martes, 23 de julio de 2019

DEBATE INVESTIDURA INTERVENCIÓN PP DÚPLICA

La señora PRESIDENTA: Gracias, señor candidato a la Presidencia del Gobierno. Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra el señor Casado Blanco. 

El señor CASADO BLANCO: Bueno, señor Sánchez, si nos llega a insultar un poco más a la mejor decidimos abstenernos. (Risas.—Aplausos). 

Ha estado a punto de cambiar nuestra percepción. Yo le decía esta mañana —lo estuve pensando este fin de semana— que era imposible plantear una intervención para su propuesta de investidura porque ya le conocemos, usted no es una persona de fiar. (Rumores). No, de verdad lo quiero decir sin que eso resulte ofensivo. (Protestas). 

Me voy a explicar: no es una persona cuyos actos hayan mostrado la coherencia suficiente como para que un grupo parlamentario crea lo que hoy ha dicho, si se me entiende así mejor. (Aplausos). Pero ¿por qué? Es muy difícil fiarse de que el adalid del ‘no es no’ ahora diga que tenemos que abstenernos y, además, como yo decía al principio, casi coactivamente. 

Es que nos ha dicho: Ustedes se tienen que abstener. Oiga, si es que usted dimitió para no abstenerse —insisto, es que se nos olvida—, después de unas segundas elecciones generales, después de ofrecerle un Gobierno de coalición, que hoy no se ha oído aquí, por supuesto no ya a nosotros, sino ni siquiera a sus supuestos socios de su futuro Gobierno; tampoco mostrando ningún plan ni tampoco recordando los puntos de acuerdo que yo sí he recordado y que, por lo menos, usted podría ponderar. 

El año pasado, cuando yo fui a su despacho y le ofrecí un pacto presupuestario y un pacto sobre Cataluña, algunos de mis compañeros lo hubieran podido interpretar como algo temerario o suicida. Que aquel que se había presentado a las primarias de un partido, de repente, a los siete días, fuera a la Presidencia del Gobierno a visitar a aquel que había echado al Gobierno de ese partido por presentar una moción de censura con las peores compañías creo que fue algo generoso. 

Eso sí que era por responsabilidad. Lo que estaba pasando en Cataluña ya preveíamos —antes de que surgiera Pedralbes— que era algo muy serio. Usted lo rechazó; ni siquiera contestó. Insisto, me enteré por la televisión cuando presentó los presupuestos y luego me enteré por la Declaración de Pedralbes, que es lo que a usted le forzó a convocar elecciones. 

Y ahora nos dice que nos tenemos que abstener por obligación, por nuestro bien, con una amenaza de ir a elecciones de las que solo usted sería el responsable, tal y como le espetó textualmente al señor Rajoy, y ocultando eso que le acabo de decir al principio, y es que usted no ha hablado de Cataluña, no porque Cataluña sea una de las distintas comunidades autónomas —que es algo absolutamente de Perogrullo—, sino porque usted es —y lo vuelvo a decir, aunque a usted le ha ofendido mucho— cómplice —que parece que usted lo malinterpretó—, pero a lo mejor es responsable si no hace nada para evitar que la ilegalidad siga campando a sus anchas en Cataluña. (Aplausos). 

Es decir, no puede usted decir que Cataluña es una comunidad autónoma más; ya nos gustaría que fuera una comunidad autónoma más, pero es que en Cataluña se está librando ahora mismo una batalla por la continuidad del sistema de la Transición con el que usted empezaba su intervención. En Cataluña ahora mismo se está dilucidando si el Estado de derecho sigue avanzando o si, al final, la soberanía nacional se pervierte a favor de una minoría violenta que ha incumplido la ley. 

Es que usted no le puede decir al señor Torra que hay un problema político, porque el problema en Cataluña es jurídico: hay unos presuntos delincuentes, según el Tribunal Supremo, que lo que están haciendo es subvertir la legalidad. No es una cuestión política que se pueda negociar, que se pueda atemperar (aplausos); es un delito que el presidente del Gobierno en funciones está relativizando, y eso es algo gravísimo, señor Sánchez. 

Por eso le decía antes: ¿cuándo está usted dispuesto a negociar con los españoles y con los catalanes? ¿O es que solo dialoga con los que incumplen la ley? Por cierto, habla usted aquí de VOX, usted decía que Torra era igual que VOX, que era igual de extremista que VOX. Es que esto lo dijo hace apenas trece meses. 

A aquel señor del que usted decía que era un xenófobo, un supremacista, usted le recibe paseando por las fuentes de Machado de la Moncloa, con un lazo amarillo que insulta la democracia española, y luego se reúne en Pedralbes para pactar veintiuna medidas que llamaban a España un país franquista, que decían que la monarquía era una institución posfranquista, que hacía falta una mediación internacional, que hacía falta un derecho a la autodeterminación; es decir, que directamente destrozaban el sistema constitucional, y usted lo ocultó. 

Lanzó a su vicepresidenta a hacer un monólogo sobre el relator internacional, y luego viene usted aquí a ocultar lo que el señor Torra hizo público la semana pasada. ¿Y sabe lo que dijo el señor Torra la semana pasada? Que usted es presidente del Gobierno gracias a los votos de los diputados independentistas. (Aplausos). 

¡Ese es el elefante en el hemiciclo!, lo que usted no quiere reconocer. (Aplausos). Señor Sánchez, si usted hubiera venido a esta tribuna a decir: yo abjuro de todo lo que he hecho, tenían ustedes razón, no merecía la pena romper el régimen constitucional de 1978, no merecía la pena romper la legalidad y la soberanía nacional, no merecía la pena romper la igualdad de todos los españoles por estos meses de Gobierno vacío, en el que he dado la vuelta al mundo varias veces pero no he podido traer ni un presupuesto aprobado a esta Cámara. 

Y por tanto, apelo a los partidos constitucionalistas para que retrotraigamos las actuaciones de este Gobierno en funciones y pongamos orden en Cataluña, haciendo que la gente no sea escracheada, que a los niños no les espíen en el colegio, que no nos etiqueten los portales, nos revienten las ruedas de los coches ni echen estiércol en los juzgados, que no es mucho pedir en la Europa occidental del siglo XXI. (Aplausos). 

Pero no, viene aquí a decir que no, que en Cataluña no pasa absolutamente nada, y viene aquí a ser igual de supremacista que sus socios, diciendo que aquí solo se puede representar al País Vasco si se nace en el País Vasco o a Cataluña si se nace en Cataluña; es decir, ¿nos va a pedir usted el DNI, los apellidos catalanes como hacen los independentistas? (Rumores.—Aplausos). 

¿Nos va a pedir usted que vengamos aquí sintiéndonos sencillamente parte distinta a lo que es una comunidad nacional, la nación española? Yo creo, señor Sánchez, que lo que usted quiere es lo que viene haciendo durante este último mes —la cabra tira al monte—, quiere revalidar los apoyos de la moción de censura. 

Por eso no tiene ningún entusiasmo ni ningún objetivo a la hora de recibir el apoyo de las fuerzas constitucionalistas, porque, como le decía anteriormente, usted ha salido del espacio del constitucionalismo. ¿Por qué nosotros no podemos pactar con el Partido Socialista? Porque el Partido Socialista en el Pacto del Tinell en 2003 y en el pacto para aprobar un estatut inconstitucional decidió hacer una pinza con los partidos independentistas para expulsar al Partido Popular de las instituciones. 

De manera que cualquier persona que quisiera estar en las instituciones tendría que ser nacionalista o de izquierdas. Entonces, ¿cómo viene usted aquí a hablar de la memoria de la Transición cuando está expulsando a la mitad de los españoles, en ese momento a la fuerza fundamental en España en 2003 (aplausos), diciendo que el Tribunal Constitucional se equivocó al dictar una sentencia respecto al estatut? 

O sea, viene aquí a decirnos que el problema lo tiene el Constitucional, el problema lo tienen los que acudieron al Constitucional, el problema lo tenemos los que somos escracheados, el problema lo tienen las familias que no pueden escolarizar a sus hijos, es decir, el problema lo tienen las víctimas y no aquellos que están rompiendo todas estas cuestiones que son esenciales en una democracia. 

Por eso, señor Sánchez, yo le digo que usted no está a la altura para ser investido presidente del Gobierno en esta sesión, porque ha dicho lo mismo que viene diciendo en los últimos meses, no ha aprendido absolutamente nada; sigue contemporizando con aquellos que quieren romper España, sigue haciéndonos culpables de que denunciemos esa ruptura nacional, y sobre todo, se sigue situando en el lado equivocado de la historia, se sigue situando en el lado de aquellos que quieren dejar de servir a una misma nación, a un mismo pueblo. 

Por tanto, no hace falta que venga a decir lo grande que es España, el sector turístico que tiene y lo mucho que hay que reivindicarlo a nivel internacional; España se tiene que defender también en este hemiciclo. Cuando hace mención a esos disparos en esta Cámara o cuando hace mención a una historia centenaria, de lo que tiene que ser consciente es de que ahora se está librando la continuidad de esa historia. 

Usted pretende presidir una nación que sus socios niegan. Usted pretende estar a la cabeza de una institución que sus socios deploran, y, por tanto, si no cambia de actitud, usted no es merecedor de ningún apoyo de los partidos constitucionalistas porque acabaría siendo una prolongación del proyecto rupturista que aquellos, a los que hoy tímidamente les tiende la mano para que le apoyen, quieren imponer. (Aplausos). 

Nosotros lo tenemos muy claro: le tendemos la mano para las cuestiones de Estado, no para forjar un Gobierno contra el Estado. Le tendemos la mano para preservar la libertad y la igualdad de todos los españoles, no para incidir en las diferencias y no para incidir en las cicatrices entre españoles. 

Le tendemos la mano para intentar buscar el progreso que hace falta en España, no para reivindicar las políticas fracasadas de la izquierda, que nos han llevado al paro, a la desigualdad y a la miseria cuando ustedes han gobernado. 

Le tendemos la mano precisamente para que usted empiece a gobernar y tenga una leal oposición, pero no para que revalide, como hizo en la moción de censura, una de las etapas más oscuras de nuestra historia reciente. Muchas gracias. (Prolongados aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Popular, puestos en pie). 

La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Casado. Tiene la palabra el candidato a la Presidencia del Gobierno. 

El señor SÁNCHEZ PÉREZ-CASTEJÓN (candidato a la Presidencia del Gobierno): Gracias, señora presidenta. Responderé al señor Casado desde aquí porque, honestamente, creo que el debate se agota. (Risas.—Rumores). 

Sí, creo que sería mucho más rico desde el punto de vista parlamentario, incluso hasta desde el punto de vista del interés de la ciudadanía, que pudiéramos hablar precisamente de todas las cuestiones que hemos planteado en el discurso de investidura; hablar del empleo, hablar de cuál es la posición que tienen los distintos grupos parlamentarios en relación con un nuevo marco laboral; hablar de cómo podemos sostener el sistema público de pensiones, de cómo poner fin a la injusticia fiscal que se vive —lo he mencionado en mi primera intervención— en relación con algunas nuevas realidades vinculadas con el sector digital; hablar de cómo sostener nuestro Estado del bienestar, de cómo poner en práctica el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, de hacer política exterior de Estado y de cómo podemos contribuir como país a la construcción y al fortalecimiento de nuestro proyecto común que es Europa. 

Pero antes de hablar de todo eso, además tengo que decirle una cosa con toda humildad, señor Casado, y es que, más allá de todas las descalificaciones, los improperios o, incluso, algún desvarío (rumores) —sí, como volver a situar al Partido Socialista fuera del marco constitucional o decir que este no es un partido constitucional—, nosotros no discutimos el origen constitucional del Partido Popular, así que, por favor, no haga lo mismo con el Partido Socialista. (Aplausos). 

Tampoco le estoy pidiendo que se abstenga gratis. En las conversaciones privadas que hemos tenido, señor Casado, también le he comentado que si usted considera oportuno llegar a algunos acuerdos de Estado que le puedan permitir o facilitar explicar dentro de su organización la abstención para que España tenga Gobierno y, por tanto, eche a andar la legislatura, y usted pueda liderar la oposición y dejar de competir con el señor Rivera a ver quién lidera la oposición; señor Casado, ahí está ese ofrecimiento. 

Tampoco estoy pidiendo nada del otro mundo, salvo respetar el resultado electoral, salvo que España tenga un Gobierno, que España avance y no se suma en el bloqueo. Pero más allá de hablar de todas estas cuestiones de Estado, señor Casado, creo que previamente tenemos que resolver de una u otra forma dos cuestiones, sobre todo los dos partidos que durante estos últimos cuarenta años de democracia hemos gobernado España. 

La primera de ellas la he dicho en mi primer discurso de investidura, y es precisamente la reforma del artículo 99 de la Constitución para que no recaiga sobre los hombros de un determinado partido político, ya sea el Partido Popular o el Partido Socialista, la abstención y, por tanto, facilitar la gobernabilidad en nuestro país. 

Creo que es algo que tenemos que trasladar los dos partidos de Estado al conjunto de la sociedad española, y no solo por responsabilidad, para que no haya una repetición electoral que nadie quiere y, en segundo lugar, también al Grupo Parlamentario Popular y al Grupo Parlamentario Socialista por lo que pueda ocurrir eventualmente en un futuro. 

El debate es muy pobre, señor Casado (risas), honestamente lo es, y la realidad de la situación a la que nos enfrentamos en este debate de investidura es muy sencilla, es matemática parlamentaria. Usted tiene una disyuntiva que resolver, señor Casado o, mejor dicho, dos disyuntivas que resolver. La primera es si usted está dispuesto o no a facilitar que haya un Gobierno en España. Si usted está dispuesto, lo único que se le pide es que se abstenga; si usted quiere sumir a España en el bloqueo, votará que no y quedará claro. (Rumores). 

La segunda disyuntiva que tiene que resolver, señor Casado, es bien sencilla: ¿Quiere que la investidura y la Presidencia del Gobierno de España recaiga sobre los hombros de partidos que usted está estigmatizando al decir que no defienden la unidad de España ni la soberanía nacional e integridad territorial o no? 

Porque si quiere lo primero tendrá que votar que no, y si no lo quiere tendrá que abstenerse en la votación de mañana y en la del próximo jueves. Por tanto, señor Casado, le invito a que demos un paso adelante, a que dejemos a un lado todos los debates sobre reproches, sobre reafirmaciones partidarias que, a lo mejor, efectivamente, se encuentran en el aplauso de un Grupo Parlamentario Popular cada vez más menguante. 

Escuche lo que le ha dicho la ciudadanía el pasado 28 de abril y el pasado 26 de mayo, centre al Partido Popular, empiece a ser alternativa, empiece a liderar la oposición, pero no de boquilla, sino con hechos. Y el primer hecho es tender la mano (rumores), señor Casado, a una propuesta que yo le he hecho, honesta, generosa y responsable, y es que empecemos a tener Gobierno para que haya oposición y que la legislatura eche a andar. 

Me gustaría, señor Casado, que usted pensara y meditara el sentido de su voto, no para el día de mañana, pero sí para el jueves próximo. Si usted se abstiene, señor Casado, el debate se acaba. Si el Partido Popular se abstiene en el Congreso de los Diputados, España el próximo viernes tendrá un Gobierno. 

Me ha preguntado, señor Casado, a qué he venido a esta sesión de investidura y le voy a responder: he venido a ganarme la confianza mayoritaria de la Cámara. He venido a ofrecer un programa de investidura que creo que es progresista, ecologista, feminista, europeísta, que es lo que la ciudadanía ha dicho que quiere de forma mayoritaria, expresado en las urnas el pasado 28 de abril. ¿Usted a qué ha venido, señor Casado, a bloquear España o a facilitar que haya un Gobierno? (Aplausos). 

La señora PRESIDENTA: Gracias, señor candidato. Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra, por tiempo de tres minutos, el señor Casado Blanco. 

El señor CASADO BLANCO: Señor Sánchez, la forma en la que nos pide la abstención es como si nosotros dijéramos que si usted quiere que haya Gobierno, se abstenga y nos deje gobernar con una alianza con otros partidos constitucionalistas. (Aplausos). 

Usted no propone nada, no pacta nada, simplemente viene con sus dos horas de discurso sobre seis cuestiones a las que yo no he hecho referencia porque básicamente, menos en la económica, podemos estar de acuerdo en las finalidades. He dicho que son voluntaristas, pero, sinceramente, le tengo que decir que es la primera vez en la historia de España que un candidato a la investidura viene y después de su discurso y de dos réplicas, aún no sabemos con quién va a formar Gobierno. 

Para mí puede ser una sorpresa y me imagino que para sus futuros socios, con los que lleva hablando y negociando dos meses, puede ser incluso indignante, porque conmigo no ha negociado. Usted me ha llamado a su despacho y yo he ido. Lo he hecho por responsabilidad y además, insisto, no tengo ningún inconveniente en dialogar seis horas, veinticuatro o treinta y seis, las que hagan falta; es mi responsabilidad y, además, me gusta el diálogo político. 

Y respeto a su partido, si algo le he echado en cara es que el Partido Socialista haya estado en los últimos años pactando con aquellos partidos independentistas a los que, históricamente, ustedes y nosotros habíamos planteado un dique de contención, precisamente por la memoria de la Transición, por la memoria de nuestros principios. 

Ahora bien, señor Sánchez, con sus formas, que son absténganse porque sí y, además, con este discurso que hemos hecho sin contar con ustedes, dejan muy claro lo que le decía antes; ¿cómo nos vamos a abstener si usted a continuación empezaría a pactar con aquellos con los que sin ninguna necesidad ha venido pactando en los últimos años? 

Esto es como la fábula del alacrán y la rana. Probablemente usted tenga buenos sentimientos o buenas intenciones, pero va en su condición, señor Sánchez. Al final, aunque fuera suicida para nosotros y para usted, seguiría pactando con los independentistas, porque acaba de decir que lo que ellos piden tiene sentido. (Aplausos). 

La gran preocupación, señor Sánchez, es que usted acaba de decir —es el primer presidente del Gobierno de España que lo dice en esta Cámara— que hay un conflicto político en Cataluña, que el Tribunal Constitucional se equivocó y que, por tanto, tenemos que plegarnos a lo que ellos nos quieran imponer. ¿Cómo voy a abstenerme si al final estaría dando patente de corso a aquel que quiere tener una complicidad con los que quieren destruir España? Usted mismo ha respondido a su pregunta. (Varios señores diputados: ¡Muy bien!—Aplausos). 

Señor Sánchez, por eso le he dicho esas cinco cuestiones en esta intervención. No sabíamos por dónde tirar en una intervención tan generalista, de dos horas, sin decir qué es lo que quiere hacer, con quién lo va a hacer y para qué lo quiere hacer. 

No se lo he dicho con segundas ni con intentos retóricos, no; se lo digo porque sinceramente no sabemos en qué registro está usted, y hasta las tres horas y media de debate no ha mostrado su verdadera cara. Su verdadera cara es que tiene un proyecto de ruptura para España… (Rumores). Sí, sí, si lo ha dicho él. 

Lo que ha dicho es que el Estatuto de Cataluña se tiene que rehacer porque el Tribunal Constitucional lo había modificado. Es decir, estamos dando carta de soberanía a una minoría en Cataluña que está fuera de la legalidad desde hace ya demasiados años. Por eso, no pretenda que seamos cómplices de esa libre decisión; nadie se la impone, señor Sánchez. (Aplausos). 

Nadie le impone que usted haya venido aquí a cortejar o a no citar a los independentistas. Podía haber venido aquí a intentar plantear un punto común con otros partidos constitucionalistas y no lo ha hecho. ¿Por qué? Porque va en su condición, señor Sánchez. Por eso no podemos facilitar su investidura, porque esa investidura sería muy perjudicial para España. (Varios señores diputados: ¡Muy bien!—Prolongados aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Popular, puestos en pie). 

La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Casado. Señor candidato a la Presidencia del Gobierno. 

El señor SÁNCHEZ PÉREZ-CASTEJÓN (candidato a la Presidencia del Gobierno): Gracias, señora presidenta. Señor Casado, un líder político puede y tiene todo el derecho a meter a su organización en un laberinto, pero usted no tiene derecho a meter a España en un laberinto. (Rumores). No tiene el derecho. Usted tiene una responsabilidad, en primer lugar, con su país; en segundo lugar, con sus votantes y, en tercer lugar, con su partido. 

Sus votantes y el país le están pidiendo que se abstenga para facilitar un Gobierno (varios señores diputados: ¡No!—Protestas) que, como usted afirma, señor Casado, no dependa de las fuerzas políticas que dicen que van contra la Constitución, la integridad territorial y la soberanía nacional. 

Usted me pregunta, señor Casado, con quién quiero sacar adelante muchas de las cosas que he planteado en mi discurso de investidura, por ejemplo, la reforma educativa; por ejemplo, la transición ecológica; por ejemplo, todas aquellas cuestiones vinculadas con los proyectos de Estado de la Unión Europea; o, por ejemplo, también todo aquello que tiene que ver con el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, por citar algunos temas. 

Señor Casado, me gustaría hacerlo también con ustedes. Fíjese, de estos últimos doce meses en los que hemos gobernado antes de las elecciones del 28 de abril, le doy simplemente una cifra: más de un 40% de los reales decretos-leyes y de las iniciativas parlamentarias planteadas por el Gobierno saliente han contado con el apoyo afirmativo de su grupo parlamentario. 

Por tanto, tampoco estaremos haciendo tan mal las cosas para que ustedes validen con su apoyo o con su respaldo en forma de un sí todas las cuestiones que hemos planteado desde el Gobierno saliente. Es cierto que debemos hablar de educación, que tenemos que hablar de mercado laboral, que tenemos que hablar de fiscalidad, de economía, del sector energético; que tenemos que hablar del Estado autonómico, de la financiación autonómica; que tenemos que hablar de Europa y de todo aquello que usted ha expuesto en su intervención y que yo he mencionado también en la mía. 

La única cuestión, señor Casado, es que usted tiene la llave para echar a andar la legislatura. Tiene la llave aunque sean 66 escaños. Fíjese, hace unos años ustedes obtuvieron 186 escaños y hoy tienen 66 escaños, señor Casado. A lo mejor, tendría que reflexionar por qué ha ocurrido lo que ha ocurrido con el Grupo Parlamentario Popular. Antes usted me hablaba del elefante, pero el elefante es la corrupción que se ha sufrido en su partido durante estas últimas décadas. (Aplausos). 

Porque usted olvida, señor Casado, que la moción de censura nada tuvo que ver con Cataluña. La moción de censura tuvo todo que ver con una sentencia de la Audiencia Nacional que decía que el partido, que usted hoy dirige, se ha financiado irregularmente y enriquecido ilícitamente durante estas últimas décadas. (Aplausos). 

Es así de sencillo, señor Casado. Usted me dice que soy el primer político español que reconoce que en Cataluña hay una crisis política. Señor Casado, no entiendo muy bien que a usted le sorprenda esa afirmación; pues claro que en Cataluña existe una crisis política. 

Respecto al problema que ha habido en Cataluña, le recuerdo unas palabras de la adversaria que tuvo usted en el proceso y la pugna por liderar el Partido Popular. Ella vino a decir, en el inicio del segundo mandato del señor Rajoy, que probablemente el Partido Popular se había equivocado a la hora de presentar un recurso de inconstitucionalidad al Estatuto de Autonomía de Cataluña y que, probablemente, también detrás de ese movimiento político-táctico que hizo entonces el líder de la oposición, el señor Rajoy, estaban buena parte de los problemas que ahora mismo se sufren en Cataluña. 

Por tanto, no estoy diciendo nada nuevo, señor Casado, estoy diciendo algo que es compartido no solamente por la bancada socialista, sino también por exresponsables del Partido Popular en anteriores administraciones, y no menores, sino gente que ha ocupado la Vicepresidencia del Gobierno y otros tantos. Señor Casado, lo único que le digo es que, lógicamente, en Cataluña hay una crisis política y lo que le pido es que, al menos, ayude usted al Gobierno de España tanto como lo hizo, o más, el Partido Socialista cuando ustedes estuvieron en el Gobierno. 

El Partido Popular es un partido de Estado. Hay otros partidos que no lo son. Ciudadanos claramente no lo es. (Rumores y protestas). La ultraderecha no lo es. Ustedes lo son, señor Casado, o al menos cuando se pregunta a la ciudadanía por el Partido Popular, probablemente comparta esa afirmación, da igual a quien voten. 

Señor Casado, si por desgracia vamos a elecciones el próximo 10 de noviembre, quiero que usted sepa que el 31 de octubre es la fecha límite para saber exactamente si el Reino Unido sale o no de la Unión Europea con o sin acuerdo. 

El próximo otoño vamos a tener la sentencia del procés y es precisamente por toda esta deriva judicial de la política. El independentismo catalán claramente ha cometido equivocaciones en el año 2017, y usted comparte como yo, señor Casado, cuál es la primordial y la principal; esa sesión plenaria de los pasados días 6 y 7 de septiembre en el Parlamento de Cataluña, donde, efectivamente, lo que hicieron fue volar el estatuto de autonomía y poner en marcha unas leyes de desconexión absolutamente inconstitucionales. 

Pero con la sentencia del procés en otoño, señor Casado, con el deadline del brexit el 31 de octubre, un partido como el suyo tiene que hacer un servicio a España, abstenerse, facilitar que haya un Gobierno (rumores) y que no esté en funciones en un momento crítico para Europa y en un momento crítico para España. 

Usted puede tener, señor Casado, muchos reproches que hacerme en lo personal y hasta en lo político, incluso puede utilizar todos esos argumentarios para ganarse el aplauso de la bancada, ganarse el aplauso de los militantes, pero puede quedarse solo desde el punto de vista social. 

Lo único que le pido, señor Casado, no es que me diga sí a mí, sino que diga usted sí a España, sí a que España tenga Gobierno, que tenga oposición, que eche a andar la legislatura con su abstención. Si lo hace, señor Casado, dará un ejemplo a todos aquellos que van dando lecciones de constitucionalistas, de defender España y de ser centrista, y yo se lo agradeceré, como se lo agradecerá el conjunto de la sociedad española. (Aplausos).

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