jueves, 22 de diciembre de 2016

CONGRESO DIPUTADOS 21122016 RD EDUCACIÓN

REAL DECRETO-LEY 5/2016, DE 9 DE DICIEMBRE, DE MEDIDAS URGENTES PARA LA AMPLIACIÓN DEL CALENDARIO DE IMPLANTACIÓN DE LA LEY ORGÁNICA 8/2013, DE 9 DE DICIEMBRE, PARA LA MEJORA DE LA CALIDAD EDUCATIVA. (Número de expediente 130/000004). 

La señora VICEPRESIDENTA (Navarro Garzón): Punto sexto, convalidación o derogación del Real Decreto-ley 5/2016, de 9 de diciembre, de medidas urgentes para la ampliación del calendario de implantación de la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la Mejora de la Calidad Educativa. Para presentar el real decreto-ley, tiene la palabra en nombre del Gobierno el señor ministro de Educación, Cultura y Deporte. 

El señor MINISTRO DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE (Méndez de Vigo y Montojo): Señora presidenta, señorías, comparezco ante ustedes para solicitar en nombre del Gobierno la convalidación del Real Decreto-ley 5/2016, de 9 de diciembre, de medidas urgentes para la ampliación del calendario de implantación de la Ley Orgánica 8/2013, de 9 diciembre, para la mejora de la calidad educativa. 

Este Real Decreto-ley, que fue aprobado por el Consejo de Ministros el pasado viernes 9 de diciembre, quiere ser el primer paso hacia el pacto de Estado social y político por la educación, un pacto que nos reclama la sociedad española, que nos pide que demos certeza, que garanticemos la estabilidad y dotemos de certidumbre a nuestro sistema educativo. Este decreto-ley, cuya convalidación hoy solicito, reviste por ello gran importancia. 

El sistema educativo español se ha visto sujeto desde los años setenta a continuos cambios legislativos que están impidiendo de facto su adecuado funcionamiento. Por ello, el Gobierno se ha fijado como objetivo alcanzar este pacto de Estado social y político por la educación con todas las formaciones políticas y la comunidad educativa para dotar al sistema educativo español de estabilidad. 

Los ciudadanos nos piden un marco estable y certero, donde alumnos, familias, docentes y escuelas sean su verdadero centro, y no las luchas ideológicas que distraen la atención de lo verdaderamente importante: trabajar por un sistema educativo en el que el mérito y el esfuerzo sean sus señas de identidad; la libertad y el derecho de los padres a escoger la educación de sus hijos sean premisas básicas, y que sea equitativo y que garantice la igualdad de oportunidades para que ningún estudiante se vea afectado en sus resultados académicos por sus circunstancias personales o por su territorio de origen. 

Nadie en España debe dejar de estudiar por razones económicas. Precisamente eso es lo que nos ha llevado a aprobar este real decreto-ley; esa situación de incertidumbre ante la celebración de las pruebas por parte de alumnos, familias y docentes hacía urgente y necesario tomar medidas. 

Ello justifica, por tanto, la extraordinaria y urgente necesidad que exige el artículo 86 de la Constitución para la tramitación y aprobación de un proyecto de ley, y esta extraordinaria y urgente necesidad se producía porque, como saben ustedes, el calendario de aplicación de la Lomce está en la propia disposición transitoria quinta y un Gobierno en funciones tiene vedado por ley presentar iniciativas legislativas. Por tanto, hasta que no hubo un Gobierno en pleno ejercicio de su actividad no pudo llevarse a cabo esta iniciativa que hoy presentamos. 

Como he dicho, hoy tenemos la oportunidad de dar ese primer paso hacia el acuerdo, convalidando este decreto-ley que recoge un consenso de casi todos los grupos presentes en esta Cámara; un paso importante, además, que demostrará a la sociedad española que las fuerzas políticas somos capaces de ponernos de acuerdo por el bienestar de los ciudadanos y que es muestra de la voluntad de todos para la consecución del pacto educativo; un acuerdo entre las fuerzas políticas por el que abogó el presidente del Gobierno en su discurso de investidura ante esta Cámara el pasado 30 de octubre. 

En aquella ocasión, y como señal de voluntad de diálogo, se comprometió, en respuesta al portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, a suspender los efectos académicos de las evaluaciones finales pendientes de celebración. Este compromiso lo ratificó el Gobierno el pasado 15 de noviembre. Entonces, como recordarán, esta Cámara tomaba en consideración una proposición de ley del Grupo Parlamentario Socialista para tramitar una modificación de la vigente ley educativa destinada a suspender el calendario de implantación de las evaluaciones. 

En dicha sesión intervine en representación del Gobierno para ofrecer a todos los grupos parlamentarios del Congreso y a la comunidad educativa una solución mucho más rápida desde el punto de vista jurídico y por ello más adecuada y eficaz. Me comprometí entonces ante el Pleno de esta Cámara a elevar al Consejo de Ministros un real decreto-ley que aplazara determinados aspectos pendientes del calendario de aplicación de la Lomce y me comprometí también a consensuar ese real decreto-ley con las comunidades autónomas, y así lo hice solo dos semanas después, en concreto el 28 de noviembre, en la Conferencia Sectorial de Educación. 

Señorías, el objetivo perseguido por el real decreto-ley es proporcionar certeza a la comunidad educativa sobre las características y efectos de las evaluaciones que deberán hacer al finalizar la secundaria y el bachillerato, y en particular a los alumnos matriculados este curso escolar en 4.º de la ESO y en 2.º de bachillerato que tienen que realizar dicha prueba. 

Los primeros la iban a realizar ya sin efectos académicos, y los segundos como paso previo para el acceso a la universidad, igualmente sin efecto respecto a su titulación en este curso 2016-2017. Este real decreto-ley que hoy someto a la convalidación de esta Cámara no significa que el Gobierno renuncie a cumplir la ley, ni que haya dejado de considerar la evaluación de los conocimientos adquiridos como algo de importancia; significa que mientras se llevan a cabo las negociaciones del pacto de Estado social y político por la educación, los resultados de las evaluaciones finales no van a tener efectos académicos para la obtención de los títulos de ESO y bachillerato y, por tanto, su organización y desarrollo va a tener en cuenta esta circunstancia. 

Consecuentemente y hasta que entre en vigor la normativa resultante del pacto de Estado social y político por la educación, las evaluaciones finales de etapa tendrán las siguientes características. La evaluación final de educación primaria, que comenzó a realizarse el curso 2015-2016 y que nos permite comprobar el grado de adquisición de competencias en lingüística, matemáticas y en ciencia y tecnología, tendrá carácter muestral y se realizará sobre un número significativo de alumnos y de centros. 

La evaluación final de educación secundaria obligatoria tendrá las siguientes características: la evaluación tendrá finalidad diagnóstica, tendrá carácter muestral, participando en ella el alumnado matriculado en cuarto curso que haya sido seleccionado por la Administración educativa y por la opción cursada; se circunscribirá a las materias troncales generales del último curso: geografía e historia, lengua castellana y literatura, matemáticas y lengua extranjera. 

La evaluación final de bachillerato será obligatoria para los alumnos que quieran acceder a estudios universitarios. Esta prueba, que hemos consensuado con la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas, a quienes quiero dar las gracias expresamente por su cooperación y colaboración, tendrá las características siguientes: La evaluación se tendrá en cuenta para el acceso a la universidad y no será necesaria para obtener el título de bachiller. 

La organización de la evaluación de bachillerato corresponderá a las administraciones educativas en colaboración con las universidades, que asumirán las mismas funciones y responsabilidades que tenían en relación con las pruebas de acceso a la universidad.

En relación con el alcance de la prueba, esta evaluará la adquisición de las competencias a través de las materias troncales generales de segundo curso y las materias troncales de opción podrán utilizarse para subir nota. En suma, señorías, la configuración de esta evaluación de bachillerato se asemeja a las pruebas de acceso a la universidad con dos importantes diferencias: 

En primer lugar, la evaluación tendrá por objeto las competencias en los términos establecidos en los currículos de ESO y bachillerato aprobados en el desarrollo de la Lomce y, en segundo lugar, se avanza en la homogeneidad de la prueba, que se ajustará no solamente a las fechas como antes sino también a las características y contenido establecidos por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, lo que constituye un elemento muy notable para la cohesión de nuestro modelo educativo. 

La celebración de estas pruebas en todo el territorio español durante el periodo de negociación proporcionará indudables beneficios, porque permitirá realizar un diagnóstico de las necesidades de los centros educativos y de sus alumnos con el objetivo de mejorar las prestaciones educativas en cada centro y porque permitirá a la comunidad educativa adecuarse al nuevo sistema y a la realidad educativa de cada comunidad autónoma. 

Señorías, este real decreto se enmarca en un objetivo mucho más amplio y de mayor calado: la consecución de ese pacto de Estado social y político por la educación del que esta norma, como he dicho al comienzo de mi intervención, es un primer paso pero es un paso importante. Otro paso importante es la constitución de esa subcomisión en el ámbito de la Comisión de Educación, que va a trabajar por la elaboración de ese pacto de Estado por la educación. 

Pero para lograr este objetivo necesitamos trabajar todos juntos en ello porque por encima de cualquier interés y rédito político nuestra actuación tiene que estar motivada por el interés general de los españoles, porque la sociedad nos exige a todos los partidos políticos que busquemos puntos en común, aparquemos nuestras diferencias y hoy podemos demostrarles que les hemos escuchado y que estamos dispuestos a hacerlo. 

Como ya he repetido en varias ocasiones, el Gobierno quiere aprovechar esta oportunidad de llegar por vez primera en la historia de nuestra democracia a un pacto de Estado por la educación que se traduzca en una ley educativa nacida de todos y para todos los españoles. Así lo hemos defendido antes, durante y después de las elecciones, incluyendo este objetivo en nuestro programa electoral. 

Y no solo hemos defendido su importancia, es que somos conscientes de que necesitamos un pacto de Estado por la educación, pacto de Estado que configure un marco estable para las próximas generaciones de españoles, pacto de Estado que deje a un lado nuestras diferencias y se centre en los estudiantes, sus familias, los docentes y los centros; un pacto de Estado en definitiva que sea el éxito de todos, de los españoles como sociedad. 

Y para lograrlo debemos prestar especial atención a toda la comunidad educativa, reforzar la dimensión social de la educación y luchar por una educación equitativa, inclusiva y de calidad que respete la libertad educativa como principio fundamental. 

Por ello, para alcanzar este pacto es imprescindible la participación activa de todos los grupos y miembros de la comunidad educativa y también de los representantes de los ciudadanos que, como todos ustedes, son depositarios de la soberanía nacional. Señora presidenta, señorías, finalizo. Nuestro gran objetivo en esta legislatura es y tiene que ser conseguir esa ley educativa duradera, una ley que no confronte, sino que una, que garantice el derecho a la educación y a la libertad de enseñanza proclamados por la Constitución y que se cimiente sobre los principios de mérito, capacidad e igualdad de oportunidades. 

Una ley, en suma, que haga del estudiante un ciudadano libre, maduro y responsable y de los docentes un modelo de referencia en conocimiento, espíritu crítico y valores desde la educación en libertad. Por todo ello, señora presidenta, señorías, solicito su voto favorable a la convalidación de este real decreto-ley. Muchas gracias. (Aplausos).

La señora VICEPRESIDENTA (Navarro Garzón): Muchas gracias, por el Grupo Parlamentario Ciudadanos, tiene la palabra la señora Martín Llaguno. 

La señora MARTÍN LLAGUNO: Señor ministro, cuánto me alegra verle aquí. Está usted bien, ¿no? ¿Está bien? Se lo digo porque en algún momento he estado preocupada por usted, porque en el mes de octubre, cuando en su ministerio decían que no me conocían, tuve la duda de si a usted le había pasado lo mismo que al protagonista de la película Memento. 

La ha visto, ¿no? Su protagonista, Leonard, tiene en un momento dado amnesia anterógrada, como la llaman los médicos; es decir, que no consigue recordar los actos concretos que le han pasado inmediatamente y lo que va haciendo es írselos tatuando para poder acordarse. Le voy a decir que me quedé muy tranquila cuando usted compareció en esta Cámara y vi que estaba perfectamente, que no tenía ningún tatuaje. 

Y me quedé más tranquila cuando en la comparecencia que hizo ante la Comisión usted dijo públicamente que, efectivamente, habíamos estado hablando sobre lo que hoy va a pasar. Avanzo ya que lo apoyamos, y no solo lo apoyamos sino que nos hubiera gustado hacer un posicionamiento a favor. Como sé que es usted un gran cinéfilo y, además, es ministro de Cultura, voy a seguir en el marco de la narrativa audiovisual. 

En mi intervención me gustaría hacer, por una parte, una analepsis, que es hacer un flashback, y, por otra parte, una prolepsis, que es hacer un viaje al futuro. En el flashback me gustaría hablar de las causas que nos han traído a lo que hoy vamos a votar en esta Cámara. 

Y en el viaje al futuro me gustaría hablar también de las consecuencias que puede tener no votar la convalidación del decretoley. Empiezo con el flashback, y me sitúo en este verano, en plenas negociaciones entre el Partido Popular y Ciudadanos para la investidura, cuando mis compañeros negociaron con los compañeros del equipo negociador del Partido Popular que, en el punto 78, en el ámbito educativo, nos comprometíamos ambas fuerzas —ustedes más, porque iban a tener Gobierno— a dejar sin efectos aquellos aspectos de la Lomce que no hubieran entrado en vigor. 

Lo cierto es —usted lo ha explicado muy bien— que esto puso al Gobierno en funciones en lo que llaman los ingleses un catch-22, le puso a usted entre la espada y la pared. Por una parte, usted tenía que cumplir la ley, una ley que tenía integrado el calendario y que tenía que sacar un decreto de reválidas, pero, por otra parte, tampoco podía desarrollarlo plenamente porque había un consejo escolar estatal que estaba un poco mermado y, además, se había comprometido con nosotros a cumplir el acuerdo. Para solucionar este entuerto había dos vías. 

Una, que fue la que yo le propuse, que era hacer una proposición de ley con tres puntos —básicamente es lo que usted ha recogido—: la moratoria en el calendario, dejar sin efectos las pruebas diagnósticas y hacer un pacto de Estado, una subcomisión para el pacto nacional por la educación. Esta es la vía que luego el PSOE, que va un poco por atrás, ha presentado en esta Cámara, que, por supuesto, hemos apoyado porque era la vía que nosotros habíamos propuesto inicialmente. 

Pero, señores del PSOE, esta vía tiene un problema: si lo hacemos como ustedes quieren hacerlo, no llegamos. No llegamos, y al final los alumnos tienen que examinarse. La otra opción era la exprés, la que hoy votamos y a la que usted se comprometió conmigo a poner en marcha si había Gobierno. 

Esta opción, si se tramita, recoge exactamente la solución técnica de la que hablamos en octubre, en la que efectivamente lo que pedimos es que se establezca una moratoria en la ejecución de las reválidas hasta que lleguemos a un acuerdo, porque derogar por derogar, es tontería, hasta que lleguemos a un acuerdo para que haya una nueva ley. 

Y yo le voy a decir una cosa, me congratulo mucho de que usted haya sido justo, inteligente y cumplidor con su palabra. Me congratulo mucho además de que este decreto-ley tenga también la aquiescencia de las comunidades autónomas y de la CRUE, y me congratulo mucho también —permítamelo— de que nuestra llegada a la política haya sido útil, porque he escuchado intervenciones donde se sigue viviendo en el pasado y, si siguiéramos en esa postura, probablemente seguiríamos sin tener una solución a un problema que ha tenido a 40.000 familias en vilo. 

Por tanto, sin eslóganes, sin frentismos, sin numeritos, hemos conseguido lo que mucha parte de la comunidad educativa y muchos grupos políticos llevaban pidiendo desde hacía meses. Así que en este sentido, muchas gracias. Voy a hacer ahora la prolepsis, el viaje al futuro, que tiene que ver con las consecuencias de lo que hoy vamos a votar. 

Miren ustedes, si hoy tramitamos esta convalidación y ningún grupo parlamentario, como ya han avanzado, vota que no o pide que se tramite como proyecto de ley, probablemente mañana mismo o pasado mañana esto estará publicado en el BOE y la semana que viene las comunidades autónomas y las universidades se podrán poner a trabajar en dar una solución a los alumnos que están angustiados esperando saber de qué se van a tener que examinar. (Aplausos.—La señora presidenta ocupa la Presidencia). 

Si este decreto se convalida sin problemas, tendremos un tiempo de tregua para ponernos a trabajar, sin prisa pero sin pausa, en esta subcomisión que también se aprueba hoy —esperemos— del pacto social y político donde toda la comunidad educativa y todas las fuerzas de esta Cámara podamos ponernos a trabajar sin posturas frentistas, con un espíritu constructivo y con la voluntad de hacer política útil. Y probablemente para los señores que todavía ven fantasmas, las revalidas de Wert, que tanto les preocupan, las reválidas del no consenso, no volverán a resucitar. (Aplausos). 

Pero si hoy algún grupo parlamentario, algunos, porque he escuchado a varios, se empeñan en no tramitar este decreto ley o se empeñan en tramitarlo por vía proyecto de ley porque siguen queriendo hacer frentismo con la educación y siguen pensando en sus votos y en sus cuitas y les importa un bledo la gente (Rumores), sí, sí, un bledo la gente, la indefinición en que van a dejar a los alumnos va a ser terrible y al final no sabrán cómo se tienen que examinar. 

Así que no hay más opciones, señores. Ustedes pueden contar lo que quieran aquí, en esta tribuna, pero hay que contarle a la gente, sí, a los vascos, a los catalanes, a los valencianos, a los navarros, que hoy, si no se aprueba este decreto, habrá gente en las trincheras —casta como lo llaman algunos— preocupada por los titulares y no por los exámenes de selectividad, que es lo que ocupa a la mayoría de los alumnos. 

Así que la convalidación del real decreto, que sinceramente espero que se ponga en marcha, creo que pone fin, espero que ponga fin, esperemos todos que ponga fin al fracaso de una política educativa, no solamente del PP, también de los grupos parlamentarios anteriores, del frentismo y que inaugure una etapa nueva, de rigor, sobre todo de rigor, de seriedad y de consenso centrada solo y exclusivamente en conseguir una mejor educación, que al fin y al cabo no es ni más ni menos que conseguir un mejor futuro para todos nuestros jóvenes y para todo este país. 

Espero que todos y todas, incluidos los grupos nacionalistas, estemos en esta labor. Muchas gracias. (Aplausos).

La señora PRESIDENTA: Muchas gracias. Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra el señor Díaz Trillo. 

El señor DÍAZ TRILLO: Gracias, señora presidenta. Señorías, señor ministro, pertenezco a la primera generación de nuestro país que con dieciocho años pudo votar después de cuarenta años sin hacerlo; creo que es la misma a la que usted pertenece. También cursamos el curso de orientación universitaria y la selectividad, fuimos de los primeros que lo hicimos. Pero aún recuerdo por mis mayores el temor que generaban las reválidas. 

De hecho, no se hablaba de 4.º o de 6.º, sino de 4.º y reválida y 6.º y reválida; hasta había un examen de ingreso, ¡qué casualidad!, muy parecido al que imponía la muy pronto extinta Lomce; era el examen de ingreso, al que con apenas diez años iban los críos y las crías, con pantalones cortos o con vestidos, a examinarse. 

En este sentido, quería manifestarle que cuando en este mismo hemiciclo se ha venido subrayando esa ley aquí por los distintos portavoces, hecha desde un cierto absolutismo ideológico, con un empecinamiento por parte del Gobierno y en contra de todos y de todas, y además con un posicionamiento muy claro de toda la comunidad educativa, me acordaba, precisamente pensando en esos tiempos, de un documento que me facilitó mi compañero Guillermo Meijón estos días, que es precisamente un nodo, del que algunas señorías se acordarán. 

En un reportaje del nodo de los años setenta, hablando precisamente del libro blanco que ponía en marcha el ministro Villar Palací para la ley de entonces, literalmente se hablaba del fracaso de unas pruebas y de unos sistemas que sitúan de cada cien alumnos matriculados en la enseñanza primaria a veintisiete en la secundaria y únicamente a tres en la universidad. 

Pero abundaba más y reconocía —y además criticaba con una voz que no es la mía, era de otros tiempos— la coexistencia de dos sistemas educativos: uno, para familias acomodadas, literalmente, y otro, para los sectores sociales más desfavorecidos, o sea, los pobres. En ese sentido, hago mención a ese reportaje porque la ley llamada Wert, la Lomce, no solo ha sido un tiempo en blanco y negro, yo creo que ha sido un periodo prácticamente en negro de nuestra etapa democrática en cuanto a educación. 

Ya digo —y se ha dicho— que hay un artículo, un estudio amplio y formidable del profesor Gómez Llorente, que fue vicepresidente de esta Cámara, que lo tituló, en el año 2010, La reacción a escena, precisamente partir de una propuesta de pacto educativo del que hablaré posteriormente. Les decía que en ese empecinamiento ideológico había también una clara voluntad segregadora de volver a esa escuela que obedecía a un modelo como decía aquel telediario de los años setenta, aquel nodo obsoleto y segregador. 

En cuanto a este decreto, y me voy a permitir una consideración de tipo político, en democracia los cambios y hasta las revoluciones, amigos y amigas, tenemos que hacerlas con el BOE, no hay otra manera, y para eso hay que conquistar o ganar las elecciones y tener el BOE. Este partido ha gobernado y ha promulgado leyes en el BOE que ahora, además, a partir del pacto por la educación, necesariamente se van a recuperar. 

Es verdad que el decreto saca del blanco y negro la situación de las reválidas concretamente y también quiero hacer una advertencia para aquellos y aquellas que creen que hay que derogar la Lomce, como nosotros, y es que para acabar derogándola hay que construir otra ley que acabará definitivamente derogando la Lomce. (Aplausos). 

Así es como se construye precisamente la alternativa, porque este grupo al que represento con orgullo —también por su pasado en el Gobierno—, no solo es oposición, sino también alternativa de Gobierno. En este sentido, el decreto, parte —permítame que utilice una consideración lingüística— de un gran eufemismo. Y permítame un cierto lenguaje bélico —creo que lo ha utilizado usted—, la batalla y la lucha. 

De hecho, esta pronto extinta Lomce ha levantado los ánimos prácticamente de toda la ciudadanía. Ha habido manifestaciones hace muy poco en contra de estas mismas reválidas. Digo que tendríamos que considerar a partir de ese lenguaje bélico que le propongo, que significa un acta de claudicación con respecto a las reválidas y en gran parte a la Lomce. 

Por tanto, nuestro grupo tiene una posición favorable. Es más, usted ha hablado del carácter urgente del decreto y yo diría que urgente era hace tres años, y digo hoy justamente tres años porque a usted le sonará el 9 de diciembre. Usted llevó este decreto al Consejo de Ministros precisamente un 9 de noviembre. Se cumplen tres años de la Lomce. Hemos perdido no solo tres, sino prácticamente seis años y, por tanto, hay que volver al punto de partida. 

En el Grupo Parlamentario Socialista lo tenemos claro. También usted mismo, que es quien hoy defiende este decreto, reconocía —a partir de los datos de ese informe PISA, con todos sus defectos, críticas y demás, pero que contiene elementos que podían coincidir con su valoración— un pretérito imperfecto, no estábamos tan mal, y ojalá lo convirtamos en un pretérito perfecto dentro de poco. 

Lógicamente, hay que poner en su sitio la trayectoria de veinticinco o treinta años de leyes educativas que han permitido, y vuelvo a esa España en blanco y negro… Por cierto, en toda la provincia de la que yo soy representante y estudié solo había dos institutos, el masculino y el femenino. 

Pues bien, en la Comisión de Educación del otro día también acabamos con los conciertos que segregan por razón de sexo y que, fundamentalmente, van dirigidos a órdenes religiosas. En este camino de construir más que de derrumbar una nueva ley porque dejará obsoleta lógicamente a la Lomce, tenemos una tarea primordial de recuperar todo eso. (Rumores). Estoy tentado, señora presidenta, de empezar a leer El Quijote y quizás así atienden sus señorías, porque hablaría Cervantes y no un servidor. (Rumores). Sigo con el argumento y voy a procurar no perderme. Estábamos en el momento más importante, que es mirar al futuro. 

Ese pacto, repito, se propicia en una España de aquellos años setenta en que solo el 15% de la educación en este país era pública, el resto eran colegios de pago y había un 25% de analfabetismo. En mi provincia, que no había universidad —ya la hay—, apenas un 1,5% llegaba a la universidad, no esos tres alumnos de los que hablaba el nodo. Hoy la Universidad de Huelva acoge a más del 25% de los onubenses. 

Y en España, si no me equivoco, según esos datos que además favorecieron la última ley del Gobierno socialista, el 40% de los menores de treinta y cuatro años tiene formación universitaria. Sintámonos también orgullosos de poder construir. Qué duda cabe que hemos avanzado notabilísimamente. En ningún país de nuestro entorno la nieta de un campesino analfabeto es hoy médica o profesora, viviera donde viviera; esto lo ha conseguido este país y ese es el ánimo para empezar a construir y, sobre todo, a escuchar. Creo que tenemos que escuchar concienzudamente. (Rumores). 

Ya que usted ha recibido tantos palos, como se dice vulgarmente, en estas intervenciones, permítame que le alabe que haya escuchado a la CRUE, que haya escuchado a la conferencia sectorial, que haya escuchado al Consejo Escolar… (Rumores). 

Le agradezco su comentario y su paciencia, señora presidenta; la mía va de suyo. Les decía que precisamente para construir ese pacto hay que partir de lo que tenemos que hacer y de lo que tenemos también que derribar. Qué duda cabe de que la Lomce hay que derogarla y que la va a derogar otra ley —lo tenemos clarísimo— y para ello me parece que todo lo avanzado en su momento por el ministro Gabilondo, la disposición que hay ahora mismo por parte de la sociedad, o la disposición del propio ministro, pueden ser un buen punto de partida. 

Miren ustedes —y voy terminando—, hace unos días, también a propósito de la Lomce, hablaba nuestro portavoz —filósofo también—, Manuel Cruz, de que las reválidas eran el epítome, era lo más acabado que teníamos de lo que significaba la Lomce, y hoy pasan a mejor vida las reválidas; habíamos dicho en su día que la Lomce era una ley difunta y hoy pasan a mejor vida las reválidas, se acaban las reválidas, se vuelve a la selectividad. (Aplausos). Señorías, esto es cambiar a partir de como se puede cambiar en democracia. 

Termino aludiendo a Aristóteles —de quien me he acordado por Manuel Cruz—, que nos reservaba a los políticos aquello del arte de lo posible. Se partía del esquema de la evaluación de nuestros alumnos y alumnas, que estaban además en las mejores manos, en las del profesorado. 

Tenemos un profesorado excelente; hablaremos mucho de los profesores en la elaboración de la nueva ley. En manos de esos profesores estaba muy bien evaluado el alumno, le propiciaba un espacio de oportunidades, evaluaba sus capacidades, habilidades y conocimientos. 

A esos jóvenes tendremos que ofrecerles un futuro a través de este pacto. Me atrevería incluso a aumentar la idea de Aristóteles diciendo que tenemos que aplicar una cierta artesanía de lo necesario para construir un futuro mejor donde les sea posible soñar incluso con lo imposible. Señoras, señores, muchas gracias. (Aplausos).

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