El señor RAJOY BREY (Candidato a la Presidencia del Gobierno): Señora presidenta, señoras y
señores diputados.
Señor Hernando, voy a intentar en la medida de mis posibilidades dar respuesta a los diferentes
planteamientos que usted nos acaba de hacer hace un momento.
Voy a referirme fundamentalmente a
todo aquello que pienso que tiene más interés para la Cámara y sobre todo al futuro, a lo que yo entiendo
y a cómo debemos actuar a lo largo de los próximos meses y a lo largo de lo que dure la legislatura.
Señoría, yo no voy a hablar —como es natural, no me corresponde ni hace al caso— ni del Partido
Socialista ni de sus aciertos ni de sus errores ni de su historia.
Simplemente voy a reconocer el papel que
ha desempeñado el Partido Socialista a lo largo de la historia de España antes del día de hoy y el que
espero que desarrolle en el futuro. A partir de ahí, ha comenzado usted su intervención hablando de la
necesidad de levantar el bloqueo. Yo estoy absolutamente de acuerdo.
He dicho en reiteradas ocasiones
que lo peor que nos podía pasar en una situación como la que estamos viviendo es ir a la celebración de
unas terceras elecciones. Yo lo que sí quiero decirle es por qué y qué es lo que he hecho yo a lo largo de
estos meses.
Las razones por las que yo estoy aquí son las siguientes.
En primer lugar porque es urgente, después
de diez meses largos de un Gobierno en funciones, que España disponga de un Gobierno en plenitud de
funciones. Sinceramente creo que esta afirmación no requiere de explicación alguna.
Necesitamos un
Gobierno, como existe un Gobierno en todos los países del mundo, porque necesitamos aprobar unos
presupuestos, cumplir nuestros compromisos con Europa, con el mundo y afrontar los retos que tenemos
como país. Se trata lisa y llanamente de que en España haya un Gobierno que pueda gobernar.
En segundo lugar, y esto es importante que lo interioricemos todos, yo estoy aquí porque soy el
candidato del partido que ha ganado las elecciones (Aplausos), el candidato que mi partido presentó a
las elecciones. (Aplausos). Señorías, es importante y conviene repetirlo porque diera la sensación en
algunas ocasiones de que ese es un tema menor, y eso es simplemente democracia.
Y respetar lo que diga la gente, te guste o no te guste, creo que es lo más razonable. Señorías, el Partido Popular ha
ganado las elecciones y las ha ganado en el mes de junio con una diferencia mayor a la diferencia del
pasado mes de diciembre y por eso me someto a esta investidura. Eso es importante que lo interioricemos
todos.
La tercera razón, señor Hernando, es porque no hay una alternativa viable ni razonable.
No la hay,
señorías. Si queremos ser justos con la realidad, no la hay. Aritméticamente sí es posible porque el Partido
Popular tiene 137 escaños pero todos sabemos que no hay una alternativa viable en esta Cámara y
precisamente otra de las razones por las que estoy aquí —no la más importante— es porque no hay
ninguna alternativa más que, como usted acaba de señalar en su intervención, la celebración de elecciones.
Pues bien, esas son las razones por las que me subo a esta tribuna y son las razones por las que me
subí a esta tribuna el pasado mes de agosto y si no lo hice después de las elecciones del 20 de diciembre
fue porque tenía la total y absoluta certeza, la constancia sin ningún género de dudas, de que no iba a
tener más de 123 apoyos y no tenía ningún sentido que me presentase a una sesión de investidura
con 123 apoyos.
Vine en el mes de agosto porque había conseguido hasta 170 apoyos y porque,
sinceramente, en un primer momento pensé que con esos 170 apoyos podría gobernar, como después de
lo que usted ha dicho podré hacer ahora. (Aplausos).
Señorías, ahora estoy aquí por esas mismas razones. Porque se ha producido un cambio político, el
que todos conocemos, consecuencia de la decisión que ha tomado su partido que creo que es la más
razonable y la más sensata no para los intereses del Partido Popular, ni siquiera para los intereses del
Partido Socialista sino para el interés general de los españoles.
La segunda razón por la que estoy aquí,
señor Hernando, es que no quiero que haya elecciones por tercera vez. En eso coincido con usted. No
quiero que haya elecciones por tercera vez aunque a lo mejor a mí me podrían beneficiar, pero creo que
el interés general de los españoles exige que todos hagamos lo que vamos a hacer ahora, ustedes y
nosotros. (Aplausos).
Señorías, en su intervención —como por otra parte es natural y como esperaba— usted ha hecho una
crítica de la gestión del Partido Popular a lo largo de estos cuatro años. No voy a entrar, como es lógico,
a analizar punto por punto el sinfín de afirmaciones que ha hecho aquí pero tengo que decir que no
comparto las afirmaciones que acabo de escucharle.
No las comparto, sobre todo, en el día de hoy en el
que se acaba de dar a conocer la encuesta de población activa. Hay algunos datos, señor Hernando, que
creo que son positivos y creo que la situación en España ha cambiado, y mucho, desde el año 2011 hasta
el día de hoy. Los datos que hemos conocido de la encuesta de población activa sitúan el número de
ocupados en nuestro país ya por encima de los 18,5 millones.
Y en este periodo, que ha sido sin duda
alguna uno de los más complicados de la historia de España porque hemos vivido una crisis como no
recordábamos en muchos años, hemos estado en el peor momento —primer trimestre del año 2014— en
un número de ocupados que no llegaba a los 17 millones.
Señorías, en el primer trimestre de 2013 había
en España 6.200.000 españoles en paro y ahora son casi dos millones menos. La evolución que se ha
producido en uno de los asuntos que más importan a los españoles y, como intenté explicar en mi
intervención de ayer, decisivo además para mantener las políticas sociales es, sin duda alguna, una
variación que debería merecer algún comentario por parte de todos los aquí presentes si realmente
queremos ser justos con los esfuerzos que han hecho los españoles a lo largo de estos últimos años.
Señorías, no estoy de acuerdo con las afirmaciones que ha hecho usted sobre lo que ha sido nuestra
gestión a lo largo de este tiempo. Sinceramente, creo que en España desde el comienzo de la última
legislatura se ha reconducido la situación económica. En el año 2011 se destruyeron 521.000 puestos de
trabajo, más de 1.400 al día, como señalé en la sesión de investidura de ayer.
En el año 2015 se han
creado 525.000 puestos de trabajo. Señoría, en el año 2011 el paro subía a un ritmo del 12,4% anual;
ahora baja a un ritmo de más del 10% anual. El empleo está subiendo en todos los sectores. El crecimiento
económico era negativo en el año 2011, menos 1,8%; hoy es del 3,2% positivo. Somos el país de la Unión
Europea donde hay mayor crecimiento económico, el doble que el del conjunto de la zona euro.
El crédito
a los hogares, que caía un 40% en el año 2011, está aumentando y también el crédito a las pequeñas y
medianas empresas. El déficit superaba el 9% y ahora está por debajo del 5%. Los intereses de la deuda
en algunos casos hoy son intereses negativos. En el año 2011 pagábamos un tipo de interés en la deuda
pública del 5%.
No quiero recordarles cuál era la situación de la prima de riesgo hace unos años ni la de
la inflación, ni el déficit exterior, que lleva cuatro años en positivo, lo cual revela las ganancias de
competitividad de la economía española. Los hogares con todos sus miembros en paro y los hogares que
no llegan a fin de mes ya son muchos menos que los que existían en el año 2011.
Por tanto, permítame, señor Hernando, que yo defienda una gestión que ha sido exitosa y por eso defienda —porque tengo que
hacerlo— la continuidad de las políticas económicas que se han puesto en marcha (Aplausos), no por un
prejuicio mío, sino porque creo que han sido positivas para el conjunto de los españoles.
Señorías, creo que ha hecho usted —no se lo reprocho; puede hacer lo que estime oportuno y
conveniente— un esfuerzo para ser más diferente, que es exactamente lo contrario de lo que yo hice en
el día de ayer y de lo que creo que necesita España en estos momentos.
Yo creo que hoy en España
debemos dejar de lado los esfuerzos para diferenciarse del adversario político; debemos dejar de lado los
esfuerzos para ser más distintos, para distanciarse, los esfuerzos para colocar al otro en un extremo en el
que no está, y de esto hablé en mi segunda intervención en la sesión de investidura del mes de agosto,
cuando se me dijo: Usted tiene que aliarse con sus afines.
Pero es que mis afines no son los partidos
independentistas. Tengo bastante más que ver con ustedes —lo siento, al menos así lo veo yo— que con
los partidos independentistas. (Aplausos).
Señorías, no es bueno demonizar al adversario y menos en situaciones como las que estamos viviendo
porque, además, el mundo ha cambiado.
Hoy Europa nos fija un marco a todos: a ustedes, a nosotros y
al resto de grupos de esta Cámara. Las ideologías tradicionales han evolucionado mucho, se han acercado
y las diferencias son menores. Y hoy no es creíble la demonización del adversario, hoy ya no funciona. La
gente lo sabe y es lógico, señor Hernando.
Es que coincidimos en muchas cosas, pero sobre todo
coincidimos en las importantes: la defensa de nuestra Constitución, que son nuestras normas de
convivencia; la unidad de España; la soberanía nacional; la igualdad de los españoles; nuestra pertenencia
a la Unión Europea, con lo que eso significa, hasta la OTAN, a la que usted se ha referido en su intervención;
las políticas de bienestar.
Nosotros también queremos un sistema público de pensiones, un sistema
sanitario público y un sistema educativo. Y tendremos que negociar la financiación autonómica, y las
diferencias cuando negociemos la financiación autonómica no vendrán de que unos señores se sienten
ahí (señala a los bancos de la izquierda) y otros señores se sienten ahí (señala a los bancos de la
derecha), sino que vendrán de las realidades de cada una de las comunidades autónomas, gobierne en
ellas el partido que gobierne.
Señorías, creo que eso es bueno y, de hecho, como usted recordaba en su intervención, a lo largo de
estos años hemos llegado a algunos pactos políticos muy relevantes para nuestro país. Yo mismo participé
en el año 1992 en el pacto autonómico, que dio lugar a la reforma, después, de diez estatutos de autonomía.
En el año 1995 pusimos en marcha el Pacto de Toledo. Hemos aprobado conjuntamente un pacto en
materia de transfuguismo, en materia de terrorismo, en reforma de la justicia —luego no sirvió para
mucho— y hemos reformado conjuntamente la Constitución. Señorías, eso lo hemos hecho entre todos,
es un dato positivo que hay que mejorar y en el que hay que perseverar.
Hay que estar orgulloso de lo que
le ha ocurrido a este país en los últimos cuarenta años, en los que gobernaron ustedes y gobernamos
nosotros. Algo habremos aportado a este país, a pesar de que haya algunos que entienden que aquí no
se ha aportado nada. (Aplausos).
Señorías, yo no me voy a apuntar a diferenciarme, nunca lo he hecho; voy a intentar construir y
comprendo que mis planteamientos no sean aceptados, lo comprendo, pero desde el 21 de diciembre
llevo diciendo lo mismo y nadie me lo podrá reprochar.
Desde el 21 de diciembre llevo diciendo —y ayer
lo recordé— que lo mejor que podía ocurrir en España era un Gobierno de coalición a tres —lo dije el 21
de diciembre, repito—, un Gobierno como los que hay en media Europa.
Creo que hubiera sido un
magnífico mensaje dentro y fuera de España, creo que mejoraría la confianza, creo que ayudaría a
consolidar la recuperación y la creación de empleo, permitiría abordar las grandes cuestiones de Estado
y podríamos hablar de gobernabilidad y de estabilidad sin que se nos moviera un músculo.
Propuse en
segundo lugar —si eso no era posible, que no lo fue, como ustedes saben— un acuerdo parlamentario
que aportase un mínimo de estabilidad al Gobierno de España, sin que eso supusiera que nadie tuviera
que renunciar ni a sus principios ni a su libertad de actuación; un acuerdo con unos compromisos para
llevar adelante un programa de gobierno.
A eso fue a lo que al final llegamos con Ciudadanos y con
Coalición Canaria y recuerdo que en el debate del 30 de agosto ya ofrecí algunos acuerdos, como lo hice
en el día de ayer, sobre asuntos que sin duda alguna tienen su importancia. Pues bien, todo esto no fue
posible y, al final, estamos en un escenario que para mí no es el mejor, y tengo que decir exactamente lo
que pienso en esta Cámara.
Soy absolutamente consciente de qué es lo que puede suceder a lo largo de
los próximos años, pero también estoy obligado a intentar que España tenga un Gobierno que pueda
tomar decisiones, generar confianza y que sea lo más estable posible. (Aplausos). Señorías, como ustedes saben mejor que yo, no hay ningún acuerdo con el Partido Socialista, pero yo
haré lo que pueda para gobernar.
Voy a intentar acordar, como dije en el día de ayer; voy a poner todo de
mi parte, porque soy consciente de que la gobernabilidad se trabaja en el día a día y también de que
tendré la mayor responsabilidad, pero no la única.
Esta legislatura será difícil para el Gobierno, seguro, lo
tengo muy claro, pero aquí somos 350, señorías, no lo olviden, y aquí todo el mundo tiene su responsabilidad
—unos más que otros, quizá—, todos estamos obligados a cuidar del interés general y la misma
responsabilidad, por la que hoy o el sábado algunos se van a abstener, cabe exigirla para el futuro, porque
si no España no podrá tener un Gobierno donde se tomen decisiones que beneficien al conjunto de los
españoles. (Aplausos).
Señorías, hay unos mínimos de gobernabilidad, los hay, y tan malo es no tener
Gobierno como tener un Gobierno que no pueda gobernar. Sin presupuestos, sin cumplir los compromisos
con la Unión Europea, corremos el serio riesgo de que España viva una legislatura estéril. Desde luego,
por mi parte eso no se va a producir.
Señorías, el señor Hernando en su intervención ha hecho referencia a algunos planteamientos que
deben corregirse en la actual situación de nuestro país. He leído con atención, y como no podía ser de
otra manera, la resolución que ha aprobado el Comité Federal de su partido el pasado domingo; he
escuchado también su intervención de la mañana de hoy.
Comparto algunas de las cosas que se dicen en
la resolución del Comité Federal del PSOE y algunas de las afirmaciones que usted ha hecho aquí esta
mañana, y otras no, pero eso es lógico y positivo. Desde luego comparto la posición política del Grupo
Parlamentario Socialista en el Congreso ante el proceso de investidura, porque ahí se dice que
efectivamente no tiene ningún sentido que haya nuevas elecciones generales el próximo 18 de diciembre.
Y ahí se dice —y es verdad— que no hay más que dos alternativas: nuevas elecciones o desbloqueo de
la situación del país. Y ahí se dice que la repetición de las elecciones es dañina para la salud de la
democracia —y es verdad— y que es perjudicial para el interés de España y de los españoles —y es
verdad—, incluso se dice que puede tener efectos negativos para el Partido Socialista. No lo sé, pero
desde luego para el interés general de los españoles sí los tendría.
Señoría, estoy de acuerdo en algunas de las cosas que ha dicho aquí esta mañana.
Vamos a convocar
el diálogo social. Los objetivos evidentemente pueden no coincidir; alguno sí lo hará. Vamos a convocar
el Pacto de Toledo, como anuncié ayer. Creo que hay que hacer un pacto de Estado en materia de
educación, pero ese pacto no debe consistir en derogar la Lomce ni en posturas maximalistas.
Ya asistimos
a la derogación de una ley a las cuarenta y ocho horas de que un Gobierno llegara a serlo. Eso no sirvió
para nada, ni puso ningún cimiento razonable sin duda alguna para construir en el futuro. Nosotros vamos
a abordar la suspensión de los efectos académicos de las evaluaciones finales de la ESO y del Bachillerato
hasta que concluyamos el pacto por la educación que propuse en el día de ayer. (Aplausos).
Y hasta ese
momento, hasta que lleguemos al pacto —vamos a ver qué acordamos— la evaluación final del Bachillerato
no será necesaria para adquirir el título y tendrá valor únicamente para acceder a la universidad.
Señoría, la lucha contra la corrupción es otro punto de encuentro.
Creo que es mucho más útil
—y sinceramente creo que es lo que desea hoy una gran mayoría de españoles— que en lugar de
comentarla o utilizarla para tirarnos los trastos a la cabeza, seamos operativos y evitemos que se puedan
volver a producir en el futuro algunas de las cosas que hemos vivido a lo largo de estos años.
También
creo que tiene sentido —y que no es difícil llegar a un entendimiento— un impulso contra la violencia de
género, así como la defensa de la plena igualdad entre hombres y mujeres.
Sin duda alguna hay otros temas donde va a ser más difícil llegar al entendimiento. Yo estoy abierto a
hablar, o como decía usted si quiere —no me importa nada reconocerlo—, obligado a hablar, pero tengo
algunos límites, y es obligado también comentar al conjunto de la Cámara cuáles son esos límites.
El
primero es perjudicar la recuperación económica y la creación de empleo, y el segundo es la estabilidad
presupuestaria y lo es porque la estabilidad presupuestaria es un compromiso con Europa, pero sobre
todo es que no tener estabilidad presupuestaria acaba perjudicando la recuperación económica y la
creación de empleo.
Esos son mis límites; a partir de ahí hay que ver qué gastos plantean los distintos
grupos parlamentarios de esta Cámara, y qué derogaciones y sobre qué leyes plantean hacer los grupos
parlamentarios de esta Cámara. Hay cosas que se pueden hacer en momentos de bonanza y que incluso
son razonables, pero —como les decía ayer— mientras no haya recaudación suficiente, mientras no
tengamos empleo suficiente tendremos que concentrarnos en aquellas cosas que son más prioritarias y
necesarias, que es lo que hemos intentado hacer a lo largo de esta legislatura.
Primero, las pensiones
públicas, después, la sanidad, la educación. Ya sé que hay muchas cosas que mejorar en este país,
y trabajo para intentarlo, pero al final la buena voluntad no basta, aunque sea importante. Lo decisivo es ser capaz de hacer una política económica que genere crecimiento, que genere empleo, que genere
recursos y que nos permita mejorar las políticas sociales.
Esos eran mis límites. (Aplausos).
Señorías, ayer, como he hecho en otras ocasiones en esta misma tribuna, expliqué —de forma breve,
para no repetirme en exceso— cuál era mi posición en relación con lo que es —y hay que llamarle como
tal— el desafío soberanista que se está produciendo en algunas instituciones en Cataluña.
Soy
absolutamente consciente de la importancia de este tema, estoy dispuesto a hablar con ustedes y con los
que quieran hablar, estoy dispuesto a hacerlo sinceramente, a hacer el mayor esfuerzo de que sea capaz.
Creo que es oportuno hacerlo ahora. Propongo que analicemos lo conseguido y que valoremos qué es lo
que podemos mejorar, que reflexionemos sobre la España que queremos y sobre las reformas que
necesitamos para lograr nuestro objetivo.
Es obvio que hay problemas que solucionar. Es obvio que hay
tensiones que debemos superar. Y es obvio, señorías, que al menos algunos —no, que todos— tenemos
la obligación de respetar la ley, porque si no, no seríamos una democracia avanzada, si no, no viviríamos
en un Estado de derecho, sino que volveríamos a la etapa del más fuerte.
Y cuando hablo de respetar la
ley, hablo de respetar la Constitución, la soberanía nacional, la unidad de la nación y la igualdad de los
españoles. (Aplausos).
Señorías, a partir de ahí expreso mi máxima disposición al diálogo, pero no a someterme a ningún
contrato de adhesión, que es lo único que se me ha planteado a lo largo de estos tiempos.
Señorías, no
voy a entrar ahora —entre otras cosas porque no lo tengo suficientemente claro— en cuál es el
procedimiento ni cuál es el foro donde se puede celebrar este diálogo, pero sí creo que nuestra obligación
es hacer algo que sea operativo, útil y que sirva para resolver este problema y cualquier otro que tengan
los españoles.
Señorías, termino ya esta intervención.
Señor Hernando, la situación es la que es, todos somos
absolutamente conscientes de dónde estamos, pero como dije en el día de ayer en esta tribuna tengo que
entender —porque no puedo pensar otra cosa, ni se me pasa por la imaginación— que los 350 diputados
que estamos en esta Cámara queremos que en España haya un Gobierno que esté en condiciones de
gobernar, porque si no tendrán que decir ustedes qué es lo que queremos y a qué nos vamos a dedicar.
Muchas gracias. (Prolongados aplausos).
La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Socialista tiene la palabra el señor Hernando
Vera.
El señor HERNANDO VERA: Señor candidato, señor Rajoy, si usted quiere diálogo tiene que rectificar,
necesariamente tiene que rectificar, porque si no hay un problema de fondo, un problema de concepción
de lo que pretende el Grupo Parlamentario Socialista y de lo que usted quiere que va a hacer imposible la
legislatura. Nosotros estamos haciendo una abstención de investidura, no de legislatura, y eso le tiene
que entrar a usted en la cabeza.
Y cuando propone reiteradamente el Gobierno de coalición y acuerdos
de legislatura lo que intenta es anular nuestra labor de oposición, y eso es lo que usted no va a tener en
esta legislatura; nosotros vamos a seguir siendo su oposición, señor Rajoy. Compréndalo. (Aplausos).
Permítame que también le recomiende muy humildemente un consejo, y es que no sea tan triunfalista
cuando habla de España y de la situación de los españoles, porque la situación en la que se ve cada
español no es la que usted describe cuando sube a esta tribuna o cuando habla alguno de sus ministros.
Por lo tanto si quiere acuerdos y diálogo, primero, abandone el triunfalismo, y después rectifique, señor
Rajoy, porque ese es un tema fundamental. Nosotros nos vamos a abstener, pero porque sabemos que
podemos condicionar con 84 diputados la política a partir de esta legislatura, pero también porque
podemos rectificar los errores que creemos que se han cometido en el pasado, y en el pasado creemos
que se han cometido errores, aunque esté usted muy orgulloso de todas las iniciativas y reformas que ha
llevado a cabo.
Usted ha dicho: Yo me parezco mucho a ustedes. Hombre, usted se parece mucho a nosotros, pero
la reforma laboral la sacó usted solito con algunos, pero no con nosotros. Por lo tanto en eso no nos
parecemos. Usted se parece mucho a nosotros, pero la Ley mordaza la sacó usted solito, la reforma de la
Ley de Enjuiciamiento Criminal la hicieron ustedes solos, el IVA cultural lo subieron ustedes solos. Ha
habido cosas, muchas leyes en esta legislatura que ustedes han sacado solos, y en eso no nos parecemos
absolutamente en nada, señor Rajoy, sino más bien todo lo contrario.
Ya sé que el abrazo del oso es una
táctica muy común, pero, ¡hombre, no!, nosotros somos muy distintos. Fíjese si somos distintos, señor
Rajoy, que piense por un momento en si se diese la situación contraria, si fuese el Partido Popular el que se tuviese que abstener para que hubiese un presidente del Partido Socialista. (Rumores). Si eso se
produjese…
La señora PRESIDENTA: Silencio. Un segundo, señor Hernando.
Señorías, guarden silencio. (Rumores). Señorías, no lo repetiré más; si no les llamaré la atención uno
a uno. Guarden silencio.
Continúe, señor Hernando.
El señor HERNANDO VERA: ... yo ya sé qué pasaría, señor Rajoy.
No somos iguales, claro que no; somos muy distintos, somos en muchas cosas absolutamente
antagónicos. Venimos de tradiciones ideológicas y políticas diferentes, y también actuamos de forma
distinta ante las responsabilidades de Estado.
Habla usted de economía y está muy orgulloso de las cifras y de lo que ha pasado.
Pero ustedes han
mandado un plan presupuestario del Reino de España para 2017 a la Comisión Europea, a la Unión
Europea, en el que dibujan un recorte adicional de 5.500 millones a los recortes que ya ha habido, producto
entre otras cosas de la juerga de los últimos Presupuestos Generales del Estado con ocasión de la
campaña electoral, y de haber reducido como redujeron los impuestos a las rentas más altas y a las rentas
de capital.
Yo ya le digo en qué no puede contar con nosotros. No cuente con nosotros para que los
recortes de esos 5.500 millones se produzcan sobre las espaldas de los que ya han sufrido la crisis.
(Aplausos). No va a contar con nosotros para eso.
El ajuste, señores ministros en funciones, tiene que
venir por el lado de los ingresos necesariamente, porque ya hay servicios públicos, ya hay derechos que
están en los huesos, que no se pueden recortar más; por lo tanto no cuente con nosotros para eso.
No
cuente con nosotros para muchas otras cosas; por ejemplo, no cuenten con nosotros para que la economía
española vaya bien ganando competitividad bajando los salarios y empeorando las condiciones de trabajo
—en eso no somos iguales—; no cuente con nosotros para mantener los recortes en la protección a los
desempleados; no cuente con nosotros —y en eso no somos iguales— para mantener la pérdida del
poder adquisitivo de las pensiones; no cuente con nosotros para seguir deteriorando la calidad de la
educación ni para reducir las becas ni su cuantía, y en eso no somos iguales; no cuente con nosotros para
seguir empeorando la sanidad pública.
Usted ha tenido dos ministros de Sanidad, el señor Alonso, que por
cierto creo que está por ahí, y la señora Mato, que está en Bruselas, y ambos nos dijeron que la eliminación
de la tarjeta sanitaria a los inmigrantes y de la sanidad universal no costaba nada, que no era para tanto,
que no había sido para tanto, y hace tan solo quince días su Gobierno, usted, su secretario de Estado
vetaron una iniciativa parlamentaria de este partido, la proposición de ley para la universalidad de la
sanidad pública, porque decían que aumentaba el presupuesto en 1.200 millones de euros.
Señor Rajoy,
usted le pegó un hachazo a la sanidad de 1.200 millones de euros; en eso no somos iguales y no cuente
con nosotros para que estemos callados ante ese tipo de actitudes. (Aplausos). Por tanto, señor Rajoy,
no cuente con nosotros para que los pensionistas no puedan seguir accediendo a los medicamentos,
porque no tienen dinero para pagarlos, ni para que no puedan acceder a los servicios sociales las personas
que lo necesitan.
Cuarta reflexión. Señor Rajoy, vamos a hacer de oposición y usted tiene que hacerse a la idea de eso,
y la tiene que aceptar porque no le queda más remedio, y yo lo que le pido ahí es que no haya artimañas
de gobierno. ¿Qué quiero decir con artimañas de gobierno? Lo que pasó hace solamente una semana:
diez vetos a diez iniciativas legislativas, cinco de mi grupo, una de Ciudadanos y cuatro de comunidades
autónomas. ¡Empezamos mal!
Si esa es su actitud para el diálogo ya le digo que empezamos mal, pero
es que además ustedes pueden ir por la senda de los decretos-leyes, porque entre 2012 y 2015 han
aprobado setenta y seis, y también sería una artimaña de gobierno intentar soslayar la oposición que
pueden encontrar en esta Cámara a través de los vetos y de los reales decretos.
Termino ya, señora presidenta.
Los socialistas nos alegramos del empleo que se haya creado y de
todas las familias que a partir de ahora pueden tener un ingreso, pero ya le digo que no sea triunfalista,
porque no casa con la situación que viven muchas personas en este país. También me alegro de que se
hayan dado dos pequeños pasos, de que usted aquí haya dado un pequeño paso en relación con las
reválidas y con el efecto de las reválidas en el currículum de los alumnos de Bachillerato, y también su
disposición al diálogo en relación con la crisis territorial profunda que vive este país, que seguramente es
el principal problema sistémico que tenemos en este momento en España, pero o concretamos ese
diálogo, esa disposición al diálogo, o no vamos a conseguir nada.
Finalizo. Sea consciente usted, señor Rajoy, y el resto de la Cámara de que nosotros nos vamos a
hacer respetar como oposición, con humildad, pero nos vamos a hacer respetar como oposición, por
usted y por el resto de grupos de la Cámara. Y lo hacemos por respeto a los ciudadanos que nos exigen
que a ustedes les controlemos y que condicionemos sus políticas, y lo vamos a hacer sin gritar, sin
aspavientos, sin utilizar la demagogia, trabajando día a día —trabajo, trabajo, trabajo, decía Ramón
Rubial—, que es la mejor forma de prestar servicios a los ciudadanos y a este país.
Muchas gracias. (Aplausos).
La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor candidato a la Presidencia del Gobierno.
El señor RAJOY BREY (Candidato a la Presidencia del Gobierno): Muchas gracias, señora presidenta.
Señoras y señores diputados, voy a intentar dar respuesta a alguna de las afirmaciones que en esta
segunda intervención acabamos de escuchar al señor Hernando.
Quiero comenzar esta réplica afirmando
que en absoluto intento anular su labor de oposición; no lo intento. He dicho claramente en mi intervención
anterior que era plenamente consciente de la situación en la que estábamos todos los miembros de esta
Cámara, los que formen Gobierno y los que estén en la oposición.
Lo he dicho con meridiana claridad,
porque es cierto que no he llegado a ningún acuerdo con el Partido Socialista Obrero Español, a ninguno.
He dicho además que mi posición es la misma, que lo que planteé el día 21 de diciembre era lo mejor para
España y por eso no he cambiado de posición. Si hubiera tenido claro que tendríamos que hacer otra cosa
que fuera mejor para los intereses generales la hubiera cambiado.
No lo hice. A partir de ahí es evidente
que cada uno intenta lo que puede y cada uno consigue igualmente lo que puede.
Señoría, yo no soy triunfalista, yo intento hacer un juicio ecuánime de cómo ha evolucionado la
economía española a lo largo de estos años.
No es lo mismo la situación que vivimos en el año 2011 que
la situación que vivimos en este año 2016. He aportado aquí los datos de la EPA como podría aportar los
datos del paro registrado o los de la Seguridad Social, que indican que la economía española ha mejorado
y mucho.
También he recordado algunos datos que sin duda alguna tienen su interés a los efectos de
sostener una posición sobre cómo estábamos entonces y cómo estamos en el día de hoy.
También quiero decirle que no tengo ningún interés en parecerme a ustedes; yo no me voy a hacer
socialista ni le pido a ningún socialista que se haga del Partido Popular, pero yo creo que estamos en un
mundo distinto al que conocimos en la historia a la que usted se ha referido también en esta intervención.
Señorías, hoy estamos en Europa. Vea usted cómo se han formado las instituciones europeas, cómo
están constituidas, quién gobierna allí, con qué entendimiento y con qué acuerdo; miren ustedes lo que
está pasando en buena parte de los países de la Unión Europea.
Creo que no es malo además que
coincidamos en los temas esenciales. ¿Cómo tendríamos que estar, a la gresca de manera continuada?
¿Tendríamos que estar en la imposibilidad absoluta de llegar a algún entendimiento en beneficio de todos
los españoles?
Ha insistido usted aquí otra vez —perdone que se lo vuelva a decir— en el intento de
diferenciarse más de lo que es razonable. Si al final en las grandes políticas hay entendimientos. Yo tengo
aquí el gasto público por funciones en España en los años 2007, 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013,
2014, 2015 y 2016 y es muy similar. Gastamos 187.000 millones de euros en pensiones y prestaciones
sociales cuando gobierna el Partido Socialista y cuando gobierna el Partido Popular; y lo mismo ocurre en
sanidad, que es la segunda partida de gasto.
Luego se puede discutir si se ha hecho un recorte por la
situación extrema en la que vivíamos en estos últimos años. Pues sí. De la misma manera que en el
año 2010 se produjo un debate en esta Cámara en el que el entonces presidente planteó, para cumplir el
déficit público, una serie de recortes en los presupuestos.
Pero eso no afecta a lo importante, a lo
fundamental, a lo esencial; esas son circunstancias que se producen, y como he dicho en mi intervención
anterior a mí hay cosas que me gustaría hacer, pero para hacerlas lo primero que se necesitan son
recursos. Y para tener recursos hay que crear empleo y hacer políticas.
Señoría, ha planteado un asunto importante y que además tiene relación con esto a lo que acabo de
referirme, que es el déficit público para este año.
Es difícil reducir el déficit público —créanme que es muy
difícil— y sobre todo es mucho más difícil cuando se está en una situación de recesión. En el año 2011
cerramos con el 9,3%; en el año 2012 hubo crecimiento económico negativo en España y caída de
ingresos y también ocurrió en el año 2013; cuatro años después el déficit público —espero, este año—
cerrará en el 4,6 y el año que viene el objetivo es el 3,1. Hemos negociado con la Comisión Europea.
Creo
que ha sido flexible, razonable, justa —porque España quiere reducir su déficit— e inteligente, y vamos a
intentar conseguir el 3,1 para el año 2017. Las proyecciones que hemos presentado ante la Comisión
Europea —creo que es mejor plantear un escenario conservador— dicen que el año que viene el déficit al que vamos a llegar va a ser del 3,6.
Yo en este momento no estoy todavía en condiciones de decirle a
usted si tenemos o no que adoptar medidas correctivas para bajar del 3,6 al 3,1. Habrá que esperar al
cierre de 2016 y observar —esto es muy importante— si la tendencia favorable que en este momento se
observa en la evolución de los ingresos continúa, porque si eso fuera así no sería necesario, o sería
necesaria una decisión de mucha menos importancia que esa a la que usted se ha referido. Por tanto
vamos a esperar a cómo se producen los acontecimientos, y a partir de ahí tendremos que decidir cuáles
son las decisiones que adoptamos.
Pero, insisto, señorías —y no me cansaré de hacerlo a lo largo de la
legislatura—, cumplir con nuestros compromisos y cumplir con la estabilidad presupuestaria es algo bueno
para España, por muchas razones —dejando el asunto del crédito fuera—, pero sobre todo porque eso
ayuda a la recuperación económica y también a la creación de empleo.
Señoría, yo estoy de acuerdo en que ustedes hagan oposición.
Y además si no estuviera de acuerdo
sería igual; ustedes hacen lo que estimen oportuno y conveniente. (Risas). Ahora bien, ustedes también
tienen que entender que yo tenga que gobernar y que yo tenga que pedir comprensión. Tengo que hacerlo,
porque si no, no es posible.
Habla usted de los vetos.
Los vetos están previstos en nuestra legislación. Los vetos habitualmente
no los utiliza quien tiene mayoría absoluta. De hecho en la última legislatura no utilizamos el veto nunca,
y sin embargo en la anterior, cuando gobernaban ustedes, sí lo utilizaron en algunas ocasiones, y
seguramente con razón, porque si no podemos controlar los ingresos y el gasto público no podemos
gobernar.
Señoría, antes se lo expliqué y ahora lo reitero: hay muchas cosas que son justas, que hay que
hacer, que a todos nos gustaría hacer, a todos, ¡pero es que no se puede! Cada país puede lo que puede.
Hay muchos países en el mundo que no pueden hacer ni tienen unas políticas sociales que signifiquen ni
la mitad de la mitad de la mitad de las de España.
Por eso estamos obligados en muchas ocasiones a no
tomar decisiones que nos gustaría tomar. Los vetos que hemos planteado, y a los que usted se refería
antes, hace escasas fechas suponían un gasto a mayores de 6.700 millones de euros. Señoría, ¡es que
no lo tenemos!
No lo tenemos, salvo que aquellos que planteen que el gasto público aumente en 6.700
millones de euros planteen a la vez una subida de impuestos o una subida de ingresos por valor de 6.700
millones de euros. ¡Ya me gustaría a mí!
Y además no estoy en condiciones de no tener que vetar de
forma continuada propuestas de algunas de las fuerzas políticas de esta Cámara, ¡ya me gustaría a mí!
Pero también las fuerzas políticas de esta Cámara tienen una responsabilidad, que es la de no plantear
cosas que es imposible llevar a buen término.
No conseguiríamos nada, y además lo único que haríamos
sería incrementar tensión, que pienso sinceramente que es algo que no nos conviene a ninguno de los
miembros de esta Cámara.
Muchas gracias. (Aplausos)
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