COMPARECENCIA DE PEDRO SÁNCHEZ 9 MAYO 2O2O
Hace dos meses que comenzó en nuestro país la emergencia sanitaria de la
COVID-19. Desde entonces, el mundo entero ha sufrido una convulsión
gigantesca -la mayor de un siglo- y el impacto ha sido hasta ahora aún mayor en
5 grandes economías occidentales que concentran el mayor tránsito de personas:
Estados Unidos, Reino Unido, Italia, Francia y nuestro país.
En estos dos meses de adversidad, España ha demostrado muchas cosas, sobre
todo y ante todo, sus enormes fortalezas. Con 6 de cada 10 enfermos curados,
nuestro Sistema Nacional de Salud ha superado una prueba extrema gracias a la
capacidad y a la generosidad de sus profesionales. Pero nuestro Sistema de
Seguridad también ha estado a la altura, igual que nuestras infraestructuras de
telecomunicaciones que nos han mantenido conectados y en situaciones también
límite.
Y como lo han estado también nuestras redes de producción y
aprovisionamiento de alimentos.
Y sobre todo, lo que ha marcado la diferencia ha sido la respuesta espléndida del
conjunto de la ciudadanía de nuestro país. Mayores y pequeños han cumplido con
su misión y han conseguido interrumpir la propagación del virus en un tiempo
record, gracias a una responsabilidad y una disciplina social que me gustaría
calificarla de excepcional. Nuestro país, España, ha sido el país del mundo donde
la limitación de la movilidad se ha seguido con mayor disciplina.
Y el resultado
está ahí: en la víspera de declararse el Estado de Alarma la tasa de crecimiento
de la infección diaria era del 35% y hoy estamos en el 0.27%.
El Estado de Alarma
funciona y está siendo, en consecuencia, muy eficaz.
Hemos conseguido reconquistar al virus el 99% del espacio que nos había
arrebatado. Es el mérito de todos los españoles y a todos ustedes les quiero dar
las gracias de corazón.
En estas 8 semanas ha quedado demostrado que España es más que la suma de
los cuarenta y siete millones de personas que la habitamos; es sobre todo y ante
todo una comunidad humana.
Las relaciones que nos unen se parecen más a las
que se dan en una familia que a las de las personas que intercambian bienes y
dinero en un mercado.
Los sanitarios, siempre ellos, los profesionales sanitarios que han arriesgado su
salud para salvar la de otras personas han ido más allá de cualquier otro cálculo,
lo han hecho por el mismo tipo de sentimientos y de razones por las que actuaría un familiar o un amigo o amiga.
Y del mismo modo que han hecho los sanitarios,
lo han hecho millones de personas en todos los ámbitos de la sociedad. Toda la
sociedad española ha actuado como una comunidad ligada por esos lazos de
afecto, de generosidad y de cuidado.
Sin duda, con el esfuerzo del conjunto de la sociedad hemos salvado y hemos
seguido salvando vidas, decenas de miles de vida durante estas semanas tan
críticas.
Pero hemos perdido también otras muchas, 26.478 a día de hoy.
Lamento, el
Gobierno lamenta enormemente todos esos fallecimientos. Nos duele cada uno
de ellos y de ellas. Esas vidas que hemos perdido nos pesan mucho, porque,
aunque sean personas que en su mayoría no conociéramos, formaban parte de
esa poderosa red de afectos y de obligaciones recíprocas, de esa comunidad
humana que es nuestro país, España.
Y del mismo modo que cada uno de nosotros necesita hacer la tarea del duelo
cuando pierde un ser querido; también el conjunto de la sociedad española deberá
hacer ese duelo que nos permita expresar nuestro dolor y nuestro profundo
respeto y memoria por los que hemos perdido y también, afrontar el futuro más
serenos y más unidos.
Por esa razón, en su día, cuando la práctica totalidad de nuestro país esté al
menos en la Fase I, aprobaremos en el Consejo de Ministros del Gobierno de
España decretar el luto oficial, tal y como anuncié en el Congreso de los Diputados
esta semana. Las banderas, en consecuencia, estarán a media asta en cuanto
nuestras calles recuperen su tránsito y los edificios públicos vuelvan a ser
visitados.
Y cuando dentro de unas semanas el país entero haya culminado todas
las fases de desescalada y nos encontremos en disposición sanitaria para poder
hacerlo, celebraremos un gran acto de Homenaje en recuerdo de todas las
víctimas presidido por el jefe del Estado, el Rey de España.
Nuestro país ha comenzado, como saben ustedes, la desescalada hacia una
nueva versión de nuestra vida normal gracias a este enorme esfuerzo colectivo
que hemos puesto en marcha durante estas últimas ocho semanas.
Y tal como
advertimos, éste tránsito hacia esa nueva normalidad, esa desescalada será un
proceso:
- En primer lugar, asimétrico, es distinto en cada uno de los territorios porque la epidemia incidió de forma más aguda en algunas zonas del país y las menos afectadas se encuentran en mejores condiciones para reponerse.
- Junto a esa asimetría será gradual, porque iremos dando pasos sucesivos y consolidando esos avances, para evitar recaídas en la medida de nuestras posibilidades.
- Y finalmente, será coordinado por el Gobierno de España, pero cogobernado con las Comunidades Autónomas, porque somos interdependientes, todos dependemos de todos.
El virus, como hemos dicho en muchas ocasiones, no se detiene en los lindes
provinciales ni tampoco autonómicos si no nos detenemos nosotros. Lo que
sucede en un punto del país incide, lógicamente, en los demás territorios.
Y por encima de todo, la desescalada estará guiada por esos principios de
asesoramiento y justificación científica, y sin duda alguna también por el principio
y criterio de la prudencia. Así nos lo recomienda, y hay que recordarlo, la
Organización Mundial de la Salud que esta misma semana advertía del riesgo
“muy real” de volver al confinamiento si no se gestiona bien la desescalada.
Y que
nos recordaba que los Gobiernos debemos garantizar una vigilancia firme del
cumplimiento de las normas.
Estos últimos principios a los cuales me he referido antes, el de la prudencia y
también la primacía del saber científico, son los que han guiado desde el inicio de
la gestión de la pandemia al Gobierno de España. Y en base a estos mismos
principios, las autoridades sanitarias hicieron público ayer qué territorios han
entrado en la fase 1 de la desescalada.
En total, hasta 11 Comunidades Autónomas, además de las ciudades autónomas
de Melilla y Ceuta cumplen con los marcadores establecidos por los expertos para
pasar a la fase 1 de la desescalada.
Y lo hacen también parcialmente otras 5 Comunidades Autónomas. En total,
desde este mismo lunes, algo más de la mitad de la población española podrá,
entre otras cuestiones:
- Celebrar reuniones sociales privadas de hasta 10 personas.
- Ir a comercios, a terrazas y a lugares de culto, siempre con las limitaciones de aforo anunciadas. ·
- Asistir también a espectáculos culturales y museos, también con reducción del aforo para poder mantener siempre la distancia de seguridad requerida y exigida por las autoridades sanitarias.
Es decir, ese 51% de la ciudadanía española recuperará una porción mayor de
sus vidas gracias al terreno que hemos conquistado entre todos frente al virus.
Pero me gustaría volver a recordarlo, a subrayarlo, el virus no ha desaparecido.
Sigue ahí, al acecho.
En la desescalada prosigue la lucha contra la epidemia
porque no se ha extinguido, ni se extinguirá hasta que demos con una vacuna o
con un remedio terapéutico definitivo.
Mientras tanto, debemos cohabitar con el virus manteniéndolo a raya, como lo
estamos haciendo hasta ahora, y por eso hemos de potenciar entre otras
cuestiones la atención primaria, para detectar cuanto antes las nuevas infecciones
y para rastrear los posibles contagios que hayan generado.
Y debemos también
afianzar nuestras capacidades del sistema sanitario: las camas hospitalarias, las
Unidades de Cuidados Intensivos...
En fin, todo eso serviría de poco, en todo caso, si no se acompaña del esfuerzo
responsable de cada persona.
El virus puede sobrevivir fuera de los organismos
humanos, pero solo un corto espacio de tiempo. El virus sobrevive en las personas
infectadas y muchas de ellas no son conscientes de estarlo y por eso, pueden
propagarlo sin saberlo, sin conocerlo.
Por ese motivo, hemos hecho, como país, todos y cada una de las instituciones,
un esfuerzo enorme en la realización de las famosas PCRs y también test rápidos.
Hemos efectuado hasta el día de hoy más de 1.600.000 PCRs y más de 840.000
test rápidos al conjunto de la población española. Un número, sin duda alguna,
elevadísimo para poder identificar a personas infectadas, muchas de las cuales
no manifiestan esos síntomas.
Ese esfuerzo ha tenido resultados que ya son
visibles.
Pero en todo caso, tenemos que se conscientes de que el método más efectivo
para interrumpir el contagio es que cada persona tome diariamente las mismas
precauciones que si estuviera infectada, es decir, que extreme la higiene, que siga
las reglas de protección, que mantenga la distancia física con sus amigos, con sus
personas conocidas y también, con los seres extraños que se cruza en la calle.
Que cada cual siga a rajatabla las reglas que rigen en su localidad durante cada
fase de la desescalada.
Por eso, a quienes entran a partir del lunes en la Fase 1 quiero pedirles toda la
cautela y toda la prudencia.
Por otro lado, permanecerán provisionalmente en la Fase 0, la fase de preparación
para la desescalada, las zonas que a juicio siempre de los expertos no cumplen
todavía con las exigencias de salud pública necesarias.
El esfuerzo que han
realizado los responsables autonómicos y la población han sido también enormes
en esos territorios, y me gustaría reivindicar, pero en su mayoría son aquellas
zonas donde el impacto de la epidemia fue más agudo a lo largo de estas últimas
semanas y precisan algo más de tiempo para definitivamente controlar la
pandemia y poner a punto sus sistemas de salud.
Les agradezco su esfuerzo y su
colaboración, cooperación y coordinación. En las semanas próximas trabajaremos
conjuntamente para afinar aún más los mecanismos de coordinación y
cogobernanza.
A medida que progresemos en la desescalada, vamos a avanzar también en
una desescalada institucional, porque los mecanismos excepcionales
deberán limitar su vigencia de acuerdo con lo excepcional de la situación.
Tal como advertí hace un mes, el estado de Alarma no tiene por qué revestir
el mismo alcance a medida que evoluciona la situación.
Va a haber distintos
estados de Alarma, de hecho ya estamos viendo distintos estados de
Alarma.
Pero, en cualquier caso, tenemos que acordarnos y siempre subrayar que el
desafío continúa, que sigue vigente. Y a la vez que vamos avanzando en la
superación de la emergencia sanitaria, como estamos viendo durante estos
últimos días, tenemos que encarar las otras dos crisis provocadas por el COVID
19: la social y la económica.
En nuestro país son millones las familias que están padeciendo las consecuencias
económicas y sociales de esta crisis. Hasta ahora el esfuerzo del Gobierno de
España se ha dirigido a amortiguar el impacto sobre el empleo mediante los
expedientes de regulación temporal de empleo, los denominados ERTEs
actualizados ayer mismo de nuevo por acuerdo del Gobierno con los sindicatos y
los empresarios.
También nos hemos volcado para socorrer a quienes se
encontraban en situación de indefensión por haber perdido su trabajo, por haber
visto paralizado su negocio o por carecer de cualquier ingreso.
Por primera vez en la historia de nuestro país se han establecido frente a
una crisis, medidas de emergencia como por ejemplo las moratorias de
hipotecas y también de alquileres. Por primera vez se implementa un bono
social y se activan ERTES de forma masiva como estamos viendo en nuestro
mercado laboral.
Nunca antes se arbitraron para los autónomos
prestaciones extraordinarias como las actuales, ni tampoco la moratoria de
impuestos ni del pago a la Seguridad Social. Tampoco nunca se otorgaron
unos créditos ICO de esta envergadura. Y jamás se habían suspendido de
modo generalizado los desahucios ni los cortes de energía a las familias que
han devenido en situación de vulnerabilidad como consecuencia de esta
crisis sobrevenida.
Ese es el escudo social, la triple red social que hemos desplegado frente al shock
de ésta crisis. Con este escudo social la sociedad española acude en socorro de
los más vulnerables para amortiguar la primera sacudida de la crisis.
Pero más allá de este impacto inicial, nuestro país, igual que el conjunto de
economías mundiales, está sufriendo niveles de destrucción de empleo y de
recesión tan solo comparables a las de la Gran Depresión de hace un siglo y a las
guerras del siglo pasado. Y, como entonces, sólo existe un camino para poder
superarlo, el mismo que proponemos para Europa y para nuestro país que es la
reconstrucción, la recuperación.
¿Qué significa, a mi juicio, la Reconstrucción? Significa que debemos abordar
las grandes transformaciones que nos permitan retomar el crecimiento económico
y la creación de empleo cuanto antes, impulsando la digitalización, la transición
ecológica, el fortalecimiento de nuestros sistemas educativos, la ciencia y la
investigación que se han vislumbrado como esenciales, como prioritarios para
cualquier gobierno, para cualquier nación.
El correcto funcionamiento del mercado
de trabajo que adolece todavía de algunas mejoras y un sistema fiscal que
fortalezca nuestro Estado del Bienestar, en especial nuestro sistema sanitario y
los servicios de atención social.
¿Cómo podemos lograr esa reconstrucción, esa recuperación? A juicio del
Gobierno unidos. Unidos empresarios y trabajadores, unidos distintas
administraciones y sin duda alguna unidos el Gobierno y la oposición.
- La primera expresión de esa Unidad han de ser los Pactos para la Reconstrucción Social y Económica de España que demanda, a mi juicio, una abrumadora mayoría de nuestra sociedad Ya hemos dado el primer paso con la puesta en marcha de la Comisión parlamentaria que debe concitar el acuerdo de todas las fuerzas políticas dispuestas a arrimar el hombro en beneficio del conjunto de la ciudadanía española.
- Y en paralelo, hay que contar con la aportación crucial de los agentes sociales, es decir, de los sindicatos y empresarios, con quienes elaboraremos un Acuerdo Social para el Empleo a la altura de este reto. Ayer mismo volvían a dar un ejemplo extraordinario de diálogo y de unidad con el acuerdo sobre la extensión de los expedientes de regulación temporal de empleo.
- Ése es el mejor mensaje que podemos enviar a nuestra sociedad y también al conjunto de la Unión Europea y lo que nos demandan el conjunto de ciudadanos españoles desde el inicio de la pandemia.
- Que lleguemos a acuerdos y que fomentemos, entre todos, la estabilidad en nuestro país en éste momento inédito y tan crítico de la historia de nuestro país.
- Esta misma fórmula de Pactos de Reconstrucción, de diálogo social debe multiplicarse en todos los rincones de nuestra geografía y en todos los escalones de la Administración, alcanzando acuerdos en todas las Comunidades Autónomas, Cabildos, Consells y Ayuntamientos desde el más pequeño al más grande. Gobierne quien gobierne.
- En tercer lugar, la Reconstrucción ha de tener una expresión en el ámbito europeo por la que el Gobierno lleva trabajando desde el inicio de la crisis y en la que nos estamos volcando diariamente.
La Unión Europea debe impulsar un plan de
choque contundente y solidario. No estamos de paso en Europa. Somos Europa
con todas las consecuencias.
Conocemos ya con bastante aproximación el impacto de la crisis que va a reducir
este año más de un 9% de nuestra capacidad productiva y cientos de miles de
puestos de trabajo que se van a destruir.
Sabemos que tenemos una tarea ardua por delante. Tanto en Europa como en
España.
Pero si canalizamos toda nuestra energía colectiva hacia ese objetivo
nacional de reconstrucción y recuperación, yo estoy convencido de que saldremos
antes y más fortalecidos.
Para conseguirlo es esencial que no desaprovechemos ninguna energía.
Por eso
necesitamos proteger a los miles de jóvenes que se han quedado sin empleo
o que han visto, digamos cortados, sus procesos educativos porque son
nuestros compatriotas todos ellos y además porque necesitaremos dentro de poco su vitalidad para levantar de nuevo nuestras empresas.
Necesitamos amparar a las familias que se han quedado sin sustento porque
son familias de compatriotas y además porque abandonarlos nos debilitaría como
comunidad.
Y necesitamos auxiliar a múltiples trabajadores autónomos, a pequeños y
medianos empresarios porque son nuestros compatriotas y además porque
necesitamos su empuje, su talento y su audacia para volver a relanzar nuestra
economía.
Y necesitamos fortalecer nuestros servicios públicos, esta creo que es la gran
lección también de esta crisis, necesitamos fortalecer nuestro sistema sanitario
público, también en el sistema de seguridad, de educación, de transporte, porque
son los que nos han salvado a todos como comunidad en los momentos más
críticos, más difíciles y son por eso mismo la máxima expresión de ese patriotismo
al cual abogo.
Esta gigantesca conmoción de la pandemia nos ha recordado a todos que somos
muy frágiles. Pero junto con las diferencias tradicionales entre rentas altas y
renta bajas se ha trazado una nueva distinción.
En mitad de esta crisis, hay personas que sufren la angustia por la
enfermedad, pero se sienten relativamente tranquilas respecto de su futuro
económico porque tienen una renta segura, porque tienen un sueldo estable
o porque tienen una pensión garantizada.
Hay una España protegida. Pero
hay muchas otras personas que no saben lo que va a suceder con su empleo
o qué va a ser de su negocio. Se preguntan qué va a ser, en definitiva, de su
vida. Esas personas no duermen tranquilas, ni tampoco sus familiares, un
trabajador autónomo, un trabajador temporal, también del pequeño
empresario, del parado, y también del emprendedor.
Y todos ellos y todas
ellas -porque hay sin duda un impacto de género también en esta crisis
económica y social- deberán encontrar su respuesta específica dentro de la
gran respuesta colectiva que debemos dar con los pactos de
Reconstrucción Social y Económica. Lo haremos con la creación de una
nueva política pública, el Ingreso Mínimo Vital, que es uno, como saben
ustedes, de los principales compromisos del Gobierno de España.
Pero, además de asistir a quien lo precisa, tenemos que ayudar a levantarse
a los que tienen proyectos viables y tenemos que reincorporar al trabajo a
quienes pueden hacerlo. De eso tratan también los Pactos de
Reconstrucción y la recuperación a las cuales estoy abogando.
En los momentos más oscuros siempre estuvimos seguros de que habría un
mañana.
En los últimos días hemos visto cómo nuestras ciudades retomaban,
aunque fuera mínimamente, el pulso. Y hemos sentido algo de alivio. Pues bien,
en los próximos días, en las próximas semanas, iremos retomando nuestras vidas.
Tenemos por delante un horizonte esperanzador porque hemos demostrado la
fortaleza de la unidad.
Hoy en el día del aniversario de la Unión Europea valores como la diversidad,
como el respeto, como la libertad, como la democracia, como la solidaridad, la
igualdad y la paz nos inspiran porque forman parte de la personalidad de nuestro
país, de España.
No sobran manos. Necesitamos a todos. Todos hacemos falta y todos nos
hacemos falta.
Empezando por este mismo lunes.
En los lugares en los que ya es posible,
salgamos afuera y reconstruyamos entre todos nuestro futuro. Y en todos los
lugares, mantengamos la prudencia para preservar lo que hemos logrado y la
unidad, también, para seguir avanzando.
Gracias.
FASE I DESESCALADA PARTE PRIMERA: COMERCIO
FASE I DESESCALADA PARTE SEGUNDA TERRAZAS Y CENTROS EDUCATIVOS
FASE I DESESCALADA PARTE TERCERA HOTELES Y ÁREAS
ORDEN FASE I DESESCALADA MOVILIDAD
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