No tienen que ser ni siquiera las provincias más limítrofes, como Toledo o como Guadalajara.
Los intercambios laborales con Madrid, en áreas tan específicas como, por ejemplo, la
construcción, históricamente vienen de otras zonas, de La Mancha fundamentalmente, y muchos
en Ciudad Real, o de una parte de Albacete. Gente que va y viene a trabajar por miles a Madrid.
No crean que nos queremos esconder ni echar la culpa a nadie. Hay que analizar las cosas
con seriedad. Ya les digo que, si el virus hubiera nacido en Membrilla, entendería que, desde
otros muchos sitios, estuvieran diciendo que ha nacido en Membrilla. No digo Membrilla, puede
ser Membrilla como cualquier otro municipio, comprenderán. Por colocar un pueblo muy céntrico.
O si hubiera nacido en Villar de Cañas, pongamos el caso.
Es evidente que no tiene que ver con el alcalde, y ya saben que, precisamente, no es que me lleve especialmente bien con él. A lo
mejor tengo ocasión de mencionarlo en otro momento.
Miles y miles de intercambios permanentes entre Castilla-La Mancha y Madrid, y se produjo un
momento clave, para algunos puede ser incluso icónico, y fue el momento clave de expansión y
de multiplicación del virus para Castilla-La Mancha: cuando la Comunidad de Madrid, sin el visto
bueno del Ministerio de Sanidad, decidió decir a los cuatro vientos que se cerraban los colegios.
Fíjense: desde ese día se vinieron miles y miles de personas a segundas residencias, a sus
pueblos o casas de familiares en toda Castilla-La Mancha. Miles, y fueron llegando a lo largo de
todo el fin de semana, e incluso les diría que han seguido llegando, y miren que hemos insistido
con la Delegación del Gobierno y con el Ministerio del Interior.
Ha habido presidentes autonómicos que han querido como estigmatizar a Madrid, diciendo que
los cierren, por favor, que los enclaustren. Yo entendí a la presidenta de la Comunidad de Madrid
cuando dijo: “yo no voy a permitir”, o “no consiento” o “no quiero que se cierre Madrid”. A lo
mejor, después de todo lo que ha pasado tanto en Madrid como en otros sitios, incluso en la
Moncloa, pensarán de otra manera. Ya les he dicho que yo no pienso actuar a toro pasado, y no
quiero menos aun utilizar una expresión un poco más castiza que esa.
El 9 de marzo, señorías, cuando el Ministerio de Sanidad nos estaba diciendo a todas las
autonomías que mantuviéramos el nivel 1, y que, por tanto, consideraba peligrosísimo,
entiéndanme lo que quiero decir, peligrosísimo que los niños salieran de los colegios si no había
confinamiento, es decir, salir para irse con los abuelos, o como estuvieron durante tres días en el
retiro con sus abuelos, o para irse a los pueblos a relacionarse, era malo para los niños y
absolutamente gravísimo para el resto de la sociedad.
La clave no está en una decisión aislada o particular sobre un sector en concreto.
Siempre ha
estado en el confinamiento integral, y por eso, señorías, a partir de entonces se multiplicó de tal
manera el contagio en Castilla-La Mancha, que pasamos de ser una comunidad que, en
principio, estaba incluso libre de contagio, con muy poquito, a encabezar las listas de
multiplicación del virus en toda España.
Nosotros y paralelamente Castilla y León, que ya ven que ahí gobierna un buen amigo,
Alfonso, el presidente de Castilla y León del Partido Popular, y, de una manera muy significativa,
provincias como Segovia o como Soria, particularmente Ávila y Segovia.
Lo cierto y verdad es
que les voy a dar unos datos que son escalofriantes, señorías, que no tienen matiz ideológico, ni
son de izquierdas ni son de derechas. Son muy claros.
Les voy a dar un dato muy concreto para que la ciudadanía entienda lo que estábamos
viviendo en esas horas críticas, que, ante la iniciativa de algunas comunidades de intentar hacer
lo que quisieran ellas por su cuenta, aceleró que el Gobierno de España decidiera el estado de
alarma, y confinar a todo el mundo, antes que ir a un caos administrativo.
Cosa que, por otro
lado, sinceramente, ha resultado ser probablemente el mejor instrumento para combatir el
problema, del que es difícil salir. Evidentemente, es mucho más fácil decretar.
Un dato muy clave: el de la farmacia. ¿Saben ustedes, en el mes de marzo del año pasado,
habiendo colegios normales en Madrid y en Castilla-La Mancha, cuántas recetas se dieron en el
sistema de Castilla-La Mancha, a ciudadanos con tarjeta de la Comunidad de Madrid?
Ya saben
que cualquier ciudadano en cualquier sitio de España puede pedir sus medicamentos. ¿Cuántas
recetas extendió el sistema de Castilla-La Mancha, en marzo del año pasado, a ciudadanos de
Madrid? ¿Saben cuántas?
En total: 30.000.
De fuera de Castilla-La Mancha, solo 30.000 recetas sacó la gente en las
farmacias en Castilla-La Mancha, no siendo de tarjeta sanitaria de Castilla-La Mancha. Solo
30.000. De esas, la mitad eran de Madrid. O sea, 15.000 ciudadanos de Madrid hace un año
estuvieron por aquí —por lo que sea, de turismo o de visita a la familia— y sacaron receta.
¿Saben, en el mes de marzo de este año, con todo el aluvión de madrileños y madrileñas que
la Comunidad de Madrid invitaba al movimiento, cuántas farmacias, cuántas recetas han
extendido las farmacias de Castilla-La Mancha? 30.000 el año pasado. 181.000. Seis veces más
de recetas, un año tras otro. Esta es la realidad.
Además, de esas 181.000, ya no el 50, más del 85 %, de Madrid. Ciento sesenta y tantos mil
madrileños se fueron, lo primero, a las farmacias de Castilla-La Mancha a obtener su receta.
Tienen derecho. Ya veremos luego si nos la termina pagando el Estado en el sistema de
compensación, pero no va a ser este el tema de debate.
Lo que sí refleja muy a las claras es que ese aluvión fue intenso. Hasta que se decretó el
confinamiento general, que terminó aprobándose y publicándose en el Boletín Oficial cuatro días
después, esto fue una riada. Que, según el presidente de Murcia, llegó también a Los Alcázares,
pero aquí, desde luego, sin duda de ningún tipo.
Saben casi todos los alcaldes, de un partido y
de otro, la cantidad de gente que se acercó, y lo saben muchos ciudadanos, que incluso han
dicho cosas muy evidentes a los que venían de Madrid.
No cuento aquí los que, por ejemplo, hayan pasado por Castilla-La Mancha con destino a
Marbella, que también saben ustedes que hay algún caso. No me refiero a eso. Me refiero
sinceramente a este dato, que creo que tiene una fuerza extraordinaria.
¿Les doy el dato de los contagios señalados, reconocidos, certificados en esas fechas?
Porque se anunció por la Comunidad de Madrid el levantamiento de los colegios, que obligó al
Gobierno de España a decir, dos días después, que también recomendaba a los colegios, ya
preparando el estado, y a nosotros nos pilló en medio. A mí, particularmente, de una manera
extraordinaria.
Lamento decirlo, pero me gusta ser sincero.
Estuvimos manteniendo la disciplina y la unidad nacional con el Ministerio de Sanidad mientras
nos decían que no se podían cerrar. En el mismo momento en que nos recomendaron lo
contrario, en previsión del estado de confinamiento que se iba a obligar a partir del día siguiente,
obviamente tomamos la decisión contraria.
No somos más listos ni más inteligentes que nadie,
pero sí un poquito más disciplinados.
Lo cierto y verdad es que el dato de contagios fue tremendo, porque cuando se produjo la
salida de los colegios, Castilla-La Mancha tenía muy pocos casos. Muy pocos. Sin embargo, en
Galicia, por ejemplo, cuando se produjo el decreto de estado de alarma y la salida de madrileños,
que se fueron por toda España, no solo por Castilla-La Mancha, el incremento de contagios fue
multiplicado solo por cinco.
Nosotros, desde el día 11, aproximadamente, que se adopta formalmente la decisión del cierre
de los colegios en Madrid, al 19, fíjense, pasamos de 41 casos —es que el dato, créanme, no
aguanta ningún tipo de discusión—a 5.637. Directamente 5.637 casos en solo esos días.
Créanme que hay que analizar las cosas si queremos arreglarlas. Saber de dónde vienen los
problemas es esencial, reconocerlos. Insisto una vez más para que nadie me lo malinterprete:
esto no tiene ninguna consideración con el Gobierno de la Comunidad de Madrid, seguramente
el Gobierno de la Comunidad de Madrid pensó que estaba haciendo lo mejor para su tierra, era
un buen momento para pensar en la tierra de todos, en la de toda España.
Pero lo cierto y verdad es que ahí tuvimos el gran foco, el que todavía hoy sigue siendo el que
más nos hace medir permanentemente los contactos, ya una vez se ha ido relajando el
confinamiento, con la Comunidad de Madrid. Permanentemente tenemos elementos de medición
epidemiológica en el AVE, en los autobuses, en los vehículos y en los turismos.
Hay un segundo caso concreto, que se produce en Haro, donde hay un entierro al que asiste
una familia que reside en La Mancha, en la zona centro, en La Mancha, en Tomelloso y en el
conjunto de la zona, porque no solo ahí. Que, además, se dedica a la venta ambulante.
Por supuesto, como comprenderán, a ellos no solo les doy el pésame —falleció su mujer—,
sino que lamento, y mucho, que tuvieran el contagio, y estoy convencidísimo de que en ningún
momento han podido ser conscientes del problema que se gestionaba.
Pero lo cierto es que, en esos 12 días entre la primera encuesta epidemiológica que se les
hizo, por síntomas, hasta que se determinó, hasta que se reconoció que habían estado en Haro
—como saben, en aquel momento Haro ya estaba confinada, y había un problema enorme— el
cálculo de posibles contagios fue geométrico.
Según los días y según fueron pasando las semanas, el cálculo puede llegar a pasar del medio
millón. Muchos, evidentemente, no reconocibles en casa. Gente que pasa la enfermedad sin
saberlo, muchísima gente asintomática.
Pero pongámonos con que, al menos en una primera línea, entre 30.000 y 50.000 contagios
directos, de forma geométrica, a la familia.
Esto hace, sinceramente, que, en la zona de Ciudad Real, y particularmente en la zona centro,
en La Mancha, haya problemas añadidos.
Luego hay un caso particular de una residencia, de la que deben tener información sus
señorías —me refiero al PP— de primera mano, habida cuenta de la amistad que siempre han
tenido con el director —que lo era, que ya no lo es— de esa residencia. Ya veremos por dónde
sigue la causa y por dónde siguen las pesquisas policiales y judiciales.
Pero lo cierto y verdad es que en esa zona se produce otro gran foco, que complica y que
gestiona, y que nos lleva a todos a una enorme preocupación. Esto hace que les pueda decir con
claridad que, en la reunión que mantendremos mañana con el presidente del Gobierno, voy a
plantear que se mantengan, a lo largo de los próximos días, reuniones minuciosas para poder
revisar sin drama, aquilatar y acomodar mejor el plan de desescalada aprobado por el Gobierno.
Vaya por delante que, si el Gobierno de España no quiere cambiarlo, cumpliremos a pie
juntillas lo que nos dicen, pero vamos a intentar que haya, como hemos hecho –yo creo que con
relativo acierto— estos días, un movimiento a favor de los hosteleros de Castilla-La Mancha, y
con ellos de toda España, para que se cambien algunos de los conceptos en la gestión de la
desescalada, como estamos haciendo.
Como hemos hecho, por ejemplo, con los profesionales de la sanidad, a los que, en el proceso
de reincorporación desde sus síntomas al trabajo, el 90 % aproximadamente de la gente a la que
se le está haciendo, del sector profesional de la sanidad, test rápidos ahora, da negativo, lo cual
es un buen dato, pero, aun así, siempre han mantenido el confinamiento y aislamiento para evitar
posibles contagios.
Pero a pesar de que el Gobierno de España ha mantenido, y no sé si hoy en día todavía lo
mantiene, creo que la última historia es que lo cambiaron porque nosotros estábamos muy
exigentes en que se cambiara, era exigir que un profesional que estaba retirado en casa por
contagio posible, o por haber tenido cercanía, tuviera prueba PCR antes de poder incorporarse.
Esto, durante bastante tiempo, solo se aplicó en Castilla-La Mancha. En las demás
autonomías aplicaban directamente el protocolo del ministerio, que no lo exigía. Al contrario, que
exigía la incorporación solo con el transcurso del tiempo, más tres días añadidos de prórroga.
No me meto en demasiadas cuestiones técnicas, aunque tengo que decirles que yo he
aprendido, y seguiré aprendiendo muchísimo.
No hay forma ninguna de abordar los temas si uno
no se zambulle en ellos y empieza a familiarizarse con multitud de conceptos, palabras, algunas
verdaderamente complejísimas, que hemos tenido que llevar adelante.
Pero vamos a plantear una revisión moderada, una revisión pactada, ajustada, un ajuste del
plan de desescalada, porque creemos que, desde la cercanía, quizá vemos con más claridad
muchos problemas, y también algunas soluciones.
Me hago más preguntas. ¿Cuáles fueron las medidas iniciales? Una vez que hemos detectado
cómo se originó en el mundo, cómo entró en España, por dónde, y esto no lo decimos nosotros,
lo dicen las instituciones oficiales que lo certifican, y que trabajan para la OMS, y que trabajan
para el sistema epidemiológico nacional, y también para nosotros.
¿Qué medidas iniciales?
Además de responder a las primeras preguntas, comparecencias que se produjeron, a petición,
una propia y otra del Partido Popular tanto del consejero como del director general de Salud
Pública.
La primera decisión, fíjense, es la de no ponerle límite al coste.
Desbloqueamos todos los
créditos presupuestarios para gastar lo que haya que gastar. Esto es muy importante. Esto es
muy importante: para gastar lo que haya que gastar. Porque ha habido momentos en la sociedad
española, con otro tipo de crisis, que cuando más necesitaba la gente, incluso ayuda social o
ayuda sanitaria, se ha considerado que la sanidad era, no la víctima de la crisis, sino la que tenía
que recortarse.
La primera decisión que tomamos en el primer Consejo de Gobierno con motivo de la crisis es
desbloquear todos los límites crediticios, de forma que el consejero está gastando, liberándole de
miles de trámites que supone hasta mover un euro o tomar un café, en la Administración. Esto,
créanme que es muy importante, porque la factura va a ser enorme.
A lo mejor el concepto “factura” no les gusta, pero el coste directo, solo para el sistema
sanitario, no estoy hablando del coste de la ciudadanía, ni de otra parte de la Administración:
transporte, lo que nos vamos a gastar en servicios sociales, que de eso y de residencias ahora
hablaremos, el coste mínimo que llevamos ya —cuando termine la crisis será mucho más todavía, claro—, el que lleva ya gastado la sanidad de Castilla-La Mancha solo para esto, y
desde entonces, desde que hay estado de alarma, fíjense que son 152 millones de euros.
Yo sé que esta es una parte pequeña de lo que va a venir, y del gasto del conjunto de la
Administración. Ya no le quiero ni contar en ayudas o en planes de estímulo al sector económico
o laboral, que vamos a hacer. Es muy importante, porque estos 152 millones, que ya llevamos
gastados de forma directa y ultrarrápida por parte de la sanidad de Castilla-La Mancha, fíjense
qué casualidad, equivale casi a la suma de todas las indemnizaciones que tuvo que pagar este
Gobierno por la paralización de hospitales o por sentencias fallidas en la anterior legislatura. La
anterior a la nuestra, me refiero.
Nos ha costado pagar a interinos despedidos, o a empresarios a los que se les cerraron las
obras ilegalmente, irregularmente, 154 millones de euros. Casi, casualmente, lo que ya llevamos
gastado ahora. Qué lástima. Qué lástima lo primero, me refiero, y, desde luego, qué triste tener
que hacerlo ahora.
El 50 % de esos 152 millones, en material; el 33 %, en personal; y el 15 %, básicamente, en
tecnología.
Hay otros conceptos menores, que, en todo caso, ya el consejero, si ustedes quieren,
se los detalla.
También entre las medidas iniciales se constituyó el primer comité, fuimos de las primeras
autonomías en constituir un comité de coordinación, después de hacerlo el Estado. Nosotros y
Andalucía, para ser exactos, fuimos las dos primeras comunidades autónomas en constituir los
comités de coordinación.
Nosotros y Andalucía.
Además, se generó también un equipo urgente de compras y de contratación, que ha estado
trabajando, incluso la mitad de ellos con COVID desde su casa, que esto es algo para mí
extraordinario, que todo el equipo del consejero, una parte importante ha tenido síntomas, y ha
pasado el COVID y ha tenido tratamiento, pero no ha dejado de trabajar.
No saben hasta qué
punto estoy tremendamente agradecido, porque algunos de ellos han jugado un papel personal
absolutamente clave a la hora de contratar material o a la hora de buscar por el mundo entero no
sé qué tipo de aparato.
¿Qué líneas de trabajo se marcan en ese comité, en coordinación con el Estado, y qué líneas
va fijando el Gobierno, que decide, a su vez, el Gobierno de Castilla-La Mancha, reunirse, no una
vez a la semana, sino dos, mínimo, y todas las que hacemos por urgencia?
Llevamos bastantes más reuniones de las que incluso habíamos previsto, para poder adaptar
Normativa del Estado, poder aprobar resoluciones, acuerdos que hemos hecho por vía sindical
con los trabajadores, qué servicios mínimos tenían que quedarse en cada consejería, cuáles
tendrían que quedar desplazados en casa, cómo habilitábamos compras para el teletrabajo.
Se ha tenido que tomar cientos y cientos de decisiones sobre la marcha, y todas tienen que
tener carácter legal, y lo cierto y verdad es que hemos trabajado en varios frentes. El primero, el
de personal, que esa pregunta se la puede hacer mucha gente. Nosotros hemos sido una de las
comunidades, yo creo que la primera comunidad autónoma, la que más, por porcentaje, hemos
contratado personal: 4.336 profesionales nuevos, o bien para suplir bajas, o bien para completar
servicios. 4.336.
Fíjense que cuando empezamos la legislatura, cuando empecé de presidente, teníamos 3.000
trabajadores menos de los normales, por despidos, los que se despidieron en la época del señor
Echániz, que además ahora estamos ya todos respirando muy tranquilos, porque he visto que va
a estar en la Comisión de Recuperación y de Reconstrucción en el Congreso.
Espero que no les plantee las mismas plantillas horizonte que se plantearon aquí, para limitar
todavía más, porque la previsión que había, de no haber cambiado el Gobierno, era no solo
haber despedido a 3.000 profesionales, sino despedir a otros 7.000, que también coincide.
Los que hemos contratado con el COVID, más los que hemos contratado por vía normal, en
sustitución o para reponer todos los que se despidieron, vienen a coincidir con los 7.000 que
decía el anterior Gobierno que había que seguir despidiendo, porque sobraban en la sanidad.
Yo creo que, por prudencia, vamos a seguir manteniendo muchos de estos puestos de trabajo,
si podemos todos, en tanto que se tienen que producir ahora, además, sustituciones de verano,
se tienen que sustituir rotaciones para un personal que está estresado y extenuado.
Es muy duro lo que están pasando nuestros profesionales, muy duro, no solo porque ven
fallecer a alguien, y no a alguien, sino a muchos. Ha habido días enormes, hospitales con más de 40 o 50 fallecidos en una noche. Por tanto, durísimo, y eso, en primera persona, créanme, no
tiene parangón ninguno.
Me puede doler, como me duele como presidente y como persona, desde muchos puntos de
vista, pero es evidente que verlo delante, y esa impotencia, tan seguido, y sabiendo, además,
que queda mucho todavía por acabar con el problema, es enorme.
En definitiva: primero, personal; lo segundo es aprobar los planes de contingencia.
Le
agradezco mucho a todos los técnicos de la consejería, los planes de contingencia, que se
aprobaron con mucha urgencia, y que, señorías, se han cumplido al cien por cien. No nos hemos
visto en la obligación de modificar, y me gustaría que la ciudadanía lo entienda, cuando se
plantea un problema de emergencia, cada hospital está obligado por la ley, y nosotros lo hemos
urgido, y cada operación y cada sector tiene que establecer un plan de contingencia, por si
acaso, incluso poniéndose en la peor hipótesis, en la de mayor curva de epidemia, que la hemos
tenido.
Afortunadamente pasó, pero hemos tenido el momento de pico, que todo el mundo ya ha
entendido, a través de las declaraciones que se saben desde Madrid, y de todos los técnicos.
Los planes de contingencia han funcionado.
Han aguantado incluso en el momento de mayor
tensión, cuando más se ponía la gente nerviosa. Que, por supuesto, coincidían con la mayor
circulación de bulos, y con la mayor circulación de insultos en las redes sociales.
En ese momento, créanme, han funcionado los planes de contingencia que se aprobaron por
todos, y, desde ese punto de vista, podemos decir con tranquilidad, con la tranquilidad del que ha
estado cinco años invirtiendo en sanidad, reconstruyendo lo que nos encontramos destrozado,
que esa reconstrucción, que ha costado tanto dinero a la ciudadanía de Castilla-La Mancha, ha
sido muy importante para poder afrontar, no digo mejor que otros, pero mucho mejor de lo que
hubiéramos tenido que afrontarlo en otras circunstancias, el problema de la epidemia.
En personal, sin duda, los planes de contingencia me llevan a decirles que es verdad que el
sistema sanitario está compuesto de miles de profesionales, 30.000 en conjunto en el sistema.
Entre ellos están también las cabezas: los gerentes, los equipos directivos, los jefes de servicio.
En definitiva, digamos, los elementos de planificación y de gestión, que forman parte del sistema.
No sé si a la gente le aplaudimos o no a las ocho a todos igual, pero lo cierto y verdad es que
entenderán que son determinantes, porque son los que tienen que ir por delante, y los que tienen
que, además, soportar la presión del conjunto también, de los magníficos profesionales a los que
les toca el día a día.
Hemos gestionado en personal, hemos gestionado los planes de contingencia, y hemos
gestionado los espacios. Los espacios son muy importantes, porque los espacios tenían dos
realidades.
La primaria, tengan en cuenta que el experto mundial de la OMS que estuvo en
España, y que analizó puntualmente Madrid y Castilla-La Mancha, dijo que teníamos uno de los
mejores sistemas sanitarios de todos los que ha conocido en el mundo, fundamentalmente por la
extensión de primaria, que atendíamos en primera línea a muchísima gente, en una región tan
compleja, con tanta dispersión poblacional, con tantos pequeños pueblos, y con un nivel de
envejecimiento de la población tan extraordinario.
Me siento, en ese sentido, orgulloso de todo el esfuerzo que se ha hecho, y me alegro mucho.
Me alegro de que se impidiera cerrar los centros rurales, los consultorios rurales. Me alegro
muchísimo de que se impidiera cerrar, y nosotros haber ampliado, los centros de salud en los
pueblos. Me alegro.
A pesar de que vivimos en un momento de pandemia, es que tengo muy
claro lo que hubiera pasado de mantenerse todo ese sistema de infantería, en una primaria que
ha hecho que crezcamos más que nadie en España, en porcentaje, en estos últimos años.
Ha
hecho que se atienda a muchísima gente.
Solo en atención directa y por llamada desde los centros de salud y consultorios, se han hecho
172.000 gestiones. Pónganse, por un momento, si la infantería, en primera línea de batalla, no
hubiera atendido a la gente, pudiendo decirles: “usted tranquilo en su casa”, llamándole todos los
días, una, dos y tres veces, visitando.
Los hospitales hubieran reventado todos. Los de Castilla - La Mancha y los del planeta al que le hubiera pasado.
Por tanto, han funcionado los espacios en primera línea, y, por supuesto, los propios
hospitales, que algunos tienen tanta antigüedad que, como bien saben, nos han llevado a estar
embarcados en la operación de nuevos hospitales más grande que hay en España. Sí, los
hospitales.
Me alegro mucho de que tengamos en marcha tantas obras de hospitales, porque eso hará
que, cuando estén terminados, cuando estén abiertos, y, por supuesto, con la ampliación de
personal y de tecnología, que está también preparándose.
Nunca uno puede decir qué va a
pasar si viene otra pandemia, o es más grave que esta, no lo sabemos, pero lo cierto y verdad es
que podremos decir que son de una enorme utilidad, que cada euro que hemos estado gastando
estos años en sanidad tiene más valor que lo que hemos gastado en otras muchas cosas.
Los hospitales han estado funcionando, en todos.
Hemos estado, a veces, con momentos de
mucho apuro, pero funcionando en red. En todos con camas disponibles, incluso en los
momentos más duros. Ya sé que hay alguien que dirá que no es así. Con camas a disposición.
En todos hemos atendido urgencias propias del COVID y no del COVID, con unos niveles de
estrés extraordinarios en determinados días, en donde no solo se trataba de tener o no un
respirador, sino personal que lo supiera atender, porque son especialistas.
Sin embargo, tengo que decir que, en hospitales, hemos tenido, sinceramente, un
comportamiento de los profesionales en su conjunto, de solidaridad, de unión, de intercambio, de
gente que se ha desplazado de unos servicios a otros. En esto han jugado un papel
extraordinario todas las direcciones de los hospitales, tremendo.
Por ejemplo, en Toledo, donde, con muy buena intención, mucha gente ha pensado que, a lo
mejor, hubiera sido el mejor momento para abrir el hospital de Toledo, que llevamos 22 años
para abrirlo, y 10 en concreto que se paralizó, con lo que ya todo el mundo conoce, que nos ha
costado, solo la paralización, 22 millones de euros.
Hay gente que, con buena intención, ha podido entender esto.
Hay gente que, con mala
intención y con interés político, se ha dedicado a remover campañas demagógicas en la prensa,
y más que en la prensa, en las redes sociales, incluso haciendo campañas organizadas. De esto
también hablaremos con algo de tranquilidad.
No es que me moleste más o menos, pero cuando estamos todos centrados, todo el equipo,
desde el presidente para abajo, centrada toda la energía en la realidad que hay delante, no se
imaginan lo duro que es ver cómo hay gente que quiere, a río revuelto, sacar ventaja, y generar
debates y tensiones que, créanme, no solo no admiten comparación, ya no digamos con IFEMA
o con otras cosas, o La Fe de Valencia, que no la admiten con nuestra propia realidad.
En Toledo, el plan de contingencia establecía camas en el Hospital Virgen de la Salud, en el
Provincial, en el de Parapléjicos, por supuesto, en el del Valle, y, además, en una clínica que
nosotros hemos usado, se usa de vez en cuando, y de la que estamos orgullosos, como es las
Tres Culturas. Bueno, en algunos casos es lo que más se ha usado. No es en este Gobierno.
Esta clínica, con 60 camas, aportadas la mitad por nosotros, no hemos tenido prácticamente
que usarla, ni en los momentos más duros. Casi un pabellón entero de Parapléjicos no se ha
tenido que usar, y, desde luego, hasta en los momentos más duros hemos tenido plazas
disponibles en todos los centros hospitalarios en marcha.
De verdad, no se imaginan lo duro que es tener, no, ya digo, a la gente que lo hace con buena
fe, tener que saber la mala fe que a veces hay detrás de las polémicas interesadas. Porque hay
que estar en lo que hay que estar.
Una mudanza de un hospital muy viejo a uno que ha tardado,
por muchas cosas, pero que vamos a hacer en su momento, que solo la mudanza puede
significar 5 o 6 meses de cambio el traslado. Desde que se empiece, lo de menos es la
inauguración, aunque algunas hasta usan al jefe del Estado para hablar de ello.
Venga quien venga, la tengamos o no, es absurdo.
Pero lo verdaderamente importante es que,
desde que se empiece, desde que se abra, hasta que se instalen todos los servicios, son 5 o 6
meses, y ya veremos si podemos mantener o no las fechas. Por el momento no nos va a quedar
más remedio que aplazar las fechas de apertura, porque, obviamente, primero hay que
recomponer y reorganizar todos los servicios que están estresados en los actuales.
Hubiera sido incomprensible decirle a la gente “dejen ustedes de atender a los enfermos en el
Hospital Virgen de la Salud, porque tienen que estar haciendo traslado”.
A todo esto, sin todo el
material instalado en los quirófanos, sin respiradores. Bueno, señorías, créanme: si alguien del
PSOE les hace esa campaña por detrás, están autorizados por mí para decirles lo que yo les
estoy diciendo: que no hay derecho.
Ha habido también polémicas que se han planteado, por ejemplo, y muy duras, en relación con
el hospital de Albacete. No saben el magnífico gerente que tenemos en el hospital de Albacete, y
los profesionales extraordinarios, evidentemente.
Ya sé que, probablemente, alguien piense que yo, como presidente, he criticado algún uso
indebido de vídeos en los hospitales. No, pero me parece que los vídeos también se pueden
hacer cuando las camas están vacías y cuando funcionan bien las cosas, con independencia de
la Normativa que legisla, para toda España, cuándo se deben o no hacer grabaciones con los
pacientes de por medio.
Pero eso es lo de menos.
No, es más, no es que tenga más importancia, pero hoy no lo diría,
obviamente, sobre todo, porque ya me he dado cuenta de que había mucha gente nada más que
pendiente, no del COVID, sino de Page. Bueno, lo siento, y reconozco el trabajo de todos los
profesionales.
Ahora, ¿hay algún profesional que, además de hacerlo muy bien en su trabajo, no olvida que
tiene militancia de algún otro partido? Pues no lo sé. Eso puede pasar en la vida. Puede pasar.
Pero yo defenderé siempre, hasta que haya que cesarlos, a los que están al frente de la
maquinaria. Es un principio elemental de responsabilidad. A las personas que habían previsto,
por ejemplo, establecer, en la facultad de medicina, y montar, como hemos montado, un gasto
bien hecho, aunque no hemos tenido, por el momento, que echar mano de él. Ojalá que no lo
tengamos que hacer.
Hay quien se planteó que podíamos poner tiendas de campaña. No sé si, a lo mejor, como en
Segovia, sin poder tener profesionales. Señorías, que no es un problema de espacios, que no es
un problema de lonas. Si espacios tenemos, si lo que necesitamos es personal y tecnología. Si
tiendas de campaña las puede montar, por supuesto, la UME, a la que le estaríamos muy
agradecidos.
Pero lo que necesitamos son los médicos, las enfermeras y los celadores.
Por eso, señorías, tengo que pedirles que se alegren con nosotros de que una parte muy
importante de lo que está previsto y montado no ha tenido que ser utilizado, porque eso significa
que el criterio que mantuvieron todos nuestros expertos, de intentar atender a la gente dentro,
intramuros, de nuestros hospitales, siempre era más seguro que hacerlo de manera precaria o
improvisada en otro sitio. Improvisada o, evidentemente, distinta a la conocida.
Yo no voy a criticar si se desmontó o no IFEMA. Es más, me parece que la ministra atendió
con mucha diligencia la petición de la presidenta de la Comunidad de Madrid, en la escalada
enorme de saturación que podían tener en ese momento los hospitales de Madrid.
No lo discuto,
ni voy a entrar en ningún análisis comparativo de esta naturaleza, pero lo que les digo es que
nosotros hemos superado el momento de curva aguantando la tensión.
Es muy duro, porque, por ejemplo, en materia de respiradores, señorías, ni se imaginan lo mal
que lo hemos pasado.
Nunca ha habido menos de 12 disponibles en el sistema, ni siquiera los
principales, y yo sé que esto es muy duro, que hay familiares que pueden haber tenido la
impresión de que no se les ha puesto un respirador porque no había, e incluso es posible que
alguien les haya hecho creer eso.
Pero lo cierto y verdad, señorías, es que, si eso hubiera sido
así, me gustaría que se evacuara la correspondiente denuncia.
Porque lo que ha funcionado es, como dice el jefe de servicio, al que también le están cayendo
en las redes unas pocas consideraciones ahora, un jefe de servicio que ha dicho, con mucha
claridad y rotundidad, que nunca ha dejado de atenderse a nadie en el hospital de Albacete por
falta de medios.
En términos de vida, obviamente. Me importa mucho esa opinión, sobre todo
porque yo creo que desmonta otras.
Toledo, Albacete, en Alcázar, que tuvimos un momento también de apretón, de apuro. La
verdad es que los profesionales de Alcázar de San Juan, como los que hay en Tomelloso.
Tomelloso tuvo un foco muy importante, como antes les he contado, y, sin embargo, tengo que
decir que han respondido de una manera extraordinaria.
En algunos tuvimos que colocar más camas, camas nuevas, algunas camas incluso del
hospital de Toledo, que estaban recién compradas, que era básicamente lo que había: camas y
poquito material.
Todo lo demás tiene que venir en los próximos meses.
Pero lo hemos hecho, y celebro sinceramente, además, que hayan funcionado, porque tengan
en cuenta en qué situación hubieran estado Villarrobledo, Tomelloso, cómo hubieran estado Almansa o Manzanares, cómo hubieran estado estos cuatro hospitales si en su momento se
hubieran cumplido los planes de venderlos.
No sé, no creo que lleváramos nueve días ya sin un ingreso por esta naturaleza, por ejemplo,
en su ciudad, señor Núñez. No, sinceramente, me alegro de que hayamos mantenido con
servicio público esos cuatro hospitales, hayamos reforzado los servicios, hayamos aumentado la
tecnología, hayamos ocupado las plantas vacías, no solo con el COVID, sino desde entonces, y
que, además, les comprometo y les digo, no solo que los vamos a mantener, sino a seguir
mejorando, porque lo vamos a hacer con esos, y en conjunto, con todos los demás.
Por supuesto, otro de los frentes en los que hemos trabajado, y el que más polémica ha podido
dar, tiene que ver con el material. Aquí, por supuesto, tanto en esto como en otras cosas, reitero
mis disculpas. Por supuesto que no había, en España ni en Castilla-La Mancha, ni en Europa,
material suficiente como para abordar la voracidad de este virus, de un virus expansivo en horas.
No la había.
Yo no voy a entrar en si tendría que ser la compra más o menos organizada desde el
ministerio. Lo cierto y verdad es que creo que todas las autonomías —todas— nos pusimos
alocadamente —bueno, alocadamente no es el concepto, nos pudimos desenfrenadamente— a
contratar, incluso por teléfono, que, en condiciones de normalidad, seguramente esto, cuando
estudiemos la condición, haya algún político, algún diputado, que diga que esto de contratar por
teléfono merece la cárcel o merece...
Los que no nos hemos llevado nunca un euro de nada
sabemos que no hay problema.
Pero en material lo hemos pasado muy mal, muy mal, por muchas razones: porque había
confusión entre lo que convenía, lo que no convenía; qué tipo de profesionales tenían que usar
una cosa y otra, y sigue habiendo.
De hecho, te encuentras con epidemiólogos que dicen que los
guantes valen de esta manera o no de la otra, que incluso algunos no lo recomiendan. Esto,
como todo en la vida, seguramente nos llevará a sacar muchas conclusiones, pero lo cierto es
que aquí lo pasamos mal.
Nos pusimos, desenfrenadamente, incluso creo que evitando algunas llamadas de atención del
Ministerio de Sanidad.
Yo me alegré mucho cuando el consejero me dijo: “oiga, no, luego, si
quieres, me cesas, pero digan lo que digan otros, nos vamos a liar a comprar todo lo que se
pueda”. Todo lo que se pueda. Todo. Lo cierto y verdad es que esa es la actitud con la que
hemos trabajado.
Aun así, es evidente que, en los primeros días, faltara más o menos, era evidente la sensación
de agobio para los profesionales y para nosotros mismos, y esto, créanme, al margen de que
haya habido algún que otro error.
Por supuesto, no se me ocurre criminalizar, por ejemplo, al
Ministerio de Sanidad por mandar mascarillas que luego hubo que retirar. Ni a la presidenta de la
Comunidad de Madrid, ni al presidente de la comunidad andaluza, que fueron los últimos en
remitir mascarillas que ahora están retirando.
Nosotros tuvimos la suerte de que, por el momento, todo el material que hemos comprado
estaba certificado, estaba garantizado, e incluso los millones de mascarillas que hemos
comprado, y que se van a repartir, ahora se está haciendo de la manera más directa al domicilio,
pero se van a poner a disposición también por tarjeta sanitaria, a todos los ciudadanos en los
próximos días, por acuerdo con las farmacias, y seguiremos con nuevos envíos.
Como vamos a comprar más de 30 millones de monodosis de desinfectante, de protector, para
poder distribuir, sobre todo, de acuerdo con los hosteleros, en muchos de los locales, en el
momento en que se puedan ir abriendo. Es gasto, sí, pero ayuda, no solo a la confianza, sino
también a establecer una pedagogía sobre la norma de higiene, que estamos exigiendo y
manteniendo.
En este sentido, quiero anunciarles que una de las cosas en las que estamos trabajando para
que, además de la propia experiencia, aprendamos y saquemos conclusiones, y esta es una
importante. A lo mejor, el día de mañana, el problema de un virus no viene por las personas más
mayores o vulnerables, viene por los niños, no lo sabemos. O, a lo mejor, el problema de una
pandemia en el futuro empieza por los animales, como ya tuvimos, la gripe aviar o el problema
de las vacas locas, y el problema está más en la cadena de consumo que en los propios
hospitales.
No lo sé.
DIARIO SESIONES PLENO 2 MAYO PARTE TERCERA
DIARIO SESIONES PLENO 2 MAYO INTERVENCIÓN CONSEJERO
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