domingo, 22 de julio de 2018

COMISIÓN PACTO TOLEDO RÉPLICA 12072018

La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Camps. Ahora va a tener la palabra para responder a las preguntas la señora ministra. Lógicamente, después habrá un tiempo para que intervengan. (Rumores). Lo he dicho desde el principio; el Grupo Mixto ha consumido veinte minutos, porque a mí me parece que esta comparecencia se merece una cierta flexibilidad. Otras no, pero esta sí. Por tanto, lo voy a aplicar con todo el mundo, pero cada cual utiliza el tiempo como considera oportuno. Señora ministra, es suya la palabra. 

La señora MINISTRA DE TRABAJO, MIGRACIONES Y SEGURIDAD SOCIAL (Valerio Cordero): Muchas gracias. Les voy a rogar que no consideren una descortesía que no conteste en este acto absolutamente a todas sus preguntas entre otras cosas porque, aunque todavía tengo algún recuerdo de taquigrafía de cuando aprendí taquimecanografía cuando tenía quince años y he intentado tomar nota de todo lo que he podido, ha habido alguna cosilla que se me ha pasado. 

Por ejemplo, en el caso del señor Campuzano, concretamente, ha habido alguna cosa que no he podido apuntar. Había un poco de ruido y me he despistado. Voy con el señor Camps y me voy a referir a las palabras con las que ha concluido y es que respecto a la Seguridad Social —estoy totalmente de acuerdo con usted— no son buenas cosas ni las ocurrencias ni los oportunismos; estoy totalmente de acuerdo con usted. 

Por eso, por suerte, en este país tenemos una Comisión como esta, la del Pacto de Toledo, donde tienen oportunidad no solamente de hablar y poner encima de la mesa posibles soluciones a los problemas que tenga en cada momento el presente del sistema público de pensiones, sino apuntar soluciones de futuro también, ir avanzando e ir viendo qué puede ocurrir en el futuro, aunque a veces los visionarios se han equivocado. 

El otro día puse algún ejemplo y luego lo volveré a repetir. Sí, a veces se hacen análisis un poco catastrofistas en cuanto a la evolución demográfica, etcétera, que luego a veces no se cumplen y siempre hay soluciones. Tiene usted razón. 

Pero el Pacto de Toledo tiene mucha responsabilidad porque aquí estamos representados todos los grupos políticos, todas las personas que han tenido apoyo en unas urnas y que, en función de los resultados, han obtenido mayor número de votos, de diputados y de diputadas, pero también hay una responsabilidad de los Gobiernos: hace nada del Gobierno del Partido Popular y ahora le puedo garantizar que siento esa carga de responsabilidad como miembro del Gobierno que lidera don Pedro Sánchez. 

No voy a decir que no duerma por las noches —duermo poco desde siempre y necesito dormir porque ya enfermé en su momento y voy a procurar no recaer—, pero sí me genera una gran preocupación la situación que tenemos y como soy más partidaria de ocuparme que de preocuparme, eso es lo que quiero hacer como ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social: ocuparme, junto con el Pacto de Toledo y, por supuesto, con la mesa de diálogo social, en buscar solución a la situación en la que está en estos momentos el sistema público de pensiones, la Tesorería General de la Seguridad Social. 

No quiero caer en el catastrofismo, por supuesto, porque creo que bastante desconfianza e incertidumbre se ha generado en la ciudadanía de a pie, pero hay que ser realistas y tenemos un problema. 

Me hubiese gustado que el anterior Gobierno también se hubiese tomado en serio el diálogo social, por ejemplo, si en vez de haber estado sin reunirse el diálogo social desde la primavera del año pasado se hubiesen estado ustedes reuniendo con los sindicatos más representativos y con los empresarios intentando ayudar también a todo lo que se ha estado debatiendo en esta casa, fundamentalmente en el seno de esta Comisión del Pacto de Toledo reunida en Mesa y portavoces. 

He ido siguiendo los debates parlamentarios y creo que todos los grupos de esta Cámara —el Grupo Socialista me consta que es así—, de una u otra manera, se han manifestado en relación con que no estaban de acuerdo con la reforma del año 2013. No voy a cargar totalmente las tintas en el tema de la reforma laboral. 

Es verdad —lo he dicho muchas veces— que la reforma laboral ha tenido efectos letales en las relaciones laborales porque ha devaluado la negociación colectiva. La prevalencia de los convenios de empresa frente a los convenios sectoriales creo que ha desequilibrado el equilibrio inestable que existe entre los trabajadores y la parte empresarial. La prevalencia del convenio de empresa ha provocado que ese desequilibrio sea mayor, luego, al hilo de lo que ha salido aquí esta tarde y salió el otro día en mi comparecencia en la Comisión de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, ese es uno de los aspectos de la reforma laboral que este Gobierno tiene muy claro. 

Además, el diálogo social va a salir adelante y vi que había un consenso bastante claro en la mayoría de los grupos de esta Cámara en que vuelva a haber prevalencia del convenio sectorial frente al convenio de empresa. También he visto que hay bastante consenso tanto en los agentes sociales y económicos como en los grupos de la Cámara para la reforma del artículo 42 del Estatuto de los Trabajadores, de la subcontratación. 

Creo que los propios sindicatos más representativos y organizaciones empresariales más representativas también en ese acuerdo que acaban de suscribir, aparte de la subida salarial y de la subida del salario mínimo según convenio para instalarlo en 1000 euros al mes, 14 000 euros al año, vía convenio colectivo, y también en la ultraactividad de los convenios colectivos, queda bastante claro que incluso los agentes sociales están de acuerdo. 

Luego yo creo que en estos momentos hay consenso suficiente tanto político como en la mesa de diálogo social; por cierto, que la vamos a convocar por primera vez antes de que termine el mes de julio para hablar de reforma laboral futura, nuevo estatuto de los trabajadores, pero no hay que olvidar que tenemos que hacer reformas al menos para paliar los efectos más dañinos de la reforma del año 2012 ya, cuanto antes.


Se va a hablar también del sistema público de pensiones, de su situación presente y de medidas a adoptar. Nos vamos a poner manos a la obra. Esto es lo que hay que hacer, señor Camps, ponerse manos a la obra. Usted me ha hecho muchas preguntas. ¿Cómo están los reales decretos? El Real Decreto —si no recuerdo mal— de gestión del funcionamiento financiero de la Seguridad Social está ya aprobado en Consejo de Ministros. No recuerdo si fue en el último Consejo de Ministros o en el anterior, pero en lo que va de mes ha sido aprobado. 

El de actividades preventivas de las mutuas va al Consejo de Ministros del viernes. Ya le he dicho que se va a pagar el incremento de la base reguladora de viudedad con fecha 1 de agosto y los atrasos con fecha 27 de julio. En cuanto a los policías locales, usted sabe que había y hay todavía informes pendientes y se están revisando todos los informes. En cuanto esté todo revisado, no se preocupe porque se enviará al Consejo de Estado. 

Respecto al reglamento preventivo de las mutuas, acaba de llegar el dictamen del Consejo de Estado, si no recuerdo mal o está pendiente. Creo que está pendiente. Me ha resultado sorprendente que no me pregunte usted por qué no se ha presentado todavía en esta Cámara el informe sobre el estado del Fondo de Reserva de la Seguridad Social. 

Me ha sorprendido porque aquí sí que usted me tendría que haber metido prisa porque el anterior Gobierno lo tuvo que presentar en el primer trimestre de este año. Hay tradición en esta casa de que el Gobierno de España, el que sea en cada momento —cuando era el PSOE, era el PSOE, y luego cuando ha sido el PP, el PP; lo han cumplido ustedes además—, lo presente todos los años en el primer trimestre del año, como muy tarde a principios de abril. 

Todos los Gobiernos, tanto del PSOE como del PP, en los últimos años han presentado el informe y me he encontrado el informe hecho y sin presentar. (El señor Camps Devesa: Pero está hecho). Sí, sí, está hecho, pero su Gobierno, el Gobierno del Partido Popular, no ha venido a presentarlo. No sé por qué, quizá porque a lo mejor no lo consideraba muy presentable. Lo dejo ahí. Sin acritud. A lo mejor las cifras no eran muy buenas ni muy halagüeñas y han decidido que ya lo presentarían después del verano o en el siguiente periodo de sesiones. 

Posiblemente sea en el siguiente periodo de sesiones cuando venga don Octavio Granado a presentarlo. He pedido cita con la presidenta del Congreso y creo que ya está marcado antes de fin de mes —no recuerdo exactamente qué día— para venir a presentárselo por deferencia, que se suele hacer siempre. No presentarlo en el Registro porque queda como una cosa muy fría, sino presentarlo a la presidenta y en el Registro. 

Es normal que usted no se haya percatado de que no se ha presentado. Usted ha dicho cosas muy curiosas y tampoco me quiero embarullar con ello. No me he olvidado de la crisis. ¿Cómo me voy a olvidar de la crisis? Evidentemente, hemos pasado por una crisis muy dura que ha afectado de una manera muy grave al mercado de trabajo, que ha afectado a la Seguridad Social y, lo que es más duro, ha afectado a la vida de muchas personas en este país para empeorarla. Ha afectado para peor. Pero las cifras son tozudas, señor Camps. 

Fuimos capaces de pagar las prestaciones contributivas del sistema de la Seguridad Social con cotizaciones hasta el año 2011 incluido, si no recuerdo mal. No quiero aburrirle, pero me acuerdo que cuando era diputada tenía la costumbre de enseñar gráficos en mis intervenciones de las preguntas parlamentarias de los miércoles. Así está la historia (muestra un gráfico): superávit, superávit, leve déficit en los dos últimos Gobiernos del PSOE y déficit creciente. 

Ustedes hablan siempre de la herencia recibida. Pues lo cierto y verdad es que el señor secretario de Estado, don Octavio Granado, que es reincidente —he optado por apostar por él porque fue responsable de la Secretaría de Estado de Seguridad Social en la etapa del Gobierno de Zapatero—, se ha encontrado con un sistema un poquito más complejo. Y también nos acompaña Javier Aibar, que fue director general de la Tesorería en ese momento. 

Cuando lo dejó había un leve déficit de cuatrocientos y pico millones de euros y se ha encontrado con que el año pasado el déficit fue de casi 18 800 millones de euros. Pues bien, resulta que el crecimiento del déficit se ha producido en un momento en que estábamos superando la crisis, en un momento en que estaba creciendo la economía. 

Algo habrá pasado para que las cotizaciones ya no puedan hacer frente al pago de las prestaciones y es que ha habido una devaluación salarial, señor Camps. Esa devaluación la puede achacar usted a la crisis, pero es que hay una reforma laboral del año 2012, que algún efecto ha causado también sobre la devaluación de las condiciones de trabajo, incluida la devaluación salarial. Y, claro, se han encontrado ustedes con una herencia que no era del PSOE. 

No, la herencia no era del PSOE, sino de todos los trabajadores y trabajadoras de este país que en épocas de bonanza, cuando ha habido superávits —algunos portavoces lo han dicho—, no todos  fueron utilizados para rellenar el Fondo de Reserva, entre otras cosas porque se creó en el año 2000 y antes del año 2000 también había Seguridad Social y cotizaciones en este país. 

Lo cierto es que en el año 2000 se empezó a llenar el Fondo de Reserva y fue creciendo, creciendo, hasta llegar a casi 67 000 millones de euros, y luego decreciendo, hasta llegar a 8095 millones de euros a finales del año pasado. Las cifras son tozudas. En algunas charlas que he dado por ahí me han preguntado en qué se ha utilizado el dinero del Fondo de Reserva. A mí no me gusta mentir ni cargar las tintas. 

El dinero del Fondo de Reserva no se ha utilizado para otros fines. Es verdad que hemos estado con las reducciones de tarifas y con las tarifas planas y el Fondo de Reserva debería tener más dinero. Los españoles y españolas, trabajadores y trabajadoras, han estado ahorrando para llenar el Fondo de Reserva y debería tener más de lo que tiene, pero fundamentalmente se ha estado utilizando para abonar las pagas extraordinarias de nuestros pensionistas, hombres y mujeres. 

Ha habido personas que me han dicho que se ha utilizado para rescatar las autopistas. No, hay que ser rigurosos. Es cierto que se ha utilizado para ello. Y alguien me podría decir: Para eso estaba. Está establecido por ley y en las recomendaciones del Pacto de Toledo se dice que cuando haya déficit del sistema, para que no sea necesario bajar las prestaciones ni subir las cotizaciones, se puede utilizar el Fondo de Reserva, pero con un límite. 

Existía un límite, el 3 %, y ustedes lo eliminaron en el año 2012. Año tras año, hasta 2017. Es decir, no adoptaron medidas complementarias para paliar la situación de déficit creciente que había. Dejaron que el déficit fuera creciendo. Sinceramente, hicieron lo que a veces hacen los malos gestores de cualquier economía doméstica; lo grave es cuando uno tiene entre manos la economía de un país y utiliza tácticas de gestión económica que no son buenas, que es: me han bajado los ingresos, me están subiendo los gastos… 

Evidentemente, no subieron los gastos porque se hayan subido de una manera estratosférica las pensiones. Si quiere comentamos después la congelación de las pensiones del PSOE, porque, como lo ha sacado, no voy a dejar de responder al tema, pero lo cierto es que no han subido de manera abusiva las pensiones. Ha vuelto usted a decir que tenemos un sistema muy generoso. Me ha encantado cuando ha dicho usted que tenemos una pensión de jubilación media de 1500 euros. 

(El señor Camps Devesa: Las nuevas pensiones de jubilación que entran en el sistema). 

Vale, es que le había entendido eso y, claro, la media del régimen general está en unos 1200 euros si sumamos hombres y mujeres. (El señor Camps Devesa: Suben las altas). Claro, evidentemente, el efecto sustitución. 

Está claro que los pensionistas que están falleciendo tienen pensiones más bajas que los hombres y mujeres pensionistas que están accediendo a pensión, que por suerte suelen ser personas con carreras de cotización bastante largas, algunos de ellos deteriorados en los últimos años como consecuencia de la crisis, del paro, etcétera, por lo que desgraciadamente hay personas que han ido a peor, pero es verdad que hay un porcentaje que ha ido a mejor en sus vidas laborales y han tenido cotizaciones crecientes, lo que significa bases reguladoras más potentes y carreras largas de cotización. 

Por ello está claro que las personas que están accediendo a nueva pensión tienen pensiones más elevadas que los que están falleciendo y dejando de cobrar pensión, por eso está habiendo un crecimiento, que no es excesivo, de las pensiones en torno a un 3 % o algo más en los últimos años. 

¿Pero qué ocurre? Que ustedes en vez de empezar a adoptar medidas, han pensado: los ingresos no me cuadran con los gastos, así que tiro de ahorros, Fondo de Reserva. Y cuando ya ha llegado un momento en que el Fondo de Reserva ha ido bajando, piensan que no quieren pasar a la historia como el Gobierno que dejó a cero el Fondo de Reserva, por lo que deciden dejar algo en el Fondo de Reserva. 

Si el año pasado no se hubiese utilizado el préstamo del Tesoro Público, no quedaría nada en el Fondo de Reserva, porque fueron más de 10 100 millones de euros, o sea, no habría habido suficiente con lo que había en el Fondo de Reserva, y este año inicialmente se presupuestaron 15 000 millones de euros y al final han sido algo más de 13 000 porque vía transferencias han sido más de 1000 millones de euros, por lo tanto, va a bajar un poquito el préstamo. 

Claro, ahora hemos tenido que utilizar 7500 millones del préstamo, pero es que para pagar la paga extra de diciembre tendremos que volver a tirar de lo que reste del préstamo y tendremos que volver a tirar del Fondo de Reserva, porque la alternativa es evidentemente peor. Hay que pagar las pensiones a los pensionistas, hombres y mujeres, y hay que pagar las extras. 

¿Qué es lo que ocurre? Que no fueron precavidos y no pusieron encima de la mesa alguna medida cuando se empezó a detectar que llevábamos varios años de déficit; lo hubo en 2012, en 2013 más, en 2014 más, etcétera, es decir, ha habido seis años de margen de maniobra para haber puesto alguna medida encima de la mesa. Por lo que estoy viendo en esta Comisión, yo estoy absolutamente convencida de que existe voluntad política de intentar llegar a un acuerdo en materia de pensiones en el Pacto de Toledo. Yo he detectado que hay voluntad de acuerdo en el diálogo social, luego habrá que ponerse manos a la obra. 

Como lamentarse del pasado ya no nos va a resolver el tema, vamos a mirar hacia delante, que es lo que yo les voy a pedir a todos ustedes, que miremos hacia delante y que pongamos medidas encima de la mesa para solucionar el problema. Ha salido el tema de que el PSOE no dotó el Fondo de Reserva algún año, concretamente lo ha sacado a colación el portavoz de Ciudadanos. 

Es verdad que concretamente en el año 2009 no se dotó el Fondo de Reserva, pero es que hubo acuerdo con sindicatos y empresarios, se pidió a la Tesorería General de la Seguridad Social de este país. Las empresas tenían graves dificultades para pagar las cotizaciones y se arbitraron toda una serie de medidas de aplazamientos, de fraccionamientos de pago, etcétera. 

Por ejemplo, se reconocieron diferimientos de pago de cotizaciones de todas las empresas del sector del transporte aéreo y por carretera que atravesaban dificultades económicas muy graves a causa de la crisis. En fin, no me quiero extender en el tema. Otro de los portavoces ha dicho que aquí ha habido momentos en que se ha utilizado dinero del superávit de la Seguridad Social para, por ejemplo, pagar complementos a mínimos, claro que sí. Hasta el año 2013, es cierto. 

Se decidió en su momento en el Pacto de Toledo la separación de fuentes. Es verdad que se fue pasando y, al final, si no recuerdo mal, fue en el año 2013, gobernando el Partido Popular, cuando por primera vez se cumplió, no voy a decir totalmente pero sí de una manera importante, con la separación de fuentes: complementos a mínimos y PNC —pensiones no contributivas— pasan a pagarse con transferencia de Presupuestos Generales del Estado a la Tesorería. 

Si no recuerdo mal, para este año en el que estamos, trece mil y pico millones de euros, más los mil y pico millones de euros de los que antes he hablado, son casi 15 000 millones de euros. Otro tema es cómo reflotamos la situación, porque no he sido muy explícita en las medidas. Está claro que empleo, cantidad de empleo y calidad del empleo. 

Creo —y lo repito— que el acuerdo salarial que ha habido entre sindicatos y empresarios va a contribuir no solo a que se cree empleo, sino a que el empleo sea mejor retribuido, lo que también implica que haya un incremento de las bases de cotización y, por tanto, de la recaudación. Me preguntaba el señor Campuzano —creo que era él— cuántos millones de puestos de trabajo, si creía que veinte millones. 

Vamos a ver, para que se remontase la situación, con los salarios que hay, no tendríamos que llegar a los veinte millones, tendríamos que llegar a los veinticuatro o a los veinticinco millones, como dice un estudio que hay por ahí. Por eso confiamos en llegar a los veinte, y a los veintiuno, y a los veintidós; ojalá vayamos remontando. Todavía tenemos tres millones y pico de parados, así que nuestro objetivo es que desaparezcan esos tres millones y pico. Fíjese, no veinte, mejor veintidós millones de personas trabajando. 

Pero, si somos realistas, solamente con creación de puestos de trabajo tardaríamos muchos años en conseguir que reflotase el sistema de la Seguridad Social, sobre todo teniendo en cuenta que, como se ha dicho, la pensión media va creciendo o teniendo en cuenta el efecto sustitución. 

Me preguntaban ustedes: ¿Qué van a hacer con el índice de revalorización? A mí me encantaría que hubiese un acuerdo en el Pacto de Toledo para que se garantizase el poder adquisitivo de las pensiones. Sé que están ustedes en debate con la recomendación 2. Llevan mucho tiempo con ella encima de la mesa, y creo que la perspectiva —no me quiero anticipar— es que estén de acuerdo en que hay que garantizar el poder adquisitivo de las pensiones y que suban según el IPC. El PSOE, cuando ha gobernado, ha intentado subir las mínimas más que el IPC. 

Es verdad que congelamos un año parte de las pensiones, señor Camps, tiene usted razón. Cualquier otro, teniendo el Fondo de Reserva repleto, como se tenía, hubiese tirado del mismo, pero estábamos en la situación que estábamos y, al final, se decidió congelar parte de las pensiones; pero no se congelaron todas, solo se congelaron unas cuantas, porque las mínimas, las no contributivas y las del seguro obrero de vejez e invalidez no se llegaron a congelar nunca. 

Además, se había ganado poder adquisitivo en toda esa etapa, porque hubo un año —si no recuerdo mal, fue el año 2009— en el que el IPC real fue inferior al IPC previsto y no se pidió a los pensionistas que devolviesen el dinero; luego, evidentemente, subieron las pensiones. Hubo una paga compensatoria que ustedes no pagaron —es verdad que el Tribunal Constitucional les dio la razón, así que no quiero profundizar mucho en la materia—, pero en el año 2011 sí que se pagó la diferencia entre el IPC real y el previsto y, por tanto, todos los pensionistas cobraron un poquito más. En definitiva, lo pasado, pasado está. 

Lo cierto y verdad es que ustedes forzaron a que existiese la recomendación 2 en el Pacto de Toledo —creo que también lo instó el señor Campuzano—, esto es, que ningún Gobierno volviese a hacer lo que se hizo en el año 2010, que fue, sin pasar por el Pacto de Toledo, tocar la norma en cuanto a la subida de las pensiones. Luego, sin acuerdo en el Pacto de Toledo, ustedes hicieron lo que consideraron pertinente. Nos dieron ese tirón de orejas —ahí está para los anales de la historia— pero luego no respetaron lo que nos dijeron que teníamos que hacer. Pero pelillos a la mar. 

Han sido varios los grupos que han puesto medidas encima de la mesa. Por supuesto, a mí me gustaría tener en cuenta la opinión del Pacto de Toledo, pero es verdad que durante estos últimos tiempos se ha hablado de muchas medidas, no solamente por parte del partido que sustenta al Gobierno, el PSOE, sino también de otros partidos, de sindicatos, etcétera. Hay muchas medidas posibles encima de la mesa. Lo de más empleo y de más calidad es obvio. 

También se ha hablado mucho y en muchas comparecencias —incluso los anteriores responsables del ministerio lo han hecho— de los gastos de los capítulos 1, 2 y 6, es decir, todos los gastos de gestión del sistema de Seguridad Social. El propio Gobierno hizo un informe en su momento sobre esta cuestión. 

Dependiendo de si se meten los gastos de gestión de las mutuas o no se meten, los del Ingesa, etcétera, eran 1600 o 1700 millones de euros; a lo mejor ahora sería un poco más. Pues bien, el informe decía que eso se pagase vía transferencia Presupuestos Generales del Estado. También algún sindicato y algún grupo político han puesto encima de la mesa otras propuestas. 

Por ejemplo, hay una cierta unanimidad respecto a que la cuestión de las reducciones de cuota y tarifas planas, al igual que se hace con las bonificaciones, se debería hacer vía transferencia Presupuestos Generales del Estado a la Tesorería General de la Seguridad Social, lo cual supone otros 1000, 1800 o 2000 millones de euros. No sé si ha sido el señor Camps el que me ha preguntado qué pensamos hacer con las tarifas planas y las reducciones. 

(El señor Camps Devesa: Si las iban a convertir en bonificaciones). 

Yo creo que, primero, hay que estudiar su eficiencia y si son útiles o no, y segundo, si considerásemos que hubiera que mantenerlas, yo creo que tendrían que ser bonificaciones y transferencia Presupuestos Generales del Estado. Se han puesto otras cuestiones encima de la mesa, como la relativa al destope progresivo de las bases máximas de cotización. 

El presidente del Gobierno lo dijo en una entrevista hace poco y yo misma en alguna ocasión he hablado de ello. El portavoz de Ciudadanos, señor Gómez, decía que eso era confiscatorio. Señoría, ya hay varios estudios realizados respecto al destope. El propio ministerio hizo un estudio que habla del destope progresivo: destopar entre 45 000 y 60 000 euros, si no recuerdo mal, suponía algo más de 1100 millones de euros; 1500 o 1600 si se destopaban entre 60 000 y 75 000, y ya entre 75 000 y 90 000 era un poco menos. En total era, si no recuerdo mal… 

Veo que el señor Camps tiene delante el papel. Yo lo tengo aquí, pero no quiero liarme a buscarlo. 

La señora PRESIDENTA: Lo tienen todos los portavoces. 

La señora MINISTRA DE TRABAJO, MIGRACIONES Y SEGURIDAD SOCIAL (Valerio Cordero): Lo tienen todos los portavoces, porque se dio en el Pacto de Toledo, por tanto, lo conocen todos ustedes. No sé si el informe decía 3000, 3400 o 3500 millones de euros. 

Hay un estudio de Comisiones Obreras que dice  que son 8000. En definitiva, hay estudios sobre el tema, sobre si es confiscatorio o no lo es. En cualquier caso, en nuestro país no está regulado qué es confiscatorio o qué no lo es. Está claro lo que dice la Constitución española, y es que los tributos tienen que ser progresivos y en ningún caso pueden ser confiscatorios, pero es verdad que no hay jurisprudencia al respecto y hay opiniones para todos los gustos. Nuestro sistema es contributivo, pero también es solidario. 

Decimos mucho que es un sistema de reparto de solidaridad entre generaciones, entre sectores y entre territorios; pero también es solidario entre personas de la misma generación. Existe un tope mínimo y las pensiones mínimas tiran para arriba, en este caso, con los complementos a mínimos vía Presupuestos Generales del Estado, pero un tope máximo significa que el sistema también es solidario entre personas de la misma generación. 

Evidentemente, si se destopa progresivamente la base máxima, tendremos que ponernos a estudiar qué hacemos con la pensión máxima, eso es evidente. ¿Qué ocurre? Que al final puede resultar que es más lo que hay que pagar en incremento de pensiones máximas que lo que se recauda en el destope. ¿Qué les quiero decir con esto? Que es una medida que se debe estudiar. También han preguntado ustedes qué va a hacer el Gobierno, si lo va a imponer por decreto-ley. No es nuestra intención, de verdad, gobernar a golpe de real decreto-ley, aunque recientemente hayamos aprobado alguno; tampoco vamos a renunciar a hacer uso del real decreto-ley. 

Si en un momento de extrema necesidad se necesita hacer uso del real decreto-ley, se va a hacer, porque es una figura regulada en la Constitución española. Por cierto, luego hay que traerla a esta casa para convalidarla, y ustedes saben cómo está la aritmética parlamentaria; no se lo voy a contar yo, porque somos todos conscientes de cómo está. En materia de sistema público de pensiones, la voluntad del Gobierno es no tener que estar utilizando el real decreto-ley, sino intentar llegar a un acuerdo en el seno del Pacto de Toledo y también en la Mesa del diálogo social.

También están puestas encima de la mesa otras propuestas. Por ejemplo, igual que existen las reducciones de cuota y las tarifas planas, que están restando ingresos al sistema, hay algunos regímenes especiales y algunos sistemas especiales dentro del régimen general que tienen reducciones de cuota porque hemos decidido que apoyamos a ciertos sectores: al agrario, al del mar, a las empleadas del hogar. Esos son otros mil y pico millones de euros. 

Si nos ponemos de acuerdo, se podría ver qué hacemos con eso. Hay medidas que a lo mejor se pueden considerar como políticas de Estado; por ejemplo, todo el apoyo a la maternidad o a la paternidad. Esto, en el presupuesto de este año, supone en torno a 2550 millones de euros, así que podemos considerarlo. Al hilo de eso, me preguntaba algún grupo —no sé si era el señor Campuzano— qué medidas piensa adoptar el Gobierno para fomentar la natalidad, la fertilidad. Son políticas de Estado, como es política de Estado, para elevar la cuantía de las pensiones de las mujeres, el complemento por hijo nacido. 

Me preguntaba usted qué vamos a hacer. Pues, por supuesto, mantenerlo y, si podemos, porque hay consenso, mejorarlo. Miro al secretario de Estado de Seguridad Social y no me quiero aventurar, porque, si no, luego me puede decir: Ministra, que hay que cuadrar las cuentas. Por supuesto, vamos a ver cómo reequilibramos financieramente el sistema, pero no vamos a quitar ese complemento e incluso vamos a ver si en un momento determinado se puede mejorar. 

Todas estas políticas para intentar compensar o paliar la brecha en pensiones son políticas de Estado, de la misma manera que lo es todo lo relativo a fomento de la paternidad y de la maternidad. Son políticas de Estado. ¿Qué ocurre? Que si dejamos de pagar ciertos gastos con cotizaciones para pagarlos vía Presupuestos Generales del Estado con impuestos, señor Gómez, es muy difícil que la táctica sea bajar impuestos. Lo que hay que hacer es una reforma fiscal en este país progresiva, justa, que, evidentemente, no cargue las tintas para que tengan que pagar más la clase trabajadora y la clase media de este país. 

No me voy a meter en camisas de once varas, porque ayer compareció en esta casa la ministra de Hacienda y antes de ayer la ministra de Economía y son ellas las que tienen que liderar todo lo que haya que hacer en materia de reforma fiscal, pero evidentemente algo tenemos que hacer. Si queremos descargar a la Tesorería de ciertos gastos y queremos que se paguen vía Presupuestos del Estado con impuestos, es obvio que hay que reordenar también el sistema fiscal. 

Decía el señor Campuzano algo que está claro. Lo decía el otro día y lo repito porque algunos de ustedes no estaban en la Comisión. Es verdad que tenemos una tasa de natalidad baja, un crecimiento vegetativo negativo. Yo ya decía el otro día que no soy partidaria de hacer análisis catastrofistas en cuanto a la demografía, y ponía como ejemplo que aquí hubo estudios que se hicieron en la década de los años ochenta que decían que el año 2000 el sistema público de pensiones iba a tener un déficit, si no recuerdo mal, de 3 puntos del PIB, y resulta que en el año 2000 teníamos 500 millones de euros —creo— en el Fondo de Reserva. 

Nadie calculó, por ejemplo, una cosa que es muy difícil calcular y que en su momento no calcularon los demógrafos, que fue la cantidad de inmigrantes que vinieron entre finales de la década de los años noventa y la década de 2000 a 2010. Vinieron cuatro millones y pico de personas a este país porque había trabajo, por el efecto huída de la pobreza y de la miseria y el efecto llamada del trabajo. Se regularizaron muchas de ellas con unas políticas de regularización que lideró entonces el PSOE, el ministro Caldera. Eso no lo calcularon los demógrafos. 

Está claro que tenemos que poner en marcha políticas para incentivar la natalidad, para incrementar la fertilidad, medidas de conciliación de vida laboral, familiar y personal y remover obstáculos. Está claro que hacen falta políticas de conciliación y universalización de escuelas de cero a tres años; también está lo que he puesto encima de la mesa que se va a hacer con las cuidadoras no profesionales, que va a significar que se va a compensar de alguna manera a esas personas que van a tener esa labor de dedicación. 

Hacen falta planes de igualdad para las empresas y racionalización de horarios, que creo que es una de las asignaturas pendientes que tenemos en este país. Hay que fomentar la Ley de la dependencia, hacen falta más residencias y más atención para las personas con discapacidad y hay que apostar por la corresponsabilidad doméstica entre hombres y mujeres. Está claro que todo esto hay que hacerlo. Hay que fomentar que haya más población activa; está claro que si tenemos menos personas trabajando las personas que estén en edad de trabajar se tendrán que incorporar al mercado de trabajo prácticamente en su totalidad. 

Vamos a tener que llegar a tasas no solamente de actividad, sino de ocupación muy importantes tanto en hombres como en mujeres. Hay que remover obstáculos para que la igualdad real de acceso al trabajo y la permanencia en el mundo del trabajo entre hombres y mujeres se equipare. En el tema de los flujos migratorios, está claro, si hay más empleo y no tenemos trabajadores autóctonos como para cubrir ese empleo tendrán que venir trabajadores de otros lugares. También se ha dicho aquí que hay que fomentar la reincorporación al trabajo de los mayores yo diría ya de cuarenta y cinco años, no de cincuenta o cincuenta y cinco. 

Hay que hacer unas políticas de recualificación profesional e itinerarios personalizados de inserción, pero no solamente para los mayores de cuarenta y cinco, también para los jóvenes, para las mujeres. Es decir, son muchos los colectivos que necesitan ese apoyo y vamos a necesitar a todas esas personas, por ellas mismas, porque la Constitución dice que hay obligación de trabajar pero derecho al trabajo, pero también porque el país las va a necesitar a todas ellas conforme vaya decreciendo la natalidad. 

Por tanto, queda mucho por hacer. En cuanto a ingresos fiscales —lo he dicho antes—, el artículo 109 del texto refundido de la Ley General de la Seguridad Social prevé que las cotizaciones básicamente cubrirán las prestaciones contributivas, pero, si no, tendremos que ir a Presupuestos Generales del Estado. Aquí podemos hablar de si la tasa Google o a las tecnológicas, del impuesto a la banca o a las transacciones financieras o de una reordenación del sistema fiscal para que, con imposición general, se puedan hacer las pertinentes transferencias a la Tesorería General de la Seguridad Social. 

Ningún grupo de esta Cámara tiene mayoría suficiente en estos momentos para hacer lo que le plazca, eso es obvio, así que es momento de acuerdos, es momento de consensos, es momento de diálogo, de Mesa de diálogo social y de Pacto de Toledo. Ahora más que nunca adquiere relevancia esta Comisión. Son muchísimas las cuestiones que se han planteado. 

Voy a intentar resumir por no dejar de contestar a algunas de las cuestiones, aunque muchas de ellas ya están contestadas. Tanto el portavoz del PNV como el señor Campuzano han hecho mención a la gestión de la Seguridad Social. 

Esto ya lo respondió el otro día el presidente del Gobierno en la sesión de control. En estos momentos esto no es una prioridad. Tenemos la situación como la tenemos y ninguno de los estatutos plantea la quiebra de la caja única de la Seguridad Social, eso es así. No es momento para plantearnos que cada uno gestione su parte de Seguridad Social. Sinceramente, ahora mismo es momento de que todos juntos —todos y todas— de verdad, todos los grupos políticos pongamos de nuestra parte para apuntar soluciones y poner propuestas de solución encima de la mesa. 

Decía el señor Salvador, de Esquerra, que no había… 

La señora PRESIDENTA: Si no te importa, ministra, porque creo que te va a gustar la explicación que te voy a dar. El señor Salvador está ahora mismo haciendo la conciliación familiar, y como estamos todos de acuerdo, lo aprobaremos. 

La señora MINISTRA DE TRABAJO, MIGRACIONES Y SEGURIDAD SOCIAL (Valerio Cordero): Vale, genial. Aprobada la moción. Además, el otro día me recriminaron mucho que empezara a las seis la Comisión y yo empecé a las seis porque fue la hora que me dieron. Hoy, por ejemplo, la presidenta me ha dicho que a las cinco y luego a las cuatro y yo encantada. Hoy lo mismo conciliamos un poco más. 

Decía que era falso el déficit, que no había, que realmente ni hay crisis en la Seguridad Social ni hay déficit. Pues es verdad. Hay algún experto que ha dicho que si desde el año 1977 hasta ahora todos los superávits que ha habido en la Seguridad Social los hubiésemos ido guardando y no los hubiéramos utilizado ninguno de nosotros para nada más, habría 500 000 o 600 000 millones de euros. Tengo por ahí el cuadrito; seguro que lo tienen también todos ustedes. 

Pues vale, está bien, pero como la realidad no es esa, no tenemos en ningún sitio guardados los 600 000 millones de euros. Además, podemos entrar a discutir si el déficit es coyuntural o estructural. Por ejemplo, el señor Camps decía que no era estructural, he creído entenderle. 

El señor CAMPS DEVESA: Una parte coyuntural y una estructural. 

La señora MINISTRA DE TRABAJO, MIGRACIONES Y SEGURIDAD SOCIAL (Valerio Cordero): Vale. Usted considera que es estructural la parte que implica el tema demográfico, pero es que el tema demográfico en este país todavía no ha tenido un gran impacto, sinceramente —de hecho, las pensiones están subiendo una media de algo más de un 3 % anual—, el impacto demográfico lo vamos a notar en 2022 o 2023. 

Por eso les decía que hay que empezar a pensar qué hacemos de aquí a 2022-2023 para que cuando lleguen esos años, cuando empecemos a notar un impacto mayor, hayamos enderezado esto.

Ese tiene que ser nuestro objetivo. Tampoco nos vamos a lamentar del dinero que podríamos tener en el Fondo de Reserva, esos 600 000 millones de euros, cuando ahora tenemos 8000. Tenemos lo que tenemos y con lo que tenemos tendremos que dar una solución al problema. 

Señora Aina Vidal, portavoz de Podemos, siento haberles decepcionado tanto el otro día. Incluso su compañero portavoz el otro día me dijo que echaba de menos a Fátima Báñez porque le contestaba a todas las preguntas y yo no, pero, bueno, nos echamos unas risas y ya está. 

Siento haberles decepcionado cuando fui muy tajante ante la pregunta de su compañero —que usted me ha vuelto a hacer hoy— de si vamos a volver a poner la edad de jubilación a los sesenta y cinco años y en cuanto a la equiparación que hacen ustedes de la reforma del año 2011 con la del año 2013; digamos que no les gusta la del 2013, pero tampoco cuestionan totalmente la de 2011. Yo tuve ocasión de estudiarme en profundidad la proposición de ley que presentaron ustedes en esta casa y cuestionaban las dos reformas y quieren volver a antes de 2011. ¡Menos mal que no me dicen ustedes que quieren volver a antes de 1985!, porque eso ya sería muy grave. 

Mire, la reforma del año 2011 fue una reforma que tocó todos los parámetros tocables del sistema, tiene usted razón. Tocó el número de años que se necesitan para llegar a conseguir el cien por cien de la base reguladora; lo elevó. Elevó el número de años con los que se calcula la base reguladora para luego calcular la pensión, que pasó de 15 a 25 como en su momento pasó de 2 a 8, de 8 a 15, de 15 a 25 — ahora estamos en un periodo transitorio, este año a 21—. ¡Ojo!, las personas que han tenido algunas peculiaridades en sus vidas laborales, despedidos, etcétera, que cumplen ciertos requisitos pueden calcularlo, si quieren —porque hay algunos a los que les viene mejor contar más años—, con 25, mientras que los del lustro anterior podían hacerlo en vez de con 16, con 20; con 16, 17, 18, 19 o 20. 

En cuanto a la edad de jubilación, mire, no todo el mundo tiene que jubilarse a los 67 años, hay un periodo transitorio. Los que tengan carreras de cotización de 38 años y medio se pueden seguir jubilando a los 65. Ahora estamos en un periodo transitorio, pero —según datos de edad media de las altas de jubilación en nuestro país— en el año 2006 la media era de 63,47 años, y en el año 2007, era de 64,14 años. Es decir, la edad media de jubilaciones en este país no llega ni a los 65, o sea, que va a haber algunos que nos vamos a tener que jubilar más tarde de los 65. 

El otro día yo me ponía como autoejemplo. Yo me voy a tener que jubilar a los 66 y medio, y decía: Ojalá me aguante la salud para hacerlo. Es verdad, y yo estoy de acuerdo, que no son lo mismo unos sectores profesionales que otros, pero también es verdad que no podemos ponernos a tramitar jubilaciones anticipadas para montones y montones de colectivos. Ahora mismo está pendiente el de policías locales, por ejemplo. Ojalá tuviésemos recursos suficientes para poder adaptarlas no ya a colectivos, sino a circunstancias personales, porque dentro de un colectivo te puedes ir a una persona que tiene mejor salud o a otra que tiene peor salud. 

La acción protectora del sistema implica que puede haber profesiones que son más duras —no es lo mismo trabajar en una oficina que trabajar en un tajo; no es lo mismo trabajar en una oficina que ser camarera de piso, kelly—, y por lo tanto, dependiendo de la dureza del trabajo, no se llega en las mismas condiciones a cumplir unos años. Tenemos regímenes especiales que tienen ya edades especiales de jubilación, como puede ser el de la minería del carbón. O sea, por razón de la profesión ya hay en nuestro propio sistema edades especiales de jubilación. 

Por suerte, la acción protectora del sistema hace que si tenemos personas que tienen problemas de salud como consecuencia del trabajo, eso o bien da lugar a una enfermedad común o puede dar lugar a una enfermedad profesional, si está tipificada, o, ¡cuidado!, puede dar lugar a un accidente laboral. O sea, una enfermedad común que se agudiza o aparece con motivo u ocasión del trabajo, según el texto refundido de la Ley General de la Seguridad Social, se considera accidente laboral. 

Existen las IT —las incapacidades transitorias— y existe la posibilidad de cobrar una pensión de invalidez si en un momento determinado la salud se ve tan deteriorada que no es suficiente con una baja temporal. Por lo tanto, siento decepcionarla con el tema de la edad. Mire, la reforma del año 2011, a diferencia de la reforma del año 2013, fue dura, lo reconozco, sí, pero fue pactada. 

Hubo un acuerdo cuasi unánime en el Pacto de Toledo; bien es verdad que luego, cuando se aprobó en el Congreso, algunos partidos votaron en contra, por ejemplo, el Partido Popular, al que le pareció muy dura alguna de las cuestiones, por ejemplo, el incremento de la edad de jubilación, si no recuerdo mal. 

Sin embargo, hubo un acuerdo bastante importante en las recomendaciones del Pacto de Toledo de enero del año 2011 y también hubo acuerdo social, hubo un pacto con los sindicatos más representativos y con las organizaciones empresariales más representativas, cosa que no ocurrió en la reforma del año 2013. Esto es así.

Soy consciente de que no he contestado a todo lo que me han preguntado, pero me ofrezco voluntaria a hacerlo por escrito o a que me llamen ustedes y se lo digo. Como algo le tengo que dejar al secretario de Estado de Seguridad Social, a Octavio Granados —me lo recordaba antes la presidenta— para cuando comparezca, pues se lo dejo. Sí tengo que decir que ha habido una intervención, la del señor Gómez, de Ciudadanos, que me ha sorprendido; lo quiero decir sin acritud porque ha utilizado tanta que no quiero yo pagarle con la misma moneda. 

Ha calificado al Gobierno de temporal, de interino; ha dicho que es un partido desleal… Vamos a dejarlo estar porque yo prefiero llevarme bien con usted. El actual presidente del Gobierno presentó una moción de censura y la ganó, haciendo uso de un articulito de la Constitución, que es el 113, y ya está. Es una manera legítima de acceder al Gobierno y, por lo tanto, ahora estamos gobernando, con humildad, porque somos conscientes del peso parlamentario que tenemos en esta Cámara. 

Aquí no tenemos mayoría y en el Senado tiene mayoría el Partido Popular, así que estamos convocados a entendernos. Ha sido usted también muy duro con el señor Granados. Ha dicho poco menos que dejó esto hecho un desastre y que la reincidencia va a ser negativa. Yo confío mucho en las capacidades de mi equipo en general, señor Gómez, se lo digo en serio; he procurado fichar a personas experimentadas y en general experimentadas en acciones buenas. 

Es verdad que todo el mundo nos equivocamos y es muy difícil acertar al cien por cien. Eso es imposible; no seríamos humanos si consiguiésemos el acierto al cien por cien, pero para una buena parte de mi equipo he decidido no sé si llamarlo pedir reincidencia, repescar, contar o volver a implicar para el servicio público a personas que a lo mejor ya estaban viviendo muy tranquilas en sus vidas privadas y en sus trabajos y que me han dicho que sí porque les gusta complicarse la vida para velar por que lo público vaya mejor. 

En esa línea, don Octavio Granado, que es merecedor de todos mis respetos, ha accedido una vez más a ser secretario de Estado. Vamos a darle un margen de confianza. Es verdad que se ha encontrado las cosas en una situación muy distinta, más complicada, de como las dejo, pero él ha querido asumir este reto… (Rumores). Sí, un poquito más complicada. 

El señor Camps no termina de creérselo, pero el señor Granado se ha encontrado el Fondo de reserva un poquito menos repleto de como lo dejó; que no era suyo, que no era el dinero del señor Granado sino de todos los trabajadores y trabajadoras. No eran 67 000 millones de euros del señor Granado, como ahora los 8000 que se ha encontrado tampoco son de él ni del anterior Gobierno. Es lo que tienen en estos momentos los pensionistas de este país como hucha, y estaba un poquito más llena cuando llegaron ustedes al Gobierno. No pasa nada; ya está, vamos a mirar hacia delante y vamos a intentar buscar solución al problema. Muchas gracias.

La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Camps. Por último, señora ministra, si quiere usted hacer alguna puntualización, adelante. 

La señora MINISTRA DE TRABAJO, MIGRACIONES Y SEGURIDAD SOCIAL (Valerio Cordero): Muchas gracias, señora presidenta. La verdad es que algunos de los portavoces a los que tenía que responder se me han marchado, pero como esto va a quedar recogido en el Diario de Sesiones, no hay ningún problema. El señor Candela me pedía que le aclarase qué significa esto de la reforma laboral del siglo XXI. 

El otro día, en la reunión que mantuvimos los agentes sociales y económicos, UGT, Comisiones Obreras, CEOE-Cepyme, el presidente Pedro Sánchez y yo misma, se pusieron encima de la mesa toda una serie de asuntos sobre los que llegar a un acuerdo tripartito. Aparte de presentar el documento de acuerdo salarial y de negociación colectiva, nos plantearon toda una serie de aspectos: subcontratación, igualdad salarial y de pensiones entre hombres y mujeres, dar una vuelta importante a todo lo relativo a la formación, la formación para el empleo, la formación dual, la formación profesional, en coordinación con Educación. 

Señorías, la formación es absolutamente fundamental si queremos ser un país potente en este siglo XXI que tenemos entre manos. En cuanto a la reforma laboral —lo ha dicho también el presidente Sánchez—, es verdad que nosotros teníamos una posición de máximos, que era derogar la reforma laboral. 

Somos conscientes de que la aritmética parlamentaria no nos acompaña, pero sí hay un cierto consenso —y vuelvo a repetirlo—, incluso con los agentes económicos y sociales, para hacer una serie de modificaciones en algunos aspectos de la reforma laboral del año 2012. 

En este sentido, me refiero al tema de las subcontratas, artículo 42, la ultraactividad de los convenios, que primen los convenios sectoriales frente a los de empresa y algunas otras cuestiones que podríamos sacar adelante; incluso alguna de ellas, como la reforma del artículo 42, se encuentra ya en esta casa en fase de ponencia. 

Pero esto, que serían unos objetivos a corto plazo, se va a unir a otro objetivo más a medio plazo. Tenemos un Estatuto de los Trabajadores que nació en el año 1980. Es un poquito más joven que la Constitución española, cuyo 40.º aniversario vamos a celebrar este año, pero no mucho más, y está muy retocado; se han hecho decenas de reformas a lo largo de estos treinta y ocho años. 

Por tanto, nos vamos a plantear ir trabajando en un nuevo Estatuto de los Trabajadores, en un Estatuto de los Trabajadores del siglo XXI, y ese es uno de los temas que vamos a plantear en la mesa del diálogo social, que, como digo, se va a reunir de aquí a final de mes. Por supuesto, los grupos de esta Cámara también están invitados a hacerlo —esta Comisión tiene otro objetivo—; ya dije el otro día en la Comisión de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social que queremos contar también con los grupos políticos, con los sindicatos y con los empresarios. 

El señor Candela decía que no le he contestado respecto al cambio de modelo productivo. No voy a decir aquí que este no sea mi negociado, porque, siendo la ministra de Trabajo, considero que el hecho de que haya un modelo productivo del siglo XXI es fundamental para los trabajadores y trabajadoras de este país, para que los que están parados encuentren empleo, los que tienen empleo mejoren la calidad del mismo y su situación. 

Está claro que hay que apostar por nuevas tecnologías, por I+D+i, por un modelo económico sostenible y por la sostenibilidad medioambiental. Creo que en el ámbito de la dependencia hay muchas posibilidades de nuevos empleos. 

Asimismo, es importante la reindustrialización de este país. Está claro que no podemos apostar por una economía que solamente se base en el turismo, y, ojo, no tengo nada en contra del turismo de sol y playa, que es verdad que es un sector muy potente. No debemos volver a la construcción —y tampoco tengo nada en contra del mundo de la construcción, y menos viniendo de una familia por parte de madre de albañiles—; no podemos volver otra vez a poner todas nuestras esperanzas en que reaccione otra vez el mundo de la construcción y volver a construir por todos los sitios del país. 

Por lo tanto, hay que apostar por ese nuevo modelo productivo. Es verdad que en su momento, durante el último Gobierno de Zapatero, se aprobó una Ley de Economía Sostenible que al final tampoco ha tenido un desarrollo en la realidad, en la práctica. 

Para eso está mi compañera de Industria, Comercio y Turismo, que es la responsable de todo el tema energético y medioambiental. Evidentemente, este ministerio va a poner de su parte todo lo que sea posible para contribuir a este mercado laboral, a este Estatuto de los Trabajadores del siglo XXI y a ese nuevo modelo productivo, que es fundamental. 

Me dirijo ahora al señor Campuzano, que se me ha ido. Es verdad que a lo mejor he sido muy prudente en esta comparecencia. Creo que debo serlo, porque este Gobierno lo que no quiere es imponer por decreto-ley —¡cuidado!, que luego tendríamos que venir a convalidarlo— toda una serie de medidas en materia de Seguridad Social, espero que no tengamos que llegar a eso. Yo creo que están sentadas las bases y una vez más yo me voy con buena sensación de esta Comisión, igual que me fui con buena sensación en su momento, y eso que a veces teníamos diatribas. 

Para mi, la Comisión del Pacto de Toledo —lo dije la primera vez que intervine en ella, allá por el año 2011— ha sido siempre un lugar mítico. Yo contaba a mis alumnos la existencia de la Comisión del Pacto de Toledo, pero nunca había vivido en vivo y en directo qué era la Comisión del Pacto de Toledo, y cuando tuve ocasión de estar allí fue muy emocionante. 

El día que tomé posesión como diputada fue muy emocionante, pero tengo que decir que mi primer día en la Comisión del Pacto de Toledo también lo fue, porque es el lugar donde siempre se ha practicado una metodología de trabajo que se debería haber practicado en todas las materias, en todas, y es el reducto donde queda más claro ese espíritu de diálogo, de intento de consenso, que yo el otro día recordaba que venía de la época de los inicios de la Transición, de los Pactos de la Moncloa. 

Nos dimos cuenta de que no estuvo bien la reforma de las pensiones que hicimos en el año 1985; nos costó una huelga general. Este sistema afecta a tantos millones de personas presentes y futuras, que merece la pena dedicarle un tiempo, aunque sea mucho tiempo, presidenta, porque me consta que ha habido muchas, muchas reuniones. Cuando me preguntan si se reúne el Pacto de Toledo, yo respondo que es el que más se reúne; no se reunirá en Comisión, pero en cuanto a la Mesa y portavoces ¡no será por reuniones que habéis tenido! 

Entonces, me voy hoy con esa buena sensación. Es verdad —y es normal— que todos en nuestras intervenciones miramos hacia atrás: yo hice esto, tú hiciste lo otro. Somos humanos y es así. Señor Gómez, yo me alegro de verdad de esta segunda intervención suya. Sé que a veces es muy difícil no poner encima de la mesa una serie de cuestiones, porque están ahí. 

Su primera intervención me ha parecido dura; no la comparto, pero le puedo decir que hasta la entiendo. Esta segunda me ha gustado mucho más porque veo, como decía Mercè Perea, que es usted buen parlamentario y buena persona. También el señor Camps ahora me decía que le había gustado más mi segunda intervención porque había concretado más, que cree que hay una base para poder conseguir un pacto; hablaba de la reforma del año 2011, del informe de la AIReF, de la intervención del señor Escrivá, que siempre me la suelo leer con mucho interés, y es verdad que planteaba esto. 

Fue una reforma para hacer sostenible, económicamente hablando, el sistema público de pensiones, pero sin perder la base de la sostenibilidad social. Los sistemas públicos de pensiones, para que realmente pervivan, tienen que ser sostenibles económicamente, pero también sostenibles socialmente porque, si no, no respetaríamos el artículo 50 de la Constitución en cuanto a tener pensiones adecuadas, periódicamente actualizadas y suficientes. 

La sostenibilidad jurídica y el respeto de la Constitución son fundamentales. También tienen que ser sostenibles políticamente. Hemos visto cómo una reforma que ha generado ampollas en la ciudadanía, en la sociedad civil, ha sido contestada. Por tanto, tenemos que velar —todos nos dedicamos a la política, formamos parte de partidos políticos— por un sistema que sea sostenible en el tiempo desde todos los aspectos que acabo de comentar. 

Voy a terminar con un dato del último CIS. La verdad es que la ciudadanía de a pie ha tenido siempre bastante confianza en el sistema público de pensiones y ha estado más preocupada por otras cuestiones. En su momento por el terrorismo, en todo caso por el paro, por la corrupción política, siempre tienen preocupaciones importantes en estos aspectos, pero hay una cosa que empieza a ser un poco preocupante, que, aunque no son muchísimos los que están preocupados por el futuro del sistema público de pensiones, sí que se va incrementando el porcentaje. 

En noviembre del año 2011 solo dos de cada cien personas incluían entre sus tres principales preocupaciones el sistema de pensiones. Pues en junio de 2018 del 2 % ha pasado al 11 %. ¿Qué significa esto? Que tenemos entre manos algo muy gordo, una obligación, que es entre todos y todas, sumando Pacto de Toledo y diálogo social, utilizando esa metodología que quisimos darnos a nosotros mismos y que cuando la hemos practicado siempre ha dado buenos resultados, volver a practicarla con intensidad, y tenemos que intentar convertir esa incertidumbre, esa desesperanza que tienen en estos momentos muchos ciudadanos y ciudadanas en el sistema público de pensiones, en certidumbre y esperanza; la desconfianza en confianza, y ya no solamente porque se lo debemos a nuestros padres que están ahora cobrando pensión —algunos de los que estáis aquí, que sois más jóvenes, incluso a vuestros abuelos—, a nuestros abuelos, a nuestros padres, a nuestros hijos y a nuestros nietos. 

No quiero que cuando llegue a casa mi hija o las hijas o hijos de los amigos y amigas me vuelvan a preguntar si van a llegar a cobrar pensión. No me gusta esa pregunta. No me gustaría que me la volviesen hacer más, por nuestros hijos, nuestras hijas, nuestros nietos y nuestras nietas y por nosotros mismos, los que ahora estamos trabajando, que también legítimamente aspiramos en algún momento a que nos llegue la edad de la jubilación. En definitiva, lo que yo quiero es que el sistema público de pensiones no pierda el tren del futuro, y espero que ninguno de ustedes pierda el tren que les va a llevar ahora a sus casas, o el avión. (Risas). Muchas gracias.

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