La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor candidato a la Presidencia del Gobierno.
Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra el señor Casado Blanco. (Aplausos).
El señor CASADO BLANCO: Gracias, señora presidenta.
Y cuando despertó Pedro Sánchez, el elefante morado con lazo amarillo todavía estaba allí.
Como El
dinosaurio de Monterosso, señor Sánchez, dos días después ahí siguen sus socios, los únicos que usted
ha buscado siempre, en todo momento y en todo lugar: Podemos, la izquierda radical y los nacionalistas
independentistas. Y entremedias, el espectáculo que han dado ha sido bochornoso. En vez de aprovechar
estos tres meses para pactar civilizadamente, han sometido a España a un zoco de vanidades que no
merecemos.
Y a estas alturas, aún no sabemos quién ha perdido el regateo de ese mercado persa de
ministerios y vicepresidencias. Han tenido a los españoles toda la mañana pegados al móvil, como una
actualización de esa España de los transistores felizmente pasada; y, lo peor de todo, para nada. Si le
decía anteayer que su Gobierno era la historia de un gran vacío, su investidura ya es la historia de un gran
fracaso; y sus consecuencias son de exclusiva responsabilidad suya, tal y como dijo en esta misma
tribuna hace tres años en otra sesión de investidura.
Señor Sánchez, para este viaje no hacían falta
alforjas, ni discursos grandilocuentes, ni evangelios del buenismo, ni entrevistas canceladas, ni
comunicados cruzados. Todo ha sido una encarnizada lucha de poder con sus socios preferentes desde
hace quince años, cuando construyeron ese gran cordón sanitario al Partido Popular.
Y no les han
importado las ideas, ni la política, ni siquiera España; solo cargos y prebendas para duplicar un Gobierno
ya hipertrofiado. ¿Qué harían para caber aquí? ¿Quizá llevar a la mesa de los taquígrafos más escaños
azules?
Han demostrado que son incapaces de pactar para construir —solo se alían para destruir, como en la
moción de censura—, y hemos pasado de crear un gobierno Frankenstein —como decía su predecesor—
a una parodia del Jovencito Frankenstein que, si no fuera tan letal para España, solo produciría hilaridad.
Porque, señor Sánchez, usted solo pacta o intenta pactar siempre con los que quieren abolir la monarquía
parlamentaria, con los que ven la Constitución como un candado, con quienes relativizan el zarpazo
criminal de ETA y piden la independencia de Cataluña o la anexión de Navarra a una imaginaria Euskal
Herria, quienes justifican las dictaduras de Cuba o de Venezuela o defienden limitar la propiedad privada
o la ley.
Señor Sánchez, ¿compensa haber negociado ser parte de ese eclipse de la historia democrática
española?
Como dijo Maura en una situación similar: Por mí, que no quede. Nosotros le hemos tendido la mano
desde hace meses para dar estabilidad a España en el área presupuestaria, territorial y social con once
pactos de Estado que seguimos manteniendo en esta tribuna. (Rumores.—Varios señores diputados:
¡Sí, sí!—Aplausos).
Desde el principio no hemos engañado a nadie. (Varios señores diputados: ¡No!).
Hemos acudido a las reuniones cuando se nos ha convocado; hemos dicho a la opinión pública —no en
despachos sino públicamente— cuál era nuestra posición; hemos sido responsables con nuestros
compatriotas, pero es que usted exigía que le extendiéramos un cheque en blanco, y eso no lo podemos
aceptar.
Pero no solo por el partido; tampoco por los 3 millones de desempleados que hoy ven preocupados
—el mismo día en el que se publica una EPA que dice que los datos del paro desestacionalizado son los
peores desde hace nueve años— que ustedes estaban mercadeado para derogar la reforma laboral que
ha creado 2 millones de empleos gracias al Partido Popular. (Aplausos).
Por ellos tampoco podemos
admitirlo. Tampoco podemos firmarle ese cheque en blanco por las clases medias que ven espeluznadas
cómo revalidan su plan para subirles 6000 millones de euros en todos los tramos impositivos en el proyecto
de presupuestos generales que habían pactado con Podemos, o por las familias que temen que acaben
con la libertad de elección de la educación de sus hijos, o con la libertad de elección de la sanidad de los
suyos, o por los mayores que se entristecen al ver que su esfuerzo por la Transición es ahora cuestionado,
o sobre todo por nuestros hijos, que el día de mañana se avergonzarán al estudiar esta sesión de
investidura como una de las páginas más lamentables de la historia democrática reciente de España.
(Aplausos).
Señor Sánchez, no puede pretender seguir jugando a la ruleta rusa con nuestro futuro y encima pedir
que nosotros pongamos la bala. Nosotros seguiremos buscando un proyecto que favorezca la convivencia y el encuentro; un proyecto que defienda la Constitución, la igualdad y la libertad de los españoles; un
proyecto que estreche el vínculo entre generaciones, entre territorios y entre acentos, que garantice un
Estado que sirva al bienestar de la sociedad y no una sociedad que tenga que servir al bienestar del
Estado o de quienes pretenden dirigirlo.
Ya hemos visto que su posición no es tan sólida como quiere
hacer creer, sino mucho más frágil de lo que piensa. Tiene que enfrentarse a la realidad y elegir a qué
quiere renunciar: si renuncia al centro o renuncia al extremo. Debe renunciar a hacer del separatismo un
aliado prioritario y del radicalismo un socio preferente, como hoy ha dicho aquí otra vez.
Se lo dije anteayer: usted y yo tenemos una tarea común por delante, que es ensanchar el espacio
central de la moderación y hacerlo tan grande que de nuevo los dos podamos ganar en él. (Aplausos).
Pero, para ello, debe renunciar ya a ser Gobierno en un nuevo sistema y asumir que es mejor ser oposición
dentro del sistema de 1978 que juntos, ustedes y nosotros, construimos.
Solo así podremos reencontrarnos
el Partido Socialista y el Partido Popular, y solo así podremos fiarnos de usted, pero esta semana ha
dejado claro que no está dispuesto a ello. Por ahora seguimos sin saber quién es realmente usted, pero
sea lo que sea, usted ya es mucho menos que hace cuatro días. (Aplausos). Señor Sánchez, prefiere
seguir en su escapada, en su manual de resistencia, ya que el manual de buen Gobierno aún no tiene
quien se lo escriba. (Aplausos).
Prefiere seguir en el papel que su trayectoria política le ha asignado, pero
ni nosotros somos un atrezo para su función teatral ni estamos en el Comité Federal del Partido Socialista;
donde estamos es en el Parlamento de una vieja nación de cinco siglos de historia, bajo las estatuas de
los Reyes Católicos, delante de un escudo y una bandera, que exigen respeto por parte de quien aspira a
presidirla. Por eso, aunque usted y su partido merecen todo nuestro respeto, su candidatura y su proyecto
no merecen nuestro apoyo.
Nosotros solo nos debemos a España y su Gobierno sería una amenaza para
su futuro.
Muchas gracias. (Prolongados aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo
Parlamentario Popular, puestos en pie).
La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Casado.
Por el Grupo Parlamentario Ciudadanos, tiene la palabra el señor Rivera Díaz. (Aplausos).
El señor RIVERA DÍAZ: Menudo espectáculo, señor Sánchez. Menudo espectáculo haciéndoles
perder el tiempo, la esperanza y las ganas a muchos españoles que hoy estarán viendo con estupor la
que nos han liado usted y su banda. (Protestas).
Sí, su banda, porque ustedes estos días han tratado a
España como si fuera un botín, y España no es un botín ni carteras ministeriales a repartirse; es nuestra
nación, señor Sánchez. (Aplausos). Porque el plan Sánchez era esto, era llegar al final y repartirse el
botín. ¿Cuál es el problema en todo esto? Que la banda no se ha puesto de acuerdo en cómo repartirse
el botín. España paralizada por un ministerio, señor Sánchez.
¿No es triste que un país se paralice y se
bloquee tres meses porque usted y el señor Iglesias no se ponen de acuerdo por un ministerio? Eso es la
realidad, esta es la realidad. ¿Cómo puede ser un candidato como usted, candidato Sánchez, capaz de
sacar la mayoría, gobernar, hacer presupuestos, si no se ponen de acuerdo en el nombre y la persona
para un ministerio? ¿Cómo van a gestionar ustedes la economía de España? ¿Cómo van a crear
credibilidad en Europa? ¿Cómo van a sumar fuerzas con otros países cuando haga falta si no se aclaran
ni entre ustedes?
¿Cómo va a gestionar usted esto, señor Sánchez? Son ustedes una banda, la banda
del señor Sánchez. (Rumores). Han intentado repartir España como un botín, pero le digo una cosa: por
mucho que alargue la escena, por mucho que alarguen el teatro —porque esto seguirá—, vaticino que el
espectáculo, señores, seguirá; seguirá como un culebrón de verano, repartiéndose ministerios, insultándose
como han hecho entre ustedes, pero los españoles no se merecen ni este espectáculo ni un Gobierno con
esta banda ni, desde luego, un presidente como usted. (Aplausos).
Señor Sánchez, muchos españoles se preguntarán: ¿y de qué han hablado? ¿Se han peleado por si
España es una nación de naciones o una nación de ciudadanos libres e iguales? No, no se han peleado,
porque usted no cree en la nación de ciudadanos libres e iguales; cree en la nación de naciones como
Iglesias y sus socios nacionalistas. ¿Se han peleado por subir impuestos? No, si son unos adictos a subir
impuestos, ustedes, los socialistas, Podemos y sus socios. ¿Se han peleado por los modelos económicos?
No, si ustedes tienen el mismo modelo económico: subir los impuestos a la clase media, machacar a las
familias y ahuyentar a los inversores.
No se han peleado por las políticas, les importan un bledo las
políticas; solo se han peleado por los sillones. (Aplausos). ¿Se ha peleado Podemos con el señor Sánchez
por el modelo territorial? No, si es el mismo, concesiones a los nacionalistas y agravios para el resto de
los españoles; más dinero, los jueces, más prebendas para los señores nacionalistas o independentistas y peor para el resto de españoles que quieren igualdad y libertad.
Así que a ustedes, en la escena o
espectáculo que nos están dando hoy, solo les separa un ministerio, les separa el ego, el ego que,
básicamente, no les cabe en la silla y por eso no han podido ponerse de acuerdo. España, señor Sánchez,
se merece que un Gobierno, sea de la naturaleza que sea, se ponga en marcha.
Discrepo de las políticas que usted quiere hacer con Podemos, discrepo de su modelo territorial,
discrepo de subir impuestos, discrepo de usted y de Podemos en muchas cosas, pero usted tiene la
obligación y el mandato del rey para formar Gobierno. Usted no es el rey, usted es Pedro Sánchez, el
candidato Sánchez, propuesto por el rey, tenía un mandato y ha fracasado, ha fracasado por la incapacidad
de ser serios y ponerse de acuerdo.
En Andalucía hay Gobierno. ¿Sabe por qué hay Gobierno en
Andalucía? (Protestas). Porque dos partidos distintos (varios señores diputados: ¡Tres! ¡Tres!), con
proyectos distintos… (protestas).
La señora PRESIDENTA: Señorías, por favor, respeten al orador.
El señor RIVERA DÍAZ: Gracias.
Están nerviosos. ¿Saben por qué hay Gobierno? Porque con proyectos distintos sabemos gobernar,
y acaban de salir los presupuestos de Andalucía. (Aplausos). Ustedes son incapaces de sacar un
presupuesto.
Estoy de acuerdo con una cosa que ha dicho hoy el señor Sánchez.
Ha dicho usted que España, a
pesar de todo, saldrá siempre adelante. Estoy de acuerdo, a pesar de la banda de Sánchez (rumores),
del Gobierno de Sánchez y del presidente Sánchez, esta es una gran nación, este es un gran país que se
va a sobreponer al mandato de su Gobierno, lo formen hoy, lo formen mañana, en septiembre, en agosto
o cuando sea.
Cuando ustedes pongan en marcha ese Gobierno va a haber una oposición, va a haber un
partido y un proyecto de país que va a representar a todos los que no se sienten representados por la
banda de Sánchez, a todos los que no son sectarios, a toda la gente moderada, liberal, que se esfuerza y
trabaja y que simplemente quiere tener la recompensa de que la dejen vivir en paz, sin sectarismos, señor
Sánchez.
Así que, a todos esos españoles que hoy están preocupados y hartos del espectáculo que
hemos visto, que sepan que hay esperanza, que este país se va a sobreponer como se ha sobrepuesto a
muchos problemas, en este caso a un Gobierno que no se merece.
Señor Sánchez, yo lo tenía claro antes del 28 de abril y así se lo dije tanto a mis votantes como a
nuestros compañeros, les dije que usted era un mal presidente para España, pero yo me pregunto hoy,
con el espectáculo que ha dado Sánchez y el fracaso en su investidura, ¿alguien sensato piensa que
Sánchez puede ser un buen presidente para España? (La señora Martínez Seijo: ¡Media España!—
Protestas).
Yo lo tengo claro, señor Sánchez, muchos españoles creen que usted es un mal presidente
para España. El otro día le dije que me oponía al plan Sánchez —y me sigo oponiendo—, que me oponía
a la banda de Sánchez —y nos seguimos oponiendo—, pero hoy, señor Sánchez, le digo que España
merece más y no se merece un presidente como usted.
Muchas gracias. (Aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario
Ciudadanos, puestos en pie).
La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Rivera.
Por el Grupo Parlamentario Confederal de Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en Común,
tiene la palabra el señor Iglesias Turrión. (Aplausos).
El señor IGLESIAS TURRIÓN: Gracias, señora presidenta.
Señor Sánchez, le pido que haga una reflexión, y es si usted cree que en las últimas semanas se ha
referido alguna vez a nosotros con el respeto que debería merecer un socio de Gobierno.
Le pido
simplemente que reflexione sobre ello. Creo que usted ha olvidado que es presidente del Gobierno, entre
otras cosas, porque nosotros nos creímos una moción de censura que ustedes no se creyeron.
Con 85
diputados, con el peor resultado electoral en la historia reciente del Partido Socialista, nosotros les
apoyamos a cambio de nada para ser Gobierno en este país. Creo que al menos por eso mereceríamos
respeto en sus palabras y en su tono hacia nosotros. (Aplausos). Es muy difícil negociar en cuarenta y
ocho horas lo que no se ha querido negociar en ochenta días, es muy difícil negociar un Gobierno de
coalición contrarreloj y en tiempo real filtrándolo todo a los medios de comunicación. (Rumores).
Creo que
es evidente que las cosas no se deben hacer así. (Aplausos). Cuando vimos un documento de propuestas
que les entregamos filtrado por su vicepresidenta, no nos podíamos creer que hubieran editado el documento para cambiar la palabra «propuestas» por «exigencias». Creo que una negociación de
Gobierno merece, al menos, no ser cutre. (Aplausos).
Nos dijeron: Señor Iglesias, su programa es demasiado radical. Y les dijimos: No haremos ninguna
exigencia programática radical, exigiremos exclusivamente que la Constitución española de 1978 deje
de ser papel mojado y que los derechos sociales que se recogen se garanticen y se desarrollen a través
de políticas públicas.
Nos dijeron: Jamás compartiremos con ustedes la gestión de ministerios de
Estado. Y les dijimos: De acuerdo. Nos dijeron: Su posición sobre Cataluña es incompatible con formar
parte del Gobierno. Y les dimos garantías de que no habría líneas rojas y asumiríamos el liderazgo de
su partido en esta cuestión.
Planteó usted un veto personal y muchos —también de su partido— me
dijeron: Está tratando de humillarte. Mire usted, a mí esto me da exactamente igual. Y les dijimos:
Aceptamos su veto personal, aunque no tenga precedentes en la historia democrática de España,
aunque no tenga precedentes en la historia política de ningún país, y lo único que les pedimos fue una
participación proporcional en el Gobierno de acuerdo con los votos que tuvimos. También renunciamos
a tener una participación proporcional.
Y hoy mismo, tras la ruptura de las negociaciones de manera
unilateral por su parte, les hemos hecho una propuesta en la que lo único que pedimos son competencias,
no sillones. Competencias para asegurar que en este país haya educación gratuita de 0 a 3 años.
(Aplausos). Competencias para asegurar que las familias en situación de dependencia reciben las
ayudas. Competencias para que haya igualdad retributiva entre hombres y mujeres en España.
Competencias para asegurar que hay permisos de maternidad y paternidad iguales e intransferibles.
Competencias para subir el salario mínimo y para revertir los aspectos más lesivos de la reforma laboral
del Partido Popular, de acuerdo —como planteaban ustedes— con los agentes sociales. Competencias
para frenar las privatizaciones sanitarias, para que haya por fin una ley de eutanasia. Competencias para
que la financiación en ciencia y en innovación llegue en esta legislatura al 2 % del PIB.
Competencias
para bajar las tasas universitarias y aumentar el número de becas. No hemos pedido nada más.
(Aplausos).
Le hago desde aquí una nueva propuesta. Después de escuchar su discurso he recibido el mensaje
de alguien muy relevante de su partido, de una persona con mucha autoridad moral en el Partido Socialista
que me ha dicho: He escuchado el discurso de Pedro Sánchez, pídele que os ceda las competencias en
políticas activas de empleo. Pues estoy haciendo la recomendación que me ha hecho alguien de su
partido: renunciamos al Ministerio de Trabajo si ustedes nos ceden las competencias para dirigir las
políticas activas de empleo en este país. (Rumores).
La decisión… (continúan los rumores.—Aplausos).
La señora PRESIDENTA: Señorías, por favor, guarden silencio.
El señor IGLESIAS TURRIÓN: Mi grupo confederal había decidido hoy abstenerse y tenderle la mano
para que en los próximos días seamos capaces de hacer lo que usted no ha querido hacer durante tres
largos meses: negociar un Gobierno con respeto hacia el socio. Le hemos hecho una nueva propuesta,
todavía estamos a tiempo de salvar esta sesión de investidura y tener un Gobierno de coalición. (Rumores).
Si usted no acepta nuestra propuesta, le vuelvo a tender la mano; no lleve a los españoles a elecciones,
negocie con nosotros desde el respeto.
Gracias. (Prolongados aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario
de Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en Común, puestos en pie).
La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Iglesias.
La señora LASTRA FERNÁNDEZ: Gracias, señora presidenta.
Señorías, hoy no es un buen día. No lo es para la política, no lo es para esta Cámara y no lo es para
nadie que en este país se considere progresista.
Permítanme que comience esta intervención dando las
gracias a los grupos que se han esforzado por dar a España un Gobierno que necesita y que los ciudadanos
ya han elegido. Han sido muchos, y el apoyo se puede expresar de diferentes formas, soy consciente de
ello, y quiero darles las gracias a todos. Lamentablemente parece que no ha sido posible.
Señor Iglesias, el pasado martes le tendimos la mano.
También le dije desde esta tribuna que no
necesitábamos guardianes de las esencias, sino socios leales. Creo que esta negociación ha estado
lastrada porque usted se ha negado a asumir el resultado electoral, se lo digo sinceramente.
Se ha
negado a asumir que fue Pedro Sánchez, y no usted, quien ganó las elecciones. Se ha negado a asumirlo,
señor Iglesias, porque públicamente usted no ha dejado de hablar de proporcionalidad, de que solo pedía
lo que le correspondía, pero en privado lo que nos exigía era otra cosa: nos exigía controlar más de la
mitad del gasto público, como ya le ha explicado el presidente del Gobierno.
Lo que usted nos exigía era
controlar la mayor parte del gasto público. (Denegaciones por parte del señor Iglesias Turrión). Sí,
señor Iglesias, sí. Eche usted las cuentas, por favor; y de ahí además no se ha movido. Pero no solo pedía
usted controlar más de la mitad del gasto público, es que también nos exigía controlar los ingresos, todos los ingresos: tributos, inspección fiscal, secretaría y subsecretaria de Hacienda y la Autoridad de
Responsabilidad Fiscal, la AIReF. O le dábamos el control del gasto público y de los ingresos públicos o
no había más que hablar y España se quedaba sin Gobierno.
Yo estuve allí, señor Iglesias. Sé, conozco,
estaba en las negociaciones. (Denegaciones por parte del señor Iglesias Turrión). ¿Es esa su
proporcionalidad? ¿A eso le llama usted negociar?
El problema es que la realidad es la que es, y usted no ganó las elecciones y no puede dirigir el 60%
de los ingresos y gastos de este país. El problema —se lo dije yo misma y se lo dijo el presidente— es que
nosotros queremos negociar de buena fe, pero no vamos a aceptar chantajes ni imposiciones. (Risas por
parte del señor Iglesias Turrión).
A mí no me hace ninguna gracia, yo no me estoy riendo, señor Iglesias.
Y de eso se trata, de que lo que usted decía de cara al público no se correspondía con lo que le decía en
privado al presidente, ni lo que decían en público sus negociadores era lo que nos decían en privado a las
tres negociadoras, con las que ha sido un placer, por cierto, compartir mesa —difícil— en estos días.
(Aplausos).
De cara al público hablaba de proporcionalidad, pero después le exigía al presidente
prácticamente controlar la economía de este país, y nosotros callamos, señor Iglesias, callamos para que
la negociación siguiera adelante.
De cara al público repetía que no pedía más que lo que le correspondía
como cuarta fuerza política (denegaciones por parte del señor Iglesias Turrión), y después, en privado,
exigía al presidente cuatro de las seis áreas que Pedro Sánchez planteó como prioritarias para el proyecto
socialista: trabajo, ciencia, transición ecológica y el área social.
Para usted dos tercios, y para el ganador
de las elecciones un tercio. Y nosotros callamos, señor Iglesias, callamos para que estas negociaciones
siguieran adelante. Y entonces volvía a salir usted o alguno de sus portavoces a decir que exigían las
áreas sociales para asegurarse de que el Gobierno hiciera políticas de izquierdas.
Señor Iglesias, todo tiene un límite y usted lo sobrepasó, porque —se lo dije el martes— el Partido
Socialista lo que necesita son socios leales y lo que no necesitamos es que venga usted a presentarse
como el guardián de las esencias de la izquierda, porque no lo es. (Aplausos).
No lo es, y si quiere usted
una prueba no mire muy lejos: esta es la segunda vez que usted va a impedir que España tenga un
Gobierno de izquierdas. (Aplausos.—Denegaciones por parte del señor Iglesias Turrión).
Curioso
progresismo el suyo, señor Iglesias, que cuando más falta hace acaba sumándose a la derecha, y hoy
además a la ultraderecha. Curioso progresismo el suyo, señor Iglesias.
Le ofrecimos que dirigieran igualdad. No le tengo que decir lo que la igualdad supone para mi partido
o para cualquier partido de izquierdas. ¿Recuerda usted cómo lo llamaron ayer? Se lo digo yo: para usted
la igualdad es un jarrón chino; un jarrón chino.
Le ofrecimos vivienda, uno de los grandes problemas de
nuestro país, y a usted le pareció un jarrón chino. Ciencia y universidades, y dijo que no. Cultura, dijo que
no. Agricultura, dijo que no. Cooperación internacional, Agenda 2030 y migraciones, dijo que no. Sanidad,
señor Iglesias, sanidad, que es la joya del Estado del bienestar en nuestro país, y dijo que no. Y usted dijo
que todo eso, señor Iglesias, era un jarrón chino, mero decorado.
Le ofrecimos una vicepresidencia, señor Iglesias, que además fue la exigencia que ustedes nos
hicieron para sentarse a negociar, una vicepresidencia de carácter social para la señora Montero.
Por
cierto, fue este equipo negociador del Partido Socialista el que le dio contenido a la vicepresidencia,
porque la primera propuesta era que fuese una vicepresidencia para coordinar, sin gestión. Le ofrecimos
esa vicepresidencia social con gestión de bienestar social y para coordinar, sin sumar mayoría absoluta,
señor Iglesias, entre las dos fuerzas políticas.
¿Hay algo más de izquierdas que la política social? Y ahora
viene usted y se descuelga con una última propuesta sorpresa, hablando de las políticas activas de
empleo. Señor Iglesias, ¿sabe usted que las políticas activas de empleo están transferidas a las
comunidades autónomas? (Aplausos).
Usted quiere dirigir el Ministerio de Trabajo sin saber cuáles son
las competencias del Ministerio de Trabajo. Usted quiere conducir un coche sin saber siquiera dónde está
el volante. Ese es el problema. (Aplausos). En eso se resume todo, señor Iglesias.
A usted no le ha interesado ni política social ni sanidad ni igualdad ni agricultura ni vivienda ni ciencia
ni universidad, ni siquiera que España tenga un Gobierno progresista. Todo eso le daba igual, porque
usted estaba aquí a otra cosa.
Con 42 diputados y sin sumar mayoría absoluta lo que usted exigía era
controlar los ingresos, exigía controlar los gastos, exigía la dirección política del Gobierno. Ese es el
problema que le señalaba al comienzo, que en el fondo nunca ha aceptado el resultado de las elecciones,
y lo que quería era usar estas negociaciones para conseguir lo que los ciudadanos no le han dado.
Usted
no buscaba que su partido entrase en un Gobierno socialista, quería tener un Gobierno paralelo al del
Partido Socialista. (Aplausos). Usted no quería un Gobierno de coalición con el Partido Socialista, quería
un Gobierno solo y exclusivamente a su medida.
Nosotros podemos ceder mucho —lo hemos hecho hemos cedido mucho—, pero nunca vamos a traicionar a nuestros votantes ni a renunciar a todo nuestro
programa. Le dije el martes —se lo dije a usted y al resto de la Cámara— que se pueden ganar o perder
elecciones, pero no se puede perder el alma. Las elecciones las ganó el Partido Socialista y nadie va a
conseguir que renunciemos a nuestra alma, nadie. (Aplausos).
Ahora vendrá con el dichoso relato, ya lo estamos viendo. Inundarán los medios y las redes con ese
dichoso relato con el que, a fuerza de intoxicar, han acabado intoxicados ustedes mismos. Señor Iglesias,
haga lo que quiera, yo sigo pidiéndole el apoyo para este Gobierno. (Risas).
La realidad es tozuda y la
historia no perdona. Ya sé que les hace gracia que este país no tenga Gobierno, a mí no, por eso estoy
seria, bastante seria. (Aplausos.—El señor Iglesias Turrión: Qué poca vergüenza). La realidad es
tozuda y la historia no perdona, lo único que quedará es que hoy, por segunda vez, usted impedirá un
Gobierno socialista, por segunda vez.
Nosotros mantenemos encima de la mesa la oferta que le trasladamos en el día de ayer, la propuesta
de esa vicepresidencia social, con las competencias —no solo la coordinación, como ustedes pretendían—
en bienestar social, el Ministerio de Igualdad, el Ministerio de Sanidad y Consumo y el Ministerio de
Vivienda y Economía Social.
Finalizo ya, señora presidenta.
Señor candidato, señor presidente en funciones, gracias por el esfuerzo
realizado, gracias por la responsabilidad que ha demostrado, gracias en nombre de millones de votantes
progresistas de este país, gracias en nombre de todo el Partido Socialista Obrero Español y a los 123
diputados de este su grupo parlamentario. Muchas gracias. (Aplausos de las señoras y los señores
diputados del Grupo Parlamentario Socialista y del Gobierno en funciones, puestos en pie).
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