupación a muchos más trabajadores.
Sabemos que en la actualidad
nuestros servicios de ocupación no colocan ni al 2% de los desempleados. Así que desde mi grupo
parlamentario como les digo apostamos por sentarnos y apostamos por dialogar.
Le quería decir a la ministra, aunque no la tenemos aquí, que no sabemos a qué espera, que debemos
sentarnos ya y debe ser ella, la ministra, quien debe constituir esa mesa de diálogo y esa mesa de
negociación que nos ha prometido a todos, donde estemos presentes, tanto los agentes sociales y agentes
económicos como los demás partidos políticos, porque, señorías, los ciudadanos nos han elegido para
que solucionemos los problemas no para que les creemos más problemas. Por eso quiero decirle a la
ministra que sea valiente y que monte esa mesa de diálogo porque tenemos muchos colectivos que no
pueden esperar más.
Muchas gracias, señorías. (Aplausos).
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