jueves, 18 de julio de 2019

DEBATE DE INVESTIDURA CORTES CASTILLA - LA MANCHA

Debate de investidura del candidato a la Presidencia de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, expediente 10/INVE-00001

SEÑOR PRESIDENTE DE LAS CORTES (Don Pablo Bellido Acevedo): El único punto del orden del día está constituido por el debate de investidura del candidato a la Presidencia de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Ruego al señor secretario primero que dé lectura a la propuesta de esta Presidencia. 

SEÑOR SECRETARIO PRIMERO DE LAS CORTES (Don Ángel Tomás Godoy Martínez): Muy buenos días. De conformidad con lo dispuesto en el artículo 14 del Estatuto de Autonomía, en relación con el artículo 171.1 del Reglamento de la Cámara, esta Presidencia, evacuadas las preceptivas consultas con los portavoces designados por los grupos con representación parlamentaria, ha resuelto proponer a don Emiliano García-Page Sánchez como candidato a la Presidencia de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. 

SEÑOR PRESIDENTE DE LAS CORTES (Don Pablo Bellido Acevedo): Muchas gracias. A continuación, para la exposición de su programa político, sin limitación de tiempo, tiene la palabra el candidato propuesto, don Emiliano García-Page Sánchez. 

DON EMILIANO GARCÍA-PAGE SÁNCHEZ: Muchas gracias, señor presidente, no solo por darme la palabra, obviamente, sino también por evacuar esta propuesta, que ya de por sí supone un alto honor para los que, como en este caso, nos acompañan, y lo han tenido, siendo presidentes, dos de los tres que me han antecedido en la comunidad autónoma. A ellos saludo, como saludo a sus señorías. 

Lo hago también a las autoridades que nos acompañan: expresidentes de las Cortes, alcaldes y alcaldesas de las principales ciudades de Castilla-La Mancha, subdelegado del Gobierno, presidente de la Diputación, representantes de los sindicatos del mundo de la empresa, de la Federación de Municipios y Provincias, y dentro de, espero no mucho, además, probablemente, representantes de estas Cortes, a todos ustedes. También representantes que veo, del mundo académico, de las universidades, del mundo financiero, de los sindicatos agrarios. 

A todos ustedes, muchas gracias por estar siempre ahí, por no faltar a la cita, que puede parecer, a tenor de los resultados de las últimas elecciones, una cita más de trámite. Seguramente aquí no va a haber el morbo, ni van a haber las dudas ni va a haber la inquietud sobre el resultado final, espero, de esta sesión de investidura. Todo está por ver en la vida, pero les aseguro que la sociedad vive la tranquilidad de las instituciones como una tranquilidad propia. 

De manera que no se trata de que el presidente, que hoy aspira a renovar el mandato y la confianza, esté más o menos tranquilo. Se trata fundamentalmente de que la sociedad, una vez constituidas las instituciones, encargue a las mismas abordar los retos de futuro, que es de lo que pretendo hoy hablar de una manera detallada. Ya de entrada les pido que me disculpen, porque seguramente a muchos de los que ya dan por hecho lo que voy a decir, a otros que a lo mejor me escuchan por primera vez, les resulta larga la intervención, y lo será. 

Seguramente a algunos se les hará más larga la legislatura, pero entiéndanme que el programa que voy a exponerles ni siquiera resume una pequeña parte, sí todas las intenciones, una pequeña parte de lo que por delante hemos planteado a la sociedad de Castilla-La Mancha, que no sé si será o no muy reglamentario, señor presidente, por mí no hay ningún problema, en que forme parte del Diario de Sesiones. 

Es el programa electoral, para mí, un contrato con la ciudadanía, con 992 propuestas que estoy dispuesto, no solo a cumplir, sino a superar. Ya digo, si es posible y se publica en el Boletín Oficial de las Cortes como parte de mi intervención, estupendo. Si no, en todo caso, estará, lógicamente, presente en las páginas del Gobierno de la comunidad autónoma, como a continuación les explicaré. No pretendo, y seguramente mucha gente sí lo estaba esperando, hacer un balance de lo que fueron los cuatro años anteriores, que explican la composición del Parlamento de hoy. 

Ni pretendo tampoco, señorías, insistir demasiado en lo que han sido el proceso electoral y los resultados. Es legítimo, y les aseguro que bastante dichoso, pero creo que no es lo que le importa hoy a la ciudadanía. Creo que, sinceramente, lo que le importa a la ciudadanía es que se abra una época de cumplimientos, una época de esperanza, en el mejor sentido de la palabra, una época de estabilidad y de normalidad. Eso es algo que no se hace solo con una mayoría absoluta. 

Si quieren ustedes, con una mayoría muy absoluta, como es la que tenemos hoy el partido que me presenta como candidato y me avala. La mayoría absoluta ha tenido mala fama en España a lo largo de la democracia. Sin embargo, creo que han sido muchos más los logros que han conseguido las mayorías sólidas. Hoy serán los políticos que se presentan a las elecciones en muchas Cámaras autonómicas, y ya no digamos en el Congreso, los que, a lo mejor, hacen un discurso, pero sienten que las mayorías son importantes y necesarias, según en qué momentos. 

Pero es verdad que algunos malos usos que se han planteado, de las mayorías, han podido llevar a la sociedad española a pensar que es mejor tener a los políticos enredados, entretenidos en permanentes mercadeos electorales. El tiempo demostrará si España está en condiciones de poder encontrar un nuevo camino de solidez en sus instituciones. 

Yo, desde luego, lo que sí puedo decir es que es posible. Que no es algo imposible, ni política ni metafísicamente. Que es posible tener mayorías, que son muchos los ayuntamientos donde las hay, que son muchas las instituciones provinciales en España donde las hay. Son pocas las autonomías donde se han conseguido, pero lo cierto y verdad es que es posible. Es verdad que esto, aunque en última instancia no es lo definitivo, sí puedo decir que es algo que va a marcar toda la legislatura. 

¿Qué quiero, señorías, que suponga esta mayoría para la sociedad de la región y para quienes la representan diariamente? ¿Cómo entiendo yo la mayoría que nos ha otorgado la ciudadanía? La entiendo, fundamentalmente, como tres cosas, y así quiero que, además, me valoren, me juzguen, me critiquen, me controlen los responsables de la oposición. Quiero que se entienda como diálogo. 

Tener mayoría significa poder hablar con más, si quieren, firmeza, con más convicción, y, si me lo permiten, con más seguridad en el resultado. Pero, en todo caso, soy consciente de que una mayoría absoluta, por muy absoluta que sea, ni resuelve todos los problemas ni es suficiente para abordar aquellos que son estructurales y que abarcan, no a una generación, sino a varias generaciones. Sería muy mal gobernante si mirara solo por lo que pasa mañana y descuidara lo que pasa pasado mañana, o lo que le va a incumbir a esta región dentro de unos años. 

Me presenté hace cuatro años a las elecciones y le planteé a la ciudadanía que quería gobernar, que quería plantear un proyecto a ocho años, de reconstrucción sobre la etapa que me había precedido inmediatamente, que coincidía con dos crisis: la crisis económica, social y de valores; y la crisis aguda de una mala gestión política, que nos llevó a una enorme etapa de dolor y, seguramente, de desencuentro de la ciudadanía y del sistema democrático con sus instituciones. 

No consiste siempre en que haya más o menos problemas, sino en cómo se abordan y con qué confianza se encaran. Quiero entender esta mayoría, evidentemente, como lo que quiero garantizar: estabilidad. Seguramente, la estabilidad que vamos a propiciar con agentes sociales, con instituciones de todo tipo y, por supuesto, en estas Cortes, va a ser más notable en un contexto nacional en el que esa estabilidad se discute en todos los rincones del país. ¿Esto nos va a permitir tomar ventaja? No lo sé, pero seguramente otros van a tener entretenimientos distintos a lo que le importa a la gente, y yo, lo que pido, es que nos centremos en lo que le importa a la gente, en lo que le preocupa a la gente. 

Porque realmente eso nos va a hacer ganar tiempo y nos va a seguir haciendo disfrutar de datos tan espectaculares como los que hoy la consejera de Economía y Empleo ha podido explicar en público, antes de esta comparecencia. Datos de empleo que demuestran no solo que hemos conseguido el mejor dato en los últimos 11 años. No solo que estamos en los tiempos previos a la crisis y, sobre todo, a la gestión dramática de la misma. No, no. 

Que avanzamos sobre la media nacional, que no nos conformamos con ir al pairo en el viento que ya sopla en el conjunto del país, sino que arañamos posiciones respecto de lo que es el conjunto de la situación del empleo, de algunos modelos de paro que fundamentalmente afectan a los colectivos más deteriorados, y, fundamentalmente, a la tasa de ocupación, que ha batido un récord histórico. 

Yo, créame que pienso que esta legislatura puede ser buena. Por eso la quiero entender, primero, como diálogo. Diálogo en tres aspectos evidentes: uno con ustedes, señor Núñez, señora Picazo, con ustedes y con sus grupos respectivos, y, por supuesto, con el Grupo Socialista. La portavoz del Grupo Socialista también tendrá la responsabilidad de buscar acuerdos que, sobre todo, nos tendrían que llevar, no tardando, en la primera parte de la legislatura, a abordar lo que queramos hacer en relación con el Estatuto de Autonomía. 

En él hay, para mí, una condición evidente, y es el avance que necesitamos para blindar los grandes servicios públicos, es decir, la esencia determinante que nos llevó a ser autonomía: la gestión de los principales servicios que afectan al 90 % de la ciudadanía, de los derechos consagrados en la Constitución, pero que se gestionan en la cercanía de las autonomías: la sanidad, la educación, etcétera. 

Con la derivada de que el estatuto no puede ser un elemento de separación con el resto de España, ni un elemento de privilegio. Al contrario, todavía estamos, quizás, a tiempo de pensar en España, que alguna vez se ha ido la mano en el país con algunos Estatutos de Autonomía de otras regiones, no necesariamente con gobierno nacionalista, que han hecho un mal uso de lo que significa la autonomía, que han recogido ese principio no constitucional de egoísmo social o territorial. 

Pero creo que tenemos que debatir, cuanto antes, con una matización que me importa, porque hoy también se está debatiendo la investidura del presidente de la Comunidad de Murcia. Como comprenderán, uno de los elementos transversales que van a afectar a la política de este Gobierno es hasta qué punto esta legislatura es más definitiva todavía que las anteriores, en materia de uno de los grandes objetivos, como es el agua. 

Si en otras comunidades autónomas se proponen debatir y trasladar al Gobierno de España y a las Cortes Generales, por vía de sus modificaciones estatutarias, la situación del agua, entonces, yo les propondré hacerlo. No para pararlo, sino para que estemos en condiciones de igualdad en términos de la legislación del Estado. 

Sin embargo, creo que tenemos motivos para ser más optimistas, independientemente de cómo vayan echando a andar las distintas autonomías. Estatuto de Autonomía, legislación electoral, y, por supuesto, algo que va más allá de lo que nos importa a los políticos, aunque es muy importante en realidad. Todos los temas que, entiendo, pueden significar una agenda de región, una agenda de Estado para Castilla-La Mancha. Sin ir más lejos, el agua. 

También las infraestructuras esenciales, como tiene que ser la alta velocidad, como tiene que ser la electrificación ferroviaria y como tienen que ser las grandes autovías, que tanto han aportado, lo saben muy bien los presidentes que nos acompañan, en estos últimos 35 años de autonomía, a la región. También en materia de financiación autonómica les reclamo y les planteo un acuerdo con los partidos. 

Por tanto, varios acuerdos a plantear con los partidos políticos, acuerdos a plantear con las instituciones, tanto con los ayuntamientos como con las diputaciones. Esencialmente, sobre aquellos aspectos, nos acompañan varios presidentes que lo son o que lo han sido en las diputaciones provinciales.

Hoy, todas las gobierna el Partido Socialista en la comunidad autónoma, y están en proceso de toma de posesión. Pero, en todo caso, el acuerdo no es coyuntural ni lo puede ser. Tiene que serlo con las instituciones. Por eso, creo que es importante que cerremos en las primeras semanas un acuerdo estratégico, como tuve ocasión de hacer hace cuatro años, con lo que más le preocupa a la gente, que es un acuerdo importante sobre los planes estratégicos de empleo. 

Que tendrán cambios sobre lo que hemos desarrollado, porque, afortunadamente, ha cambiado también el paisaje del mercado laboral. Hemos arreglado el problema a los que lo tenían peor, pero sigue habiendo mucha gente que tiene problemas. Hoy es un buen día para poder decir que las cosas van en el buen camino, pero que, evidentemente, este camino no tiene más fin que aquel que refleja el paro técnico o el paro inexistente. 

Por tanto, sí, acuerdos en materia de empleo, acuerdos en materia de políticas de consolidación de servicios públicos, y de dos aspectos que se mezclan y que creo tienen que tener reflejo en lo que será incluso la composición del Gobierno que pretendo formar, obviamente, si recibo su confianza, que es la estrategia de reto demográfico y la estrategia de desarrollo rural, si quieren ustedes, que me importa más, por resumirlo, de cohesión territorial. 

A este pacto con partidos e instituciones le sumo uno que me importa mucho y que ha dado unos resultados que agradezco extraordinariamente, que hemos tenido con representantes de empresarios y con sindicatos mayoritarios, pero que hemos tenido también con todos los representantes de organizaciones sociales que nos acompañan, del CERMI, del tercer sector, que va a ser determinante a lo largo de esta legislatura, que es un acuerdo por el crecimiento. 

Ya tenemos fecha, el 17 de julio, para empezar las negociaciones y fijar cuanto antes. No nos va a costar mucho esfuerzo. Sí dinero, si recursos. Pero no importa cuántos, importa cómo se gastan y en qué, para garantizar que esta región, los próximos cuatro años, siga creciendo por encima de la media y siga consiguiendo encabezar los rankings de incorporación de empresas, de nacimientos de empresas o de llegada de empresas. 

Por supuesto, también un acuerdo que tiene que afectar a los principales servicios públicos. Porque todo, y lo van a ver a lo largo de mi intervención, está relacionado en este círculo virtuoso que significa la cohesión, la competitividad y la sostenibilidad. 

Tres aspectos que forman, para mí, un triángulo que le da forma a un proyecto, y que, sin que funcionen los tres al tiempo, seguramente quedaría cojo. Por tanto, convoco, invoco, suplico la voluntad por adelantado de los partidos, de las instituciones, y, por supuesto, de los agentes sociales, para conducir a la región en las próximas semanas, a la firma de varios acuerdos, en los próximos meses, si quieren ustedes, los más determinantes, arreglar nuestra casa antes de las Navidades. 

No sé si lo podrán decir todos en España, ni siquiera todas las instituciones, pero nosotros no podemos fiarnos de la agenda del calendario que llevamos a nivel nacional, que ya en parte nos está afectando, incluso la tramitación del propio presupuesto que presentábamos o queríamos presentar de manera acelerada en esta legislatura, y que, sin embargo, adolece de la información mínima indispensable por parte del Estado. 

En segundo lugar, entiendo la estabilidad y la mayoría como cumplimiento de mi programa. 992 medidas que pretendo se queden cortas. 992 medidas que pueden ser enriquecidas, señorías, con los proyectos de programa electoral o con los programas electorales que, aunque no han salido refrendados por la mayoría, son seguramente valiosos en muchos aspectos, tanto del Partido Popular como de Ciudadanos. 

En este sentido, incluso me ofrezco a las formaciones políticas que no han conseguido representación parlamentaria, pero que seguramente tienen  ocasión y posibilidad de aportar soluciones a problemas, o perspectivas de los mismos, que siempre serán inteligentes. A lo largo de mi vida política he ganado más terreno cuanto más he abierto mi perspectiva a aceptar ideas de otros. 

Porque afianzarse en las propias es bueno, pero cómodo, y a veces incluso puede terminar teniendo un efecto hostil con uno mismo, porque se cierra en banda a opciones, a perspectivas, a visiones que son infinitamente más enriquecedoras. 

Por eso, señorías, la estabilidad se tiene que traducir en importantes acuerdos, en el cumplimiento del programa y en una tercera derivada de esa estabilidad y de la mayoría, que quiero, además, sirva para que el trabajo de la oposición sea más fácil, para que puedan controlarnos más y mejor. Un alarde de transparencia. Esta tiene que ser la región... 

En muchos aspectos ya lo hemos sido, y, además, desde hace muchos años. Antes de que se supiera lo que es el concepto de transparencia, como también el de violencia de género, aquí ya se hablaba, en las Cortes de la región, de estos conceptos. Pero, afortunadamente, tenemos la posibilidad de contar con una Ley de Transparencia de las más avanzadas. 

Ya les anuncio que el 1 de septiembre estará en marcha la página de control y seguimiento del cumplimiento del programa de Gobierno, que será el del programa electoral, más la suma de todos los compromisos que en esta sesión y en los días posteriores iré adquiriendo con la ciudadanía. 

Para que lo puedan hacer sus señorías y para que lo puedan hacer todos los ciudadanos. Además, pondré en marcha, obviamente dependiendo de las Cortes regionales, el Consejo de Transparencia, que a lo mejor alguien piensa que sobra. No sobra, pero realmente, habiendo uno nacional, esto es el chocolate del loro en términos económicos, habiendo un Consejo Nacional de Transparencia, créanme, somos capaces de exigirnos más a nosotros mismos, si lo tenemos, como aprobamos en esta legislación por acuerdo de las Cortes, y además no tardamos en ponerlo en marcha. (Aplausos). 

Señorías, acuerdo, cumplimiento y transparencia. Tres principios elementales que van a atravesar el proyecto que les quiero plantear, que se basa en el éxito electoral de las últimas elecciones regionales. Les he dicho que no me quería regodear, ni lo voy a hacer, por supuesto, en los resultados. Son, créanme, para sentir una honda sensación de honor y de orgullo personal. Tremenda, por lo que ha pasado y por lo que no ha pasado. Por el respaldo que ha supuesto para el Gobierno, del que estoy enormemente orgulloso, y que ha sido un Gobierno de cuatro años prácticamente, y, por supuesto, para el conjunto de todos los que nos han apoyado directa o indirectamente. 

Estoy muy contento por los resultados, permítanme que lo diga, no solo porque los resultados son de una contundencia que tiene poco parangón en España, sino incluso porque ya era difícil superar los resultados que, de manera tozuda, los presidentes que me han precedido han demostrado marcar como récord, no sé si en los Guinness, porque no nos miden, pero sí en el panorama político español. 

Pero me importa, sobre todo, señalar las conclusiones de estos resultados, más que el regodeo en los mismos. Uno que me importa, que la victoria electoral ha sido contundente en todas las provincias, en todos los sectores, en todas las dimensiones poblacionales, en todas las edades. y lo ha sido, por supuesto, en el mundo rural y en el mundo urbano. 

Tiene importancia, señorías, que el proyecto que quiero encarnar tenga una acomodación muy mayoritaria y no sea sobre la base de un resultado aritmético, porque alguno, en algún sitio, ha conseguido arañar un diputado. Es holgada la mayoría, pero es muy homogénea en el territorio, y esto, que me importa, me lleva al principio esencial de lo que busca la gente: cohesión en todos los sentidos. Esa cohesión ha empezado por la cohesión electoral, que otorga al Gobierno que saldrá de esta sesión, una fuerza verdaderamente extraordinaria. 

Por supuesto, además les digo que este resultado está a prueba de trampas electorales. Con los resultados de las últimas elecciones regionales, da igual la ley que hubiéramos tenido. Las leyes que tuvo Castilla-La Mancha, pactadas siempre por unanimidad entre el Gobierno y la oposición, o las dos leyes que fueron tramposas a espaldas de la oposición, entonces. 

Una ley que se planteó en la etapa de Cospedal, discúlpenme que la siga mencionando, no sé si se molestarán ustedes, pero créanme que es importante explicar el porqué de las cosas.

La primera ley que subió a 53 los diputados, “faltaba democracia”, decían; y la segunda, la que los dejó en ridículos 33. Ridículo el número. Como comprenderán, tienen ustedes todo el respeto de la ciudadanía. Es más, pretendo incluso que se recuperen los derechos de los diputados y diputadas, porque es un problema de dignidad democrática, no es un problema de capricho, de capricho político. (Aplausos). 

Con todas las leyes, con esta tramposa de 33, con la anterior, que también lo era, de 53, y con todas las anteriores, también las pactadas, hubiera habido una mayoría holgada de la formación que represento. Esto me permite, sincera y llanamente, decirles que esta lección democrática tiene que ser una lección que aprenda este Gobierno, que la tiene más que asumida, y el resto, y que el camino que tenemos que llevar los grupos parlamentarios es el de intentar acomodarnos también a que las cosas de todos, tienen que acordarse entre todos: los reglamentos de estas Cortes, la legislación electoral, las normas, las reglas de juego. 

Eso garantiza salud democrática y evita que algunos puedan sentirse legitimados, como pasa en la Generalitat de Catalunya cuando interpretan las normas a capricho del que gobierna. Para eso no están las normas. Están para imponerse en todo momento y en toda circunstancia, y por eso, esta mayoría, creo que se debe, en esto lo digo con la humildad de, evidentemente, no tener ninguna ciencia detrás, algunos aspectos que me interesaría recalcar para, con ellos, seguir comprometiéndome. 

¿Por qué hemos conseguido una mayoría tan abultada, tan abundante, tan clara, tan transversal? ¿Por qué a mí me ha votado tanta gente que vota PSOE, que votaba Podemos, que votaba PP o que votaba Ciudadanos en otras circunstancias? ¿Por qué? Saben que me gusta hablar claro. Mucha, muchísima. Claro, el voto es secreto. 

Dirán ustedes que eso no se sabe, pero es evidente que las cifras, llega un momento en que dejan muy claros los resultados y las intenciones de la mayoría. Lo cierto es que creo que aquí hemos definido un proyecto de socialdemocracia de 180 grados, en el que se siente cómoda la inmensa mayoría de la ciudadanía. 

Me atrevería a decir que hay mucha gente que no ha votado al PSOE, que, sin embargo, celebra que gobierne el PSOE, que se alegra. No digo que estuviera preocupado de no ser así, pero que se alegra que realmente las cosas vayan por este camino. A mí me importa acumular, no solo el voto, sino el respeto de la inmensa mayoría. Porque ya les digo que, como ha pasado en los últimos cuatro años, en esta legislatura que empieza pretendo ser, aunque eso cuesta a veces mucho empeño, el presidente de todos y de todas las ciudadanas de Castilla-La Mancha, me hayan votado o no me hayan votado. (Aplausos). 

Creo que hay una clave que explica también esta mayoría: ser de una firmeza enorme, para ser moderado. Me pasó algún día, un ilustre amigo sindicalista, en medio de un debate, un mensaje que me decía una cosa así, a ver si me acuerdo, pero era muy graciosa, dice: “Dios mío, Dios mío, dame fuerza para darle flojito”. Me hizo gracia. Además, resultó muy certero el consejo. A veces hay que retenerse, créame, porque lo cómodo es ser sectario y gobernar para los tuyos. 

Aunque luego terminan siendo los que más lata te dan, de eso tampoco cabe duda. Para ser moderado hay que tener firmeza. Una cosa es ser tibio. Una cosa es dar bandazos, poder pactar con unos o con el contrario, como si diera lo mismo. Una cosa es no tener criterio, y otra cosa es tener modales. Yo reclamo la moderación como concepto útil para avanzar, que, además, es lo que exige coraje y es lo que exige firmeza. Si es que, para sentarse y llegar a acuerdos, hay que tener posiciones distintas y firmeza en las convicciones a defender, los límites. 

Porque si realmente lo que hiciéramos es anteponer el gobernar al precio que fuera, evidentemente, se consiguen todos los acuerdos, pero se pagan carísimo, y con el tiempo mucho más. De lo que está pasando en España, señorías, me quedo con dos reflexiones de fondo que me importa hoy, porque soy, al fin y al cabo, el representante del jefe del Estado en la comunidad autónoma, y somos parte del Estado, y lo que pase en Madrid nos importa, no solo como partidos y como políticos.

De lo que está pasando hay dos cosas, una buena y una mala. La buena es que estoy viendo a quien es propuesto por su majestad, el rey, como candidato a la Presidencia, que no quiere ser presidente de cualquier manera o a cualquier precio. Personalmente lo valoro. Sé que muchos hubieran pensado otra cosa. La mala es que no es fácil conseguir un consenso, ni que todo el mundo asuma la responsabilidad en un momento crucial para el país. 

Ojalá fuera así, porque los partidos que se remiten permanentemente a que los ciudadanos interpreten las leyes y los resultados, además de fracasar, que no se constituya Gobierno sería un fracaso para todos los partidos. Curiosamente, algunos, que son los que más trabajan para que no lo haya, serían los que más lo terminarían pagando en la urna. Por tanto, evitémonos disgustos, evitémonos lío, y apostemos por algo que quedó muy claro la noche electoral, y es que la sociedad quiere negociación, quiere diálogo, quiere límites, quiere que no haya un Gobierno en España dependiendo del independentismo. 

Yo, de los que más quiere que realmente el Gobierno en España se ajuste a un camino muy central, muy troncal. Creo que aquí hemos dado un ejemplo tremendo de lo que significa ensanchar el centro y, sobre todo, achicar las cunetas, hasta el punto de que algunas han quedado fuera del propio Parlamento. Pero esto, sin ánimo de tener que dar consejos, les digo que me importa. 

Las claves han sido la moderación para hablar de tú a tú, cada uno en su sitio. Ha sido también la de tener un Gobierno que comprometo contra nadie. Alguien se puede hacer la pregunta: ¿con Page hay que temer algo? Obviamente, que me equivoque. Claro, eso se puede temer. El que más lo teme soy yo. Porque, además, soy consciente de mis debilidades y mis problemas. Pero, hombre, no nos vamos a levantar nadie con la intención de meter el dedo en el ojo a nadie ni hacer daño. 

Es verdad que gobernar significa priorizar, y que no a todo el mundo le van a ir las cosas de la misma manera, solo faltaría. Ni nos vamos a estar quietos, que a veces alguien piensa que la mejor manera de gobernar es no hacer nada. De esa manera, ¿el tiempo lo cura? No. Casi siempre lo agrava todo. Yo creo, señorías, que hay que trabajar, pero hay que trabajar a favor de la mayoría, a favor de todos. En todo caso, nunca contra nadie. Por supuesto, decencia y coherencia. Esto es algo que no se pone de manifiesto, salvo cuando se echa en falta, claro. 

Lo he dicho a lo largo de toda la campaña electoral, pero puedo decirlo. Lo puedo decir de toda la época de Gobierno que yo he compartido en muchos años en otros Gobiernos, con otros presidentes, pero lo puedo decir con claridad estos últimos cuatro años, y lo voy a afirmar para los cuatro que vienen: en el Gobierno que forme a partir de esta investidura, si me dan su confianza, nadie tendrá la posibilidad de meter la mano. 

Aquí está absolutamente, no solo prohibido sino vigilado, el comportamiento ético y cívico. Por eso, señorías, les puedo decir con claridad que cuando termine este mandato me daré un baño de orgullo, si pudiera decir que, además de cumplir con mi programa, he dirigido un equipo sano, honesto y coherente. Así va a ser. (Aplausos). 

También es verdad que seré el primero en defender a todos los responsables públicos, si de por medio hay calumnia y difamación, tan abundante en España, tan fácil y gratuita. Ambas cosas. Ambos extremos son perjudiciales para la democracia. Créanme que también defenderé a la gente cuando haya que hacerlo, porque, evidentemente, no estamos como para dejarnos llevar por ningún populismo ni por ninguna corriente demagógica. 

El programa de investidura que planteo, señorías, tiene algunos parámetros evidentes. Antes de empezar con el detalle de compromisos más concretos. Uno, el de ejercer una autonomía sana y responsable. Nuestra obligación, la que nos ha otorgado la ciudadanía, es la de gestionar bien lo nuestro, y gestionando bien lo nuestro ayudamos a España. No han triunfado aquellos que querían acabar con las autonomías, ni siquiera querían recentralizar. No. 

La gente ha avalado el proyecto autonómico que representa el Gobierno actual, y el que ha representado por definición desde el comienzo de la autonomía. Sin aspavientos, sin alharacas, con normalidad. Pero lo cierto es que hay una línea de continuidad que empezó con el Estatuto de Autonomía, que nos pone como un ejemplo en España de autonomía responsable, sana,  incluyente, seria, responsable en el cumplimiento de las normas, moderada, buena vecina, pero firme. Firme en el segundo compromiso que va a marcar mi Gobierno, que es el compromiso con este país, con España: no voy a estar nunca sometido ni a presión partidaria ni a presión social, ni mediática, cuando se trate de defender los intereses del país, porque son los de mi tierra. 

Yo no puedo entender el mandato que me otorga la ciudadanía de una manera disociada, como si defender a Castilla-La Mancha fuera que le vaya mal al conjunto de España o a las instituciones, o a la soberanía nacional. No, al contrario. Ni vamos a estar como pasmarotes en el debate territorial ni vamos a estar indiferentes. Yo soy de los que piensan que cuando se pide un indulto políticamente, se insulta. El indulto y el insulto son algo que está muy próximo cuando se hace con obscenidad política. Yo, por tanto, voy a defender la soberanía nacional desde una perspectiva claramente progresista. 

Porque hay quien lo puede hacer con muchos argumentos en la mano, y todos legítimos, pero yo lo hago con una perspectiva de futuro. Deseo que mis hijos, deseo que mis nietos, que los suyos tengan al menos los próximos cuarenta años con el mismo nivel de modernidad, de riqueza, de crecimiento que hemos tenido desde el comienzo de la transición y con la democracia vigente. ¿Habrá ruido? Sí. En España no nos tiene que asustar el ruido. Ni en la calle ni en las terrazas, ni en las discotecas. Aquí, eso no sorprende. 

En otros países, no lo sé. Pero una cosa es el ruido y otra cosa es, sincera y llanamente, el camino a seguir. Yo creo que este país tiene un futuro por delante verdaderamente garantizado, porque realmente las pruebas que ha superado, ya no digo en los siglos pasados, digo en los últimos 40 años, han sido infinitamente más duras. Por tanto, compromiso con España, responsabilidad en la autonomía, en el ejercicio de nuestros derechos. Prioridades. Este no es un Gobierno neutral para todo. ¿Políticamente correcto? 

No sé quién empezó a decir que es eso de políticamente correcto. Será alguno de esos que cobran por ser asesores en los gabinetes y hacer consulting o “cuentiting”, como decía el presidente Bono, muchas veces. Bueno, hay gente que se inventa conceptos. A mí me da igual. Lo que sí les digo es que este es un Gobierno que tiene prioridades, que, además, son inversamente proporcionales a las necesidades de la gente. Cuantas más necesidades tiene una persona, más prioritario es para este Gobierno. Que quede claro. 

Prioridades sociales, y ya no digamos aquellas que tienen que ver, como he dicho siempre, con el mundo de la discapacidad. Para este mundo quiero ser un poco más presidente que para el resto, porque, entre otras cosas, soy muy consciente de que todos formamos parte de esa sociedad y de esa posibilidad. Por tanto, sí, tenemos prioridades y no tenemos telarañas ideológicas. No me voy a pasar el día releyéndome los estatutos de mi partido, vamos, y mucho menos los de ustedes, eso, por supuesto. No. Es que no me los he leído, la verdad. No me he leído los suyos. Pero que no, que no es eso, que nosotros vamos a intentar gobernar conforme al mandato de la ciudadanía, con mucho sentido común. 

Cuando no se tenga claro lo que es el sentido, por lo menos, muy en común, y muy en común con los sindicatos, con los empresarios y con todos los agentes sociales. Eso garantiza que hay límites en la gestión política, pero les aseguro que tampoco nos va a temblar la mano cuando tengamos que adoptar decisiones que seamos conscientes son buenas para la sociedad, aunque no siempre se acomoden a un catón, a veces, excesivamente anquilosado. 

En todo caso, mis prioridades son claramente sociales, muy claramente sociales. Por eso, el cuarto aspecto, el pilar del proyecto que les voy a plantear es el de la coherencia. Incluso el de la coherencia con la etapa anterior. Hoy ya no gobierna conmigo Podemos, y aunque estuvieran representados en estas Cortes, tampoco gobernarían, obviamente, con la mayoría que nos otorga la ciudadanía. Claro, la pregunta que se puede hacer mucha gente es: ¿qué, de lo que hemos hablado antes, en la anterior etapa, va a seguir? Todo. 

Que nadie se haga componendas. Todo. Mal gobernante sería yo si les dijera que, por seguir de presidente estos últimos años, hemos ido tragando con sapos y culebras. Pues no. Incluso les puedo explicar que buena parte de lo que algunos creen que era de otros, no lo era, era nuestro. Eran proyectos nuestros. Eran planteamientos nuestros.

Por tanto, sí, quiero ser coherente con la legislación, con los proyectos, con las ideas que el anterior Gobierno del PSOE, y, en parte, de Podemos, planteamos a la sociedad de la comunidad autónoma. En buena medida porque, además, han sido sinceros esos planteamientos. Lo vamos a hacer de manera inteligente. Lo vamos a hacer también en relación con lo que pase en el Estado. 

Por ejemplo, con la ley de renta, la Ley de Garantía de Rentas, obviamente, vamos a seguir avanzando. Pero quiero ver primero qué hace el Estado, porque si el Estado se compromete a lo que yo creo, he creído siempre, que es más útil para el país, y es que exista una legislación homogénea en toda España, evidentemente, no tengo ningún ánimo de que los ciudadanos de esta tierra se rasquen el bolsillo antes de que lo hagan los catalanes, los navarros, los vascos. 

Fíjense que me he ido encima a los que menos, seguramente, se lo podemos plantear. Por tanto, sí, vamos a cumplir, pero lo vamos a hacer en un contexto de coherencia, también, con lo que pase a nivel nacional. Creo que me van a entender. Creo que se entiende fácilmente. Por eso, el quinto factor que regula y condicionará todo, y que de alguna manera hace de freno a las tentaciones de cualquier Gobierno, es algo que no se debía plantear: es el rigor. Cumplir con las leyes. 

Eso que en algunos sitios se discute, que la democracia está por encima del Estado de derecho. Pero eso es una soberana idiotez. La ley siempre hay que cumplirla, porque, si no, se te castiga. Pero si es democrática, además, es que no se puede contraponer la ley con la democracia que la sustenta. Es absurdo. Vamos a cumplir. España está saliendo del corsé europeo en términos de restricciones. ¿Eso tiene que significar que nos desatemos, que nos desabrochemos? Tampoco. 

Por tanto, que nadie piense que a medida que avanza la situación económica y que se aflojan, digamos, el cinturón, que más que de castidad era de obscenidad, el que nos han impuesto, si alguien piensa que eso va a significar que todo el campo es orégano, que está todo tirado ya, o que todo es fácil, tampoco. Iremos avanzando en los derechos, en las prioridades, en los programas, de manera sensata y coherente con el marco presupuestario. 

Soy consciente de lo que digo, pero créanme que para mí importa, y mucho, que tengamos muy claro que después de mí vendrá otro presidente o presidenta, después de ese vendrá otro u otra, y que una generación tiene que ser coherente con la anterior, y que me importa, es más, es uno de los ejes que les voy a plantear, la sostenibilidad de todo lo que hacemos. Pan para hoy y hambre para mañana sería una mala política, una mala medicina. 

Demasiados Gobiernos ha habido en España, cortoplacistas, que han tomado decisiones de un día para otro, o solo para ganar las elecciones. Creo que la mayoría nos tiene que permitir mirar más largo, tener la perspectiva más amplia, el horizonte, y, por tanto, las metas también más distantes, y por ello, más ambiciosas. ¿Cuál es la foto, en definitiva, con la que les planteo hoy el proyecto de investidura, el programa de Gobierno? Porque se pueden hacer muchos juicios sobre la realidad. 

Yo les invitaría, señorías, sobre todo a la oposición, a que, cuando hablamos de la región, evitemos dos cosas. No digo que les recomiende que insulten, y menos aún que se metan con el Gobierno, pero, bueno, ya soy escéptico con esas cosas. Pero si quieren atacar al Gobierno es una cosa, pero no es lo mismo que atacar a la región. 

Lo digo como aviso, porque hay gente que se regodea en decir que Castilla-La Mancha está de las últimas en la cola, o que la región tiene este problema o tiene aquel. Miren, para ser sinceros, los análisis hay que hacerlos siempre en términos relativos, de cómo estábamos y cómo estamos, de cómo está la realidad de la región y cómo avanza respecto de la media nacional y de la media europea, si queremos ser serios. 

Si queremos, simple y llanamente, denostar, que sepamos que, además del Gobierno, molestamos, y mucho, las expectativas vitales de una tierra que necesita buena propaganda. Se lo he dicho a varios alcaldes. Por cierto, a todos los alcaldes a los que les di este consejo, ya no lo son. Ahora hay alcaldes o alcaldesas que tienen que asumir este planteamiento. Si un alcalde quiere que vayan empresas a su municipio, no puede hablar mal de su municipio, como he escuchado estos cuatro años, ni puede decir poco más o menos que sentir vergüenza. Eso es lo que les planteo de la región. 

Estamos consiguiendo que vengan muchas empresas, estamos consiguiendo muchas cosas. Que lo hagamos unidos es mejor, pero el primer concepto de unidad es que al Gobierno se le puede sacudir, en eso consiste la vida política y parlamentaria, siempre con respeto, claro, porque además es un Gobierno que contesta. Pero con la región, por favor, seamos todos leales. Seamos todos leales. Importa mucho. (Aplausos). En este sentido, la foto que hoy les planteo, podría dar muchos datos, pero les voy a dar algunos para que dentro de cuatro años me digan: “oiga, la foto de hoy es peor”. 

Ya sé que esto está muy dado, porque ahora a la gente, además, le gusta sacar papeles. Lo harán. Espero que no. En todo caso, espero poder ser yo el que los saque, diciendo que incluso la foto de hoy es una foto pequeña para la que podemos abordar. Una foto que fija más o menos la posición, como se hace cuando se cambia una legislatura, el arqueo que hacen los interventores en los ayuntamientos, y los tesoreros. 

El producto interior bruto de la región en el año ‘18 ha sido el más alto de nuestra historia. ¿Objetivo, por tanto? Seguir creciendo, seguir batiendo récords. Esto desmiente a aquellos que piensan que hemos ido perdiendo posiciones en relación con la situación de la media nacional. Al contrario, en el 2018 esta región creció, me refiero a los últimos datos que terminan un año, lógicamente, no hemos acabado el ‘19. Un 2,8. La cuarta comunidad autónoma que más ha crecido en riqueza. Castilla-La Mancha es la segunda comunidad autónoma donde más crece la ocupación laboral. 

Días como hoy son especialmente espectaculares. Es la primera en creación de empleo para mayores de 55 años, de empleo juvenil y de empleo femenino. La primera. Es la primera donde más ha bajado el paro y en donde más se ha reducido la tasa de paro juvenil. Es la segunda en descenso del paro de larga duración. Es la tercera comunidad autónoma donde más sube la tasa, en conjunto, de actividad. Hay un veintitantos por ciento largo menos de hogares donde no trabajaba nadie, donde todos estaban en paro. Este es un dato revelador muy importante. 

Las exportaciones han subido como en ningún sitio en España. Somos de los que más crecemos en exportación, un 35 % más que en el año 2014. Somos la segunda comunidad autónoma en crecimiento de las exportaciones. Atraemos inversión extranjera de los primeros en España. Desde luego, multiplicado por seis respecto de lo que pasaba hace escasamente unos años. 

Estos cuatro años han sido extraordinarios, y me atrevo a decir que lo van a seguir siendo, por los datos, los contactos y el diálogo que mantenemos con muchos de los operadores industriales y empresariales. 2016, 2017 y 2018 han supuesto tres récords absolutos, por encima de la media general, y consecutivos en la demanda turística. 

Hemos llegado casi a crear los 10.000 empleos en el sector turístico, nuevos, que planteamos momento. Creo que esta es la línea con la que tenemos que seguir trabajando. Castilla-La Mancha es la tercera comunidad autónoma que más ha reducido la tasa de pobreza severa. La tercera comunidad con mayor cobertura de personas dependientes atendidas: 90,42 %. La media en España es 10 puntos por debajo, señorías. Castilla-La Mancha es la comunidad autónoma que más invierte en mayores, en relación a su producto interior bruto, y la segunda con el mayor índice de cobertura, con plazas de financiación pública en residencias. Castilla-La Mancha es la primera comunidad autónoma que también crece en la inversión de atención primaria, y la que más invierte en estos momentos, siempre en términos relativos. 

Es una comunidad autónoma que ha crecido en sanitarios o en profesores de la docencia como ninguna, en números relativos, y, desde luego, por encima de muchas otras épocas de la propia comunidad autónoma. Incluso en aspectos que nos han llevado a debates en estas Cortes, hemos sido una comunidad autónoma que ha crecido. En agricultura ecológica. En incorporación, como nadie, de jóvenes al sector agrario, e incluso en el hecho de compartir en la cotitularidad, la incorporación de la mujer a la propiedad en la titularidad de las explotaciones agrarias.


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