El señor RAJOY BREY (Candidato a la Presidencia del Gobierno): Gracias, señora presidenta.
Aunque usted no comparta la afirmación que voy a hacer le diré que es verdad, en Twitter voy
mejorando (Risas y aplausos) y con los SMS me manejé peor pero ahora también voy mejorando. (Risas
y aplausos).
Señorías, he aprendido. Es bueno en la vida reconocer los errores y rectificar. Por eso,
permítame que le recomiende —además lo hago con afecto— que se fije en mí, señor Iglesias. (Risas y
aplausos). No voy a citar ningún país ni a nadie de su partido, pero sí voy a decirle que los diputados del
Partido Popular —como el resto de los diputados de esta Cámara— tienen derecho, lo van a ejercer y no
van a renunciar a la libertad de expresión. ¡Hasta ahí podíamos llegar! (Aplausos).
Señoría, no se gana
la batalla a la corrupción comentándola, faltando al mínimo respeto debido a los demás o utilizándola
como arma arrojadiza contra otros. Se gana reconociendo errores —quien los haya cometido—,
rectificando, tomando decisiones y trabajando para que esas cosas no vuelvan a suceder nunca.
(Aplausos).
Señorías, no sé si tiene sentido que entremos en un debate sobre los resultados de las últimas
elecciones. Yo acepto las recomendaciones que usted me hace para que sea prudente, lo soy, pero no me
importa serlo más, más si me lo pide usted. No sé cuáles serán los resultados electorales en el futuro.
Es
posible que ustedes tengan mejores resultados o que los tengan peores. Hay algo que es muy peligroso
para ustedes y creo que es mi obligación dárselo a conocer para que actúen en consecuencia. El problema
que tienen ustedes es que ahora ya les van conociendo y por eso la diferencia entre lo que ocurrió el 20
de diciembre y lo que sucedió luego el 26 de junio. (Rumores.—Aplausos).
Después de escucharle a
usted, señor Iglesias, diera la sensación de que 1.100.000 jóvenes envejecieron rápidamente en ese
periodo de seis meses. (Risas y aplausos). Yo entiendo que no le guste mi Gobierno. No voy a decir nada
del suyo, porque no lo conozco; lo único que le diré es que me gustaría no conocerlo nunca. (Varios
señores diputados: ¡Muy bien!—Aplausos).
Creo que lo de Cánovas y Sagasta es otra historia. Aquí
hay unos partidos políticos que se presentan a las elecciones, unas veces ganan, otras veces pierden,
y ya veremos, como señalaba antes, qué es lo que sucede en el futuro. Estoy a favor, nunca me he
opuesto a que hubiera movilizaciones, nunca. Yo también podría convocar una movilización.
Creo que si
pedimos que vengan mil, vendrían. (Risas). Pero, claro, qué pasaría si en lugar de estar aquí yo, estuviera
usted y yo estuviera ahí, y se encontrara usted sometiéndose a una sesión de investidura y hubiera fuera, convocados por mí, una serie de manifestantes… (Rumores.—Varios señores diputados: ¿Por
nosotros? Por nosotros, no.—Varios señores diputados: Sí. sí).
La señora PRESIDENTA: Silencio. Un segundo, señor Rajoy. Señorías, guarden silencio. (Continúan
los rumores). Señorías, se lo repito una vez más, guarden silencio.
El señor RAJOY BREY (Candidato a la Presidencia del Gobierno): Señorías, esta discusión no tiene
sentido, porque yo no he dicho que ustedes convocaran a nadie. Yo he dicho: qué pasarían si yo, estando
aquí, convocara una manifestación, ¡por favor! (Risas.—Aplausos).
Señorías, ha dicho el señor Iglesias que nosotros tenemos más gente en contra que a favor. Sí,
tenemos casi ocho millones de votos a favor.
Tampoco ha demostrado usted que esos casi ocho millones
estén a favor; simplemente nos han votado y luego se supone que los demás en contra. Hombre, usted
tampoco tiene muchos más que yo; usted tiene a favor cinco millones y en contra supongo que todos los
demás, salvo que los que supuestamente tiene en contra estén a favor porque lo diga usted y no los míos,
pero eso es la ley del embudo, señor Iglesias. (Aplausos).
No puede plantearme aquí este argumento.
En fin, poco más tengo que decir, señor Iglesias, francamente. (Risas). ¿La gente está harta? Pues
sí, supongo que habrá gente que lo pasa mal; supongo no, me consta que hay gente que lo pasa mal.
Hay muchas personas —lo digo siempre que subo a esta tribuna—, cada vez menos, por fortuna, que
no tienen un puesto de trabajo; hay personas que tienen trabajos temporales y hay que trabajar para
que los tengan indefinidos.
Todos nuestros servicios públicos tienen sus defectos. Tenemos un buen
sistema de pensiones; la pensión media desde que hemos llegado al Gobierno, por la razón de que
cotizaron más y durante más tiempo, ya está en 1.400 euros; pero sin duda hay algunas que son muy
bajas.
Hay muchas cosas que hacer, pero yo le digo una cosa con absoluta franqueza: creo que este es
un gran país —simplemente vea las encuestas y los estudios sobre el índice de satisfacción de la gente
con su vida; véalo usted o la señora Bescansa, me es exactamente igual—, y cuando uno intenta
transmitir —desconozco con qué intenciones— que no hay nada bueno en su país, al final eso no le
acaba gustando a la gente. Al final eso no es rentable ni le va a funcionar en el futuro, señor Iglesias.
Termino, porque ya… (Risas.—Rumores.—Aplausos).
La señora PRESIDENTA: Muchas gracias.
Tiene la palabra el señor Iglesias Turrión. Silencio, por favor.
El señor IGLESIAS TURRIÓN: Gracias, señora presidenta.
Señor Mariano Rajoy, yo en usted me fijo mucho, pero no se ofenda si le digo que para mí no representa
usted un ejemplo edificante —no se ofenda—, pero fijarme sí me fijo. Celebro que vaya mejorando usted
en Twitter y celebro también su capacidad de autocrítica en lo que respecta al uso de los SMS, pero yo
querría —y se lo digo sinceramente— que mejoraran ustedes en otra cosa, que mejoraran en corrupción.
(Rumores).
Decía usted: la batalla contra la corrupción se libra pidiendo perdón, reconociendo los
errores... No, mire usted, no engañemos a la gente, la batalla contra la corrupción se libra desde la política
económica; la batalla contra la corrupción se libra desde la política fiscal. Si en este país los inspectores
fiscales estuvieran investigando a los grandes defraudadores, entonces estaríamos combatiendo la
corrupción.
La corrupción se combate haciendo que la lacra legal de las puertas giratorias pase al pasado;
la corrupción se combate cuando uno no destruye discos duros de los ordenadores de su partido; la
corrupción se combate siendo lo contrario a lo que son ustedes. Por eso es imposible que, mientras sigan
gobernando ustedes, que han convertido las instituciones en su cortijo particular, se pueda combatir la
corrupción en este país.
A propósito de las convocatorias, créame, señor Rajoy, no tengo tanto poder. (Rumores). Ahora, cada
vez que se convoca algo en cualquier sitio, parece que los culpables somos nosotros, y le aseguro que en
este país hay una sociedad civil lo suficientemente articulada, que no depende de los partidos políticos y,
además, se debe seguir produciendo así.
No busquen ustedes chivos expiatorios y respeten un poquito
más que nuestro pueblo pueda gozar con tranquilidad, sin insultos y sin apelaciones al miedo, de sus
derechos civiles y de sus libertades democráticas. (Aplausos).
Ha dicho usted algo muy importante, ha dicho: No querría conocer jamás un Gobierno de ustedes.
Sea usted demócrata. Antes han dicho algo que nos diferencia.
Cuando se refería usted al Partido
Socialista decía: Pero, hombre, si esto de las ideologías ya es una cosa vieja, del pasado; si, al fin y al
cabo, en lo fundamental estamos de acuerdo, hemos hecho la misma política de pensiones, la misma política económica, cambiamos juntos el artículo 135, que existe en todos los países de Europa; ustedes
y nosotros no somos tan diferentes.
Pues bien, la democracia es poder ser diferente. Nosotros sí somos
diferentes a ustedes, señor Mariano Rajoy, y no pasará nada si un día ganamos las elecciones y ustedes
tienen que ser la oposición; no ocurrirá nada.
Somos diferentes, nosotros sí tenemos una política
económica muy diferente a la suya: queremos reindustrializar nuestro país, queremos defender los
derechos de los trabajadores, queremos que los inspectores de Hacienda persigan a los defraudadores,
queremos una reforma fiscal para que no se ajuste el cinturón solamente la gente de abajo y se lo ajusten
los de arriba también, queremos soluciones democráticas a los problemas que plantea la plurinacionalidad
de nuestra patria. Somos muy diferentes. (Aplausos).
La democracia no es el reparto simbólico de
posiciones entre dos partidos que en realidad son iguales, que es lo que ha dicho usted aquí. Usted ha
dicho: pero si no somos tan distintos en realidad, si lo de las diferencias ideológicas es una cuestión del
pasado. Bienvenido a 2016, aquí estamos, somos diferentes y aspiramos a ser el Gobierno de este país
y esperamos que cuando eso ocurra ustedes, democráticamente, lo acepten.
Muchas gracias. (Aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario
Confederal de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea, puestos en pie).
La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el candidato a la Presidencia del Gobierno.
El señor RAJOY BREY (Candidato a la Presidencia del Gobierno): Seré muy breve, señor Iglesias.
Es verdad que he dicho aquí que no quiero conocer un Gobierno de su fuerza política, pero supongo
que eso no le sorprenderá.
Yo no me presento a las elecciones para que gobierne usted, francamente
prefiero que gobierne el Partido Popular, pero lo que sí quisiera conocer, si no un Gobierno suyo, es al
menos alguna idea. Eso es importante porque, no sé si usted se ha dado cuenta, pero no ha aportado ni
una sola idea para el futuro de España a lo largo de sus intervenciones. (Aplausos).
Señoría, en 140
caracteres se pueden hacer muchas cosas, pero realmente en la vida y, sobre todo, en el Parlamento,
argumentar, razonar, hacer planteamientos e intentar convencer a los demás siempre es mejor. Se lo
recomiendo.
Muchas gracias. (Aplausos).
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