sábado, 9 de mayo de 2020

DIARIO SESIONES PLENO CORTES CLM 2 MAYO PARTE SEGUNDA

No tienen que ser ni siquiera las provincias más limítrofes, como Toledo o como Guadalajara. Los intercambios laborales con Madrid, en áreas tan específicas como, por ejemplo, la construcción, históricamente vienen de otras zonas, de La Mancha fundamentalmente, y muchos en Ciudad Real, o de una parte de Albacete. Gente que va y viene a trabajar por miles a Madrid. 

No crean que nos queremos esconder ni echar la culpa a nadie. Hay que analizar las cosas con seriedad. Ya les digo que, si el virus hubiera nacido en Membrilla, entendería que, desde otros muchos sitios, estuvieran diciendo que ha nacido en Membrilla. No digo Membrilla, puede ser Membrilla como cualquier otro municipio, comprenderán. Por colocar un pueblo muy céntrico. O si hubiera nacido en Villar de Cañas, pongamos el caso. 

Es evidente que no tiene que ver con el alcalde, y ya saben que, precisamente, no es que me lleve especialmente bien con él. A lo mejor tengo ocasión de mencionarlo en otro momento. Miles y miles de intercambios permanentes entre Castilla-La Mancha y Madrid, y se produjo un momento clave, para algunos puede ser incluso icónico, y fue el momento clave de expansión y de multiplicación del virus para Castilla-La Mancha: cuando la Comunidad de Madrid, sin el visto bueno del Ministerio de Sanidad, decidió decir a los cuatro vientos que se cerraban los colegios. 

Fíjense: desde ese día se vinieron miles y miles de personas a segundas residencias, a sus pueblos o casas de familiares en toda Castilla-La Mancha. Miles, y fueron llegando a lo largo de todo el fin de semana, e incluso les diría que han seguido llegando, y miren que hemos insistido con la Delegación del Gobierno y con el Ministerio del Interior. 

Ha habido presidentes autonómicos que han querido como estigmatizar a Madrid, diciendo que los cierren, por favor, que los enclaustren. Yo entendí a la presidenta de la Comunidad de Madrid cuando dijo: “yo no voy a permitir”, o “no consiento” o “no quiero que se cierre Madrid”. A lo mejor, después de todo lo que ha pasado tanto en Madrid como en otros sitios, incluso en la Moncloa, pensarán de otra manera. Ya les he dicho que yo no pienso actuar a toro pasado, y no quiero menos aun utilizar una expresión un poco más castiza que esa. 

El 9 de marzo, señorías, cuando el Ministerio de Sanidad nos estaba diciendo a todas las autonomías que mantuviéramos el nivel 1, y que, por tanto, consideraba peligrosísimo, entiéndanme lo que quiero decir, peligrosísimo que los niños salieran de los colegios si no había confinamiento, es decir, salir para irse con los abuelos, o como estuvieron durante tres días en el retiro con sus abuelos, o para irse a los pueblos a relacionarse, era malo para los niños y absolutamente gravísimo para el resto de la sociedad. La clave no está en una decisión aislada o particular sobre un sector en concreto. 

Siempre ha estado en el confinamiento integral, y por eso, señorías, a partir de entonces se multiplicó de tal manera el contagio en Castilla-La Mancha, que pasamos de ser una comunidad que, en principio, estaba incluso libre de contagio, con muy poquito, a encabezar las listas de multiplicación del virus en toda España. Nosotros y paralelamente Castilla y León, que ya ven que ahí gobierna un buen amigo, Alfonso, el presidente de Castilla y León del Partido Popular, y, de una manera muy significativa, provincias como Segovia o como Soria, particularmente Ávila y Segovia. 

Lo cierto y verdad es que les voy a dar unos datos que son escalofriantes, señorías, que no tienen matiz ideológico, ni son de izquierdas ni son de derechas. Son muy claros. Les voy a dar un dato muy concreto para que la ciudadanía entienda lo que estábamos viviendo en esas horas críticas, que, ante la iniciativa de algunas comunidades de intentar hacer lo que quisieran ellas por su cuenta, aceleró que el Gobierno de España decidiera el estado de alarma, y confinar a todo el mundo, antes que ir a un caos administrativo. 

Cosa que, por otro lado, sinceramente, ha resultado ser probablemente el mejor instrumento para combatir el problema, del que es difícil salir. Evidentemente, es mucho más fácil decretar. Un dato muy clave: el de la farmacia. ¿Saben ustedes, en el mes de marzo del año pasado, habiendo colegios normales en Madrid y en Castilla-La Mancha, cuántas recetas se dieron en el sistema de Castilla-La Mancha, a ciudadanos con tarjeta de la Comunidad de Madrid? 

Ya saben que cualquier ciudadano en cualquier sitio de España puede pedir sus medicamentos. ¿Cuántas recetas extendió el sistema de Castilla-La Mancha, en marzo del año pasado, a ciudadanos de Madrid? ¿Saben cuántas? En total: 30.000. 

De fuera de Castilla-La Mancha, solo 30.000 recetas sacó la gente en las farmacias en Castilla-La Mancha, no siendo de tarjeta sanitaria de Castilla-La Mancha. Solo 30.000. De esas, la mitad eran de Madrid. O sea, 15.000 ciudadanos de Madrid hace un año estuvieron por aquí —por lo que sea, de turismo o de visita a la familia— y sacaron receta. 

¿Saben, en el mes de marzo de este año, con todo el aluvión de madrileños y madrileñas que la Comunidad de Madrid invitaba al movimiento, cuántas farmacias, cuántas recetas han extendido las farmacias de Castilla-La Mancha? 30.000 el año pasado. 181.000. Seis veces más de recetas, un año tras otro. Esta es la realidad. Además, de esas 181.000, ya no el 50, más del 85 %, de Madrid. Ciento sesenta y tantos mil madrileños se fueron, lo primero, a las farmacias de Castilla-La Mancha a obtener su receta.

Tienen derecho. Ya veremos luego si nos la termina pagando el Estado en el sistema de compensación, pero no va a ser este el tema de debate. Lo que sí refleja muy a las claras es que ese aluvión fue intenso. Hasta que se decretó el confinamiento general, que terminó aprobándose y publicándose en el Boletín Oficial cuatro días después, esto fue una riada. Que, según el presidente de Murcia, llegó también a Los Alcázares, pero aquí, desde luego, sin duda de ningún tipo. 

Saben casi todos los alcaldes, de un partido y de otro, la cantidad de gente que se acercó, y lo saben muchos ciudadanos, que incluso han dicho cosas muy evidentes a los que venían de Madrid. No cuento aquí los que, por ejemplo, hayan pasado por Castilla-La Mancha con destino a Marbella, que también saben ustedes que hay algún caso. No me refiero a eso. Me refiero sinceramente a este dato, que creo que tiene una fuerza extraordinaria. 

¿Les doy el dato de los contagios señalados, reconocidos, certificados en esas fechas? Porque se anunció por la Comunidad de Madrid el levantamiento de los colegios, que obligó al Gobierno de España a decir, dos días después, que también recomendaba a los colegios, ya preparando el estado, y a nosotros nos pilló en medio. A mí, particularmente, de una manera extraordinaria. 

Lamento decirlo, pero me gusta ser sincero. Estuvimos manteniendo la disciplina y la unidad nacional con el Ministerio de Sanidad mientras nos decían que no se podían cerrar. En el mismo momento en que nos recomendaron lo contrario, en previsión del estado de confinamiento que se iba a obligar a partir del día siguiente, obviamente tomamos la decisión contraria. 

No somos más listos ni más inteligentes que nadie, pero sí un poquito más disciplinados. Lo cierto y verdad es que el dato de contagios fue tremendo, porque cuando se produjo la salida de los colegios, Castilla-La Mancha tenía muy pocos casos. Muy pocos. Sin embargo, en Galicia, por ejemplo, cuando se produjo el decreto de estado de alarma y la salida de madrileños, que se fueron por toda España, no solo por Castilla-La Mancha, el incremento de contagios fue multiplicado solo por cinco. 

Nosotros, desde el día 11, aproximadamente, que se adopta formalmente la decisión del cierre de los colegios en Madrid, al 19, fíjense, pasamos de 41 casos —es que el dato, créanme, no aguanta ningún tipo de discusión—a 5.637. Directamente 5.637 casos en solo esos días. 

Créanme que hay que analizar las cosas si queremos arreglarlas. Saber de dónde vienen los problemas es esencial, reconocerlos. Insisto una vez más para que nadie me lo malinterprete: esto no tiene ninguna consideración con el Gobierno de la Comunidad de Madrid, seguramente el Gobierno de la Comunidad de Madrid pensó que estaba haciendo lo mejor para su tierra, era un buen momento para pensar en la tierra de todos, en la de toda España. 

Pero lo cierto y verdad es que ahí tuvimos el gran foco, el que todavía hoy sigue siendo el que más nos hace medir permanentemente los contactos, ya una vez se ha ido relajando el confinamiento, con la Comunidad de Madrid. Permanentemente tenemos elementos de medición epidemiológica en el AVE, en los autobuses, en los vehículos y en los turismos. 

Hay un segundo caso concreto, que se produce en Haro, donde hay un entierro al que asiste una familia que reside en La Mancha, en la zona centro, en La Mancha, en Tomelloso y en el conjunto de la zona, porque no solo ahí. Que, además, se dedica a la venta ambulante. Por supuesto, como comprenderán, a ellos no solo les doy el pésame —falleció su mujer—, sino que lamento, y mucho, que tuvieran el contagio, y estoy convencidísimo de que en ningún momento han podido ser conscientes del problema que se gestionaba. 

Pero lo cierto es que, en esos 12 días entre la primera encuesta epidemiológica que se les hizo, por síntomas, hasta que se determinó, hasta que se reconoció que habían estado en Haro —como saben, en aquel momento Haro ya estaba confinada, y había un problema enorme— el cálculo de posibles contagios fue geométrico. 

Según los días y según fueron pasando las semanas, el cálculo puede llegar a pasar del medio millón. Muchos, evidentemente, no reconocibles en casa. Gente que pasa la enfermedad sin saberlo, muchísima gente asintomática. Pero pongámonos con que, al menos en una primera línea, entre 30.000 y 50.000 contagios directos, de forma geométrica, a la familia. Esto hace, sinceramente, que, en la zona de Ciudad Real, y particularmente en la zona centro, en La Mancha, haya problemas añadidos.

Luego hay un caso particular de una residencia, de la que deben tener información sus señorías —me refiero al PP— de primera mano, habida cuenta de la amistad que siempre han tenido con el director —que lo era, que ya no lo es— de esa residencia. Ya veremos por dónde sigue la causa y por dónde siguen las pesquisas policiales y judiciales. 

Pero lo cierto y verdad es que en esa zona se produce otro gran foco, que complica y que gestiona, y que nos lleva a todos a una enorme preocupación. Esto hace que les pueda decir con claridad que, en la reunión que mantendremos mañana con el presidente del Gobierno, voy a plantear que se mantengan, a lo largo de los próximos días, reuniones minuciosas para poder revisar sin drama, aquilatar y acomodar mejor el plan de desescalada aprobado por el Gobierno. 

Vaya por delante que, si el Gobierno de España no quiere cambiarlo, cumpliremos a pie juntillas lo que nos dicen, pero vamos a intentar que haya, como hemos hecho –yo creo que con relativo acierto— estos días, un movimiento a favor de los hosteleros de Castilla-La Mancha, y con ellos de toda España, para que se cambien algunos de los conceptos en la gestión de la desescalada, como estamos haciendo. 

Como hemos hecho, por ejemplo, con los profesionales de la sanidad, a los que, en el proceso de reincorporación desde sus síntomas al trabajo, el 90 % aproximadamente de la gente a la que se le está haciendo, del sector profesional de la sanidad, test rápidos ahora, da negativo, lo cual es un buen dato, pero, aun así, siempre han mantenido el confinamiento y aislamiento para evitar posibles contagios. 

Pero a pesar de que el Gobierno de España ha mantenido, y no sé si hoy en día todavía lo mantiene, creo que la última historia es que lo cambiaron porque nosotros estábamos muy exigentes en que se cambiara, era exigir que un profesional que estaba retirado en casa por contagio posible, o por haber tenido cercanía, tuviera prueba PCR antes de poder incorporarse. 

Esto, durante bastante tiempo, solo se aplicó en Castilla-La Mancha. En las demás autonomías aplicaban directamente el protocolo del ministerio, que no lo exigía. Al contrario, que exigía la incorporación solo con el transcurso del tiempo, más tres días añadidos de prórroga. No me meto en demasiadas cuestiones técnicas, aunque tengo que decirles que yo he aprendido, y seguiré aprendiendo muchísimo. 

No hay forma ninguna de abordar los temas si uno no se zambulle en ellos y empieza a familiarizarse con multitud de conceptos, palabras, algunas verdaderamente complejísimas, que hemos tenido que llevar adelante. Pero vamos a plantear una revisión moderada, una revisión pactada, ajustada, un ajuste del plan de desescalada, porque creemos que, desde la cercanía, quizá vemos con más claridad muchos problemas, y también algunas soluciones. 

Me hago más preguntas. ¿Cuáles fueron las medidas iniciales? Una vez que hemos detectado cómo se originó en el mundo, cómo entró en España, por dónde, y esto no lo decimos nosotros, lo dicen las instituciones oficiales que lo certifican, y que trabajan para la OMS, y que trabajan para el sistema epidemiológico nacional, y también para nosotros. 

¿Qué medidas iniciales? Además de responder a las primeras preguntas, comparecencias que se produjeron, a petición, una propia y otra del Partido Popular tanto del consejero como del director general de Salud Pública. La primera decisión, fíjense, es la de no ponerle límite al coste. 

Desbloqueamos todos los créditos presupuestarios para gastar lo que haya que gastar. Esto es muy importante. Esto es muy importante: para gastar lo que haya que gastar. Porque ha habido momentos en la sociedad española, con otro tipo de crisis, que cuando más necesitaba la gente, incluso ayuda social o ayuda sanitaria, se ha considerado que la sanidad era, no la víctima de la crisis, sino la que tenía que recortarse. 

La primera decisión que tomamos en el primer Consejo de Gobierno con motivo de la crisis es desbloquear todos los límites crediticios, de forma que el consejero está gastando, liberándole de miles de trámites que supone hasta mover un euro o tomar un café, en la Administración. Esto, créanme que es muy importante, porque la factura va a ser enorme. 

A lo mejor el concepto “factura” no les gusta, pero el coste directo, solo para el sistema sanitario, no estoy hablando del coste de la ciudadanía, ni de otra parte de la Administración: transporte, lo que nos vamos a gastar en servicios sociales, que de eso y de residencias ahora hablaremos, el coste mínimo que llevamos ya —cuando termine la crisis será mucho más  todavía, claro—, el que lleva ya gastado la sanidad de Castilla-La Mancha solo para esto, y desde entonces, desde que hay estado de alarma, fíjense que son 152 millones de euros. 

Yo sé que esta es una parte pequeña de lo que va a venir, y del gasto del conjunto de la Administración. Ya no le quiero ni contar en ayudas o en planes de estímulo al sector económico o laboral, que vamos a hacer. Es muy importante, porque estos 152 millones, que ya llevamos gastados de forma directa y ultrarrápida por parte de la sanidad de Castilla-La Mancha, fíjense qué casualidad, equivale casi a la suma de todas las indemnizaciones que tuvo que pagar este Gobierno por la paralización de hospitales o por sentencias fallidas en la anterior legislatura. La anterior a la nuestra, me refiero. 

Nos ha costado pagar a interinos despedidos, o a empresarios a los que se les cerraron las obras ilegalmente, irregularmente, 154 millones de euros. Casi, casualmente, lo que ya llevamos gastado ahora. Qué lástima. Qué lástima lo primero, me refiero, y, desde luego, qué triste tener que hacerlo ahora. El 50 % de esos 152 millones, en material; el 33 %, en personal; y el 15 %, básicamente, en tecnología. 

Hay otros conceptos menores, que, en todo caso, ya el consejero, si ustedes quieren, se los detalla. También entre las medidas iniciales se constituyó el primer comité, fuimos de las primeras autonomías en constituir un comité de coordinación, después de hacerlo el Estado. Nosotros y Andalucía, para ser exactos, fuimos las dos primeras comunidades autónomas en constituir los comités de coordinación. 

Nosotros y Andalucía. Además, se generó también un equipo urgente de compras y de contratación, que ha estado trabajando, incluso la mitad de ellos con COVID desde su casa, que esto es algo para mí extraordinario, que todo el equipo del consejero, una parte importante ha tenido síntomas, y ha pasado el COVID y ha tenido tratamiento, pero no ha dejado de trabajar. 

No saben hasta qué punto estoy tremendamente agradecido, porque algunos de ellos han jugado un papel personal absolutamente clave a la hora de contratar material o a la hora de buscar por el mundo entero no sé qué tipo de aparato. 

¿Qué líneas de trabajo se marcan en ese comité, en coordinación con el Estado, y qué líneas va fijando el Gobierno, que decide, a su vez, el Gobierno de Castilla-La Mancha, reunirse, no una vez a la semana, sino dos, mínimo, y todas las que hacemos por urgencia? Llevamos bastantes más reuniones de las que incluso habíamos previsto, para poder adaptar Normativa del Estado, poder aprobar resoluciones, acuerdos que hemos hecho por vía sindical con los trabajadores, qué servicios mínimos tenían que quedarse en cada consejería, cuáles tendrían que quedar desplazados en casa, cómo habilitábamos compras para el teletrabajo. 

Se ha tenido que tomar cientos y cientos de decisiones sobre la marcha, y todas tienen que tener carácter legal, y lo cierto y verdad es que hemos trabajado en varios frentes. El primero, el de personal, que esa pregunta se la puede hacer mucha gente. Nosotros hemos sido una de las comunidades, yo creo que la primera comunidad autónoma, la que más, por porcentaje, hemos contratado personal: 4.336 profesionales nuevos, o bien para suplir bajas, o bien para completar servicios. 4.336. 

Fíjense que cuando empezamos la legislatura, cuando empecé de presidente, teníamos 3.000 trabajadores menos de los normales, por despidos, los que se despidieron en la época del señor Echániz, que además ahora estamos ya todos respirando muy tranquilos, porque he visto que va a estar en la Comisión de Recuperación y de Reconstrucción en el Congreso. 

Espero que no les plantee las mismas plantillas horizonte que se plantearon aquí, para limitar todavía más, porque la previsión que había, de no haber cambiado el Gobierno, era no solo haber despedido a 3.000 profesionales, sino despedir a otros 7.000, que también coincide. 

Los que hemos contratado con el COVID, más los que hemos contratado por vía normal, en sustitución o para reponer todos los que se despidieron, vienen a coincidir con los 7.000 que decía el anterior Gobierno que había que seguir despidiendo, porque sobraban en la sanidad. 

Yo creo que, por prudencia, vamos a seguir manteniendo muchos de estos puestos de trabajo, si podemos todos, en tanto que se tienen que producir ahora, además, sustituciones de verano, se tienen que sustituir rotaciones para un personal que está estresado y extenuado. 

Es muy duro lo que están pasando nuestros profesionales, muy duro, no solo porque ven fallecer a alguien, y no a alguien, sino a muchos. Ha habido días enormes, hospitales con más de 40 o 50 fallecidos en una noche. Por tanto, durísimo, y eso, en primera persona, créanme, no tiene parangón ninguno. 

Me puede doler, como me duele como presidente y como persona, desde muchos puntos de vista, pero es evidente que verlo delante, y esa impotencia, tan seguido, y sabiendo, además, que queda mucho todavía por acabar con el problema, es enorme. En definitiva: primero, personal; lo segundo es aprobar los planes de contingencia. 

Le agradezco mucho a todos los técnicos de la consejería, los planes de contingencia, que se aprobaron con mucha urgencia, y que, señorías, se han cumplido al cien por cien. No nos hemos visto en la obligación de modificar, y me gustaría que la ciudadanía lo entienda, cuando se plantea un problema de emergencia, cada hospital está obligado por la ley, y nosotros lo hemos urgido, y cada operación y cada sector tiene que establecer un plan de contingencia, por si acaso, incluso poniéndose en la peor hipótesis, en la de mayor curva de epidemia, que la hemos tenido. 

Afortunadamente pasó, pero hemos tenido el momento de pico, que todo el mundo ya ha entendido, a través de las declaraciones que se saben desde Madrid, y de todos los técnicos. Los planes de contingencia han funcionado. 

Han aguantado incluso en el momento de mayor tensión, cuando más se ponía la gente nerviosa. Que, por supuesto, coincidían con la mayor circulación de bulos, y con la mayor circulación de insultos en las redes sociales. 

En ese momento, créanme, han funcionado los planes de contingencia que se aprobaron por todos, y, desde ese punto de vista, podemos decir con tranquilidad, con la tranquilidad del que ha estado cinco años invirtiendo en sanidad, reconstruyendo lo que nos encontramos destrozado, que esa reconstrucción, que ha costado tanto dinero a la ciudadanía de Castilla-La Mancha, ha sido muy importante para poder afrontar, no digo mejor que otros, pero mucho mejor de lo que hubiéramos tenido que afrontarlo en otras circunstancias, el problema de la epidemia. 

En personal, sin duda, los planes de contingencia me llevan a decirles que es verdad que el sistema sanitario está compuesto de miles de profesionales, 30.000 en conjunto en el sistema. Entre ellos están también las cabezas: los gerentes, los equipos directivos, los jefes de servicio. 

En definitiva, digamos, los elementos de planificación y de gestión, que forman parte del sistema. No sé si a la gente le aplaudimos o no a las ocho a todos igual, pero lo cierto y verdad es que entenderán que son determinantes, porque son los que tienen que ir por delante, y los que tienen que, además, soportar la presión del conjunto también, de los magníficos profesionales a los que les toca el día a día. 

Hemos gestionado en personal, hemos gestionado los planes de contingencia, y hemos gestionado los espacios. Los espacios son muy importantes, porque los espacios tenían dos realidades. 

La primaria, tengan en cuenta que el experto mundial de la OMS que estuvo en España, y que analizó puntualmente Madrid y Castilla-La Mancha, dijo que teníamos uno de los mejores sistemas sanitarios de todos los que ha conocido en el mundo, fundamentalmente por la extensión de primaria, que atendíamos en primera línea a muchísima gente, en una región tan compleja, con tanta dispersión poblacional, con tantos pequeños pueblos, y con un nivel de envejecimiento de la población tan extraordinario. 

Me siento, en ese sentido, orgulloso de todo el esfuerzo que se ha hecho, y me alegro mucho. Me alegro de que se impidiera cerrar los centros rurales, los consultorios rurales. Me alegro muchísimo de que se impidiera cerrar, y nosotros haber ampliado, los centros de salud en los pueblos. Me alegro. 

A pesar de que vivimos en un momento de pandemia, es que tengo muy claro lo que hubiera pasado de mantenerse todo ese sistema de infantería, en una primaria que ha hecho que crezcamos más que nadie en España, en porcentaje, en estos últimos años. 

Ha hecho que se atienda a muchísima gente. Solo en atención directa y por llamada desde los centros de salud y consultorios, se han hecho 172.000 gestiones. Pónganse, por un momento, si la infantería, en primera línea de batalla, no hubiera atendido a la gente, pudiendo decirles: “usted tranquilo en su casa”, llamándole todos los días, una, dos y tres veces, visitando. 

Los hospitales hubieran reventado todos. Los de Castilla - La Mancha y los del planeta al que le hubiera pasado. Por tanto, han funcionado los espacios en primera línea, y, por supuesto, los propios hospitales, que algunos tienen tanta antigüedad que, como bien saben, nos han llevado a estar embarcados en la operación de nuevos hospitales más grande que hay en España. Sí, los hospitales.

Me alegro mucho de que tengamos en marcha tantas obras de hospitales, porque eso hará que, cuando estén terminados, cuando estén abiertos, y, por supuesto, con la ampliación de personal y de tecnología, que está también preparándose. 

Nunca uno puede decir qué va a pasar si viene otra pandemia, o es más grave que esta, no lo sabemos, pero lo cierto y verdad es que podremos decir que son de una enorme utilidad, que cada euro que hemos estado gastando estos años en sanidad tiene más valor que lo que hemos gastado en otras muchas cosas. Los hospitales han estado funcionando, en todos. 

Hemos estado, a veces, con momentos de mucho apuro, pero funcionando en red. En todos con camas disponibles, incluso en los momentos más duros. Ya sé que hay alguien que dirá que no es así. Con camas a disposición. En todos hemos atendido urgencias propias del COVID y no del COVID, con unos niveles de estrés extraordinarios en determinados días, en donde no solo se trataba de tener o no un respirador, sino personal que lo supiera atender, porque son especialistas. 

Sin embargo, tengo que decir que, en hospitales, hemos tenido, sinceramente, un comportamiento de los profesionales en su conjunto, de solidaridad, de unión, de intercambio, de gente que se ha desplazado de unos servicios a otros. En esto han jugado un papel extraordinario todas las direcciones de los hospitales, tremendo. 

Por ejemplo, en Toledo, donde, con muy buena intención, mucha gente ha pensado que, a lo mejor, hubiera sido el mejor momento para abrir el hospital de Toledo, que llevamos 22 años para abrirlo, y 10 en concreto que se paralizó, con lo que ya todo el mundo conoce, que nos ha costado, solo la paralización, 22 millones de euros. Hay gente que, con buena intención, ha podido entender esto. 

Hay gente que, con mala intención y con interés político, se ha dedicado a remover campañas demagógicas en la prensa, y más que en la prensa, en las redes sociales, incluso haciendo campañas organizadas. De esto también hablaremos con algo de tranquilidad. 

No es que me moleste más o menos, pero cuando estamos todos centrados, todo el equipo, desde el presidente para abajo, centrada toda la energía en la realidad que hay delante, no se imaginan lo duro que es ver cómo hay gente que quiere, a río revuelto, sacar ventaja, y generar debates y tensiones que, créanme, no solo no admiten comparación, ya no digamos con IFEMA o con otras cosas, o La Fe de Valencia, que no la admiten con nuestra propia realidad. 

En Toledo, el plan de contingencia establecía camas en el Hospital Virgen de la Salud, en el Provincial, en el de Parapléjicos, por supuesto, en el del Valle, y, además, en una clínica que nosotros hemos usado, se usa de vez en cuando, y de la que estamos orgullosos, como es las Tres Culturas. Bueno, en algunos casos es lo que más se ha usado. No es en este Gobierno. 

Esta clínica, con 60 camas, aportadas la mitad por nosotros, no hemos tenido prácticamente que usarla, ni en los momentos más duros. Casi un pabellón entero de Parapléjicos no se ha tenido que usar, y, desde luego, hasta en los momentos más duros hemos tenido plazas disponibles en todos los centros hospitalarios en marcha. De verdad, no se imaginan lo duro que es tener, no, ya digo, a la gente que lo hace con buena fe, tener que saber la mala fe que a veces hay detrás de las polémicas interesadas. Porque hay que estar en lo que hay que estar. 

Una mudanza de un hospital muy viejo a uno que ha tardado, por muchas cosas, pero que vamos a hacer en su momento, que solo la mudanza puede significar 5 o 6 meses de cambio el traslado. Desde que se empiece, lo de menos es la inauguración, aunque algunas hasta usan al jefe del Estado para hablar de ello. Venga quien venga, la tengamos o no, es absurdo. 

Pero lo verdaderamente importante es que, desde que se empiece, desde que se abra, hasta que se instalen todos los servicios, son 5 o 6 meses, y ya veremos si podemos mantener o no las fechas. Por el momento no nos va a quedar más remedio que aplazar las fechas de apertura, porque, obviamente, primero hay que recomponer y reorganizar todos los servicios que están estresados en los actuales. Hubiera sido incomprensible decirle a la gente “dejen ustedes de atender a los enfermos en el Hospital Virgen de la Salud, porque tienen que estar haciendo traslado”. 

A todo esto, sin todo el material instalado en los quirófanos, sin respiradores. Bueno, señorías, créanme: si alguien del PSOE les hace esa campaña por detrás, están autorizados por mí para decirles lo que yo les estoy diciendo: que no hay derecho.

Ha habido también polémicas que se han planteado, por ejemplo, y muy duras, en relación con el hospital de Albacete. No saben el magnífico gerente que tenemos en el hospital de Albacete, y los profesionales extraordinarios, evidentemente. 

Ya sé que, probablemente, alguien piense que yo, como presidente, he criticado algún uso indebido de vídeos en los hospitales. No, pero me parece que los vídeos también se pueden hacer cuando las camas están vacías y cuando funcionan bien las cosas, con independencia de la Normativa que legisla, para toda España, cuándo se deben o no hacer grabaciones con los pacientes de por medio. Pero eso es lo de menos. 

No, es más, no es que tenga más importancia, pero hoy no lo diría, obviamente, sobre todo, porque ya me he dado cuenta de que había mucha gente nada más que pendiente, no del COVID, sino de Page. Bueno, lo siento, y reconozco el trabajo de todos los profesionales. Ahora, ¿hay algún profesional que, además de hacerlo muy bien en su trabajo, no olvida que tiene militancia de algún otro partido? Pues no lo sé. Eso puede pasar en la vida. Puede pasar. 

Pero yo defenderé siempre, hasta que haya que cesarlos, a los que están al frente de la maquinaria. Es un principio elemental de responsabilidad. A las personas que habían previsto, por ejemplo, establecer, en la facultad de medicina, y montar, como hemos montado, un gasto bien hecho, aunque no hemos tenido, por el momento, que echar mano de él. Ojalá que no lo tengamos que hacer. 

Hay quien se planteó que podíamos poner tiendas de campaña. No sé si, a lo mejor, como en Segovia, sin poder tener profesionales. Señorías, que no es un problema de espacios, que no es un problema de lonas. Si espacios tenemos, si lo que necesitamos es personal y tecnología. Si tiendas de campaña las puede montar, por supuesto, la UME, a la que le estaríamos muy agradecidos. 

Pero lo que necesitamos son los médicos, las enfermeras y los celadores. Por eso, señorías, tengo que pedirles que se alegren con nosotros de que una parte muy importante de lo que está previsto y montado no ha tenido que ser utilizado, porque eso significa que el criterio que mantuvieron todos nuestros expertos, de intentar atender a la gente dentro, intramuros, de nuestros hospitales, siempre era más seguro que hacerlo de manera precaria o improvisada en otro sitio. Improvisada o, evidentemente, distinta a la conocida. 

Yo no voy a criticar si se desmontó o no IFEMA. Es más, me parece que la ministra atendió con mucha diligencia la petición de la presidenta de la Comunidad de Madrid, en la escalada enorme de saturación que podían tener en ese momento los hospitales de Madrid. 

No lo discuto, ni voy a entrar en ningún análisis comparativo de esta naturaleza, pero lo que les digo es que nosotros hemos superado el momento de curva aguantando la tensión. Es muy duro, porque, por ejemplo, en materia de respiradores, señorías, ni se imaginan lo mal que lo hemos pasado. 

Nunca ha habido menos de 12 disponibles en el sistema, ni siquiera los principales, y yo sé que esto es muy duro, que hay familiares que pueden haber tenido la impresión de que no se les ha puesto un respirador porque no había, e incluso es posible que alguien les haya hecho creer eso. 

Pero lo cierto y verdad, señorías, es que, si eso hubiera sido así, me gustaría que se evacuara la correspondiente denuncia. Porque lo que ha funcionado es, como dice el jefe de servicio, al que también le están cayendo en las redes unas pocas consideraciones ahora, un jefe de servicio que ha dicho, con mucha claridad y rotundidad, que nunca ha dejado de atenderse a nadie en el hospital de Albacete por falta de medios. 

En términos de vida, obviamente. Me importa mucho esa opinión, sobre todo porque yo creo que desmonta otras. Toledo, Albacete, en Alcázar, que tuvimos un momento también de apretón, de apuro. La verdad es que los profesionales de Alcázar de San Juan, como los que hay en Tomelloso. Tomelloso tuvo un foco muy importante, como antes les he contado, y, sin embargo, tengo que decir que han respondido de una manera extraordinaria. 

En algunos tuvimos que colocar más camas, camas nuevas, algunas camas incluso del hospital de Toledo, que estaban recién compradas, que era básicamente lo que había: camas y poquito material. Todo lo demás tiene que venir en los próximos meses. 

Pero lo hemos hecho, y celebro sinceramente, además, que hayan funcionado, porque tengan en cuenta en qué situación hubieran estado Villarrobledo, Tomelloso, cómo hubieran estado  Almansa o Manzanares, cómo hubieran estado estos cuatro hospitales si en su momento se hubieran cumplido los planes de venderlos. 

No sé, no creo que lleváramos nueve días ya sin un ingreso por esta naturaleza, por ejemplo, en su ciudad, señor Núñez. No, sinceramente, me alegro de que hayamos mantenido con servicio público esos cuatro hospitales, hayamos reforzado los servicios, hayamos aumentado la tecnología, hayamos ocupado las plantas vacías, no solo con el COVID, sino desde entonces, y que, además, les comprometo y les digo, no solo que los vamos a mantener, sino a seguir mejorando, porque lo vamos a hacer con esos, y en conjunto, con todos los demás. 

Por supuesto, otro de los frentes en los que hemos trabajado, y el que más polémica ha podido dar, tiene que ver con el material. Aquí, por supuesto, tanto en esto como en otras cosas, reitero mis disculpas. Por supuesto que no había, en España ni en Castilla-La Mancha, ni en Europa, material suficiente como para abordar la voracidad de este virus, de un virus expansivo en horas. No la había. 

Yo no voy a entrar en si tendría que ser la compra más o menos organizada desde el ministerio. Lo cierto y verdad es que creo que todas las autonomías —todas— nos pusimos alocadamente —bueno, alocadamente no es el concepto, nos pudimos desenfrenadamente— a contratar, incluso por teléfono, que, en condiciones de normalidad, seguramente esto, cuando estudiemos la condición, haya algún político, algún diputado, que diga que esto de contratar por teléfono merece la cárcel o merece... 

Los que no nos hemos llevado nunca un euro de nada sabemos que no hay problema. Pero en material lo hemos pasado muy mal, muy mal, por muchas razones: porque había confusión entre lo que convenía, lo que no convenía; qué tipo de profesionales tenían que usar una cosa y otra, y sigue habiendo. 

De hecho, te encuentras con epidemiólogos que dicen que los guantes valen de esta manera o no de la otra, que incluso algunos no lo recomiendan. Esto, como todo en la vida, seguramente nos llevará a sacar muchas conclusiones, pero lo cierto es que aquí lo pasamos mal. Nos pusimos, desenfrenadamente, incluso creo que evitando algunas llamadas de atención del Ministerio de Sanidad. 

Yo me alegré mucho cuando el consejero me dijo: “oiga, no, luego, si quieres, me cesas, pero digan lo que digan otros, nos vamos a liar a comprar todo lo que se pueda”. Todo lo que se pueda. Todo. Lo cierto y verdad es que esa es la actitud con la que hemos trabajado. Aun así, es evidente que, en los primeros días, faltara más o menos, era evidente la sensación de agobio para los profesionales y para nosotros mismos, y esto, créanme, al margen de que haya habido algún que otro error. 

Por supuesto, no se me ocurre criminalizar, por ejemplo, al Ministerio de Sanidad por mandar mascarillas que luego hubo que retirar. Ni a la presidenta de la Comunidad de Madrid, ni al presidente de la comunidad andaluza, que fueron los últimos en remitir mascarillas que ahora están retirando. 

Nosotros tuvimos la suerte de que, por el momento, todo el material que hemos comprado estaba certificado, estaba garantizado, e incluso los millones de mascarillas que hemos comprado, y que se van a repartir, ahora se está haciendo de la manera más directa al domicilio, pero se van a poner a disposición también por tarjeta sanitaria, a todos los ciudadanos en los próximos días, por acuerdo con las farmacias, y seguiremos con nuevos envíos. 

Como vamos a comprar más de 30 millones de monodosis de desinfectante, de protector, para poder distribuir, sobre todo, de acuerdo con los hosteleros, en muchos de los locales, en el momento en que se puedan ir abriendo. Es gasto, sí, pero ayuda, no solo a la confianza, sino también a establecer una pedagogía sobre la norma de higiene, que estamos exigiendo y manteniendo. 

En este sentido, quiero anunciarles que una de las cosas en las que estamos trabajando para que, además de la propia experiencia, aprendamos y saquemos conclusiones, y esta es una importante. A lo mejor, el día de mañana, el problema de un virus no viene por las personas más mayores o vulnerables, viene por los niños, no lo sabemos. O, a lo mejor, el problema de una pandemia en el futuro empieza por los animales, como ya tuvimos, la gripe aviar o el problema de las vacas locas, y el problema está más en la cadena de consumo que en los propios hospitales. No lo sé.


DIARIO SESIONES PLENO 2 MAYO PARTE TERCERA

DIARIO SESIONES PLENO 2 MAYO INTERVENCIÓN CONSEJERO

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