El señor RIVERA DÍAZ: Gracias, presidenta.
Señorías, invitados, ciudadanos que nos siguen en esta sesión de investidura, en esta misma tribuna
el 6 de abril de 1978 el presidente Suárez se sacó un papel de su bolsillo con una frase magistral que
definía el gran trabajo que tuvieron que hacer los demócratas sentados en esta Cámara, y aquella frase
decía así: hemos tenido que cambiar las cañerías sin cortar el agua.
Efectivamente, señorías, vamos a
tener que cambiar muchas cañerías sin cortar el agua, porque estamos ante una nueva etapa política,
porque se acabaron las mayorías absolutas, pero sobre todo porque queremos que España siga
funcionando.
Así que es el momento no de cargarse las cañerías, no de cargarse a la oposición democrática
ni al Gobierno; es el momento de, entre todos, sustituir las viejas cañerías.
Es cierto que hay cañerías viejas que todavía seguirán funcionando; es cierto que habrá viejas
cañerías de las que se tendrán que mantener kilómetros, pero también es cierto que los españoles han
escogido un nuevo Parlamento, y ese nuevo Parlamento tiene que dedicarse básicamente a reformar
nuestro sistema, a mejorar nuestra democracia, para que siga fluyendo el agua: en este caso, los derechos
y libertades de los españoles.
Señorías, el cambio no ha llegado al Gobierno.
Los españoles deciden y votan, y dos veces han
votado que hay una lista más votada, que es la del Partido Popular, pero también han dicho que no
quieren más mayorías absolutas. También han dicho que quieren un Parlamento plural, diverso; un
Parlamento donde nadie tenga la razón absoluta, donde todo tenga que ser consensuado, donde la
palabra, por encima de los gritos, se escuche mucho más; por tanto, nos enfrentamos a una etapa
apasionante, una etapa distinta, una etapa con incertidumbres, pero sobre todo con oportunidades, porque
las crisis son oportunidades —para algunos, para otros son problemas—.
Nosotros, en esta crisis de un sistema que se agota, de un bipartidismo que se acaba, queremos ver la oportunidad de un país más
democrático, de un país más próspero y de un país más justo. (Aplausos).
Ciudadanos, a diferencia de otros, que están en el no, no y no a todo, hemos sido los del sí.
(Rumores).
Los del sí a las dos candidaturas que ha propuesto el rey de España; los del sí a intentar
sacar a este país del atolladero; los del sí al desbloqueo; los del sí a las reformas; los del sí a pensar
más en España que en los partidos políticos o en los sorpassos. A nosotros no nos importa ganar, a
nosotros nos importa servir y, por tanto, estamos aquí para servir a los españoles; no para que un
partido quede primero, segundo o cuarto.
Señor Iglesias, esto no es una carrera de coches, es un
Parlamento, y no importa quién queda primero, segundo o tercero. Usted cree que la prioridad es
básicamente desmontar al Partido Socialista —le ha dedicado casi más tiempo al Partido Socialista que
al Partido Popular en esta tribuna—, pero nosotros no tenemos ese objetivo.
Queremos trabajar de la
mano con todos nuestros compatriotas —también con sus votantes—, y espero que usted —ustedes,
todos, señorías— estemos aquí para trabajar y no para dar lecciones desde esta tribuna.
Quiero hablar de esas reformas brevemente también, porque tuvimos otro debate de investidura; de
hecho hemos tenido tres con este.
En el primero llegamos a un acuerdo de Gobierno con el Partido
Socialista, con 200 reformas, y que suponía un cambio político para España. Fue un intento que yo
defiendo —creo que fue bueno lo que intentamos—, a pesar de que el señor Iglesias no lo permitiera. No
hubo cambio de Gobierno ni de presidente porque Podemos no quiso que hubiera cambio de presidente
en esta Cámara. Pero ahora, vista la realidad, con esos 137 escaños del PP, con esta realidad parlamentaria,
nos toca poner en marcha este Gobierno.
¿Es nuestro Gobierno? No, pero es el único Gobierno posible
según los resultados que nos han dado los españoles. ¿Es el presidente que queríamos? No, pero es el
presidente legítimamente escogido por su partido para encabezar la investidura. Todo el mundo sabe que
Ciudadanos quería otra opción. El 21 de diciembre —se refería a ello antes el señor Rajoy, y en parte
estoy de acuerdo— nosotros creíamos que un gran Gobierno, con tres fuerzas políticas, con 254 escaños
detrás, era mucho más potente.
Con un matiz, que nosotros queríamos un Gobierno nuevo, un presidente
nuevo y un Gobierno limpio de corrupción. Eso no se ha producido. El Partido Popular legítimamente ha
decidido no renovar, el Partido Popular legítimamente ha decidido apoyar sistemáticamente el continuismo
de la legislatura anterior. Respeto absoluto a ese resultado, pero también ahora hay que respetar el
trabajo en esta Cámara.
No voy a explicar las 150 reformas, exigencias que le hemos hecho al Partido Popular para nuestro
voto afirmativo en la investidura, pero déjeme que les haga un resumen muy breve de temas que sí les
preocupan a los españoles. (Muestra una hoja de papel escrita). Miren, esto que hay aquí es una
pancarta, señor Iglesias, es una pancarta, es un recibo de autónomos; estas son nuestras pancartas, los
recibos de los autónomos. (Aplausos).
Con esta pancarta, que es el recibo que pagan 3,5 millones de
autónomos —cuando pueden pagarlo—, lo que quiero demostrar es que a esta Cámara venimos a
reformar. Se va a aprobar en esta Cámara una ley de autónomos que ha liderado Ciudadanos —espero
que cuente con el apoyo de esta Cámara— precisamente para que los autónomos que no llegan a final
de mes no tengan que pagar este recibo, precisamente para que los que montan una empresa y quieren
emprender un proyecto, un sueño, una ilusión o quieren contratar a gente, lo tengan un poquito más fácil.
Para eso hemos venido esta Cámara y no para hacer sorpassos ni dar gritos ni para darle lecciones a
nadie. Nosotros por lo menos hemos venido a eso. La nueva política no es gritar, la nueva política es dar
soluciones a los españoles. (Aplausos.—Muestra otra hoja de papel escrita). Esta es otra pancarta que
les sonará a muchos padres y madres de España —también a mí—; a los que somos padres nos suena.
Es la factura de los libros de texto, señor Iglesias, mire qué pancarta tan bonita. ¿Sabe lo que pasa? Que
con el acuerdo al que hemos llegado con el Partido Popular —espero que usted vote a favor cuando llegue
el momento—, igual que lo acordamos con el Partido Socialista, los libros de texto en España serán del
colegio, serán en definitiva de la educación pública. Ese es un acuerdo tangible, real.
El cambio no es
gritar, el cambio es que los padres no tengan que pagar los libros de texto. (Aplausos.—Muestra otra
hoja de papel). Y esta es otra pancarta, señor Iglesias, de los servicios sociales, de la dependencia,
porque hemos pactado en ese acuerdo parar los recortes en dependencia. Se ha recortado mucho, hay
millones de personas afectadas directa o indirectamente por la Ley de dependencia.
Una buena idea mal
financiada. Queremos que esta sea la legislatura para revertir los recortes en sanidad, en educación, en
dependencia y es lo que hemos pactado para dar el sí a esta investidura. Así que con estas pancartas,
que a usted le parecerán aburridas pero que son el día a día de muchos españoles, lo que esperamos es que no se vuelvan a enviar cartas como esta, donde se recorta la prestación a los cuidadores de la
dependencia. (Aplausos).
Y así podría seguir con muchas otras pancartas de la vida diaria de los españoles. ¿Saben dónde
están esas pancartas? En un acuerdo de 150 exigencias al Gobierno futuro, porque aquí hemos venido a
trabajar, a arreglar la vida de los españoles.
Sí, hay que trabajar, ya sé que a algunos les da pereza
trabajar, sé que a algunos no les gusta mucho trabajar, que les gusta más gritar o hacer tuits, pero no les
gusta enmendar leyes, no les gusta negociar un acuerdo, no les gusta arrimar el hombro cuando hace
falta para este país. Pero nosotros no hemos venido a eso, y esa es una de las grandes diferencias entre
los que hacen populismo y los que aplicamos soluciones.
Por eso también queremos trabajar en un
problema para los españoles, que es la corrupción. Nosotros —hablando de cañerías— queremos sustituir
también esas cañerías por las que ha corrido agua putrefacta, la corrupción. Por eso le exigimos al Partido
Popular 6 condiciones —que por cierto tardaron ocho días en verlas, pero finalmente las han firmado—,
entre ellas, una comisión de investigación parlamentaria para investigar la posible corrupción del Partido
Popular, del partido del Gobierno. Espero que Podemos se sume y no impida que se cree, como lo hizo
en su día con un posible Gobierno Socialista y de Ciudadanos.
Eso es lo que queremos. También hemos
pactado limitar a dos mandatos, a ocho años, el mandato del presidente del Gobierno. También hemos
pactado un cambio en la Ley electoral, para que esta Cámara vea la luz de una nueva Ley electoral.
Y así
muchísimas medidas tangibles, reales, que afectan al bolsillo, al corazón y al alma de muchos españoles.
Eso es el cambio.
Nosotros además queremos modernizar nuestras instituciones, no solo hablando de una Comisión
contra la corrupción, sino trabajando para cambiar las reglas del juego. Queremos que el fiscal general
esté supervisado por este Parlamento, como hemos acordado, queremos —esto no le va a gustar tampoco
al señor Iglesias— que los jueces escojan a los jueces y no los políticos, como hacen en otros países.
Queremos que los jueces, en definitiva, puedan escoger al Consejo General del Poder Judicial. Queremos
también que el Tribunal Constitucional se despolitice y sea una Cámara al servicio de los españoles, y no
que antes de ir a votar sepamos cuáles van a ser las resoluciones, en función de si son de rojos o de
azules.
No queremos, en definitiva, una politización como algunos quieren. Queremos medios de
comunicación públicos independientes y medios de comunicación privados sin subvenciones, que trabajen
libremente y que compitan entre ellos; en definitiva, queremos un modelo democrático, un modelo donde
la separación de poderes va a volver a este país. El señor Guerra dijo aquello de que había matado a
Montesquieu.
Pues a ver si en esta legislatura entre todos lo resucitamos y conseguimos que los jueces
escojan a los jueces, que el Parlamento controle al Gobierno y que el Gobierno se ciña a las sesiones de
control de este Parlamento. España, señores, está cambiando; a una velocidad más lenta de la que nos
gustaría a algunos y, sin duda, a una velocidad mucho más rápida de lo que algunos pensaban. Estamos
ante un momento histórico y no podemos desaprovechar esta oportunidad.
Por otro lado, también quería dirigirme en esta Cámara al resto de grupos parlamentarios, especialmente
a los principales partidos, a los cuatro partidos que configuran el 90% de la soberanía nacional. Quería
hacerlo, en primer lugar, dirigiéndome al candidato, al señor Rajoy. Decía el señor Rajoy ayer que va a ser
difícil, pero que hay que tirar hacia delante la legislatura. Yo le pediría que no se ponga la venda antes de
la herida.
Entre el discurso de ayer y el de hoy he visto demasiada insistencia en lo difícil que va a ser y
en que, si no va bien, la culpa es de todos. Le voy a decir una cosa, señor Rajoy: El mayor responsable
de que esto vaya bien o de que esto vaya mal es usted. ¿Sabe por qué? Porque si usted cumple, como
dijo en esta tribuna —espero que lo haga, y le vigilaremos—, las exigencias de Ciudadanos, esto va a ir
bien, porque va a tener una mayoría para llevar adelante las reformas que le hemos exigido.
Si usted no
cumple y hace de señor Rajoy de la mayoría absoluta, si usted no escucha a esta Cámara, si usted no
tiene en cuenta que necesitaremos a otros partidos para sacar adelante las leyes, esto puede durar muy
poco. Así que el principal responsable sobre la duración de esta legislatura es el presidente del Gobierno.
Así que confío y quiero confiar; con todos los recursos para controlar al Gobierno desde la oposición, pero
con una oposición responsable. Estoy convencido de que es mucho mejor tener una mayoría y ser
controlado por el Parlamento, que no una mayoría absoluta y no tener control del Gobierno.
Por eso, señor
Rajoy, le pido simplemente que cumpla lo que hemos firmado, que ponga en marcha esas reformas, y
entonces, cuando los españoles empiecen a ver que las cosas cambian de rumbo, seguramente esto irá
mejor, no solo en la macroeconomía sino también en la pequeña economía, en los bolsillos de los
españoles, en las reformas que anhelan no solo muchos de mis votantes, sino también de sus votantes
—seguro— y del Partido Socialista o de Podemos.
Por otra parte, quería dirigirme al Partido Socialista, al señor Hernando. Nosotros firmamos con
ustedes un acuerdo —lo he dicho aquí, lo repito y no dejaré de repetirlo—, un acuerdo bueno, un acuerdo
con 200 reformas ambiciosas, progresistas, de modernización de nuestro país. De aquel acuerdo hay 100
medidas que están firmadas entre Ciudadanos y el Partido Popular.
Creo que tenemos ahí una senda, un
espacio y, si somos capaces de sentarnos en una mesa, no diría ya olvidando las diferencias sino
cumpliendo en aquello que nos hemos puesto de acuerdo, esta legislatura puede ser fructífera. Usted lo
ha explicado bien: es el señor Rajoy el que tiene que adaptarse a este Parlamento y no este Parlamento
al señor Rajoy.
Es el Gobierno el que tiene que entender que esta Cámara tiene una mayoría diferente,
pero que le apoyará en aquello que cumpla con los diferentes grupos. Así que les pediría que se sumen a
esos acuerdos que ustedes —en ese caso, el señor Sánchez— y yo firmamos, el Grupo Parlamentario
Socialista y Ciudadanos, simplemente para llevar a cabo aquello a lo que ustedes se comprometieron.
Hay un espacio común para confluir al que desde el centro hemos traído a la vieja izquierda y a la vieja
derecha.
La tentación de mirar por el retrovisor va a estar ahí, va a ser segura. No soy nadie para dar consejos
pero, como quiero a mi país y creo que el Partido Socialista va a ser necesario para temas importantes,
los que vamos en moto ya sabemos lo que nos pasa si miramos mucho por el retrovisor, que cuando llega
la curva te estampas.
Mirar demasiado por el retrovisor por mucho que te hagan luces y por muy pesados
que estén los de atrás, no es la mejor solución para gobernar o para hacer leyes. Hay que hacer leyes por
consenso, hay que hacer leyes que perduren en el tiempo, hay que hacer reformas factibles. Y le pongo
un ejemplo donde ustedes sí estuvieron a la altura:
Podemos trajo aquí, para una reforma exprés de la
Constitución, una iniciativa para aprobar por lectura única una ley orgánica. Eso es un atropello a la
democracia, eso es lo que pretendían porque a lo mejor o no conocen o no les gusta el parlamentarismo.
Ustedes, en cambio, dijeron con nosotros: Queremos cambiar la Ley electoral, pero lo haremos en una
ponencia, de manera seria para que España vote con una nueva Ley electoral. A eso me refiero.
Les pido,
en la parte que nos toque, que trabajemos seriamente en esta tribuna, por favor, que no tiremos por el
populismo ni por los gritos ni por mirar por el retrovisor.
Quería decirle, además, que algunos de los puntos que nosotros hemos acordado son puntos que
yo reconozco que ustedes mismos y nosotros queríamos poner en marcha: un pacto contra la pobreza
infantil —habrá que ponerlo en marcha—, un complemento para los sueldos más bajos, frenar los
recortes en la dependencia, en sanidad o en educación; también el pacto educativo.
Hemos puesto en
marcha —queremos ponerlo en marcha— ese pacto educativo; de hecho, el señor Rajoy y el Partido
Popular han tenido que rectificar. ¿Por qué han rectificado? Básicamente porque no tienen mayoría
absoluta, porque a partir de ahora la educación tiene que ser un asunto de Estado, y un asunto de
Estado se debate entre todos. (Aplausos). Así que vamos a trabajar juntos en lo que estemos de
acuerdo.
Puedo buscar las diferencias con el Partido Socialista o con el Partido Popular y, de hecho, seguro que
se producen durante la legislatura, pero ¿no creen ustedes que, aunque sea más difícil, es mucho más útil
para los españoles buscar aquello que nos une? ¿No creen, de verdad, que en este momento político
quizá los españoles nos han dado una lección en las urnas y nos han dicho que no quieren mayorías
absolutas y que además nos obligan a entendernos?
Es que a lo mejor los españoles no se han equivocado
y nos han dado una lección a todos, a los viejos partidos, porque han perdido votos, y a los nuevos
partidos porque no hemos ganado las elecciones, aunque parezca que alguno las ha ganado. Por tanto,
es el momento de la humildad y de ceder porque, al final, ceder también es éxito cuando hay que buscar
consensos en un país.
A los señores de Podemos también les quiero pedir que nos aclaren cuál va a ser su papel, si van a
trabajar de verdad para sumar aquellos cambios que llevaban en su programa y que defendían sus
votantes o si se han olvidado ya de sus votantes y solo están obsesionados con el sorpasso y con destruir
al Partido Socialista.
Queremos saber si el Partido de Podemos se va a sumar a la reforma de la Ley
electoral, se va a sumar al pacto contra la corrupción, se va a sumar al pacto contra la pobreza pactado
con el Partido Popular, se va a sumar al complemento salarial a los sueldos más bajos y si se va a sumar
a una baja por paternidad y maternidad de veintiséis semanas.
Queremos saber si Podemos ha venido a
transformar y mejorar la vida de los españoles o simplemente ha venido a hacer lo peor de la vieja política
que es poner el codo, partidismo y pensar en los escaños. Eso es importante saberlo. Le tiendo la mano,
a pesar de todo, al señor Iglesias para que rectifiquen, porque al final estamos aquí para servir a los
españoles y yo sirvo exactamente igual y me paga exactamente igual un votante de Podemos que un votante de Ciudadanos.
Máximo respeto por los votantes; algunos están decepcionados al ver que
Podemos quizá no está trayendo esas reformas aquí, que no está apoyando el trabajo parlamentario y
sigue un poco en eso de la calle.
Quiero decirles, además, que cuando tiren la piedra no escondan la mano. Izquierda que está en
Unidos Podemos dice: Solo el pueblo salva el pueblo; desde Izquierda Unida nos sumamos a la
convocatoria. (El señor Rivera Díaz muestra un cartel.—Aplausos).
Señor Errejón, usted decía que no,
que no; usted igual no quiere, pero el señor Iglesias sí que se ha sumado. (El señor Errejón Galván hace
gestos negativos). Ustedes se han sumado, quizá no lo sabe, pero se han sumado. Igual no le han
contado las cosas en su partido. (Aplausos). Por tanto, no renieguen de los errores porque es un error
estar en el Congreso y rodearlo, además de que científicamente es muy complicado.
Ustedes son
diputados, ustedes cobran un sueldo por representar a los españoles como yo, exactamente igual, así que
yo les pediría que respetando el derecho de manifestación no rodeen las instituciones, no rodeen la
democracia. Ustedes están dentro, ¿cómo la van a rodear si están dentro de la democracia? ¡Participen
de la democracia! (Aplausos.—El señor Rivera Díaz muestra un cartel y lo lee). Unidos Podemos, ante
el golpe de la mafia, democracia. Golpe de Estado, dicen en su tuit.
Señor Iglesias y señor Errejón, ahí arriba hay tiros todavía en esa cúpula; ahí arriba, y eso sí que era
un golpe de Estado.
Aquí en esta tribuna había gente votando la investidura del señor Calvo-Sotelo y,
mientras, entraron unos golpistas de verdad y tiraron una docena de tiros. (Señalando a la cúpula). Allí
el señor Carrillo —del que usted ha dicho que se plegó a la oligarquía— se quedó sentado, donde está el
señor Madina exactamente.
Aquí estaban el señor Suárez y el señor Gutiérrez Mellado (Señalando a los
escaños del Gobierno), así que, señor Iglesias, golpe de Estado es lo que intentaron algunos en el
año 1981 en esta Cámara, que ha vivido cosas muy importantes, y ustedes en sus tuits y en sus
comparaciones hablan hoy de golpe de Estado.
Este no es un Gobierno de Ciudadanos, pero es un Gobierno legítimo, es un Gobierno democrático y
es un Gobierno de todos los españoles, a pesar de que no sea mi partido. (Prolongados aplausos).
Les
pediría simplemente respeto por lo que hemos sido, por lo que han hecho algunos valientes —no digo que
usted no sea tan valiente como Carrillo, pero como mínimo sería igual que usted, yo creo— y, desde
luego, respeto también por el futuro de este país. Esta es una gran nación y este es nuestro pasado, con
aciertos y con errores.
Los jóvenes diputados hemos nacido en democracia, pero ustedes hablan del
régimen de 1978. —Mire, yo soy del régimen de 1979 porque nací en 1979; supongo que no son ustedes
los únicos jóvenes aquí. Usted es mayor que yo, fíjese, y no vamos a hacer una competición de cuando
nos parió nuestra madre, porque es absurdo—.Ya sé que a ustedes les gustaría que alguna gente mayor
no votara. Eso es lo que decía la señora Bescansa: Si no votaran los mayores en España, el señor Iglesias
ya sería presidente del Gobierno.
Oiga, ¿qué está insinuando usted? ¿Qué están insinuando los
demócratas?, ¿que no tienen que votar? (Risas.—Aplausos).
Otra cuestión. Hablaba algún portavoz suyo de partido único; partido único es lo que hay en Corea del
Norte, en Cuba, pero aquí no hay un partido único; hay catorce en esta Cámara, catorce partidos.
Y ustedes
se permiten hablar del partido único, del golpe de Estado, del Gobierno ilegítimo. ¿Pero en qué mundo
viven? Esto es una democracia; tanto que estamos aquí catorce grupos discutiendo —por suerte no entra
nadie por la puerta, esperemos—. (Rumores).
Por tanto, a Podemos le pedimos también que se sumen
a las reformas, pero que respeten las reglas de juego porque ha costado mucho llegar hasta aquí, porque
algunos hemos trabajado duro para que el bipartidismo pase a ser un espacio más abierto y, ahora que
estamos intentando echar a los corruptos de los escaños y ahora que estamos intentando reformar las
cosas, llegan los supuestamente nuevos y no permiten que esto funcione.
No, nosotros vamos a cambiar
las cosas, vamos a hacer nueva política, pero política también de Estado, política pensando en los
españoles por encima de nuestros intereses.
Los grandes acuerdos de Estado necesitarán también grandes actitudes y respeto. El señor Rajoy
hablaba ayer de ello y yo le quería pedir justamente esto, que hagamos una mesa por el diálogo social,
porque hay que reformar nuestro mercado laboral.
Usted dice que va todo bien, pero me parece que
tener un 48% de paro juvenil o un 19% de paro no es para tirar cohetes. Además, hay que respetar las
sentencias europeas, por tanto, no vale el modelo de 93 % de contratos temporales y un 7% de contratos
fijos, no vale. Y eso es lo que ha pasado el último año y el penúltimo.
Nosotros proponemos una mesa
con sindicatos, con patronal, con los representantes principales de los partidos para que en pocos
meses tengamos un nuevo marco laboral, para acabar con el primer problema de España.
Pero, como
le decía, señor Rajoy —no lo digo por usted en este caso—, ¿alguien piensa que vamos a llegar a un acuerdo de reforma laboral en España para un nuevo marco si no cedemos todos un poco? ¿Alguien
piensa que seremos capaces de sentarnos patronal, sindicatos, partidos políticos? ¿Qué vamos a hacer
ahí? ¿Vamos a montar un show o vamos a hacer los Pactos de la Moncloa? —Por cierto, esta semana
se cumplen treinta y nueve años, si no me equivoco—.
Los Pactos de la Moncloa no eran un show, eran
un encuentro de diálogo social entre partidos políticos, patronal y sindicatos. Hay que escoger qué
queremos ser en un futuro, si un país serio, responsable y moderno, que además dialoga, o si queremos
hacer básicamente una política de ciencia ficción o de show permanente.
Eso es lo que queremos
hacer, un diálogo —en este caso— en el marco laboral. Señor Rajoy, le pido y le pediré cuando haya
Gobierno que nos sentemos a hablar precisamente de cómo encauzar ese diálogo social y esa reforma
del mercado laboral que no aguanta ya más parches y que es, sin duda, el problema principal de los
españoles.
Quería referirme desde esta tribuna a lo que sucede en mi tierra, en Cataluña, porque nos preocupa,
porque nos duele y porque también tenemos la esperanza de que la convivencia supere al enfrentamiento.
Entre los padres de la Constitución, en esta misma Cámara también, había dos catalanes, el señor Roca
Junyent y el señor Solé Tura. Dos catalanes de siete padres de la Constitución —si ustedes van a la sala
Constitucional ahí están sus cuadros, para quien se le olvide o quiera hacerlo olvidar—, dos catalanes
entre los siete padres fundadores de la Constitución española. Algunos catalanes no hemos renunciado a
ese papel, estamos orgullosos de ese papel y estamos aquí para reformar la Constitución española, para
mejorarla, no para destruirla.
Y yo me pregunto: ¿dónde esta ahora el catalanismo político que se sentó
con Suárez, como entonces Tarradellas? ¿Dónde están los hombres políticos de Estado que sabían estar
al lado en los temas importantes de país? ¿En el monte? ¿Dónde se han ido ustedes, a un referéndum de
independencia ilegal? ¿A enfrentar a los catalanes entre sí?
Yo, como catalán, también les digo que
nosotros queremos solucionar y arreglar los asuntos que preocupan a los catalanes. Vamos a proponer
—en el acuerdo está— en el primer mes un acuerdo para una nueva Ley de financiación autonómica.
(Aplausos). Y yo les pregunto a los grupos de la Cámara que defienden la independencia: ¿Van a estar
ustedes en la mesa o van a dejar la mesa con la silla vacía? ¿Están ustedes solo en el referéndum de
independencia o quieren mejorar los servicios públicos de los catalanes?
Segunda pregunta, si hacemos una mesa de trabajo como hemos acordado para reformar la
Constitución, ¿van a estar ustedes en la mesa o van a estar ustedes en la calle con banderas
independentistas para evitar que se reforme y se mejore la Constitución española? Y yo les pregunto:
cuando hagamos el debate sobre el plan de infraestructuras nacional, donde está incluido el corredor
mediterráneo, ¿van a estar ustedes en la mesa o ya no les interesa tanto el corredor mediterráneo?
Claro,
una cosa es decir y otra cosa es hacer. Nosotros vamos a liderar esas reformas de España que son
buenas para Cataluña, porque, además, estamos también encabezados por muchos catalanes en este
grupo: cuatro de los ocho miembros de la dirección de este grupo somos catalanes y queremos lo mejor
para nuestra tierra, y vamos a trabajar duro para evitar las trincheras ideológicas, los enfrentamientos;
pero vamos a reformar España, no a destruirla.
Vamos a trabajar juntos. (Continúa su discurso en
catalán.—Aplausos).
En este mismo hemiciclo también —como muchas otras cosas importantes que han pasado en la
historia de España— han sucedido cosas relevantes. En este hemiciclo, el 21 de junio de 1985, decidimos
los españoles, decidieron los diputados, que fuéramos parte de las comunidades europeas, de la
Comunidad Económica Europea que luego fue la Unión Europea.
Aquí se decidió que los españoles
pasáramos a tener pertenencia a una comunidad europea, y luego que tendríamos ciudadanía europea,
y luego que compartiríamos una moneda, un pasaporte. Aquí, en esta Cámara. Por eso, es importante
respetar esta Cámara, porque aquí han pasado cosas muy importantes, no para mirar al pasado, sino
para seguir haciendo cosas grandes en el futuro.
En esa crisis europea, tenemos que hablar, claro que sí, de los refugiados, de la crisis de refugiados
en Europa.
En el acuerdo con el Partido Popular también se incluye cumplir los compromisos con Europa
en materia de refugiados. Porque no hay que gritar, hay que hacer. No hay que decir, hay que firmar
acuerdos y llevarlos a cabo. Así que hablaremos también aquí, en esta Cámara, de la crisis que sufre
Europa; de la crisis tras el brexit y las oportunidades que sugieren para España. Hablaremos, en definitiva,
de los retos principales a nivel mundial.
Sí, Ciudadanos quiere que España siga en la OTAN; sí, Ciudadanos
quiere estar al lado de los países que defienden la lucha contra el terrorismo islámico. ¡Claro que sí!
Estamos al lado de los que defienden las libertades y la democracia. Decía el presidente canadiense,
Trudeau, el nuevo presidente de los liberales canadienses: nosotros venceremos al miedo y ganará la esperanza. Y decía también: venceremos al populismo trabajando duro —cosa que es muy aplicable en
España—.
Sí, trabajando duro venceremos al populismo y con esperanza venceremos al miedo. Porque
no hay que tener miedo a la democracia ni a un sistema parlamentario, hay que aprovechar la oportunidad
para que fluya la esperanza.
Tenemos un dilema, señores, en el mundo. Si queremos vieja política inmovilista, si queremos
populismo —como está pasando en Estados Unidos, que también tienen un Donald Trump— o si queremos
una tercera vía, una vía de modernización. (Aplausos).
Nosotros queremos modernizar España, ponernos
y compararnos con los mejores países de Europa. Ni queremos inmovilismo ni queremos populismo,
porque ambas cosas se demuestran malas para España.
Queremos, además, y me dirijo a todos los ciudadanos de Latinoamérica, a todos los latinos del
mundo, a los que viven en España y a los que viven fuera de España, que sepan que este es un país con
los brazos abiertos y que somos una comunidad de 500 millones de ciudadanos que compartimos cultura,
que compartimos a veces valores, que compartimos una lengua común y que compartimos un espacio de
futuro.
Así que también a los compatriotas de aquí, del otro lado del hemisferio del Atlántico —como decía
la Constitución de Cádiz—, queremos tender la mano, porque nos preocupa lo que pasa en Venezuela, lo
que pasa en Cuba o lo que pasa en Colombia. Queremos que salgan bien las cosas en aquel continente,
porque muchos de nuestros compatriotas fueron allí, porque muchos viven allí y porque muchos de ellos
han venido a vivir aquí. Nos importa lo que pasa en Latinoamérica. (Aplausos).
No obstante, en esta Cámara también ha habido fracasos recientes: el fracaso de la investidura del
señor Sánchez y del Partido Socialista, con el apoyo de Ciudadanos, y el fracaso de la primera investidura
del señor Rajoy, del presidente en funciones; y yo, en aquel momento, subí a esta tribuna y les pedí
perdón a algunos españoles, no a todos, vaya.
Hoy les doy las gracias, no les pido perdón. Les doy las
gracias por su paciencia, les doy las gracias porque los españoles, a pesar del bloqueo político han
seguido trabajando duro; han seguido levantándose cada mañana para trabajar; han seguido
soportándonos; han seguido creyendo en la democracia; han votado no una, sino dos veces.
Por lo tanto,
yo les quiero dar desde aquí las gracias a los españoles que han perseverado cada día buscando trabajo,
trabajando, montando una empresa o peleando para que no la cierren, cuidando a sus hijos, a sus nietos;
en definitiva, luchando cada día, porque los verdaderos protagonistas de la historia de España son los
españoles.
Nosotros no somos más que sus representantes, sus asalariados. Así que yo, desde esta
tribuna, quiero darles también las gracias a todos los españoles, hayan votado al partido que hayan
votado, porque creo que es importante hacerlo. (Aplausos).
Señorías, hoy ponemos fin a un año de bloqueo, pero también ponemos fin a treinta y cinco años de
bipartidismo.
Se abre una nueva etapa, una etapa que podemos catalogar de posbipartidismo, una
etapa nueva, desconocida, pero llena de oportunidades. Eso no es negativo, que no exista el bipartidismo
no quiere decir que no tenga que haber partidos ni que no tengamos que hablar entre nosotros, pero
cambia todo porque ya no hay mayoría absoluta, porque ya no vale el argumento de ser rojo o azul,
porque los matices ganan peso, porque lo que nos une gana sobre lo que nos divide.
Y eso es bueno
para España. El otro día hablaba con algunos embajadores, entre ellos el de Dinamarca, y me decía
que el año que viene se cumplen cien años sin mayoría absoluta en Dinamarca. ¡Cien años sin mayoría
absoluta! ¿Alguien piensa hoy que Dinamarca es un país peor que España o que otros países por no
tener mayoría absoluta? De hecho, nos saca los colores: 6% de paro, 8% de fracaso escolar y el país
con menos corrupción del mundo. ¡Bendito problema no tener mayoría absoluta si se corresponde con
un país próspero y justo!
Por tanto, sin idolatrar a un país u otro pero fijándose en los mejores países
de Europa, es bueno traer hoy aquí la pregunta que se hacía Luis Garicano, nuestro economista.
Tenemos que preguntarnos si queremos ser Dinamarca o Venezuela, si queremos ser un país avanzado
o un país con populismo. ¿Qué queremos en un futuro, parecernos a los mejores países de Europa o
copiar lo peor de algunos países del mundo?
Yo lo tengo claro, prefiero parecerme al sistema económico,
político y de servicios sociales de los países nórdicos o centroeuropeos, porque ahí es donde España
tiene que subirse al carro, ahí es donde tenemos que estar peleando por la victoria, no por bajar de
categoría. Yo creo que esta legislatura va a ser una legislatura de partido a partido —que diría el
entrenador del Atlético de Madrid—, pero no se equivoquen, en los temas importantes jugamos en
el mismo equipo: se llama España.
Por tanto, en los temas importantes vamos a jugar el partido en el
mismo equipo. (Aplausos).
Hace unos días, en los Premios Princesa de Asturias el rey don Felipe dijo una frase que suscribo y
que quiero traer a este debate. Dijo el rey: España debe alejarse del pesimismo, del desaliento y del desencuentro.
Debemos estar orgullosos de lo que somos y de lo que juntos hemos logrado. Suscribo esa
frase y estoy seguro de que muchas de sus señorías también la suscriben, porque, a pesar de todo, este
es un gran país, porque el pesimismo no puede derrotarnos, porque el optimismo es necesario y en este
momento es forzoso. Por eso, señorías, les pido que pongamos encima lo que nos une y lo que hemos
construido juntos, que no nos regocijemos en el pasado ni en la mayoría absoluta anterior.
Señor Rajoy,
eso ya pasó, se abre una etapa nueva y en esa etapa tenemos que buscar esos puntos comunes entre el
Parlamento y el Gobierno. Así que les invito, desde nuestra humilde pero importante posición en esta
legislatura, a que trabajemos juntos para recuperar el aliento que nunca deberíamos haber perdido.
Y
también le digo, señorías, que los españoles han hecho esfuerzos tremendos en esta crisis, lo he
reconocido antes, pero hay que seguir pensando en ellos. Si pensamos que todo va bien no seremos
capaces de entender lo que sucede en muchas familias españolas, en la sanidad, en la educación, en los
recortes, en los sueldos bajos, en la temporalidad; sus dificultades, en definitiva.
Señorías, este Parlamento tiene grandes retos, porque les he hablado de cosas que han pasado en
esta tribuna pero no he hablado de las cosas que van a pasar en esta tribuna en el futuro. En esta Cámara
quizá seamos capaces de aprobar una ley electoral con listas abiertas en la que los votos valgan igual.
Quizás desde esta tribuna seamos capaces de suprimir los aforamientos de una vez por todas.
Quizás
desde esta tribuna seamos capaces de reformar nuestra Constitución. Ya he mencionado antes a los
padres de la Constitución. No nos vamos a situar a su altura porque no lo estamos, de momento, pero si
tenemos que reformar nuestra Constitución se hará en esta Cámara y lo haremos entre todos. Señorías,
creo que pueden pasar cosas muy buenas para España si todos somos capaces de estar a la altura.
Para ir acabando, como ya les decía, en otros países llevan cien años sin mayoría absoluta y no es
que no haya pasado nada, es que todo ha ido bastante mejor que lo que ha pasado aquí. No tengamos
miedo al diálogo, no tengamos miedo al acuerdo, no tengamos miedo, en definitiva, a lo que han elegido
los españoles en las urnas.
Nosotros queremos abrir una nueva etapa política, pero esa nueva etapa
política no se entendería si les decimos a los españoles que no sabemos hablar entre nosotros. El otro día
me preguntaban unos periodistas en una rueda de prensa: ¿ha hablado usted con el señor Rajoy, ha
hablado usted con el señor Fernández o con el señor Hernando? Les contesté que había hablado con
ellos y que vamos a tener que hablar cada día.
Por lo tanto, quizás deje de ser noticia que los líderes
políticos o los portavoces hablen entre ellos, porque estamos obligados a entendernos, porque tendremos
que hablar cada día. Y lo haremos con los que quieran hablar: con los que quieran gritar será más
complicado, pero con los que quieran hablar, hablaremos.
Señorías, volviendo al inicio de este discurso, el presidente del Gobierno señor Suárez dijo en su día
que había que cambiar las cañerías sin cortar el agua. Creo que hoy tenemos otro reto —en una posición
más cómoda, desde luego, pero otro reto—, que es cambiar las cañerías sin cortar la esperanza y la
ilusión de cuarenta y siete millones de españoles.
Muchas gracias.
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