DEL GRUPO PARLAMENTARIO SOCIALISTA, RELATIVA A LA DEROGACIÓN DE LA REFORMA
LABORAL Y A LA ELABORACIÓN DE UN NUEVO ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES. (Número
de expediente 162/000001).
La señora PRESIDENTA: Pasamos a debatir la proposición no de ley del Grupo Parlamentario
Socialista, relativa a la derogación de la reforma laboral y a la elaboración de un nuevo Estatuto de los
Trabajadores.
Para la presentación de la iniciativa, tiene la palabra el señor Simancas Simancas.
El señor SIMANCAS SIMANCAS: Señora presidenta, señorías, esta iniciativa que les presento
pretende derogar el conjunto de normas laborales que el PP ha impuesto unilateralmente durante los
cinco últimos años y que han ocasionado el recorte de derechos y el empobrecimiento, a nuestro juicio,
de la mayoría de los trabajadores españoles.
Pretendemos sustituir tales normas por un nuevo Estatuto
de los Trabajadores, acordado tanto en el ámbito social como en el ámbito político, que recupere derechos,
calidad, estabilidad y salarios dignos para el empleo en nuestro país.
Este es el objetivo, pasar de un
mercado de trabajo precario e injusto a otro más estable y más justo; pasar de una economía débil y frágil
a una economía más sólida y competitiva, porque las economías más sólidas y competitivas no son las que tiran los salarios y precarizan los empleos, sino las que apuestan por la innovación, la digitalización,
la formación, la modernización, y las que cuidan a sus trabajadores como un activo fundamental para
aportar valor a sus productos y servicios.
No estamos de acuerdo, señorías, con quienes sostienen que la reforma laboral del PP fracasó,
porque no es así exactamente.
La reforma laboral del PP ha fracasado para quienes reclamamos buenos
empleos para los trabajadores españoles, para quienes nunca aceptaremos un contrato de tres días o de
tres horas como un empleo justo y aceptable, para quienes nunca consideraremos los 2,50 euros por
habitación hecha como un salario justo y aceptable.
Pero la reforma del PP ha tenido éxito para los que
no piensan así, para los que piensan distinto; para los que defienden un modelo de competitividad basado
en los contratos precarios, en la devaluación salarial y en el recorte de los derechos de los trabajadores;
para estos la reforma laboral ha sido un éxito.
Los autores, los beneficiarios de la reforma laboral del PP, a nuestro juicio, aprovecharon la crisis para
dar la vuelta como un calcetín a nuestro mercado de trabajo y para pasar así de un mercado laboral
regulado a la desregulación y la ley del más fuerte, que siempre es la ley del empresario; del equilibrio en
las relaciones de poder dentro de la empresa a todo el poder para el patrón; de la negociación colectiva y
garantista de las condiciones de trabajo a la negociación precaria empresa a empresa, trabajador a
trabajador; del reparto más o menos equilibrado de las rentas generadas al abuso de los beneficios
empresariales sobre las rentas del trabajo; de los buenos empleos a los empleos precarios; de los salarios
dignos a los salarios no tan dignos; del trabajo como garantía de integración social y vida digna al trabajo
que ya no protege de la pobreza ni de la marginalidad social.
El PP celebra el balance de la reforma laboral cada día, sin embargo, la mayoría de los trabajadores
cada día sufren y lamentan el balance de la reforma laboral. Basten cuatro datos para explicar por qué.
Hoy tenemos 380.000 parados más de larga duración que hace cinco años; hoy tenemos 350.000 empleos
menos indefinidos a tiempo completo que hace cinco años, hoy tenemos 6 millones de trabajadores con
salarios por debajo de 650 euros, hoy tenemos un millón de parados menos con cobertura pública que
hace cinco años.
Este es el balance de la reforma laboral del PP para la mayoría de los trabajadores
españoles: más paro de larga duración, más precariedad laboral, más pobreza laboral.
Por cierto, le diría a la señora ministra de Empleo, si estuviera, que la mejor manera de evitar los
horarios irracionales en el trabajo pasa precisamente por derogar la reforma laboral (Aplausos), porque
la reforma laboral se estableció precisamente para facilitar que los empresarios fijaran de una manera
unilateral las jornadas laborales que quisieran, con los horarios que quisieran y con los salarios que
quisieran.
Que la señora ministra explique su propuesta de horarios felices a los miles de jóvenes y menos
jóvenes explotados con jornadas interminables y salarios de miseria, merced precisamente a su reforma
laboral, que se lo explique a ellos.
No obstante, queremos aclarar que el Grupo Socialista no busca derogar todas las normas laborales
vigentes de un plumazo.
Queremos identificar el conjunto de las normas que han empobrecido injustamente
a los trabajadores, sustituirlos por una regulación nueva y justa mediante un acuerdo social y político a
plasmar en un nuevo Estatuto de los Trabajadores que recupere derechos y garantice buenos empleos.
¿Cuáles son estos aspectos más dañinos?
Los tienen sus señorías en la cabeza con seguridad, el
debilitamiento de la negociación colectiva a favor del poder unilateral del patrón para fijar salarios y
jornadas; la prevalencia de los convenios de empresa sobre los convenios de sector, siempre más
garantistas para los derechos de los trabajadores; la descausalización de contratos y de despidos; los
falsos contratos temporales, los falsos contratos a tiempo parcial, los falsos autónomos, los falsos becarios
que facilitan la explotación laboral; la discriminación de los trabajadores subcontratados frente a los
contratados directamente; la eliminación del subsidio para parados mayores de cincuenta y dos años y el
recorte de la cobertura al desempleo.
Esto es lo que hay que cambiar, esto es lo que hay que derogar,
señorías.
¿Y por qué hay que cambiarlo? Por un nuevo Estatuto de los Trabajadores que refuerce la negociación
colectiva en el establecimiento de salarios y condiciones de trabajo; que simplifique la planta de contratos
y asegure que los contratos temporales son para empleos temporales y los contratos a tiempo parcial son
para empleos a tiempo parcial, sin fraudes y sin explotación; que eleve progresivamente los salarios
mínimos; que trabaje por la igualdad real entre mujeres y hombres; que convierta por fin las políticas
activas de empleo en una herramienta eficaz para ayudar a jóvenes y a parados de larga duración a
encontrar un empleo digno y que recupere el subsidio para mayores de cincuenta y dos años, elevando también en su conjunto la cobertura del desempleo, pasando del 54% actual al 70% al menos, que fue
donde lo dejamos en 2011. Esto y más, lo que acordemos fruto del diálogo social y político.
Quiero agradecer en estos segundos finales sus enmiendas a los demás grupos. Vamos a aceptar la
precisión que nos hace en su primera enmienda Podemos para salvar aquello que debe salvarse en
materia de conciliación de la reforma laboral.
Hemos incorporado en una enmienda transaccional
argumentos interesantes de Ciudadanos en relación con la aplicación de las sentencias europeas, algunos
argumentos interesantes también del señor Campuzano sobre la mejora de los recursos para las políticas
activas de empleo, una transacción que espero que tenga acuerdo de la Cámara.
Del Partido Popular no
podemos aceptar su enmienda porque va en sentido contrario de la intención de esta iniciativa.
Termino, señorías. Si la X Legislatura fue la legislatura de la reforma laboral para la precarización de
los empleos, queremos que esta nueva legislatura sea la legislatura del nuevo Estatuto de los Trabajadores
para los buenos empleos y los salarios dignos. Esta y no otra es la finalidad de esta iniciativa para la que
les pido su apoyo.
Muchísimas gracias. (Aplausos).
La señora PRESIDENTA: Muchas gracias.
Por el Grupo Parlamentario Ciudadanos tiene la palabra el señor Roldán Monés.
El señor ROLDÁN MONÉS: Presidenta, señorías, en 2012 un amigo que ahora se ha convertido en
un reputado comentarista político y también en un profesor muy bueno, Pablo Simón, escribía un artículo
que simboliza y explica muy bien lo que han sido las relaciones laborales en este país en los últimos
treinta años.
El artículo se llamaba La terraza. En la terraza estaban los temporales, los jóvenes en su
mayoría, muchas mujeres, también mayores de cuarenta y cinco años, sufriendo a la intemperie de la
crisis, la nieve, el frío, y miraban hacia dentro y allí, en el cobijo del hogar, cerca del fuego, estaban
aquellos pocos que habían tenido la suerte de conseguir un contrato indefinido. Además del paro estructural
masivo que hemos sufrido en este país durante décadas, el elefante en la habitación de los problemas de
nuestro mercado laboral es lo que conocemos como la dualidad.
Los de la terraza son trabajadores
pobres que tienen contratos que empiezan el lunes y terminan el viernes, son trabajadores en los que
nadie invierte para mejorar su capital humano, son trabajadores que no acumulan derechos para el paro
o para la jubilación, son trabajadores que no pueden tomar decisiones fundamentales como tener hijos,
son trabajadores que, en definitiva, no tienen otra alternativa que seguir viviendo en la terraza.
Señor Simancas, permítame que le conceda una cosa, y es que realmente usted es muy buen
diagnosticador, sobre todo de los problemas de los demás, porque es verdad que ustedes, siguiendo su
criterio, hicieron una reforma laboral antes de la del Partido Popular, en la que también se recortaban
algunos derechos. ¿O es que quitar fuerza a la negociación colectiva o reducir las indemnizaciones es
malo cuando lo hace el Partido Popular y es bueno cuando lo hace el Partido Socialista?
Es un buen
diagnosticador, señor Simancas, porque explica muy bien que hace mucho frío en la terraza, que se está
muy mal ahí fuera, pero todavía no he escuchado ningún mecanismo, ninguna idea nueva para permitir a
los que están fuera, a la intemperie, acceder a la estabilidad, al calor de la casa que ofrece un contrato
permanente. (Aplausos).
El problema de la dualidad, señor Simancas, por mucho que usted quiera ganar
puntos con los sindicatos o los votantes de Podemos, no es un problema que venga de ayer. Déjeme que
se lo diga claramente. Desde el año 1984, en que el Partido Socialista implementó los contratos temporales,
la temporalidad ha sido esencialmente la vía de ajuste fundamental de la economía española.
Cuando
venían las crisis, se expulsaba a la calle de forma masiva a los temporales —lo hemos vivido muy
claramente en los últimos tiempos— y cuando viene el tiempo de la recuperación se van reincorporando
los precarios al mercado laboral. Hoy, nueve de cada diez contratos son precarios temporales. (Muestra
dos documentos donde se lee «18% Tasa media de paro», uno con el logo del Partido Popular y
otro con el del Partido Socialista).
No se sorprenda, estos son los datos de paro del Partido Popular y
del Partido Socialista de media en los años que han estado en el Gobierno. (Aplausos). No sé muy bien
para qué sirve la derogación porque si es para volver al modelo anterior de Zapatero con un 20% o
un 25% de paro, probablemente no es la solución. Honestamente, creo que hay modelos mucho mejores
en los que podrían fijarse y que además son cercanos a su partido, ¿o es que Renzi, por ejemplo, es
también un neocon del Ibex cuando defiende el contrato único en Italia para acabar con la discriminación
de los temporales?
¿O es que Macron es un opresor capitalista cuando propone un complemento salarial
para las familias más vulnerables exactamente con el mismo diseño que propone Ciudadanos? Los
problemas de los que están en la terraza, señor Simancas, se solucionan reduciendo las barreras de
entrada a la casa, no aumentándolas, como proponen ustedes, para que los que están fuera puedan
acceder al calor de la casa. La buena noticia es que las sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión
Europea abren una ventana de oportunidad para acabar con esa discriminación injusta que sufren los
temporales. Las sentencias lo dicen muy claramente.
Leo: La mera naturaleza del contrato temporal no
puede constituir una razón objetiva para justificar la desigualdad de trato. En otras palabras, dos personas
que tienen el mismo trabajo no pueden tener derechos distintos por tener un contrato distinto. Nos lo dice
Europa.
No lo dice Ciudadanos, lo dice Europa también ahora.
Ahora que la ministra Báñez ha decidido incorporar las ideas reformistas de Ciudadanos y algunas de
sus políticas, como las políticas activas hacia el perfilado y la orientación, como las cuestiones de la
mochila austriaca, el complemento salarial para jóvenes, la racionalización de horarios o la extensión de
los permisos de paternidad, sería estupendo que también incorporara las ideas de Ciudadanos respecto
al contrato único.
Es evidente que el contrato único no va a solucionar todos los problemas. Tenemos que
invertir en educación, tenemos que invertir en innovación, tenemos que transformar el modelo productivo.
Si no, seguiremos siendo un desastre en cuestiones de desempleo. Pero entre tanto podemos hacer
mucho, señor Simancas, y no vía ese camino, para ofrecer una entrada a la casa a aquellos que se han
quedado fuera.
En esta línea de mirar al futuro y no al pasado hemos propuesto una enmienda que probablemente no
se va a incorporar en su totalidad y por tanto no podremos votar a favor de su propuesta.
Muchas gracias. (Aplausos).
La señora PRESIDENTA: Muchas gracias.
Por el Grupo Parlamentario Popular tiene la palabra el señor Camps Devesa.
El señor CAMPS DEVESA: Gracias, señora presidenta.
Señorías, haciendo una pequeña parte de historia, acabamos la pasada legislatura —la que es
conocida como la breve— con un debate respecto de la derogación de las reformas laborales de 2010
y 2012, en ese caso a instancia del Grupo Podemos. Comenzamos prácticamente esta legislatura con un
debate similar, en este caso solo la derogación de la reforma de 2012.
Entonces y ahora me ha parecido
a mi más un debate sobre la primacía política de la izquierda —de la oposición de izquierdas, en realidad—
que sobre las actuaciones a llevar a cabo. Por eso, entonces y ahora se puso y se pone más énfasis en
la derogación que en la construcción. Parece ser que soy más de oposición o soy más de izquierdas
cuanto más pido derogar las leyes hechas con anterioridad. Podemos pedía derogar dos reformas
laborales, la de 2010 y la de 2012; ustedes, los socialistas, solo la que no hicieron, obviamente.
Parece
que no importan los resultados, solamente quién la hizo; si la hizo el Partido Popular es un error. ¿No han
pensado, señorías, por un momento que en algo —no en todo pero en algo— podíamos estar acertados?
Todos nos podemos equivocar y nadie acierta en todo, pero pretender lo contrario es lo mismo que creer
estar en posesión de la verdad absoluta, lo que es un riesgo para la democracia.
Señorías, su propuesta no incluía alternativa, es política —permítanme la expresión— de tierra
quemada.
Que volvamos con carácter inmediato a la legislación de 2010 o a la de 1980 no es la solución;
sin lugar a dudas, no. Deberían dejar la competición entre ustedes por parecer más o menos de izquierdas
y deberían pensar más en los parados españoles (Aplausos) porque, señorías, el debate real, la cuestión
de fondo —en palabras del señor Campuzano al que me gusta tantas veces citar— es cómo hacemos
compatible el papel tuitivo del derecho del trabajo con la capacidad de competir por parte de nuestras
empresas en la economía global o, lo que es lo mismo, acabar con la dualidad en nuestro mercado de
trabajo, con la volatilidad en el empleo, con la ausencia de flexibilidad y de competitividad, rasgos
endémicos y permanentes en el deficiente funcionamiento histórico de nuestro mercado laboral que, junto
a una rígida legislación, siempre empujó a ajustar en los momentos de crisis el coste laboral a través de
despidos, en lugar de convertir el despido en la última opción posible.
Esto lo sabe muy bien el grupo
proponente que, ante la necesidad de cambiar la realidad, sufre —como muy bien ha dicho la portavoz del
Grupo Podemos— una especie de amnesia temporal, selectiva y colectiva. No recuerdan ustedes nada
con anterioridad al 2011, no recuerdan que gobernando ustedes el paro subió del 9% al 24%, no recuerdan
que el incremento de la desigualdad en nuestro país se debe principalmente a la destrucción masiva de
empleo entre los años 2008 y 2011, no recuerdan que la tasa de pobreza aumentó especialmente en
nuestro país en esos años y hoy ya está bajando.
Señorías, no recuerdan o no quieren recordar.
No les pedimos que renuncien al resultado de sus políticas, como todos, creo, unos aciertan y otros
hierran. Negaron una crisis que existía —es verdad—, tomaron medidas tarde —también—, fíjense,
hicieron una reforma laboral en 2010 y se destruían aun así 1.400 empleos diarios en 2011. Entran
ustedes en contradicción consigo mismos, son sus propias actuaciones las que ponen claramente de
manifiesto que una acción en todo o en parte adecuada puede o no tener consecuencias positivas
inmediatas.
Pero no pretendan cargar los resultados negativos de sus políticas a los que han dado la
vuelta a la situación. Ustedes retuercen los números y estadísticas hasta límites insospechados sin ningún
rubor. Dicen que el balance de la reforma de 2012 es desolador. Entonces, ¿cómo definirían ustedes la
situación del mercado de trabajo en España que dejaron en 2011? Antes caía la afiliación a la Seguridad
Social a un ritmo del 2% y ahora crece a un ritmo del 3,4%. Hoy hay 632.536 parados registrados menos
que en diciembre de 2011.
El paro crecía al 12,4% en 2011 y hoy cae a un ritmo del 10,9%. El porcentaje
de trabajadores con carácter indefinido es del 74%, 6 puntos más que al inicio de la crisis, y no quieran
hacer categoría de lo que no lo es, solo el 0,87% —escuchen bien, señorías— de los ocupados tiene un empleo de menos de un mes. Señorías, los convenios tienen efectos para los mismos trabajadores,
prácticamente, 10.300.000 frente a 10.600.000 que lo tenían en el momento en que se hizo la reforma
laboral.
Hoy, señorías, ya no hace falta crecer por encima del 2,5% para crear empleo y, por primera vez,
España crea empleo indefinido desde prácticamente el inicio de la recuperación.
Señorías, derogar la reforma laboral es derogar la creación de empleo, es anular el marco de relaciones
laborales que ha permitido a España pasar de generar la mitad del paro de Europa a crear la mitad del
empleo de la zona euro. La reforma laboral funciona, y lo hace gracias al esfuerzo y trabajo de todos.
Quien la quiera cambiar que diga exactamente qué quiere y demuestre que la alternativa es mejor. No vale
cualquier cambio.
Dejémonos de demagogias y trampas y apostemos por lo real y lo eficaz, por los
españoles y por nuestro futuro. Señorías, hoy en España hay más empleo estable y de calidad pero
sabemos que no está todo hecho, queda mucho camino por recorrer, porque todavía hay muchos
españoles que quieren trabajar y no pueden. Hay que lanzarles un mensaje de esperanza y de confianza.
Nadie puede quedarse fuera de la recuperación y esta tiene que llegar a todas las familias.
Por todo ello, anuncio el voto negativo de mi grupo a esta proposición acabando, si me permite la
presidenta, con una cita, que dice: No he de apartarme del camino real, aunque haya sido recorrido con
frecuencia, pues no desdeño la verdad porque sea vieja conocida de muchos ni me seducen las novedades
engañosas, cualquiera que sea el atractivo de su frescura juvenil. Prefiero cabalgar la parda mula del buen
sentido que el purasangre de la imaginación desenfrenada. Claudio Sánchez-Albornoz, presidente de la
República en el exilio, premio Príncipe de Asturias en la democracia, del preámbulo de su libro España,
un enigma histórico. Señorías, les aconsejo su lectura.
Muchas gracias, presidenta. (Aplausos).
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