lunes, 30 de septiembre de 2019

PRESENTACIÓN CAMPAÑA AHORA GOBIERNO



Sánchez: “Sólo el PSOE puede romper el bloqueo y garantizar un Gobierno estable y progresista”

El líder socialista llama a los independentistas catalanes a “no jugar con fuego” y les insta a “desmarcarse rotundamente de la violencia”.

“Ahora, Gobierno: sólo hay una opción que garantiza un Ejecutivo estable y progresista; sólo hay una opción que puede romper el bloqueo. Sólo una”: así resumió el secretario general del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, la situación política de cara a las elecciones generales del 10 de noviembre. Unos comicios tras los que vaticinó que “habrá Gobierno socialista o seguiremos en el bloqueo”, porque “ha llegado la hora de la verdad” y sólo hay dos opciones: “O un Gobierno progresista o más bloqueo”.

El #28A los españoles eligieron AVANZAR y el #10N lo haremos realidad con un Gobierno sólido, estable y coherente. Un Gobierno progresista; que integre talento de la sociedad civil, y lo sea de todas y todos los españoles. Voten lo que voten.

Sánchez pronunció estas palabras durante el acto de presentación del lema de la campaña del PSOE para el 10N, “Ahora Gobierno, Ahora España”, con el que los socialistas subrayan la necesidad de que España encuentre “la salida a un callejón en el que lleva atrapada durante demasiado tiempo” con un “Gobierno sólido y estable para afrontar los retos y amenazas que tenemos como país”. El líder socialista subrayó que “cuantos más partidos concurren” a las elecciones más opciones hay para “quien quiera bloqueo, a diestra y siniestra”, pero que quien quiera un “Gobierno sólido” sabe que su opción es el PSOE.



“Ahora es el momento de avanzar” ante la disyuntiva de “avanzar o retroceder” para construir “una sociedad abierta, feminista, tolerante, dinámica y emprendedora, abierta al futuro”, explicó. Un avance por el que los españoles y españolas apostaron en las urnas con claridad el 28 de abril y que el 10 de noviembre puede ser “definitivo” a través de un Gobierno “sólido, estable y coherente, que integre talento de la sociedad civil” y que afronte los problemas “sin quimeras ni retórica vacía”. Y para ello no hay tiempo que perder: ni “para lamentos ni para juegos de culpas”, dijo Sánchez. Los socialistas, señaló, harán “una campaña en positivo” y “sin ocultar ni renunciar a la palabra España”.

Garantía de estabilidad

El presidente del Gobierno en funciones subrayó que el PSOE es “la única fuerza política que puede ofrecer estabilidad, sentido de Estado y una hoja de ruta clara”, y la formación que “mejor conoce los problemas reales de la gente” y “vertebra España” gracias a su presencia en todo el territorio. En ese sentido, agregó, los socialistas son “garantía de estabilidad” y tienen “los equipos y el proyecto político” para afrontar retos como la precariedad, la revolución tecnológica, el cambio climático, el machismo y la violencia de género, el reconocimiento de nuevos derechos –como la muerte digna– y el fortalecimiento de la España autonómica.



En su intervención, destacó que el PSOE ha sido el partido que ha liderado las “transformaciones” en España, impulsando el reconocimiento de derechos y libertades hasta llegar a esa “España que amamos”: la España de la riqueza cultural, la diversidad, los valores colectivos, la justicia fiscal, la seguridad colectiva y el valor de lo público. “Cuando hablamos de la sociedad española hablamos del bien común: de cómo protegemos a los más vulnerables, combatimos la pobreza y avanzamos en más justicia social. A eso nos referimos los socialistas cuando hablamos de política: lo público articula las sociedades, es el pilar de nuestro proyecto para España y es nuestro factor diferencial respecto al resto de fuerzas políticas”, expresó.

El líder socialista aprovechó la ocasión para lanzar un mensaje al independentismo catalán, al que instó a “reconocer su fracaso”: “Que deje de fracturar la sociedad y piense en las necesidades reales de la población”, remarcó Sánchez, que les reclamó que “no cometan el peor error de todos” y “no jueguen con fuego”. “Tienen que desmarcarse rotundamente de la violencia en todas sus formas y venga de donde venga”, recalcó el secretario general del PSOE, que reiteró que Cataluña “necesita ley y diálogo”, pero “nunca un diálogo que sirva para torcer la ley, sino diálogo dentro de la ley y la Constitución”.




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Intervención de Pedro Sánchez en el acto de presentación del lema de campaña del PSOE 

Amigos y amigas, hay una generación, la de aquellos que nacieron alrededor de los años 60, que han vivido en primera persona las grandes transformaciones que ha tenido España en los 40 años de democracia. 

Todos ellos y todas ellas se acuerdan de las pesadas y estrechas carreteras que había que recorrer para llegar a la playa en las vacaciones de verano. O de las 12 horas que tardaba el tren desde la Puerta del Sol hasta París, un tren que tenía que cambiar las ruedas en la frontera porque ni siquiera compartíamos con Europa el ancho de vía. Todos ellos recuerdan que en viernes santo los cines estaban cerrados porque no se podía celebrar en el día de la pasión. 

A los bebés se les ponía lana en la frente para quitarles el hipo. Todavía existía la censura previa; los libros tenían que someterse a ella antes de publicarse; la televisión sólo tenía dos canales. Y las mujeres no tenían autonomía ni tan siquiera para abrir una cuenta bancaria sin autorización de su padre o su marido. 

Spain is different, se decía y los españoles, es cierto, tenían muy pocas, por no decir ninguna razón para sentirse orgullo cuando salían de nuestras fronteras. Fue entonces cuando la sociedad española decidió avanzar, unida, frente a dificultades y también, reconozcámoslo, con alguna duda. 

Juntos y juntas conjuramos las amenazas muy reales de la involución. Juntos y juntas decidimos avanzar. Juntos y juntas supimos encontrarnos en la moderación y en la responsabilidad. 

La disyuntiva entonces era avanzar o retroceder. Y en ella España decidió avanzar, decidió abrazar el futuro y ahí estuvo el PSOE, el socialismo democrático, la socialdemocracia, la izquierda de gobierno asumiendo un papel protagonista. En el consenso constitucional primero y desde el ejercicio de la responsabilidad de gobierno después. En aquellos años, España vivió una agitación cultural sin precedentes. 

Creamos una red de infraestructuras viarias formidable para cohesionar el país, para extender las oportunidades por todo el territorio español. Modernizamos leyes, devolvimos a la mujer las leyes, los derechos y las libertades que le arrancó la dictadura franquista. Creamos una sanidad pública gratuita y universal, desarrollamos e impulsamos el estado del bienestar, que está íntimamente ligado con otro estado, que es el estado autonómico. Y todo ello, lo hicimos en medio de un clima de libertad creativa, política y social que cambió España para siempre. 

El país que nos merecíamos, que nos merecemos, se abría paso. España siguió su camino hacia la modernidad. Hasta tener uno de los mejores sistemas sanitarios públicos del mundo, ocupar también el liderazgo en la acogida de visitantes, y contar con movimientos sociales envidiados en todo el mundo. Quién no recuerda, e incluso se sobrecoge con las grandes manifestaciones que ha habido en muchas calles y plazas de España durante 40 años en los que hemos sufrido el terrorismo y ahí estuvieron todos y todas, los españoles y españolas, con independencia de a quién votaban, luchando y clamando contra el terrorismo. 

O, en otro orden de cosas, movimientos como el feminista el 8 de marzo, los colectivos LGTBI, los mayores que también se movilizan para que haya una defensa de unas pensiones dignas, no solamente para ellos sino también para las personas jóvenes. 

O esa gente joven que se acaba de manifestar exigiendo lo que es justo, exigiendo que todas las instituciones, que todos los gobiernos nos comprometamos ante la emergencia climática. Hoy a los españoles nos elogian y nos respetan, pero, sobre todo, a los españoles se nos aprecia. 

Porque saben cómo somos: una tierra acogedora, hospitalaria, amable, que tiene un patrimonio riquísimo, con una diversidad cultural, de lenguas, de paisajes que pocos lugares en el mundo tienen; un país de extraordinarios deportistas, científicos, investigadores, profesionales, empresas y emprendedores y también gentes vinculadas con las startups. 

Un país, en definitiva, dinámico, con una sociedad civil fuerte, muy fuerte. La semana pasada he estado en la Asamblea General de Naciones Unidas y he tenido la oportunidad de reunirme í con inversores extranjeros. Y os diré algo: saben que somos una apuesta segura de futuro. Saben que somos líderes en despliegue de redes digitales; que contamos con emprendedores jóvenes y también con grandes firmas y también PYMES que han sabido exportar, abrir mercado globales. 

En definitiva, lo que hacemos es inspirar confianza. No somos más que nadie. Pero, tenedlo claro: ya no nos sentimos menos que nadie. Si algo nos falta aún es un pelín más de confianza en nosotros mismos como país. 

Os voy a dar un dato: el año que viene el español va a ser por vez primera la lengua extranjera preferida en el Reino Unido. Evidentemente esto tiene mucho que ver con la comunidad hispana tan importante y tan presente en el Reino Unido, pero también es por algo más cualitativo, gracias a la creatividad y al talento de nuestro país, de los guionistas, de los creadores de ficción, por poner un ejemplo. 

Esa España que otros admiran es la España real, la España que amamos, la España que queremos. El pasado viernes no sé si tuvisteis la oportunidad de escuchar a una gran actriz, Penélope Cruz, que a la hora de recibir el premio del Festival de San Sebastián, nos sobrecogió el corazón con un alegato contra la violencia de género, con el cual todas y todos nos sentimos identificados. 

Uno de cada cinco homicidios cometidos en España tiene esa causa: el machismo criminal. El machismo mata, por mucho que algunos irresponsables lo nieguen o escondan sus miserias detrás de pancartas infames, como hemos visto hace muy pocas semanas. 

La España que amamos es la que se expresa en su riqueza cultural y en su diversidad. La que despliega su talento en varias lenguas y ha firmado en todas y cada una de esas lenguas algunas de las expresiones literarias, musicales y pictóricas de la Historia. La España que amamos es la que cree en los valores colectivos y en la justicia social, pero también en la justicia fiscal. 

Porque sabe que esa es la única forma de contar con lo mejor que tenemos. Y lo mejor que tenemos son los maestros y maestras que educan a nuestros hijos y nietos; son los profesionales sanitarios que nos cuidan cuando enfermamos; lo mejor que tenemos son los bomberos que nos auxilian en las catástrofes; ese sistema público de pensiones que tenemos; las mujeres y hombres de uniforme que llevan nuestra enseña a misiones de paz en lugares remotos; o los policías y guardias civiles que plantan cara al crimen y hacen de nuestro país el país más seguro del mundo para poder viajar. 

Esa España que amamos descansa sobre algo muy importante para los socialistas: una sólida red de seguridad colectiva, que nos protege frente a las catástrofes. Que nos debe proteger frente al infortunio o cuando caemos en situaciones de pobreza. Que nos protege frente a la enfermedad y también el desamparo que desgraciadamente sufren muchos mayores en nuestro país. Hace pocas semanas, y sobre todo los murcianos, valencianos, alicantinos y andaluces lo sabéis bien, las inundaciones y las riadas asolaron una buena parte de nuestro país. 

Quiero mostrar, en primer lugar, mi recuerdo y la cercanía con los afectados, el compromiso del gobierno de España en funciones de responder de manera pronta a muchas de sus necesidades materiales y quiero mostrar el recuerdo y un abrazo afectuoso y muy cariñoso a los familiares de aquellos que perdieron la vida como consecuencia de estas inundaciones. Pero quiero también recordar el valor que tiene en nuestras sociedades lo público. 

La unidad militar de emergencias (UME), el conjunto de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, los bomberos, los técnicos especialistas y también la Cruz Roja que hemos visto desplegados en el incendio de Gran Canaria o también en Murcia, en la Vega Baja o en Almería, representan la eficacia del Estado, la pronta respuesta, la solidaridad del Estado y la necesidad de un Estado fuerte, en el que lo público no quede reducido a manifestaciones simbólicas. 

Cuando hablamos de la sociedad española, hablamos del bien común, de cómo protegemos a los más los vulnerables, combatimos la pobreza y avanzamos con justicia social frente a las desigualdades y la exclusión que sufre buena parte de la sociedad española. A eso nos referimos precisamente el Gobierno y los socialistas cuando hablamos de política. 

Si adelgazamos el Estado hasta los límites que está proponiendo el neoliberalismo no podremos atender a quienes necesitan ser atendidos. A quienes han visto arder los montes, a quienes han sufrido inundaciones, anegaciones y que han visto perder sus cosechas y sus vivienda. 

Pero también, y no solamente antes estas catástrofes, a quienes han perdido su empleo en un sector en transición, como consecuencia de esa transición tecnológica o digital, que está sufriendo buena parte del sector productivo en nuestro país. 

O a quienes lo han perdido a una edad en la que es muy difícil poder encontrar un puesto de trabajo y que necesitan un abrigo, una prestación por desempleo como la que recuperamos los socialistas durante estos últimos 15 meses para los mayores de 52 años, y también volver a crear oportunidades laborales con el impulso y el compromiso de lo público. O a quienes son autónomos y necesitan del abrigo y de la protección social que hoy no tienen. 

O a quienes son excluidos por el mero hecho de ser personas con algún tipo de discapacidad. O a quienes por la precariedad no tienen dinero para pagar la factura de la luz. O a quienes se sienten casi obligados a abandonar sus estudios a consecuencia de que no tienen recursos para poderse pagar el máster que les habilite en su oficio o profesión. 

O a quienes son expulsados de su casa y se encuentran sin hogar. O a quienes cruzan el Mediterráneo en una lancha hinchable y son rescatados por los servicios públicos en nuestro país. 

Lo público, amigos y amigas, articula con fuerza las sociedades en las que vivimos y son el pilar fundamental de nuestro proyecto para España. Y, os diré más, son el factor diferencial respecto a cualquier otra fuerza política en nuestro país. La sanidad que nos ofrece bienestar y una mayor calidad de vida es algo que constituido y construido gobiernos socialistas a nivel estatal y autonómico. 

La educación, que nos debe dar la igualdad de oportunidades vengamos de donde vengamos, es algo que también ha construido el socialismo democrático en nuestro país. Las carreteras, los aeropuertos, las líneas ferroviarias y todas las infraestructuras de comunicación, que nos permiten vertebrar España, no solo facilitar el encuentro de personas, sino también crear oportunidades en todos los rincones de España, tiene el sello del Partido Socialista. 

El Sistema Nacional de pensiones, con una garantía no solamente de sostenibilidad en esas pensiones, sino también de dignidad en su cuantía; o la dependencia en nuestro país. En definitiva, lo público. Y lo público también está en las leyes y en las normas que rigen nuestra convivencia. Está por ejemplo en el derecho de dos hombres o dos mujeres a casarse si les viene en gana, o en el derecho de una mujer a decidir cuándo ser madre o cuando no, o en el derecho de cualquier persona a terminar dignamente con su vida cuando el sufrimiento y la falta de esperanza le obliguen a ello. 

Esa España a la que amamos se levanta sobre algo muy importante para nosotros y que está puesto en cuestión en algunas ocasiones por parte de algunas fuerzas políticas, que intentan apropiarse de ella. Se levanta sobre algo que se llama Constitución Española, que lleva nuestra firma porque nosotros ayudamos a forjarla, pero que nunca vamos a querer en exclusiva, ni a patrimonializarla, sencillamente porque el verdadero valor de nuestra Constitución crece cuando más compartida es por muchos. 

Es decir, cuantos más mejor. Bienvenido al constitucionalismo aquellos que, al principio, dudaron del constitucionalismo. Esa España que amamos nos une en torno a símbolos compartidos, que son de todos, de todas; que debemos exhibir para incluir, no para excluir; para unir, para avanzar. Esa es la sociedad española: una sociedad abierta, feminista, ecologista, tolerante, europeísta, dinámica y emprendedora. 

En definitiva, una sociedad abierta es lo que representa nuestro país; una sociedad abierta al futuro. 

Un país que tiene demasiadas cosas que hacer, demasiadas tareas pendientes como para seguir bloqueados como hemos estado estos meses. Un país que tenemos la responsabilidad de unir frente a los que quieren partirlo con el ruido de la crispación, o crear dos bloques como si fueran antagónicos, sin ningún tipo de capacidad para poder entenderse. Por eso, ahora es el momento de avanzar. 

Y ante la disyuntiva de avanzar o de retroceder. La disyuntiva de construir o destruir. Nosotros les decimos a los españoles que no hay tiempo que perder. Que ha llegado el momento y que ese momento es ahora. Y ese ahora es: Ahora Gobierno, ahora España. Aquí está la fuerza progresista que ha impulsado mayores avances de la España democrática. 

Aquí está el proyecto, aquí están las políticas, aquí están las ideas y aquí están los equipos, a los que quiero dar las gracias por todo el compromiso que habéis desplegado durante estos meses, desde el Gobierno hasta el último de los diputados/as y senadores/as, que habéis estado con orgullo representando las siglas del Partido Socialista. 

Aquí está el Partido Socialista Obrero Español dispuesto a asumir esa responsabilidad: la responsabilidad de construir un gobierno progresista, fuerte, estable y coherente. Dispuesto a consolidar los cambios de época que iniciamos no solo el 28 de abril y el 25 de mayo, sino un poquito antes, en la moción de censura, donde demostramos que era posible hacer la política de otra manera. 

Que era posible apostar por una España que creyera en la justicia social, en la convivencia y que hiciera de la acción pública un ejercicio de limpieza, de honestidad, de ejemplaridad. Un proyecto para España generoso que va a contar con todos y todas, que no va a excluir a nadie. Mirad, el pasado 28 de abril –o dijimos muchas veces en campaña, ¿os acordáis?– decíamos: es avanzar o retroceder. 

Y los españoles claramente decidieron avanzar. Y el próximo 10 de noviembre lo vamos a hacer realidad con un gobierno sólido, estable y coherente. Un gobierno progresista; que integre talento de la sociedad civil, y lo sea de todas y todos, voten lo que voten y piensen lo que piensen.

Un gobierno ocupado en lo que importa, en lo que ocupa y preocupa a la ciudadanía. Un gobierno que afronte los problemas reales con soluciones reales, frente a tanta crispación y a tanto bloqueo. 

Así que no hay tiempo que perder para lamentos ni tampoco para juegos de culpas. No debemos mirar a nuestros lados. 

Somos nosotros y los españoles frente al bloqueo. España merece una campaña en positivo y nosotros vamos a hacer una campaña en positivo. Que la gente encuentre en nosotros las ideas, las propuestas, los proyectos y los equipos para poder llevar a cabo todos los desafíos que tenemos por delante. 

Que encuentren argumentos, razones y también la emoción que tenemos los socialistas de poder vislumbrar un país mejor dentro de cuatro años. Mirad, somos la única fuerza política que puede ofrecer estabilidad, sentido de estado y una hoja de ruta clara hacia la que dirigir a nuestro país. Nadie más está en condiciones de hacerlo. 

Ese es nuestro cometido. Eso es lo que vamos a explicarle a la ciudadanía el próximo 10 de noviembre: que vamos a cerrar una etapa de bloqueo, de provisionalidad, de interinidad, y vamos a abrir por fin la etapa de estabilidad que necesitamos para poder abordar muchos de esos desafíos que tenemos por delante. 

Nadie más, salvo el PSOE, puede hacerlo. Somos el socialismo democrático, la socialdemocracia. Somos la izquierda de gobierno, la fuerza transformadora que más ha hecho por modernizar nuestro país. Somos la izquierda que ni entrega ni oculta ni se avergüenza jamás de esa palabra que es España. 

Somos la fuerza que mejor conoce los problemas reales de la gente. No solamente porque, –y por cierto, fue en una de estas salas, en el mes de agosto– abrimos una conversación con la sociedad civil para saber exactamente cuáles eran las demandas y cuáles eran las propuestas que teníamos que incorporar a nuestro programa electoral, sino porque estamos presentes en toda España, Norte a Sur, de Este a Oeste, en la Península, en las islas y también en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. La fuerza que vertebra España tal como es, en su riqueza, con todos sus acentos y en todas sus lenguas.

Somos, amigos y amigas, la garantía de estabilidad frente a retos urgentes que tenemos por delante como es un Brexit sin acuerdo, también somos la garantía de ofrecer una alternativa progresista al enfriamiento de la economía, y somos, sin duda, la garantía frente al secesionismo en Cataluña. 

Nosotros podemos hablar en nombre de España porque estamos presentes en toda España; y podemos hablar en nombre de Cataluña porque somos la esencia de Cataluña. Cataluña, ¿qué es lo que no quiere? Lo que no quiere es independencia. Lo que quiere, lo que demanda, lo que anhela, lo que desea es convivencia. 

Así que, que lo tengan claro los independentistas: que reconozcan su fracaso, que dejen de fracturar la sociedad y piensen en las necesidades reales de la población catalana. Cataluña necesita atender, por ejemplo, a los miles de alumnos que tiene estudiando en barracones, o necesita auxiliar a la tercera parte de los dependientes a los que mantiene en un limbo jurídico y sin el cobro de las prestaciones que les corresponden por derecho. Los independentistas llevan mucho tiempo equivocándose. Demasiado tiempo equivocándose. Han cometido errores gigantescos, fatales para ellos mismos y también para el conjunto de la sociedad catalana. 

Les reclamo que no cometan el peor de todos esos errores: no jueguen con fuego, que condenen la violencia en el mismo momento en el que haya indicios. Que condenen rotundamente la violencia en todas sus formas y venga de donde venga, incluso si viene, sobre todo si viene de sus filas. Cataluña necesita diálogo y ley. O mejor dicho: primero ley y luego diálogo. 

Pero nunca un diálogo que sirva para torcer o quebrar la ley, sino un diálogo que sirva para reforzar lo que nos une a todos, lo que une a la sociedad catalana, que es el autogobierno, el Estatuto de Autonomía, la Constitución Española. 

Así que respeto a la independencia judicial, respeto a la actuación de los jueces, respeto a la actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado –de la Policía y de la Guardia Civil– y rechazo absoluto a cualquier tipo de violencia. Amigos y amigas, Vamos a salir a la calle para explicar en positivo nuestro programa y nuestra visión de país. Como partido, creo que hemos estado presente en los momentos decisivos de la historia de España. Y este es uno más: este es un momento decisivo de la Historia de España.

Lo que haya de ser España en la próxima década, en realidad, se va a jugar y mucho el próximo 10 de noviembre. Bien lo saben aquellos que bloquearon la formación de Gobierno después del 28 de abril, y por eso estamos donde estamos. Así que nos enfrentamos a desafíos que no van a detenerse ante nada. Y aunque nos duela la actitud del resto de actores políticos, aquí no hay tiempo para lamentos. 

El PSOE da un paso al frente, como tantas veces a lo largo de su Historia. Nosotros sí vamos a estar a la altura de lo que este momento exige. Ahora empleo digno, ahora sostenibilidad de las pensiones. Ahora a la vanguardia de la revolución digital. Ahora en primera línea de la transición ecológica y de la de la lucha contra el cambio climático. Ahora en cabeza de la lucha por la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres. Ahora impulsando nuevos derechos y también, ahora, impulsando la justicia social en nuestro país. Ahora, más que nunca, ahora, una España cohesionada en una Europa unida. Tenemos claros los retos. 

Tenemos claro, sobre todo, la forma de enfrentar y encarar esos retos. Tenemos los equipos, tenemos los proyectos, y todo eso es con lo que vamos a ir a pedir la confianza de los ciudadanos. Mirad, el proyecto se basa en la Agenda del Cambio que aprobó durante estos últimos meses el Gobierno de España, también está incardinado con una vocación europeísta que ha caracterizado siempre al PSOE y al conjunto de la sociedad española y también ese programa electoral que hicimos para las elecciones generales del 28 de abril y las 370 medidas que incorporamos gracias a la conversación que mantuvimos durante el mes de agosto con la sociedad civil. 

Así que, ahora, gobierno. Ahora gobierno para crear empleo digno, para subir el salario mínimo interprofesional, que hace falta seguir subiéndolo.

Ahora gobierno para que la precariedad no se convierta en la condena de una generación privada del derecho a pensar en su porvenir. Estoy pensando en la gente joven. Ahora gobierno para aprovechar la revolución tecnológica como lo que es: una palanca de cambio, de transformación, de progreso, como un acelerador histórico que nos sitúe a la vanguardia de la ciencia, de la innovación, del conocimiento, de todo aquello que va a definir la sostenibilidad del crecimiento en el medio plazo. 

Ahora gobierno para que la transición ecológica, la lucha contra el cambio climático ofrezca oportunidades de futuro, no se convierta en una amenaza y, sobre todo, que no haya perdedores en el camino. Ahora gobierno para que la generación de nuestros hijos destierre de una vez por todas la inseguridad que soportan aún las jóvenes. Para que vivan libres de la infamia del machismo. Para que nadie limite sus sueños de trabajo, que no haya techos de cristal ni tampoco brechas indignas. 

Ahora gobierno para que el derecho a la eutanasia sea un derecho que podamos reconocer durante los próximos cuatro años. Ahora gobierno para crecer con justicia social, para avanzar, como dice el verso, todos, juntos y al mismo tiempo. Ahora gobierno para fortalecer la España autonómica; para dar respuesta a la España urbana pero también a la España rural. 

Ahora gobierno en esa España diversa y unida dispuesta a impulsar el proyecto europeo frente a tanto proyectos políticos que lo que buscan es debilitar esa patria común que se llama Europa. España, amigos y amigas, se encuentra desgraciadamente ante una repetición electoral. Hubiera sido innecesaria de haberse respetado el resultado electoral del pasado 28 de abril. 

Ellos ya dijeron claro y hasta en cuatro ocasiones que querían un gobierno del PSOE para poder avanzar. Pero cada elección formula una pregunta que tiene que ser respondida por los votantes y, en este caso, el próximo 10 de noviembre, la pregunta es bien sencilla: ¿Queremos avanzar o queremos continuar en el bloqueo?

Fijaos: cada vez que hay elecciones hay más ofertas electorales, hay más partidos políticos que se presentan. Y yo no tengo nada que objetar. Pero cuantos más partidos concurren, más evidente se hace que solo un partido político puede garantizar la estabilidad, la gobernabilidad, la coherencia y una respuesta progresista a los problemas que tiene España. Sólo hay una opción que puede romper el bloqueo. Solo una. 

Todo el mundo lo sabe aunque a alguno le cueste reconocerlo. Así que, quien quiera bloqueo tiene mucho y muy diverso donde elegir, a diestra y a siniestra. Pero quien quiera un gobierno sólido, estable, coherente, cohesionado, que dé una respuesta progresista a los problemas que tenemos enfrente, el único camino que se le propone, viable, es este, es el del Partido Socialista. 

El 10 de noviembre es importante participar, porque el 11 de noviembre tiene que haber gobierno en España. El 11 de noviembre, el día después de las elecciones, o hay un gobierno del PSOE o habrá más bloqueo. O sea que ha llegado la hora de la verdad: o gobierno progresista el 11 de noviembre o bloqueo el 11 de noviembre. 

Amigos y amigas, Pese a la emergencia de tantos partidos políticos que han surgido estos cinco años, yo he tenido la fortuna de vivirlo en primera persona, fijaos: seguimos siendo el único partido que cuenta con la E de España en sus siglas. Esa E significa muchas cosas: sobre todo significa la España que amamos. Significa la educación pública, significa el empleo de calidad, significa la Europa que queremos, significa ejemplaridad frente a tanta corrupción que hemos vivido en estos últimos años, significa ecología, significa empatía social, significa, en definitiva, estabilidad, que es lo que necesitamos para poder lograr todos aquello objetivos que nos hemos propuesto. 

Esa E sirve para unir a la sociedad española; para encontrarnos tras años de división, de crispación y de bloqueo. Así que de nosotros depende que ahora España encuentre la salida a ese callejón del bloqueo en la que la han sumido algunos actores políticos en los últimos meses. Hoy, aquí y ahora es el momento. Es la hora de la verdad: Ahora Gobierno, ahora España. A por ello.

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