jueves, 17 de octubre de 2019

PLENO CORTES CLM 10 OCTUBRE DEBATE ECONOMÍA INTERVENCIÓN CONSEJERO

2. Debate General relativo a la evolución de la economía en Castilla-La Mancha, presentado por el Grupo Parlamentario Popular, expediente 10/DG-00009. 

SEÑOR PRESIDENTE DE LAS CORTES: Está constituido por el Debate General número 9, relativo a la evolución de la economía en Castilla-La Mancha, presentado por el Grupo Parlamentario Popular. De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 197.2 del Reglamento de la Cámara, procedemos al turno de los grupos parlamentarios, por tiempo de 15 minutos. El consejero pide la palabra en este momento. Por tanto, intervendrá en primer lugar el Gobierno, a través del consejero de Hacienda y Administraciones públicas. Tiene la palabra el señor consejero. 

SEÑOR CONSEJERO DE HACIENDA Y ADMINISTRACIONES PÚBLICAS (Don Juan Alfonso Ruiz Molina): Gracias, presidente.  Señorías, hace, creo que exactamente un año, el Grupo Popular ya planteó un debate relativo a la desaceleración del crecimiento económico en Castilla-La Mancha. Les advertí en aquel debate que hacían un flaco favor a los ciudadanos, si el objetivo del debate era presentar una situación catastrófica de la región. 

Al final fue lo que ustedes hicieron. Desde luego, pienso que hacen, insisto, un flaco favor a los ciudadanos y ciudadanas de esta región, teniendo en cuenta de que generan dudas a los empresarios que quieren invertir su dinero en esta región. Está claro que el motivo del debate es porque hemos entrado ya en precampaña electoral y ustedes piensan que con este tipo de debate pueden arañar algún voto al Partido Socialista. No aprenden de los errores cometidos. 

No les voy a decir que no continúen así, pero lo cierto es que, desde luego, si piensan ustedes que van a ser otra vez una alternativa seria al Partido Socialista, desde luego, no es el camino más adecuado. Lo digo a priori, porque pienso que volver a hablar de desaceleración económica en estos momentos o hablar de la situación económica de la región en estos momentos, cuando hace 15 días hablamos de ella, concretamente, o discutíamos sobre la bondad o maldad de las previsiones económicas que se contenían en el expediente por el cual se aprobaba el límite de gasto no financiero para el 2020, y seis días antes, concretamente el 20 de septiembre, yo ya también había hablado de este asunto en la Comisión de Economía y Presupuestos, al intervenir para hablar de la política general de mi consejería, pensé que el tema estaba suficientemente debatido. 

Hace 15 días les indiqué ya que estábamos ante un panorama de desaceleración económica global. Por lo tanto, si hablo de desaceleración económica global, lo estoy hablando también a nivel nacional, y, por supuesto, a nivel regional. Me reitero en insistir en que estamos en ese contexto de desaceleración económica. Es verdad que, en estos 15 días, desde que tuvimos el anterior debate ha habido novedades. 

En este sentido, resulta que las incertidumbres ya conocidas, como era la guerra comercial de Estados Unidos con China, la posibilidad de que haya un Brexit duro, las tensiones en Oriente Medio que pueden hacer crecer o elevar el precio del petróleo, la desaceleración en economías más avanzadas o incluso la inestabilidad política que estamos sufriendo en España, a todas esas incertidumbres se une ahora la guerra de aranceles de Estados Unidos con Europa y, desde luego, la decisión de Estados Unidos de aplicar aranceles al aceite, al vino, al queso y otros productos de España, lo que puede afectar de manera muy importante a nuestras exportaciones y a nuestro sector agroalimentario. 

En este sentido, nuestro presidente ya ha expresado su rechazo frontal a este anuncio del señor Trump, y ha impulsado, a través de la delegación española, una declaración conjunta del Comité de las Regiones, para solicitar a la Unión Europea un encauzamiento del diálogo con la Administración estadounidense y normalizar de esta manera las relaciones comerciales con Estados Unidos. 

Pues bien, a las mayores incertidumbres se ha unido también una revisión extraordinaria que ha realizado el Instituto Nacional de Estadística, rebajando dos décimas las tasas nacionales de crecimiento del producto interior bruto, en el periodo 2016 a 2018, que parece que van a ser los motivos que van a obligar al Gobierno de España a rebajar su previsión de crecimiento en el cuadro macroeconómico que tiene que enviar a Bruselas el próximo día 15. 

Pero es verdad que no es solo el Gobierno el que está teniendo en cuenta o debería tener en cuenta todas estas nuevas incertidumbres, sino que lo están haciendo también el resto de las instituciones públicas y privadas. 

Los diferentes servicios de estudios están actualizando a la baja todas las previsiones que habían realizado hace unas semanas. Concretamente hoy se publica, o ayer se publicaba, las últimas estimaciones de Funca. Lo cierto, y es innegable y hay coincidencia por todos, es que hay una desaceleración económica, que en ningún caso estamos hablando de depresión. Estamos hablando de desaceleración, que significa que la economía que venía creciendo a unas tasas cercanas al 3 %, lo va a ser a unas tasas inferiores. Pero sí que me gustaría recordar que el primero que habló de desaceleración económica fue el Gobierno del señor Rajoy en 2017. Claro, en esas fechas el Partido Popular consideraba que la situación económica era espléndida, un cuento de hadas.

No sé si el cuento de hadas era por la situación económica o por la amnistía fiscal que ustedes aprobaron, pero lo cierto es que fue el señor Rajoy el primero que empezó a hablar de desaceleración económica. En ese sentido, en el escenario macroeconómico que aprobó el Gobierno en julio del 2017, ya hablaba de que la economía crecería siempre en términos reales: un 3 % en 2017. A partir de ahí que experimentaría una ligera, -ligera, por denominarlo así- desaceleración para crecer el 2,6 en 2018; el 2,5 en 2019 y el 2,4 en el 2020. 

Por lo tanto, ya el señor Rajoy en julio, creo que he dicho julio de 2017, nos decía que se preveía una desaceleración de la economía. Pero no solamente lo dijo en julio del 2017, sino que, en abril del 2018, el informe de actualización del Plan de Estabilidad Presupuestaria rebajó aún más las expectativas de crecimiento de la economía para 2019 y 2020, dejándolas en un 2,4 y un 2,3, respectivamente. Ya no pudo hacer más previsiones el hombre, porque perdió la moción de censura en junio del 2018. 

El nuevo Gobierno presidido por Pedro Sánchez, mantuvo en julio del 2018, las previsiones anteriores que había realizado el señor Rajoy, pero aun así consideró que debía ser prudente y volvió a rebajar las previsiones para el 2020 y el 2021. Después, en el escenario macroeconómico correspondiente al ejercicio 2018-2019, que aprobó en octubre del 2018, que era una actualización del informe de julio, el gobierno socialista también volvió a rebajar las previsiones de crecimiento de la economía española en 2018 y en 2019, siendo coherentes además con las previsiones que se estaban haciendo por parte de los principales organismos nacionales e internacionales. 

Y ahí me quedé, en octubre del año pasado, porque era la información de la que disponía, en cuanto a previsiones económica realizadas por el Gobierno o por los Gobiernos anteriores a esa fecha. Pero sí que me gustaría, en este sentido, actualizar esa información que ya les relaté y les abrumó incluso en octubre del año pasado. En ese sentido es bueno que todos conozcamos cómo hemos ido evolucionando en cuanto a las previsiones de crecimiento de la economía. 

Previsiones, insisto, y utilizo el término de crecimiento, no de decrecimiento, sino de crecimiento, porque seguimos estimando que la economía va a crecer. Así, en enero del 2019, el Gobierno de España en el cuadro macroeconómico que acompañaba a los Presupuestos Generales del Estado para 2019, que no salieron adelante, mantuvo la previsión para el ejercicio de 2018 y volvió a reducir una décima las estimaciones para 2019, hasta situarlo en el 2,2 %. 

Cuatro meses después, en el escenario macroeconómico recogido en la actualización del Plan de Estabilidad, que fue aprobado en abril del 2019, el Gobierno, también, del señor Sánchez, mantuvo un crecimiento del 2,2 en 2019, pero una previsión de menor crecimiento para el 2020, 2021 y 2022, por debajo del 2 %; concretamente, el 1,9 % en 2020 y el 1,8 en el 2021 y 2022. 

Estos son todos los informes macroeconómicos elaborados por el Gobierno de España, en la primera fase por parte del señor Rajoy, por parte del Partido Popular, y en la segunda fase, por parte del Partido Socialista. En todos ellos hay una coincidencia, y es que han ido modificando las previsiones a la baja, coincidiendo con lo que coyunturalmente se consideraba que podía haber una moderación en el ritmo de actividad económica. Insisto, lo que los diputados y diputadas del Grupo Popular consideraban acertado en cuanto a las previsiones del señor Rajoy en su momento, pues ahora anuncian, no ya aquí, sino en los medios de comunicación, el apocalipsis en términos económicos. 

Creo que cuando hablamos de economía, hay que ser prudente. Ni tío Juanito ni tío Juanato, sino hay que tener un término medio. Hay que ser prudentes, en definitiva. Eso es precisamente lo que ha hecho este Gobierno, en cuanto a las previsiones económicas que hemos realizado para este y los futuros años, en los que hemos utilizado toda la información de la que disponíamos. 

Fundamentalmente, también nos hemos basado en el cuadro macroeconómico de abril del 2019, elaborado por el Gobierno de la nación. Desde luego, hemos analizado todas las tendencias de la economía regional en lo que se refiere a sus principales magnitudes, y que ponen de manifiesto que seguimos creciendo, que no estamos decreciendo, que seguimos creciendo; pero que ese crecimiento, insisto, va a ser ligeramente inferior al ritmo de crecimiento que hemos experimentado en los ejercicios positivos.

Digo que hemos tenido en cuenta al hacer nuestras previsiones, nuestro análisis económico, toda la información disponible y, desde luego, también la tendencia. Las tendencias es analizar cómo ha evolucionado la economía regional en los últimos cuatro años. Porque remontarnos a los cuatro anteriores, cuando gobernaba la señora Cospedal, rompía cualquier análisis econométrico. 

Hemos dicho, mejor olvidarnos de lo negativo y vamos a pensar en lo positivo, que es lo que creo que debemos hacer todos los grupos políticos y el Gobierno. Analizando las tendencias, he de decir que el comportamiento de la economía regional en los últimos cuatro años ha tenido un crecimiento medio del 3,3 %, que es superior al crecimiento medio experimentado por la economía nacional, que lo hizo en ese mismo periodo en el 3,1 %. 

Es decir, que hemos sido la tercera comunidad autónoma que más creció en la anterior legislatura, y desde luego que lo hicimos muy por encima del crecimiento medio. Si nos referimos al producto interior bruto a precios corrientes, Castilla-La Mancha en 2018 superó los 40.000 millones de euros. En términos absolutos, concretamente 41.926 millones de euros, cifra récord para la región, mejorando por primera vez los datos o los niveles de antes de la recesión. 

Si hablamos del PIB per cápita, llegó en 2018 a 20.645 euros. Por primera vez esta cifra superaba los 20.000 euros, y tuvimos una variación en términos de PIB per cápita del 4,2 %, un punto por encima de lo que lo hizo la renta media per cápita a nivel nacional. 

Además, en 2018 el peso en el PIB del sector industrial se situó prácticamente en el 20 %, tres puntos más que la media nacional, cumpliendo el objetivo fijado por la Unión Europea para 2020, de alcanzar el 20 %, de que el 20 % del PIB proceda del sector industrial. Para llegar a esa cifra, para llegar al 20 % del PIB regional, el sector industrial creció en la anterior legislatura un 16,4 %. Aunque aun así mayor fue el aumento de la agricultura, que lo hizo en un 30 % y la construcción un 22 %. 

Si nos referimos a otra magnitud, como pudiera ser la venta de viviendas, lleva en los últimos tres años encadenando datos positivos en Castilla-La Mancha, con un incremento medio del 18 %, que son 5 décimas más que el aumento en el conjunto de España. 

En los seis primeros meses de este año seguimos la misma tendencia, con un incremento del 9,6 % frente al 8,5 en el conjunto de España. En 2018, señorías, las exportaciones rozaron los 7.300 millones de euros en nuestra región, una cifra récord con un incremento del 30 % desde 2015. 

Si hablamos de turismo, en la pasada legislatura hubo casi cuatro millones más de pernoctaciones, siendo Castilla-La Mancha el tercer destino que más había crecido en España y el quinto en turismo rural. Si hablamos de confianza empresarial, según datos del Instituto Nacional de Estadística, Castilla-La Mancha es líder en España, con 11 puntos por encima de la media del país. 

Además, en un reciente estudio publicado por la consultora JP Morgan, en julio del 2019, correspondiente al primer semestre de 2000, de ese mismo ejercicio 2019, el índice de confianza del inversor castellanomanchego era el más alto de España. 

Finalmente, con datos que están saliendo todos los días, pero el último y más reciente, que es el índice de producción industrial en tanto a nivel nacional ha habido una reducción del 0,5 %, el de Castilla-La Mancha ha crecido un 3,9 %. Encadenamos cuatro meses consecutivos de evolución positiva de este indicador. Siento decir datos positivos para aquellos que abogan por el apocalipsis. 

Son índices sectoriales que justifican las tasas de crecimiento del PIB, que es el que engloba, el producto interior bruto, engloba todos y cada uno de los sectores. Desde luego, de esos datos que les acabo de comentar, debemos estar todos satisfechos, todos lo que representan o representamos a los ciudadanos, de que las cosas hayan ido medianamente bien. 

Desde luego, mucho más satisfecho está el Gobierno, porque ha contribuido a esos importantes o positivos resultados con la política económica, más concretamente con la política presupuestaria que ha venido desarrollando a lo largo de la legislatura y que también va a ser la que va a inspirar la política económica de los próximos cuatro años, con instrumentos -en los que no voy a entrar pero sí citar- como es el Plan Adelante, los planes de empleo y algo muy importante que es el diálogo social, el diálogo con los agentes económicos y sociales. 

Tres herramientas al servicio de la política económica que, insisto, durante los cuatro años son en parte, porque hay que ser humildes, los que han motivado que la economía regional haya ido en positivo. Prueba de ello son las más de 11.200 nuevas empresas que se han creado desde el 2015; que la inversión extranjera en Castilla-La Mancha haya crecido un 70 % en 2018; que la tasa de actividad emprendedora en Castilla-La Mancha ha crecido en los dos últimos años, un 7,2 %, un punto por encima del crecimiento medio nacional; que se hayan creado 99.700 puestos de trabajo, y que se haya reducido en un 40 % los hogares con todos sus miembros activos en paro. 

De esta forma, la tasa de paro, con los últimos datos de la encuesta de población activa correspondiente al segundo trimestre de 2019, bajó más de dos puntos y medio con respecto al último año, pasando del 19,1 al 16,4. Mientras que en la media nacional bajó poco más de un punto. 

Si comparamos la evolución en la anterior legislatura, la tasa de paro ha bajado 10 puntos, en tanto en cuanto, a diferencia de en el conjunto de España, que ha sido de 8,4 puntos. Incluso, en el último informe del BBVA sobre la situación de Castilla-La Mancha, en el año 2019, un informe de hace un mes, se indica que vamos a ser capaces en nuestra región, entre todos, de crear más de 44.000 puestos de trabajo, entre 2019 y 2020, reduciendo notablemente la tasa de paro. 

Pero también es verdad que nos advierte que, aun así, seguiremos estando ligeramente por encima de lo que es la media nacional. Si hablamos de pobreza, también yo creo que es un dato importante poner de manifiesto que la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social se ha reducido más de tres puntos en Castilla-La Mancha, un porcentaje también superior al de la media nacional, creo que medio punto más. En definitiva, insisto, señorías, son tendencias muy positivas de cuál ha sido el comportamiento de la economía regional en los últimos cuatro años. 

Y es en esa tendencia, más la información disponible en cada momento, en base al cual hacemos el análisis de la situación económica regional. Por eso les hablé en su momento, en su momento no, hace 15 días, de cuáles eran las previsiones que teníamos en ese momento, insisto, de crecimiento de la economía regional. Que decíamos que para el 2009 podría terminar en 2,3 %, y a partir de ahí decíamos, en el 2020 el 2 % y el 1,9 para el 2021 y 2022. 

Es decir, que estamos reconociendo, como no podía ser de otra manera, que la economía regional va a crecer, pero lo va a hacer a unas tasas inferiores a como lo venía haciendo anteriormente. Y son previsiones que tienen el aval, como también tuve ocasión de decir en el último Pleno, de la autoridad independiente de responsabilidad fiscal, que no solamente avala el resultado final, sino también el proceso en base al cual lo hemos realizado. 

Estoy hablando también de un informe del AIReF del mes pasado. Son incluso órganos independientes al Gobierno más optimistas que el propio Gobierno. El BBVA -no me voy a reiterar- prevé para nuestra región tasas de crecimiento aún más positiva, con un diferencial más positivo, respecto a lo que prevé para la economía nacional. Funcas también era más optimista que el propio Gobierno. 

Es verdad que ayer Funcas publicó sus nuevas previsiones, en el que establece o cree que la economía nacional, ya no la regional, la economía regional puede crecer el 1,9 en el 2019. Además, justifica esa bajada en sus previsiones como consecuencia de dos motivos: Uno, la revisión que ha hecho el Instituto Nacional de Estadística, para el periodo 2016-2018. Y ,desde luego, a la incertidumbre que existe tanto a nivel nacional como a nivel internacional. 

Pero es verdad lo que dice en este caso el director de Funcas, Carlos Ocaña, que en ningún caso estamos hablando de depresión, sino simplemente de desaceleración. Pero dirán ustedes, si todo va tan bien, cómo el Gobierno puede hacer previsiones en las que estima que las tasas de crecimiento van a ser inferiores a las que ya hemos tenido. También porque en ese afán de no hacernos trampas al solitario, sí que hemos analizado los datos coyunturales, ya no los estructurales que cierran el ejercicio. Hemos visto una ligera desaceleración en el consumo privado. 

Entre otras cosas porque se va terminando lo que se denomina por los economistas la demanda embalsada durante la crisis. Es decir, la gente que no consumía por miedo a quedarse en desempleo y que ha empezado a consumir cuando ha visto que la situación económica iba más en positivo. Por lo tanto, hay moderación en el dinamismo del consumo privado. 

La venta de vivienda, que acabo de decir que ha crecido enormemente a porcentajes muy superiores a lo que lo ha hecho la venta de viviendas a nivel nacional, también se nota una ligera moderación en cuanto a su
 crecimiento, como también ocurre con las exportaciones. Desde luego, las exportaciones que se empezaron a notar ya en el 2018, y en relación a las importaciones, porque se han empezado a notar en este propio ejercicio. Se ha hablado también muy bien de la llegada de viajeros a hoteles. También se nota una cierta moderación en las tasas de crecimiento de las pernoctaciones en este ejercicio 2019. 

Es decir, si quiero ser realista y si he hablado muy bien de los cuatro años anteriores, también tengo que reconocer que ese motor tan potente o el vehículo que ha ido tan deprisa durante estos ejercicios, ha bajado de velocidad o se prevé que baje de velocidad. Pero, en cualquier caso, el vehículo seguirá avanzando. Por eso es bueno reconocer que determinados índices están moderando su crecimiento con respecto a las importantes tasas que habían experimentado en los ejercicios anteriores. 

Es al Gobierno al que le interesa saber dónde estamos, porque así podemos definir la hoja de ruta. En este sentido, les puedo asegurar que sabemos dónde estamos y sabemos dónde queremos ir. Señorías, me ha parecido oportuno intervenir en primer lugar, antes de que empiecen sus señorías a debatir, para poner los puntos sobre las íes. En primer lugar, porque siempre, creo que me debo caracterizar por ello, y así lo digo, siempre que utilice datos de carácter económico lo haré con estadísticas oficiales y publicadas. 

Nunca me inventaré ningún dato. Todos los datos que les acabo de decir los pueden ustedes comprobar que son absolutamente ciertos. Otra cosa es la interpretación que les quieran dar. Por lo tanto, son datos ciertos. 

A mí me gustaría que el debate, en cualquier caso, se dedique a analizar, si quieren, la situación económica, en ningún caso a generar una imagen catastrofista de la región, que no se parece, por cierto, a la realidad porque de ese debate los únicos malparados vamos a ser los ciudadanos y ciudadanas de esta región, fundamentalmente por el miedo que pudiéramos generar a todo aquel que quiera invertir su dinero en esta región. Creo que es más importante hablar en positivo, más que caer en la demagogia electoralista. Eso es a lo que aspiro de sus señorías. Muchas gracias. (Aplausos).

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