domingo, 30 de octubre de 2016

NO ES LA ABSTENCIÓN, ES LA ECONOMÍA








El sábado pasado, 29 de octubre, pasaban algo más de las 20:15 cuando en el Congreso de los Diputados se producía esta escena: "El resultado de la votación ha sido el siguiente: votos emitidos, 349; votos a favor del candidato, 170; votos en contra del candidato, 111; abstenciones, 68. Señorías, al haberse alcanzado el voto favorable de la mayoría simple de los miembros de la Cámara, queda otorgada la confianza al candidato, don Mariano Rajoy Brey, lo que le comunicaré a su majestad el rey a los efectos de su nombramiento como presidente del Gobierno. ¡Enhorabuena, señoría!".

Hoy día 31 de octubre, el BOE publicaba este Real Decreto "JEFATURA DEL ESTADO 9962 Real Decreto 414/2016, de 30 de octubre, por el que se nombra Presidente del Gobierno a don Mariano Rajoy Brey. En virtud de lo dispuesto en el artículo sesenta y dos de la Constitución, Vengo en nombrar Presidente del Gobierno a don Mariano Rajoy Brey, a quien el Congreso de los Diputados ha otorgado su confianza por mayoría simple en segunda votación, celebrada en la sesión del pasado día 29, de acuerdo con lo establecido en el apartado tres del artículo noventa y nueve de la norma constitucional. Dado en Madrid, el 30 de octubre de 2016. FELIPE R. La Presidenta del Congreso de los Diputados, ANA MARÍA PASTOR JULIÁN ". Y poco después el flamante presidente del Gobierno juraba la Constitución ante la biblia y un crucifijo (¿agradecimiento a algún poder fáctico?).

Y sí, es de bien nacidos ser agradecidos, yo también desde estas líneas quiero felicitar al Presidente del Gobierno de España, al Ilmo. Sr. D. Mariano Rajoy Brey, deseándole la mejor de las suertes para mejorar la vida de las españolas y los españoles dotándoles de más y mejores derechos, y sobre todo facilitando que mejoren su bienestar social y económico a lo largo de la próxima legislatura.






Una sesión de investidura que nos dejó en su primera sesión, un discurso complaciente y continuista del sr. Rajoy, un discurso de hombre de Estado, de Albert Rivera, reclamando reformas que España necesita para que el crecimiento económico goce de continuidad y estabilidad, a la vez que se mejore las condiciones de vida de la clase media y trabajadora, la principal impulsora de cambios sociales en nuestro país. Un Antonio Hernando que estuvo en líneas generales bien, es un gran parlamentario, que intentó justificar el cambio de voto del Grupo Parlamentario Socialista, y a la vez decirle a Rajoy que la gobernabilidad no la tiene, va a tener que ganársela a lo largo de la legislatura. Podemos reclamó la auténtica oposición, y montó el circo sin hacer propuestas de futuro ni entrar en materias de gestión pública. Y la última vez que pudimos escuchar a Pedro Sánchez decir un NO claro y rotundo al PP.

Si bien, no todo van a ser felicitaciones, el sr. Rajoy todavía candidato expuso lo siguiente en su discurso de ayer: "No pretendo acceder al Gobierno para realizar cualquier clase de política, no estoy dispuesto a derribar lo construido; se puede mejorar, sin duda, pero no puedo aceptar su demolición. Que nadie espere que yo contribuya a lesionar la recuperación económica y la creación de empleo. No haré ese daño a los españoles. No tiene ningún sentido liquidar todas las reformas; mejoremos lo mejorable, pero no impidamos que España siga siendo el país que más crece en Europa y el que más empleo crea. ¿Acaso esto es malo? ". 

Es decir, adiós a la reforma laboral, el sr. Rajoy y el Partido Popular no va a permitir un cambio significativo en el que se le concedan más derechos al trabajador. El sr. Rajoy está orgulloso de su reforma laboral. No va a incrementar las cotizaciones sociales a cargo de los empresarios, ni mejorará las cuantías de los despidos, ni favorecerá una negociación colectiva que de más poder a los trabajadores en el marco de la relación laboral.

Voy a intentar contar, a mi juicio cómo hemos llegado a esta situación y qué expectativas podemos vislumbrar en un futuro cercano. Por cierto, ¿os acordáis de que este verano decíamos que los poderes fácticos harían Presidente a Rajoy?, Mirad el enlace, en las maitines del 31 de agosto, mi predicción que muchos pedistéis era el guión que finalmente se ha producido, Gobierno de Rajoy gracias a la abstención del PSOE con dimisión de Pedro Sánchez. IR A LAS MAITINES FINALES AGOSTO.

Decíamos ayer sábado adiós a más de 300 días de interinidad de un Gobierno. Después de las elecciones del 20 de diciembre de 2015, cuyo resultado ofreció 123 escaños al Partido Popular, siendo éste el partido mayoritario, frente a 90 escaños que obtuvo el Partido Socialista Obrero Español, el PSOE con el candidato Pedro Sánchez, 33 votos de diferencia entre las dos principales fuerzas políticas.

Tras la renuncia del sr. Rajoy a presentarse a la investidura al no tener los apoyos necesarios, lo intentó el sr. Sánchez, llegando a un acuerdo con Ciudadanos, que alcanzaba 130 diputados, 7 más de los que tenía el Partido Popular. Ese Gobierno de reformas no fue posible, porque le dieron un portazo diciendo NO a la investidura de Pedro Sánchez, tanto el Partido Popular como Podemos.

Nuevas elecciones el 26 de junio de 2016, en las que el PP obtuvo 137 escaños, subiendo 14 escaños con respecto a diciembre, y el PSOE obtuvo 85, cinco menos que en diciembre, y subiendo la diferencia entre los dos principales partidos a 52 diputados, 19 diputados más de diferencia que en diciembre de 2015. Esta vez sí aceptó Rajoy presentarse a la investidura, que por cierto llegó a un acuerdo de 150 medidas con Ciudadanos, y cosechó un NO del PSOE, que no le permitió tener más síes que noes en la segunda sesión de investidura.

El pasado sábado 29 de octubre, Rajoy era propuesto para ser Presidente del Gobierno, al tener 170 votos a favor y 111 en contra, el resto 68 de los 85 diputadas y diputados del PSOE se abstuvieron siguiendo lo acordado en el Comité Federal del pasado 23 de octubre, que decidió la abstención en la segunda sesión de investidura tras votar NO en la primera.

Del 2 de septiembre hasta el 29 de octubre el Partido Socialista ha cambiado su decisión, antes el que era Secretario General del PSOE Pedro Sánchez desde el 13 de julio de 2014, dimitió el 1 de octubre como Secretario General en un Comité Federal que durante la semana anterior estuvo mediatizado para que ocurriera lo que al final fue público.




Un Pedro Sánchez que el sábado al filo de las 13:00 dimitía como diputado, con este discurso: LEER DISCURSO.

Terminaba así la historia de una crónica anunciada. Pocos meses después de llegar a la Secretaría General del PSOE, Pedro Sánchez, Susana Díaz y otros destacados dirigentes y exdirigentes socialistas mostraban su preocupación por la gestión de Pedro Sánchez al frente de la Ejecutiva Federal y la estrategia del Partido. Hasta el momento de asumir la Secretaría General Pedro Sánchez, en el PSOE las decisiones se tomaban mediante un sistema de democracia representativa, en que los delegados en Congresos y Comités Provinciales, Regionales y Federal eran los representantes de los militantes, Pedro Sánchez incorpora la filosofía 1 militante = 1 voto para las decisiones transcendetales que afectaban a la vida del Partido. Y los militantes pudieron decidir sobre el pacto de investidura con Ciudadanos.

Tras las elecciones del 20 D, que ponen de relieve que las mayorías absolutas se han acabado como consecuencia de una sociedad plural y que ha dejado de creer en los partidos tradicionales para solucionar los problemas que les afectan como individuos y como sociedad; se abren los pactos entre fuerzas para alcanzar un Gobierno. Es evidente que las alianzas naturales son PP - Ciudadanos y PSOE - Podemos, esas son las alianzas lógicas entre las cuatro fuerzas de implantación nacional.

El temor de los poderes fácticos a que Podemos entrara en un Gobierno del Estado, teniendo como precedentes los Gobiernos autonómicos de Valencia, Aragón y Castilla - La Mancha, comienzan a presionar para alejar a Sánchez de la Secretaría General. En este país el poder económico y financiero, apoyado por la Iglesia y los medios de comunicación no están dispuestos a que en este país la Iglesia pague el IBI de sus edificios, que se saque la religión del horario escolar, que la tributación fiscal obtenga su mayor recaudación en las rentas altas, que se obligue a las empresas a tributar por todos los beneficios obtenidos en el país, que se fiscalice y se obligue a los bancos a ejercer sus funciones, que no son otras que prestar dinero teniendo como base los depósitos de sus clientes, que las empresas paguen una indemnización justa a sus trabajadores al despedirlos, que las empresas paguen por hacer contratos impropios temporales para trabajos indefinidos, que el trabajador tenga la seguridad de que no va a poder ser despedido por capricho de las empresas. Este país no está preparado.

Estos poderes fácticos son los mismos que han hecho a algunos de los varones barones y baronesas hembras a criticar decisiones de Pedro Sánchez simplemente porque querían una mayor cuota de poder en los órganos de toma de decisión del Partido, sin tener en cuenta su posición, y su deber de fidelidad a la jerarquía de la organización.

Pero estos varones y baronesa han sido convencidos de los males que traía consigo Pedro Sánchez, y el peligro para los objetivos del Partido Socialista de un posible Gobierno con Podemos, cuyas bases no se habían puesto todavía, pero no importa, los medios de comunicación ya estaban ahí para falsear la realidad y con sus editoriales guiar los argumentos de los miembros de la Ejecutiva Federal que cayeran en las redes. Los telefonazos de Susana Díaz y exdirigentes socialistas hicieron el resto.

No pensaron muchos de ellos que mantenían gobiernos autonómicos gracias a Podemos, de nuevo la emoción pudo a la razón. Otros creyeron que así devolvían viejas rencillas, como Tomás Gómez, que fue defenestrado por la Ejecutiva Federal como Secretario del Partido Socialista de Madrid, cuando razones de peso llevaron a ello, entre otras no estaba en ese momento clara la implicación del dirigente madrileño en tramas de corrupción en la adjudicación de infraestructuras, y podían perjudicar los intereses del Partido. Posteriormente, la justicia exculpó a Gómez, de lo cual nos alegramos todos, pues Tomás Gómez es un convencido socialista, cuyo futuro todavía tiene que dar muchas alegrías al socialismo madrileño y español. Sus columnas en La Razón son estupendas, orientativas y políticamente muy "frescas" y necesarias.

La consecuencia es que el último lunes de septiembre dimiten 17 miembros de la Ejecutiva Federal del PSOE con objeto de hacer caer a Pedro Sánchez junto a ellos, algo que consiguen en el Comité Federal del 1 de octubre, en el que dimite Pedro Sánchez como Secretario General, tras la votación sobre si los delegados del Comité aprobaban la convocatoria de un inminente Congreso Extraordinario. Con la dimisión se hace cargo del Partido una Gestora que ha ido trabajando, pese a que en un principio argumentaban que la decisión de apartar a Pedro Sánchez de la Secretaría General no tenía nada que ver con la abstención o decir NO a Rajoy en su investidura.








Esta Gestora ha ido trabajando y consiguiendo que se propusiera la abstención a la investidura de Rajoy para desbloquear la situación política y permitir que haya un Gobierno en España. No importaba el incumplimiento del programa electoral y de las promesas de la campaña electoral. Incluso alguno como Antonio Hernando, político y portavoz profesional, no dudaba en traicionar a su jefe de filas, para posicionarse como presidente del Grupo Parlamentario Socialista. La moral, el pudor y la conciencia al servicio del poder, que al final el que permite mejorar económicamente y personalmente, y lo digo desde el respeto y la consideración que profeso hacia Antonio Hernando como persona y como político.

Argumentos muchos, como que a través del Parlamento se podría controlar al Gobierno, sin tener en cuenta que el Gobierno es el que ejecuta las leyes, e independientemente de que se aprueben leyes, luego han de desarrollarse con reglamentos, que han de ser elaborados por el Gobierno, por lo que no se regulará nada que no quiera el Gobierno. Además, el Gobierno tiene la potestad de vetar cualquier proyecto o iniciativa política que suponga un incremento del gasto o una disminución de ingresos en los presupuestos, haciendo uso del artículo 134.6 de la Constitución.

Pues bien, esta semana de investidura, el Gobierno en funciones ha vetado diez iniciativas, algunas propuestas por el PSOE como la derogación de la LOMCE, la mejora de la calidad del trabajo de los trabajadores subcontratados, la supresión de tasas judiciales, medidas para luchar contra la pobreza energética, y la universalización de la asistencia sanitaria. Este es el Gobierno del diálogo, el que veta antes de comenzar a gobernar medidas que mejoran la calidad de vida de los ciudadanos, y las vetan al PSOE que se va a abstener y que finalmente se ha abstenido, ya sin Pedro Sánchez ni como Secretario General ni como diputado.


Es cierto que la Mesa del Congreso, con el voto contrario de los representantes del PP ha levantado el veto a la iniciativa de la derogación de la LOMCE, y la mejora de las condiciones laborales de los trabajadores subcontratados (no se pierdan el argumento del Gobierno del PP para no tramitarla, no es otra que el incremento de costes de las empresas públicas si mejoran las condiciones del personal subcontratado, simplemente vergonzoso en el siglo XXI, que se permita por el Gobierno del PP, sí a ese que el PSOE ha permitido con su abstención el seguir haciendo escarnio público y tropelías varias, que haya trabajadores de primera y de segunda, vergonzoso). No obstante, el Gobierno va a recurrir al Tribunal Constitucional la decisión de continuar la tramitación parlamentaria estas dos iniciativas. ¿Qué dirá el Tribunal Constitucional?.  VER EXPRESIÓN


Por cierto, 15 diputados han roto la disciplina de voto. los siete del PSC, los dos del Partido Socialista de las Illes Balears, y los diputados Zaida Cantera, Margarita Robles, Odón Elorza, Susana Sumelzo, Rocío de Frutos y María Luz Martínes Seijoo; hacia ellos mi admiración y valorar su compromiso con las promesas electorales.

Pero ahora la Gestora debe actuar. Y no tiene otro remedio que sancionar esta ruptura, ya que como decía un buen profesor de Psicopatología: "el mejor predictor de la conducta es la conducta anterior", es decir posiblemente no sea la única ocasión a lo largo de la legislatura en que diputados del PSOE apoyen o se abstengan ante iniciativas del PP en contra del programa socialista. Pero sin unidad el futuro del Partido es negativo.

Por cierto, aunque de momento no suceda, a los poderes fácticos no les gusta la actual alianza PSOE-PSC, en un futuro a medio o largo plazo se presentará en Cataluña el PSOE de Cataluña, federación del PSOE. La Gestora debe tomar nota, y no temblarle el pulso. En eso estoy de acuerdo, fíjense, no sería descabellado romper con el PSC, sus expectativas electorales se diluyen como un azucarillo, y en estos momentos sólo aporta a nivel nacional tener que respetar  pronunciamientos independentistas de vez en cuando, que hacen daño al Partido a nivel nacional. No todo van a ser discrepancias con los poderes fácticos.

La Gestora a la que desde aquí le deseo aciertos, tiene trabajo por delante, y habrá que ayudarla, desde las distintas federaciones y desde las Agrupaciones, que han de ponerse a desplegar el argumentario socialista que a partir del 1 de noviembre tengan a bien decidir, nos va en ello el futuro, y los militantes pueden discrepar y sentirse heridos, pero los dirigentes de las Agrupaciones tienen que trabajar para que la Gestora se consolide; si no hay consolidación de la autoridad de la Gestora, no hay Congreso.

Contrariamente a lo que pide Pedro Sánchez, con el que estoy de acuerdo en su estrategia, y le apoyaré en su proyecto político, el Congreso no puede convocarse en este momento, no tiene sentido, provocaría enfrentamientos entre la militancia, y las emociones y no la razón, guiarían el debate precongresual y el propio Congreso.

Es necesario un trabajo intenso de la Gestora para unificar el mensaje socialista en todos los rincones de España, recuperar la confianza de los ciudadanos, lograr la unidad de acción y explicar las decisiones que adopta el Grupo Parlamentario Socialista, lograr una percepción de utilidad e identificar una identidad concreta hacia el Partido Socialista por parte de los ciudadanos, y constituir un liderazgo claro que permita someter su proyecto al resto de militantes.

El Partido Socialista es un partido centenario, que hace escasas fechas celebraba los 34 años del primer gobierno socialista de la democracia española en 1982. Se ha decidido abstenerse ante la investidura de Rajoy, a mi juicio desacertadamente, y causando dolor a muchos militantes, especialmente a aquellos mayores que han sufrido las políticas de una derecha reaccionaria, pero se ha tomado. Ya no hay vuelta atrás, ahora hay que definir la estrategia sobre la mejor manera de articular las políticas que se llevaban en el programa electoral desde la oposición, lo cual va a ser muy difícil, por la actitud del PP, y de Podemos intentando erigirse en única oposición parlamentaria.

De la solución a esta crisis del Partido Socialista dependerá que pueda volver a ser alternativa de Gobierno, y lo que es más importante la recuperación de la percepción por parte de los ciudadanos que el Partido Socialista es el partido más cercano a los intereses de los trabajadores. Va a hacer falta pedagogía, y mucho diálogo, aunque no va a ser fácil, porque la realidad es que en este momento el Partido Socialista es un solar, sin líder, estrategia ni rumbo fijo. Hay que ganarse la confianza de una militancia que se siente herida y traicionada, y en este momento la Gestora no tiene credibilidad ante la militancia, tiene que ganársela y garantizar la estabilidad de la estrategia que decida definir.

Pero para eso se ha elegido una Gestora que sólo responde al Comité Federal, que es el mismo que en diciembre de 2015 mandató, entre líneas, el NO a Rajoy, aunque en realidad la suerte de Pedro Sánchez en ese Comité Federal del 28 de diciembre de 2015 estaba echada, los poderes fácticos empezaron a actuar para eliminar cualquier atisbo de Gobierno de izquierdas, con Podemos presente, fruto de las posibilidades de la aritmética parlamentaria. El mismo Comité Federal que ha acompañado la gestión de Pedro Sánchez al frente de la Ejecutiva y Secretaría General del Partido, goza pues de toda legitimidad, y a él nos hemos de referir y en él debemos confiar para salir de la situación.



Por lo tanto, mi opinión es que se tranquilicen los aspirantes a la Secretaría General, tendrán su oportunidad, algunos más que otros, y los poderes fácticos no se quedarán de brazos cruzados si no les gusta el Secretario General que surja, si es necesario se cargarán un Partido centenario, para volver a comenzar con un Partido Socialista que apueste por la socialdemocracia adaptada a las circunstancias socioeconómicas actuales, donde las prioridades han cambiado con respecto a finales del siglo XIX. Yo estaré junto a Pedro Sánchez, lo reitero, aunque las consecuencias no sean todo lo positivas que cabe esperar, y de hecho ya he aportado mis datos en la nueva web de Pedro Sánchez, os animo a hacerlo, porque juntos somos mas fuertes.









Como decía James Carville en la campaña de Bill Clinton a las presidenciales estadounidenses en 1992, "ES LA ECONOMÍA, ESTÚPIDO", y eso digo yo ahora, no se trata de buscar excusas en las razones que nos han llevado a la abstención, no es por los intereses de España ni por los electores del PSOE, ni siquiera por el futuro del Partido en unas terceras elecciones,  es la economía y el control de los poderes fácticos, que mientras Podemos no se modere en sus pretensiones, en España no se permitirá un Gobierno de izquierdas. Por cierto, que triste, que ayudemos a los mercados en lugar de a la memoria de nuestros líderes, en lugar de dejar libre el asiento que ocupaba Pedro Sánchez, este sitio fue asignado a Rafael Simancas, político intachable y hombre de Partido, uno de los mejores valores socialistas. "La vida continúa" parece ser el mensaje de la Gestora. 

DISCURSO PEDRO SÁNCHEZ DIMISIÓN DIPUTADO




Buenos días a todos. Comparezco para anunciar mi renuncia como diputado. Con mi renuncia al acta no dejo la política, vuelvo a empezar en ella como un militante de base más. Un militante que en el próximo Congreso del PSOE, trabajará de forma constructiva y leal, para refundar un Partido Socialista autónomo y alejado del PP, un PSOE abierto y unido, donde la militancia haga valer su voz en las decisiones trascendentes de la organización. 

La razón de mi renuncia es conocida. Estoy en profundo desacuerdo con facilitar el gobierno a Mariano Rajoy. Como muchos socialistas, mantengo mi no, firme y claro. Sin embargo, la decisión de la Gestora de votar en bloque, me plantea una encrucijada que debo afrontar. 

O me abstengo, lo que significaría no solo traicionar mi palabra sino quebrar la confianza depositada en nuestro partido por millones de ciudadanos, que votaron PSOE el pasado mes de junio. O bien voto no a la investidura de Rajoy, lo que para el máximo dirigente del partido que fui implicaría, ir contra una resolución que no comparto en absoluto pero que ha sido aprobada por el Comité federal de mi organización. 

De las dos opciones que me da la Gestora, no escojo ninguna. Ni iré contra mi partido, ni iré contra nuestro compromiso electoral. Dejo el escaño como diputado porque no renuncio a mis ideas y porque quiero a mi partido. Y anuncio que a partir del lunes, cojo mi coche para recorrer de nuevo todos los rincones de España y escuchar a quienes no han sido escuchados: los afiliados del PSOE, los votantes de izquierdas de este país. 

Vamos todos juntos a recuperar el PSOE. Un PSOE autónomo y alejado del PP, un PSOE abierto al siglo XXI donde los socialistas con o sin carnet participen de sus decisiones.  Sin duda, con una abstención mínima de diputados, la Gestora podría haber evitado la división que va a producirse en la votación del Grupo Parlamentario. 

Existen sobradas razones para que la Gestora optara por esta vía: la abstención es una ruptura con nuestro compromiso electoral y es contraria a la posición política defendida por la Comisión Ejecutiva Federal elegida por los militantes en el último Congreso; más del 40% de los miembros del Comité Federal votaron en contra de la abstención; centenares de asambleas locales se han convocado de forma voluntaria para aprobar resoluciones contrarias a facilitar el gobierno al PP y no se ha celebrado una consulta a los afiliados que hubiera encauzado el debate y legitimado plenamente la decisión a tomar por la Gestora. 

Por obvio que parezca, no debemos olvidar que la democracia representativa supone reflejar fielmente la voluntad de nuestros representados. Estoy convencido de que la mayoría de ellos, tanto afiliados como votantes, no eligen al PSOE en unas elecciones para apoyar aquello que quieren cambiar. Con mi renuncia al acta deseo contribuir a dar a la política un sentido de fidelidad a la palabra dada, y un sentido del compromiso que vaya más allá de la conveniencia personal. 

Quiero dejar constancia de que tengo otra visión de la política, y de que considero que la democracia se debe nutrir, cada vez más, de ejemplaridad y de nuevas maneras de participación ciudadana. No quiero dejar de expresar cuán dolorosa es la decisión que tomo. Durante semanas he tenido que meditar acerca de la defensa de distintos valores y niveles de responsabilidad. 

La decisión no ha sido fácil. Para alguien como yo, que ama la política como fuerza transformadora y siente los colores socialistas, no hay mayor honor que formar parte del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso. En mi caso, además, he tenido la suerte de poder dirigirlo durante más de dos años. Pero, se entenderá, que no puedo fallar ni a mi partido ni puedo faltar a mi compromiso con los millones de votantes que confiaron en el PSOE en las pasadas elecciones generales. 

Y no puedo fallar a los millones de socialistas de corazón con o sin carnet que confiaron en mí, y compartieron con orgullo el camino de decir no es no a Mariano Rajoy. Tienen razón los que afirman que decir no nunca puede ser un proyecto político. Precisamente porque tenemos un proyecto político que dice sí a los valores de la socialdemocracia, decimos no a Rajoy. 

Un proyecto que apuesta por la ejemplaridad, la equidad y la justicia social. Quiero, en esta comparecencia, dar las gracias a todos los diputados y diputadas del Grupo Parlamentario. Ha sido un honor compartir camino y trabajo con ellos. Pido disculpas por los errores que haya podido cometer. Y pido, expresamente a la Gestora, que no elija el camino de la expulsión del Grupo y de nuestra organización a quienes voten contra la investidura de Rajoy. 

Mucho menos, romper nuestra alianza con nuestro partido hermano, el PSC. Esta eventual decisión sería un error, y en caso de ser tomada, sólo podría realizarse en el marco de un Congreso federal.

Somos muchos los que defenderemos el actual marco de relación entre el PSOE y el PSC. En el PSOE no sobra nadie: ni un diputado, ni un militante, ni un voto. ¡Sólo el liderazgo compartido del PSOE y el PSC puede construir la solución federal a la crisis en Catalunya! Estamos ante una situación excepcional. 

Los votos del Grupo Socialista contrarios a la investidura de Rajoy, serán la expresión del sentir mayoritario de nuestros votantes y militantes. Si los miembros de la Gestora tienen dudas, les pido recuerden que el Reglamento del Congreso de los Diputados y la Constitución española contemplan el voto en conciencia. 

Si tras su lectura siguieran dudando, espero que sirva mi renuncia al acta de diputado para frenar lo que sería un grave error que alejaría aún más al Partido Socialista de los ciudadanos progresistas. Quiero también aprovechar esta intervención para agradecer a los militantes su trabajo constante y desinteresado, con el que llevan los ideales del socialismo a todas las calles y plazas de España. 

Su compromiso y su participación son las que dan credibilidad al proyecto socialista. Su compromiso y su participación harán posible la recuperación y reconstrucción del PSOE. Hoy el sr. Rajoy será investido presidente. 

Desde la discrepancia a lo que representa, le deseo suerte y acierto en su labor como jefe del ejecutivo, porque su suerte y su acierto serían buenas para el conjunto de los españoles.  Sin embargo, los hechos no le avalan: ni su acción de gobierno en el pasado, ni su empecinamiento en no asumir ninguna responsabilidad política por los casos de corrupción que le afectan, ni su intención expresada estos días de continuar con sus políticas y no abordar las reformas que necesita nuestro país. España necesita una alternativa creíble a las políticas injustas del PP. En eso he trabajado todos estos años y en eso seguiré trabajando desde ahora mismo. 

Finalmente. Hoy expira el mandato de la Gestora. Hoy se facilita la presidencia de Mariano Rajoy, y el lunes, la Gestora deberá poner fecha y lugar para celebrar el Congreso. Los socialistas queremos votar. Como militante de base que paso a ser, dedicaré a partir del lunes todo mi esfuerzo a defender el derecho a votar de toda la militancia para corregir el equivocado rumbo al que la Gestora ha llevado al Partido Socialista. 

Mi compromiso con los votantes socialistas y con los afiliados continúa intacto, mi compromiso con el PSOE es, si cabe mayor, porque las dificultades nunca han sido para mí una excusa para no continuar por la senda de nuestros ideales. Mi voluntad es hacer lo mejor para la organización, que en estos momentos pasa por una situación difícil. 

Por ello, este momentáneo paso al lado pretende no contribuir a ahondar más en los males que nos acechan. Continúo al servicio de la militancia y de sus legítimos representantes en todos y cada uno de los ámbitos institucionales. 

Quien quiera trabajar por recuperar un PSOE unido y fraternal, quien quiera consolidar un PSOE donde la militancia decida, me tendrá a su lado. Estoy convencido de que no habrá mejor manera de unir al PSOE que uniendo las voces de la militancia con su voto en unas primarias y con la celebración de un debate sincero y constructivo en el próximo Congreso. 

A ello animo a la Gestora. Como animo a nuestros militantes a no abandonar nuestra querida organización. Defendamos nuestro derecho a votar. Trabajemos juntos para recuperar el PSOE. Yo no faltaré a la cita. Gracias.

DEBATE INVESTIDURA 29 OCTUBRE

El señor RAJOY BREY (Candidato a la Presidencia del Gobierno): Señora presidenta, señorías, tomo de nuevo la palabra en el proceso de esta investidura con la confianza de que al término de la sesión podamos anunciar a los españoles que España cuenta con un Gobierno, que ha concluido el periodo de provisionalidad, que ha desaparecido la principal fuente de incertidumbre y que estamos, por fin, en condiciones de reiniciar la marcha. 

No voy a entretenerles mucho tiempo, señorías, solo el indispensable para hacer algunas consideraciones sobre el sentido y la responsabilidad del voto. Antes quiero volver a expresar mi reconocimiento al Grupo Ciudadanos y a su líder, Albert Rivera, así como a Ana Oramas, de Coalición Canaria, que han ayudado a poner fin a este periodo de incertidumbre. También al Partido Popular y a las formaciones con las que estamos en coalición y que me han acompañado en todo este tiempo, Unión del Pueblo Navarro, Foro Asturias y Partido Aragonés. 

Quiero añadir, además, que soy plenamente consciente de lo que significa la votación del jueves pasado en todos sus extremos, así como la que otros han anunciado para el día de hoy. Dicho esto, la primera consideración que quiero trasladar a todos ustedes es que España necesita algo más que una simple investidura. 

Necesita un Gobierno que esté en condiciones de gobernar, no de ser gobernado, sino de gobernar. No pido un cheque en blanco, como saben; me limito a reclamar un Gobierno, que no es lo mismo. Hoy no concluye esta historia, señorías, hoy comienza; hoy trazamos el camino del futuro, de ese futuro del que la falta de mayoría nos hace a todos responsables.

 A todos nos compete asegurar para España no solo el instrumento de Gobierno que precisa, sino su capacidad, que es tanto como decir su eficacia. El voto de investidura no es un descargo de responsabilidad, no es eso; debe ser, sobre todo, un compromiso de futuro y un compromiso para todos. 

La política de cualquier Gobierno sensato no admite más que un rumbo y ha de marcarlo el Gobierno, está para eso y se le vota para eso; va implícito en el gesto de votar, si es que estamos ante un gesto responsable. Todo el mundo es consciente de que no cabe gobernar con varios criterios a la vez, como no es posible gobernar con dos presupuestos simultáneos. Hemos sobrevivido a trescientos días de Gobierno en funciones, pero no podríamos sobrevivir a un Gobierno que no gobierne porque le faltaran apoyos o le sobraran obstáculos. 

El precio sería ruinoso. Votar responsablemente a favor de la investidura implica, pues, comprometerse a intentar construir, especialmente en aquellas materias que son trascendentales para el bienestar de los españoles; materias que, por cierto, nada tienen que ver con el color del Gobierno, como ocurre con los compromisos europeos o la estabilidad presupuestaria. ¿Acaso si gobernara otra formación política no se cumplirían los compromisos adquiridos? ¿Es que si gobernaran otros se quebraría la estabilidad presupuestaria? 

Esto es una responsabilidad de todos, señorías, no solo mía. Añado que, como es obvio, cuando no se pueden controlar los ingresos ni el gasto público sencillamente no se puede gobernar. Ustedes y yo sabemos que no es razonable gobernar sin presupuestos y todos debemos ser consecuentes. Carece de sentido proclamar que se va a facilitar que España tenga un Gobierno si no se está dispuesto a dotarlo de su principal herramienta de trabajo. 

Señorías, lo repetí en mi discurso del jueves pasado hasta la saciedad: nada de esto que reclamo será posible sin acuerdos. He ofrecido una disposición abierta al diálogo y una sincera voluntad de entendimiento, y no lo he hecho hoy por primera vez ni hace cuarenta y ocho horas; lo hice el 21 de diciembre, el día después de las elecciones. 

Comprendí entonces dónde estábamos, tomé buena nota de la voluntad de los españoles y actué en consecuencia. Desde entonces, insisto, no he dejado de plantear la necesidad de entendernos. Soy el principal interesado en que busquemos y alcancemos acuerdos. Estoy dispuesto a corregir todo lo que merezca corrección, a mejorar todo lo que sea mejorable y a ceder en todo lo que sea razonable. No escatimaré ni tiempo ni dedicación; necesitamos un Gobierno que gobierne y trabajaré cada día esa gobernabilidad. 

Señoras y señores diputados, diálogo, sí, todo, pero no nos equivoquemos, señorías, ni pretendamos llevar las cosas más allá de lo que las circunstancias permiten. Hemos de negociar dentro de los límites que la realidad nos impone a todos, que no tienen nada que ver ni con el color del Gobierno ni con su fortaleza o su debilidad. Los límites no varían. A mí no me está permitido negociar la unidad de España o la igualdad de los españoles, tampoco incumplir nuestros compromisos con la Unión Europea, al igual que no me está permitido quebrar la estabilidad presupuestaría. 

Sería inútil pretender que estas materias se sometan a negociación: ni lo puedo hacer yo ni lo puede hacer nadie. Digo más, es responsabilidad de todos que no se sometan a discusión, que cumplamos las leyes, que respetemos las reglas y seamos leales a nuestros compromisos. A todo esto añado que existe un límite que no depende más que de mí, un límite que me impongo rápidamente. No pretendo acceder al Gobierno para realizar cualquier clase de política, no estoy dispuesto a derribar lo construido; se puede mejorar, sin duda, pero no puedo aceptar su demolición. 

Que nadie espere que yo contribuya a lesionar la recuperación económica y la creación de empleo. No haré ese daño a los españoles. (Aplausos). No tiene ningún sentido liquidar todas las reformas; mejoremos lo mejorable, pero no impidamos que España siga siendo el país que más crece en Europa y el que más empleo crea. ¿Acaso esto es malo? Señorías, accedo al Gobierno para perseverar y algunos me lo reprochan. 

Ya sé que algunos quieren darle la vuelta a las políticas que hemos desarrollado, pero para eso otros tendrían que hacerse cargo del Gobierno. No se puede pretender que gobierne yo y traicione mi propio proyecto político que, además, fue el más apoyado por los españoles. No me pidan ni pretendan imponerme lo que yo no puedo aceptar. 

Como les he dicho al inicio, entiendo perfectamente la situación sin precedentes en que nos encontramos, pero espero que entiendan ustedes también que no se sostiene dar paso a la investidura y desamparar al Gobierno que resulte de ella. Lo digo hoy para que nadie nos llamemos a engaño y para que tampoco engañemos a los españoles. No estoy pidiendo el voto para un Gobierno multiusos o carente de orientación. 

Yo tengo una tarea a la espalda, unos resultados en la mano y un propósito al frente. Eso es lo que estamos resolviendo en este trámite de la investidura. No el apoyo a un Gobierno en abstracto, no cubrir el hueco de una vacante, no reemplazar una plaza inerte en la Administración del Estado. Se vota la investidura a un candidato que acude con un proyecto. Es con ese proyecto con el que solicito la confianza de la Cámara. 

Es a ese proyecto al que se le otorga la confianza. No pido la luna, señorías, pido un Gobierno previsible, lo cual significa que sus grandes líneas sean conocidas desde el principio, que anuncie de antemano lo que va a ocurrir y especialmente lo que no va a ocurrir para que todo el mundo sepa a qué atenerse. Y termino ya, señora presidenta. 

Se abren ante todos los españoles grandes perspectivas si no las estropeamos, bien porque no haya Gobierno, bien porque no se le deje gobernar, que tanto da lo uno como lo otro. No solo se pondrá en marcha el Gobierno, señorías, lo hará España entera. Son incontables las decisiones empresariales, inversiones de capital, iniciativas de emprendedores que llevan meses en suspenso pendientes de que se despeje el panorama. Repito: pendientes de que se despeje el panorama, es decir, de que se ofrezca algo más que una investidura desnuda. Seamos consecuentes, señorías. 

Quien piense que las mayorías absolutas de los demás no son buenas —y creo que aquí hay muchos que así lo piensan— debería preocuparse más que nadie para demostrar que España puede ser gobernada, y bien gobernada, aunque no exista mayoría absoluta. 

Quien piense que las mayorías absolutas son perjudiciales debería ser el primero en hacer ver que los políticos españoles somos capaces de ponernos de acuerdo porque en la Cámara no han de faltar apoyos para desarrollar las tareas. 

Les invito a que veamos la manera de que las cosas vayan lo mejor posible para los españoles, dentro de lo que permiten unas circunstancias que no son fáciles para nadie. No pido —vuelvo a reiterarlo— un cheque en blanco, señorías. Pido madurez; pido que, cuando se dé un paso, se acepten las consecuencias de ese paso; pido que podamos todos decir a los españoles que van a contar con un Gobierno que gobierna, no por su propia fortaleza, sino porque en la Cámara no han de faltarle apoyos para desarrollar las tareas. 

A eso se le llama en Europa ejercer una oposición responsable. Por mi parte, insisto, hay dos errores en los que no incurriré: el primero, olvidar las limitaciones que la realidad me impone; y el segundo, desperdiciar las oportunidades que la coyuntura nos ofrece. Solicito, señorías, un Gobierno que no arruine las buenas perspectivas que nos ofrecen los próximos años, porque nuestra primera finalidad debe ser consolidar lo obtenido, continuar mejorando, sostener el ritmo de empleo, aprovechar las oportunidades y no defraudar el crédito que todavía se nos otorga. Con  este propósito, solicito la confianza de la Cámara para el programa de gobierno que mi candidatura representa. Muchas gracias, señoras y señores diputados, señora presidenta. (Prolongados aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Popular, puestos en pie). 

La señora PRESIDENTA: Muchas gracias. Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra el señor Hernando Vera. 

El señor HERNANDO VERA: Señora presidenta, señorías, señor candidato a la Presidencia del Gobierno, hoy se acaba el bloqueo político en España después de un año y eso es posible gracias a que el Partido Socialista Obrero Español asume su responsabilidad absteniéndose. Lo hacemos para evitar terceras elecciones, lo hacemos para que las instituciones no sigan deteriorándose y para que no se deslegitime más nuestra democracia. 

Pero, señor Rajoy, los ciudadanos lo saben y usted también: ni usted ni su proyecto cuentan con nuestra confianza. Creemos que no es el presidente que España merece, pero que mucho menos necesitamos terceras elecciones. No lo hacemos para convalidar sus odiosas reformas ni para perdonar la grave corrupción de su partido o para permitirle seguir deteriorando los derechos de trabajadores, mujeres o jóvenes. 

No lo hacemos para que usted pueda ahondar en la quiebra de la cohesión social o territorial de nuestro país. A partir de hoy usted ya no está en funciones y usted ya no tiene la mayoría absoluta que ha venido simulando durante todo este año. Usted está en clara minoría, señor Rajoy, y bajo la estrecha vigilancia de todo este Congreso. 

Y a eso se va a dedicar el Partido Socialista, a vigilar cada paso que dé y a aprobar las iniciativas al frente de una mayoría que ni es suya ni es de ningún grupo de esta Cámara. Lleva usted más de trescientos días en funciones, por lo tanto, aquello de los cien días de cortesía en este caso no va a ser ni un simple formalismo. 

Vamos a exigirle responsabilidad de gobierno desde el primer día, desde el próximo lunes. Hace dos días usted respondió a mi petición de suprimir las reválidas con el compromiso de paralizar sus efectos. La comunidad educativa y nosotros reconocemos su gesto, pero creemos que es claramente insuficiente. Le exigimos la paralización de la Lomce y que dejen claro que los estudiantes no se van a tener que enfrentar a unas reválidas improvisadas y que los estudiantes de bachillerato van a poder ingresar en la universidad superando las pruebas de acceso. 

Háganlo ya, señor Rajoy, porque ni los estudiantes ni los profesores ni los colegios ni los institutos están en funciones, llevan ya dos meses trabajando. Como le dije el otro día, vamos a presentar leyes para recuperar derechos civiles y sociales, para reequilibrar las relaciones laborales, para garantizar las pensiones, para luchar contra la desigualdad y la pobreza, para restañar las heridas en el Estado del bienestar, para avanzar en la regeneración de nuestra democracia. 

También estamos dispuestos a valorar las iniciativas que usted traiga, que su Gobierno traiga, que su grupo parlamentario presente en estas Cortes. Pero si quieren aprobarlas con el apoyo del Grupo Parlamentario Socialista, señor Rajoy, tendrán que convencernos de que son positivas para España y para la ciudadanía española, porque de lo contrario las combatiremos e intentaremos derrotarlas democráticamente; tendrán nuestra más firme oposición. 

Señor Rajoy, en mi intervención del pasado jueves le hablé de Cataluña y usted me habló de diálogo, y yo le digo que, si eso es así, empiece a dialogar ya, en noviembre mejor que en diciembre, porque la fractura y la distancia que hay entre Cataluña y el resto de España, no solamente política sino emocional y social, es sencillamente insostenible. Señorías, todos tenemos el deber de afrontar los grandes retos y los grandes desafíos a los que se enfrenta España. 

Por eso, el Partido Socialista va a hacer una oposición firme y seria, porque serios son los problemas a los que se enfrentan los españoles todos los días. Mire, en las últimas semanas y quizá especialmente en los últimos días, señor Rajoy, usted ha podido fantasear con disfrutar de una oposición de gritos y chascarrillos, de Twitter y camisetas, de textos legislativos que no haría ni un estudiante de primero de Derecho, de abandonos irresponsables del puesto de trabajo. 

Quizás usted haya podido soñar con una oposición que vende soluciones fáciles, mágicas, milagreras, fantasiosas; es decir, soluciones imposibles. Si ese ha sido su sueño, ya le digo que despierte de él, que despierte y abandone toda esperanza porque van a tener la oposición de los hombres y mujeres del Partido Socialista, que vamos a actuar con el rigor de quien ha gobernado España durante sus mejores años y con la sensatez y la valentía de quien aspira a construir una alternativa progresista que merezca la confianza mayoritaria de los ciudadanos y ciudadanas de este país.

El señor RIVERA DÍAZ: Gracias, presidenta, Gritaba la señora Irene Montero: se puede tener amor sin corrupción. Claro que sí, señora Montero. No hay que escoger entre el amor y la corrupción, algunos podemos tener amor sin corrupción. (Rumores.—Aplausos). 

No son ustedes los únicos que no tienen corrupción en esta Cámara. Pero vamos a los temas serios. El 26 de octubre de 2015 el Gobierno convocaba las elecciones para el 20 de diciembre de 2015, y ha pasado más de un año desde esa fecha; un año en que los españoles han visto cómo sus instituciones se bloqueaban, han visto cómo tenían que ir a votar dos veces, han visto la incapacidad de algunos para ponerse de acuerdo, han visto grupos políticos que votaban no, no y no siempre, fuera un líder socialista o un líder popular, para que no hubiera cambios en este país. 

Y les digo una cosa, señorías: ni los trabajadores que cobran 700 euros y no llegan a final de mes pueden esperar, ni los enfermos dependientes pueden seguir viendo recortes —y hay que paralizar esos recortes—, ni los emprendedores pueden seguir teniendo trabas para poner en marcha sus negocios, ni los que quieren invertir en nuestro país pueden pensar que este país no se pone en marcha; ni nuestros enfermos, ni nuestros mayores.

 Los españoles no pueden esperar más, y por eso hoy Ciudadanos se sube a esta tribuna con el orgullo de ser el único partido que ha colaborado desde el primer día a que este país se pusiera en marcha, con un candidato del Partido Socialista propuesto por el rey, con un candidato del Partido Popular propuesto por el rey, porque creemos que si algún día queremos gobernar este país hay que empezar a hacer cosas por este país, incluso cuando uno no es el candidato. (Aplausos). 

He escuchado atentamente al señor Rajoy, candidato y futuro presidente, si lo escoge esta Cámara. No tenga miedo; no tenga miedo, no pasa nada; es una legislatura sin mayoría absoluta. Le he visto otra vez poniéndose la venda antes de la herida. No pasa nada, señor Rajoy; si usted cumple las exigencias de Ciudadanos esto va a salir bien; no pasa nada. (Aplausos). No hay por qué ponerse la venda antes de la herida. 

Le decía el otro día que hay países de Europa gobernados sin mayoría absoluta desde hace cien años, y no pasa nada; ahora, eso sí, usted no puede hacer lo mismo que en estos últimos años, y además tenemos que expulsar de la vida pública a los Bárcenas, a la Gürtel, a los Puyol, al tres per cent, a los ERE y a todos esos indeseables y casos de corrupción que han manchado las instituciones. 

Y habrá que investigar aquí, en sede parlamentaria, qué pasó con la posible financiación ilegal de su partido, sí, pero también tendremos que tomar medidas para que no vuelva a pasar, y habrá que limpiar la vida pública, legislando y no gritando, porque para cambiar las cosas hay que trabajar. Señor Iglesias, le doy una mala noticia: a partir de ahora hay que trabajar. (Risas y aplausos.—Rumores). 

Hay que trabajar, hay que presentar leyes que tengan un contenido decente, como decía el señor Hernando, hay que enmendar, hay que llegar a acuerdos, porque seguramente muchos de sus votantes querrán que se apruebe la dación en pago en esta Cámara, y tendrán ustedes que trabajar; muchos de sus votantes seguramente querrán que se cambie la Ley Electoral, y tendrán ustedes que venir a trabajar (Rumores), y muchas otras cosas que tenemos en común con el programa electoral de Podemos, del Partido Socialista o del Partido Popular. 

Así que, lo que toca ahora —por suerte para los que queremos empezar a trabajar— es trabajo, aunque a otros quizá les cueste más. (Rumores). En todo caso estamos dispuestos a tenderles la mano a todos los grupos de esta Cámara, porque a partir de ahora quien va a marcar —le guste o no al Gobierno— la línea de esta legislatura va a ser el Parlamento. El Parlamento cobra separación de poderes, desde el Gobierno, y el Gobierno tendrá que rendir cuentas al Parlamento. 

Eso es algo que han votado los españoles. No es una decisión de Ciudadanos ni del Partido Popular ni del PSOE ni de Podemos; lo han votado los españoles dos veces, así que lo mejor que podríamos hacer es aprender de nuestros compatriotas, que nos han dado una lección y nos han dicho que no queda más tiempo, pero que nadie se piense que esto va a ser fácil. 

¿Quién dijo que esto fuera fácil? No va a ser sencillo, señor Rajoy, pero insisto en que si somos capaces de trabajar —y nosotros vamos a trabajar por España, no solo por nuestro partido, como hemos demostrado— lo lograremos. 

Para finalizar querría traer aquí una frase del que fuera presidente (Una señora diputada: Suárez) de los Estados Unidos, de John Fitzgerald. Decía John Fitzgerald Kennedy: el cambio es ley de vida. (Rumores).  Búsquelo en Google, señor Iglesias: John Fitzgerald Kennedy. (Risas y aplausos). Decía John Fitzgerald Kennedy que el cambio es ley de vida, y que cualquiera que solo mire al pasado o al presente se va a perder el futuro; y el futuro, señorías, empieza ahora. 

Así que dejemos de mirar al pasado, empecemos a mirar al futuro, y sobre todo miremos al futuro juntos, porque los españoles no nos perdonarían que en esta legislatura el único objetivo fuera ganar votos o escaños. El único objetivo, señorías, es que España funcione. No nos creamos tan importantes, que los que de verdad son importantes son los españoles. Muchas gracias. (Aplausos).

La señora PRESIDENTA: Muchas gracias. (Rumores). Silencio, por favor. Por el Grupo Parlamentario de Esquerra Republicana, tiene la palabra el señor Rufián Romero. (Rumores prolongados). 

El señor RUFIÁN ROMERO: Presidenta, señorías, señor candidato Rajoy, maese cuñado Rivera (Risas), señora Susana Díaz Richelieu, señor Felipe ‘Gonzálex’, un saludo allá donde estén. Señores del PSOE Iscariote, ustedes llevan cuarenta años dando una de cal y otra de arena. Pero lo de hoy ya es demasiado; demasiado para socialistas de corazón, socialistas de corazón a los que hoy queremos dar voz. Socialistas como Rubén, que les dice: Los fundadores del PSOE se revuelven en sus tumbas, nunca más vuelvan a decirse socialistas, nunca más vuelvan a decirse obreros; traidores es el único nombre que merecen. (Protestas). 

O como José Antonio: Quiero que sepan que mi madre tiene 51 años, trabaja fregando suelos por menos de 4 euros la hora, y llora cada vez que los ve en la tele traicionándola. (El señor Madina Muñoz: ¡Pero déjalo ya de una vez!—Protestas). Acabo de empezar. (Rumores y protestas).

La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio. Señor Madina. Por favor, guarden silencio. 

El señor RUFIÁN ROMERO: Le quedan unos cuantos todavía. 

La señora PRESIDENTA: Un segundo, señor Rufián, un segundo. Señorías, les recuerdo que tiene la palabra el orador, y el resto de las señoras y los señores diputados lo que tenemos que hacer es estar en silencio. Continúe, señor Rufián. 

El señor RUFIÁN ROMERO: O como Laura, señor Madina: Mi abuelo murió con el carné en la mano y el socialismo en el corazón; si hoy les viera haciendo lo que hacen, mi asco y mi rabia se quedarían muy cortos. O como Antonio, que les dice: ¿Y ahora cómo les explico esto a mis hijos? O como Armando, que les dice: Cobro 884 euros por 168 horas al mes, vivan con esto una temporada, y se les pasarán las ganas de apretar ese botón. 

Esta es su gente, su gente. ¿Tienen alguna respuesta para ellos? ¿Algo? ¿No? Señores del PSOE sociedad anónima, ¿no les da vergüenza que solo les quede de izquierdas el sitio en el que se sientan en los consejos de administración de las eléctricas? (Rumores). ¿No les da vergüenza doblegarse a los designios de una cacique…? (Protestas.—El señor Madina Muñoz hace gestos a la señora presidenta). 

La señora PRESIDENTA: Señorías, por favor. (Rumores). Un segundo, señor Rufián. Un segundo. Continúe, señor Rufián. 

El señor RUFIÁN ROMERO: Decía: ¿no les da vergüenza doblegarse a los designios de una cacique que gobierna la comunidad autónoma con una de las tasas de paro y fracaso escolar más altas de Europa? ¿No les da vergüenza darle el poder a uno de los partidos más reaccionarios de Europa, junto con el cuñadismo neoliberal salvaje, que por ejemplo dice que está en contra de rebajar el IVA veterinario porque hay sífilis en Barcelona? Este es el nivel de esta gente. (Rumores.—Protestas). 

La señora PRESIDENTA: Señorías, silencio, por favor. 

El señor RUFIÁN ROMERO: La buena noticia es que, tras lo de hoy, la única sorpresa que nos depara la política española es saber en qué partido militará en la próxima legislatura el señor Toni Cantó. (Rumores.—Risas). ¿No les da vergüenza ser republicanos, pero monárquicos; socialistas, pero  neoliberales; obreros, pero en consejos de administración; y de izquierdas, pero dando el poder a la derecha? (Rumores). Les aviso que el mercado de marcas blancas del PP está saturado, sobre todo entre los cínicos naranjas y su escisión ForoCoches. (Rumores.—Protestas). 

La señora PRESIDENTA: Silencio, por favor. Tiene que ir terminando, señor Rufián. 

El señor RUFIÁN ROMERO: ¿No les da vergüenza traicionar tanto a su gente que incluso un consejero de Abengoa, al que echaron a patadas, parece otra vez de izquierdas? ¿No les da vergüenza pasar del «si tú no vas ellos vuelven» al «no vayas que ya te los traemos nosotros»? ¿No les da vergüenza dar la gobernabilidad de su país a quienes persiguen urnas y esconden Jaguars? ¿No les da vergüenza dar la gobernabilidad de su país a quienes reciben con abrazos a ricos en jet privados y con pelotazos a pobres en el mar, a nado? (Rumores). 

La señora PRESIDENTA: Señor Rufián, le tengo que cortar ya el micrófono, porque ha terminado su tiempo. 

El señor RUFIÁN ROMERO: Acabo. Si le hacen esto a su secretario general y a su militancia, imaginen qué no le harán a la gente. Y acabo dirigiéndome una vez más a los compañeros Iglesias y Domènech. Compañeros, teníais razón, el bipartidismo ha muerto… (Aplausos.—Rumores y protestas).

La señora PRESIDENTA: Sí, señor Hernando. 

El señor HERNANDO VERA: Señora presidenta, por el artículo 71.3 en relación con el 103 y el 104. 

La señora PRESIDENTA: Señor Hernando, le recuerdo que el artículo 71 no da lugar a un turno de intervención y me tiene usted que entrecomillar la alusión a la que quiere hacer referencia. 

El señor HERNANDO VERA: Sí, señora presidenta, me refiero a todas aquellas expresiones de odio, y que faltan al honor y al respeto a mi grupo parlamentario y al Partido Socialista, pronunciadas por el señor Rufián a un partido que ha vertido sangre, sudor y lágrimas para que hoy él esté aquí diciendo… (Fuertes aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, del Grupo Parlamentario Socialista y del Grupo Parlamentario Ciudadanos, puestos en pie.—Aplausos del Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV).—Fuertes rumores.—Fuertes protestas).

La señora PRESIDENTA: ¿Alguna señora diputada o algún señor diputado no ha sido nombrado para votar? (Pausa). Vamos a proceder a realizar el escrutinio de los votos emitidos. (Pausa). 

Efectuado el recuento, dijo 

La señora PRESIDENTA: El resultado de la votación ha sido el siguiente: votos emitidos, 349; votos a favor del candidato, 170; votos en contra del candidato, 111; abstenciones, 68. Señorías, al haberse alcanzado el voto favorable de la mayoría simple de los miembros de la Cámara, queda otorgada la confianza al candidato, don Mariano Rajoy Brey, lo que le comunicaré a su majestad el rey a los efectos de su nombramiento como presidente del Gobierno. ¡Enhorabuena, señoría! (Aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, puestos en pie). Se levanta la sesión.

viernes, 28 de octubre de 2016

RÉPLICA ANTONIO HERNANDO INVESTIDURA RAJOY

El señor RAJOY BREY (Candidato a la Presidencia del Gobierno): Señora presidenta, señoras y señores diputados. Señor Hernando, voy a intentar en la medida de mis posibilidades dar respuesta a los diferentes planteamientos que usted nos acaba de hacer hace un momento. 

Voy a referirme fundamentalmente a todo aquello que pienso que tiene más interés para la Cámara y sobre todo al futuro, a lo que yo entiendo y a cómo debemos actuar a lo largo de los próximos meses y a lo largo de lo que dure la legislatura. Señoría, yo no voy a hablar —como es natural, no me corresponde ni hace al caso— ni del Partido Socialista ni de sus aciertos ni de sus errores ni de su historia. 

Simplemente voy a reconocer el papel que ha desempeñado el Partido Socialista a lo largo de la historia de España antes del día de hoy y el que espero que desarrolle en el futuro. A partir de ahí, ha comenzado usted su intervención hablando de la necesidad de levantar el bloqueo. Yo estoy absolutamente de acuerdo. 

He dicho en reiteradas ocasiones que lo peor que nos podía pasar en una situación como la que estamos viviendo es ir a la celebración de unas terceras elecciones. Yo lo que sí quiero decirle es por qué y qué es lo que he hecho yo a lo largo de estos meses. Las razones por las que yo estoy aquí son las siguientes. 

En primer lugar porque es urgente, después de diez meses largos de un Gobierno en funciones, que España disponga de un Gobierno en plenitud de funciones. Sinceramente creo que esta afirmación no requiere de explicación alguna. 

Necesitamos un Gobierno, como existe un Gobierno en todos los países del mundo, porque necesitamos aprobar unos presupuestos, cumplir nuestros compromisos con Europa, con el mundo y afrontar los retos que tenemos como país. Se trata lisa y llanamente de que en España haya un Gobierno que pueda gobernar. 

En segundo lugar, y esto es importante que lo interioricemos todos, yo estoy aquí porque soy el candidato del partido que ha ganado las elecciones (Aplausos), el candidato que mi partido presentó a las elecciones. (Aplausos). Señorías, es importante y conviene repetirlo porque diera la sensación en algunas ocasiones de que ese es un tema menor, y eso es simplemente democracia. 

Y respetar lo que  diga la gente, te guste o no te guste, creo que es lo más razonable. Señorías, el Partido Popular ha ganado las elecciones y las ha ganado en el mes de junio con una diferencia mayor a la diferencia del pasado mes de diciembre y por eso me someto a esta investidura. Eso es importante que lo interioricemos todos. La tercera razón, señor Hernando, es porque no hay una alternativa viable ni razonable. 

No la hay, señorías. Si queremos ser justos con la realidad, no la hay. Aritméticamente sí es posible porque el Partido Popular tiene 137 escaños pero todos sabemos que no hay una alternativa viable en esta Cámara y precisamente otra de las razones por las que estoy aquí —no la más importante— es porque no hay ninguna alternativa más que, como usted acaba de señalar en su intervención, la celebración de elecciones. 

Pues bien, esas son las razones por las que me subo a esta tribuna y son las razones por las que me subí a esta tribuna el pasado mes de agosto y si no lo hice después de las elecciones del 20 de diciembre fue porque tenía la total y absoluta certeza, la constancia sin ningún género de dudas, de que no iba a tener más de 123 apoyos y no tenía ningún sentido que me presentase a una sesión de investidura con 123 apoyos. 

Vine en el mes de agosto porque había conseguido hasta 170 apoyos y porque, sinceramente, en un primer momento pensé que con esos 170 apoyos podría gobernar, como después de lo que usted ha dicho podré hacer ahora. (Aplausos). Señorías, ahora estoy aquí por esas mismas razones. Porque se ha producido un cambio político, el que todos conocemos, consecuencia de la decisión que ha tomado su partido que creo que es la más razonable y la más sensata no para los intereses del Partido Popular, ni siquiera para los intereses del Partido Socialista sino para el interés general de los españoles. 

La segunda razón por la que estoy aquí, señor Hernando, es que no quiero que haya elecciones por tercera vez. En eso coincido con usted. No quiero que haya elecciones por tercera vez aunque a lo mejor a mí me podrían beneficiar, pero creo que el interés general de los españoles exige que todos hagamos lo que vamos a hacer ahora, ustedes y nosotros. (Aplausos). 

Señorías, en su intervención —como por otra parte es natural y como esperaba— usted ha hecho una crítica de la gestión del Partido Popular a lo largo de estos cuatro años. No voy a entrar, como es lógico, a analizar punto por punto el sinfín de afirmaciones que ha hecho aquí pero tengo que decir que no comparto las afirmaciones que acabo de escucharle. 

No las comparto, sobre todo, en el día de hoy en el que se acaba de dar a conocer la encuesta de población activa. Hay algunos datos, señor Hernando, que creo que son positivos y creo que la situación en España ha cambiado, y mucho, desde el año 2011 hasta el día de hoy. Los datos que hemos conocido de la encuesta de población activa sitúan el número de ocupados en nuestro país ya por encima de los 18,5 millones. 

Y en este periodo, que ha sido sin duda alguna uno de los más complicados de la historia de España porque hemos vivido una crisis como no recordábamos en muchos años, hemos estado en el peor momento —primer trimestre del año 2014— en un número de ocupados que no llegaba a los 17 millones. 

Señorías, en el primer trimestre de 2013 había en España 6.200.000 españoles en paro y ahora son casi dos millones menos. La evolución que se ha producido en uno de los asuntos que más importan a los españoles y, como intenté explicar en mi intervención de ayer, decisivo además para mantener las políticas sociales es, sin duda alguna, una variación que debería merecer algún comentario por parte de todos los aquí presentes si realmente queremos ser justos con los esfuerzos que han hecho los españoles a lo largo de estos últimos años. 

Señorías, no estoy de acuerdo con las afirmaciones que ha hecho usted sobre lo que ha sido nuestra gestión a lo largo de este tiempo. Sinceramente, creo que en España desde el comienzo de la última legislatura se ha reconducido la situación económica. En el año 2011 se destruyeron 521.000 puestos de trabajo, más de 1.400 al día, como señalé en la sesión de investidura de ayer. 

En el año 2015 se han creado 525.000 puestos de trabajo. Señoría, en el año 2011 el paro subía a un ritmo del 12,4% anual; ahora baja a un ritmo de más del 10% anual. El empleo está subiendo en todos los sectores. El crecimiento económico era negativo en el año 2011, menos 1,8%; hoy es del 3,2% positivo. Somos el país de la Unión Europea donde hay mayor crecimiento económico, el doble que el del conjunto de la zona euro. 

El crédito a los hogares, que caía un 40% en el año 2011, está aumentando y también el crédito a las pequeñas y medianas empresas. El déficit superaba el 9% y ahora está por debajo del 5%. Los intereses de la deuda en algunos casos hoy son intereses negativos. En el año 2011 pagábamos un tipo de interés en la deuda pública del 5%. 

No quiero recordarles cuál era la situación de la prima de riesgo hace unos años ni la de la inflación, ni el déficit exterior, que lleva cuatro años en positivo, lo cual revela las ganancias de competitividad de la economía española. Los hogares con todos sus miembros en paro y los hogares que no llegan a fin de mes ya son muchos menos que los que existían en el año 2011. 

Por tanto, permítame, señor Hernando, que yo defienda una gestión que ha sido exitosa y por eso defienda —porque tengo que hacerlo— la continuidad de las políticas económicas que se han puesto en marcha (Aplausos), no por un prejuicio mío, sino porque creo que han sido positivas para el conjunto de los españoles. Señorías, creo que ha hecho usted —no se lo reprocho; puede hacer lo que estime oportuno y conveniente— un esfuerzo para ser más diferente, que es exactamente lo contrario de lo que yo hice en el día de ayer y de lo que creo que necesita España en estos momentos. 

Yo creo que hoy en España debemos dejar de lado los esfuerzos para diferenciarse del adversario político; debemos dejar de lado los esfuerzos para ser más distintos, para distanciarse, los esfuerzos para colocar al otro en un extremo en el que no está, y de esto hablé en mi segunda intervención en la sesión de investidura del mes de agosto, cuando se me dijo: Usted tiene que aliarse con sus afines. 

Pero es que mis afines no son los partidos independentistas. Tengo bastante más que ver con ustedes —lo siento, al menos así lo veo yo— que con los partidos independentistas. (Aplausos). Señorías, no es bueno demonizar al adversario y menos en situaciones como las que estamos viviendo porque, además, el mundo ha cambiado. 

Hoy Europa nos fija un marco a todos: a ustedes, a nosotros y al resto de grupos de esta Cámara. Las ideologías tradicionales han evolucionado mucho, se han acercado y las diferencias son menores. Y hoy no es creíble la demonización del adversario, hoy ya no funciona. La gente lo sabe y es lógico, señor Hernando. 

Es que coincidimos en muchas cosas, pero sobre todo coincidimos en las importantes: la defensa de nuestra Constitución, que son nuestras normas de convivencia; la unidad de España; la soberanía nacional; la igualdad de los españoles; nuestra pertenencia a la Unión Europea, con lo que eso significa, hasta la OTAN, a la que usted se ha referido en su intervención; las políticas de bienestar. 

Nosotros también queremos un sistema público de pensiones, un sistema sanitario público y un sistema educativo. Y tendremos que negociar la financiación autonómica, y las diferencias cuando negociemos la financiación autonómica no vendrán de que unos señores se sienten ahí (señala a los bancos de la izquierda) y otros señores se sienten ahí (señala a los bancos de la derecha), sino que vendrán de las realidades de cada una de las comunidades autónomas, gobierne en ellas el partido que gobierne. 

Señorías, creo que eso es bueno y, de hecho, como usted recordaba en su intervención, a lo largo de estos años hemos llegado a algunos pactos políticos muy relevantes para nuestro país. Yo mismo participé en el año 1992 en el pacto autonómico, que dio lugar a la reforma, después, de diez estatutos de autonomía. 

En el año 1995 pusimos en marcha el Pacto de Toledo. Hemos aprobado conjuntamente un pacto en materia de transfuguismo, en materia de terrorismo, en reforma de la justicia —luego no sirvió para mucho— y hemos reformado conjuntamente la Constitución. Señorías, eso lo hemos hecho entre todos, es un dato positivo que hay que mejorar y en el que hay que perseverar. 

Hay que estar orgulloso de lo que le ha ocurrido a este país en los últimos cuarenta años, en los que gobernaron ustedes y gobernamos nosotros. Algo habremos aportado a este país, a pesar de que haya algunos que entienden que aquí no se ha aportado nada. (Aplausos). Señorías, yo no me voy a apuntar a diferenciarme, nunca lo he hecho; voy a intentar construir y comprendo que mis planteamientos no sean aceptados, lo comprendo, pero desde el 21 de diciembre llevo diciendo lo mismo y nadie me lo podrá reprochar. 

Desde el 21 de diciembre llevo diciendo —y ayer lo recordé— que lo mejor que podía ocurrir en España era un Gobierno de coalición a tres —lo dije el 21 de diciembre, repito—, un Gobierno como los que hay en media Europa. 

Creo que hubiera sido un magnífico mensaje dentro y fuera de España, creo que mejoraría la confianza, creo que ayudaría a consolidar la recuperación y la creación de empleo, permitiría abordar las grandes cuestiones de Estado y podríamos hablar de gobernabilidad y de estabilidad sin que se nos moviera un músculo. 

Propuse en segundo lugar —si eso no era posible, que no lo fue, como ustedes saben— un acuerdo parlamentario que aportase un mínimo de estabilidad al Gobierno de España, sin que eso supusiera que nadie tuviera que renunciar ni a sus principios ni a su libertad de actuación; un acuerdo con unos compromisos para llevar adelante un programa de gobierno. 

A eso fue a lo que al final llegamos con Ciudadanos y con Coalición Canaria y recuerdo que en el debate del 30 de agosto ya ofrecí algunos acuerdos, como lo hice en el día de ayer, sobre asuntos que sin duda alguna tienen su importancia. Pues bien, todo esto no fue posible y, al final, estamos en un escenario que para mí no es el mejor, y tengo que decir exactamente lo que pienso en esta Cámara. 

Soy absolutamente consciente de qué es lo que puede suceder a lo largo de los próximos años, pero también estoy obligado a intentar que España tenga un Gobierno que pueda tomar decisiones, generar confianza y que sea lo más estable posible. (Aplausos). Señorías, como ustedes saben mejor que yo, no hay ningún acuerdo con el Partido Socialista, pero yo haré lo que pueda para gobernar. 

Voy a intentar acordar, como dije en el día de ayer; voy a poner todo de mi parte, porque soy consciente de que la gobernabilidad se trabaja en el día a día y también de que tendré la mayor responsabilidad, pero no la única. 

Esta legislatura será difícil para el Gobierno, seguro, lo tengo muy claro, pero aquí somos 350, señorías, no lo olviden, y aquí todo el mundo tiene su responsabilidad —unos más que otros, quizá—, todos estamos obligados a cuidar del interés general y la misma responsabilidad, por la que hoy o el sábado algunos se van a abstener, cabe exigirla para el futuro, porque si no España no podrá tener un Gobierno donde se tomen decisiones que beneficien al conjunto de los españoles. (Aplausos). 

Señorías, hay unos mínimos de gobernabilidad, los hay, y tan malo es no tener Gobierno como tener un Gobierno que no pueda gobernar. Sin presupuestos, sin cumplir los compromisos con la Unión Europea, corremos el serio riesgo de que España viva una legislatura estéril. Desde luego, por mi parte eso no se va a producir. 

Señorías, el señor Hernando en su intervención ha hecho referencia a algunos planteamientos que deben corregirse en la actual situación de nuestro país. He leído con atención, y como no podía ser de otra manera, la resolución que ha aprobado el Comité Federal de su partido el pasado domingo; he escuchado también su intervención de la mañana de hoy. 

Comparto algunas de las cosas que se dicen en la resolución del Comité Federal del PSOE y algunas de las afirmaciones que usted ha hecho aquí esta mañana, y otras no, pero eso es lógico y positivo. Desde luego comparto la posición política del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso ante el proceso de investidura, porque ahí se dice que efectivamente no tiene ningún sentido que haya nuevas elecciones generales el próximo 18 de diciembre. 

Y ahí se dice —y es verdad— que no hay más que dos alternativas: nuevas elecciones o desbloqueo de la situación del país. Y ahí se dice que la repetición de las elecciones es dañina para la salud de la democracia —y es verdad— y que es perjudicial para el interés de España y de los españoles —y es verdad—, incluso se dice que puede tener efectos negativos para el Partido Socialista. No lo sé, pero desde luego para el interés general de los españoles sí los tendría. Señoría, estoy de acuerdo en algunas de las cosas que ha dicho aquí esta mañana. 

Vamos a convocar el diálogo social. Los objetivos evidentemente pueden no coincidir; alguno sí lo hará. Vamos a convocar el Pacto de Toledo, como anuncié ayer. Creo que hay que hacer un pacto de Estado en materia de educación, pero ese pacto no debe consistir en derogar la Lomce ni en posturas maximalistas. 

Ya asistimos a la derogación de una ley a las cuarenta y ocho horas de que un Gobierno llegara a serlo. Eso no sirvió para nada, ni puso ningún cimiento razonable sin duda alguna para construir en el futuro. Nosotros vamos a abordar la suspensión de los efectos académicos de las evaluaciones finales de la ESO y del Bachillerato hasta que concluyamos el pacto por la educación que propuse en el día de ayer. (Aplausos). 

Y hasta ese momento, hasta que lleguemos al pacto —vamos a ver qué acordamos— la evaluación final del Bachillerato no será necesaria para adquirir el título y tendrá valor únicamente para acceder a la universidad. Señoría, la lucha contra la corrupción es otro punto de encuentro. 

Creo que es mucho más útil —y sinceramente creo que es lo que desea hoy una gran mayoría de españoles— que en lugar de comentarla o utilizarla para tirarnos los trastos a la cabeza, seamos operativos y evitemos que se puedan volver a producir en el futuro algunas de las cosas que hemos vivido a lo largo de estos años. 

También creo que tiene sentido —y que no es difícil llegar a un entendimiento— un impulso contra la violencia de género, así como la defensa de la plena igualdad entre hombres y mujeres. Sin duda alguna hay otros temas donde va a ser más difícil llegar al entendimiento. Yo estoy abierto a hablar, o como decía usted si quiere —no me importa nada reconocerlo—, obligado a hablar, pero tengo algunos límites, y es obligado también comentar al conjunto de la Cámara cuáles son esos límites. 

El primero es perjudicar la recuperación económica y la creación de empleo, y el segundo es la estabilidad presupuestaria y lo es porque la estabilidad presupuestaria es un compromiso con Europa, pero sobre todo es que no tener estabilidad presupuestaria acaba perjudicando la recuperación económica y la creación de empleo. 

Esos son mis límites; a partir de ahí hay que ver qué gastos plantean los distintos grupos parlamentarios de esta Cámara, y qué derogaciones y sobre qué leyes plantean hacer los grupos parlamentarios de esta Cámara. Hay cosas que se pueden hacer en momentos de bonanza y que incluso son razonables, pero —como les decía ayer— mientras no haya recaudación suficiente, mientras no tengamos empleo suficiente tendremos que concentrarnos en aquellas cosas que son más prioritarias y necesarias, que es lo que hemos intentado hacer a lo largo de esta legislatura. 

Primero, las pensiones públicas, después, la sanidad, la educación. Ya sé que hay muchas cosas que mejorar en este país, y trabajo para intentarlo, pero al final la buena voluntad no basta, aunque sea importante. Lo decisivo es ser capaz de hacer una política económica que genere crecimiento, que genere empleo, que genere recursos y que nos permita mejorar las políticas sociales. 

Esos eran mis límites. (Aplausos). Señorías, ayer, como he hecho en otras ocasiones en esta misma tribuna, expliqué —de forma breve, para no repetirme en exceso— cuál era mi posición en relación con lo que es —y hay que llamarle como tal— el desafío soberanista que se está produciendo en algunas instituciones en Cataluña. 

Soy absolutamente consciente de la importancia de este tema, estoy dispuesto a hablar con ustedes y con los que quieran hablar, estoy dispuesto a hacerlo sinceramente, a hacer el mayor esfuerzo de que sea capaz. Creo que es oportuno hacerlo ahora. Propongo que analicemos lo conseguido y que valoremos qué es lo que podemos mejorar, que reflexionemos sobre la España que queremos y sobre las reformas que necesitamos para lograr nuestro objetivo. 

Es obvio que hay problemas que solucionar. Es obvio que hay tensiones que debemos superar. Y es obvio, señorías, que al menos algunos —no, que todos— tenemos la obligación de respetar la ley, porque si no, no seríamos una democracia avanzada, si no, no viviríamos en un Estado de derecho, sino que volveríamos a la etapa del más fuerte. 

Y cuando hablo de respetar la ley, hablo de respetar la Constitución, la soberanía nacional, la unidad de la nación y la igualdad de los españoles. (Aplausos). Señorías, a partir de ahí expreso mi máxima disposición al diálogo, pero no a someterme a ningún contrato de adhesión, que es lo único que se me ha planteado a lo largo de estos tiempos. 

Señorías, no voy a entrar ahora —entre otras cosas porque no lo tengo suficientemente claro— en cuál es el procedimiento ni cuál es el foro donde se puede celebrar este diálogo, pero sí creo que nuestra obligación es hacer algo que sea operativo, útil y que sirva para resolver este problema y cualquier otro que tengan los españoles. Señorías, termino ya esta intervención. 

Señor Hernando, la situación es la que es, todos somos absolutamente conscientes de dónde estamos, pero como dije en el día de ayer en esta tribuna tengo que entender —porque no puedo pensar otra cosa, ni se me pasa por la imaginación— que los 350 diputados que estamos en esta Cámara queremos que en España haya un Gobierno que esté en condiciones de gobernar, porque si no tendrán que decir ustedes qué es lo que queremos y a qué nos vamos a dedicar. Muchas gracias. (Prolongados aplausos). 

La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Socialista tiene la palabra el señor Hernando Vera. 

El señor HERNANDO VERA: Señor candidato, señor Rajoy, si usted quiere diálogo tiene que rectificar, necesariamente tiene que rectificar, porque si no hay un problema de fondo, un problema de concepción de lo que pretende el Grupo Parlamentario Socialista y de lo que usted quiere que va a hacer imposible la legislatura. Nosotros estamos haciendo una abstención de investidura, no de legislatura, y eso le tiene que entrar a usted en la cabeza. 

Y cuando propone reiteradamente el Gobierno de coalición y acuerdos de legislatura lo que intenta es anular nuestra labor de oposición, y eso es lo que usted no va a tener en esta legislatura; nosotros vamos a seguir siendo su oposición, señor Rajoy. Compréndalo. (Aplausos). Permítame que también le recomiende muy humildemente un consejo, y es que no sea tan triunfalista cuando habla de España y de la situación de los españoles, porque la situación en la que se ve cada español no es la que usted describe cuando sube a esta tribuna o cuando habla alguno de sus ministros. 

Por lo tanto si quiere acuerdos y diálogo, primero, abandone el triunfalismo, y después rectifique, señor Rajoy, porque ese es un tema fundamental. Nosotros nos vamos a abstener, pero porque sabemos que podemos condicionar con 84 diputados la política a partir de esta legislatura, pero también porque podemos rectificar los errores que creemos que se han cometido en el pasado, y en el pasado creemos que se han cometido errores, aunque esté usted muy orgulloso de todas las iniciativas y reformas que ha llevado a cabo. 

Usted ha dicho: Yo me parezco mucho a ustedes. Hombre, usted se parece mucho a nosotros, pero la reforma laboral la sacó usted solito con algunos, pero no con nosotros. Por lo tanto en eso no nos parecemos. Usted se parece mucho a nosotros, pero la Ley mordaza la sacó usted solito, la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal la hicieron ustedes solos, el IVA cultural lo subieron ustedes solos. Ha habido cosas, muchas leyes en esta legislatura que ustedes han sacado solos, y en eso no nos parecemos absolutamente en nada, señor Rajoy, sino más bien todo lo contrario. 

Ya sé que el abrazo del oso es una táctica muy común, pero, ¡hombre, no!, nosotros somos muy distintos. Fíjese si somos distintos, señor Rajoy, que piense por un momento en si se diese la situación contraria, si fuese el Partido Popular el que se tuviese que abstener para que hubiese un presidente del Partido Socialista. (Rumores). Si eso se produjese… 

La señora PRESIDENTA: Silencio. Un segundo, señor Hernando. Señorías, guarden silencio. (Rumores). Señorías, no lo repetiré más; si no les llamaré la atención uno a uno. Guarden silencio. Continúe, señor Hernando. 

El señor HERNANDO VERA: ... yo ya sé qué pasaría, señor Rajoy. No somos iguales, claro que no; somos muy distintos, somos en muchas cosas absolutamente antagónicos. Venimos de tradiciones ideológicas y políticas diferentes, y también actuamos de forma distinta ante las responsabilidades de Estado. Habla usted de economía y está muy orgulloso de las cifras y de lo que ha pasado. 

Pero ustedes han mandado un plan presupuestario del Reino de España para 2017 a la Comisión Europea, a la Unión Europea, en el que dibujan un recorte adicional de 5.500 millones a los recortes que ya ha habido, producto entre otras cosas de la juerga de los últimos Presupuestos Generales del Estado con ocasión de la campaña electoral, y de haber reducido como redujeron los impuestos a las rentas más altas y a las rentas de capital. 

Yo ya le digo en qué no puede contar con nosotros. No cuente con nosotros para que los recortes de esos 5.500 millones se produzcan sobre las espaldas de los que ya han sufrido la crisis. (Aplausos). No va a contar con nosotros para eso. 

El ajuste, señores ministros en funciones, tiene que venir por el lado de los ingresos necesariamente, porque ya hay servicios públicos, ya hay derechos que están en los huesos, que no se pueden recortar más; por lo tanto no cuente con nosotros para eso. 

No cuente con nosotros para muchas otras cosas; por ejemplo, no cuenten con nosotros para que la economía española vaya bien ganando competitividad bajando los salarios y empeorando las condiciones de trabajo —en eso no somos iguales—; no cuente con nosotros para mantener los recortes en la protección a los desempleados; no cuente con nosotros —y en eso no somos iguales— para mantener la pérdida del poder adquisitivo de las pensiones; no cuente con nosotros para seguir deteriorando la calidad de la educación ni para reducir las becas ni su cuantía, y en eso no somos iguales; no cuente con nosotros para seguir empeorando la sanidad pública. 

Usted ha tenido dos ministros de Sanidad, el señor Alonso, que por cierto creo que está por ahí, y la señora Mato, que está en Bruselas, y ambos nos dijeron que la eliminación de la tarjeta sanitaria a los inmigrantes y de la sanidad universal no costaba nada, que no era para tanto, que no había sido para tanto, y hace tan solo quince días su Gobierno, usted, su secretario de Estado vetaron una iniciativa parlamentaria de este partido, la proposición de ley para la universalidad de la sanidad pública, porque decían que aumentaba el presupuesto en 1.200 millones de euros. 

Señor Rajoy, usted le pegó un hachazo a la sanidad de 1.200 millones de euros; en eso no somos iguales y no cuente con nosotros para que estemos callados ante ese tipo de actitudes. (Aplausos). Por tanto, señor Rajoy, no cuente con nosotros para que los pensionistas no puedan seguir accediendo a los medicamentos, porque no tienen dinero para pagarlos, ni para que no puedan acceder a los servicios sociales las personas que lo necesitan. 

Cuarta reflexión. Señor Rajoy, vamos a hacer de oposición y usted tiene que hacerse a la idea de eso, y la tiene que aceptar porque no le queda más remedio, y yo lo que le pido ahí es que no haya artimañas de gobierno. ¿Qué quiero decir con artimañas de gobierno? Lo que pasó hace solamente una semana: diez vetos a diez iniciativas legislativas, cinco de mi grupo, una de Ciudadanos y cuatro de comunidades autónomas. ¡Empezamos mal! 

Si esa es su actitud para el diálogo ya le digo que empezamos mal, pero es que además ustedes pueden ir por la senda de los decretos-leyes, porque entre 2012 y 2015 han aprobado setenta y seis, y también sería una artimaña de gobierno intentar soslayar la oposición que pueden encontrar en esta Cámara a través de los vetos y de los reales decretos. Termino ya, señora presidenta. 

Los socialistas nos alegramos del empleo que se haya creado y de todas las familias que a partir de ahora pueden tener un ingreso, pero ya le digo que no sea triunfalista, porque no casa con la situación que viven muchas personas en este país. También me alegro de que se hayan dado dos pequeños pasos, de que usted aquí haya dado un pequeño paso en relación con las reválidas y con el efecto de las reválidas en el currículum de los alumnos de Bachillerato, y también su disposición al diálogo en relación con la crisis territorial profunda que vive este país, que seguramente es el principal problema sistémico que tenemos en este momento en España, pero o concretamos ese diálogo, esa disposición al diálogo, o no vamos a conseguir nada. 

Finalizo. Sea consciente usted, señor Rajoy, y el resto de la Cámara de que nosotros nos vamos a hacer respetar como oposición, con humildad, pero nos vamos a hacer respetar como oposición, por usted y por el resto de grupos de la Cámara. Y lo hacemos por respeto a los ciudadanos que nos exigen que a ustedes les controlemos y que condicionemos sus políticas, y lo vamos a hacer sin gritar, sin aspavientos, sin utilizar la demagogia, trabajando día a día —trabajo, trabajo, trabajo, decía Ramón Rubial—, que es la mejor forma de prestar servicios a los ciudadanos y a este país. Muchas gracias. (Aplausos). 

La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor candidato a la Presidencia del Gobierno. 

El señor RAJOY BREY (Candidato a la Presidencia del Gobierno): Muchas gracias, señora presidenta. Señoras y señores diputados, voy a intentar dar respuesta a alguna de las afirmaciones que en esta segunda intervención acabamos de escuchar al señor Hernando. 

Quiero comenzar esta réplica afirmando que en absoluto intento anular su labor de oposición; no lo intento. He dicho claramente en mi intervención anterior que era plenamente consciente de la situación en la que estábamos todos los miembros de esta Cámara, los que formen Gobierno y los que estén en la oposición. 

Lo he dicho con meridiana claridad, porque es cierto que no he llegado a ningún acuerdo con el Partido Socialista Obrero Español, a ninguno. He dicho además que mi posición es la misma, que lo que planteé el día 21 de diciembre era lo mejor para España y por eso no he cambiado de posición. Si hubiera tenido claro que tendríamos que hacer otra cosa que fuera mejor para los intereses generales la hubiera cambiado. 

No lo hice. A partir de ahí es evidente que cada uno intenta lo que puede y cada uno consigue igualmente lo que puede. Señoría, yo no soy triunfalista, yo intento hacer un juicio ecuánime de cómo ha evolucionado la economía española a lo largo de estos años. 

No es lo mismo la situación que vivimos en el año 2011 que la situación que vivimos en este año 2016. He aportado aquí los datos de la EPA como podría aportar los datos del paro registrado o los de la Seguridad Social, que indican que la economía española ha mejorado y mucho. 

También he recordado algunos datos que sin duda alguna tienen su interés a los efectos de sostener una posición sobre cómo estábamos entonces y cómo estamos en el día de hoy. También quiero decirle que no tengo ningún interés en parecerme a ustedes; yo no me voy a hacer socialista ni le pido a ningún socialista que se haga del Partido Popular, pero yo creo que estamos en un mundo distinto al que conocimos en la historia a la que usted se ha referido también en esta intervención. 

Señorías, hoy estamos en Europa. Vea usted cómo se han formado las instituciones europeas, cómo están constituidas, quién gobierna allí, con qué entendimiento y con qué acuerdo; miren ustedes lo que está pasando en buena parte de los países de la Unión Europea. 

Creo que no es malo además que coincidamos en los temas esenciales. ¿Cómo tendríamos que estar, a la gresca de manera continuada? ¿Tendríamos que estar en la imposibilidad absoluta de llegar a algún entendimiento en beneficio de todos los españoles? 

Ha insistido usted aquí otra vez —perdone que se lo vuelva a decir— en el intento de diferenciarse más de lo que es razonable. Si al final en las grandes políticas hay entendimientos. Yo tengo aquí el gasto público por funciones en España en los años 2007, 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015 y 2016 y es muy similar. Gastamos 187.000 millones de euros en pensiones y prestaciones sociales cuando gobierna el Partido Socialista y cuando gobierna el Partido Popular; y lo mismo ocurre en sanidad, que es la segunda partida de gasto. 

Luego se puede discutir si se ha hecho un recorte por la situación extrema en la que vivíamos en estos últimos años. Pues sí. De la misma manera que en el año 2010 se produjo un debate en esta Cámara en el que el entonces presidente planteó, para cumplir el déficit público, una serie de recortes en los presupuestos. 

Pero eso no afecta a lo importante, a lo fundamental, a lo esencial; esas son circunstancias que se producen, y como he dicho en mi intervención anterior a mí hay cosas que me gustaría hacer, pero para hacerlas lo primero que se necesitan son recursos. Y para tener recursos hay que crear empleo y hacer políticas. 

Señoría, ha planteado un asunto importante y que además tiene relación con esto a lo que acabo de referirme, que es el déficit público para este año. 

Es difícil reducir el déficit público —créanme que es muy difícil— y sobre todo es mucho más difícil cuando se está en una situación de recesión. En el año 2011 cerramos con el 9,3%; en el año 2012 hubo crecimiento económico negativo en España y caída de ingresos y también ocurrió en el año 2013; cuatro años después el déficit público —espero, este año— cerrará en el 4,6 y el año que viene el objetivo es el 3,1. Hemos negociado con la Comisión Europea. 

Creo que ha sido flexible, razonable, justa —porque España quiere reducir su déficit— e inteligente, y vamos a intentar conseguir el 3,1 para el año 2017. Las proyecciones que hemos presentado ante la Comisión Europea —creo que es mejor plantear un escenario conservador— dicen que el año que viene el déficit al que vamos a llegar va a ser del 3,6. 

Yo en este momento no estoy todavía en condiciones de decirle a usted si tenemos o no que adoptar medidas correctivas para bajar del 3,6 al 3,1. Habrá que esperar al cierre de 2016 y observar —esto es muy importante— si la tendencia favorable que en este momento se observa en la evolución de los ingresos continúa, porque si eso fuera así no sería necesario, o sería necesaria una decisión de mucha menos importancia que esa a la que usted se ha referido. Por tanto vamos a esperar a cómo se producen los acontecimientos, y a partir de ahí tendremos que decidir cuáles son las decisiones que adoptamos. 

Pero, insisto, señorías —y no me cansaré de hacerlo a lo largo de la legislatura—, cumplir con nuestros compromisos y cumplir con la estabilidad presupuestaria es algo bueno para España, por muchas razones —dejando el asunto del crédito fuera—, pero sobre todo porque eso ayuda a la recuperación económica y también a la creación de empleo. Señoría, yo estoy de acuerdo en que ustedes hagan oposición. 

Y además si no estuviera de acuerdo sería igual; ustedes hacen lo que estimen oportuno y conveniente. (Risas). Ahora bien, ustedes también tienen que entender que yo tenga que gobernar y que yo tenga que pedir comprensión. Tengo que hacerlo, porque si no, no es posible. Habla usted de los vetos. 

Los vetos están previstos en nuestra legislación. Los vetos habitualmente no los utiliza quien tiene mayoría absoluta. De hecho en la última legislatura no utilizamos el veto nunca, y sin embargo en la anterior, cuando gobernaban ustedes, sí lo utilizaron en algunas ocasiones, y seguramente con razón, porque si no podemos controlar los ingresos y el gasto público no podemos gobernar. 

Señoría, antes se lo expliqué y ahora lo reitero: hay muchas cosas que son justas, que hay que hacer, que a todos nos gustaría hacer, a todos, ¡pero es que no se puede! Cada país puede lo que puede. Hay muchos países en el mundo que no pueden hacer ni tienen unas políticas sociales que signifiquen ni la mitad de la mitad de la mitad de las de España. 

Por eso estamos obligados en muchas ocasiones a no tomar decisiones que nos gustaría tomar. Los vetos que hemos planteado, y a los que usted se refería antes, hace escasas fechas suponían un gasto a mayores de 6.700 millones de euros. Señoría, ¡es que no lo tenemos! 

No lo tenemos, salvo que aquellos que planteen que el gasto público aumente en 6.700 millones de euros planteen a la vez una subida de impuestos o una subida de ingresos por valor de 6.700 millones de euros. ¡Ya me gustaría a mí! 

Y además no estoy en condiciones de no tener que vetar de forma continuada propuestas de algunas de las fuerzas políticas de esta Cámara, ¡ya me gustaría a mí! Pero también las fuerzas políticas de esta Cámara tienen una responsabilidad, que es la de no plantear cosas que es imposible llevar a buen término. 

No conseguiríamos nada, y además lo único que haríamos sería incrementar tensión, que pienso sinceramente que es algo que no nos conviene a ninguno de los miembros de esta Cámara. Muchas gracias. (Aplausos)