sábado, 16 de mayo de 2020

COMPARECENCIA PEDRO SÁNCHEZ 16 MAYO 2020



Sánchez: El único camino hacia la recuperación económica pasa por superar la emergencia sanitaria

El Gobierno solicitará prorrogar un mes el estado de alarma para abarcar el final de la desescalada prevista para el comienzo del verano

“Todo el esfuerzo que hacemos en controlar la epidemia es un esfuerzo que nos acerca a la reactivación económica. Dicho de otro modo: no hay contraposición entre las prioridades sanitarias y las prioridades económicas”. El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha asegurado este sábado que “salvando vidas salvamos además empresas y empleos” para anunciar que el Gobierno solicitará en el Congreso la prórroga del estado de alarma para una duración de un mes.



Sánchez ha afirmado que “el único camino hacia la recuperación económica pasa por superar la emergencia sanitaria” y por eso el país debe hacer coincidir la duración del estado de alarma con el final de la desescalada: “En la mitad del país puede concluir coincidiendo con el inicio del verano, y en el resto una o dos semanas después”. Será un estado de alarma diferente al de hace unas semanas e incluirá “una desescalada institucional”: “La única autoridad delegada del Gobierno en esta etapa de desescalada será el ministro de Sanidad y decaerán las facultades excepcionales que se conferían a otros departamentos”, los ministerios de Defensa, Interior y Transportes y Movilidad Urbana.



La “cogobernanza” con las comunidades autónomas permanecerá durante estas semanas al igual que seguirán “parcialmente limitados” la libertad de circulación y de reunión, “con la única y exclusiva finalidad de proteger el derecho a la vida y el derecho a la salud”. El estado de alarma ha demostrado su eficacia estos dos meses y se ha demostrado que “el camino que estamos siguiendo para combatir la pandemia es el único posible”. “Debemos tener muy en cuenta esas dos lecciones: hay que limitar la circulación entre territorios durante un tiempo para evitar perjudicar a quienes se encuentran en mejores condiciones”. Y hay que “limitar” los contactos personales durante un periodo “para frenar los contagios”.



El Presidente ha advertido, además, de que, “si optáramos por priorizar el negocio sobre la salud, acabaríamos echando a perder la salud y también el negocio. Y quiero ser muy claro en este punto: tanto en la desescalada como en la nueva normalidad vais a contar con el apoyo total del Gobierno. “Tenemos que reanudar toda la actividad económica cuanto antes, pero con plena atención a la salud. No deben prolongarse innecesariamente las restricciones ni deben saltarse etapas poniendo en riesgo la salud”, ha lanzado Sánchez.



El presidente del Gobierno ha tenido un recuerdo para las más de 27.000 víctimas del Covid hasta el momento: “no los olvidaremos nunca”. “Confiemos, como hicieron ellas y ellos, en nuestras capacidades. Seamos dignos de su memoria. Está en nuestras manos.Ese puede ser sin duda el mejor y más hermoso homenaje que les hagamos”, ha concluido.



COMPARECENCIA DE PEDRO SÁNCHEZ 

Buenas tardes. Antes de comenzar esta locución, permítanme que traslade mi pesar a los familiares y a los amigos de Julio Anguita que acaba de fallecer. También, a todos los familiares de los compatriotas que en las últimas horas han perdido la vida y de modo muy particular, a las 102 nuevas víctimas que la epidemia se ha cobrado entre nosotros. 

Después de dos meses de extraordinaria dureza, podemos decir que nuestro país comienza a entrar en un escenario distinto, diferente. Primero hace unos días fueron los niños y las niñas, más tarde los adultos quienes volvieron a transitar y a recuperar los espacios públicos. Y desde esta semana, más de la mitad de nuestras ciudades y pueblos han recuperado parte de su vitalidad y han visto abrir muchos comercios y terrazas, mientras otras lo harán desde este próximo lunes, dentro de dos días. 

Lo más importante, los hospitales, que han ido recuperando su ritmo ordinario, han podido reanudar la atención a los enfermos y a las enfermas de otras dolencias, de otras patologías, a la vez que atienden a los pacientes de la epidemia del COVID, a quienes todos deseamos que se restablezcan cuanto antes y pasen a engrosar el grupo de más de 145 mil compatriotas que han superado ya la enfermedad. 

Esos avances, que sin duda alguna continúan siendo insuficientes, son enormes si tenemos en cuenta el punto de partida. Hace dos meses, es decir, hace muy poco tiempo el virus se propagaba a un ritmo del 35% diario. Cada persona contagiada transmitía la enfermedad a más de tres personas. Es lo que los expertos, los epidemiólogos, el Doctor Simón ha venido diciendo durante estas últimas semanas, el índice de reproducción del virus. Hoy ese índice de reproducción del virus es inferior en nuestro país a 1. 

Superamos el pico de la epidemia, hemos conseguido doblegar la curva de propagación del virus y hoy el ritmo de contagio del virus es del 0,24%, es decir, más de 100 veces menos que al decretarse el Estado de Alarma. Naturalmente, esos avances no han caído del cielo. Han sido fruto de un sacrificio enorme del conjunto de la sociedad española, que a lo largo de estas semanas ha actuado con sacrificio, con disciplina social y sin duda alguna, con moral de
victoria. Ese sacrificio se ha plasmado lógicamente en el confinamiento que hemos vivido y que estamos viviendo aún a día de hoy. 

Hemos visto limitados algunos de nuestros derechos. No por capricho sino porque teníamos que contener la epidemia. Necesitábamos limitar el contacto social para evitar que las personas contagiadas, muchas de ellas sin síntomas, contagiaran a las personas sanas. Y necesitábamos también limitar el derecho a la circulación, el derecho a la libre reunión, para evitar que las personas infectadas, muy concentradas como hemos visto en algunas zonas de nuestro país, difundieran el virus en territorios menos afectados. 

Precisamente, esta semana se han dado a conocer los resultados de la primera fase de la primera oleada del Estudio de Seroprevalencia que han coordinado el Ministerio de Sanidad con la participación del Ministerio de Ciencia, la participación conjunta del Instituto Carlos III y quiero subrayarlo, con la colaboración inestimable de las Comunidades Autónomas. Este estudio, que yo me atrevo a decir que es uno de los más ambicioso de Europa hasta la fecha, arroja tres datos capitales, de enorme valor que me gustaría compartir con ustedes. 

El primero es que la infección ha afectado de modo muy desigual a los distintos territorios. Hay provincias de nuestro país donde el porcentaje de personas que han estado en contacto con el virus es diez veces mayor que en otras, hasta incluso en provincias limítrofes. 

La segunda de las conclusión que me gustaría compartir con ustedes, es que solo el 5% de media, es decir, 1 de cada 20 españoles ha estado contagiado por el COVID19 con o sin síntomas. La tercera es que la letalidad real del COVID19 se sitúa en torno al 1%, siendo como hemos visto desgraciadamente durante estas últimas ocho semanas, mucho mayor entre personas de edad más avanzada y en personas con patologías previas. Y precisamente, esos datos nos aportan dos lecciones esenciales que me gustaría compartir con ustedes: 
  • La primera lección es que el Estado de Alarma ha funcionado y ha funcionado a todos los niveles. A todas las Comunidades Autónomas. Se han beneficiado las zonas con más infecciones -donde los contagios estamos viendo estas últimas semanas han caído- y se han beneficiado también las zonas menos afectadas porque no han llegado infecciones desde fuera de esos territorios. 
  • Junto a esa primera lección hay una segunda que me gustaría también compartir. 

El camino que estamos siguiendo desde el principio de la epidemia es el único posible. La prudencia, tantas veces subrayada por parte de las autoridades sanitarias, la cautela tanto colectiva como individual, la seguridad también colectiva e individual, es la única guía de actuación para vencer al virus. 

Recordarán hace ya unas semanas que al principio de la emergencia sanitaria hubo quienes dijeron que una posible solución sería permitir que el virus circulara libremente hasta que se alcanzara lo que han llamado los expertos e epidemiólogos la “inmunidad de grupo o inmunidad de rebaño” que supone que entre un 60 y un 70% de la población se infecta, queda inmunizada y en consecuencia el virus deja de circular. 

Es cierto que hubo países que iniciaron esa vía y tuvieron que dar marcha atrás al ver las consecuencias tan graves que podía derivar de ello. Hoy sabemos que si hubiésemos seguido ese camino en nuestro país la infección podría haber alcanzado a más de 30 millones de compatriotas. Y sabemos, además, que podría haber costado la vida a alrededor de 300.000 personas, uno de cada 100 infectados. 

Posiblemente más porque hubiera colapsado nuestro sistema sanitario y hubiera aumentado la letalidad porque muchos enfermos no hubieran podido ser atendidos. Creo que debemos tener muy en cuenta estas dos lecciones. 

En primer lugar, hay que limitar la circulación, la libertad de movimientos, la libertad de reunión entre conciudadanos y también, entre territorios durante un tiempo prudencial para evitar perjudicar a quienes se encuentran en mejores condiciones. 

Y también, hay que limitar los contactos personales, como antes hacía referencia, durante un periodo también prudencial, para frenar los contagios que aún son muy elevadas. Debemos mantener el rumbo que hemos seguido y debemos actuar con la máxima prudencia que nos ha guiado hasta este punto. 

Debemos seguir, lógicamente, recuperando espacios de movilidad, de libertad, de actividad económica y también social pero siempre asegurándonos que mantenemos a raya el virus. A esa lógica responde la desescalada por fases y por zonas que ha propuesto el Gobierno y que ha aprobado conjuntamente con las Comunidades Autónomas. Y que nos permite avanzar tanto como sea posible en cada zona, sin perjudicar a las demás zonas y manteniendo controlados los contagios. 

En consecuencia, a partir del lunes la inmensa mayoría del país habrá iniciado ese proceso de transición hacia la normalidad, lo que hemos denominado la desescalada. La excepción afecta a las zonas más afectadas por la epidemia y principalmente, a las dos zonas con mayor densidad poblacional que, a juicio de los expertos sanitarios, no reúnen las condiciones para transitar a la fase 1 - la Comunidad de Madrid y Barcelona y el área metropolitana de Barcelona-. 

Estas zonas, junto con gran parte de la Comunidad de Castilla-León, se mantendrán en la fase 0 hasta la próxima semana, pero con algunos alivios significativos en el ámbito del comercio, así como ciertas actividades culturales y recreativas. 

Este proceso de desescalada se prolongará, según lo previsto, por un espacio de unas cuantas semanas. En la mitad del país puede concluir coincidiendo con el inicio del verano, y en el resto una o dos semanas después, si no registramos, y esto me gustaría subrayarlo, ninguna recaída a lo largo de este proceso de desescalada. 

Porque aunque el ritmo de contagios se ha desplomado, aunque el número recuperados crece y eso nos ilusiona y nos esperanza a todos, aunque la cifra fatídica de fallecidos desciende, el riesgo -esto me gustaría siempre recordarlocontinúa ahí. 

Para que se hagan una idea de lo que les estoy diciendo, la pasada semana hubo en nuestro país 8.604 casos de nuevos diagnosticados, en lo que llevamos de esta semana la cifra es mucho menor: 2.705, probablemente alcanzaremos este próximo domingo en torno a los 3.200, 3.500 en relación con el inicio de la semana el pasado domingo. 

Aunque son buenos datos el virus, lo que quiero decirles, es que no se ha ido y su amenaza continúa siendo real. Por eso hoy, más que nunca, quiero utilizar esta comparecencia para pedir, a todos y cada uno de nuestros compatriotas, que sigan a rajatabla todas las recomendaciones de las autoridades sanitarias. Por ejemplo, la higiene del lavado frecuente de manos, la protección de la mascarilla cuando las autoridades sanitarias hayan señalado la obligatoriedad de las mismas o incluso de manera voluntaria en los espacios públicos y privados; la distancia social de dos metros. 

En todo momento y en todo lugar. Son reglas que nada tienen que ver ni con las ideologías ni con los negocios: son reglas de salud pública. Debemos asumir todos que, hasta disponer de una vacuna, pues vamos a convivir con el virus porque no habrá desaparecido. Y que por tanto la amenaza es especialmente aguda durante la fase de desescalada porque aún hay cientos de contagios diarios, como antes he señalado, que debemos detectar, atender y aislar. 

La prudencia debe ser la regla. Debe continuar siendo la regla. Por todo ello quiero anunciarles que el Gobierno de España solicitará al Congreso de los Diputados una nueva prórroga del Estado de Alarma, si bien tendrá características bien distintas respecto de las anteriores porque la situación en España ha cambiado. Para empezar, pretende ser el último Estado de Alarma y abarcar hasta el final de la desescalada. 

Por eso lo solicitaremos vamos a solicitar al Congreso de los Diputados que en lugar de ser quince días sea alrededor de un mes la vigencia de este último, esperemos, Estado de Alarma. Estamos dialogando desde el Gobierno de España con todos los grupos políticos que están dispuestos a arrimar el hombro a acordar con el Gobierno de España y nuestra voluntad es lograr el gran consenso en el Congreso de los Diputados que existe en el conjunto de la ciudadanía española con independencia de qué proyecto político voten. 

Un consenso del que formen parte todos los partidos responsables que quieran ser útiles a nuestro país, seguir salvando vidas y luchar contra la pandemia con las herramientas que nos dan nuestra Constitución y nuestras Leyes. 

En este Estado de Alarma se producirá, además, tal como anticipé la semana pasada, una desescalada también institucional. Lo he dicho antes: estamos en una fase completamente distinta a la del inicio de la epidemia y en consecuencia tenemos que adecuar nuestra arquitectura institucional a esta nueva realidad, a esta desescalada, a esta nueva fase. 

La única autoridad delegada, en consecuencia, del Gobierno en esta etapa de desescalada será el ministro de Sanidad, el ministro Illa y decaerán, en consecuencia, las facultades excepcionales que se confirieron a los otros departamentos. Recordemos, al Ministerio de Defensa, al Ministerio del Interior y al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. 

La referencia, en consecuencia, de coordinación se condensará en el ámbito sanitario en lo sucesivo. Será, como he dicho antes, el ministro de Sanidad, contando siempre con el asesoramiento de los técnicos del Departamento y en conexión estrecha con las autoridades sanitarias autonómicas, quien marcará los ritmos y modalidades de la desescalada como hemos estado haciendo durante estos últimos siete días. 

En este periodo, como ha empezado a ocurrir ya, regirá ese término que ha sido común en la conversación pública de estos últimos días que es el de la cogobernanza. Es decir, las Comunidades Autónomas, que quiero subrayar están haciendo un extraordinario papel, una extraordinaria labor y que siempre han mantenido su plena capacidad de gestión de las competencias sanitarias- irán recuperando su plena capacidad de decisión. 

Durante unas semanas más seguirán parcialmente limitados algunos derechos, fundamentalmente el derecho de la libertad de circulación, con la única y exclusiva finalidad de proteger lo que queremos proteger desde el inicio de esta epidemia, que es el derecho a la vida y el derecho a la salud pública. 

Todos los restantes derechos y libertades personales siguen intactos; y por supuesto están plenamente vigentes todos los sistemas de control democrático de la acción del poder ejecutivo: desde el Poder Legislativo que sesiona y sesionará con regularidad, hasta la libertad de expresión y de prensa y, por supuesto, el control judicial. 

Mientras combatimos la dimensión sanitaria de la crisis del COVID19 tenemos que hacer también frente a la dimensión económica y social que ha desatado la crisis del COVID. En este segundo frente hemos dado pasos significativos durante la última semana que me gustaría también compartir con Ustedes. 

De un lado, se ha firmado -a juicio del Gobierno- un importante acuerdo entre el Gobierno de España y los empresarios y sindicatos para extender, prolongar la vigencia de los ERTES y así salvar los empleos suspendidos por la emergencia sanitaria hasta el próximo día 30 de junio. Y de otro lado, ha iniciado sus trabajos la Comisión Parlamentaria para la Reconstrucción Económica y Social. 

Ese camino, el camino por el cual ha venido abogando el Gobierno de España desde el inicio de la pandemia, el camino de la unidad, del acuerdo y de la búsqueda de soluciones es el único camino posible. La unidad, lo hemos visto, salva vidas. Y la unidad puede también salvar empresas y empleos. Pero a mi me gustaría hacer un inciso en esta reflexión porque salvando vidas salvamos además empresas y empleos. 

Todo el esfuerzo que hacemos en controlar la epidemia es un esfuerzo que nos acerca mucho más a la reactivación económica y a la reincorporación laboral. Dicho de otro modo: no hay contraposición entre las prioridades sanitarias y las prioridades económicas y laborales. No debemos engañarnos, el único camino hacia la recuperación económica y la reactivación laboral pasa por superar de una vez por todas ésta emergencia sanitaria. 

Lo explicaré con un ejemplo que atañe a un sector especialmente afectado por esta crisis y tan importante para nuestro país como es el sector del turismo. Como saben Ustedes España es un referente mundial en el turismo; es una industria que representa el 12,3 % de nuestra capacidad anual de creación de riqueza, lo que se denomina el producto interior bruto y da empleo en torno a 2.6 -incluso más- millones de personas en España. 

En buena medida este sector depende los más de 80 millones de visitantes que recibimos cada año desde fuera de nuestras fronteras. España, en consecuencia, necesita el turismo y sin turismo no podrá hablarse de una reactivación económica con rotundidad, con absoluta propiedad. 

España necesita, como he dicho antes, el turismo; pero el turismo necesita seguridad, el turismo necesita garantías de salud. Las personas que nos visitan atraídos por nuestros paisajes, nuestras playas, nuestras montañas, nuestra cultura y nuestra hospitalidad, nuestra gastronomía nos visitarán si tienen la seguridad de que viajan a destinos seguros, controlados. 

Debemos superar plenamente la emergencia sanitaria cuanto antes para así relanzar lo más pronto posible nuestra atractiva oferta turística. Si nos precipitáramos por contra y diéramos un paso en falso podríamos poner en riesgo por mucho tiempo ese crédito internacional que nos ha costado décadas acumular. Y este mismo principio puede aplicarse a las restantes actividades: al ocio y la cultura, desde luego, pero también al comercio y a la restauración. 

Reactivaremos todos estos sectores paso a paso, tratando de evitar las menores recaídas posibles. Sin comprometer el control de la pandemia. Y cada paso que demos, será un paso seguro. Porque si no lo hacemos, si optáramos por priorizar el negocio sobre la salud acabaríamos echando a perder la salud y también el propio negocio. Y quiero ser muy claro en este punto: tanto en la desescalada como en la nueva normalidad van todos los sectores a contar con el apoyo total, pleno, comprometido del Gobierno.

Tenemos que reanudar toda la actividad económica cuanto antes pero con plena atención a la salud. No deben prolongarse innecesariamente las restricciones ni deben saltarse etapas poniendo en riesgo la salud y en consecuencia la recuperación económica. 

Estamos, como he dicho al principio de mi intervención alocución, en el único camino posible, por más que sea un camino duro, azaroso y muy esforzado por parte del conjunto de la ciudadanía española. Hemos de recorrerlo juntos, sin dejar a nadie atrás. Y es seguro, estoy convencido de que lo vamos a conseguir. 

Durante estas largas semanas, muy largas semanas, todos los representantes institucionales hemos iniciado nuestras intervenciones con el recuerdo emocionado a las víctimas mortales de esta epidemia. No los vamos a olvidar nunca; no pertenecen, en consecuencia a ese pasado que queremos superar, sino que son parte imprescindible del futuro que ahora vamos a empezar a construir entre todos. 

Quisiera que, cuando recordemos a las 27.561 personas, compatriotas, a los que la enfermedad ha arrancado de nosotros, intentemos responder a una sencilla pregunta: ¿Qué esperarían ellos y ellas de nosotros? ¿Qué nos pedirían que hiciéramos? ¿Que nos pedirían, ellos y ellas, para nuestro país, para España? Lógicamente nada nos devolverá la presencia de quienes se han ido. Pero sí podemos hacer que sigan presentes en nuestros actos, en nuestros pensamientos y en nuestras palabras, como lo estarán en el gran homenaje público que pronto les podremos tributar. Podemos convertirnos en el reflejo de todo lo bueno y digno que representaban ellos y ellas, y mantenerlo vivo para siempre. 

La Historia de España del último medio siglo es la historia del triunfo del entendimiento frente a la ruina del enfrentamiento y la división. Muchos de los que nos han dejado estas semanas lo sabían de primera mano y mejor que nadie como consecuencia de su edad. Confiemos, como hicieron ellas y ellos, en nuestras capacidades como sociedad. Seamos dignos de su memoria. Está en nuestras manos. Ese y no otro puede ser, a mi juicio, y sin duda el mejor y más hermoso homenaje que les hagamos. Gracias.


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