El señor RAJOY BREY (Candidato a la Presidencia del Gobierno): Señora presidenta, señorías, tomo
de nuevo la palabra en el proceso de esta investidura con la confianza de que al término de la sesión
podamos anunciar a los españoles que España cuenta con un Gobierno, que ha concluido el periodo de
provisionalidad, que ha desaparecido la principal fuente de incertidumbre y que estamos, por fin, en
condiciones de reiniciar la marcha.
No voy a entretenerles mucho tiempo, señorías, solo el indispensable para hacer algunas
consideraciones sobre el sentido y la responsabilidad del voto. Antes quiero volver a expresar mi
reconocimiento al Grupo Ciudadanos y a su líder, Albert Rivera, así como a Ana Oramas, de Coalición
Canaria, que han ayudado a poner fin a este periodo de incertidumbre. También al Partido Popular y a las
formaciones con las que estamos en coalición y que me han acompañado en todo este tiempo, Unión del
Pueblo Navarro, Foro Asturias y Partido Aragonés.
Quiero añadir, además, que soy plenamente consciente
de lo que significa la votación del jueves pasado en todos sus extremos, así como la que otros han
anunciado para el día de hoy.
Dicho esto, la primera consideración que quiero trasladar a todos ustedes es que España necesita
algo más que una simple investidura.
Necesita un Gobierno que esté en condiciones de gobernar, no de
ser gobernado, sino de gobernar. No pido un cheque en blanco, como saben; me limito a reclamar un
Gobierno, que no es lo mismo. Hoy no concluye esta historia, señorías, hoy comienza; hoy trazamos el
camino del futuro, de ese futuro del que la falta de mayoría nos hace a todos responsables.
A todos nos
compete asegurar para España no solo el instrumento de Gobierno que precisa, sino su capacidad, que
es tanto como decir su eficacia. El voto de investidura no es un descargo de responsabilidad, no es eso;
debe ser, sobre todo, un compromiso de futuro y un compromiso para todos.
La política de cualquier
Gobierno sensato no admite más que un rumbo y ha de marcarlo el Gobierno, está para eso y se le vota
para eso; va implícito en el gesto de votar, si es que estamos ante un gesto responsable. Todo el mundo
es consciente de que no cabe gobernar con varios criterios a la vez, como no es posible gobernar con dos
presupuestos simultáneos. Hemos sobrevivido a trescientos días de Gobierno en funciones, pero no
podríamos sobrevivir a un Gobierno que no gobierne porque le faltaran apoyos o le sobraran obstáculos.
El precio sería ruinoso. Votar responsablemente a favor de la investidura implica, pues, comprometerse a
intentar construir, especialmente en aquellas materias que son trascendentales para el bienestar de los
españoles; materias que, por cierto, nada tienen que ver con el color del Gobierno, como ocurre con los
compromisos europeos o la estabilidad presupuestaria. ¿Acaso si gobernara otra formación política no se
cumplirían los compromisos adquiridos? ¿Es que si gobernaran otros se quebraría la estabilidad
presupuestaria?
Esto es una responsabilidad de todos, señorías, no solo mía. Añado que, como es obvio,
cuando no se pueden controlar los ingresos ni el gasto público sencillamente no se puede gobernar.
Ustedes y yo sabemos que no es razonable gobernar sin presupuestos y todos debemos ser consecuentes.
Carece de sentido proclamar que se va a facilitar que España tenga un Gobierno si no se está dispuesto
a dotarlo de su principal herramienta de trabajo.
Señorías, lo repetí en mi discurso del jueves pasado hasta la saciedad: nada de esto que reclamo será
posible sin acuerdos. He ofrecido una disposición abierta al diálogo y una sincera voluntad de entendimiento,
y no lo he hecho hoy por primera vez ni hace cuarenta y ocho horas; lo hice el 21 de diciembre, el día
después de las elecciones.
Comprendí entonces dónde estábamos, tomé buena nota de la voluntad de
los españoles y actué en consecuencia. Desde entonces, insisto, no he dejado de plantear la necesidad
de entendernos. Soy el principal interesado en que busquemos y alcancemos acuerdos. Estoy dispuesto
a corregir todo lo que merezca corrección, a mejorar todo lo que sea mejorable y a ceder en todo lo que sea razonable. No escatimaré ni tiempo ni dedicación; necesitamos un Gobierno que gobierne y trabajaré
cada día esa gobernabilidad.
Señoras y señores diputados, diálogo, sí, todo, pero no nos equivoquemos, señorías, ni pretendamos
llevar las cosas más allá de lo que las circunstancias permiten. Hemos de negociar dentro de los límites
que la realidad nos impone a todos, que no tienen nada que ver ni con el color del Gobierno ni con su
fortaleza o su debilidad. Los límites no varían. A mí no me está permitido negociar la unidad de España o
la igualdad de los españoles, tampoco incumplir nuestros compromisos con la Unión Europea, al igual que
no me está permitido quebrar la estabilidad presupuestaría.
Sería inútil pretender que estas materias se
sometan a negociación: ni lo puedo hacer yo ni lo puede hacer nadie. Digo más, es responsabilidad de
todos que no se sometan a discusión, que cumplamos las leyes, que respetemos las reglas y seamos
leales a nuestros compromisos. A todo esto añado que existe un límite que no depende más que de mí,
un límite que me impongo rápidamente. No pretendo acceder al Gobierno para realizar cualquier clase de
política, no estoy dispuesto a derribar lo construido; se puede mejorar, sin duda, pero no puedo aceptar su
demolición.
Que nadie espere que yo contribuya a lesionar la recuperación económica y la creación de
empleo. No haré ese daño a los españoles. (Aplausos). No tiene ningún sentido liquidar todas las
reformas; mejoremos lo mejorable, pero no impidamos que España siga siendo el país que más crece en
Europa y el que más empleo crea. ¿Acaso esto es malo?
Señorías, accedo al Gobierno para perseverar y algunos me lo reprochan.
Ya sé que algunos quieren
darle la vuelta a las políticas que hemos desarrollado, pero para eso otros tendrían que hacerse cargo del
Gobierno. No se puede pretender que gobierne yo y traicione mi propio proyecto político que, además, fue
el más apoyado por los españoles. No me pidan ni pretendan imponerme lo que yo no puedo aceptar.
Como les he dicho al inicio, entiendo perfectamente la situación sin precedentes en que nos encontramos,
pero espero que entiendan ustedes también que no se sostiene dar paso a la investidura y desamparar al
Gobierno que resulte de ella. Lo digo hoy para que nadie nos llamemos a engaño y para que tampoco
engañemos a los españoles. No estoy pidiendo el voto para un Gobierno multiusos o carente de orientación.
Yo tengo una tarea a la espalda, unos resultados en la mano y un propósito al frente. Eso es lo que
estamos resolviendo en este trámite de la investidura. No el apoyo a un Gobierno en abstracto, no cubrir
el hueco de una vacante, no reemplazar una plaza inerte en la Administración del Estado. Se vota la
investidura a un candidato que acude con un proyecto. Es con ese proyecto con el que solicito la confianza
de la Cámara.
Es a ese proyecto al que se le otorga la confianza. No pido la luna, señorías, pido un
Gobierno previsible, lo cual significa que sus grandes líneas sean conocidas desde el principio, que
anuncie de antemano lo que va a ocurrir y especialmente lo que no va a ocurrir para que todo el mundo
sepa a qué atenerse.
Y termino ya, señora presidenta.
Se abren ante todos los españoles grandes perspectivas si no las
estropeamos, bien porque no haya Gobierno, bien porque no se le deje gobernar, que tanto da lo uno
como lo otro. No solo se pondrá en marcha el Gobierno, señorías, lo hará España entera. Son incontables
las decisiones empresariales, inversiones de capital, iniciativas de emprendedores que llevan meses en
suspenso pendientes de que se despeje el panorama. Repito: pendientes de que se despeje el panorama,
es decir, de que se ofrezca algo más que una investidura desnuda. Seamos consecuentes, señorías.
Quien piense que las mayorías absolutas de los demás no son buenas —y creo que aquí hay muchos que
así lo piensan— debería preocuparse más que nadie para demostrar que España puede ser gobernada,
y bien gobernada, aunque no exista mayoría absoluta.
Quien piense que las mayorías absolutas son
perjudiciales debería ser el primero en hacer ver que los políticos españoles somos capaces de ponernos
de acuerdo porque en la Cámara no han de faltar apoyos para desarrollar las tareas.
Les invito a que
veamos la manera de que las cosas vayan lo mejor posible para los españoles, dentro de lo que permiten
unas circunstancias que no son fáciles para nadie. No pido —vuelvo a reiterarlo— un cheque en blanco,
señorías. Pido madurez; pido que, cuando se dé un paso, se acepten las consecuencias de ese paso; pido
que podamos todos decir a los españoles que van a contar con un Gobierno que gobierna, no por su
propia fortaleza, sino porque en la Cámara no han de faltarle apoyos para desarrollar las tareas.
A eso se
le llama en Europa ejercer una oposición responsable. Por mi parte, insisto, hay dos errores en los que no
incurriré: el primero, olvidar las limitaciones que la realidad me impone; y el segundo, desperdiciar las
oportunidades que la coyuntura nos ofrece.
Solicito, señorías, un Gobierno que no arruine las buenas perspectivas que nos ofrecen los próximos
años, porque nuestra primera finalidad debe ser consolidar lo obtenido, continuar mejorando, sostener el
ritmo de empleo, aprovechar las oportunidades y no defraudar el crédito que todavía se nos otorga. Con este propósito, solicito la confianza de la Cámara para el programa de gobierno que mi candidatura
representa.
Muchas gracias, señoras y señores diputados, señora presidenta. (Prolongados aplausos de las
señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Popular, puestos en pie).
La señora PRESIDENTA: Muchas gracias.
Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra el señor Hernando Vera.
El señor HERNANDO VERA: Señora presidenta, señorías, señor candidato a la Presidencia del
Gobierno, hoy se acaba el bloqueo político en España después de un año y eso es posible gracias a que
el Partido Socialista Obrero Español asume su responsabilidad absteniéndose. Lo hacemos para evitar
terceras elecciones, lo hacemos para que las instituciones no sigan deteriorándose y para que no se
deslegitime más nuestra democracia.
Pero, señor Rajoy, los ciudadanos lo saben y usted también: ni
usted ni su proyecto cuentan con nuestra confianza. Creemos que no es el presidente que España merece,
pero que mucho menos necesitamos terceras elecciones. No lo hacemos para convalidar sus odiosas
reformas ni para perdonar la grave corrupción de su partido o para permitirle seguir deteriorando los
derechos de trabajadores, mujeres o jóvenes.
No lo hacemos para que usted pueda ahondar en la quiebra
de la cohesión social o territorial de nuestro país. A partir de hoy usted ya no está en funciones y usted ya
no tiene la mayoría absoluta que ha venido simulando durante todo este año. Usted está en clara minoría,
señor Rajoy, y bajo la estrecha vigilancia de todo este Congreso.
Y a eso se va a dedicar el Partido
Socialista, a vigilar cada paso que dé y a aprobar las iniciativas al frente de una mayoría que ni es suya ni
es de ningún grupo de esta Cámara.
Lleva usted más de trescientos días en funciones, por lo tanto, aquello de los cien días de cortesía en
este caso no va a ser ni un simple formalismo.
Vamos a exigirle responsabilidad de gobierno desde el
primer día, desde el próximo lunes. Hace dos días usted respondió a mi petición de suprimir las reválidas
con el compromiso de paralizar sus efectos. La comunidad educativa y nosotros reconocemos su gesto,
pero creemos que es claramente insuficiente. Le exigimos la paralización de la Lomce y que dejen claro
que los estudiantes no se van a tener que enfrentar a unas reválidas improvisadas y que los estudiantes
de bachillerato van a poder ingresar en la universidad superando las pruebas de acceso.
Háganlo ya,
señor Rajoy, porque ni los estudiantes ni los profesores ni los colegios ni los institutos están en funciones,
llevan ya dos meses trabajando.
Como le dije el otro día, vamos a presentar leyes para recuperar derechos civiles y sociales, para
reequilibrar las relaciones laborales, para garantizar las pensiones, para luchar contra la desigualdad y la
pobreza, para restañar las heridas en el Estado del bienestar, para avanzar en la regeneración de nuestra
democracia.
También estamos dispuestos a valorar las iniciativas que usted traiga, que su Gobierno
traiga, que su grupo parlamentario presente en estas Cortes. Pero si quieren aprobarlas con el apoyo del
Grupo Parlamentario Socialista, señor Rajoy, tendrán que convencernos de que son positivas para España
y para la ciudadanía española, porque de lo contrario las combatiremos e intentaremos derrotarlas
democráticamente; tendrán nuestra más firme oposición.
Señor Rajoy, en mi intervención del pasado jueves le hablé de Cataluña y usted me habló de diálogo,
y yo le digo que, si eso es así, empiece a dialogar ya, en noviembre mejor que en diciembre, porque la
fractura y la distancia que hay entre Cataluña y el resto de España, no solamente política sino emocional
y social, es sencillamente insostenible.
Señorías, todos tenemos el deber de afrontar los grandes retos y los grandes desafíos a los que se
enfrenta España.
Por eso, el Partido Socialista va a hacer una oposición firme y seria, porque serios son
los problemas a los que se enfrentan los españoles todos los días.
Mire, en las últimas semanas y quizá especialmente en los últimos días, señor Rajoy, usted ha podido
fantasear con disfrutar de una oposición de gritos y chascarrillos, de Twitter y camisetas, de textos
legislativos que no haría ni un estudiante de primero de Derecho, de abandonos irresponsables del puesto
de trabajo.
Quizás usted haya podido soñar con una oposición que vende soluciones fáciles, mágicas,
milagreras, fantasiosas; es decir, soluciones imposibles. Si ese ha sido su sueño, ya le digo que despierte
de él, que despierte y abandone toda esperanza porque van a tener la oposición de los hombres y mujeres
del Partido Socialista, que vamos a actuar con el rigor de quien ha gobernado España durante sus mejores
años y con la sensatez y la valentía de quien aspira a construir una alternativa progresista que merezca
la confianza mayoritaria de los ciudadanos y ciudadanas de este país.
El señor RIVERA DÍAZ: Gracias, presidenta,
Gritaba la señora Irene Montero: se puede tener amor sin corrupción. Claro que sí, señora Montero.
No hay que escoger entre el amor y la corrupción, algunos podemos tener amor sin corrupción.
(Rumores.—Aplausos).
No son ustedes los únicos que no tienen corrupción en esta Cámara.
Pero vamos a los temas serios. El 26 de octubre de 2015 el Gobierno convocaba las elecciones
para el 20 de diciembre de 2015, y ha pasado más de un año desde esa fecha; un año en que los
españoles han visto cómo sus instituciones se bloqueaban, han visto cómo tenían que ir a votar dos
veces, han visto la incapacidad de algunos para ponerse de acuerdo, han visto grupos políticos que
votaban no, no y no siempre, fuera un líder socialista o un líder popular, para que no hubiera cambios
en este país.
Y les digo una cosa, señorías: ni los trabajadores que cobran 700 euros y no llegan a final
de mes pueden esperar, ni los enfermos dependientes pueden seguir viendo recortes —y hay que
paralizar esos recortes—, ni los emprendedores pueden seguir teniendo trabas para poner en marcha
sus negocios, ni los que quieren invertir en nuestro país pueden pensar que este país no se pone en
marcha; ni nuestros enfermos, ni nuestros mayores.
Los españoles no pueden esperar más, y por eso
hoy Ciudadanos se sube a esta tribuna con el orgullo de ser el único partido que ha colaborado desde
el primer día a que este país se pusiera en marcha, con un candidato del Partido Socialista propuesto
por el rey, con un candidato del Partido Popular propuesto por el rey, porque creemos que si algún día
queremos gobernar este país hay que empezar a hacer cosas por este país, incluso cuando uno no es
el candidato. (Aplausos).
He escuchado atentamente al señor Rajoy, candidato y futuro presidente, si lo escoge esta Cámara.
No tenga miedo; no tenga miedo, no pasa nada; es una legislatura sin mayoría absoluta. Le he visto otra
vez poniéndose la venda antes de la herida. No pasa nada, señor Rajoy; si usted cumple las exigencias
de Ciudadanos esto va a salir bien; no pasa nada. (Aplausos). No hay por qué ponerse la venda antes de
la herida.
Le decía el otro día que hay países de Europa gobernados sin mayoría absoluta desde hace
cien años, y no pasa nada; ahora, eso sí, usted no puede hacer lo mismo que en estos últimos años, y
además tenemos que expulsar de la vida pública a los Bárcenas, a la Gürtel, a los Puyol, al tres per cent,
a los ERE y a todos esos indeseables y casos de corrupción que han manchado las instituciones.
Y habrá
que investigar aquí, en sede parlamentaria, qué pasó con la posible financiación ilegal de su partido, sí,
pero también tendremos que tomar medidas para que no vuelva a pasar, y habrá que limpiar la vida
pública, legislando y no gritando, porque para cambiar las cosas hay que trabajar. Señor Iglesias, le doy
una mala noticia: a partir de ahora hay que trabajar. (Risas y aplausos.—Rumores).
Hay que trabajar,
hay que presentar leyes que tengan un contenido decente, como decía el señor Hernando, hay que
enmendar, hay que llegar a acuerdos, porque seguramente muchos de sus votantes querrán que se
apruebe la dación en pago en esta Cámara, y tendrán ustedes que trabajar; muchos de sus votantes
seguramente querrán que se cambie la Ley Electoral, y tendrán ustedes que venir a trabajar (Rumores),
y muchas otras cosas que tenemos en común con el programa electoral de Podemos, del Partido Socialista
o del Partido Popular.
Así que, lo que toca ahora —por suerte para los que queremos empezar a trabajar—
es trabajo, aunque a otros quizá les cueste más. (Rumores). En todo caso estamos dispuestos a tenderles
la mano a todos los grupos de esta Cámara, porque a partir de ahora quien va a marcar —le guste o no
al Gobierno— la línea de esta legislatura va a ser el Parlamento. El Parlamento cobra separación de
poderes, desde el Gobierno, y el Gobierno tendrá que rendir cuentas al Parlamento.
Eso es algo que han
votado los españoles. No es una decisión de Ciudadanos ni del Partido Popular ni del PSOE ni de
Podemos; lo han votado los españoles dos veces, así que lo mejor que podríamos hacer es aprender de
nuestros compatriotas, que nos han dado una lección y nos han dicho que no queda más tiempo, pero que
nadie se piense que esto va a ser fácil.
¿Quién dijo que esto fuera fácil? No va a ser sencillo, señor Rajoy,
pero insisto en que si somos capaces de trabajar —y nosotros vamos a trabajar por España, no solo por
nuestro partido, como hemos demostrado— lo lograremos.
Para finalizar querría traer aquí una frase del que fuera presidente (Una señora diputada: Suárez) de
los Estados Unidos, de John Fitzgerald. Decía John Fitzgerald Kennedy: el cambio es ley de vida. (Rumores). Búsquelo en Google, señor Iglesias: John Fitzgerald Kennedy. (Risas y
aplausos). Decía John Fitzgerald Kennedy que el cambio es ley de vida, y que cualquiera que solo mire
al pasado o al presente se va a perder el futuro; y el futuro, señorías, empieza ahora.
Así que dejemos de
mirar al pasado, empecemos a mirar al futuro, y sobre todo miremos al futuro juntos, porque los españoles
no nos perdonarían que en esta legislatura el único objetivo fuera ganar votos o escaños. El único objetivo,
señorías, es que España funcione. No nos creamos tan importantes, que los que de verdad son importantes
son los españoles.
Muchas gracias. (Aplausos).
La señora PRESIDENTA: Muchas gracias. (Rumores). Silencio, por favor.
Por el Grupo Parlamentario de Esquerra Republicana, tiene la palabra el señor Rufián Romero.
(Rumores prolongados).
El señor RUFIÁN ROMERO: Presidenta, señorías, señor candidato Rajoy, maese cuñado Rivera
(Risas), señora Susana Díaz Richelieu, señor Felipe ‘Gonzálex’, un saludo allá donde estén.
Señores del PSOE Iscariote, ustedes llevan cuarenta años dando una de cal y otra de arena. Pero lo
de hoy ya es demasiado; demasiado para socialistas de corazón, socialistas de corazón a los que hoy
queremos dar voz. Socialistas como Rubén, que les dice: Los fundadores del PSOE se revuelven en sus
tumbas, nunca más vuelvan a decirse socialistas, nunca más vuelvan a decirse obreros; traidores es el
único nombre que merecen. (Protestas).
O como José Antonio: Quiero que sepan que mi madre tiene 51
años, trabaja fregando suelos por menos de 4 euros la hora, y llora cada vez que los ve en la tele
traicionándola. (El señor Madina Muñoz: ¡Pero déjalo ya de una vez!—Protestas). Acabo de empezar.
(Rumores y protestas).
La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio.
Señor Madina. Por favor, guarden silencio.
El señor RUFIÁN ROMERO: Le quedan unos cuantos todavía.
La señora PRESIDENTA: Un segundo, señor Rufián, un segundo.
Señorías, les recuerdo que tiene la palabra el orador, y el resto de las señoras y los señores diputados
lo que tenemos que hacer es estar en silencio.
Continúe, señor Rufián.
El señor RUFIÁN ROMERO: O como Laura, señor Madina: Mi abuelo murió con el carné en la mano
y el socialismo en el corazón; si hoy les viera haciendo lo que hacen, mi asco y mi rabia se quedarían muy
cortos. O como Antonio, que les dice: ¿Y ahora cómo les explico esto a mis hijos? O como Armando, que
les dice: Cobro 884 euros por 168 horas al mes, vivan con esto una temporada, y se les pasarán las ganas
de apretar ese botón.
Esta es su gente, su gente. ¿Tienen alguna respuesta para ellos? ¿Algo? ¿No?
Señores del PSOE sociedad anónima, ¿no les da vergüenza que solo les quede de izquierdas el sitio
en el que se sientan en los consejos de administración de las eléctricas? (Rumores). ¿No les da vergüenza
doblegarse a los designios de una cacique…? (Protestas.—El señor Madina Muñoz hace gestos a la
señora presidenta).
La señora PRESIDENTA: Señorías, por favor. (Rumores). Un segundo, señor Rufián. Un segundo.
Continúe, señor Rufián.
El señor RUFIÁN ROMERO: Decía: ¿no les da vergüenza doblegarse a los designios de una cacique
que gobierna la comunidad autónoma con una de las tasas de paro y fracaso escolar más altas de
Europa? ¿No les da vergüenza darle el poder a uno de los partidos más reaccionarios de Europa, junto
con el cuñadismo neoliberal salvaje, que por ejemplo dice que está en contra de rebajar el IVA veterinario
porque hay sífilis en Barcelona? Este es el nivel de esta gente. (Rumores.—Protestas).
La señora PRESIDENTA: Señorías, silencio, por favor.
El señor RUFIÁN ROMERO: La buena noticia es que, tras lo de hoy, la única sorpresa que nos depara
la política española es saber en qué partido militará en la próxima legislatura el señor Toni Cantó.
(Rumores.—Risas). ¿No les da vergüenza ser republicanos, pero monárquicos; socialistas, pero neoliberales; obreros, pero en consejos de administración; y de izquierdas, pero dando el poder a la
derecha? (Rumores). Les aviso que el mercado de marcas blancas del PP está saturado, sobre todo
entre los cínicos naranjas y su escisión ForoCoches. (Rumores.—Protestas).
La señora PRESIDENTA: Silencio, por favor.
Tiene que ir terminando, señor Rufián.
El señor RUFIÁN ROMERO: ¿No les da vergüenza traicionar tanto a su gente que incluso un consejero
de Abengoa, al que echaron a patadas, parece otra vez de izquierdas? ¿No les da vergüenza pasar del
«si tú no vas ellos vuelven» al «no vayas que ya te los traemos nosotros»? ¿No les da vergüenza dar la
gobernabilidad de su país a quienes persiguen urnas y esconden Jaguars? ¿No les da vergüenza dar
la gobernabilidad de su país a quienes reciben con abrazos a ricos en jet privados y con pelotazos a
pobres en el mar, a nado? (Rumores).
La señora PRESIDENTA: Señor Rufián, le tengo que cortar ya el micrófono, porque ha terminado su
tiempo.
El señor RUFIÁN ROMERO: Acabo.
Si le hacen esto a su secretario general y a su militancia, imaginen qué no le harán a la gente.
Y acabo dirigiéndome una vez más a los compañeros Iglesias y Domènech. Compañeros, teníais
razón, el bipartidismo ha muerto… (Aplausos.—Rumores y protestas).
La señora PRESIDENTA: Sí, señor Hernando.
El señor HERNANDO VERA: Señora presidenta, por el artículo 71.3 en relación con el 103 y el 104.
La señora PRESIDENTA: Señor Hernando, le recuerdo que el artículo 71 no da lugar a un turno de
intervención y me tiene usted que entrecomillar la alusión a la que quiere hacer referencia.
El señor HERNANDO VERA: Sí, señora presidenta, me refiero a todas aquellas expresiones de odio,
y que faltan al honor y al respeto a mi grupo parlamentario y al Partido Socialista, pronunciadas por el
señor Rufián a un partido que ha vertido sangre, sudor y lágrimas para que hoy él esté aquí diciendo…
(Fuertes aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Popular en el
Congreso, del Grupo Parlamentario Socialista y del Grupo Parlamentario Ciudadanos, puestos en
pie.—Aplausos del Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV).—Fuertes rumores.—Fuertes protestas).
La señora PRESIDENTA: ¿Alguna señora diputada o algún señor diputado no ha sido nombrado para
votar? (Pausa).
Vamos a proceder a realizar el escrutinio de los votos emitidos. (Pausa).
Efectuado el recuento, dijo
La señora PRESIDENTA: El resultado de la votación ha sido el siguiente: votos emitidos, 349; votos
a favor del candidato, 170; votos en contra del candidato, 111; abstenciones, 68.
Señorías, al haberse alcanzado el voto favorable de la mayoría simple de los miembros de la Cámara,
queda otorgada la confianza al candidato, don Mariano Rajoy Brey, lo que le comunicaré a su majestad el
rey a los efectos de su nombramiento como presidente del Gobierno. ¡Enhorabuena, señoría! (Aplausos
de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, puestos
en pie).
Se levanta la sesión.
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